Alto el fuego en Gaza tras 2.200 muertos y con poco espacio para el optimismo

26/8/2014 | Miguel Máiquez
Una ambulancia destruida por los bombardeos, en Shijaiyah, en la Franja de Gaza, el pasado 6 de agosto. Foto: Boris Niehaus / Wikimedia Commons

Después de 51 días de ataques, 2.200 muertos (2.141 palestinos, medio millar de ellos, menores, y 69 israelíes, casi todos militares) y un territorio arrasado, Israel y Hamás han acordado este martes en El Cairo, con la mediación de Egipto, un alto el fuego «permanente» y «completo» en Gaza.

Básicamente, el acuerdo supone que Israel aliviará un poco el bloqueo en la Franja, siempre y cuando haya un cese completo de «hostilidades» por parte de Hamás. Todo lo demás se ha dejado para posteriores negociaciones, que comenzarán, en principio, dentro de un mes. Se trata de un plan muy poco ambicioso, pero parece que podrá evitar, de momento, que sigan cayendo las bombas. Los problemas de fondo, en cualquier caso, siguen ahí, en un lugar no muy diferente a donde llevan estando décadas.

Si finalmente se logra llegar hasta las negociaciones, las exigencias que van a estar sobre la mesa no dejan mucho espacio para el optimismo: Israel pedirá la completa desmilitarización de la Franja (algo prácticamente imposible, teniendo en cuenta el número de milicias que actúan por su cuenta), y Hamás pedirá el final completo del bloqueo (incluyendo la posibilidad de poner en funcionamiento un puerto y un aeropuerto), la apertura total de la frontera con Egipto, ayudas económicas internacionales y, sobre todo, la liberación de prisioneros encerrados en cárceles israelíes. En el caso bastante probable de que ninguna de las dos partes ceda, la situación volverá a ser la existente antes de esta última ofensiva, es decir, una especie de frágil «calma a cambio de calma», en la que la más mínima chispa volverá a provocar el incendio.

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Una familia celebra en su coche destruido el alto el fuego, en las calles de Ciudad de Gaza. Foto: Majdi Fathi / NurPhoto / Getty Images

En concreto, y además del alto el fuego permanente, el acuerdo alcanzado este martes estipula la apertura de los pasos fronterizos entre Gaza e Israel, pero solo para que sea posible acelerar la introducción de ayuda humanitaria y del material necesario para la reconstrucción de la Franja. También se reabrirá el paso de Rafah hacia Egipto, una frontera que estará bajo el control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). El pacto señala asimismo que los pescadores palestinos podrán faenar en un radio de seis millas en torno a sus costas (tres millas más que en la actualidad), ampliable más a adelante a doce. Según una fuente oficial israelí citada sin identificar por la edición digital del diario Yediot Aharonot, el pacto no incluye la transferencia de fondos económicos a Hamás, uno de los puntos que habían hecho fracasar las negociaciones anteriores.

En cuanto a las (previsibles) valoraciones, Israel insiste en que ha conseguido asestar un «duro golpe» a Hamás, matando a «mil milicianos» y rebajando «al 30%» su arsenal, y Hamás celebra la «victoria de la resistencia» y el «fracaso» del ejército israelí.

Poco después de que se anunciara el acuerdo, miles de gazatíes salieron a las destruidas calles de la Franja para celebrar, con disparos al aire, lo que consideraban «una derrota» de Israel. Las escenas, incluyendo las perturbadoras imágenes de niños con armas, recordaban a las que pudieron verse en estas mismas calles tras el alto el fuego que puso fin a la última operación militar israelí contra la Franja, en noviembre de 2011.

El presidente de la ANP, Mahmud Abás, quien fue el encargado de anunciar el acuerdo desde Ramala, aseguró que la tarea más urgente ahora es reconstruir Gaza. La Franja, dijo, ha sufrido «un grado de destrucción más allá de la imaginación». «Durante estos 50 días hemos hecho todos los esfuerzos posibles para suministrar a nuestro pueblo lo que necesita, pero no es suficiente. La gente en Gaza necesita mucho más. Hace falta apoyo rápido para intentar curar la herida que se ha infligido… La cuestión ahora es: ¿Qué pasa a continuación? Gaza ha sufrido tres guerras, ¿estamos esperando otra más? No podemos seguir con negociaciones confusas», añadió.

Horas después, el propio Abás se mostró dispuesto a mover él mismo la siguiente ficha y propuso al liderazgo palestino un plan unilateral que contempla un calendario para la creación de un Estado de pleno derecho con ayuda de la comunidad internacional, y sin pasar por otro proceso negociador como el que fracasó el pasado 29 de abril. Según informaron fuentes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) citadas por El País, la propuesta de Abás plantea «poner fecha al fin de la ocupación», lo que conllevaría la creación de un Estado independiente palestino sobre las fronteras previas a 1967.

Ofir Akunis, viceministro en la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ya ha respondido que «ninguna nación renuncia a su patria nativa», que «Judea y Samaria [la denominación israelí para Cisjordania] son la cuna del pueblo judío», y que retirarse equivaldría a un «suicidio nacional».

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Dos niños sujetando armas, aparentemente descargadas, durante las celebraciones por el alto el fuego, en Ciudad de Gaza. Foto: Mohammed Abed / AFP / Getty Images

Lo cierto es que el acuerdo para el alto el fuego en Gaza ha agrietado más aún la coalición gobernante israelí, seriamente tocada ya desde antes de la ofensiva. Los ministros de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, y de Economía, Naftalí Bennett, ambos de la extrema derecha nacionalista, han mostrado, como era de esperar, su total oposición. Pero también Zahava Gal-On, dirigente del partido de izquierda Meretz, ha criticado al primer ministro y a su «irresponsable gobierno» por haber «puesto en bandeja» la victoria a Hamás: «El alto el fuego llega muy tarde y sus términos demuestran que la operación Margen protector es una derrota estratégica de Netanyahu, quien se metió en ella sin objetivos y ha terminado dándole ganancias a Hamás a costa de los habitantes del sur», dijo.

Y con respecto al propio Netanyahu, ésta no ha sido, desde luego, la guerra que él tenía en mente. Según un sondeo publicado este mismo martes, solo el 38% de los israelíes apoya ahora la política del primer ministro en Gaza. De acuerdo con diferentes encuestas realizadas durante la ofensiva, en cuatro días el apoyo a Netanyahu ha bajado un 17%; en tres semanas, un 25%; y desde que comenzó la operación Margen protector, un espectacular 44%.

El analista estadounidense M. J. Rosenberg, muy crítico con el Gobierno israelí, pero también defensor declarado de la legitimidad de Israel como «Estado judío», opina que la lectura de esta encuesta es que Hamás ha salido reforzada:

La razón por la que el apoyo a Netanyahu se ha hundido no es una repulsa pública por las muertes. De eso no hay prácticamente nada. La razón es que las muertes no están funcionando. Y todo lo que Netanyahu puede hacer es seguir matando, porque no hay estrategia. Y no la hay porque Netanyahu rechaza la solución obvia: acabar con la ocupación. Los israelíes se están despertando a la realidad de que el hecho de que Hamás siga contraatacando después de siete semanas significa que la seguridad de Israel no es más que una ilusión. Y eso es una victoria increíble para Hamás. […]

Hamás ha logrado lo que no ha conseguido ningún ejército árabe, ha destrozado la ilusión de que los israelíes pueden seguir de fiesta en Tel Aviv sin tener un solo pensamiento sobre la gente que está siendo machacada unos cuantos kilómetros más allá.

Para los habitantes de Gaza empieza ahora un durísimo y tristemente familiar camino de reconstrucción y duelo. Al espeluznante número de muertos y heridos durante estas semanas hay que sumar unos 400.000 desplazados internos, o el hecho de que muchos de los miles de menores heridos sufrirán discapacidades de por vida. Alrededor de 1.500 niños palestinos han quedado huérfanos, y, según cifras de UNICEF, cerca de 3.000 menores han tenido que ser asistidos psicológicamente.

«Celebramos la victoria, pero con un peso en el corazón», decía a la agencia AFP este martes Badir Mohamed, un joven palestino de 20 años: «No nos olvidamos de la sangre de los mártires, ni de los heridos, ni de los miles de desplazados».

Mucho tienen que cambiar las cosas para que haya esperanza en la cosecha que recogerán las generaciones futuras de esta siembra de destrucción.

(Un tuit de Farah Baker, la joven palestina de 16 años cuyos mensajes desde Gaza llegaron a convertirse en uno de los símbolos de esta guerra: «Esta chica no puede creerse que va a volver a su vida normal y pacífica. ¡Estoy tan feliz!»).


Más información y fuentes:
» Alto el fuego entre Israel y Hamas tras 50 días de guerra en Gaza (AFP)
» Gaza celebrates as long-term truce goes into effect (AFP)
» Gaza truce open-ended, but puts off tough issues (AP)
» Claves del alto el fuego en Gaza (AFP)
» Gaza ceasefire: Israel and Palestinians agree to halt weeks of fighting (The Guardian)
» El presidente Abbas plantea la creación unilateral de un Estado palestino (El País)
» Support for Netanyahu plunges, poll finds (Haaretz)
» Dos mil muertos para volver al punto de partida (Guerra eterna)
» El alto al fuego en Gaza es un parche mal cosido (World Wide Blog)
» Fotos de la celebración en las calles de Gaza (Reuters)
» Fotos de la destrucción causada en Gaza por los últimos ataques israelíes (Reuters)
» Cronología de la operación ‘Margen Protector’ (Efe, 20minutos.es)