El infierno de ser homosexual en Yemen y el valor de decirlo

22/6/2013 | Miguel Máiquez
Alaa Jarban. Foto: Blog de Alaa Jarban (ajyemen.wordpress.com)

Cuando, en 2011, comenzaron las protestas en Yemen contra el Gobierno de Ali Abdulah Saleh, el activista Alaa Jarban se convirtió en una de las voces preferidas por los medios de comunicación. Educado, elocuente, joven y fotogénico, Jarban, entonces un estudiante universitario de 21 años de edad, estuvo al frente de muchas manifestaciones y actos contra el régimen, y ayudaba a romper el estereotipo de Yemen como «territorio-Al Qaeda», una imagen que impera en buena parte de la audiencia, especialmente en la occidental. Dos años después, Alaa Jarban sigue luchando, pero esta vez en una batalla personal, y, en cierto sentido, mucho más amarga.

El mes pasado, Jarban decidió hacer frente a uno de los mayores tabúes de la sociedad en la que vive y declaró en su blog que es homosexual. Desde entonces, el joven yemení ha recibido tantos mensajes de odio y amenazas, que ha tenido que cerrar su página de Facebook. «Durante las manifestaciones nos cogíamos las manos, marchábamos y exigíamos juntos un cambio para Yemen; ahora estoy solo», dijo esta semana en Montreal, Canadá, hasta donde ha viajado para asistir a una conferencia sobre derechos humanos.

En su blog, Jarban alude al aislamiento y las dificultades que ha sufrido por haber tenido que atravesar su adolescencia y su primera juventud en una sociedad tan conservadora como la yemení, «tratando de vivir y actuar cada día de mi vida como una persona que no era realmente yo». Pero el objetivo principal de su texto no es, como él mismo explica, lamentarse, sino ofrecer su testimonio, dar ejemplo y reafirmar su identidad:

No hay nada en este planeta que te dé tanta fuerza para seguir adelante como el hecho de descubrir lo que consideras tu identidad, y la causa a la que perteneces. No ayuda en absoluto que, debido a tu identidad/orientación sexual, y de acuerdo con todas las normas legales y divinas del país donde vives, deberías estar muerto. Es un milagro, si es que los milagros existen, escribir estas palabras y seguir respirando, tanto para mí como para muchos otros […]. Y a veces parece que, si sigues vivo, es tan solo porque eres listo, tienes suerte, o eres un luchador.

En la cabecera del blog puede verse ahora, en grandes caracteres y rodeada de la bandera arco iris, la palabra queer (literalmente, «marica», en inglés, pero actualmente con un sentido más de autoafirmación que despectivo entre muchos miembros de la comunidad homosexual).

Jarban ha recibido también muestras de apoyo, pero los mensajes de hostilidad, especialmente en su propio país, han sido muy numerosos. Uno de sus excompañeros durante las protestas de 2011 escribe lo siguiente en un comentario a su entrada:

Me pones enfermo. No puedo creer que te estreché la mano un día. No puedo creer que estuvimos juntos en la misma plaza, en la misma revolución. Es por culpa de maricones como tú por lo que nuestra revolución no tuvo éxito. La gente como tú merece morir. Escupo sobre ti, perro.

«Me siento perdido. La gente me dice que debería quedarme en Canadá, donde estaría más seguro», indica Jarban, en declaraciones recogidas estos días por varios medios de comunicación canadienses.

En una entrevista concendida al periodista británico Brian Whitaker, especializado en el mundo árabe y autor del libro Unspeakable Love: Gay and Lesbian life in the Middle East, Jarban (quien se presenta en Twitter como «impresionante joven activista yemení revolucionario») comenta las reacciones que ha suscitado su decisión:

Ha sido bueno y malo. He recibido muchos mensajes de apoyo de mucha gente, sobre todo de mis amigos. Pero, al mismo tiempo, he recibido un montón de dicursos llenos de odio de personas a las que también consideraba amigas.

Ese comentario en mi blog fue uno de los que más me dolió, porque esa persona sabe cuánto significaba la revolución para mí. Yo fui uno de los primeros en protestar contra el régimen en la Universidad de Saná […] y me ofende que minusvalore mi relación con la revolución.

Ha habido también otros mensajes, correos electrónicos, gente que me ha borrado de sus cuentas de Facebook. Más o menos me lo esperaba. No ha sido una gran sorpresa, pero aún así, no es fácil convivir con ello.

Jarban habla también de su familia:

La verdad es que me fui de mi casa antes de hacerlo, porque sabía que no lo aceptarían ni lo tolerarían. Mis familiares más directos, mi madre y las hermanas con las que vivo, no van a hacerme daño. Asumo que, en el peor de los casos, renegarán de mí. Pero mis parientes en Abyan son muy religiosos, y no creo que su reacción vaya a ser tan pacífica.

Cuado publiqué la entrada ya me había ido de casa y estaba quedándome en casa de un amigo. No sé si la han leído o no. Mis hermanas probablemente sí, pero no estoy seguro acerca de mi madre. No hemos hablado desde entonces. No tenemos ninguna comunicación.

Tras la publicación de esta entrevista, Whitaker recibió una carta de otro joven yemení en la que se éste se identifica también como homosexual: «No hay palabras para describir lo devastador que es tener que guardar este secreto para siempre», dice.

El problema no es solo social. En Yemen, la homosexualidad es ilegal, y los castigos que recoge la legislación pueden ir desde la flagelación hasta la pena de muerte. De hecho, Yemen es uno de cinco países en todo el mundo que contemplan la pena capital por la práctica de relaciones sexuales consentidas entre personas adultas del mismo sexo. Las páginas web gays y lésbicas son bloqueadas por el Gobierno, y no existen lugares públicos o semipúblicos para gays o lesbianas.

No es, en cualquier caso, una excepción en la región. Una encuesta publicada a principios del presente mes de junio por el Centro PEW de Investigación revela que los países de Oriente Medio y el África Subsahariana son los menos tolerantes del mundo en lo que respecta a la homosexualidad. A la pregunta «¿Debería la sociedad aceptar la homosexualidad?», la mayoría de los encuestados en Israel, Líbano, Turquía, Egipto, Jordania, Túnez y los territorios palestinos responde «No». En Egipto, Jordania, Palestina y Túnez esta mayoría supera el 90%.


Más información y fuentes:
» On identity, sexuality, gender and other stuff (Alaa Jarban)
» Yemen youth leader faces another fight after coming out as gay (The Toronto Star)
» Gay Yemeni activist facing death threats seeks to stay in Canada (CBC)
» Coming Out in Yemen (Brian Whitaker, en Al Bab)
» Alaa Jarban: One of Yemen’s first openly gay men (BBC)
» Message from a gay Yemeni (Brian Whitaker, en Al Bab)
» Middle East moving backwards on gay rights? (Brian Whitaker, en Al Bab)
» Reflections on growing up gay in Yemen (The Toronto Star)
» Homosexualidad en Yemen (Wikipedia)
» Cinco países mantienen la pena de muerte para los homosexuales (El País)
» The Global Divide on Homosexuality (Pew Research Center)