El brutal ataque químico en Siria, supuesto, pero verosímil

22/8/2013 | Miguel Máiquez

La primera víctima de cualquier guerra, ya se sabe, es la verdad, y la guerra que está devastando Siria no es una excepción. En la propaganda de ambas partes abundan las exageraciones y, directamente, las mentiras descaradas. Y la consecuencia es que cuando nos informan de que ha sucedido algo terrible, ya no sabemos, como en el cuento de Pedro y el lobo, si creerlo o no. La imposibilidad de verificar los datos sobre el terreno de forma independiente hace que las crónicas periodísticas, casi siempre de segunda mano, se llenen de prudencia, cuando no de puro escepticismo. Sin embargo, cuando nos encontramos ante una denuncia tan grave como la conocida este miércoles, es mejor arriesgarse, contarla, y rectificar después si es necesario, que mirar para otro lado. Por muchas dudas que se tengan y con toda la cautela que haga falta.

La oposición siria ha acusado al régimen de Bashar al Asad de haber perpetrado el peor ataque con armas químicas de los últimos 25 años. La ofensiva habría dejado unos 1.300 muertos en el este de la capital, Damasco; concretamente, en el suburbio de Guta. Las imágenes facilitadas por los rebeldes (fotos y vídeos) son espantosas: decenas de cadáveres, muchos de ellos niños, pupilas dilatadas, convulsiones, espuma en la boca…

No da la impresión de que sea un montaje. Los testimonios son abundantes (médicos incluidos) y las imágenes parecen reales, aunque no hay manera de verificar, de momento, si realmente han sido filmadas donde y cuando aseguran los rebeldes. Expertos consultados por diversos medios de comunicación indican, en cualquier caso, que lo que se ve en ellas pueden ser, efectivamente, las consecuencias de un ataque químico con gas nervioso, tanto por los síntomas que presentan las víctimas vivas como por la ausencia de daños físicos externos (sangre, heridas) de los cadáveres. El ministro de Exteriores británico ha hablado de «escalada pavorosa» en el conflicto, y el Consejo de Seguridad de la ONU se ha reunido con carácter de urgencia, aunque sin abandonar su parálisis.

Las imágenes de los siguientes vídeos, publicados por la oposición siria, son muy duras. En el primero se muestra lo que parecen ser los primeros momentos tras el ataque; en el segundo, decenas de cadáveres. Más vídeos, aquí.

De confirmarse, este ataque químico sería el más grave desde que en 1988 Sadam Husein gaseó a miles de kurdos iraquíes en Halabja. Es, también, la peor denuncia desde el supuesto ataque del pasado 19 de marzo en Jan al Assal, donde murieron al menos 30 personas, y del que se culpan mutuamente el régimen y la oposición. La gravedad de la acusación ha devuelto por un día a Siria al primer plano informativo en Oriente Medio, por delante incluso de la noticia de la puesta en libertad de Hosni Mubarak en Egipto.

El Gobierno sirio ha reconocido que ha atacado el área (un bastión rebelde), pero niega tajantemente la utilización de armamento ilegal: «Los datos difundidos en canales de televisión como Al Yazira, Al Arabiya y Sky News, entre otras cadenas, que están implicadas en el derramamiento de sangre siria y en apoyar el terrorismo, son completamente sin fundamento», indicó la agencia oficial de noticias, Sana, añadiendo que el objetivo de la difusión de este tipo de noticias es «distraer a la misión de la ONU» que actualmente está en el país para investigar el supuesto uso de armas químicas.

Ciertamente, resulta extraño (y muy oportuno, desde el punto de vista de la oposición) que el régimen haya decidido lanzar un ataque químico de este calibre justo cuando los inspectores de Naciones Unidas se encuentran en el país, pero, a la vez, puede ser el mejor momento para culpar a los rebeldes de atacar a su propia gente con fines propagandísticos.

Aún así, y como escribe Inocencio Arias en El Mundo, «si los inspectores piden trasladarse a un barrio que está a pocos kilómetros del centro de la capital, ¿que tendrá que inventar el Gobierno para negarse? La negativa aumentaría las sospechas. ¿Se le ha podido ir la mano a un comandante local encolerizado por algún golpe de los rebeldes?». Para Brian Whitaker, sin embargo, el régimen sabe bien lo que se hace: «La ONU puede, por supuesto, pedir que los hechos de hoy sean incluidos [en la investigación de los inspectores], pero el régimen podría entonces alargar el debate hasta que fuese imposible encontrar algo».

Tampoco es probable que Asad estuviese muy preocupado por el resultado de la reunión del Consejo de Seguridad. Rusia, uno de sus principales aliados y país con derecho a veto en este organismo, empezó tachando de «bulo» el supuesto ataque: «Si de verdad fueron utilizadas armas químicas, eso parece más bien el estilo de los rebeldes», dijo el vicepresidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma, Leonid Kaláshnikov. Poco después, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Alexander Lukashevich, indicó que se debe hacer una investigación «justa y profesional», si bien agregó que «todo esto sugiere que una vez más se trata de una provocación planeada, como demuestra el hecho de que el acto criminal ha sido cometido cerca de Damasco, en el mismo momento en el que la misión de la ONU estaba trabajando en la investigación del supuesto uso de armas químicas allí».

Al final, como era de esperar, el Consejo de Seguridad ha sido incapaz de ponerse de acuerdo para pedir formalmente que se lleve a cabo una investigación. Aunque dijeron apoyar la determinación del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de pedir una investigación imparcial sobre lo ocurrido, los miembros del Consejo no lograron consensuar una resolución (ni tan siquiera una declaración presidencial) para pedirlo formalmente. Tampoco ordenará a los inspectores que están en Damasco que se acerquen a la zona del supuesto ataque químico, según la ONU, porque no está garantizada la seguridad; según informa Reuters citando fuentes diplomáticas, por la oposición de Rusia y China.

La presión, mientras tanto, vuelve a recaer ahora sobre los hombros de Barack Obama. Como recuerda Ramón Lobo en InfoLibre, «hace meses, el presidente de EE UU se tendió una trampa política a sí mismo cuando dijo que el uso de armas químicas era la línea roja que podría precipitar algún tipo de intervención. Desde entonces las denuncias de ataques químicos llevados a cabo por tropas de Al Asad se han multiplicado».

Según los servicios secretos occidentales, Siria dispone de unas mil toneladas de agentes químicos, sobre todo gases sarín, mostaza y VX. Se trata del mayor arsenal de Oriente Próximo.


Más información y fuentes:
» Hundreds reported killed in Syria gas attack (Al Jazeera)
» Cientos de niños y otros civiles muertos tras un ataque químico del ejército sirio, según la oposición (Periodismo Humano)
» Siria: denuncian cientos de muertos por un ataque con armas químicas (La Nación)
» Alí ‘el Químico’ en Siria (Ramón Lobo, en InfoLibre)
» Method in Assad’s madness? (Brian Whitaker, en Al Bab)
» Siria cruza la línea roja (Inocencio Arias, en El Mundo)
» Syria video ‘consistent with chemical attack’ (BBC)
» El régimen sirio niega supuesto ataque con armas químicas cerca de Damasco (Efe)
» U.N. Security Council says ‘clarity’ needed after alleged Syria attack (Reuters)
» Los inspectores de la ONU en Siria no investigarán el supuesto ataque químico (El País)
» Las claves sobre el uso de armas químicas en la guerra de Siria (El País)