Hasan Rohamí, en abril de 2013. Foto: Mojtaba Salimi / Wikimedia Commons
(Actualizado: 15/6/2013, 16.30 GMT)
El clérigo considerado moderado Hasan Rohaní logró este viernes la victoria en las elecciones presidenciales de Irán con el 50,68% de los votos, según ha anunciado finalmente este sábado el Ministerio del Interior iraní, tras un largo recuento. El resultado (18,6 millones de votos) deja a Rohaní a una gran distancia de sus dos rivales más cercanos, los ultraconservadores Mohamed Qalibaf y Said Yalilí, y supone una mayoría absoluta que, aunque muy ajustada, evita la celebración de una segunda vuelta.
Rohaní sustituirá así a Mahmud Ahmadineyad, quien ha ocupado el cargo durante dos mandatos consecutivos (ocho años), tras unos comicios marcados por la ausencia de candidatos verdaderamente opositores, y por el férreo control del régimen. Según las autoridades, la participación ha alcanzado el 72,7%.
Hasan Rohaní (de 64 años, nacido en Sorjé, un poblado de la provincia iraní de Semnán, y cuyo nombre es transcrito también como Rouhani, Ruhani o Rowhani), fue secretario del Consejo Superior de Seguridad Nacional entre 1989 y 2007 y es actualmente el representante del líder supremo (jefe del Estado), Alí Jamenei, en este mismo organismo.
Pese a la etiqueta que le colocan muchos medios occidentales, Rohaní no es exactamente un reformista. Su programa no incluye grandes cambios en la esencia del régimen, ni mucho menos un cuestionamiento del sistema. Por otra parte, sus manos estarán muy atadas por quien verdaderamente detenta el poder en Irán, el líder supremo.
Otra cosa es que un nuevo presidente de talante menos radical pueda contribuir a suavizar las tensas relaciones entre Irán y los países occidentales (particularmente, con Estados Unidos), o incluso influir en las posiciones de la cúpula dirigente, dejando espacio para una mayor libertad interna, como ya ocurrió durante el mandato del reformista Mohamed Jatamí (1997-2005).
Lo que sí parece haber logrado Rohaní es el apoyo de los representantes de esta corriente, aunque sea como último recurso tras haber quedado fuera de juego los dos principales candidatos opositores, Akbar Hashemí Rafsanyaní y Esfandiar Rahim Mashaí (a quienes el Consejo de Guardianes no ha permitido presentarse), después de la renuncia del otro candidato moderado Mohamed Reza Aref, y al estar bajo arresto domiciliario los dos principales líderes reformistas, Mir Husein Musaví y Mehdi Karrubí.
Rohaní tiene experiencia en lidiar con uno de los aspectos que más preocupan a Occidente, el programa nuclear iraní, ya que estuvo al frente del equipo que negoció con la troika formada por el Reino Unido, Francia y Alemania, en un periodo, entre 2003 y 2005, en el que Irán llegó a aceptar una suspensión temporal de las actividades de enriquecimiento de uranio. Dejó el puesto al ser elegido Ahmadineyad como presidente, en agosto de ese último año.
Celebración en la calle de la victoria de Rohaní
Único clérigo de los seis candidatos que se han presentado a estos comicios, Rohaní defiende la redacción de un código de derechos civiles, la creación de un Ministerio de la Mujer y también una política exterior que acabe con «el ambiente de confrontación con el mundo», ponga fin al creciente aislamiento de Irán y libere al país de las sanciones internacionales, informa Efe.
Íñigo Sáenz de Ugarte explicaba este viernes en su blog que el atractivo electoral de Rohaní «procede del hecho de que en su campaña ha lanzado mensajes discretos pero nítidos al sector de la población que, en especial en las grandes ciudades, apoyó a los candidatos reformistas en anteriores elecciones. Algunos datos anecdóticos, como la participación en las urnas en las zonas de Teherán de clase media alta, hacen pensar que una parte de ese electorado votará a Rohani como mal menor o por miedo a los candidatos más cercanos a Jamenei. El apoyo público de los expresidentes Jatamí y Rafsanyani también le habrá beneficiado».
Otro aspecto clave de su éxito electoral puede haber sido la división en las filas ultraconservadoras, corriente a la que pertenecían cuatro de los seis candidatos.
Cuando Rohaní anunció su candidatura, el pasado 11 de abril, identificó como principales problemas del país una inflación del 30%, la caída del valor del rial (la moneda iraní), el paro y el estancamiento de la economía, y anunció como objetivos «rescatar la economía y reavivar la ética y la interacción con el mundo». Posteriormente ha defendido su modelo económico como «libre, con justicia y basado en la religión».
Un antiguo embajador occidental en Irán que trató con Rohaní durante el Gobierno de Jatamí lo describió a la agencia Reuters como «accesible y no sin sentido», «más un servidor tranquilo, ortodoxo, eficiente y sencillo que una figura carismática o independiente».
Rohaní es considerado un líder pragmático y cercano al expresidente reformista moderado Rafsanyaní. Se le atribuyen buenas relaciones con el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, con quien colabora desde la época de la guerra con Irak, en la década de los 80. Otras fuentes, sin embargo, señalan que existe tensión entre ambos.
Con respecto al presidente saliente, Rohaní ha criticado abiertamente a Ahmadineyad en varias ocasiones, llegando a decir que su «comentarios descuidados y poco calculados» le han costado muy caro al país.
De acuerdo con un perfil publicado en la BBC, en 1999, durante unas manifestaciones estudiantiles en contra del cierre de un periódico reformista, Rohaní mantuvo una posición dura, y afirmó que aquellos que habían sido arrestados por sabotaje y por destruir propiedad privada se enfrentarían a la pena de muerte si eran declarados culpables.
Más recientemente, sin embargo, Rohaní se mostró más tolerante con las protestas que estallaron tras las polémicas elecciones de 2009, y criticó al Gobierno por reprimir el derecho de la gente a manifestarse de forma pacífica.
Finalmente, sobre el inicio de su carrera política, un extracto de la información recogida en Wikipedia:
Desde su etapa de joven seminarista, Hasán Rouhaní fue influido por los discursos del ayatolá Jomeini en su oposición a los proyectos modernizadores del shah Mohammad Reza Pahlevi en el año 1963, y como otros muchos religiosos comenzó entonces su militancia política. En 1965 comenzó a viajar por distintas ciudades de Irán haciendo discursos en contra de la monarquía, resultando detenido ya en su primer viaje como después en numerosas ocasiones, además de prohibírsele oficialmente predicar desde los almimbares, según sus propias memorias. En otoño de 1977, Rouhaní fue el primero en aplicar a Jomeini el título de «imam» en una prédica en la mezquita del bazar de Teherán, con ocasión de un homenaje al hijo del ayatolá, Mostafá Jomeini. Al perseguirlo tras ese discurso la SAVAK, Rouhaní huyó del país, aconsejado por los mulás revolucionarios Morteza Motahharí y Seyed Mohammad Beheshtí. Tras algo más de un año dedicado a la propaganda revolucionaria entre los estudiantes iraníes en Reino Unido y Francia, con el retorno triunfal de Jomeini a Irán, Rouhaní también regresó. Tras la caída de la dinastía Pahlaví, Rouhaní se dedicó a la tarea de organizar el ejército iraní y sus bases militares, en estado caótico.
El clérigo considerado moderado Hasan Rohaní logró este viernes la victoria en las elecciones presidenciales de Irán con el 50,68% de los votos, según ha anunciado finalmente este sábado el Ministerio del Interior iraní, tras un largo recuento. El resultado (18,6 millones de votos) deja a Rohaní a una gran distancia de sus dos rivales más cercanos, los ultraconservadores Mohamed Qalibaf y Said Yalilí, y supone una mayoría absoluta que, aunque muy ajustada, evita la celebración de una segunda vuelta. […]
Los candidatos a las elecciones presidenciales en Irán, de izquierda a derecha y de arriba a abajo: Hasan Rohaní, Mohamed Baqer Qalibaf, Alí Akbar Velayatí, Mohamed Gharazí, Mohsen Rezaí y Said Yalilí. Fotos: Wikimedia Commons
Irán celebra este viernes unas elecciones presidenciales importantes para el futuro del país, pero marcadas por el control del todopoderoso Consejo de Guardianes, por la ausencia de auténticos opositores al régimen y, de fondo, por el más que probable mantenimiento del polémico programa nuclear del país, pase lo que pase.
Tras la exclusión inicial de dos de los candidatos favoritos, y después de la retirada de dos más en estos últimos días, quedan un total de seis aspirantes al puesto que ocupa Mahmud Ahmadineyad desde que fuera elegido para un segundo mandato en las controvertidas y caóticas elecciones de hace cuatro años. Solo uno de ellos, Hasan Rohaní, puede considerarse medianamente reformista, o, más exactamente, moderado.
No es previsible que ninguno de los posibles vencedores vaya a modificar las líneas principales de la política exterior iraní, especialmente en asuntos que conciernen a Occidente, como el programa nuclear o el apoyo al régimen sirio de Bashar al Asad. En ambos casos, las decisiones últimas dependen directamente del líder supremo. Sobre el programa nuclear, el jefe del equipo negociador iraní y uno de los candidatos a las presidenciales, Said Yalilí, ya adelantó el mes pasado a la cadena Euronews que «los resultados de las elecciones no van a afectar a las actividades de enriquecimiento [de uranio]».
Otra cosa es que un nuevo presidente de talante menos radical pueda llegar a influir en las posiciones de la cúpula dirigente, como ya ocurrió durante el mandato del reformista Mohamed Jatamí (1997-2005). En cualquier caso, sí existen diferencias entre los aspirantes a la presidencia, entre los que aún no había un favorito claro al cierre de la campaña electoral, que pueden afectar al día a día de los iraníes.
Estas son algunas claves de los comicios:
Adiós a Ahmadineyad
Los iraníes están convocados para elegir en las urnas al que será el undécimo presidente de la República Islámica, en sustitución del actual, Mahmud Ahmadineyad. Ahmadineyad ha concluido su segundo mandato de cuatro años, y la Constitución iraní establece que el presidente no tiene derecho a presentarse a un tercero.
En el caso de que ningún candidato consiga más del 50% de los votos habrá una segunda vuelta, prevista, en principio, para el próximo 21 de junio, y en la que se volverán a enfrentar los dos candidatos que más votos hayan obtenido.
El cargo de presidente es el segundo más importante en la estructura política iraní, después del de líder supremo (jefe del Estado), puesto que ocupa desde 1989 el ayatolá Alí Jamenei.
Los Guardianes deciden
La elección se lleva a cabo por sufragio universal directo, pero, para poder presentarse, los candidatos tienen que pasar primero el visto bueno del Consejo de Guardianes, a través de un organismo formado por expertos en ley islámica y juristas especializados.
La ley establece que los candidatos deben ser «personalidades políticas y religiosas» de nacionalidad iraní, administradores experimentados, con buenos antecedentes, «dignos de confianza y virtuosos», y creyentes y comprometidos con los principios de la República Islámica y la confesión oficial del país (el islam chií).
Dos favoritos, fuera de juego
De las 686 candidaturas presentadas inicialmente, el Consejo de Guardianes, que no está obligado a explicar las razones de sus vetos, aprobó un total de ocho. Y entre los excluidos se encuentran dos de los candidatos que a priori estaban entre los favoritos: Akbar Hashemí Rafsanyaní, un reformista moderado que fue hombre de confianza del ayatolá Jomeini, que ha sido responsable en gran medida de la conformación política del aparato del Estado, y que ya ejerció la presidencia entre 1989 y 1997, y Esfandiar Rahim Mashaí, nacionalista conservador y liberal en cuestiones sociales, aliado político de Ahmadineyad y enfrentado a sectores clericales vinculados a Jamenei. Ambos, el primero desde el reformismo y el segundo desde el oficialismo, son vistos como los principales opositores a la línea del líder supremo.
Según explica Rana Rahimpour, del servicio en persa de la BBC, la descalificación de estos dos candidatos muestra que el líder supremo «ha optado por tener una elección tranquila, al convertirla en un partido amistoso entre conservadores y centristas».
Retiradas y consenso reformista
El primero en retirarse de los ocho candidatos admitidos fue el diputado Gholam Ali Hadad Adel, uno de los cinco aspirantes ultraconservadores islámicos a la presidencia. Un día después, este mismo martes (penúltimo día de campaña), anunció asimismo su renuncia el candidato reformista moderado Mohamed Reza Aref, quien explicó que abandonaba la campaña para dar más opciones al otro candidato de su corriente, Hasan Rohaní, y a petición del expresidente Jatamí, al que calificó de «líder reformista».
Los reformistas, que están centrando su estrategia en forzar una segunda vuelta entre Rohaní y uno de los cuatro candidatos ultraconservadores que quedan, esperaban también la renuncia en favor de Rohaní del tecnócrata Mohamed Gharazí, quien apuntó hace días que podría retirarse, aunque este miércoles su hijo lo negó.
Sin riesgos
Ninguno de los seis candidatos representa, de todos modos, una auténtica oposición que suponga una alternativa al régimen, situación que es interpretada como un intento por parte del Consejo de evitar que se repita el gran movimiento de protesta que estalló tras las elecciones de 2009 (la conocida como «revolución verde»).
No obstante, tanto Aref como Rohaní han llamado a acudir a las urnas a los seguidores de los reformistas, entre los que cunde el desencanto y el rechazo al Gobierno tras la crisis política y la represión que siguieron a los últimos comicios. Entonces, los reformistas denunciaron fraude y promovieron protestas multitudinarias que fueron reprimidas con el resultado de decenas de muertos y miles de heridos. Los dos líderes de esta corriente, Mir Husein Musaví y Mehdi Karrubí, fueron detenidos y en la actualidad permanecen bajo arresto domiciliario, prácticamente incomunicados.
Calificados de «sediciosos», los reformistas más avanzados han sido barridos de la contienda electoral y han pasado a promover el boicot a los comicios, mientras que el entorno de Ahmadineyad también ha sido marginado por el sector más religioso, y tachado de «desviacionista» del régimen islámico.
Los conservadores
Mientras, entre los cuatro candidatos considerados ultraconservadores y cercanos al líder supremo, las dudas sobre quién puede ser el ganador siguen sin despejarse.
Ali Akbar Velayatí, asesor del líder, parecía descartado, pero ha conseguido apoyos importantes entre influyentes clérigos chiíes. Otro de los mejor situados es Said Yalilí, el negociador nuclear de Irán, pero su candidatura solo la respaldan, principalmente, los grupos más radicales. Los otros dos, Mohamed Bagher Qalibaf (alcalde de Teheran) y Mohsen Rezaí (secretario del Consejo del Discernimiento) son más pragmáticos y pueden tener opciones si los electores se centran en temas como la economía o la gestión de los impuestos.
Quién es quién
Hasan Rohaní (64 años, moderado). Fue secretario del Consejo Superior de Seguridad Nacional entre 1989 y 2007 y es el actual representante del líder supremo en este mismo organismo. No es exactamente un reformista (su programa no incluye grandes cambios en la esencia del régimen), pero sí ha logrado el apoyo de los representantes de esta corriente, aunque sea como último recurso. Rohaní lideró el equipo iraní de negociación con la troika formada por el Reino Unido, Francia y Alemania en torno a los conflictos derivados del programa nuclear de Irán. Defiende la redacción de un código de derechos civiles, la creación de un Ministerio de la Mujer y también una política exterior que acabe con «el ambiente de confrontación con el mundo», ponga fin al creciente aislamiento de Irán y libere al país de las sanciones internacionales. Es el único clérigo de los seis candidatos.
Mohamed Gharazí (71 años, independiente). Ingeniero eléctrico de profesión, fue ministro de Correos y Telégrafos bajo la presidencia de Rafsanyani (entre 1985 y 1997) y, antes, ministro del Petróleo (entre 1981 y 1985). Puede lograr parte del voto reformista.
Mohamed Baqer Qalibaf (51 años, conservador). Es el alcalde de la capital, Teherán, desde 2005, y fue comandante de la Guardia Revolucionaria durante la guerra entre Irán e Irak. Doctor en geografía política, ejerció asimismo como comandante de los cuerpos de policía iraníes entre 2000 y 2005. En la asamblea del Foro Económico Mundial de 2008 en Davos (Suiza), Qalibaf afirmó que Irán no necesita armamento nuclear ni no convencional para su defensa, añadiendo que «según nuestra creencia islámica, ese tipo de cosas está prohibido». Qalibaf condenó el apoyo que mostraron a la primavera árabe y a la revolución egipcia los reformistas Musaví y Karrubí, a quienes ha calificado de «jefes de la sedición» y de «delincuentes». Ha criticado también a Ahmadineyad por su falta de tacto diplomático (al cuestionar el Holocausto, por ejemplo).
Mohsen Rezaí (58 años, conservador). Fue también comandante de la Guardia Revolucionaria durante la guerra Irán-Irak, y es actualmente secretario del Consejo de Discernimiento del Interés del Estado desde 1997. Formado en economía, Rezaí tiene como prioridades en su programa modernizar el sector agrícola para garantizar la seguridad alimentaria nacional, sustituir importaciones de Extremo Oriente, apoyar la industria, y cooperar más con el suroeste asiático. En noviembre de 2006, un juez argentino emitió una orden de arresto internacional contra él, otros seis iraníes y un libanés, en conexión con el atentado del 18 de julio de 1994 contra el centro cultural judío AMIA en Buenos Aires, que causó 85 muertos y 151 heridos. Las autoridades iraníes rechazan tajantemente la acusación.
Alí Akbar Velayatí (67 años, conservador). Fue ministro de Exteriores durante 16 años (con Jomeini, con el primer ministro Mir Hosein Musavi y con el presidente Rafsanyani, entre 1981 y 1997). Actualmente es consejero de política internacional del ayatolá Jamenei. Es la figura política de la República Islámica que más tiempo ha sido ministro, habiendo ejercido tanto durante casi toda la guerra Irán-Irak como durante el inicio del desarrollo de las relaciones con los países occidentales durante la presidencia de Rafsanyani. Tiene el apoyo de varias asociaciones de clérigos, pero le falta respaldo popular.
Said Yalilí (47 años, conservador). Candidato del partido Frente por la Firmeza de la República Islámica, es, desde 2007, el responsable de la diplomacia relativa al programa nuclear de Irán, un puesto en el que se ha mostrado inflexible, enarbolando insistentemente el derecho de Irán a desarrollar una «energía nuclear pacífica». Fue vicepresidente primero de Ahmadineyad desde 2009 y es considerado uno de los ‘duros’ de la política iraní. De fuertes convicciones religiosas, luchó en la guerra con Irak y es doctorado en Ciencias Políticas (publicó su tesis en 1994 bajo el título La política exterior del Profeta). Asesor del líder supremo y muy protegido por éste, se le considera el favorito del régimen.
El peso de las sanciones
En un país que sufre desde hace años el rigor de las sanciones impuestas por Occidente, a causa, fundamentalmente, del desarrollo de su programa nuclear, la gestión de la economía se ha convertido en un tema ineludible dentro del debate político nacional.
El régimen mantiene que las sanciones no están teniendo consecuencias graves, y es cierto que no puede hablarse de la gran escasez que, por ejemplo, padeció en este sentido el Irak de Sadam Huseín. Pero el veto financiero esta impidiendo que se realicen transferencias y operaciones bancarias entre Irán y otros países, y ello ha causado una falta de reservas de divisas fuertes (dólares, euros), que impide a Teherán importar muchas mercancías y productos que, en teoría, no están sujetos a sanciones, entre ellos, fármacos y equipos médicos. El régimen ha llegado a reconocer tambien una caída en sus ingresos por las vitales exportaciones de petróleo.
Boicot y desencanto
Otro factor clave en estas elecciones será la participación. Por un lado, los sectores más liberales han llamado al boicot; por otro, es probable que una parte importante de la población opte por la abstención, ante la falta de esperanzas de un cambio real, y tras la dramática experiencia de los últimos comicios.
Entre los más apáticos parecen encontrarse los jóvenes. Según explicaba un profesor universitario a la corresponsal de El País, «en las últimas elecciones, cuando preguntaba a mis alumnos, todos menos tres o cuatro iban a votar por [el líder opositor Mir-Hosein] Musaví. Ahora, solo tres o cuatro dicen que van a votar».
Bloqueo en Internet
Las autoridades iraníes han incrementado los obstáculos para el acceso a Internet en las últimas semanas, con más bloqueos, sobre todo, a las redes sociales, VPN y servicios proxy. Un experto iraní en Internet, que pidió no ser identificado, dijo a la agencia Efe que «los servicios secretos han tomado todo tipo de medidas para ralentizar el uso de Internet y evitar el acceso a cualquier página que consideran potencialmente peligrosa para la seguridad».
Un gran número de páginas web están bloqueadas en Irán, entre ellas las de muchos medios de comunicación extranjeros y también las de grupos sociales y políticos, tanto iraníes como de otros países e internacionales, que el Gobierno de Teherán considera hostiles.
También locales
En estos comicios está previsto elegir también a los miembros de los concejos municipales, así como a los representantes en la asamblea legislativa iraní de cuatro distritos electorales. A las elecciones locales, ensombrecidas por las presidenciales, se presentan un total de 285.000 candidatos.
La estructura de poder en Irán
Irán es un régimen teocrático cuya estructura de poder tiene cuatro pilares fundamentales:
Líder Supremo: Es la máxima autoridad política y religiosa. Controla también las fuerzas armadas.
Consejo de Guardianes: La institución más influyente. Está compuesto por doce miembros, la mitad de los cuales son designados directamente por el líder supremo. Revisa que las leyes no contradigan el espíritu de la revolución islámica.
Parlamento: El poder legislativo es ejercido por la Asamblea Consultiva Islámica. En la última elección (2012) ganaron los ultraconservadores, lo que acrecentó la influencia del líder supremo.
Guardia revolucionaria: Es el cuerpo armado que se encarga de mantener la seguridad interna y de preservar la revolución.
Con información de Efe, Reuters, Europa Press y Wikipedia Publicado originalmente en 20minutos
Irán celebra este viernes unas elecciones presidenciales importantes para el futuro del país, pero marcadas por el control del todopoderoso Consejo de Guardianes, por la ausencia de auténticos opositores al régimen y, de fondo, por el más que probable mantenimiento del polémico programa nuclear del país, pase lo que pase. Tras la exclusión inicial de dos de los candidatos favoritos, y después de la retirada de dos más en estos últimos días, quedan un total de seis aspirantes […]
Una selección de fotografías tomadas en Oriente Medio esta semana. Pincha en los enlaces de las localizaciones para ver las imágenes.
Jeba, Cisjordania (Palestina), 5/2/2013: Un niño atraviesa un túnel para poder llegar a su escuela sin tener que cruzar la carretera principal, donde varios menores han sido atropellados recientemente. Foto: Issam Rimawi / APA
Jerusalén Este, 5/2/2013: Un niño palestino llora junto a los restos de su casa, demolida por las autoridades israelíes, en el barrio de Beit Hanina. El Gobierno israelí alegó que el edificio había sido construido sin los necesarios permisos legales. La familia aseguró que había solicitado estos permisos y estaba esperando recibirlos. Foto: Bernat Armangué / AP
El Cairo, Egipto, 6/2/2012: Una mujer sostiene un cuchillo en una manifestación contra el acoso sexual y la violencia hacia las mujeres. Foto: Amr Abdallah Dalsh / Reuters
El Cairo, Egipto, 4/2/2013: Funeral por los activistas egipcios Amro Saad y Mohammed al Guindi, en la mezquita de Omar Makram, en la plaza Tahrir. Saad murió durante una protesta contra el Gobierno, mientras que Al Guindi desapareció el mes pasado. Foto: Gianluigi Guercia / AFP
Damasco, Siria, 7/2/2013: Un miembro del Ejército Libre Sirio pasa munición a través de un agujero en una vivienda del barrio de Harasta. Foto: Goran Tomasevic / Reuters
Alepo, Siria, 3/2/2013: Un joven lleva en brazos a una niña tras un bombardeo. El recrudecimiento de los combates en Siria está arrojando ya un saldo de más de un centenar de muertos al día. Foto: Thomas Rassloff / EPA
Alepo, Siria, 8/2/2013: Bomberos intentan apagar un incendio en una fábrica bombardeada, según los rebeldes, por fuerzas leales al presidente sirio, Bashar al Asad. Foto: Malek AlShemali / Reuters
Teherán, Irán, 7/2/2013: El líder supremo iraní, el ayatola Ali Jamenei, ante soldados de la fuerza aérea, en la capital del país. Después de una semana de mensajes diplomáticos ambiguos entre EE UU e Irán, Jamenei dejó claro finalmente que «a pesar de que hay personas ingenuas a las que les gusta la idea de negociar con Estados Unidos, dichas negociaciones no resolverán los problemas». Foto: Ayatollah Ali Khamenei Website / EPA
Teherán, Irán, 4/2/2013: El presidente iraní, Mahmud Ahmanideyad, con el mono que, según las autoridades iraníes, fue enviado al espacio la semana pasada. Ahmanideyad bromeó al asegurar que le gustaría ser el primer astronauta iraní. Foto: Arman Teimur / AFP
Karannah, Bahréin, 7/2/2013: Un grupo de mujeres sostiene una bandera nacional gigante durante una manifestacion contra el Gobierno. Foto: Mohammed Al Shaikh / AFP
Bagdad, Irak, 6/2/2013: Mohammed Abdel Rahman, junto a su familia, en su casa de un complejo de viviendas para desplazados, en el distrito de Zaafaraniyah, al sureste de la capital. Alrededor de 1,5 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares en Irak como consecuencia de la violencia sectaria. Foto: Hadi Mizban / AP
Hamedan, Yemen, 10/2/2013: Varios niños portan banderas yemeníes durante un acto del partido Islah, en vísperas de la celebración del segundo aniversario del inicio de las protestas contra el Gobierno del expresidente Ali Abdullah Saleh. Foto: Mohamed Al Sayaghi / Reuters
Tiro, Líbano, 5/2/2013: Uno de los vehículos que formaban el convoy en el que viajaba la embajadora de Estados Unidos en el Líbano, Maura Connelly, quedó atascado en el borde de una carretera cuyo firme se hundió, cerca de unas ruinas arqueológicas. Foto: Haidar Hawla / Reuters
Al-Tiwane, Cisjordania (Palestina), 9/2/2013: Un soldado israelí trata de desalojar a una mujer palestina después de que el Ejército israelí prohibiese el levantamiento de un campamento de protesta en la localidad, situada al sur de Hebrón. Los manifestantes pretendían denunciar la extensión de los asentamientos judíos ilegales en Cisjordania. Foto: Ammar Awad / Reuters
Assiut, Egipto, 6/2/2013: Varios clérigos esperan la llegada del papa de la Iglesia Copta, Tawadros II, al histórico monasterio de Al Muharraq. Foto: Khalil Hamra / AP
Bagdad, Irak, 7/2/2013: Una novia, en el coche de bodas. Foto: Patrick Baz / AFP
Catar, 6/2/2013: Un grupo de ciclistas, durante la cuarta etapa del Tour de Catar, con final en Al Khor Corniche. Foto: Bryn Lennon / Getty Images
Jerusalén, 4/2/2013: Un vendedor lee en un periódico en un mercado de la Ciudad Vieja. Foto: Baz Ratner / Reuters
Tel Aviv, Israel, 7/2/2013: La exposición multimedia e interactiva Van Gogh Alive (Van Gogh vivo), que ha llegado esta semana a Tel Aviv tras viajar por países como Turquía o Estados Unidos, explora el trabajo del pintor a través de más de 3.000 imágenes en pantallas gigantes, paredes y suelos. Los visitantes pueden admirar los cuadros con detalle microscópico. Foto: Uriel Sinai / Getty Images
Al Salmi, Kuwait, 7/2/2013: Un pastor conduce un rebaño de camellos en un área desértica al oeste de Ciudad de Kuwait, durante el festival de Cultura y Patrimonio Popular. Foto: Yasser Al Zayyat / AFP
Gaza, Palestina, 8/2/2013: Puesta de sol junto al Mediterráneo, en una playa de la Franja. Foto: Mohammed Saber / EPA
Un joven fue detenido este martes cerca de la mezquita de Al Hussein, en El Cairo, por intentar lanzarle un zapato al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, quien se encontraba de visita oficial en el país árabe para participar en la cumbre de la Organización para la Cooperación Islámica. Se trataba de la primera visita oficial de un presidente iraní a Egipto desde 1979. El momento fue captado en vídeo por la agencia estatal turca Anadolu.
Un joven fue detenido este martes cerca de la mezquita de Al Hussein, en El Cairo, por intentar lanzarle un zapato al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, quien se encontraba de visita oficial en el país árabe para participar en la… Leer
La Asamblea General de la ONU parece haberse convertido esta semana en una especie de versión del club de la comedia. Eso sí, con más corbatas y menos risas.
Primero fue Ahmadineyad (sin corbata). El presidente iraní, a quien parece que su lucha por el poder con el ayatolá Jamenei le tiene bastante desmejorado, estuvo el miércoles más comedido que otras veces, pero ello no le impidió mantenerse fiel a su tradicional tono conciliador, y denunciar «las amenazas continuas de los sionistas incivilizados». Durante aproximadamente media hora, Ahmadineyad clamó contra «el unilateralismo, la aplicación de dobles raseros y la imposición de guerras y ocupaciones por interés económico»; lamentó la «carrera armamentística» y la «intimidación» que ejercen las «potencias hegemónicas», y calificó la realidad mundial de «amarga». De Siria, sin embargo, no dijo ni una palabra. Un desliz.
Y este jueves le tocaba el turno a Netanyahu. A pesar de sus desinteresados esfuerzos por reconducir hacia buen puerto la política de la Casa Blanca (bombardeando Teherán, por ejemplo), Obama no ha querido recibirle. Semejante feo, sin embargo, no ha impedido que el primer ministro israelí (Bibi para los amigos, con corbata) sacase fuerzas de flaqueza y encontrase ánimo para explicarnos a todos cuándo hay que marcar las líneas rojas en lo referente a amenazas nucleares. Sin duda, sabe de lo que habla. No en vano su país guarda todo un arsenal (‘secreto’) de bombas atómicas. Y para demostrarlo, además de volver a comparar al régimen de Teherán con los nazis, se valió del sofisticado gráfico que aparece en la imagen superior: Una bomba marca ACME, o, para aquellos a quienes el Coyote y el Correcaminos les pillen lejos, una bomba tipo Mortadelo y Filemón. La escena, por supuesto, ya ha sido convenientemente parodiada y reparodiada. Un bombazo. Aquí, un par de ejemplos:
El caso es que es la segunda vez en apenas unos meses que el primer ministro israelí hace gala de sus dotes didácticas y humorísticas. Para la posteridad queda ya aquella frase sobre Irán que pronunció en marzo ante la AIPAC, el principal grupo de presión pro israelí de EE UU: «Si camina como un pato, si habla como un pato… es un pato. Este es un pato nuclear».
Para un análisis más serio, Íñigo Sáenz de Ugarte, en su blog:
[…] Hay que hacer un esfuerzo para tomarse en serio el gag. No tenía nada que ver con el público en la sala. A Netanyahu no le puede preocupar menos lo que opinen los dirigentes del planeta cuando ni siquiera oculta lo mucho que le molesta que el presidente de EE UU no haya decidido ponerse a sus órdenes.
El auditorio no estaba en realidad en el plenario de la Asamblea General, sino en los medios de comunicación norteamericanos y en su público. Con este gesto teatral y arriesgado, pretende poner en primera línea del debate una crisis a la que los norteamericanos –preocupados por su crisis económica y las elecciones– no parecen prestar la atención necesaria.
Y aquí, un gran ejercicio de cinismo constructivo, a modo de test: ¿Quién ha dicho estas frases, Netanyahu o Ahmadineyad?
Por último, un buen resumen del dibujante iraní Mana Neyestani.
La Asamblea General de la ONU parece haberse convertido esta semana en una especie de versión del club de la comedia. Eso sí, con más corbatas y menos risas. Primero fue Ahmadineyad (sin corbata). El presidente iraní, a quien parece… Leer
Una mujer habla con el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, tras subirse al coche del mandatario en Bandar Abbas, Irán. (Captura de vídeo)
La polémica visita del presidente iraní, Mahmud Ahmanideyad, a Abu Musa, una isla en aguas del Golfo Pérsico cuya soberanía reivindica uno de los siete miembros de la federación de los Emiratos Árabes Unidos, no solo se saldó con un incidente internacional (los EAU han retirado a su embajador de Teherán); también sirvió para que el mandatario se las viera cara a cara (literalmente) con las demandas de los ciudadanos de la región.
En el vídeo, grabado el pasado día 10 y hecho público ahora, puede verse cómo una joven se planta frente a la comitiva presidencial que recorría las calles de la ciudad costera de Bandar Abbas (la principal base de la marina de guerra iraní en el estrecho de Ormuz), y, tras un breve forcejeo con los guardaespaldas, logra subirse al coche de Ahmadineyad y sentarse frente a él.
No sabemos lo que le dijo, porque la conversación, que dura unos 20 segundos, no es audible en el vídeo. Lo que sí se escucha perfectamente son los insistentes gritos de otro ciudadano, antes del incidente: «Ahmadineyad, tengo hambre». Tras comunicar su mensaje al presidente, la mujer, aparentemente satisfecha, se baja del automóvil por la parte de atrás.
La polémica visita del presidente iraní, Mahmud Ahmanideyad, a Abu Musa, una isla en aguas del Golfo Pérsico cuya soberanía reivindica uno de los siete miembros de la federación de los Emiratos Árabes Unidos, no solo se saldó con un… Leer
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente de EE UU, Barack Obama, en la Casa Blanca. Foto: White House
• EE UU acabará cansándose de Israel. El columnista israelí Gideon Levy critica duramente la sumisión de la política exterior estadounidense a los intereses de Israel, a propósito de la reunión entre Obama y Netanyahu y de la presión israelí contra Irán: «Se está escribiendo un nuevo capítulo en la historia de las naciones. Nunca antes un país pequeño ha dado órdenes a una superpotencia, nunca antes ha sonado el cri cri de un grillo como si fuera un rugido, nunca antes el elefante ha parecido ser la hormiga, y viceversa. Ninguna provincia romana se atrevió a decirle a Julio César lo que tenía que hacer, como ninguna tribu osó intentar obligar a Gengis Kan a que obrase de acuerdo con sus intetereses tribales. En la reunión entre Barack Obama y Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca resulta difícil discernir cuál de los dos es el líder real del mundo».
• Por favor, que esto no sea un presagio. En otro (breve) comentario sobre la cumbre entre Obama y Netanyahu, Michael Collins, editor del Middle East Institute, deja claro, con ironía, que el diablo está en los detalles: «Al término de la reunión, el primer ministro Netanyahu regaló al presidente Obama una copia del Libro de Ester. Esperemos que solo sea por la proximidad de la fiesta de Purim, y no porque a lo largo de este libro son asesinados unos 75.000 persas…».
•Un pequeño cambio en la forma de mirar. El fotógrafo kurdo iraquí Jamal Penjweny pidió a sus compatriotas que saltasen frente a la cámara para su serie Iraq is Flying (Irak está volando). El resultado es un poco surrealista, pero también muy hermoso, lleno de fuerza, de vitalidad e incluso de esperanza. «No se trata de mostrar una cara más amable de Irak, sino de ofrecer un mensaje: la esperanza y la dignidad pueden sobrevivir en cualquier persona con independencia de las circunstancias», explica el autor, que trabajó como reportero gráfico en Bagdad para medios como National Geographic o The New York Times, entre 2005 y 2008. El reportaje, ilustrado con varias de las fotos de Penjweny, está escrito por Héctor Llanos Martínez.
• Israelíes: retrato de un pueblo en tensión. Harriet Sherwood, corresponsal de The Guardian en Jerusalén, publica en el dominical del diario un interesante reportaje con los perfiles de seis ciudadanos de Israel, representantes de otras tantas realidades de este país de 7,8 millones de habitantes: Una kibbutznik (habitante de un kibutz), un rabino ultraortodoxo, un inmigrante ucraniano, una colona, un palestino y un «hedonista» de Tel Aviv. Los seis cuentan su experiencia y opinan sobre los principales problemas a los que, en su opinión, se enfrenta la sociedad israelí, desde los palestinos hasta Irán, pasando por los indignados. No están todos los que son (se echa en falta, por ejemplo, a algún activista propalestino no árabe), pero son todos los que están.
•Siria se ha convertido en una cárcel. Al tiempo que el número de muertos por la represión en Siria sigue aumentando por decenas cada día, en una situación de práctica guerra civil, cada vez son más los que intentan buscar refugio en los países vecinos. Sin embargo, el número de civiles que han conseguido escapar no llega a los 30.000, una cifra relativamente pequeña, y la vigilancia a las familias de los oficiales impide que las deserciones desintegren el Ejército. Lo cuenta Enric González en un interesante reportaje sobre el terreno, con análisis y testimonios.
• El presunto dictador pierde las elecciones. Íñigo Sáenz de Ugarte, que acaba de publicar en formato electrónico el libro La estrategia del perro loco. Irán, Israel y la bomba nuclear, hace un interesante análisis sobre el resultado de las elecciones legislativas iraníes y el avance de los candidatos más conservadores, cercanos al líder espiritual del país, Alí Jamenei: «La derrota de Ahmadineyad, no muy sorprendente, deja claro lo que valen muchos de los análisis sobre Irán que aparecen en la prensa norteamericana que lo presentan como un dictador con capacidad para imponer decisiones sobre política exterior y defensa. La realidad es que Ahmadineyad es sólo un subalterno de Jamenei en estos asuntos, y eso incluye al programa nuclear».
• Vivimos con el temor a una masacre. La última crónica enviada por la periodista Marie Colvin desde Homs, en Siria. Colvin, estadounidense de origen y leyenda del periodismo británico, murió el pasado 22 de febrero en esta ciudad durante un bombardeo del ejército sirio en el que perdió también la vida el fotógrafo francés Rémi Ochlik.
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Ana Pastor ha logrado entrevistar en exclusiva para TVE al presidente iraní, Mahmud Ahmanideyad. Más allá de la polémica suscitada por la caída del velo de la periodista (no se lo volvió a colocar, pese a la evidente incomodidad del presidente), que puede resultar anecdótica, pero que revela también la condición de la mujer en este país, la entrevista fue un buen trabajo periodístico. Pastor hizo las preguntas que tenía que hacer, e insistió en ellas pese a las respuestas vagas y esquivas de Ahmadineyad. En el vídeo, un extracto.
Ana Pastor ha logrado entrevistar en exclusiva para TVE al presidente iraní, Mahmud Ahmanideyad. Más allá de la polémica suscitada por la caída del velo de la periodista (no se lo volvió a colocar, pese a la evidente incomodidad del… Leer
Para un analista del Kremlin, la situación de EE UU en 1968 debía de parecerse mucho al Irán que ven actualmente muchos analistas estadounidenses. Las grandes manifestaciones de protesta contra la guerra de Vietnam y los disturbios en la convención demócrata de Chicago pudieron llevar a algunos a la conclusión de que el largamente esperado colapso del capitalismo estaba al alcance de la mano. De hecho, algunos manifestantes llamaban a derrocar el sistema, otros eran explícitamente pro comunistas, y algunos lideres del gobierno mostraban a los manifestantes como una amenaza al sistema de vida americano. Pero si los analistas del Kremlin hubieran llegado a esas conclusiones, se habrían equivocado.
Y si hubiesen abogado por que la Unión Soviética realizara una política de confrontación directa con los Estados Unidos, sobre la base de que así se aceleraría su desaparición, habrían cometido un error.
Hoy en día, algunos piden a Estados Unidos que se abstenga de negociar con Irán, aduciendo que las recientes manifestaciones son un signo de que el sistema iraní se está desintegrando. Es mejor, señalan, aumentar la presión sobre un gobierno con problemas, cuyo pueblo se le ha vuelto en contra. El nuevo gobierno que, según parece, va a sustituir al actual, será mucho más flexible. También estos se equivocan.
Una reciente encuesta de WorldPublicOpinion.org –llevada a cabo en Irán por encuestadores nativos y en persa, con el fin de evitar cualquier posible control gubernamental– revela que una gran mayoría sigue apoyando el actual sistema iraní.
Por supuesto, existe la duda de si la gente responde con sinceridad en un entorno dictatorial donde las personas son encarceladas por protestar contra el gobierno. Pero podemos centrarnos sólo en aquellos que fueron lo suficientemente valientes como para decir que votaron por Mousavi, el candidato de la oposición, ya que, presumiblemente, éstos también fueron francos al responder las demás preguntas.
Lo que encontramos es que [las respuestas de] aquellos que apoyaron abiertamente a Mousavi son diferentes del resto. Contrariamente a los demás, una mayoría de los seguidores de Mousavi [opinan que] el gobierno no debería ejercer ningún control sobre la prensa (el 59%), y que las relaciones con Occidente se han deteriorado con Ahmadineyad (el 57%).
En comparación con el resto, los seguidores de Mousavi expresan mucho más la opinión de que las elecciones no fueron ni libres ni justas, no tienen confianza en los resultados electorales y creen que Ahmadineyad no es el presidente legítimo de Irán.
No obstante, una parte de los seguidores de Mousavi señalan lo contrario.
Y, lo que es más importante, expresan su apoyo al sistema iraní. El 53% creen que un grupo de sabios religiosos debería tener el derecho de revocar las leyes que consideren contrarias al Corán. Dos tercios indican que el gobierno de Teherán hace lo correcto, al menos, en la mayoría de las ocasiones, y la mayoría asegura confiar en el Consejo de Guardianes de la Revolución (el 55%) y en el presidente (el 62%).
Es más, si estas personas pudieran influir de forma poderosa en la política exterior iraní, ello no significaría un cambio en las relaciones entre Irán y Estados Unidos. Sólo el 35% dicen que confían en Obama, y la mayoría recela de los objetivos estadounidenses. Un 68% piensa que Estados Unidos es hostil al Islam. Y, como el resto de los encuestados, menos de la mitad se opone a los ataques contra tropas estadounidenses en Afganistán y el Golfo Pérsico.
Quizá lo más significativo es que sólo el 43% aseguran que estarían dispuestos a abandonar [el programa de] enriquecimiento de uranio a cambio de la retirada de las sanciones.
Esto no quiere decir que todo sean malas noticias. Tres cuartas partes de los seguidores de Mousavi, así como dos tercios del total de iraníes encuestados, sí que estarían dispuestos a detener el desarrollo de armas nucleares -ya sea paralizando el enriquecimiento [de uranio] o permitiendo inspecciones ilimitadas- a cambio de evitar las sanciones.
Del mismo modo, tres cuartas partes de los seguidores de Mousavi, al igual que dos tercios del total de los encuestados, apoyarían el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
Los datos no indican qué piensan que el gobierno iraní debería hacer o dejar de hacer en una negociación, pero nos dicen algo acerca del ambiente que existe en el Irán actual.
Tomada en su conjunto, la encuesta sugiere que una estrategia alternativa centrada en interrumpir las negociaciones, confiando en que el gobierno iraní esté profundamente debilitado por la disidencia interna, no sería mucho más prometedora de lo que lo habría sido una estrategia similar por parte de Moscú en 1968.
Por Steven Kull.- Para un analista del Kremlin, la situación de EE UU en 1968 debía de parecerse mucho al Irán que ven actualmente muchos analistas estadounidenses. Las grandes manifestaciones de protesta contra la guerra de Vietnam y los disturbios en la convención demócrata de Chicago pudieron llevar a algunos a la conclusión de que el largamente esperado colapso del capitalismo estaba al alcance de la mano. De hecho, algunos manifestantes llamaban a derrocar el sistema, […]