destrucción

Restos del arco de entrada al Templo de Bel, en Palmira (Siria), en marzo de 2016. Las ruinas del templo fueron destruidas por Estado Islámico en agosto de 2015. Foto: Jawad Shaar / Tasnim News Agency / Wikimedia Commons

El hundimiento de los regímenes políticos en el Próximo y Medio Oriente, tras la Guerra de Irak (2001–2003) y la Guerra de Siria después del fracaso de la primavera árabe en 2011, propició el surgimiento de movimientos políticos fuertemente ideologizados con una concepción religiosa radical como Estado Islámico (EI) o Daesh.

En los territorios que permanecieron bajo su control se llevaron a cabo una serie de acciones presentadas como la aplicación estricta de los principios islámicos, pero que, de hecho, suponían ataques contra la concepción occidental de la sociedad, como la destrucción de la biblioteca de Mosul y el saqueo de museos y yacimientos arqueológicos como Nimrud, Hatra, Dur Sharrukin (Khorsabad), incluyendo el palacio de Senaquerib, y especialmente el conjunto arqueológico de la ciudad de Palmira, considerada Patrimonio de la Humanidad (World Heritage Site) por la UNESCO desde 1980, donde fueron destruidos los templos de Bel y Baalshamin, el León de A–lat, el Arco monumental, la Torre de Elahbel y diversas secciones del castillo.

No se trata únicamente de una reafirmación ideológica, sino de la transmisión de un mensaje al mundo occidental que entiende los monumentos histórico-arqueológicos como elementos esenciales de un pasado cultural e ideológico común de la Humanidad. Esta moderna iconoclastia constituye un acto político y propagandístico, que llegó incluso a la decapitación pública del conservador del centro arqueológico, Khaled al–Asaad, acusado de apostasía e idolatría.

Las destrucciones realizadas por Estado islámico desde 2004 no constituyen una excepción, al sumarse, entre otros, al saqueo de los museos egipcios durante las revueltas políticas entre 2011 y 2013, o la voladura por los talibanes de los budas de Bamiyan, también patrimonio de la UNESCO, en 2001.

Borrar el pasado, herramienta de control

El trasfondo ideológico para dichas destrucciones no es únicamente la defensa del monoteísmo, sino una versión moderna de la Damnatio memoriae (condena y eliminación de la memoria) romana, un intento de borrar la existencia de una determinada estructura social y cultural en un territorio como sistema para negar el derecho a la existencia representado por los elementos icónicos de su pasado.

Destruir el pasado significa negar el presente y, especialmente, el futuro. Infamar los vestigios del pasado es también una herramienta político–social destinada a reafirmar la posesión de un territorio mediante la desaparición de los elementos tangibles de su historia. Es una forma de desarraigo.

La iconoclastia incluye, no obstante, problemáticas diferentes. En otros casos, la destrucción de los símbolos del pasado puede simbolizar una revisión de la propia historia, entendiendo que los cambios sociales contemporáneos deben aplicarse también a la construcción del discurso narrativo del pasado. Es el caso de las estatuas confederadas en Estados Unidos.

Beneficio económico y mercado clandestino

Las destrucciones de yacimientos arqueológicos por parte de Estado Islámico tienen también un claro componente de beneficio económico. El saqueo de los museos de Irak durante la invasión de 2003 propició la entrada en el circuito semiclandestino de antigüedades de un gran número de materiales arqueológicos, en parte perdidos definitivamente dentro de las redes ilegales del mercado negro de obras de arte.

Ese saqueo fue seguido por el intento de forzar una modificación de la legislación iraquí para permitir la exportación legal del patrimonio histórico–arqueológico. Con la justificación de preservar una herencia cultural común, se actualizaron las prácticas coloniales que supusieron la exportación del patrimonio arqueológico de Mesopotamia, el Próximo Oriente y Egipto entre finales del siglo XVIII y el siglo XX. Estas son las principales colecciones de los museos europeos y estadounidenses.

Estos materiales, junto a los procedentes de los territorios subsaharianos, asiáticos y oceánicos, se encuentran en muchos casos en litigio de devolución tras las reclamaciones de los países de procedencia. Los pleitos sólo en una pequeña parte culminan con el retorno de los mismos. Esto hace perdurar la fractura y el despojo del patrimonio en aplicación de principios neocoloniales derivados de una errónea, pero arraigada, idea de superioridad cultural.

Financiación de Daesh

El tráfico de antigüedades ha constituido durante años una de las principales fuentes de financiación de Daesh. Exporta el producto de sus expolios a través de las permeables fronteras de Turquía, Jordania y el Líbano con la complicidad activa y pasiva de las redes de tráfico de obras de arte y las autoridades políticas, responsables de la comercialización y del cierre de las fronteras.

Se trata de un tráfico que ha comportado un volumen tan elevado de exportaciones ilegales, realizado casi sin enmascaramiento, que forzó la resolución 2199 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de 15 de marzo de 2015 por la que se declaraba ilegal el comercio de obras de arte histórico–arqueológicas procedentes de Irak y Siria.

Relieve funerario de Palmira, antes y después de la guerra en Siria. Fotos: Gianfranco Gazzetti / Wikimedia Commons – Hamed Jafarnejad / Tasnim News Agency / Wikimedia Commons

Este intento por combatir el tráfico ilícito no tiene muchas posibilidades de servir, al depender fundamentalmente de la voluntad de dos grupos de gobiernos: aquellos que deben impedir el tránsito de los materiales procedentes del saqueo de museos y yacimientos por su territorio, y los que albergan puertos francos de depósito y «enfriamiento» de los materiales antes de que, una vez «blanqueados», pueden incorporarse al mercado clandestino del arte y, lo que es peor, en muchas ocasiones al comercio legal.

En concreto, la resolución de Naciones Unidas incluía: la condena a la destrucción de enclaves del patrimonio cultural de Irak y Siria, con especial mención a los edificios de carácter religioso; la prohibición de llevar a cabo cualquier tipo de tráfico de antigüedades con organizaciones como ISIL, ANF y Al Qaeda; la reafirmación de la ilegalidad del tráfico de obras de arte procedentes de Irak; y la declaración como ilegal del tráfico de obras de arte procedentes de Siria.

¿Hasta dónde llega el patrimonio?

En todo caso, las iniciativas de la ONU y la UNESCO se han demostrado ineficaces debido a la propia extensión de la idea de lo que es y significa el patrimonio histórico–arqueológico en muchos países, cuyos dirigentes llegan a considerar dicha destrucción como un problema menor dentro de las tensiones políticas, sociales y económicas que les afectan, mucho más profundas y acuciantes que la conservación de las obras de arte.

Posiblemente, entra en juego también una decisión calculada de minimizar la expansión de Estado Islámico dentro de una política de contención de daños que pasa por la colaboración encubierta. Como en cualquier transacción económica, existe la venta como resultado de una creciente demanda, pero no se actúa con la suficiente firmeza frente a las redes de tráfico ni tampoco ante los intermediarios en las transacciones ni los receptores de los materiales, dado que, con excepción de las piezas mejor conocidas y catalogadas, el mercado de materiales arqueológicos y de obras de arte se nutre del desconocimiento de la procedencia y del blanqueo a que son sometidos los objetos expoliados.

Dos décadas de destrucción y expolio

La problemática indicada no dispone de una solución a corto plazo pese a que haga ya más de dos décadas de su inicio. Cabe recordar que todavía en la actualidad, y después de tres cuartos de siglo del final de la Segunda Guerra Mundial, las consecuencias del saqueo de los tesoros artísticos europeos por la Alemania nazi continúan sin resolverse. Eso pese a la ingente labor realizada, incluyendo, en el caso de Francia, la creación y difusión de fondos documentales destinados a la identificación de los propietarios legítimos de obras que forman parte de las colecciones nacionales francesas y, en su caso, proceder a su devolución.

Si el citado es un caso difícil pero asumible dado que muchas de las piezas estaban catalogadas antes de 1939, en el caso de los bienes procedentes del saqueo contemporáneo de yacimientos arqueológicos realizados sin ningún tipo de registro técnico, el problema puede llegar a ser irresoluble.


Glòria Munilla Cabrillana es profesora agregada de Estudios de Artes y Humanidades y directora del Máster Interuniversitario del Mediterráneo Antiguo en la Universitat Oberta de Catalunya.


Publicado originalmente en The Conversation bajo licencia Creative Commons el 14/7/2021

El patrimonio artístico de Oriente Próximo está desapareciendo, y es casi imposible evitarlo

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Dos tomas aéreas de la zona de Atatra, en el norte de la Franja de Gaza, antes y después de los bombardeos israelíes. Fotos: UNITAR-ONU

La pesadilla de las bombas ha vuelto a Gaza tras el fracaso del último alto el fuego temporal. El miércoles, fuentes militares israelíes aseguraron haber realizado 60 ataques aéreos contra la Franja, en respuesta a más de 80 cohetes disparados por militantes palestinos. Al menos 20 personas han muerto desde la reanudación de los bombardeos.

En esta nueva fase, el ejército israelí parece estar centrándose en intentar eliminar a los líderes de las milicias armadas palestinas. En las últimas 24 horas ha matado a los tres comandantes de Hamás en el sur de Gaza y a al menos cuatro miembros notables de Yihad Islámica. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien no ha tenido ningún problema en comparar a Hamás con los asesinos yihadistas del grupo Estado Islámico («son ramas del mismo árbol», dijo), insiste en que la ofensiva «no ha terminado».

No es posible predecir cuánto más va a durar aún este horror, pero lo que es seguro es que Gaza hace mucho que sobrepasó el límite de lo humanamente soportable. Estas son las cifras del conflicto hasta ahora, de acuerdo con datos recogidos por la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU y por otras ONG desde que comenzó la ofensiva israelí, el pasado 8 de julio:

Víctimas

  • 2.030 palestinos muertos, de los cuales 1.434 son civiles. De estos, 244 son mujeres y 469 niños.
  • 66 israelíes muertos, de los cuales 64 son soldados y 2 civiles.
  • Unos 400.000 desplazados internos en Gaza. De ellos, alrededor de 65.000 son desplazados de larga duración que se encuentran refugiados en escuelas de la ONU.
  • Entre 1.000 y 3.000 menores palestinos heridos, muchos de los cuales sufrirán discapacidades de por vida.
  • Unos 6.000 niños palestinos que tienen a al menos uno de sus padres con una discapacidad de por vida.
  • Alrededor de 1.500 niños palestinos huérfanos.
  • Cerca de 3.000 menores asistidos psicológicamente por equipos internacionales, según datos de UNICEF, que calcula que aún sería necesario atender a unos 373.000 más. Los niños de la Franja, según dijo este jueves la jefa de la oficina de esta agencia de la ONU en Gaza, Priscilla Ironside, están «en estado de trauma».

Infraestructuras

  • Unas 103.000 personas tienen sus casas destruidas o severamente dañadas.
  • 216 escuelas en Gaza, de las cuales 141 son del Gobierno y 75 de la ONU, además de 4 jardines de infancia, han sido parcialmente dañadas por los bombardeos. Unas 25 han resultado severamente dañadas, por lo que no podrán usarse.
  • Dos escuelas israelíes han sido dañadas por cohetes lanzados desde Gaza.

Cohetes

  • Según el ministerio de Defensa Israelí, más de 3.700 cohetes han sido lanzados desde Gaza hacia Israel desde el 8 de julio.

Los siguientes mapas muestran claramente, si no la devastación humana, sí al menos toda esta destrucción física. Fueron publicadas hace un par de semanas por el Instituto de las Naciones Unidas para la Formación y la Investigación (UNITAR), y se basan en fotografías y datos obtenidos por satélite. Vienen acompañados de imágenes en las que se ven determinadas zonas de la Franja antes y después de los bombardeos. (Pinchar en los mapas para verlos grandes).

Daños en terrenos agrícolas en la Franja de Gaza. Mapa: UNITAR
Daños en Atatra, en el norte de la Franja de Gaza. Mapa: UNITAR
Daños en la zona de Jarara, Gaza. Mapa: UNITAR
Daños en Ciudad de Gaza. Mapa: UNITAR
Daños en Khuza’a y Al Qararra. Mapa: UNITAR
Daños en Rafah, Gaza. Mapa: UNITAR

Más información y fuentes:
» OCHA: Gaza crisis

» Impact of the 2014 Conflict in the Gaza Strip – UNOSAT Satellite Derived Geospatial Analysis (UNITAR)
» UNITAR: Maps of Gaza
» El conflicto palestino-israelí en Gaza, en cifras (Europa Press)
» Unicef reporta 469 niños muertos por los ataques israelíes en Gaza (Efe)
» Netanyahu afirma que la campaña en Gaza «no ha terminado» (BBC)
» Israel centra sus ataques en eliminar la cúpula militar de Hamás (El País)
» Graphics roundup: Gaza death and damage (Lisa Waananen Jones)

La destrucción de Gaza

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Alepo, Homs, Gaza, 2014. Fuente: Maryam Saleh.

Alepo, Homs, Gaza, 2014. Fuente: Maryam Saleh.

La casa de la familia Kware, en Gaza, tras un bombardeo israelí el 14 de julio. Foto: Muhammad Sabah / B’Tselem

Después de 18 días de bombardeos y combates que han causado más de 900 muertos, los castigados habitantes de Gaza han aprovechado este sábado la tregua (más bien pausa) humanitaria de 12 horas acordada con Israel para regresar a sus hogares, recoger algunos bienes esenciales (lo que queda de ellos) y, sobre todo, buscar a los que quedaron atrapados entre los escombros. Más de 80 cuerpos habían sido recuperados a última hora del día, pero se cree que hay más entre las ruinas de las edificios derruidos de la ciudad.

Junto a los gazatíes, los periodistas que siguen trabajando en la franja han podido acceder también a zonas a las que era demasiado peligroso entrar estos días. Lo que cuentan, y lo que muestran a través de sus fotografías, no es precisamente el resultado de «ataques selectivos»; es la destrucción total. Áreas enteras de Gaza, especialmente en el barrio de Shayahia y en Beit Hanun, han sido arrasadas por completo. Shayahia sufrió el domingo pasado una de las jornadas más sangrientas desde que comenzó la ofensiva israelí (un centenar de muertos). En Beit Hanun se encuentra la escuela-refugio de la ONU que fue atacada el jueves.


Fotos:
Shayahia, Gaza, este sábado. (Oliver Weiken / EPA)
Beit Hanun, Gaza. (Oliver Weiken / EPA)
Shayahia, Gaza, este sábado. (Kate Benyon-Tinker / BBC)
Beit Hanun, Gaza. (Oliver Weiken / EPA)
Shayahia, Gaza. (Mohammed Salem / Reuters)
Beit Hanun, Gaza. (Ana Alba)
Beit Hanun, Gaza. (Finbarr O’Reilly / Reuters)
Shayahia, Gaza. (Mohammed Salem / Reuters)


La pausa de 12 horas entró en vigor a las ocho de la mañana, tras una noche de intensos bombardeos, y después de que, horas antes, el Gabinete de Seguridad israelí hubiese alejado la posibilidad de un alto el fuego humanitario más duradero, al rechazar una propuesta de tregua presentada en El Cairo por el jefe de la diplomacia de EE UU, John Kerry, el ministro de Exteriores de Egipto, Sameh Shukri, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Hace dos días, Hamás se había mostrado favorable a un alto el fuego por razones humanitarias, pero siempre y cuando se aceptasen sus dos principales reivindicaciones: el fin del bloqueo económico y del asedio militar que Israel impone a la franja (unido a la apertura del paso de Rafah, que Egipto mantiene sellado desde hace un año), y la liberación de los palestinos presos capturados por Israel en las últimas semanas.

El Gobierno israelí exige, por su parte, que Hamás se desarme, algo que el líder del movimiento islamista, Jaled Meshal, ya ha dicho que no es posible mientras se trate de una condición unilateral.

El siguiente mapa, elaborado por la Oficina Para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, por sus siglas en inglés) muestra la situación en Gaza el pasado 23 de julio. La zona de exclusión (el área en la que es demasiado peligroso entrar, y donde se ha dado aviso de evacuación) ocupaba ya el 44% de la superficie total de la franja.


Actualización (19.15 h GMT):

El Gobierno israelí aceptó prolongar la tregua humanitaria en Gaza durante cuatro horas más, hasta la medianoche de este sábado, según informó la cadena de televisión local Canal 10. Las milicias palestinas en la franja, sin embargo, habrían rechazado esta prórroga, según indicó el portavoz de Hamás, Sami Abu Zuhri, quien insiste en que la tregua no es aceptable mientras las tropas israelíes continúen operando en Gaza- Durante el alto el fuego temporal de este sábado, Israel no detuvo los ataques contra los túneles de los milicianos. Por las informaciones que llegan desde Gaza, la tregua parece haber acabado:


Más información y fuentes:
» Israel y Hamás inician un alto el fuego humanitario de 12 horas en Gaza (Efe)
» Short Gaza truce takes hold; many bodies pulled from rubble (Reuters)
» Gazatíes buscan cádaveres bajo los escombros en barrios devastados por la ofensiva israelí (AFP)
» A Brief Cease-Fire Gives Gazans and Israelis a Chance to Take Stock (The New York Times)
» La ofensiva sobre Gaza deja más de mil muertos en 19 días (RTVE)
» Tierra quemada, tierra arrasada (Guerra Eterna)

Gaza, un doloroso respiro entre las ruinas

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Vista aérea de Homs. Foto: Shaam News Network / Facebook

Parece el decorado digital de una película apocalíptica, pero es real. Se trata de una espeluznante fotografía aérea del distrito de Jalidiya, en la ciudad siria de Homs, distribuida este lunes por la red de comunicación opositora Shaam News Network. Según informó el domingo por la noche la televisión estatal siria, el barrio, uno de los más grandes de la ciudad, ha sido recuperado por las tropas del régimen tras meses de encarnizados combates. La destrucción es absoluta; la presencia humana, inexistente. Los únicos signos de vida son unos cuantos matojos desperdigados entre las ruinas. Aquí puede verse la misma imagen, mucho más nítida, distribuida por la agencia AFP.

Después de más de un año de cerco y bombardeos casi diarios, el ejército sirio, apoyado por combatientes de la milicia libanesa Hizbulá, lanzó su ofensiva contra este bastión rebelde hace aproximadamente un mes. De confirmarse la caída, el régimen solo tendría por delante unos cuantos barrios rebeldes de la zona vieja de Homs, antes de recuperar por completo la «capital de la revolución», como llaman los militantes opositores a la tercera ciudad más grande de Siria.

Homs. Fuente: BBC

Entre tanto, y al igual que ocurrió durante la toma de Qusair, la intensificación de los combates tanto en Homs como en Alepo ha impedido durante estas últimas semanas a las agencias humanitarias distribuir asistencia y alimentos a los civiles atrapados en el fuego cruzado, según alertó el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU.

El objetivo del PMA era poder alimentar a tres millones de sirios en el interior del país durante el mes de julio, pero Naciones Unidas ya dijo hace unos días que la meta no se podría cumplir, y que, de hecho, la ayuda humanitaria iba a llegar a menos personas que en junio (2,4 millones, frente a los 2,5 millones del mes anterior).


Más fotos

Más información y fuentes:
» Syria army ‘retakes’ key Homs district of Khalidiya (BBC)
» El incremento de combates en Homs y Aleppo impiden la distribución de comida (Efe)

Homs: la imagen de la devastación total

Parece el decorado digital de una película apocalíptica, pero es real. Se trata de una espeluznante fotografía aérea del distrito de Jalidiya, en la ciudad siria de Homs, distribuida este lunes por la red de comunicación opositora Shaam News Network…. Leer