La idea, que probablemente tomó cuerpo entre los muros de la prisión iraquí de Bucca tras la invasión estadounidense de Irak, llevaba años fraguándose, pero su resolución duró apenas unos meses: después de una serie de ataques que comenzaron en enero de 2014, y en una auténtica guerra relámpago, los yihadistas fundamentalistas sunníes del conocido entonces como EIIL (Estado Islámico de Irak y el Levante, ISIS, por sus siglas en inglés) tomaron Mosul, se hicieron en unas semanas con el control de un extenso territorio en el norte de Irak, lo anexionaron a las zonas que dominaban ya en Siria, y, en un comunicado lleno de referencias a las viejas glorias del imperio musulmán, proclamaron un nuevo «califato» bajo el nombre de Estado Islámico (EI).
La fecha elegida para la proclamación, el 29 de junio, no podía ser más significativa: acababa de comenzar el mes sagrado del Ramadán. Días más tarde, el flamante líder del grupo, Abu Bakr al Bagdadi, autodesignado ahora califa y «príncipe de los creyentes», y el segundo terrorista más buscado en la lista del FBI, solo por detrás del sucesor de Bin Laden en Al Qaeda, llamaba a los musulmanes de todo el mundo a jurarle lealtad y a unirse a la lucha.
Un año, decenas de miles de muertos y tres millones de desplazados después, EI (a quien sus enemigos prefieren denominar por su acrónimo árabe Daesh, un término fonéticamente despectivo), no solo ha logrado sobrevivir a los ataques lanzados por una poco efectiva coalición internacional, por el régimen sirio y por las milicias kurdas, sino que, a pesar de las pérdidas sufridas recientemente, ha consolidado un territorio que abarca ya cerca de un tercio de Irak y alrededor de la mitad (si bien es cierto que con mucho desierto incluido) de Siria.
Sobre la base de un sólido colchón financiero, los yihadistas establecieron el centro iraquí de su «califato» en Mosul, capital de la provincia de Nínive, mientras que en Siria han logrado asegurar su principal bastión en Al Raqqa, al norte del país, tras arrebatársela al Frente al Nusra (filial de Al Qaeda) y otras facciones islamistas.
Su dominio se sustenta en cuatro ejes fundamentales: una interpretación radical, excluyente y visionaria de la religión como justificación teórica; el terror y la violencia como método coercitivo; la satisfacción de necesidades básicas para la población como elemento de cohesión social; y un efizaz aparato de propaganda que logra reclutar combatientes y simpatizantes en todo el mundo a través de mensajes, vídeos y foros, principalmente en las redes sociales de Internet.
Aniversario sangriento
El grupo, que opera ya como un auténtico Estado en las zonas que domina, se ha convertido además en la nueva marca de referencia del terrorismo yihadista internacional, coordinando ataques o poniendo en marcha e inspirando células durmientes o terroristas aislados (los llamados «lobos solitarios»), como demuestra la sangrienta oleada de ataques y atentados que marcaron este viernes la víspera del primer aniversario del «califato»: al menos 27 muertos en un atentado contra una mezquita chií en Kuwait, 37 turistas asesinados en un ataque en dos hoteles de Túnez, y un decapitado en una fábrica de la ciudad francesa de Lyon. El jueves, en una de las mayores matanzas perpetradas por los yihadistas en Siria hasta la fecha, los milicianos de EI acabaron con la vida de al menos 200 personas en un ataque a la ciudad fronteriza de Kobani, y durante combates con las fuerzas de la retaguardia kurda.
Según el último recuento realizado por la Misión de la ONU en Irak (UNAMI), entre junio y mayo de este año murieron más de 10.600 civiles por la violencia en este país. Y de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), tres millones de iraquíes se encuentran desplazados desde enero de 2014, cuando comenzó la ofensiva de Estado Islámico.
A caballo entre el fanatismo religioso y la violencia nihilista, con planteamientos ideológicos teocráticos heredados de Al Qaeda, y con una macabra imaginería grabada en vídeo (decapitaciones, ejecuciones en masa, destrucción de joyas del patrimonio histórico y cultural), Estado Islámico ha sabido aprovechar no solo la debilidad militar de sus oponentes (un ejército iraquí inoperante y en retirada, una Siria devastada por más de cuatro años de guerra civil, una comunidad internacional dividida y dependiente de múltiples intereses geoestratégicos), o el efecto contagioso del terror entre la población, sino también el resentimiento generado entre muchos sunníes por los abusos del anterior gobierno iraquí de la minoría chií, el enfrentamiento sectario entre chiíes y sunníes exacerbado durante estos últimos años en Irak y favorecido por la invasión de EE UU, y, como señala el periodista Enric González, «la mezcla tóxica de petrodólares y fundamentalismo que emana de la Península Arábiga y muy especialmente de Arabia Saudí».
Control territorial y capacidad de ataque
A pesar de que, según Estados Unidos, Estado Islámico habría perdido el control de entre 13.000 y 17.000 kilómetros cuadrados desde que instauró el «califato», el grupo sigue dominando actualmente unos 300.000 kilómetros cuadrados en el norte de Irak y en las provincias sirias de Homs, Al Raqqa, Deir al Zur, Al Hasaka, Hama, Alepo, Damasco y Rif Damasco.
No obstante, más importante que la extensión en sí del territorio (similar a la de Gran Bretaña, con una población de entre cuatro y cinco millones de personas) es la relevancia de sus últimas conquistas, especialmente las llevadas a cabo el pasado 17 de mayo, cuando EI se hizo con el control de Ramadi, la capital de la provincia iraquí de Ambar, y cuatro días después, cuando los yihadistas tomaron la histórica y monumental ciudad siria de Palmira, patrimonio de la humanidad y sede también de una de las más brutales prisiones del régimen de Bashar al Asad.
Ambas victorias han demostrado que EI posee ahora una capacidad de ataque que no tenía hace un año, y que le permite actuar simultáneamente en zonas separadas entre sí por cientos de kilómetros, combatiendo con éxito tanto al ejército iraquí como al sirio, incluso sin la ventaja del factor sorpresa con que tomaron Mosul en 2014.
Lo cierto es que la supervivencia del «califato» no parece amenazada a corto plazo, y que EI difícilmente va a poder ser derrotado mediante bombardeos y acciones puramente militares. Los más de 4.000 ataques aéreos lanzados hasta la fecha por la coalición internacional liderada por EE UU (comenzaron en agosto del año pasado en Irak y se extendieron a Siria en octubre) han matado, según Washington, a unos 10.000 combatientes yihadistas, pero EI no ha dejado de reclutar nuevos efectivos en todo este tiempo. Hasta ahora, el Ejército iraquí solo ha logrado recuperar Tikrit, y gracias al apoyo de las milicias chiíes proiraníes que lidera el general Qasem Soleimani.
20.000 combatientes
Estado Islámico cuenta con unos 200.000 combatientes (muchos de ellos exmiembros sunníes de la antigua Guardia Republicana de Sadam Husein) y una cifra de militantes extranjeros procedentes de un centenar de países que oscila, según las fuentes, entre 15.000 y 30.000.
Los yihadistas mantienen dos grandes frentes abiertos: en Siria combaten contra las tropas del presidente Bashar al Asad, grupos rebeldes de tendencia islamista, el Frente al Nusra y las milicias kurdas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y las Unidades de Protección del Pueblo kurdo sirio (YPG), quienes en ocasiones luchan en un frente común. En Irak, donde EI ha llegado a unos cien kilómetros de la capital, Bagdad, lucha contra grupos tribales, las milicias chiíes, las fuerzas gubernamentales y las fuerzas kurdas peshmerga.
Estos grupos están apoyados por la aviación de la coalición internacional que lidera EE UU y que, en Irak, está formada, además, por Australia, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Jordania, Holanda y el Reino Unido. En Siria participan también en la campaña otros países árabes, como Bahréin, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.
La última gran batalla se ha librado en la ciudad siria de Kobani, fronteriza con Turquía, donde este sábado la milicia a kurdo-siria YPG logró poner fin al violento asalto protagonizado desde la madrugada del jueves por Estado Islámico y neutralizar, tras más de dos días de intensos combates, los últimos focos de resistencia yihadistas. Kobani había sido recuperada por los kurdos el pasado mes de enero después de cuatro meses de asedio de Estado Islámico. Esta nueva ofensiva se ha saldado con más de 200 civiles muertos y cerca de 300 heridos.
Expansión internacional
Con el juramento de fidelidad realizado el pasado mes de marzo por el líder del grupo yihadista nigeriano Boko Haram, Abubakar Shekau, Estado Islámico amplió su influencia en esta zona de África (Boko Haram no opera únicamente en Nigeria, sino también en zonas de Chad, Níger y Camerún) y sumó entre 7.000 y 10.000 combatientes.
En el Magreb, y según informa Europa Press, Estado Islámico cuenta con la fidelidad de varios grupos presentes en tres países: Argelia, Libia y Egipto. En Argelia operan los Soldados del Califato en Argelia; en Egipto, los Soldados del Califato en la Tierra de Kinana y un grupo especialmente activo, Ansar Bait al Maqdis, los Seguidores de la Santa Casa, ahora conocido simplemente como Provincia del Sinaí, una de las 24 wilayas o provincias creadas por las autoridades de Estado Islámico. En Libia, un país convulsionado por un enfrentamiento civil entre los grupos armados que participaron en el derrocamiento de Muammar al Gadafi en 2011, se han creado tres provincias yihadistas: Fezán, Trípoli y Barqa, anunciadas en noviembre de 2014. Son los herederos de grupos como el Consejo de la Shura de Jóvenes Islámicos o los Leones de Libia.
Estado Islámico extiende también sus tentáculos en Afganistán, donde el Batallón Al Tawhid (término utilizado para referirse a la región de Áfganistán y Pakistán), Ansar al Tawhid en Tierras del Hind y la Provincia de Jorasán han proclamado su fidelidad. En Pakistán opera la Brigada Al Tawheed en Jorasan y el Movimiento Califato y Yihad, filiales declaradas de EI.
Por último, en Indonesia y Filipinas se han sometido a la autoridad del califa los Fieles del Califato en Filipinas y los Combatientes para la Libertad del Bangsamoro Islámico (BIFF, por sus siglas en inglés). En Indonesia han proclamado la baya (juramento de fidelidad) los Muyahidines del Timor Indonesio y Jamaah Ansharut Tauhid, los seguidores de Abu Bakr Bashir.
La mayoría de las wilayas declaradas hasta ahora corresponden a divisiones administrativas previas. Sin embargo, en muchas de ellas el grupo ni siquiera cuenta con presencia real. EI ha anunciado además su intención de conquistar o «liberar» países como España o la región del Cáucaso ruso de mayoría musulmana.
Otras organizaciones islamistas radicales no han proclamado la baya al califa, pero sí han declarado su simpatía y apoyo a su causa. Entre ellas están grupos menores como Al Attasam belKetab ua al Sunna (Sudán), el Consejo de la Shura de los Muyahidines en los Alrededores de Jerusalén (Palestina), Jamia Hafsa (Pakistán) o el Batallón Uqba bin Nafi (Túnez), pero también hay otros grupos más importantes.
Desde septiembre apoya a Estado Islámico el Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIU), un grupo fundado en 1998 con el objetivo de derrocar al presidente de Uzbekistán, Islam Karimov, e imponer la sharia (ley islámica) en el país. También ha llegado el apoyo a EI desde Filipinas, donde Abú Sayyaf pretende crear un estado musulmán en el oeste de Mindanao y el sur del archipiélago.
Los líderes
La mayoría de los actuales dirigentes de Estado Islámico son exoficiales iraquíes, incluyendo a numerosos antiguos miembros de sus comités de seguridad y estrategia militar, y todos ellos bajo el mando de Al Bagdadi. Éste, conocido también como califa Ibrahim, se mantiene en paradero desconocido, y apenas ha aparecido en público. Según algunas informaciones que no llegaron a ser confirmadas, Al Bagdadi habría resultado herido durante un bombardeo de la coalición internacional el pasado mes de marzo.
El otro personaje clave de Estado Islámico es el fallecido Haji Bakr, auténtico ideólogo del grupo, y que murió a principios de enero de 2014 durate un ataque de la Brigada de los Mártires de Siria en la ciudad de Tal Rifaat, en el norte de este país. Tras la muerte de Haji Bakr, el Consejo Militar de Estado Islámico pasó a estar dirigido por Abu Abdulrahman al Bilawi, a quién mataron las fuerzas de seguridad iraquíes en junio de ese mismo año. Le sucedió el coronel Abu Ayman al Iraqi, otro exoficial del ejercito de Sadam Husein.
El pasado 16 de mayo, la Casa Blanca informó de que fuerzas especiales de los Estados Unidos habían matado en Siria a Abu Sayyaf, otro de los líderes del grupo jihadista, implicado en las operaciones militares de EI y a cargo del comercio ilegal de petróleo y gas, así como de las operaciones financieras de la organización.
El dinero
Con unos recursos económicos calculados en alrededor de 2.000 millones de dólares, Estado Islamico es actualmente el grupo yihadista más rico. Sus principales vías de financiación son la venta ilegal del petróleo de las zonas capturadas en Irak (en torno a un millón de dólares al día); los rescates por los secuestros y el dinero obtenido por la extorsión a comerciantes; los peajes que cobran por circular y transportar mercancías en las carreteras de su territorio; el robo de bancos; y los miles de dólares que consiguen tras colocar de contrabando en el mercado negro piezas saqueadas de museos y lugares arqueológicos.
Estado Islámico también se financia mediante donaciones de particulares, la mayoría procedentes de grandes fortunas del Golfo, aunque, a diferencia de otros grupos yihadistas, esta fuente de ingresos no parece ser tan determinante, ya que constituiría tan solo el 5% del total.
La vida en el califato
Las imágenes de los métodos represivos de Estado Islámico son bien conocidas. Los yihadistas han grabado en vídeo y difundido fusilamientos, decapitaciones, degollamientos y lapidaciones, así como la quema de sus víctimas o su lanzamiento desde azoteas de altos edificios.
En el territorio que controlan se aplica la interpretación más radical de la ley islámica, con matrimonios forzados de mujeres, situaciones de esclavitud de minorías sometidas (especialmente, la de los yazidíes), ejecuciones rutinarias por delitos menores, entrenamiento militar de menores, expolio de bienes, castigos brutales…
Testigos citados por la agencia Efe esta misma semana narran cómo las mujeres no pueden salir a la calle sin un mehrem o tutor, que tiene que ser un varón de la familia, y vestidas con el niqab, el velo que tapa todo el cuerpo menos los ojos. En los hospitales, las mujeres no pueden ser atendidas por médicos hombres, y viceversa, y los yihadistas han impuesto su propio programa en los colegios y la educación obligatoria para los menores de 7 a 18 años.
«Exigen impuestos por todo: por la limpieza y vigilancia de las calles, a los comerciantes, por el agua, la electricidad y el teléfono. En mi familia pagamos unos 50 dólares al mes, más de lo que pagábamos al régimen», explica uno de estos testigos, un sirio que vive en el califato autoproclamado por los yihadistas. «Y el aumento de las tasas no se ha traducido en una mejoría de los servicios: en Deir al Zur hay zonas en las que la electricidad se corta dos horas, cinco e incluso el día entero», añade. A estos impuestos se suma el zakat, o limosna obligatoria, y en el caso de los campesinos la donación de una parte de su cosecha a los radicales. La situación es similar en la provincia de Al Raqqa, bastión principal de los extremistas en Siria, y donde «un fumador puede ser condenado a tres días de cárcel y a barrer las calles durante otros tres».
En Irak, tras un año bajo el control de Estado Islámico, la vida de los habitantes de Mosul, la tercera ciudad más grande del país, situada a unos 400 kilómetros al norte de Bagdad y donde viven cerca de 2 millones de personas, también ha cambiado radicalmente: coches de la «Policía Islámica» patrullan las calles, los detenidos son procesados en «cortes islámicas», en la frontera del área controlada por los insurgentes se cobran tasas de aduana, y guardianes de la moral religiosa vigilan los mercados locales para asegurarse de que las mujeres van vestidas «correctamente».
Un mes después de entrar en la ciudad, los militantes islamistas dieron un ultimátum a los cristianos que aún no habían huido, para que aceptasen la llamada dhimma, un contrato usado antiguamente que ofrece protección a los no musulmanes que viven en sociedades islámicas a cambio de que se conviertan al islam o de que paguen un impuesto especial. Según el comunicado leído por los islamistas, los cristianos que no aceptasen ninguna de estas dos opciones, «morirían».
El destrozo cultural
Junto a la represión de las poblaciones dominadas y a los cientos de miles de muertos y desplazados, el efecto devastador del avance de Estado Islámico se ha dejado también sentir en el valioso patrimonio histórico y cultural de la región.
Los yihadistas han dinamitado mezquitas y monumentos, saqueado museos, destrozado estatuas y acabado con piezas arqueológicas y artísticas de valor incalculable, incrementando más aún el expolio al que lleva años sometida toda la zona, debido a la guerra civil siria y a la situación de violencia constante en Irak.
El pasado día 23, el grupo comenzó a destruir mausoleos de la ciudad monumental siria de Palmira, patrimonio de la humanidad y una de las ruinas más espectaculares de la antigüedad grecorromana. Antes, los radicales de EI ya habían dañado gravemente las ruinas asirias de Nimrud (del siglo XIII a. C.) y de Hatra, también patrimonio de la humanidad; el Museo de la Civilización de la ciudad de Mosul y el yacimiento de Dur Sharrukin, capital asiria durante parte del reinado de Sargón II (722 – 705 a. C.).
Cronología
2004
Abril. Se anuncia la creación en Irak del «Grupo Monoteísmo y Yihad», coincidiendo con el establecimiento de Al Qaeda en el país y a iniciativa del terrorista jordano Abu Musab al Zarqaui. Durante meses el grupo se atribuye múltiples atentados en Bagdad.
24 de octubre. El grupo pasa a llamarse «Seguidores de Al-Qaida y la Guerra Santa en Mesopotamia».
2006
Enero. La organización se coaliga con otros grupos de Muyahidín y pasa a denominarse Estado Islámico de Irak.
15 de octubre. El grupo anuncia la creación en parte de Irak de un «estado islámico» que incluye zonas de Bagdad, y las provincias de Al Anbar, al oeste de la capital; Diyala, Salahedin y Ninive situadas al norte de Bagdad, todas ellas de mayoría suní.
Noviembre. Abu Omar al Bagdadi asume el mando tras la muerte meses antes en un bombardeo aéreo estadounidense de Al Zarqaui.
2010
16 de mayo. El grupo anuncia que su nuevo jefe es Abu Bakr al Bagdadi, tras la muerte el 18 de abril de Abu Omar al Bagdadi.
2012
22 de noviembre. El reportero estadounidense James Foley es secuestrado en Siria a manos del grupo.
2013
Abril. El grupo añade a su nombre «y Levante», con lo que pasa a denominarse Estado Islámico de Irak y del Levante (ISIL) coincidiendo con su operaciones en Siria que libra un conflicto civil, y con el envío de yihadistas. Abu Bakr al Bagdadi afirma que el extremista Frente Al Nusra, que combate contra el régimen sirio, es su filial en Siria. El Frente al Nusra, sin embargo, afirma que es leal a Al Qaeda pero que no depende de, ni forma un único grupo con, su rama iraquí, el Estado Islámico de Irak.
Noviembre. El líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, designa al Frente al Nusra como la única «filial de Al Qaeda en Siria, dependiente de la Comandancia Central», y delimita la actividad del ISIL a Irak.
2014
Enero. Varias facciones rebeldes, en su mayoría islamistas, lanzan una ofensiva para expulsar del territorio sirio al ISIL.
10 de junio. El ISIL se apodera de la ciudad iraquí de Mosul, saquea sus bancos hasta conseguir 450 millones de dólares en moneda iraquí, si bien las autoridades de la región autónoma del Kurdistán elevan el dinero robado a 1.000 millones.
11 de junio. El ISIL se hace con el control de Tikrit.
16 de junio. El ISIL toma el control de la estratégica localidad iraquí de Tal Afar, entre Mosul y la frontera siria.
29 de junio. El grupo declara la instauración de un «califato» que se extiende desde Diyala (al este de Irak) hasta la ciudad siria de Alepo, y cambia su nombre por el de Estado Islámico (EI).
3 de agosto. EI conquista la población iraquí de Sinyar y otras zonas del norte de Irak, lo que desencadena una crisis humanitaria denunciada por la ONU que obliga a más de 120.000 cristianos a escapar desde las localidades de Qaraqosh (la mayor ciudad cristiana de Irak) y Telkif hacia las de Erbil y Dohuk.
8 de agosto. EI se hace con el control de la presa de Mosul y EE UU inicia sus ataques «selectivos» contra posiciones yihadistas en el norte de Irak.
9 de agosto. Las fuerzas kurdas (peshmergas), que se habían retirado de Mosul ante el avance yihadista, lanzan una ofensiva militar, con ayuda de la aviación estadounidense, para recuperar Mosul.
11 de agosto. La Liga Árabe condena «los crímenes contra la humanidad» de EI contra cristianos y yazidíes iraquíes, y recuerda que hay informes que indican que han asesinado a más de 500 yazidíes y expulsado a decenas de miles de sus hogares.
14 de septiembre. El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, confirma que Estados Unidos está «en guerra» con EI un día después de que el grupo decapitara al cooperante británico David Haines.
18 de septiembre. Al menos quince supuestos yihadistas relacionados con el EI son detenidos en Australia por planear el secuestro y decapitación de civiles para divulgar los vídeos en las redes sociales.
19 de septiembre. Cazas franceses realizan los primeros bombardeos contra posiciones de los yihadistas de EI en Irak y destruyen un depósito logístico en el noreste del país. Barack Obama firma una ley que amplía la autoridad del Pentágono para entrenar y armar a los rebeldes sirios en la lucha contra EI.
22 de septiembre. EE UU y «naciones aliadas» inician una ofensiva de ataques aéreos contra EI en las provincias sirias de Al Raqz y Deir al Zur y causan en este primer ataque la muerte de al menos 70 combatientes yihadistas y otros 300 resultaron heridos.
26 de enero. Las fuerzas kurdas controlan ya el 90% del enclave kurdo sirio de Kobani, fronterizo con Turquía, tras los avances logrados frente a los yihadistas de EI.
3 de febrero. El piloto jordano Muaz Kasasbeh, capturado por EI después de que su avión sufriera problemas técnicos, es ejecutado quemado vivo en el interior de una jaula.
19 de marzo. EI reivindica el atentado del día anterior en el Museo del Bardo de Túnez, en el que murieron 21 personas, incluidos 18 turistas extranjeros. Los dos terroristas que perpetraron el ataque fueron abatidos por la policía.
1 de abril. EI entra en el campo de refugiados de Yarmuk, a 5 kilómetros de Damasco, donde se enfrenta a Aknaf Beit al Maqdis, una facción palestina opuesta al régimen de El Asad, y a otros grupos rebeldes sirios que han acudido desde las afueras de la capital a defender el campo.
21 de abril. El diario británico The Guardian publica que Al Bagdadi resultó herido de gravedad durante un ataque aéreo de la coalición internacional en marzo.
28 de abril. EI ha ejecutado a 2.154 personas desde que declaró el califato en las zonas bajo su control en Siria, en junio de 2014, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
23 de mayo. Al menos 2.269 combatientes de EI muertos por ataques de coalición en Siria.
5 de junio. El Pentágono asegura que los ataques aéreos de la coalición contra el EI en Siria e Irak están acabando con la vida de mil yihadistas al mes.
25 de junio. Estado Islámico lanza ataques simultáneos contra el Ejército sirio y las milicias kurdas para tratar de recuperar terreno tras perder en los últimos días localidades estratégicas cercanas a la capital de su autoproclamado califato, Al Raqqa. Fuerte ofensiva en Kobane (más de 200 muertos).
26 de junio.Oleada de ataques en tres países: al menos 27 muertos en un atentado contra una mezquita chií en Kuwait, 37 turistas asesinados en un ataque en dos hoteles de Túnez, y un decapitado en una fábrica de la ciudad francesa de Lyon.
27 de junio. Las milicias kurdas recuperan el control de Kobani.
Con información de la agencia Efe Publicado originalmente en 20minutos
La idea, que probablemente tomó cuerpo entre los muros de la prisión iraquí de Bucca tras la invasión estadounidense de Irak, llevaba años fraguándose, pero su resolución duró apenas unos meses: después de una serie de ataques que comenzaron en enero de 2014, y en una auténtica guerra relámpago, los yihadistas fundamentalistas sunníes del conocido entonces como EIIL (Estado Islámico de Irak y el Levante, ISIS, por sus siglas en inglés) tomaron Mosul, se hicieron en unas semanas con el control […]
Imagen de archivo de un grupo de activistas de Boko Haram, en Nigeria
* Aunque Nigeria no es un país de Oriente Medio, se incluye este reportaje en el blog por la trascendencia transnacional del movimiento yihadista y fundamentalista islámico, así como por la autoproclamada conexión entre Boko Haram y el grupo sirio-iraquí Estado Islámico.
«Reunieron a la gente, mataron a más de 30 personas y se llevaron a al menos 100 mujeres y niños en dos camiones descubiertos». La pesadilla vivida hace una semana en el remoto pueblo nigeriano de Gumskiri, resumida en esas pocas palabras por un familiar de varios testigos, lleva la inequívoca firma de Boko Haram. Militantes del grupo fundamentalista islámico que tiene en jaque al Gobierno nigeriano desde hace seis años irrumpieron el domingo en esa localidad del noroeste del país, prendieron fuego a casas, tiendas y a un centro médico gubernamental, y, según el recuento final de los propios residentes, asesinaron a sangre fría a 35 personas y secuestraron a 172 mujeres y niños. «Mi hermana y sus siete hijos están entre los secuestrados. Nosotros corrimos a escondernos y tuvimos suerte, pero a otros no les fue tan bien», relataba a Reuters Abu Musa, uno de los residentes.
Boko Haram, una secta cuya denominación significa en lenguas locales «La educación no islámica es pecado», inició su campaña violenta en el año 2009. El rastro de terror que ha ido dejando desde entonces es sobrecogedor: hombres decapitados y mutilados; sus mujeres, obligadas a convertirse en musulmanas y tomadas como esposas; masacres contra comunidades enteras; pueblos arrasados; atentados con centenares de muertos en grandes ciudades; bombas en iglesias, bases militares, comisarías de policía y edificios gubernamentales; bombas también en mezquitas…
Solo en 2014, y según informa la agencia Efe, el grupo ha matado a unas 3.000 personas, cifra a la que ninguna otra organización terrorista se acerca en África, y con la que solo podría equipararse el grupo Estado Islámico (EI), que desde finales de junio ha ejecutado en Siria e Irak a unas 1.500 personas, según datos ofrecidos por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Ha sido también en este año, 2014, cuando, a raíz del secuestro de más de un centenar de niñas de una escuela en Chibok, las actividades del grupo han alcanzado su mayor repercusión internacional, gracias a que diversos personajes famosos propiciaron en las redes sociales una movilización digital en favor de la liberación de las menores.
La campaña alcanzó un éxito sin precedentes, pero se fue diluyendo con el paso de los meses, mientras la ayuda militar internacional, encabezada por EE UU, tampoco lograba localizar el paradero de las escolares. Y, entre tanto, Boko Haram ha seguido afianzando su control en el norte del país ante la incapacidad del Gobierno y el Ejército nigerianos, a quienes muchos critican por no estar haciendo lo suficiente.
Dilema
Junto con el fracaso de las autoridades nigerianas, la otra clave es la poca eficacia de la insuficiente intervención internacional. Por un lado, Nigeria no ocupa un puesto destacado en las prioridades reales de los gobiernos occidentales; por otro, estos gobiernos, especialmente el estadounidense, se ven atrapados en el dilema de que para poder frenar a Boko Haram haya que prestar ayuda y armas a unos militares cuyo historial en materia de derechos humanos es de todo menos ejemplar.
Lo cierto es que, una vez pasado el momento viral causado por el secuestro de las menores, Nigeria ha vuelto a sumirse en un olvido del que solo emerge, y de forma fugaz, cuando se produce un nuevo secuestro masivo, como el de esta semana, o cuando se comete un ataque especialmente mortífero, como el triple atentado del pasado mes noviembre contra la Mezquita Central de Kano, en el que murieron más de cien personas.
La crisis, sin embargo, es diaria para cientos de miles de personas desde hace años. Según cifras de Naciones Unidas, 1,5 millones de nigerianos han huido de sus casas en las zonas que controla Boko Haram. Y los que se han quedado solo tienen dos opciones: acatar el credo de los fanáticos o vivir con el miedo constante de ser asesinados.
Después de una interminable serie de golpes militares, Nigeria tiene actualmente un gobierno elegido democráticamente (no exento de acusaciones de fraude), que se enfrenta al gran desafío de mantener unido al país.
La recuperación del poder civil en 1999 y una mayor apertura incrementó las demandas a menudo secesionistas y violentas de diversos grupos étnicos y religiosos. Boko Haram, cuya agenda pasa por imponer un califato islámico más allá de las fronteras establecidas, a la manera del EI en Siria e Irak, es, sin duda, el más sangriento.
Estas son las claves de cómo y por qué ha logrado enquistarse esta secta en el país más poblado de África.
‘Sharia’ radical
El nombre de Boko Haram (en idioma hausa) ha sido traducido como «La educación no islámica es pecado», pero también, en otras interpretaciones, como «La pretenciosidad es anatema», o «La educación occidental es pecado». El grupo ha extendido su control por un amplio territorio en el norte de Nigeria, ganado al Ejército nigeriano y que comprende los estados de Borno, Yobe y Adamawa.
Boko Haram, cuyos miembros pertenecen al islam sunní, lucha por imponer la ley islámica (sharia) que emana de una interpretación radical y fundamentalista del Corán, y se ha declarado «franquicia» en África del grupo yihadista sirio-iraquí Estado Islámico.
Uno de sus objetivos es el establecimiento de la sharia como norma vigente en los 36 estados del país, y no solo en el norte de mayoría musulmana, donde la sharia (rechazada en el sur, con una mayor proporción de cristianos) ha sido tradicionalmente considerada como un código de justicia informal, y es aceptada, en mayor o menor medida, por amplios sectores de la población.
Boko Haram es considerado una organización que apoya abiertamente el terrorismo contra la población civil, y usa medios violentos y coactivos en la persecución de sus objetivos político-religiosos. En mayo de 2014 el Consejo de Seguridad de la ONU incluyó al grupo en su lista de organizaciones terroristas, algo que ya había hecho Estados Unidos en noviembre del año anterior.
Origen y giro violento
El grupo fue fundado en 2002, en la localidad de Maiduguri, en el estado de Borno, por Ustaz Mohammed Yusuf, militante y líder de Boko Haram hasta julio de 2009. En 2004 la sede fue trasladada a Kanamma, en el estado de Yobe, donde se constituyó una central operativa denominada «Afganistán», desde la que Boko Haram atacó y atentó contra las fuerzas policiales nigerianas.
En los primeros años, no obstante, el grupo se limitó, fundamentalmente, a ejercer una fuerte presión sobre las autoridades locales para que aplicasen la sharia. La secta inició su campaña más violenta en 2009, cuando Mohamed Yusuf murió en un intento de fuga mientras se encontraba bajo custodia policial. Yusuf había sido capturado por el ejército, y los militares lo entregaron a la policía. Según diversas fuentes, su muerte al intentar escapar fue, en realidad, una ejecución a sangre fría.
Tras la muerte de Yusuf, el grupo pasó a ser liderado por Abubakar Shekau.
Parece probado que miembros de Boko Haran han estado en contacto con Al Qaeda (en concreto, con la rama magrebí de esta organización), pero, a pesar de que el Gobierno nigeriano liga a ambos grupos, ni Estados Unidos ni expertos en yihadismo internacional han establecido de momento esa conexión, y siguen considerando al grupo nigeriano un problema de carácter más local. La cercanía ideológica con el Estado Islámico, grupo escindido de la organización fundada por Osama Bin Laden, reforzaría la teoría de que no existe un vínculo formal entre ambos grupos.
Boko Haram se financia a través del pillaje, del robo de bancos, de la extorsión, de aportaciones de simpatizantes extranjeros y de los rescates por los secuestros.
De matanza en matanza
Las víctimas de las primeras bombas fueron principalmente los cristianos, pero pronto Boko Haram extendió sus acciones con secuestros y atentados indiscriminados contra toda la población, incluidos los musulmanes.
Boko Haram fue el responsable del atentado del 26 de agosto de 2011 contra la sede de la ONU en Abuya, que provocó 24 muertos, y también de otro atentado perpetrado el 25 diciembre de ese mismo año en el que murieron al menos 44 personas, en cinco ataques contra templos cristianos en los que se celebraban los servicios religiosos de Navidad.
El 20 de enero de 2012 iniciaron una sangrienta campaña de atentados en el estado de Kano, en respuesta a la negativa de las autoridades federales a liberar a algunos de sus miembros detenidos. Los ataques causaron al menos 250 muertos. El 21 de febrero de 2012 la secta provocó al menos 30 muertos en Maiduguri, al noreste del país, y el 8 de abril otras 38 personas perdieron la vida en un atentado junto a dos iglesias de Kaduna (norte), donde se celebraba el Domingo de Resurrección, ataque que las autoridades atribuyeron a Boko Haram.
El 7 de agosto de ese año un nuevo atentado, que las autoridades volvieron a atribuir al grupo radical, dejó 19 muertos en una iglesia pentecostal en Okene, en el estado de Kogi. El 14 de abril de 2014 la secta volvió a golpear Nigeria con un ataque con bomba que causó varias explosiones en una de las principales estaciones de autobuses de Abuya, la capital, y mató a al menos 71 personas. El mismo grupo había causado el día anterior al menos 98 muertos en ataques a tres localidades del norte en el estado de Borno.
Niñas secuestradas
El pasado 14 de abril los fundamentalistas capturaron a 129 niñas en una escuela-residencia de la pequeña localidad de Chibok, en Borno, feudo espiritual de la secta. El secuestro, que se produjo tan solo unas horas después del atentado en la estación de autobuses de Abuya, alcanzó una enorme difusión global gracias a las cuentas de Twitter y otras redes sociales de personajes famosos. Bajo la etiqueta «BringBackOurGirls» («Traed de vuelta a nuestras niñas»), en apenas unos días los mensajes de denuncia y solidaridad con las víctimas se convirtieron en un fenómeno viral.
La campaña, sin embargo, perdió fuerza con el paso de los meses, y la ayuda militar internacional para encontrar a las secuestradas, que lideró Estados Unidos, tampoco tuvo éxito. Un total de 44 escolares lograron escapar entre el 17 y el 19 de abril, y el 5 de mayo el líder del grupo, Abubakar Shekau, reivindicó en un vídeo la autoría del secuestro.
Las autoridades sospechan que las niñas pueden haber sido violadas, después de que una de ellas relatara que las rehenes más jóvenes sufrían hasta «15 violaciones al día» y que ella misma había sido entregada como esposa a uno de los líderes de la secta.
El 6 de mayo el secuestro de otras ocho niñas volvió a conmocionar Nigeria; y solo tres días después el grupo asesinó a 300 personas en la localidad nigeriana de Gamboru, que se sumaron a otras 150 asesinadas entre el 20 y 21 de mayo y otras 200 el 5 de junio.
El anuncio de una supuesta tregua entre el Ejército nigeriano y los terroristas el pasado octubre devolvió a la actualidad la tragedia de las menores, aunque la esperanza de verlas liberadas duró poco. Dos semanas más tarde, Abubakar Shekau reaparecía en un vídeo para desmentir que existiera un acuerdo de alto el fuego con el Gobierno nigeriano y aseguraba que las menores ya habían sido «entregadas en matrimonio«.
Califato y expansión
El 24 de agosto, en Gwoza, estado de Borno, el grupo declaró un «califato» como primer paso hacia su objetivo de implantar la ley y el Estado islámicos en todo el país, y asesinó a docenas de cristianos en la localidad de Madagali.
La proclamación del «califato» tras la toma de Gwoza ha sido equiparada por algunos expertos a lo conseguido por el grupo Estado Islámico tras conquistar Mosul, en Irak. En este sentido, el analista camerunés Martin Ewi, del think tank Instituto para el Estudio de la Seguridad (ISS), explica en El País que, «antes de conquistar Mosul, el EI no era una organización tan fuerte, como tampoco lo era el grupo nigeriano antes de autoproclamar su califato en Gwoza. Con la toma de Gwoza, Boko Haram se asegura recursos y un puerto desde donde planear con tiempo su siguiente paso». «Desde agosto, el grupo es más poderoso, tiene ambiciones que antes no tenía», añade.
El 1 de septiembre el Ejército nigeriano repelió un ataque de Boko Haram en Bama, también en Borno, con al menos 59 milicianos muertos, y el 12 de ese mes mató a más de cien militantes islamistas en Kodunga. En acciones armadas contra el vecino Camerún, el grupo ha perdido casi 150 activistas en dos choques ocurridos en la región fronteriza de Fotokol.
En septiembre de 2014, Boko Haram controlaba ya trece localidades en los estados de Adamawa y Borno, y cerca de unos 20.000 kilómetros cuadrados.
Incapacidad del Gobierno
Hasta el momento, el Gobierno nigeriano del presidente Goodluck Jonathan, que sigue manteniendo la existencia de negociaciones de paz, se ha mostrado totalmente incapaz de responder tanto al secuestro de las niñas como al resto de las maniobras del grupo terrorista. Boko Haram centra sus ataques en una zona declarada en estado de emergencia desde 2012, pero electoralmente estéril para el partido gubernamental.
Ello ha llevado a los grupos de la oposición a acusar a las autoridades de no tener interés en resolver una crisis que, en teoría, no parece determinate de cara a las próximas elecciones, a las que Jonathan volverá a presentarse como candidato. La incompetencia del Ejército desplegado en la zona sería la prueba. Según datos del centro de análisis Chatham House, citados también por El País, de los 2.000 millones de dólares (1.600 millones de euros) del presupuesto de las Fuerzas Armadas nigerianas, solo 100 millones se destinan al despliegue en el noreste.
Algunos analistas, sin embargo, consideran que el problema es más complejo, y que no se puede olvidar la dificultad que supone para los militares combatir en la zona del país que controla Boko Haram.
En cuanto al supuesto interés del Gobierno en no acabar con la crisis, el analista político Nii Akuetteh, exdirector del grupo pro derechos humanos Africa Action, señalaba al canal en inglés de Al Jazeera que «se trata de una teoría conspiratoria sin sentido, porque, aunque no tenga mucha influencia electoral en el norte, el efecto de vencer a Boko Haram sería muy positivo parea el presidente Jonathan en todo el país».
Para Akuetteh, la solución pasa por un mayor compromiso internacional, y por poner la crisis nigeriana en un lugar prioritario, algo esencial, ya que Boko Haram tiene, al igual que el Estado Islámico, un carácter transacional. Sus objetivos no se limitan a Nigeria, por lo que su consolidación puede suponer un importante riesgo de contagio a países vecinos en África Occidental, como Níger o Camerún.
El investigador y especialista en Boko Haram Aliyu Musa, por su parte, confiesa no entender la actitud del Gobierno nigeriano, ya que «combatir a Boko Haram solo puede darle beneficios al presidente, incluso si la situación se agrava y tiene que declarar un estado de guerra en el país, lo que le permitiría mantenerse en el poder sin necesidad de convocar elecciones».
Atrocidades del ejército
El ejército, desmoralizado y que en muchos casos ha evitado los combates con los militantes de Boko Haram, no se enfrenta tan solo a problemas logísticos o de actitud. Los graves abusos perpetrados por los militares allanan a menudo el camino a Boko Haram a la hora de reclutar militantes en la zona, e impiden, al menos en teoría, que los países occidentales presten una mayor ayuda armamentística al Gobierno nigeriano.
El pasado mes de agosto, Amnistía Internacional publicó un detallado informe en el que denunciaba las «atrocidades» cometidas por el ejército de Nigeria y por grupos afines al Gobierno en el marco de la lucha contra la milicia islamista. La ONG recabó en el estado de Borno testimonios e imágenes que ponen de manifiesto ejecuciones extrajudiciales y otras violaciones de los derechos humanos que habrían sido cometidas en los últimos meses. Para Amnistía, los abusos registrados podrían ser constitutivos de crímenes de guerra.
Entre los casos denunciados figura un «espantoso incidente» cerca de la ciudad de Maiduguri ocurrido el pasado 14 de marzo. Amnistía Internacional localizó un vídeo en el que supuestos miembros del Ejército y de la Fuerza Civil de Acción Conjunta (milicias afines al Gobierno) degüellan a varios detenidos antes de arrojarlos a una fosa. Las imágenes, captadas al parecer el pasado 14 de marzo tras un ataque de Boko Haram, muestran a 16 hombres sentados en línea que van siendo ejecutados «uno por uno».
Amnistía internacional denunció que «más de 600 personas» fueron ejecutadas extrajudicialmente en varios lugares de Maiduguri después de que Boko Haram asaltase una cárcel y liberase a numerosos miembros de la secta islamista. La ONG expuso asimismo en su informe una serie de «atrocidades» cometidas en Bama, donde miembros del Ejército y de la Fuerza Civil Conjunta juntaron a unos 300 hombres y les obligaron a desnudarse. A continuación, los identificados como supuestos miembros de Boko Haram fueron obligados a tumbarse en el suelo y recibieron golpes de palos y machetes. «Tenéis que pegarles, incluso matarlos. Son de Boko Haram», dice uno de los militares presentes.
Fundamentalismo y pobreza
Como ocurre en Siria e Irak, tanto en Nigeria como en otros países donde el yihadismo fundamentalista ha experimentado espectaculares avances en los últimos años, las soluciones meramente militares, por eficaces que puedan parecer a corto plazo, difícilmente resolverán el problema de fondo.
El fundamentalismo islámico, y Boko Haram no es una excepción, es un fenómeno muy complejo cuya expansión obedece a multitud de causas, desde la más obvia, es decir, la conquista de territorios por la fuerza y a través del terror que impone su naturaleza extremadamente violenta, hasta otras más variables, como la dificultad de luchar contra un enemigo cuya organización y capacidad de renovación en sus estructuras jerárquicas desafían constantemente las tácticas de un ejército convencional. La batalla, por más que el establecimiento de «califatos» haya cambiado en parte el escenario, sigue siendo más ideológica que territorial, y, por tanto, mas difícil de combatir.
Es posible, sin embargo, que ninguna de estas razones sea tan importante como el hecho de que estos grupos son capaces de ofrecer opciones, reales o no, a los elementos más desfavorecidos y desarraigados de poblaciones duramente golpeadas por la miseria y la opresión. La pobreza es, al final, la auténtica gasolina que nutre el motor del fundamentalismo.
En el tercer trimestre de 2013, el PIB de Nigeria creció un 6.8% anual, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que este año lo haga al 7.3%. Sin embargo, y según informa la CNN, el nivel de pobreza del país aumentó 6 puntos porcentuales entre 2004 y 2010. Seis de cada 10 nigerianos viven con menos de un dólar al día, según cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas.
Por otra parte, y aunque Nigeria está dentro de las 30 mayores economías del mundo, en el Índice de Desarrollo Humano ocupa el puesto 153 de un total de 207 países. La esperanza de vida es de 52 años y el nivel de escolaridad de sólo 5,2 años. Y es precisamente en los estados donde se refugia Boko Haram donde la precariedad es más notoria. El desempleo en Borno y en Yobe, los territorios en los que más ha crecido la organización terrorista, supera el 26%.
«Reunieron a la gente, mataron a más de 30 personas y se llevaron a al menos 100 mujeres y niños en dos camiones descubiertos». La pesadilla vivida hace una semana en el remoto pueblo nigeriano de Gumskiri, resumida en esas pocas palabras por un familiar de varios testigos, lleva la inequívoca firma de Boko Haram. Militantes del grupo fundamentalista islámico que tiene en jaque al Gobierno nigeriano desde hace seis años irrumpieron el domingo […]
Militantes extremistas islámicos hicieron saltar por los aires este jueves en Mosul, Irak, un reverenciado santuario musulmán en el que la tradición sitúa el sepulcro del profeta Jonás. La mezquita estaba situada en un sitio arqueológico que data del siglo VIII A.C. El vídeo de la voladura ha sido difundido hoy en las redes sociales:
Según relataron varios testigos, los milicianos del grupo denominado ahora Estado Islámico ordenaron la completa evacuación de la mezquita del Profesta Younis (Yunus, Jonás), y después la volaron. Varias casas cercanas resultaron dañadas por la explosión. El mismo día, un grupo de yihadistas voló también otra mezquita milenaria cercana, la del Imán Aoun bin al-Hassan.
Estado Islámico, antes llamado Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL, ISIS en inglés), se apoderó de Mosul el pasado mes de junio. Desde entonces impone en la ciudad, convertida en la capital de su autoconstituido «califato», su interpetración extremista del derecho islámico.
Militantes extremistas islámicos hicieron saltar por los aires este jueves en Mosul, Irak, un reverenciado santuario musulmán en el que la tradición sitúa el sepulcro del profeta Jonás. La mezquita estaba situada en un sitio arqueológico que data del siglo… Leer
Miembros de tribus locales juran lealtad al grupo extremista Estado Islámico en Mosul. Foto: Niqash
Cuando el pasado 4 de julio el autoproclamado «califa del Estado Islámico», Abu Bakr al Bagdadi, realizó su primera aparición pública en la Gran Mezquita de Mosul, muchos de los extremistas que le siguen asumieron que la ciudad iraquí sería la capital del nuevo «califato», al menos, de momento.
Mosul, la tercera ciudad más grande del país, situada a unos 400 kilómetros al norte de Bagdad y donde viven cerca de 2 millones de personas, cayó en manos de los yihadistas suníes del entonces llamado Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL, ISIS en inglés) hace ya más de un mes. Desde entonces, la vida de sus habitantes ha cambiado radicalmente: coches de la «Policía Islámica» patrullan las calles, los detenidos son procesados en «cortes islámicas», en la frontera del área controlada por los insurgentes se cobran tasas de aduana, y guardianes de la moral religiosa vigilan los mercados locales para asegurarse de que las mujeres van vestidas «correctamente».
Este viernes, los militantes islamistas dieron un ultimátum a los cada vez menos cristianos que quedan en la ciudad: en un comunicado que fue leído en las mezquitas, el grupo Estado Islámico les dio de plazo hasta el próximo sábado para que acepten la llamadadhimma, un contrato usado antiguamente que ofrece protección a los no musulmanes que viven en sociedades islámicas a cambio de que se conviertan al islam o de que paguen un impuesto especial. Según el texto, los cristianos que no acepten ninguna de estas dos opciones, «morirán». Tras conocerse el ultimátum, miles de cristianos empezaron a huir hacia la vecina región del Kurdistán iraquí.
La siguiente crónica, escrita por Khales Joumah y publicada originalmente en Niqash, da una idea de cómo están las cosas ahora en Mosul.
Por Khales Joumah Publicado en Niqash el 17/07/2014 Traducción del original en inglés
Hace tan solo dos días, Abu Zahra y su amigo, Abed Hamdoun, ambos de Mosul, podrían haberse visto obligados a matarse el uno al otro si se hubieran encontrado en la calle. Hoy, sin embargo, en la ciudad del norte de Irak tomada recientemente por los musulmanes suníes extremistas, ambos pueden estrecharse la mano. Zahra estaba tan feliz que se le saltaban las lágrimas.
Zahra es un miembro destacado del grupo extremista conocido ahora como Estado Islámico (EI), mientras que Hamdoun pertenece a un grupo extremista distinto, Ansar al-Islam. Los dos grupos habían estado luchando hasta ahora debido a políticas internas relacionadas con la organización matriz a la que cada uno decía pertenecer.
La nueva alianza entre estos dos extremistas se debe a que que Ansar al-Islam juró lealtad al EI un día después del sermón realizado por el líder de este grupo en Mosul. Y Hamdoun estaba al frente de un grupo de combatientes que entró en la ciudad para jurar lealtad públicamente al líder del EI, Abu Bakr al Bagdadi.
A finales de junio, el EI anunció la creación de un «califato islámico» en las zonas de Irak y Siria que están bajo su control. A pesar de que han recibido ayuda de varios grupos para conseguir este objetivo, el EI asegura que está al mando del territorio y que los demás grupos deben jurar lealtad a su líder, Al Bagdadi. Ansar al-Islam, el segundo grupo de militantes más grande de Mosul, se oponía al EI, pero ahora ha decidido unirse y acatar sus órdenes.
No son los únicos que han jurado lealtad a Al Bagdadi. También lo han hecho un número indeterminado de otros grupos que operan en la ciudad, así como varios grupos tribales. Estos últimos han sido vistos desfilando hacia los cuarteles del EI (situados en los edificios de las autoridades locales) enarbolando pancartas, cantando eslóganes y prometiendo fidelidad al Estado Islámico.
El EI también ha sido capaz de movilizar a gente más joven. Muchos habitantes de la ciudad de entre 15 y 30 años de edad se unieron al juramento de lealtad. Un joven local, Ahmed Habib, relataba a Niqash que cuando preguntó qué implicaba apuntarse como voluntario en el EI, le respondieron que, si realizaba el juramento, debería obedecer a Al Bagdadi hasta la muerte, y que si en un futuro cambiaba de opinión y renunciaba al voto, sería considerado un apóstata. Los extremistas castigan la apostasía con la muerte.
El líder del EI, Al Bagdadi, fue filmado recientemente por el equipo de propaganda del grupo dirigiendo la oración en la emblemática Gran Mezquita de Al Nouri, en Mosul. Cuando acabó, se le acercaron varios grupos de hombres y un vecino preguntó qué estaba pasando. Le dijeron que los hombres estaban jurando lealtad. «De momento parece que el juramento es voluntario», indica este vecino, quien prefiere no dar su nombre por razones de seguridad. «La pelota sigue en el tejado de la gente local, pero eso no va a durar siempre», añade: «Pronto, todo aquel que no jure lealtad va a ser considerado enemigo».
La aparición pública de Al Bagdadi llenó de orgullo a muchos miembros del EI, quienes empezaron a decir abiertamente a los vecinos que la ciudad sería la capital del nuevo estado islámico, y que las «nuevas conquistas» se lanzarían desde Mosul.
En cualquier caso, el EI está actuando, ciertamente, como si Mosul fuese su capital, especialmente ahora que el «califa» se ha hecho presente en la ciudad, y que la gente le está jurando lealtad.
Como explica un analista en Long War Journal, una publicación que informa sobre las actividades de los extremistas y sobre las operaciones de seguridad que se llevan a cabo contra ellos, «la proclamación del califato causó polémica en los círculos yihadistas. Una crítica común era que los seguidores no pueden, ni deben, jurar lealtad a un líder a quien no han visto. En una época en la que es tan fácil difundir fotos y vídeos, esta crítica cobró mucho peso. Al líder del EI apenas se le había escuchado y eran pocos los que le habían visto. Antes de este nuevo vídeo tan solo existían unas pocas fotos confirmadas de Al Bagdadi. Pero Al Bagdadi y el EI respondieron produciendo un vídeo en el que el líder aparece dando un sermón de un modo relativamente calmado y confiado».
Las pruebas de que el EI ha empezado a fundar su estado son bastante obvias en Mosul: coches con el logo «Policía Islámica» empezaron a circular por toda la ciudad poco después de que el grupo estableciese varias cortes islámicas de justicia.
Uno de los primeros vecinos de Mosul llevado ante un juzgado islámico fue Yunis Hamid, el propietario de un generador que había estado vendiendo electricidad a viviendas situadas junto a la suya, y que fue denunciado ante la Policía Islámica. Cinco horas después de su «arresto», Hamis fue puesto en libertad y pudo volver a su casa. La familia lo celebró con una fiesta, y su madre insistió en que se abriese la camisa para comprobar que no tenía signos de tortura. Según rumores que circulan por Mosul, combatientes del EI han torturado a personas consideradas culpables. Los rumores no han podido ser confirmados, pero muchos lugareños creen que pronto empezarán a ver flagelaciones públicas en las calles.
Además de montar su propia administración, el EI está intentando también gestionar la economía. Mosul ha sido siempre un importante centro para sus asuntos financieros, y una significativa fuente de recursos para la financiación del grupo. Ahora, los combatientes del EI han intensificado su control en las entradas y salidas de la ciudad y recaudan tasas a los conductores de camiones que cruzan las «fronteras» con bienes o combustible. Un comerciante, Ali al Hamadani, aseguraba que uno de sus camiones, que transportaba tomates, solo fue autorizado a pasar la frontera después de que el conductor pagase 200 dólares.
Según cuenta Al Hamadi a Niqash, la «aduana islámica» se aplica a todos los bienes que se importan o exportan, incluyendo bombonas de gas: «Hemos tenido que duplicar el precio, y ahora cobramos hasta 10 dólares por bombona», indica. También se ha confirmado que comerciantes que trabajan para el EI están importando combustible de Irán y de Turquía, y vendiéndolo en el mercado negro a 1,50 dólares por litro, tres veces su precio original.
Asimismo, combatientes del EI han estado cogiendo dinero de bancos de Mosul, concretamente de los bancos Mesopotamia y Hadba, en el centro de la ciudad. Según relataron testigos, conductores enmascarados transportaban billetes de estos dos bancos entre grandes medidas de seguridad. Muy probablemente, este dinero se usa para pagar los sueldos de los combatientes del EI. Cada uno recibe un salario de 65 dólares al mes, y los casados tienen un extra de 25 dólares mensuales por cada hijo a su cargo.
Por otra parte, lo que puede describirse como la patrulla Hisbah del EI ha empezado a operar recientemente en la ciudad. Hisbah significa hacer todo de acuerdo a los mandamientos de Dios; hacer lo que se considera que está bien, y prohibir lo que se considera que está mal, según la doctrina religiosa. Miembros de esta patrulla han entrado en cafés locales y les han dicho a los propietarios que fumar no va a estar permitido. De momento ya han quemado montones de tabaco. También han hecho acto de presencia en tiendas de ropa y han comunicado a los dueños que no van a poder seguir vendiendo prendas ajustadas, ni para mujeres ni para hombres. La venta pública de lencería femenina ya ha sido prohibida.
Los integrantes de esta patrulla recorren los mercados observando a todo el mundo. Hace dos días, uno de ellos detuvo a dos jóvenes recién casados en el conocido mercado de Saryajana y, en voz baja, le dijo al marido que le dijera a su esposa que vistiese «decentemente». La mujer, según aseguró el miembro de la patrulla, llevaba mucho maquillaje y un vestido demasiado estrecho. El joven se ruborizó y, avergonzado, cogió a su esposa de la mano y ambos salieron del mercado. «Nos iremos de Mosul y no volveremos mientras esta gente siga aquí», le escucharon decirle a su mujer.
Cuando el pasado 4 de julio el autoproclamado «califa del Estado Islámico», Abu Bakr al Bagdadi, realizó su primera aparición pública en la Gran Mezquita de Mosul, muchos de los extremistas que le siguen asumieron que la ciudad iraquí sería la capital del nuevo… Leer
Mezquita destruida en Irak por milicianos de Estado Islámico
Autoconstituidos ya oficialmente en «califato» (con pasaporte incluido), los milicianos del ahora llamado Estado Islámico (antes, EIIL –Estado Islámico de Irak y el Levante–) han comenzado su anunciada destrucción de mezquitas sufíes y chiíes en Mosul, la ciudad iraquí que controlan desde que se inició su espectacular ofensiva a mediados de junio. Según informan fuentes del aparato de seguridad iraquí, los fanáticos, extremistas de la rama suní del islam, también habrían sustituido las cruces de decenas de iglesias cristianas por la bandera negra yihadista.
Al igual que han ido haciendo hasta ahora con otras fotos propagandísticas, como las de las terribles ejecuciones sumarias de grupos de soldados iraquíes, las imágenes de las demoliciones (entre ellas, las que acompañan esta entrada) han sido publicadas esta semana por los propios yihadistas a través de las redes sociales en Internet. Bajo el epígrafe «Demolición de santuarios e ídolos en el wali [provincia] de Nínive», las fotos muestran que las destrucciones se llevan a cabo con grandes cantidades de explosivos e incluso a golpes de excavadora.
Poco después de entrar en Mosul, los milicianos del entonces EIIL ya recordaron que su postura sobre los santuarios, tumbas y sitios de culto en general «es conocida», es decir, que serían destruidos. En su interpretación radical del islam, los salafistas presentes en las filas de este grupo llevan a rajatabla el precepto religioso que considera la veneración de este tipo de lugares como idolatría, y no dudan en acabar con ellos, como han hecho ya en varias zonas de Siria.
El califa
Y, mientras, el autoproclamado «califa del Estado Islámico», Abu Bakr al Bagdadi, realizó esta semana su primera aparición pública (solo se conocían un par de fotografías suyas, una de ellas difundida hace algún tiempo por el Gobieno iraquí), y lo hizo durante la oración del viernes, el día sagrado musulmán, en la Gran Mezquita de Mosul.
El hasta ahora esquivo e ‘invisible’ jefe yihadista, rebautizado como Califa Ibrahim, aparece en un vídeo, cuya autenticidad no ha sido contrastada por fuentes independientes, subido a un púlpito y dirigiendo la oración. En su sermón, el líder del Estado Islámico insta a todos los musulmanes a sumarse al califato para «colmar sus aspiraciones de dignidad, poder, derechos y liderazgo». «Aunque no soy el mejor de entre vosotros, yo soy el wali (líder) que os preside, así que si tengo razón, ayudadme. Si veis que estoy equivocado, aconsejadme y devolvedme al camino correcto. Y obedecedme mientras yo obedezca a Dios», dice.
El vídeo con el discurso completo de Al Bagdadi, transcrito y traducido al inglés, puede verse aquí.
El nuevo califato es importante por tres motivos: uno, es un polo de atracción para yihadistas de todo el mundo. Si alguien quiere unirse a la guerra santa, solo debe llegar a la frontera turca con Siria. Allí empezará su vida de hombre nuevo. Dos, controlar territorio es un modo de asegurarse ingresos gracias a impuestos y venta de recursos. Tres, es un santuario seguro para preparar ataques.
[…] Estado Islámico fue hace unos años Al Qaeda en Irak, pero desde febrero se desvinculó del grupo que dirigía Osama bin Laden. La competencia por ser el primer grupo yihadista es importante para conseguir más reclutas y recursos: unos intentan atacar el gran poder americano; otros quieren un riguroso Estado islámico.
El califato es «el mayor desarrollo en el yihadismo internacional desde el 11-S», dice Charles Lister, de la [Institución] Brookings Institution. Marca una nueva época: ni en Yemen, ni en Somalia ni en Mali se unieron todas estas carracterísticas. Falta ahora por ver su capacidad de éxito.
Sobre el terreno, el principal escenario de los combates entre los yihadistas y las fuerzas gubernamentales iraquíes es ahora la ciudad de Tikrit, prácticamente abandonada ya por la población, de mayoría suní.
La web del New York Times incluye un espectacular mapa interactivo en el que puede seguirse la evolución del conflicto. El siguiente mapa, del mismo diario, recoge las ciudades controladas por el Estado Islámico y las que continúan en disputa. Está actualizado al 1 de julio.
Autoconstituidos ya oficialmente en «califato» (con pasaporte incluido), los milicianos del ahora llamado Estado Islámico (antes, EIIL –Estado Islámico de Irak y el Levante–) han comenzado su anunciada destrucción de mezquitas sufíes y chiíes en Mosul, la ciudad iraquí que controlan desde que se… Leer
Miembros del EIIL (Estado Islámico de Irak y el Levante, ISIS, por sus siglas en inglés). Foto publicada en una web yihadista y verificada por AP
En noviembre de 1918, recién concluida la Primera Guerra Mundial, el coronel T. E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, presentó ante el Comité de Guerra británico un mapa realizado por él mismo, en el que mostraba cómo deberían trazarse las nuevas fronteras en Oriente Medio, una vez desaparecido el Imperio Otomano. El mapa, más un boceto que una propuesta detallada, reservaba un espacio para los kurdos de Irak, dividía con más o menos precisión las áreas suní y chií de este país y, aunque mantenía la frontera con la actual Siria para no molestar a los franceses, agrupaba el norte de ambos Estados en una sola zona del mismo color. No le hicieron ni caso.
La Administración británica en Mesopotamia rechazó la idea de plano, y las potencias occidentales siguieron adelante con el acuerdo alcanzado durante la guerra por franceses y británicos, que habían negociado en secreto Mark Sykes y François Georges-Picot. El resultado, un Oriente Medio diseñado según agendas coloniales, a base de escuadra y cartabón, fue el mapa que, con ligeras variaciones, conocemos hoy, y también, aunque no la única, sí una de las principales semillas de un siglo de guerras y caminos sin salida.
Más tarde vendrían la creación del Estado de Israel y el drama palestino, el boom del petróleo y sus consecuencias, las dictaduras, los nacionalismos, los experimentos y las revoluciones, el fundamentalismo islámico, el terrorismo, los dobles raseros de la comunidad internacional y la frustración de que comunidades distintas no puedan vivir en paz bajo un mismo techo, más allá de los países que las albergan. Pero el germen, haber dejado de lado la compleja realidad religiosa y étnica de Oriente Próximo, había quedado plantando mucho antes, en los despachos de Londres y París… ¿Hasta ahora?
Las revueltas de la llamada «primavera árabe», iniciada hace ya tres años; la devastadora guerra civil en Siria y su efecto en los países vecinos; el caos dejado en Irak por la invasión que lideró EE UU en 2003; el renacimiento de las eternas divisiones en el Líbano… Mes tras mes, semana tras semana, las fronteras que durante décadas mantuvieron, a menudo con mano de hierro, los gobiernos de la zona, empiezan a emborronarse. Alianzas y odios ancestrales –entre las dos principales ramas del islam, suníes y chiíes, sobre todo– van tomando cada vez más protagonismo, y la identidad sectaria, étnica y religiosa se superpone a la nacional. Los grupos más radicales del llamado yihadismo aprovechan la debilidad de los gobiernos o las situaciones de guerra para crear pseudoestados en los que las líneas divisorias creadas por Occidente parecen haber dejado de existir.
Un nuevo escenario
En tan solo unos días, los yihadistas suníes del EIIL (Estado Islámico de Irak y el Levante, ISIS, por sus siglas en inglés) se han hecho con el control de Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak y la más importante de su zona norte, llegaron a entrar triunfantes en Tikrit, capital de la provincia de Salahedin y localidad natal de Sadam Husein, y avanzan ahora hacia Bagdad tras haber provocado la huida de más de medio millón de personas, y ante la espantada del ejército iraquí.
Los insurgentes, demasiado radicales incluso para la Al Qaeda de la que se escindieron, fanáticos instalados en el terror de la intolerancia total, están estrechamente conectados con grupos similares que combaten en la guerra en Siria. Entre sus primeras acciones, a golpe de excavadora y con la gran difusión mediática que les permite su intensa actividad en las redes sociales, se apresuraron a destruir los abandonados pasos fronterizos con este país y anunciaron la unificación formal de los territorios que controlan en ambos Estados. Las fronteras ideales del califato islámico que tienen en mente se extienden desde el golfo Pérsico hasta el Atlántico, pero, de momento, sus límites no difieren mucho de aquel olvidado mapa de Lawrence.
Esta explosión está suponiendo, además, una oportunidad para los kurdos del norte de Irak, obligados a defenderse ante la ausencia del Ejército nacional iraquí, y ha provocado que Irán (la gran potencia chií) se haya comprometido a intervenir, colaborando incluso con Estados Unidos si es necesario.
Es demasiado pronto para hacer predicciones, y son muchos y muy complejos los intereses que hay en juego, pero, para algunos analistas, podríamos estar asistiendo al final de Irak tal y como lo conocemos.
Estas son, en preguntas y respuestas, las principales claves de la crisis:
¿Qué está pasando en Irak?
El pasado martes, el EIIL, apoyado por combatientes tribales y otros grupos afines, se hizo con el control de Mosul, capital de la provincia iraquí de Nínive, en el norte del país, antes de extender en los siguientes días una espectacular ofensiva hacia las provincias de Salahedin, Kirkuk y Diyala, en su camino hacia Bagdad y los santuarios chiíes de Kerbala y Nayaf. Los insurgentes llegaron a entrar en Tikrit, la cuna del fallecido líder iraquí Sadam Husein, si bien esta localidad fue recuperada después por el ejército.
La toma de Mosul, la segunda gran ciudad que cae en manos del EIIL este año, después de Faluya, supone un duro golpe a los intentos del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, por derrotar a los insurgentes. Desde la retirada de las fuerzas estadounidenses del país en 2011, los yihadistas han ido ocupando cada vez más territorio.
El avance actual del EIIL ha provocado la huida de cientos de miles de personas (algunas fuentes elevan el número de desplazados en la zona al medio millón), principalmente hacia el Kurdistán iraquí. La ofensiva se produce después de que los yihadistas se hayan hecho con buena parte del nordeste de Siria (el grupo controla la provincia de Al Raqqa y tiene gran presencia en la vecina Deir Ezzor, fronteriza con Irak), y tiene como objetivo establecer un estado islámico entre estos dos países.
La situación se agravó este viernes cuando el más alto clérigo chií en Irak instó a los ciudadanos a tomar armas contra los extremistas suníes, y Naciones Unidas informó de que tiene pruebas de que algunos miembros del EIIL han realizado ejecuciones sumarias de civiles en su avance hacia el sur. Diversos vídeos y fotografías distribuidos estos días en Internet muestran prisioneros capturados por los insurgentes, ejecutados o marchando en grandes filas con destino incierto.
Entre tanto, tropas kurdas tomaron este jueves el control de la ciudad petrolera de Kirkuk, en la región autónoma del Kurdistán iraquí, ante la huida de soldados y policías iraquíes, y con el fin de defender a la población del avance de los yihadistas.
Zonas controladas por el EIIL el 13 de junio de 2014. Mapa: BBC
¿Cuál es el contexto?
La violencia sectaria, principalmente entre suníes (en torno al 35% de la población) y chiíes (cerca del 65%), ha sido una constante en Irak desde la invasión liderada por EE UU que derrocó a Sadam Husein en 2003. El punto máximo se alcanzó durante la guerra civil de 2006-2007 y, tras unos años de relativa calma, la tensión volvió a recrudecerse a lo largo de 2013, con atentados casi diarios y decenas de miles de muertos cada mes.
El incremento de la violencia está vinculado al resentimiento de la población suní con la mayoría chií (actualmente en el gobierno liderado por Nuri al Maliki), a la que los suníes acusan de practicar una discriminación sistemática. Algunas muertes se producen cuando las fuerzas de seguridad se enfrentan a personas o grupos armados. En otros casos se trata de pura violencia confesional, dirigida contra objetivos civiles.
La tensión se disparó tras la retirada de las tropas estadounidenses, y las medidas adoptadas por el Gobierno para intentar atajarla solo han conseguido echar más leña al fuego. El ejecutivo actual, concebido desde el principio en base a identidades religiosas, no ha logrado articular, o fortalecer, la idea de una única entidad nacional. A ello hay que añadir los intentos de Al Qaeda en Irak y de otros grupos extremistas como el EIIL por hacerse fuertes en el país.
La guerra en Siria también está afectando. Los lazos entre los suníes de Irak y los de Siria son fuertes, y las tribus suníes iraquíes preciben la «opresión chií» como algo general, proveniente tanto del Gobierno iraquí como de la minoría alauí siria (el alauismo, confesión a la que pertenecen el presidente sirio, Bashar al Asad, y la clase dirigente de este país, es una rama del islam que comparte muchas prácticas y creencias con el chiísmo).
Por otro lado, a pesar del entrenamiento que recibieron de las tropas estadounidenses, las fuerzas de seguridad iraquíes no están aún preparadas para enfrentarse a los múltiples desafíos que presenta la situación actual. Los suníes, además, acusan a la policía y al ejército de velar tan solo por los intereses del Gobierno, en lugar de ser una fuerza nacional dedicada a proteger al país y a los ciudadanos.
Muertes violentas de civiles en Irak entre 2006 y 2014. Gráfico: BBC
¿Por qué se ha producido ahora el avance yihadista?
El origen del avance actual se encuentra en diciembre de 2013, cuando militantes islamistas tomaron la ciudad de Faluya, en el centro del país, y algunas poblaciones cercanas a Ramadi. Ahora, el EIIL está aprovechando dos factores clave: el creciente descontento de la minoría suní hacia el presidente Maliki, y la cada vez mayor dimensión sectaria de la guerra en la vecina Siria. La debilidad de las autoridades estatales en el norte de ambos países hace posible que los militantes yihadistas puedan cruzar fácilmente la frontera, y no hay que olvidar que la mayoría de la población del territorio en que se mueven es de confesión suní.
En cualquier caso, la ofensiva actual no puede calificarse exactamente como un ataque sorpresa. En las últimas semanas, el EIIL ya había atacado en otras zonas de Irak, como Samarra (localidad especialmente importante para el Gobierno por su santuario chií), y el primer ataque sobre Mosul (el verdadero objetivo) se inició el pasado 6 de junio, aunque en aquella ocasión pudo ser repelido.
¿Cómo han podido avanzar tan rápidamente?
Los insurgentes no han encontrado apenas resistencia por parte de las fuerzas de seguridad iraquíes, aquejadas de graves problemas de corrupción, marcadas por el sectarismo en sus filas y con poco sentimiento de lealtad a un gobierno que, entre otras cosas, tarda meses en pagar los salarios.
El Gobierno iraquí cuenta con unos 930.000 soldados entrenados por EE UU, y con un personal de seguridad complementario de 270.000 efectivos, suficientes, en teoría para contener a los rebeldes del EIIL, cuyo número se calcula entre 10.000 y 15.000. Las tropas iraquíes, sin embargo, están desmoralizadas por la dureza del conflicto y por la crudeza de los ataques de los yihadistas, que incluyen atentados suicidas, decapitaciones y crucifixiones.
Por otra parte, en las áreas suníes suelen estar destacados soldados suníes, que no ven con buenos ojos tener que combatir a miembros de su misma confesión, y en cuanto a la policía, muchos de sus componentes son reclutados entre la población local, y muy vulnerables, por tanto, a la presión de sus correligionarios y de los grupos terroristas. En Mosul, unos 30.000 soldados iraquíes abandonaron sus armas y huyeron cuando fueron atacados por cerca de 800 combatientes.
En cuanto al EIIL en sí, sus militantes estarían siendo apoyados por exoficiales y exsoldados del antiguo ejército iraquí que se disolvió cuando EE UU invadió el país. Además, el grupo, reforzado con voluntarios llegados no solo de Siria sino también de otros países de la región e incluso de Europa y EE UU, parece haber adaptado sus tácticas y su mensaje para conectar mejor con la población iraquí. En Siria no ocultan sus objetivos e imponen abiertamente su radical interpretación de la ley islámica, con prohibiciones que recuerdan las prácticas de los talibanes afganos y ejecuciones en plazas públicas. En Irak parecen concentrarse más en presentarse como los protectores de la comunidad suní frente al gobierno chií de Maliki.
¿Qué es el EIIL y cuál es su relación con Al Qaeda?
El Estado Islámico de Irak y el Levante surgió durante la guerra de Irak de 2003, y juró alianza a Al Qaeda en 2004. En 2006, la organización, bajo el nombre de Estado Islámico de Irak, se estableció como una coalición que englobaba a varios grupos insurgentes iraquíes (incluyendo su predecesor el Consejo de la Shura de los Muyahidines, la propia Al Qaeda en Irak y diversos clanes suníes), con el objetivo de establecer un califato islámico en las regiones suníes de Irak.
El grupo adoptó su actual denominación de Estado Islámico de Irak y el Levante en 2013, al ampliar su ámbito de operaciones a la vecina Siria, donde se ha convertido es una de las principales facciones de la guerra civil, y controla parte de las gobernaciones sirias de Idlib, Alepo y Raqqa. En abril de ese año, la organización se presentó como una fusión entre el original Estado Islámico de Irak (vinculado a Al Qaeda) y el grupo yihadista rebelde sirio conocido como Frente Al Nusra.
Al Nusra, sin embargo, rechazó la supuesta alianza, y dos meses después el propio líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, desautorizó al EIIL como rama territorial de la organización. Al Zawahiri, quien quiere una única facción yihadista combatiendo a las fuerzas del Gobierno sirio, teme que la brutalidad de los métodos del EIIL y la violencia terrorista sistemática que este grupo ejerce sobre la población local acabe deslegitimando la causa yihadista global. Por su parte, el máximo dirigente del EIIL, Abu Bakr al Baghdadi, desobedeció a Al Zawahiri y se negó a aceptar la orden de que sus actividades se limitasen al territorio iraquí.
La competencia entre Al Qaeda y el EIIL por liderar el yihadismo global puede tener como consecuencia un mayor riesgo de atentados en OccidenteLa competencia entre Al Qaeda y el EIIL por liderar el yihadismo global puede tener como consecuencia un mayor riesgo de atentados en Occidente, con fines propagandísticos. Según explica en el diario El País Fernando Reinares, investigador principal de Terrorismo Internacional en el Real Instituto Elcano y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos, «a partir de sus conquistas en Irak y Siria el EIIL ha pasado a competir con Al Qaeda por la hegemonía del yihadismo en Próximo Oriente y más allá. Es hoy el desarrollo más importante en la evolución del yihadismo global, cuyos actores están tomando partido por Al Qaeda y sus afines o por el EIIL y los suyos […]. Al Qaeda y el EIIL, en su pugna por movilizar apoyos en el seno de las poblaciones musulmanas, intentarán mostrar potencial para infligir daño a países del mundo occidental utilizando adeptos con que cuenten en los mismos».
¿Cómo actúa en las zonas que controla?
Con sus caras a menudo cubiertas y sus omnipresentes banderas negras, los extremistas del EIIL dirigen las poblaciones que controlan como pequeños Estados, aplicando su radical interpretación de la ley islámica y organizando desde cortes de ‘justicia’ hasta escuelas, servicios urbanos básicos o incluso distribuciones de alimentos.
En Siria ejercen su poder sin contemplaciones (ejecuciones públicas, amputaciones por robos, prohibición de actividades como la música). En Irak parece existir una mayor moderación, aunque solo relativa. En ambos casos han demostrado bastante eficacia a la hora de gestionar los recursos, incluyendo campos de petróleo en Siria o plantas eléctricas en Irak.
Somos soldados del islam, y nuestra responsabilidad es recuperar la gloria del Califato Islámico.
Los líderes tribales y jeques que colaboren con el Gobierno serán considerados traidores.
Las mujeres solo deben salir de casa si es necesario, y, en ese caso, deben vestir de forma modesta y con ropa amplia.
El alcohol, el tabaco y las drogas están prohibidos.
Soldados, policías y miembros de otras organizaciones ateas pueden arrepentirse. Habilitaremos lugares específicos para que lo hagan.
Las reuniones públicas con armas y banderas [salvo las del EIIL] están prohibidas.
Nuestra postura sobre los santuarios y tumbas [chiíes] es conocida [serán destruidos].
En cuanto a sus recursos económicos, el EIIL cuenta con amplias redes de extorsión, y en febrero se hicieron con los valiosos campos de gas de Conoco, cuyo valor se calcula en cientos de miles de dólares. Tras la toma de Mosul, el Gobierno regional iraquí aseguró que el EIIL se había apoderado del equivalente a 430 millones de dólares en moneda iraquí y oro.
¿Quién es su líder?
El líder del EIIL, Abu Bakr al Baghdadi, según una foto distribuida por el Ministerio del Interior iraquí
Nacido en la ciudad iraquí de Samarra en 1971, Al Bagdadi, de quien apenas existen un par de fotografías públicas, asegura ser descendiente directo del profeta Mahoma y, según una biografía citada frecuentemente por los yihadistas, procede de una familia profundamente religiosa y obtuvo un doctorado en la Universidad Islámica de Bagdad. En 2005 fue capturado por las tropas estadounidenses y pasó cuatro años como prisionero en Bucca, al sur de Irak, donde, presumiblemente, entró en contacto con combatientes de Al Qaeda.
En 2010, tras la muerte de varios de los líderes de Al Qaeda en Irak, Al Bagdadi asumió el mando de la organización integrista en el país, en un momento en que la rebelión suní estaba muy debilitada. La guerra en Siria y las políticas del Gobierno iraquí reforzaron tanto al grupo como su liderazgo.
Como señalaba hace unos días un antiguo oficial antiterrorista británico a la agencia AFP, «durante los últimos 10 años, Al Zawahiri [el líder de Al Qaeda] ha estado escondido en la frontera entre Afganistán y Pakistán y se ha limitado a publicar unos pocos comunicados y vídeos, mientras que Al Bagdadi ha capturado ciudades, ha movilizado enormes cantidades de gente, ha asesinado sin piedad a lo largo de Irak y Siria… Si fueras un tipo que busca acción, tu opción sería Al Bagdadi».
¿Cómo son sus combatientes?
El EIIL, un grupo que está combatiendo, con éxito, a dos gobiernos y a otros grupos rebeldes, es como un imán para militantes radicales, no solo iraquíes y sirios, sino de todo el mundo, incluyendo, tal y como puede verse en los vídeos y mensajes que distribuye en Internet, chechenos, alemanes, británicos o estadounidenses.
Un líder del opositor Ejército Libre de Siria indicaba a The New York Times que los combatientes del EIIL están «mejor pagados, mejor entrenados y mejor armados que muchos soldados de los ejércitos nacionales de Siria e Irak». Según testimonios citados por ese mismo diario, muchos se unen a los yihadistas por motivos ideológicos, pero otros lo hacen tambien atraídos por los altos salarios y por la capacidad del grupo para consolidar su poder en las zonas que controla.
¿Pueden tomar Bagdad?
No es muy probable. Por un lado, la defensa de la capital, pertrechada por milicias chiíes y con una presencia del ejército mucho más sólida, no tendría nada que ver con lo ocurrido en el norte. La implicación internacional sería, además, mucho mayor, empezando por Irán.
Por otra parte, no parece que, de momento, el EIIL tenga la capacidad humana, logística y militar necesaria para capturar (y mantener) Bagdad y seguir controlando, a la vez, el resto del territorio.
¿Qué responsabilidad tiene EE UU?
Para algunos analistas, la situación que vive actualmente Irak es la consecuencia directa de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003, bajo la presidencia de George W. Bush. La desmantelación del régimen (y del ejercito) de Sadam Husein, que, aunque de forma brutal, mantenía unido el país con un férreo centralismo, no fue sustituida por un gobierno lo suficientemente integrador. El régimen dictatorial de Sadam, controlado por la minoría suní, creó durante décadas un resentimiento entre kurdos y chiíes cuya solución difícilmente podía pasar por darle, sin más, la vuelta a la tortilla. Teóricamente, la intención de Washington era crear un modelo que uniese a todas las comunidades. En la práctica supuso un Estado dominado por la mayoría chií.
La apuesta de la Administración de Barack Obama por Maliki no hizo más que empeorar la situaciónPosteriormente, la apuesta de la Administración de Barack Obama por Maliki no hizo más que empeorar las cosas, creando un país irreversiblemente dividido ahora entre suníes, chiíes y kurdos. La retirada de las tropas estadounidenses cuando aún no estaba garantizada la estabilidad política ni la seguridad acabó de derribar lo que era ya un frágil castillo de naipes. A pesar de los planes iniciales de EE UU de mantener algunas fuerzas en Irak para apoyar al ejército local, las últimas tropas estadounidenses abandonaron el país en diciembre de 2011 sin que se hubiese conseguido un acuerdo en ese sentido entre Bagdad y Washington.
¿Cómo ha respondido Obama?
De momento, el presidente de Estados Unidos ha rechazado una nueva intervención militar terrestre para contener a los yihadistas en Irak. El pasado viernes, Obama indicó claramente que no hará regresar a las tropas estadounidenses a este país, cuya situación describió como un «problema regional a largo plazo», si bien se comprometió a ayudar a las autoridades iraquíes a hacer frente a los guerrilleros, siempre que el Gobierno de Bagdad haga su trabajo: «Estados Unidos hará la parte que le corresponda, pero cualquier tipo de acción que emprendamos deberá estar acompañada por los esfuerzos de los líderes iraquíes», dijo.
No obstante, Obama dejó la puerta abierta a otras opciones militares, entre ellas la que se baraja con más fuerza: ataques aéreos selectivos. Este sábado, el secretario de Defensa de EE UU, Chuck Hagel, ordenó el envío del portaaviones George H.W. Bush al golfo Pérsico.
¿Cómo ha reaccionado Irán?
Las autoridades iraníes (chiíes), que han respaldado siempre al primer ministro iraquí, se apresuraron a expresar su apoyo al Gobierno de Bagdad en su lucha contra los insurgentes suníes, y han llegado a contemplar incluso una eventual (y hasta ahora, impensable) cooperación con Estados Unidos, país que pidió una respuesta «fuerte y coordinada». El presidente iraní, Hassan Rohani, señaló que su país (principal aliado del régimen sirio) no tolerará la violencia y el terror en la región.
Rohani ha negado que Irán haya enviado soldados a Irak, aunque indica que «está dispuesto a ayudar a un país amigo». Como recuerda en El Mundo Javier Espinosa, «Irán ni siquiera necesita implicar gran número de tropas en el territorio iraquí. Desde hace años Teherán apadrina toda una nebulosa de milicias como Asaib ahl Haq, Kataib Hizbulá, Kataib Sayyid al-Shuhada o las Brigadas Badr, que casi actúan como unidades afiliadas a su propio ejército».
¿Qué consecuencias está teniendo la crisis para los kurdos?
Tras el avance de los yihadistas, las fuerzas de seguridad de la región autónoma del Kurdistán iraquí están ocupando las posiciones de las que ha huido el ejército de Bagdad, especialmente en las regiones de Nínive y Kirkuk. Se trata de una zona a la que, tras la invasión estadounidense, regresaron masivamente miles de kurdos desplazados, y en la que se han producido desde entonces continuos enfrentamientos con las autoridades centrales, tanto por cuestiones territoriales como por el control de la gran riqueza petrolera de esta región.
La situación actual supone una oportunidad única para que se produzca una mayor desmembración con respecto a Bagdad, y para que los kurdos afiancen su control político y militar en el norte. Por lo pronto, los diputados de esta comunidad boicotearon esta semana la reunión del Parlamento iraquí en la que Maliki pretendía conseguir apoyo para declarar el estado de emergencia a nivel nacional (una situación que acrecentaría notablemente su poder), y que tuvo que ser suspendida ante la falta de quórum.
Los kurdos ya han mandado al EIIL el mensaje de que no van a reaccionar como el ejército iraquí, y han reforzado sus defensas en numerosas poblaciones. Su papel, no obstante, puede suponer un importante punto de fricción en el futuro, se incline la balanza hacia donde se incline, ya que tanto los árabes iraquíes suníes como los chiíes se oponen a sus reclamaciones territoriales más allá de su enclave actual.
¿Se dividirá Irak?
Esta nueva crisis ha vuelto a poner sobre la mesa la vieja idea, discutida ya durante la guerra de 2003, de que Irak se divida en tres regiones separadas, o incluso en tres naciones independientes: una chií (Bagdad y la mayor parte del sur y la frontera oriental con Irán), una suní (el oeste y algunas zonas del norte), y una kurda (también en el norte, e incluyendo las ciudades de Irbil y Kirkuk, a las que Sadam desplazó grandes cantidades de población árabe).
La opción de la división, planteada también en otros países de la región, tiene defensores y detractores. Por un lado, y contando siempre con que los extremistas del EIIL fuesen reemplazados en un futuro por un liderazgo suní civilizado, el nuevo mapa obedecería a una distribución mas homogénea de la población y supondría, en principio, menos tensiones de carácter étnico y confesional. Por otro lado, y como señalaba el diario británico The Guardian en un editorial, «un Irak dividido sería demasiado débil como para hacer frente, en el mejor de los casos, a la penetración de potencias exteriores, y, en el peor de los casos, podría convertirse en el campo de batalla de la guerra regional entre suníes y chiíes».
La clave, al final, es determinar hasta qué punto es posible un Estado integrador y aconfesional a estas alturas, con tantos muertos a la espalda en todos los bandos.
¿Cómo afecta la crisis a Turquía?
Al otro lado de la frontera septentrional iraquí, el Gobierno de Ankara ya ha celebrado reuniones de emergencia, y decide cómo rescatar a los 80 ciudadanos turcos que mantiene secuestrados el EIIL.
Turquía, con grandes intereses energéticos en Irak, es ahora especialmente sensible a posibles ataques yihadistas, una situación que le ha obligado ha cambiar su discurso en los últimos meses. En 2012, el Gobierno de Recep Tayyip Erdoğan, que apoya a los grupos opositores al régimen sirio de Bashar al Asad, calificó de «apresurada» la decisión de EE UU de incluir al Frente Al Nusra como grupo terrorista. Por entonces, a Ankara no le preocupaba especialmente la ideología de los rebeldes sirios. El pasado mes de junio, Turquía ya había colocado a Al Nusra en su propia lista de grupos terroristas.
¿Cómo está sufriendo la población?
El viernes, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, mostró su extrema preocupación por «el deterioro dramático de la situación en Irak», de donde provienen «informaciones sobre ejecuciones sumarias y extrajudiciales, y el desplazamiento masivo de medio millón adicional de personas». El sábado, la ONU calificó la crisis como una «tragedia humana» y cifró el número de desplazados internos en todo el país en alrededor de un millón de personas.
La masiva llegada al Kurdistán iraquí en los últimos días de civiles procedentes de la vecina provincia de Nínive ha abierto un nuevo frente humanitario para la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que ya tenía que afrontar la ayuda a los refugiados que siguen llegando de Siria y a los desplazados en los últimos meses de la provincia iraquí de Al Anbar, en el oeste del país.
En noviembre de 1918, recién concluida la Primera Guerra Mundial, el coronel T. E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, presentó ante el Comité de Guerra británico un mapa realizado por él mismo, en el que mostraba cómo deberían trazarse las nuevas fronteras en Oriente Medio, una vez desaparecido el Imperio Otomano. El mapa, más un boceto que una propuesta detallada, reservaba un espacio para los kurdos de Irak, dividía con más o menos precisión las áreas suní y chií […]
Supuestos militantes de Al Qaeda conducen por las calles de Shabwa, en el sur de Yemen, el 3 de abril de 2012. Foto: AFP / Getty Images
A principios de 2011, y aprovechando que las autoridades y el ejército estaban ocupados en la brutal represión de las primeras protestas contra el gobierno de Ali Abdullah Saleh, un grupo fundamentalista islámico afiliado a Al Qaeda en la Península Arábiga, Ansar al Sharia, tomó el control de la provincia de Abyan, en el sur de Yemen. Durante unos diez meses, hasta junio de 2012, y según un informe recién publicado por Amnistía Internacional, la zona se convirtió en un auténtico reino del terror.
Con el pretexto de «mantener el orden», y para hacer cumplir sus normas sociales y religiosas, los armados militantes de Ansar al Sharia sometieron a la población a lo que Amnistía califica como una «horrible» violación de los derechos humanos, que incluyó desde matanzas, torturas y confesiones forzosas hasta castigos como amputaciones, flagelaciones y crucifixiones para delitos como el espionaje o el robo.
El informe, de 57 páginas y titulado Conflicto en Yemen: La hora más oscura de Abyan, es el resultado de una investigación llevada a cabo por una delegación de Amnistía Internacional, que visitó esta gobernación en los pasados meses de junio y julio, y entrevistó a residentes, activistas, periodistas, testigos, víctimas y familiares de víctimas. Un joven de la localidad de Ja’ar cuenta su caso:
Me acusaron de robar. Me golpearon repetidamente. Me torturaron con descargas eléctricas… Vertieron agua en mi pecho y me pusieron un alambre alrededor de la mano… Cinco días después, me dieron una inyección y me dormí. Cuando desperté, mi mano ya no estaba allí.
Otro hombre, Saleh Ahmed Saleh al Jamli, fue declarado culpable de colocar en dos vehículos de comandantes de Ansar al Sharia dispositivos electrónicos que permitieron a aviones no tripulados de EE UU (drones) asesinar a líderes del grupo fundamentalista. Condenado por un «tribunal religioso», Saleh al Jamli fue ejecutado en público, y su cuerpo crucificado permaneció en una calle principal durante varios días.
Tras tomar el control en el sur de Yemen, Ansar al Sharia dividió la zona en «emiratos» y estableció comités de gobierno, cuyos castigos fueron documentados en vídeos. Amnistía logró recuperar algunas de estas imágenes y las presenta en un vídeo que acompaña al informe. En una de las escenas más duras, varias personas pasean la cabeza de una mujer decapitada tras haber sido acusada de brujería.
El informe destaca asimismo la presión y persecución que sufrieron mujeres y niñas, con la imposición de severos códigos de vestimenta y una estricta separación por sexos en escuelas y lugares de trabajo. Según explicó una maestra, Ansar al Sharia colocó a un miembro femenino de la organización en todos los colegios para supervisar que se cumplían las reglas.
También el Gobierno
Las acusaciones de Amnistía Internacional se dirigen asimismo al Gobierno yemení. Según la organización, decenas de civiles no involucrados en el conflicto, incluidos niños, murieron o resultaron heridos como consecuencia de los «devastadores» ataques aéreos y de artillería y mortero llevados a cabo por las fuerzas gubernamentales, y que afectaron a barrios residenciales. «Creemos que ocurrieron abusos horrendos a los derechos humanos y violaciones de la ley humanitaria internacional por ambas partes», indica la autora del informe, Celina Nasser.
Nada más caer Abyan bajo el control de Ansar al Sharia, el ejército yemení lanzó varios ataques, que culminaron en una gran ofensiva el pasado 12 de mayo. Para finales de junio las tropas gubernamentales habían conseguido expulsar al grupo fundamentalista de Abyan y sus alrededores. La combinación letal de combates y abusos a los derechos humanos se tradujo en alrededor de 250.000 desplazados.
Philip Luther, director de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África, indicó que «la tragedia de Abyan va a marcar a Yemen durante décadas, a menos que los responsables sean llevados ante la justicia y que las víctimas reciban compensaciones».
El ejemplo talibán
Ansar al Sharia («seguidores, o partidarios, de la ley islámica») fue formada por la facción de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) como respuesta a un cada vez mayor movimiento opositor al Gobierno que no comulgaba, sin embargo, con la estrategia de los grupos fundamentalistas, centrada en derrocar al régimen de forma violenta y en establecer un estado islámico basado en su particular interpretación extremista y literal de la sharia.
Según informó la BBC, el pasado mes de abril webs ‘jihadistas’ publicaron una entrevista con el líder religioso de AQPA, Adel al Abbab, en la que éste afirmaba que el objetivo de Ansar al Sharia era atraer gente a la causa de la ley islámica en áreas controladas por la propia AQPA o por sus grupos aliados. Ansar al Sharia asegura que proporcionaba servicios públicos a los habitantes de las zonas que controlaba, y que les ayudaba a solucionar sus «problemas diarios».
El grupo mantiene que reproduce el modelo de ley islámica desarrollado por los talibanes en Afganistán, y que la razón de su «éxito» entre los locales y miembros de tribus de algunas zonas reside en que su estrategia se basa en «la acción popular», en lugar de en el control por parte de una «élite». Muchos de sus militantes han experimentado la vida en un «estado islámico», bien en el Afganistán de mediados de los años noventa, bien entre los grupos ‘jihadistas’ que surgieron en Irak tras la invasión estadounidense de 2003.
A principios de 2011, y aprovechando que las autoridades y el ejército estaban ocupados en la brutal represión de las primeras protestas contra el gobierno de Ali Abdullah Saleh, un grupo fundamentalista islámico afiliado a Al Qaeda en la Península Arábiga, Ansar al Sharia, tomó el control de la provincia de Abyan, en el sur de Yemen. Durante unos diez meses, hasta junio de 2012, y según un informe recién publicado por Amnistía Internacional, la zona se convirtió en un auténtico reino del terror. […]
Protesta en Duraz, Bahréin, por el vídeo contra Mahoma ‘La inocencia de los musulmanes’. Foto: Mohamed CJ / Wikimedia Commons
Décadas de resentimiento acumulado contra la política estadounidense en la región, más libertad para manifestarse al haberse diluido el control estatal, descontento social, miseria sin expectativas de futuro… y un grotesco vídeo contra Mahoma como excusa infalible: Es el cóctel perfecto para que el integrismo islamista, que se había mantenido más o menos en segundo plano durante las revoluciones que derrocaron a los dictadores en países como Túnez o Egipto, haya asomado finalmente la cabeza; la caña ideal con la que intentar pescar los peces del apoyo popular en el río revuelto de la ‘primavera árabe’; la gasolina con que avivar la siempre caliente llama del antiamericanismo en el mundo islámico.
El resultado: Asaltos a embajadas, manifestaciones en cerca de 30 países y al menos 17 muertos ya desde que el pasado martes (aniversario de los atentados del 11-S) estallaran los disturbios, tras la divulgación de un vídeo grabado en EE UU en el que, entre otras cosas, se describe a Mahoma como bastardo, simplón, mujeriego, extorsionador, sanguinario, esclavizador de niños, egocéntrico y pederasta.
Las acciones más violentas están alentadas por minorías fundamentalistas, y los asaltos a las embajadas y otros intereses occidentales los han llevado a cabo, sobre todo, grupos relativamente pequeños, hooligans incluidos. Pero a las manifestaciones de protesta sí se han sumado amplios sectores de la población para los que el famoso vídeo no es más que el último capítulo en lo que se percibe como una larga historia de agravios por parte de Occidente en general, y de Estados Unidos en particular.
Es posible que Los versos satánicos de Salman Rushdie, las caricaturas de Mahoma o la quema de coranes estén solo en la lista negra de los religiosos más fanáticos, pero la invasión de Irak, el interesado apoyo a tiranos como Mubarak o Ben Ali, y el respaldo incondicional a Israel en detrimento de los palestinos, están en la lista negra de la mayoría. Y los tibios intentos de acercamiento llevados a cabo por Obama no parecen haber sido suficientes para lavar una imagen perjudicada durante tanto tiempo por sus antecesores en el cargo.
Resulta por tanto imposible simplificar las causas de esta nueva oleada de protestas, y atribuirla exclusivamente a un tosco vídeo de apenas 14 minutos y factura patética, por más que haya sido ese el detonante, en una sociedad donde los límites de la libertad de expresión no tienen nada que ver con los parámetros occidentales cuando está la religión por medio. Y tampoco se trata únicamente de la consecuencia directa de la caída de regímenes dictatoriales que mantenían a raya a los islamistas: En 2005, las viñetas satíricas sobre Mahoma provocaron manifestaciones masivas que fueron permitidas por gobiernos que presumían de aplastar el islamismo con mano de hierro, y hubo medio centenar de muertos.
Al vídeo y a la debilidad de los nuevos regímenes hay que sumar no solo el contexto de rencor hacia Occidente, sino también, y especialmente, la lucha por el poder que ha desatado la llamada «primavera árabe», una batalla en la que se enfrentan, sobre todo, islamistas moderados e islamistas integristas.
Estas son, en 20 preguntas y respuestas, las claves de lo que ha pasado hasta ahora:
EL VÍDEO
1. ¿Qué muestra ‘La inocencia de los musulmanes’?
«Tengo más de 120 años. En mi vida nunca he conocido a un matón asesino como Mahoma. Mata a hombres. Captura a mujeres y niños. Roba las caravanas. Rompe acuerdos y tratados. Vende niños como esclavos después de que él y sus hombres los hayan usado». Así describe una anciana al principal profeta del islam en el vídeo La inocencia de los musulmanes (Innocence of Muslims, en el original inglés), el supuesto tráiler de una película posiblemente inexistente.
El vídeo, colgado en YouTube, dura algo menos de 14 minutos. Grabado en Estados Unidos, presenta a Mahoma como un personaje pervertido, violento e interesado, y describe al islam como una religión destructiva y absurda. La produccion es extremadamente burda (desde el vestuario al guión, pasando por los escenarios o las interpretaciones), y en algunos pasajes se han doblado los diálogos originales con voces diferentes.
2. ¿Cuándo, cómo y para qué se hizo?
Aunque los detalles de la producción del vídeo siguen sin estar del todo claros, al parecer la cinta se rodó en California en torno al mes de julio del año pasado. Según informaron varios medios estadounidenses, citando a un activista fundamentalista cristiano, Steve Klein, que habría participado en la producción, el supuesto motivo era reunir a hipotéticos «terroristas musulmanes» en un cine de Los Ángeles con el cebo de que se iba a proyectar un film sobre Osama bin Laden, «para que supieran la verdad». De hecho, la ‘película’ fue titulada primero como Guerreros del desierto y después como La inocencia de Bin Laden.
El proyecto se empezó a gestar en el verano de 2009, cuando la página web BackStage publicó el anuncio de una productora llamada «DW» en el que se pedía actores para el rodaje de Guerreros del desierto (Desert Warriors). El film, producido y dirigido por un tal «Sam Bacile»,se presentaba como «una película de aventuras en el desierto de Arabia».
Los actores protagonistas y el equipo que participó en el rodaje (unas 80 personas) difundieron hace unos días un comunicado en el que sostienen que fueron «embaucados» sobre el propósito de la película: «Nos hemos quedado de piedra al conocer que han reescrito drásticamente el guión y al darnos cuenta de las mentiras que nos dijeron a quienes participamos». Aseguran que todas las referencias a Mahoma las introdujeron los autores del film a posteriori con un doblaje de mala calidad.
3. ¿Cómo ha acabado divulgándose?
El vídeo fue subido el pasado mes de julio a YouTube, y apenas tuvo visitas hasta que, en septiembre, fue subtitulado al árabe y empezó a propagarse por Twitter. En apenas unos días llegó a los canales de televisión árabes (especialmente a las cadenas integristas egipcias), y atrajo la atención de líderes musulmanes y de grupos islamistas, que denunciaron el contenido de la cinta y lo tacharon de blasfemo y ofensivo, al tiempo que exigían a las autoridades estadounidenses que retirasen el vídeo y persiguiesen a los responsables.
4. ¿Quién produjo el vídeo?
En un principio se informó de que el responsable del vídeo, el llamado «Sam Bacile», era un «agente inmobiliario» de California con orígenes judíos y conexiones con grupos coptos, pero los sindicatos de Hollywood y la asociación inmobiliaria del estado lo desmintieron, indicando que en sus registros no aparecía ningún agente llamado así. El pasado jueves, la agencia AP reveló que «Sam Bacile» es en realidad Nakoula Basseley Nakoula, un cristiano copto de 55 años de edad, residente en un suburbio de Los Ángeles y que entre 2010 y 2011 cumplió una pena de 21 meses de prisión por fraude bancario (años antes ya había estado en la cárcel por asuntos de drogas).
Nakoula Basseley, que no tenía permitido el acceso a Internet, fue interrogado el viernes por agentes federales según informó este sábado la cadena CBS. La Oficina del Alguacil de Los Ángeles, en colaboración con el FBI, está investigando la posible violación de su libertad condicional, en caso de que hubiera accedido a la red, precisamente para subir el polémico tráiler. Nakoula salió de la cárcel en junio de 2011 y el rodaje empezó un mes después.
5. ¿Quién lo promocionó?
El vídeo habría sido promocionado–y posiblemente, también traducido al árabe– por Morris Sadek, un egipcio copto conocido en Estados Unidos por su activismo anti islamista, y para quien las imágenes muestran la represión a la que se enfrentan los coptos en Egipto. El pastor Terry Jones, de Florida, famoso por haber amenazado hace dos años con quemar coranes en su iglesia, también se hizo eco del vídeo, y lo recomendó a sus seguidores.
6. ¿Qué ha dicho la iglesia copta?
Los representantes de la comunidad copta en Egipto (la principal minoría cristiana del país, cerca del 10% de la población total) han condenado el vídeo desde el primer momento. En EE UU, el obispo de la Diócesis Ortodoxa Copta de Los Ángeles indicó que «nuestra enseñanza cristiana es respetar a las personas de toda fe». Los coptos egipcios han sido víctimas de numerosos ataques en los últimos meses, que han causado decenas de muertos.
7. ¿Qué ha dicho del vídeo el Gobierno de EE UU?
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, calificó el vídeo de «repugnante y reprensible». «Parece tener el cínico propósito de denigrar una gran religión y generar odio», dijo. «Dejadme dejar muy claro, y espero que sea obvio, que el Gobierno de Estados Unidos no tuvo absolutamente nada que ver con este vídeo. Rechazamos totalmente su contenido y su mensaje. Sin embargo, no hay justificación, ninguna, para responder al vídeo con violencia. Condenamos la violencia que se ha generado en los términos más duros».
8. ¿Lo va a retirar Google de YouTube?
Google decidió este sábado mantener en Internet el polémico vídeo, pese a una solicitud de la Casa Blanca de que lo retirase de YouTube. La Casa Blanca ha confirmado que pidió a YouTube, propiedad de Google, que revisase el vídeo, y que lo retirase de la plataforma en caso de que éste viole las condiciones de uso de la web, pero Google ha determinado que el vídeo no viola sus políticas sobre la utilización de la red.
«Trabajamos duro para crear una comunidad que todos puedan disfrutar y que también permita a la gente expresar sus distintas opiniones. Esto puede ser un desafío porque lo que es aceptable en un país puede ofender en otro», explicó YouTube en un comunicado. «Este vídeo, ampliamente disponible en la web, cumple claramente con nuestras normas y por lo tanto permanecerá en YouTube. Sin embargo, hemos restringido el acceso a él en India e Indonesia, donde es ilegal, así como en Libia y Egipto, debido a las situaciones muy sensiblesen estos países», añadió.
El vídeo tampoco puede verse en Afganistán, cuyo Gobierno ha prohibido la recepción de YouTube desde el pasado miércoles.
Mapa interactivo de las protestas en el mundo
LOS DISTURBIOS
9. ¿Cuándo y dónde comenzaron?
Las primeras protestas empezaron el pasado martes por la tarde en El Cairo, cuando cientos de manifestantes asaltaron el recinto de la embajada estadounidense y arrancaron la bandera, reemplazándola por una enseña negra que llevaba bordada la shahada (la profesión de fe musulmana): «No hay más que un Dios y Mahoma es su profeta». La protesta fue disuelta por la policía.
Horas después, sobre las 10 de la noche, se inició otra concentración en Libia, frente al consulado estadounidense en Bengasi. Entre los manifestantes había un grupo armado con morteros y granadas. Se produjo entonces un ataque al edificio y combates entre los asaltantes y las fuerzas de seguridad que protegían el consulado. En la confusa batalla, que duró casi doce horas, murieron el embajador estadounidense, Christopher Stevens, y otros tres ciudadanos de EE UU, militares de élite.
10. ¿Fue planeado el ataque de Bengasi?
Aún no se sabe con certeza, pero el gobierno libio, que pidió disculpas a Washington por no haber podido contener el ataque, asegura que fue un asalto terrorista planeado con precisión, y que el grupo armado se sirvió de los manifestantes para enmascarar su objetivo de atacar a EE UU en el aniversario del 11-S. En un principio, las autoridades libias indicaron que detrás del asalto podrían estar partidarios del depuesto y asesinado líder libio Muammar al Gadafi, así como miembros de Al Qaeda en Libia, pero posteriormente negaron la presencia de la red terrorista en el país.
Libia calificó el ataque de «cobarde, criminal y terrorista», e insistió en que se trata de un hecho «aislado» que no «afecta a la relación del país con los socios europeos y americanos». Varias personas han sido detenidas ya en relación con los hechos.
11. ¿Cómo y por dónde se extendieron las protestas?
El jueves, un grupo de manifestantes yemeníes irrumpió en la Embajada de EE UU en la capital del país, Saná. Las fuerzas de seguridad abrieron fuego, con el resultado de un muerto y más de 20 heridos. Ese mismo día se reanudaron los disturbios en Egipto, en los alrededores de la legación estadounidense. Hubo al menos 224 heridos.
Las protestas se extendieron el viernes (día sagrado del islam) por todo el mundo musulmán, desde Marruecos hasta Indonesia. Muchas de las marchas de repulsa, que se celebraron en casi una treintena de países, comenzaron tras las plegarias de la oración. Al menos dos personas murieron y 29 resultaron heridas en Túnez, donde las fuerzas de seguridad emplearon munición real y gases lacrimógenos. En Trípoli (Líbano) hubo un muerto y varios heridos. Cuatro manifestantes fueron detenidos tras protestas en Jerusalén, y miles de personas protestaron pacíficamente en la ciudad de Gaza. Tres soldados colombianos de la ONU resultaron heridos en el Sinaí egipcio, y un grupo de manifestantes irrumpió en la embajada de Alemania en Sudán. Las manifestaciones, algunas de las cuales degeneraron en disturbios y enfrentanientos con la policía,se sucedieron también en Irán, India, Pakistán, Afganistán, Bangladesh, Turquía, Nigeria…
El agregado de Interior en la Embajada española en Túnez, el comandante de la Guardia Civil F. G. I., resultó herido el viernes al verse envuelto en un tumulto en las calles de la capital del país, y recibir un golpe de un arma de un policía, así como el impacto de un tapón de un arma de fogueo.
Principalmente, las redes salafistas. El salafismo es una corriente ultraconservadora del islam, tradicionalmente apática con respecto a la vida política, muy atomizada (hay multitud de predicadores, cada uno con sus propios seguidores), y que ha crecido, sobre todo, en los suburbios de las grandes ciudades y entre los sectores más humildes de la población. Los salafistas abogan por una interpretación literal del islam y defienden la imitación del modo de vida de Mahoma hasta en los más mínimos detalles, en un intento de recuperar la pureza de la religión (el término salaf, que en árabe significa «predecesor» o «ancestro», designa a los compañeros del profeta y las tres primeras generaciones que le sucedieron).
Una corriente del salafismo, denominada popularmente salafismo yihadista, rechaza limitar la acción religiosa a la predicación y hace de la ‘guerra santa’ el centro de su actividad. Los salafistas de esta tendencia defienden el combate armado con el fin de liberar los países musulmanes de toda ocupación extranjera. También se oponen a la mayor parte de los regímenes de los países musulmanes, que juzgan como impíos, y pretenden instaurar estados «verdaderamente islámicos».
Los salafistas, históricamente reprimidos, han ido propagando su discurso en los últimos años a través de cadenas de televisión privadas, muchas de ellas de origen saudí.La ‘primavera árabe’ les ha abierto ahora espacio en la política y la sociedad islámicas.
En Túnez, donde varios partidos safistas intentan competir con Ennahda, el partido islamista tradicional, grupos salafistas han protagonizado numerosos incidentes violentos, incluyendo ataques contra canales de televisión o acontecimientos culturales considerados impíos, según informó El País. En Libia han destruido varios santuarios sufíes, y en Egipto, el único país donde el salafismo tiene una representación institucional importante (el partido Al Nur logró el segundo puesto en las elecciones, tras los Hermanos Musulmanes), sus concentraciones suelen ser pacíficas, pero algunos simpatizantes salafistas han perpetrado actos violentos, sobre todo contra la minoría cristiana copta.
13. ¿Y Al Qaeda?
Aunque por el momento no está confirmada la participación directa de militantes de Al Qaeda en los asaltos a las embajadass, la red terrorista no ha querido perder la oportunidad de aprovechar la crisis. Así, la rama de Al Qaeda en Yemen exhortó este sábado a los musulmanes a intensificar sus protestas y asesinar a diplomáticos estadounidenses en los países de Oriente Medio: «Quien se encuentre con un embajador o emisario de Estados Unidos debería seguir el ejemplo de los descendientes (libios) de Omar al-Mukhtar, que mataron al embajador estadounidense», indicó en un comunicado publicado en Internet. «Dejen que la acción contra las embajadas sea un paso hacia la liberación de los países musulmanes de la hegemonía estadounidense», agregó.
Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP, por sus siglas en inglés), integrada en su mayoría por militantes de Yemen y Arabia Saudí, es considerada por Washington como la rama más peligrosa de la red fundada por Osama bin Laden.
LAS REACCIONES
14. ¿Cómo ha reaccionado el gobierno islamista egipcio?
En contraste con la condena contundente del gobierno libio, la primera reacción del recién elegido presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi, tras el asalto de El Cairo, fue condenar el vídeo pero guardar silencio con respecto a las acciones violentas (unas acciones que sí rechazaron los Hermanos Musulmanes, al menos en sus comunicados en inglés). Mursi no condenó claramente los ataques hasta el viernes, cuando, después de que Obama dijese que Egipto «no es un enemigo, pero tampoco un aliado», afirmó que se trataba de hechos «absolutamente inaceptables».
15. ¿Cómo ha reaccionado Obama?
El presidente de EE UU aseguró el viernes que «la justicia llegará para aquellos que dañen a estadounidenses», tras reconocer que ha visto «imágenes muy duras» de las protestas ante embajadas de su país. «Estados Unidos nunca se retirará del mundo», dijo Obama. «Nunca dejaremos de trabajar por la dignidad y la libertad que cada persona merece, sin importar su credo», agregó.
Por su parte, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, instó a los gobiernos en el mundo musulmán a controlar las revueltas, al señalar que «los países de la primavera árabe no han cambiado la tiranía de un dictador por la tiranía de una multitud violenta». «La gente responsable y los líderes responsables en estos países tienen que hacer todo lo que puedan para restaurar la seguridady traer a la justicia a aquellos que están detrás de estos actos violentos», indicó.
EE UU ha enviado dos buques de guerra a Libia y medio centenar de marines, para reforzar la seguridad de las instalaciones diplomáticas en el país.
16. ¿Cómo reaccionó Mitt Romney?
El candidato republicano a la presidencia de EE UU (las elecciones se celebrarán el próximo mes de noviembre) aprovechó el ataque al consulado estadounidense de Bengasi para criticar a su rival.
En un primer comunicado, Mitt Romney calificó de «vergonzoso» que «la primera reacción del gobierno de Obama no fuera condenar los ataques contra nuestras misiones diplomáticas sino simpatizar con quienes realizaron los ataques», en referencia a una nota de la embajada estadounidense en El Cairo, en la que se condenaba el vídeo contra Mahoma.
Las palabras del aspirante a la Casa Blanca fueron emitidas antes de que se supiera que habían muerto el embajador Stevens y otros tres estadounidenses. Preguntado después sobre si no se había precipitado al emitir el comunicado cuando aún no se conocían todos los datos, ni tampoco el posterior distanciamiento de la Casa Blanca de la reacción de su embajada cairota, Romney lo negó, insistiendo en que precisamente ello «demuestra la falta de un discurso claro del gobierno de Obama».
17. ¿Cómo ha reaccionado España?
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha ordenado reforzar la seguridad de las embajadas españolas en los países árabes. Las medidas incluyen contactar con los españoles residentes en estos países y preparar planes para una eventual evacuación. En los países de más riesgo las embajadas cuentan con un equipo de geos para protegerse.
Exteriores ha pedido a los españoles que viajen a países árabes que cumplan escrupulosamente las recomendaciones que figuran en su página web y que se inscriban en el consulado nada más llegar.
Con respecto al ataque de Bengasi, el Gobierno hizo público un comunicado en el que expresaba «su más rotunda condena» y trasladaba «un mensaje profundo y sentido de solidaridad y apoyo al Gobierno de Estados Unidos y al pueblo norteamericano en estos trágicos momentos de dolor, así como a los familiares de las víctimas».
LAS CONSECUENCIAS
18. ¿Qué efecto pueden tener las protestas en la ‘primavera árabe’?
Las protestas han puesto de manifiesto el poder de convocatoria del islamismo radical en unas sociedades donde la democracia se está abriendo paso de manera muy incipiente aún, y ello supone un desafío importante para los gobiernos islamistas teóricamente moderados surgidos de las elecciones en Egipto y Túnez, necesitados del apoyo de Occidente, pero temerosos a la vez de perder respaldo popular.
En Libia la situación tampoco es fácil. El gobierno está formado por un ejecutivo de transición que cuenta con el favor de estadounidenses y europeos, pero los grupos radicales islamistas, salidos de la clandestinidad durante la revolución, tras años de represión por el régimen de Gadafi, son fuertes. Además, como destaca en The New Yorker el periodista especializado en los conflictos actuales de Oriente Medio John Lee Anderson, en Libia sigue habiendo una multitud de milicias armadas y todavía no se ha implantado un auténtico estado de derecho.
De hecho, es en países como Libia y Yemen, en los que la soberanía de los gobiernos y el control territorial está aún lejos de alcanzarse, donde existe el mayor riesgode que las protestas conduzcan a un caos mayor.
En cuanto a Siria, la oleada de protestas puede acrecentar el miedo a que las facciones integristas (en muchos casos, formadas por combatientes extranjeros) que están incrustadas en la oposición al régimen brutal de Bashar al Asad acaben cobrando cada vez más protagonismo en la sangrienta guerra civil que está devastando al país. En Irak, mientras tanto, está por ver si la crisis actual será aprovechada por los grupos terroristas (Al Qaeda incluida) para mantener la reciente escalada de atentados.
Pocos analistas dudaban, en cualquier caso, de que la ‘primavera árabe’ supondría un auge del islamismo, en unas sociedades donde las alternativas laicas, liberales o progresistas están mucho menos arraigadas entre la población. La cuestión es si, siguiendo el ejemplo de Turquía, logrará imponerse un islamismo vertebrado en el funcionamiento democrático. Y el problema, como recuerda el periodista Íñigo Sáenz de Ugarte, es que muchas de las milicias integristas armadas que ahora están ganando terreno se han alimentado en las guerras de Siria y Libia con dinero de países como Arabia Saudí o Catar (donde el absolutismo y la teocracia no parecen ser un inconveniente para Occidente), y ahora no es fácil desactivarlas.
19. ¿Qué efecto han tenido en Estados Unidos?
Las protestas y ataques contra EE UU en los países islámicos han dado un giro a la campaña electoral para la presidencia, que ha pasado a centrarse estos días en una lucha por ver cuál de los dos candidatos defiende mejor los intereses estadounidenses en el mundo.
Obama, una de cuyas principales bazas para la reelección es, precisamente, su gestión en política internacional, se enfrenta ahora al reto de dar una respuesta lo suficientemente rápida a los ataques, especialmente al que causó la muerte del embajador y de otros tres ciudadanos estadounidenses, con el añadido de tener que defender su apoyo a la ‘primavera árabe’ y su apuesta por el diálogo con los gobiernos islámicos.
En cuanto a Romney, el candidato republicano, a la baja en los sondeos, ha moderado el tono de sus críticas y trata de recuperarse de sus desafortunadas declaraciones iniciales, que solo han sido secundadas por los comentaristas más conservadores (el grueso de su partido ha respaldado al Gobierno).
LOS ANTECEDENTES
20. ¿Qué otros casos similares ha habido en los últimos años?
El vídeo contra Mahoma es el último de una larga serie de casos que, originados en Occidente, han provocado la ira en el mundo musulmán:
A finales de 1988 el escritor angloindio Salman Rushdie publicó Los versos satánicos, un libro donde utilizó sus conocimientos como estudioso del islam y en el que hacía una interpretación particular de esta religión. La obra fue calificada de «blasfema» en un edicto emitido por el ayatolá iraní Jomeini, en el que se llamaba a la ejecución del autor, al que acusaba de apostasía.
Los libros La rabia y el orgullo, que la periodista italiana Oriana Fallaci publicó en 2002 tras el 11-S, y en el que comparaba a los «hijos de Alá» con las ratas, y La fuerza de la razón, escrito por la misma autora en 2004, originaron también fuertes reacciones de protesta. El Movimiento contra el Racismo y por la Amistad entre los Pueblos llevó a Fallaci ante los tribunales.
En 2004, el documental Sumisión, que denunciaba la situación de la mujer en el mundo islámico, le costó la vida su autor, el director de cine holandés Theo Van Gogh, quien fue apuñalado por un joven marroquí.
En 2005, el diario conservador danés Jyllands Postem publicó doce caricaturas de Mahoma en las que éste aparecía con un turbante convertido en bomba, lo que originó una oleada de ataques contra varias embajadas danesas en los países islámicos, que se extendieron a Occidente al menos durante dos años, así como la muerte de 48 personas en todo el mundo en manifestaciones y asaltos a sedes diplomáticas.
En septiembre de 2006 el discurso sobre el islam que pronunció el papa Benedicto XVI en la universidad alemana de Ratisbona provocó reacciones violentas en el mundo musulmán, como el asesinato de una monja italiana en Mogadiscio, la quema de iglesias o el secuestro el 3 de octubre de ese año de un avión de las líneas aéreas turcas que cubría el trayecto entre Tirana y Estambul.
En diciembre de 2008 el nivel de alarma terrorista alcanzó su punto más alto en Holanda cuando el diputado ultraderechista de ese país Geert Wilders produjo una película contra el Corán, en la que alertaba contra los peligros del islam, y que fue emitida por Internet.
En abril de 2010 fueron los responsables de la web Revolutionmuslim.com quienes arremetieron contra los creadores de la controvertida serie de televisión animada South Park por emplear a Mahoma en uno de sus últimos episodios.
En 2011 dos pastores de una iglesia de Florida, Terry Jones y Wayne Sapp, protagonizaron otro incidente al emitir un video en el que se quemaba un Corán. Como consecuencia, numerosos civiles y funcionarios de Naciones Unidas perdieron la vida en Afganistán víctimas de varios ataques.
En junio de 2012 estalló una serie protestas en Túnez en represalia a una exposición de arte considerada ofensiva para el islam, que se saldaron con un muerto, más de un centenar de heridos y 160 detenidos, por lo que las autoridades tunecinas decretaron el toque de queda.
Décadas de resentimiento acumulado contra la política estadounidense en la región, más libertad para manifestarse al haberse diluido el control estatal, descontento social, miseria sin expectativas de futuro… y un grotesco vídeo contra Mahoma como excusa infalible: Es el cóctel perfecto para que el integrismo islamista, que se había mantenido más o menos en segundo plano durante las revoluciones que derrocaron a los dictadores en países como Túnez o Egipto, haya asomado finalmente la cabeza; […]