«Me amenazó con matar a mi hija, violarme, hacer fotos y distribuirlas a todo el mundo. Me obligó a mirar mientras torturaban cruelmente a mujeres. Era tan horrible que me puse enferma solo de verlo», relata una mujer anónima en… Leer
«Me amenazó con matar a mi hija, violarme, hacer fotos y distribuirlas a todo el mundo. Me obligó a mirar mientras torturaban cruelmente a mujeres. Era tan horrible que me puse enferma solo de verlo», relata una mujer anónima en un vídeo en el que detalla su captura en Afrin, en el norte de Siria.
Afrin era una región de mayoría kurda donde las mujeres tenían más derechos que en ningún otro lugar de Siria, un país patriarcal sumido en una guerra sangrienta. El matrimonio infantil y la poligamia estaban prohibidos, y la violencia doméstica, penalizada.
Durante buena parte de la guerra en Siria, la ciudad de Afrin se mantuvo segura, convertida en un santuario que acogía a todo el mundo. Shiler Sildo, una antigua residente en Afrin de 31 años de edad, voluntaria en la Media Luna Roja kurda, explica a openDemocracy que «disfrutábamos de un ambiente de libertad donde todo el mundo, especialmente las mujeres, podía mostrarse como quisiera. Podías vestir pantalones cortos, faldas, vestidos cortos, lo que fuera».
«Había un nivel de criminalidad muy bajo. Tener esa clase de seguridad en Siria era especial. Había una atmósfera utópica, era un lugar muy pacífico», recuerda Shiler.
Pero esto pronto cambió.
Desde 2018, Afrin ha estado bajo el control de milicias respaldadas por Turquía, que tomaron el control de la región tras una operación de dos meses que sacó de allí a las fuerzas kurdas. Para muchos civiles residentes en la ciudad, es como vivir en estado de sitio.
En marzo de 2018, Shiler y su familia huyeron de su casa de cinco dormitorios. «La ciudad ya no podía seguir aguantando la tensión entre las distintas facciones», dice.
Una comisión reciente de Naciones Unidas ha encontrado grandes evidencias de que «la situación de las mujeres kurdas es precaria». La Comisión de Investigación sobre Siria de la ONU halló pruebas abrumadoras de violaciones diarias, violencia sexual, acoso y tortura, en la primera mitad de 2020. Solo en febrero, el informe documenta la violación de al menos 30 mujeres en la ciudad kurda de Tal Abyad . «Las facciones están cometiendo cientos e incluso miles de violaciones a diario», señala Shyler, con preocupación.
A principios de este año, un vídeo mostró a mujeres siendo sacadas de la celda secreta, ilegal y abarrotada de una prisión. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó de que estaban desnudas cuando las encontraron.
Estas atrocidades se asemejan a lo que padeció la población kurda a manos de Estado Islámico en varias partes de Irak y Siria, tan solo unos años antes. La diferencia es que estas mujeres no están siendo torturadas por un grupo militante islamista, sino que se encuentran bajo el control de milicias respaldadas por Turquía, un país miembro de la OTAN y aliado de Estados Unidos.
Hay ahora «un clima generalizado de miedo a la tortura, hasta el punto de que muchas mujeres no salen de sus casas porque no quieren convertirse en el objetivo de los grupo armados», indica Meghan Bodette, fundadora del proyecto Mujeres Desaparecidas de Afrin, una página web lanzada en 2018 para rastrear las desapariciones de mujeres en la zona, la otra gran preocupación, junto a la tortura.
Desde enero de 2018, un total de 173 mujeres y niñas han sido presuntamente secuestradas. Solo se ha informado de la liberación de 64 de ellas, mientras que el destino de las 109 restantes sigue sin conocerse. Meghan lo califica como una «total campaña de terror contra la población kurda». Otros investigadores locales de derechos humanos aseguran que ha habido más de 1.500 secuestros. Es importante reseñar que Meghan solo documenta los casos de aquellas mujeres de las que se conoce la identidad completa.
Muchos kurdos huyeron de Afrin en 2018, entre ellos, Hassan Hassan, de 50 años, que cuenta a openDemocracy cómo su familia escapó «con solo algo de comida y la ropa puesta, dejando atrás nuestra casa, los álbumes de fotos, libros de toda una vida, juguetes de niños, muebles y aparatos eléctricos».
La familia de Hassan se refugió en un pueblo y vivió en una cueva durante 45 días: «Había bombardeos a diario, F-16 y drones en el cielo. Pudimos escapar del asedio gracias a la misericordia de Dios». Ahora viven en el lúgubre campamento de Shahba, cerca de Alepo, con otros desplazados internos, incluyendo Shiler y sus tres hijos.
Hassan y Shiler dejaron atrás a unos 200.000 habitantes en Afrin. Los que se quedaron se arriesgaron a ser torturados y secuestrados. Primos, amigos y vecinos de Hassan han desaparecido.
Su nueva vida tampoco ha supuesto un respiro en su sufrimiento. «Ayer no pudimos dormir por el estruendo de las bombas», dice Shiler.
La zona donde se encuentra el campo estuvo anteriormente bajo el control de Estado Islámico, que colocó cientos de minas. Shiler ha sido testigo de la pérdida de vidas, y pasa junto a cuerpos todos los días. «Soportamos este tipo de vida porque, geográficamente, nos sentimos cerca de casa», explica.
Hace ahora un año, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, ordenó invadir este enclave kurdo en Siria para «eliminar a todos los elementos del PKK [Partido de los Trabajadores del Kurdistán] y de las YPG [Unidades de Protección Popular]», grupos que considera terroristas. Describió el área como una «zona segura» de unos 480 kilómetros de ancho a lo largo de la frontera. La violencia fue consecuencia de la orden de Donald Trump de retirar todas las tropas estadounidenses del norte de Siria.
Según Human Rights Watch, la realidad en esta «zona segura» es un horror de saqueos diarios, ejecuciones, tiroteos y desplazamientos forzados. Sarah Leah Whitson, directora para Oriente Medio de la ONG, afirma que existen «pruebas irrefutables de por qué las ‘zonas seguras’ propuestas por Turquía no son seguras en absoluto».
Meghan cita la retirada de Trump como un desencadenante de muchas «ramificaciones políticas internas en los Estados Unidos», lo que hizo que los medios occidentales se tomaran mucho más en serio los asesinatos, gracias a un nuevo ángulo político estadounidense.
Un ejemplo fue el asesinato de Hevrin Khalaf, una política e ingeniera civil kurdo-siria, que fue torturada y ejecutada durante la Operación Primavera de Paz, la ofensiva turca de 2019 en el noreste de Siria. Un vídeo de Bellingcat relaciona su muerte con rebeldes respaldados por Turquía. Otras fuente han informado de que estuvo involucrado Ahrar al-Sharqiya, un grupo rebelde sirio que lucha como parte del Ejército Nacional Sirio apoyado por Turquía, a pesar de que este lo ha negado.
El asesinato de Khalaf fue descrito en el diario conservador turco Yeni Safak como una exitosa operación antiterrorista, lo que no podría estar más lejos de la verdad. Khalaf dedicó su vida a la democracia y al feminismo. La autopsia indicó que la sacaron de su automóvil con tanta violencia que le arrancaron el pelo. Luego le dispararon en la cabeza a quemarropa y murió a consecuencia de una hemorragia cerebral grave.
Meghan está preocupada por la «política expansionista y muy nacionalista de Turquía», que, según indica, se extiende a Siria y constituye un gran peligro para las minorías étnicas y religiosas. «Mientras mantengan territorio en Siria, existe el riesgo de que intenten invadir y ocupar más», añade.
Un informe del Centro de Información de Rojava revela que más de 40 exmiembros de Estado Islámico están «siendo refugiados, financiados y protegidos por Turquía en las regiones ocupadas», y que están trabajando en Afrin. Shiler, una antigua maestra, asegura que su escuela, que una vez albergó a más de 200 alumnos, es ahora un centro de la inteligencia turca, y que hay una foto de Erdoğan en pleno centro de Afrin. Hassan afirma que su granja «se la han apropiado excombatientes de Estado Islámico».
La sola mención de Estado Islámico es preocupante, particularmente para las mujeres yazidíes, la minoría religiosa que sufrió un genocidio a manos de los militantes de ese grupo. Amy Austin Holmes, investigadora en la Iniciativa para Oriente Medio de la Universidad de Harvard y miembro del Wilson Center, dice que «se calcula que el 90% de la población yazidí de Afrin ha sido expulsada de sus hogares». ¿Cómo puede sobrevivir esta comunidad tras tanta persecución a lo largo de los años?
El doctor Jan Ilhan Kizilhan, un destacado psicólogo kurdo-alemán que trabaja con los yazidíes, habla del trauma colectivo al que se enfrenta este grupo. «Toda la comunidad se ve afectada directa e indirectamente por los asesinatos. Te conviertes en parte de ese trauma colectivo. Si estás sufriendo, es posible que tengas pesadillas, trastornos del sueño y una sensación de impotencia».
Según Jan, eso es también lo que está sucediendo en Afrin: «[Militantes] están cometiendo violaciones, pero también están destruyendo la dignidad de la sociedad. Es un ataque a tu comprensión del mundo, porque la pregunta es: ¿cómo puede un humano hacer esto?».
Hassan y Shiler comparten esa opinión: «Cuando nos enteramos de lo que les pasa a las mujeres, sentimos que nos pasa a todas. Es difícil para los demás entender el impacto psicológico que nos causa», dice Shiler. Hassan, por su parte, cree que su padre, fallecido recientemente, murió «de dolor».
La comisión de la ONU también detalla el saqueo y la destrucción de sitios religiosos, santuarios y cementerios de una profunda importancia en la región de Afrin.
El informe de la ONU ha confirmado los hallazgos de Meghan, quien, no obstante, y aunque se muetsra agradecida por ello, explica que «tan pronto como estos grupos controlaron el territorio, comenzaron a cometer atrocidades contra la población civil, así que creo que es demasiado tarde». Es muy difícil para los periodistas acceder a esta zona, y quienes hablan arriesgan sus vidas.
«Los medios de comunicación no tienen permitido el acceso, por lo que la gente de Afrin desconoce el número de violaciones que se cometen cada día. La gente está tan asustada que prefiere morir en sus hogares en lugar de salir», dice Shiler.
Estos informes deberían ser usados por Naciones Unidas como una herramienta pata justificar la imposición de sanciones a los Estados responsables de los crímenes. Actualmente, Estados Unidos no ha sancionado a ninguno de los grupos armados respaldados por Turquía, y están permitiendo, de hecho, una operación de ingeniería demográfica con los kurdos, muchos de los cuales perdieron a sus familias luchando al lado de las fuerzas estadounidenses contra Estado Islámico.
Estados Unidos y el Reino Unido son responsables. El Reino Unido congeló las nuevas licencias de exportación para la venta de armas a Turquía, pero las licencias existentes aún pueden utilizarse.
«A Turquía no le importa si ocurren estas violaciones, está satisfecha con cualquier cosa que haga la vida miserable a los kurdos. Pero creo que no les gusta que se hable de ello internacionalmente, y que se le preste atención», señala Meghan.
Shiler, por su parte, piensa que la ocupación es «como el infierno».
Rachel Hagan es una periodista independiente, editora y escritora, especializada en derechos de la mujer y actualidad internacional. Su trabajo ha sido publicado en The Independent, VICE, The Financial Times, Glamour Magazine, ELLE, Huck Magazine y otros.
Publicado originalmente en openDemocracy bajo licencia Creative Commons el 11/11/2020
Traducción del original en inglés: How Syria’s Afrin became hell for Kurds
«Me amenazó con matar a mi hija, violarme, hacer fotos y distribuirlas a todo el mundo. Me obligó a mirar mientras torturaban cruelmente a mujeres. Era tan horrible que me puse enferma solo de verlo», relata una mujer anónima en… Leer
Manbij, Siria, 12/8/2016: Las Fuerzas Democráticas Sirias, una alianza dominada por milicianos kurdos, han expulsado este viernes a Estado Islámico de la ciudad de Manbij, en el norte de Siria, con apoyo aéreo de la coalición que lidera EE UU. En su huida, los yihadistas han capturado a unos 2.000 civiles. En la imagen, una mujer fuma un cigarrillo tras la liberación de la ciudad (fumar es una de las actividades prohibidas por Estado Islámico en los territorios que controla). Foto: Rodi Said (Reuters). Más fotos.
Manbij, Siria, 12/8/2016: Las Fuerzas Democráticas Sirias, una alianza dominada por milicianos kurdos, han expulsado este viernes a Estado Islámico de la ciudad de Manbij, en el norte de Siria, con apoyo aéreo de la coalición que lidera EE UU. En su huida, los yihadistas han capturado a unos 2.000 civiles. En la imagen, una mujer fuma un cigarrillo tras la liberación de la ciudad (fumar es una de las actividades prohibidas por Estado Islámico en los territorios que controla).
Foto: Rodi Said (Reuters).
Apenas cinco meses después de las pasadas elecciones generales de junio, más de 54 millones de ciudadanos turcos vuelven a tener una cita con las urnas este domingo, en unos comicios anticipados marcados por una creciente tesión interna, y con una población cada vez más polarizada. Turquía, que, a pesar de todas sus contradicciones, parecía destinada a consolidarse como ejemplo de que es posible vertebrar democracia e islam, oriente y occidente, tradición y modernidad, llega a esta nueva convocatoria electoral con el sueño de la convivencia, si no agotado, sí seriamente resquebrajado.
La celebración de estas elecciones es la consecuencia de la incapacidad de los principales partidos políticos turcos de llegar a un acuerdo para la formación de un ejecutivo tras los comicios del pasado mes de junio, en los que el gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP, islamista, conservador) perdió por primera vez la mayoría absoluta en 13 años, y ninguna formación logró tampoco el número suficiente de escaños. Para la mayor parte de los analistas y, especialmente, para los detractores del actual presidente del país, Recep Tayyip Erdoğan, la verdadera explicación hay que buscarla, sin embargo, en el empeño del mandatario turco, fundador y líder del AKP, por acrecentar su poder.
Para ello, Erdoğan, que ha dirigido el destino del país desde que su partido llegó al gobierno en 2002, pero cuyo puesto es ahora —al menos, en teoría— esencialmente representativo, necesita que el AKP logre la mayoría necesaria para reformar la Constitución y convertir su cargo en el de un presidente con verdadero poder ejecutivo, en una república presidencialista a la manera de Estados Unidos o Francia. La influencia que, a pesar de su obligada neutralidad, aún ejerce Erdoğan sobre el panorama político turco, habría sido determinante en el fracaso de las negociaciones para formar gobierno.
La crisis política es, no obstante, tan solo una de las caras del deterioro del modelo turco, minado desde hace años por la deriva autoritaria del Gobierno, continuos ataques a la prensa crítica, represión policial ante protestas ciudadanas, casos de corrupción con altos cargos implicados, una división cada vez mayor entre los grupos más conservadores y religiosos, los izquierdistas, los ‘indignados’, los nacionalistas y las minorías; la eterna amenaza latente de los sectores descontentos del ejército; la pérdida de la oportunidad de oro que tuvo Turquía de convertirse en una influyente referencia regional tras la ‘primavera árabe’ y, especialmente, el frenazo del supuesto milagro económico conseguido, al precio de un importante incremento de la desigualdad, bajo la batuta neoliberal del AKP: el crecimiento del 10% registrado por la economía turca durante la pasada década se ha quedado ahora en un raquítico 3% (según la previsión actual), la lira se ha desplomado frente al dólar y el euro, y la inflación no para de subir.
Todos estos problemas palidecen, en cualquier caso, en comparación con el repunte de la violencia experimentado en los últimos meses. Todavía en estado de shock tras el brutal ataque terrorista del pasado 10 de octubre contra una concentración por la paz de militantes izquierdistas (102 muertos, el peor atentado en la historia moderna del país, en una doble acción suicida atribuida a Estado Islámico —EI—), la sociedad turca asiste además a un déjà vu con el que esperaba no tener que volver a enfrentarse en mucho tiempo: el alto el fuego roto por la guerrilla kurda del PKK tras dos años de tensa paz, y la contundente respuesta militar del Gobierno, han devuelto a la memoria de la población los peores años de los enfrentamientos entre el ejército y los militantes kurdos, la llamada «década perdida», que, en los años noventa, se saldó con decenas de miles de muertos y desplazados.
Y, mientras, Turquía se ha implicado militarmente de un modo más claro en la guerra civil de Siria, sumando a los esporádicos bombardeos a las bases de EI efectuados junto a la coalición internacional, ataques contra posiciones kurdas en el país vecino, todo ello bajo el consabido paraguas de la «guerra contra el terrorismo», y a pesar de que son precisamente los kurdos quienes han logrado frenar de un modo más efectivo la expansión de los yihadistas.
Así, el Gobierno turco se ha convertido en uno de los actores geopolíticos más activos en Siria, con un respaldo diplomático rotundo a la oposición armada que se enfrenta al régimen de Bashar al Asad, pero su posición ha quedado muy debilitada desde que Rusia envió hace un mes a sus cazabombarderos a este país, interviniendo a favor del régimen sirio, y contra los grupos respaldados por Turquía. En consecuencia, la relación diplomática entre Ankara y Moscú es ahora muy tensa, cuando hace pocos años, Erdoğan aún describía a Rusia como una alternativa a la UE. Rusia se ha negado incluso a efectuar una rebaja negociada previamente en los precios del gas natural que importa Turquía. Con su postura respecto a Siria, el Gobierno turco se ha distanciado incluso de sus aliados en el seno de la OTAN, organización a la que el país pertenece desde hace 60 años.
Por otro lado, con más de dos millones de refugiados sirios en su territorio, Turquía es el país que más desplazados por este conflicto acoge, una situación desbordante para Ankara pero que, al mismo tiempo, puede suponer un punto de inflexión en su relación con la UE, al ser Turquía el origen de la mayoría de los refugiados que, en un dramático éxodo sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, están tratando de llegar a Europa desde el pasado verano.
A mediados de octubre, el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, y la canciller alemana, Angela Merkel, acordaron poner en marcha un proceso para acelerar algunos aspectos pendientes en la propuesta de incorporación turca a la Unión Europea, a cambio de la colaboración de las autoridades turcas en «la gestión» del crítico flujo de inmigrantes y refugiados procedentes en su mayoría del conflicto sirio.
Estas son las claves de unas elecciones cruciales para el futuro de Turquía, que van a ser observadas por miles de voluntarios turcos y por un equipo de 40 parlamentarios europeos de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), y en las que, pese a los malos augurios y a las múltiples sombras que atenazan al país, muchos ciudadanos mantienen depositadas grandes esperanzas:
Las elecciones generales celebradas en Turquía el pasado 7 de junio supusieron un importante cambio en el paisaje político del país. El gobernante AKP logró la victoria, pero perdió la mayoría absoluta que ostentaba desde 2002, y una nueva formación de izquierdas, el pro kurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP), logró entrar en el Parlamento. El resultado fue una Asamblea fragmentada en cuatro partidos: Partido Justicia y Desarrollo, AKP, islamista y conservador, con un 40,82% de los votos y 258 (tenía 311) de los 550 diputados del Parlamento; Partido Popular Republicano, CHP, laico y socialdemócrata, con el 24,9% y 131 escaños; Partido Democrático de los Pueblos, HDP, con el 16,2% y 80 diputados; y Partido de Acción Nacionalista, MHP, religioso, ultranacionalista y muy a la derecha, con el 13,1% y 79 representantes. Era necesario, pues, llegar a acuerdos.
El presidente Erdoğan, en el cargo desde 2014, y anteriormente, desde 2003, primer ministro, encargó entonces formar gobierno a Ahmet Davutoglu, el líder de la lista más votada, el AKP. Tanto el CHP como el MHP exigieron para apoyarle dos condiciones: renunciar al plan de Erdoğan para acrecentar sus poderes instaurando una república presidencialista, y llevar a juicio los casos de corrupción relacionados con miembros del AKP.
Ambas condiciones fueron rechazadas, y el plazo de 45 días estipulado para llegar a un acuerdo expiró, entre acusaciones de la oposición a Erdoğan de entorpecer los intentos para lograr un pacto, algo que el AKP niega. Erdoğan convocó entonces nuevas elecciones para este 1 de noviembre, y los partidos volvieron a sumergirse en una campaña que, a pesar de que ha tenido una agenda menos intensa que la anterior (los recursos económicos estaban, en la mayoría de los casos, muy agotados) ha estado marcada por graves acusaciones mutuas, por el terrorismo, y por la reactivación de los ataques de y contra el PKK. El propio Erdoğan ha tenido una gran presencia, participando en numerosos mítines presentados oficialmente como actos contra el terrorismo.
El Parlamento turco, denominado Gran Asamblea Nacional, tiene un total de 550 escaños, con lo que para lograr la mayoría absoluta es necesario obtener 276 diputados. No obstante, para poder modificar la Constitución (el objetivo de Erdoğan) son necesarios 367 votos, si bien con 330 es posible convocar un referéndum para realizar modificaciones en la Carta Magna a través del voto popular.
Los miembros del Parlamento son elegidos en 85 distritos electorales, mediante un sistema de representación proporcional en el que es necesario superar el 10% de los votos para obtener un escaño, un porcentaje muy superior al de otros países (en Alemania es el 5%; en Suecia, el 4%). Ello supone que si, por ejemplo, un partido consigue 40 escaños, pero con solo el 9,5% de los votos (lo que logró el DYP en 2002), sus asientos se reparten entre los partidos que sí han superado ese umbral. Es decir, se trata de un sistema en el que los partidos grandes parten con una gran ventaja frente a los pequeños.
Uno de los factores que han marcado la campaña electoral ha sido la supuesta permisividad del Gobierno frente al islamismo extremista, y la consecuente escasa atención que las autoridades habrían dedicado a las redes de Estado Islámico en Turquía, a la difusión de su ideología y a su labor de captación de miembros. De hecho, solo después del doble atentado suicida de Ankara, la masacre en la que murieron 102 personas, fueron desmanteladas células islamistas, y se confiscó material y explosivos.
Anteriormentre, el pasado 20 de julio, un suicida supuestamente miembro de EI mató a 32 personas cuando se inmoló en medio de un grupo de activistas que había viajado a Suruc, en la frontera con Siria, para ayudar en la reconstrucción de la ciudad de Kobane, destruida por la guerra. Muchos criticaron entonces al Gobierno de Ankara por no proteger a sus ciudadanos, y por permitir que EI hubiese conseguido un punto de apoyo en territorio turco. Poco después, dos policías fueron asesinados por un grupo vinculado al PKK. El gobierno turco respondió bombardeando las posiciones del PKK, tanto en Turquía como en el norte de Irak.
El AKP ha seguido insistiendo en sus mítines en que la amenaza principal es el PKK, y pidiendo la unidad del país frente a quienes quieren «despedazarlo», a pesar de que la guerrilla kurda renunció hace años a sus antiguas reivindicaciones independentistas. Tanto Davutoglu como Erdoğan han sugerido que el atentado de Ankara no fue obra solo de Estado Islámico, sino que contó asimismo con la colaboración de miembros del PKK, e incluso de las milicias kurdas de Siria, coordinadas por el Partido Unión Democrática (PYD), una versión que no ha sido confirmada por la Fiscalía.
Así, el electorado acude a las urnas en una profunda división social en la que para unos el enemigo es el «terrorismo kurdo» respaldado por la izquierda, y para otros el Gobierno «que apoya a los terroristas islámicos».
El PKK anunció un nuevo alto el fuego unilateral tras el atentado del 10 de octubre en la capital, y prometió suspender todos sus ataques, salvo «actividades de defensa propia», para no interferir con las urnas. Este alto el fuego había sido reclamado por miembros del HDP para impedir que el AKP explotara el problema de la seguridad e impusiera zonas militares restringidas en el sureste del país con fines electoralistas, lo que podría dañar las expectativas del partido pro kurdo de entrar en el Parlamento.
La presión que el Gobierno turco ejerce contra los medios de comunicación críticos ha sido la otra gran piedra de toque en la recta final de la campaña electoral. El incidente más sonado ocurrió el pasado jueves, con la toma de control estatal de dos diarios y dos canales de televisión, todos críticos con el Gobierno del AKP, después de que un tribunal ordenara intervenir el holding Koza Ipek. Los diarios Bugün y Millet no salieron a la venta, y Bugün TV y Kanaltürk dejaron de emitir, después de que la policía turca se presentara en su redacción compartida en Estambul. Los administradores fiduciarios nombrados por el Gobierno, acompañados por la policía, expulsaron a los periodistas que no aceptaron adaptarse a la nueva línea editorial favorable al AKP.
Formalmente, la empresa está intervenida en el marco de un proceso contra Koza Ipek por «financiación y propaganda a favor del terrorismo», en referencia a los vínculos del conglomerado con el predicador turco Fethullah Gülen, exiliado en Estados Unidos, y enemigo declarado de Erdoğan. Los fiscales turcos describen la red de seguidores de Gülen como «organización terrorista», pese a no conocerse actividad violenta y no existir sentencia judicial al respeto.
La presión gubernamental contra la prensa crítica en Turquía no es, en cualquier caso, un problema nuevo. Uno de los periodistas más conocidos de Turquía, Ahmet Hakan, fue gravemente apaleado el pasado 1 de octubre por parte de cuatro sicarios, supuestamente vinculados al AKP. Y, en 2013, Turquía ostentó, por segundo año consecutivo, el récord de ser el país con más profesionales de la información en la cárcel, con un total de 40.
Por un lado, y como consecuencia del largo conflicto con el independentismo kurdo, Turquía tiene una legislación muy amplia para combatir el terrorismo, que el Gobierno usa a menudo para juzgar a periodistas que son críticos con el Ejecutivo. Muchos periodistas han sido procesados por el mero hecho de informar sobre actividades de grupos armados kurdos. Por otra parte, muchos profesionales de la información han sido encarcelados también en los últimos años por denuncias de conspiración contra el Gobierno por parte de los adversarios secularistas de Erdoğan.
La mayoría de los sondeos predicen un escenario similar al salido de las elecciones del pasado mes de junio, con una subida del AKP, aunque insuficiente aún para obtener la mayoría absoluta, ligeros ascensos tanto del CPH como del MHP, y un descenso del HDP, que, no obstante, se mantendría por encima del 10% necesario para entrar en el Parlamento. Según los analistas, el CPH captaría los votos fugados del HDP tras la reactivación del conflicto kurdo, y el MHP, los de los descontentos con la política del AKP.
La media de las últimas encuestas publicadas otorga un 41,4% de los votos al AKP, un 26,8% al CHP, un 15,5% al MHP, y un 12,7% al HDP.
Publicado originalmente en 20minutos
Apenas cinco meses después de las pasadas elecciones generales de junio, más de 54 millones de ciudadanos turcos vuelven a tener una cita con las urnas este domingo, en unos comicios anticipados marcados por una creciente tesión interna, y con una población cada vez más polarizada. Turquía, que, a pesar de todas sus contradicciones, parecía destinada a consolidarse como ejemplo de que es posible vertebrar democracia e islam, oriente y occidente, tradición y modernidad, llega a esta nueva […]
Una selección de fotografías tomadas en Oriente Medio esta semana. Pincha en los enlaces de las localizaciones para ver las imágenes.
Bait Hanun, Gaza (Palestina), 30/1/2015: Una niña descansa sobre un colchón en las ruinas de su casa, destruida durante los ataques israelíes del pasado verano. Este martes, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) anunció que se veía obligada a suspender sus ayudas para la restauración de viviendas y el pago de alquileres en Gaza, alegando que los donantes han incumplido sus compromisos financieros. «En octubre se prometieron 5.400 millones de dólares en la conferencia de El Cairo. Ninguna de estas ayudas ha llegado a Gaza. Es doloroso e inaceptable», indicó el organismo a través de un comunicado. Foto: Mohammed Abed / AFP
Ammán, Jordania, 2/2/2015: Vigilia en memoria de los rehenes japoneses Haruna Yukawa y Kenji Goto, asesinados por el grupo Estado Islámico. Los yihadistas anunciaron la «ejecución» de Yukawa el 25 de enero, y la del periodista Kenji Goto (a través de un vídeo donde se muestra su decapitación), el pasado sábado. Foto: Khalil Mazraawi / AFP
Ammán, Jordania, 6/2/2015: Manifestación contra Estado Islámico tras la muerte del piloto jordano Muaz Al Kasasbeh, brutalmente asesinado (quemado vivo) por los militantes del grupo Estado Islámico que le mantenían prisionero desde el 24 de diciembre. Las autoridades jordanas respondieron ejecutando este miércoles a la militante de Al Qaeda Sayida al Rishawi y a otro preso acusado de terrorismo. EI había pedido la excarcelación de Al Rishawi, condenada a muerte en Jordania después un intento de atentado fallido en Ammán en 2005, a cambio de la liberación del periodista japonés Kenji Goto, decapitado el pasado sábado, y de perdonarle la vida a Kasasbeh. Foto: Khalil Mazraawi / AFP
Jordania, 5/2/2015: Una bomba con versos del Corán, en un avión de la Real Fuerza Aérea de Jordania a punto de despegar para atacar posiciones del grupo Estado Islámico en la ciudad siria de Raqqa. Jordania llevó a cabo esta semana varios ataques contra el grupo yihadista, en respuesta al asesinato del piloto jordano Muaz Al Kasasbeh. Foto: Reuters / Petra News Agency
Saná, Yemen, 7/2/2015: Miles de seguidores del grupo rebelde de los hutíes, durante una manifestación en el principal estadio de la capital del Yemen. El movimiento de los hutíes formalizó este viernes su golpe de Estado, al emitir una declaración que estipula la disolución del Parlamento y la formación de un Consejo Presidencial para administrar la próxima etapa interina, de un máximo de dos años. El Consejo tendrá cinco miembros, y su objetivo es salir de la actual crisis política, agravada por la dimisión del presidente Abd Rabu Mansur Hadi hace dos semanas. Foto: Khaled Abdullah / Reuters
Sinyar, Irak, 2/2/2015. Las autoridades iraquíes anunciaron este sábado el hallazgo de una fosa común con 23 cadáveres de miembros de la minoría yazidí, entre ellos niños y mujeres, ejecutados por los yihadistas de Estado Islámico en la provincia de Nínive, en el norte del país. La fosa fue descubierta en las afueras de la aldea de Berdaya, próxima a la zona de Zemar. Las fuerzas de seguridad han hallado en las últimas semanas varias sepulturas clandestinas en áreas que fueron liberadas de la ocupación yihadista. El pasado lunes, al menos 30 cadáveres de ciudadanos yazidíes fueron localizados en una fosa común (foto) situada al suroeste del distrito de Sinyar, en Nínive, donde habían sido enterrados. Foto: Safin Hamed / AFP
El Cairo, Egipto, 4/2/2015: Un tribunal egipcio condenó este miércoles a cadena perpetua al activista y bloguero Ahmed Duma, una figura destacada en la revuelta que acabó con el gobierno de Hosni Mubarak en 2011, y a otros 229 activistas, acusados de «causar disturbios e incitar a la violencia». En principio, deberán cumplir al menos 25 años en prisión. Otras 39 personas fueron condenas a diez años de cárcel, mientras que un tribunal de menores se hizo cargo de otros 25 acusados en esta misma causa, relativa a los disturbios causados frente a la sede del Consejo de Ministros en El Cairo en diciembre de 2011, en los que se registraron víctimas mortales. En la imagen, Ahmed Duma (izquierda), durante el juicio. Foto: Reuters – Al Youm Al Saabi Newspaper
Kobane, Siria, 30/1/2015: Un francotirador kurdo observa las ruinas de la ciudad, recuperada por las tropas kurdas el pasado 26 de enero. Las celebraciones por el triunfo de las milicias kurdas sobre los yihadistas del grupo Estado Islámico en Kobane se vieron empañadas al llegar las primeras pruebas de la desolación en que se encuentra la localidad, completamente arrasada tras cuatro meses de asedio. Miles de familias han tenido que ser desplazadas a varios campos de refugiados al otro lado de la frontera con Turquía. Foto: Bulent Kilic / AFP
Ras a-Ain, Siria, 30/1/2015: Una combatiente de las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG, por sus siglas en kurdo), tras recibir su licencia militar. Aunque se considera que las YPG son el brazo armado del Partido de la Unión democrática (PYD), la principal agrupación política opositora kurda en Siria, la milicia ha intentado definirse como una organización apolítica y de varias etnias que defiende a todas las comunidades religiosas. Foto: Rodi Said / Reuters
Damasco, Siria, 5/2/2015: Una niña herida recibe asistencia médica en un hospital de campaña, tras al menos 20 ataques aéreos que, según activistas de la oposición, lanzaron las fuerzas leales al presidente sirio, Bashar Al Asad, contra el barrio de Douma y otras zonas del noreste de la capital del país. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó de al menos 12 muertos y más de 100 heridos. Otras fuentes elevan la cifra de fallecidos a en torno a 60. Foto: Mohammed Badra / Reuters
Alepo, Siria, 4/2/2015: Helicópteros del ejército sirio dejaron caer el jueves dos bombas de barril sobre una plaza llena de gente en una localidad cercana a Alepo, causando la muerte de al menos 25 civiles, según informaron activistas de la oposición. Los ataques de las fuerzas gubernamentales se produjeron horas después de que los rebeldes bombardearan Damasco, causando nueve muertos. En la imagen, varios rebeldes sirios corren por una calle de Alepo, junto a edificios destrozados por la guerra. Foto: Fadi al-Halabi / AFP
Sanliurfa, Turquía, 2/2/2015: Una refugiada siria, sentada junto a su tienda en un campo de refugiados de la ONU. Unos 380.000 refugiados sirios, los más vulnerables, que residen en países próximos a Siria como Jordania, Líbano y Turquía, necesitan ser realojados urgentemente en otros estados, según afirmó este miércoles Amnistía Internacional. La ONG indicó que entre esos desplazados hay supervivientes de torturas y violaciones, así como enfermos y menores que han perdido a sus familias, y que tan solo una fracción mínima de ellos han sido reasentados hasta ahora. Foto: Bulent Kilic / AFP
Nayaf, Irak, 1/2/2015: Combatientes chiíes, enrolados en el ejército iraquí para combatir al grupo Estado Islámico, durante un entrenamiento en el desierto, al sur de Bagdad. Los ejercicios incluyen saltos a través de fuego y maniobras cuerpo a tierra en la arena. Foto: Alaa Al-Marjani / Reuters
Nai Saleh, Cisjordania (Palestina), 6/2/2015: Una mujer palestina se protege el rostro del gas lacrimógeno disparado por el ejército israelí, durante enfrentamientos ocurridos tras una manifestación de protesta contra la expansión de asentamientos judíos en tierras palestinas. Foto: Abbas Momani / AFP
Bolu, Turquía, febrero de 2015: Militares de un comando turco construyen un iglú durante las maniobras de invierno del ejército, en la zona de la sierra Köroğlu, una cordillera ubicada en el norte-noroeste del país, al norte de Ankara. Foto: Anadolu Agency
Dubai, Emiratos Árabes Unidos, 2/2/2015: Un obrero descansa tras trabajar en la carga de un barco. Foto: Dan Kitwood
El Cairo, Egipto, 2/2/2015: Un momento de la representación de la obra Qasem Amin, La emancipación de las mujeres, por la Compañía de Danza y Teatro Modernos de Egipto, bajo la dirección del coreógrafo Walid Aouni. La obra se representó por primera vez en 2010, con el título de Las mujeres de Qasem Amin. Foto: Bassam Al-Zoghby / Al Ahram
El Cairo, Egipto, 5/2/1975: El pasado día 3 se cumplieron 40 años de la muerte de Um Kulzum, probablemente las más popular e influyente cantante de la historia no solo en su Egipto natal, sino en todo el mundo árabe. En la imagen, rescatada esta semana por el diario egipcio Al Ahram, un momento de su funeral, al que se calcula que asistieron cerca de cuatro millones de personas.
Rahat, Israel, 2/2/2015: Una bandada de estorninos, durante la puesta de sol en el desierto del Neguev. Foto: Menahem Kahana / AFP
Ashdod, Israel, 4/2/2015: Uno de los cerca de 40 surfistas que han participado esta semana en una competición celebrada en las playas del Mediterráneo. Foto: Oded Balilty / AP
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«Nos hemos reunido aquí para analizar el rumbo que va a tomar nuestro país». Viñeta de Kal en The Economist.
«Nos hemos reunido aquí para analizar el rumbo que va a tomar nuestro país». Viñeta de Kal en The Economist.
¿Anarquistas en Oriente Medio? En una zona del mundo donde las fuerzas asociadas al nacionalismo y a la religión tradicional se viven de un modo tan intenso, herida por un pasado colonial, y plagada de estados todopoderosos y luchas sectarias, los movimientos anarquistas no han tenido, ciertamente, ni mucho éxito ni mucha visibilidad.
La cuestión resurgió, y tampoco por mucho tiempo, con la aparición del llamado Black Block (bloque negro) en Egipto, durante las manifestaciones y disturbios de enero de 2013, en el segundo aniversario de la revolución que acabó con el régimen de Hosni Mubarak. Pero, más allá del grado de ‘anarquismo real’ presente en estos grupos, la actitud violenta de algunos de sus miembros sirvió a las autoridades para recuperar la ya clásica identificación entre anarquistas y «terroristas», una interesada generalización a la que sigue recurriendo el poder (a menudo, con la complicidad de los medios de comunicación), no solo en Egipto, sino en medio mundo.
En Palestina opera, desde el año 2003, el grupo de origen israelí Anarquistas Contra el Muro, que nació en respuesta al muro de separación construido por Israel en la Cisjordania ocupada. El grupo trabaja en cooperación con activistas palestinos y, desde su formación, ha participado en cientos de manifestaciones y acciones directas contra el muro en particular y la ocupación en general. Todo su trabajo es coordinado a través de comités populares locales de comunidades palestinas.
Pero la propagación de un ideario libertario y contrario al concepto mismo de estado no es una tarea fácil en un territorio ocupado, o entre una población que sigue teniendo la consecución de un estado propio entre sus aspiraciones y reivindicaciones históricas esenciales. Joshua Stephens lo refleja con claridad en un artículo publicado en la web del Institute For Anarchist Studies, donde reseña una conversación mantenida con un anarquista palestino:
«Sinceramente, todavía estoy intentando desprenderme del hábito nacionalista», bromea Ahmad Nimer, mientras hablamos en un café de Ramala. Nuestro tema de conversación parece bastante poco común: vivir como un anarquista en Palestina. «En un país colonizado resulta bastante difícil convencer a la gente con ideas antiautoritarias y soluciones sin estados. Lo que te encuentras, básicamente, es una mentalidad estrictamente anticolonial y, a menudo, basada en un nacionalismo estrecho», lamenta Nimer. Realmente, los anarquistas de Palestina tienen hoy en día un problema de visibilidad. El alto perfil internacional de la actividad anarquista israelí no parece encontrar mucho reflejo entre los propios palestinos.
El problema es similar, salvando todas las distancias y las grandes diferencias, tanto históricas como sociales, en el Kurdistán. Y lo es especialmente ahora, cuando, debido al avance del yihadismo extremista en Irak y a la amenaza de desintegración que se cierne sobre este país, el nacionalismo independentista kurdo parece estar más cerca que nunca de lograr avances importantes (aunque ya ha recibido el rechazo frontal de Estados Unidos, el presidente de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, pidió esta semana al Parlamento que fije una fecha para celebrar un referéndum en las zonas en disputa con Bagdad, como primer paso para una futura consulta de independencia).
Y, sin embargo, incluso entre los kurdos, «el mayor pueblo del mundo sin un estado propio», existe una historia anarquista que, con todo su necesario idealismo y su inevitable candor, resulta interesante recordar, precisamente ahora.
Lo que sigue es, traducido del inglés, un extracto del segundo volumen de la obra de Michael Schmidt y Lucien Van Der Walt Global Fire: 150 Fighting Years of International Anarchism and Syndicalism (AK Press, 2008), publicado en The Anarchist Library:
El anarquismo en Turquía, que llegó a ser una importante fuerza radical en la lucha contra el poder del imperialismo otomano sobre los pueblos búlgaros, macedonios, griegos, árabes, africanos y judíos, empezó a renacer a finales de los años setenta. Sin embargo, este florecimiento se vio obligado a echar raíces en suelo hostil, ya que, desde la formación del Estado turco en 1923, la izquierda política turca estuvo dominada por la tradición comunista y por grupos nacionalistas y socialistas que buscaban la independencia del Kurdistán, un territorio dividido entre Irán, Irak, Siria y la propia Turquía. Los más importantes entre estos grupos eran el Partido de los Trabajadores Kurdos, o PKK, fundado a mediados de los setenta, y el Partido Comunista Marxista-Leninista Turco, TKP-ML, ambos de tendencia básicamente maoísta. Los separatistas kurdos eran también un factor en Irán y en Irak.
[…] El anarquista estadounidense Sam Dolgoff menciona en sus memorias que en 1979 conoció a un anarquista turco en los Estados Unidos, y, según se indica en Anarquismo en Turquía (publicado por el grupo anarquista turco Karambol Publications), grupos y publicaciones anarquistas comenzaron a surgir en los años ochenta, expandiéndose durante los noventa: «En 1993, los anarquistas, con sus banderas negras, participaron por primera vez en las celebraciones del Primero de Mayo en Estambul, y lo harían también al año siguiente en Ankara y otras ciudades, creando mucho interés en los medios, que les dieron una gran cobertura y anunciaron que “al fin tenemos nuestros propios anarquistas”». Entre esta nueva generación de grupos anarquistas turcos se encuentra Firestarter, fundado alrededor de 1991, una Federación de Jóvenes Anarquistas (AGF), los Anarquistas Anatolios (AA), el Grupo Anarquista Karasin (KAG) y, ya en los años 2000, el grupo majnovista KaraKizil (NegroRojo) y sus afiliados de la Iniciativa Anarco Comunista (AKi), esta última, uno de los colectivos fundadores de anarkismo.net.
En los años ochenta surgió también una corriente anarquista entre los kurdos de Turquía, con movimientos como el Grupo 5 de Mayo, formado por turcos y kurdos exiliados en Londres. Estos grupos planteaban la cuestión de la independencia kurda en términos inequívocamente libertarios, y se oponían tanto al fundamentalismo islámico como al nacionalismo. En el manifiesto Hemos venido a enterrar la República de Turquía, no a alabarla, el grupo 5 de Mayo argumentaba que el enfrentamiento entre los nacionalistas modernizadores –los kemalistas que tomaron el poder tras el fin del Imperio Otomano– y los grupos islamistas es, más que un conflicto entre dos sistemas distintos, «una lucha por el poder entre dos fuerzas que en realidad no son tan diferentes la una de la otra». Este grupo condenaba asimismo el autoritarismo de las izquierdas turca y kurda, y ponía como ejemplo la tendencia del PKK a utilizar la fuerza para «eliminar a las organizaciones rivales, tanto turcas como kurdas». Del mismo modo, se oponían a las ambiciones imperiales de la propia Turquía, indicando que «estamos en contra de la política colonialista del Estado turco, y de sus políticas de asimilación, asentamientos e inmigraciones forzosas en la parte norte de Chipre». En el mismo artículo el grupo añade:
«El concepto de nación es un concepto imaginario empleado frecuentemente por las élites dominantes como base para su estructura de poder, así como por las camarillas aspirantes para engañar a las minorías oprimidas. Por esta razón, nosotros no creemos en la llamada auotodeterminación de una ‘nación’ imaginaria, sino en el autogobierno de individuos voluntarios, grupos y comunidades, trabajadores y no asalariados, etc».
Otro texto clave es ¿Necesitan los kurdos un estado?, publicado en 1996 por los Anarquistas Kurdos. En él se condena al PKK y a los grupos separatistas que, «en el nombre de un Kurdistán libre, y apoyados por terratenientes y comerciantes […] se han autoproclamado nuevos jefes del Kurdistán, aplastando con mano de hierro cualquier descontento y cualquier desafío a su poder y a sus propiedades, como cualquier otra autoridad en el mundo». El texto rechaza una solución basada en un estado: «Es una gran mentira, una mentira imperdonable, contarle al mundo, a través de sus medios masivos de comunicación, que el sufrimiento en las vidas de la mayoría del pueblo kurdo está provocado por la falta de un poderoso estado kurdo. La verdad es que la población pobre del Kurdistán está sufriendo, como, en muchos sentidos, la población trabajadora del resto del mundo, debido a las brutales fuerzas del sistema capitalista y sus propias autoridades».
La solución, argumentan los Anarquistas Kurdos, es «decirles a los trabajadores, a los profesores, a los estudiantes del Kurdistán, en las granjas, en las escuelas, en los lugares de trabajo, que no se dejen engañar por un simple cambio de jefes, de turcos a kurdos, de persas a kurdos, de árabes a kurdos; que aprendan de su propia historia y del conjunto de la historia de la clase obrera. La solución es una revolución anarco-comunista, una tarea enorme y que costará sangre, a una escala internacional, que encenderá la llama de la revuelta y de los corazones y las conciencias de turcos, persas y árabes, trabajadores, estudiantes y soldados, para acabar con el poder de la pobreza y con el poder del dinero». «Nuestro objetivo», concluyen, «es eliminar la religión, el estado, el racismo y el dinero».
Más información:
» Michael Schmidt & Lucien van der Walt, The Kurdish Question: Through the lens of Anarchist Resistance in the Heart of the Ottoman Empire 1880–1923 (The Anarchist Library)
» Anarchism en Turkey (Karambol Publications)
» Do the Kurdisk people need a state? (Umanita Nova, 1996)
» A short report on Anarchism in Turkey in 2000
» Interview with Kurdistan Anarchists Forum (anarkismo.net)
» Palestinian Anarchists in Conversation: Recalibrating anarchism in a colonized country (Institute For Anarchist Studies)
»The colour brown: de-colonising anarchism and challenging white hegemony (Budour Hassan)
» Tahrir International Collective Network
¿Anarquistas en Oriente Medio? En una zona del mundo donde las fuerzas asociadas al nacionalismo y a la religión tradicional se viven de un modo tan intenso, herida por un pasado colonial, y plagada de estados todopoderosos y luchas sectarias, los… Leer
En noviembre de 1918, recién concluida la Primera Guerra Mundial, el coronel T. E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, presentó ante el Comité de Guerra británico un mapa realizado por él mismo, en el que mostraba cómo deberían trazarse las nuevas fronteras en Oriente Medio, una vez desaparecido el Imperio Otomano. El mapa, más un boceto que una propuesta detallada, reservaba un espacio para los kurdos de Irak, dividía con más o menos precisión las áreas suní y chií de este país y, aunque mantenía la frontera con la actual Siria para no molestar a los franceses, agrupaba el norte de ambos Estados en una sola zona del mismo color. No le hicieron ni caso.
La Administración británica en Mesopotamia rechazó la idea de plano, y las potencias occidentales siguieron adelante con el acuerdo alcanzado durante la guerra por franceses y británicos, que habían negociado en secreto Mark Sykes y François Georges-Picot. El resultado, un Oriente Medio diseñado según agendas coloniales, a base de escuadra y cartabón, fue el mapa que, con ligeras variaciones, conocemos hoy, y también, aunque no la única, sí una de las principales semillas de un siglo de guerras y caminos sin salida.
Más tarde vendrían la creación del Estado de Israel y el drama palestino, el boom del petróleo y sus consecuencias, las dictaduras, los nacionalismos, los experimentos y las revoluciones, el fundamentalismo islámico, el terrorismo, los dobles raseros de la comunidad internacional y la frustración de que comunidades distintas no puedan vivir en paz bajo un mismo techo, más allá de los países que las albergan. Pero el germen, haber dejado de lado la compleja realidad religiosa y étnica de Oriente Próximo, había quedado plantando mucho antes, en los despachos de Londres y París… ¿Hasta ahora?
Las revueltas de la llamada «primavera árabe», iniciada hace ya tres años; la devastadora guerra civil en Siria y su efecto en los países vecinos; el caos dejado en Irak por la invasión que lideró EE UU en 2003; el renacimiento de las eternas divisiones en el Líbano… Mes tras mes, semana tras semana, las fronteras que durante décadas mantuvieron, a menudo con mano de hierro, los gobiernos de la zona, empiezan a emborronarse. Alianzas y odios ancestrales –entre las dos principales ramas del islam, suníes y chiíes, sobre todo– van tomando cada vez más protagonismo, y la identidad sectaria, étnica y religiosa se superpone a la nacional. Los grupos más radicales del llamado yihadismo aprovechan la debilidad de los gobiernos o las situaciones de guerra para crear pseudoestados en los que las líneas divisorias creadas por Occidente parecen haber dejado de existir.
En tan solo unos días, los yihadistas suníes del EIIL (Estado Islámico de Irak y el Levante, ISIS, por sus siglas en inglés) se han hecho con el control de Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak y la más importante de su zona norte, llegaron a entrar triunfantes en Tikrit, capital de la provincia de Salahedin y localidad natal de Sadam Husein, y avanzan ahora hacia Bagdad tras haber provocado la huida de más de medio millón de personas, y ante la espantada del ejército iraquí.
Los insurgentes, demasiado radicales incluso para la Al Qaeda de la que se escindieron, fanáticos instalados en el terror de la intolerancia total, están estrechamente conectados con grupos similares que combaten en la guerra en Siria. Entre sus primeras acciones, a golpe de excavadora y con la gran difusión mediática que les permite su intensa actividad en las redes sociales, se apresuraron a destruir los abandonados pasos fronterizos con este país y anunciaron la unificación formal de los territorios que controlan en ambos Estados. Las fronteras ideales del califato islámico que tienen en mente se extienden desde el golfo Pérsico hasta el Atlántico, pero, de momento, sus límites no difieren mucho de aquel olvidado mapa de Lawrence.
Esta explosión está suponiendo, además, una oportunidad para los kurdos del norte de Irak, obligados a defenderse ante la ausencia del Ejército nacional iraquí, y ha provocado que Irán (la gran potencia chií) se haya comprometido a intervenir, colaborando incluso con Estados Unidos si es necesario.
Es demasiado pronto para hacer predicciones, y son muchos y muy complejos los intereses que hay en juego, pero, para algunos analistas, podríamos estar asistiendo al final de Irak tal y como lo conocemos.
Estas son, en preguntas y respuestas, las principales claves de la crisis:
El pasado martes, el EIIL, apoyado por combatientes tribales y otros grupos afines, se hizo con el control de Mosul, capital de la provincia iraquí de Nínive, en el norte del país, antes de extender en los siguientes días una espectacular ofensiva hacia las provincias de Salahedin, Kirkuk y Diyala, en su camino hacia Bagdad y los santuarios chiíes de Kerbala y Nayaf. Los insurgentes llegaron a entrar en Tikrit, la cuna del fallecido líder iraquí Sadam Husein, si bien esta localidad fue recuperada después por el ejército.
La toma de Mosul, la segunda gran ciudad que cae en manos del EIIL este año, después de Faluya, supone un duro golpe a los intentos del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, por derrotar a los insurgentes. Desde la retirada de las fuerzas estadounidenses del país en 2011, los yihadistas han ido ocupando cada vez más territorio.
El avance actual del EIIL ha provocado la huida de cientos de miles de personas (algunas fuentes elevan el número de desplazados en la zona al medio millón), principalmente hacia el Kurdistán iraquí. La ofensiva se produce después de que los yihadistas se hayan hecho con buena parte del nordeste de Siria (el grupo controla la provincia de Al Raqqa y tiene gran presencia en la vecina Deir Ezzor, fronteriza con Irak), y tiene como objetivo establecer un estado islámico entre estos dos países.
La situación se agravó este viernes cuando el más alto clérigo chií en Irak instó a los ciudadanos a tomar armas contra los extremistas suníes, y Naciones Unidas informó de que tiene pruebas de que algunos miembros del EIIL han realizado ejecuciones sumarias de civiles en su avance hacia el sur. Diversos vídeos y fotografías distribuidos estos días en Internet muestran prisioneros capturados por los insurgentes, ejecutados o marchando en grandes filas con destino incierto.
Entre tanto, tropas kurdas tomaron este jueves el control de la ciudad petrolera de Kirkuk, en la región autónoma del Kurdistán iraquí, ante la huida de soldados y policías iraquíes, y con el fin de defender a la población del avance de los yihadistas.
La violencia sectaria, principalmente entre suníes (en torno al 35% de la población) y chiíes (cerca del 65%), ha sido una constante en Irak desde la invasión liderada por EE UU que derrocó a Sadam Husein en 2003. El punto máximo se alcanzó durante la guerra civil de 2006-2007 y, tras unos años de relativa calma, la tensión volvió a recrudecerse a lo largo de 2013, con atentados casi diarios y decenas de miles de muertos cada mes.
El incremento de la violencia está vinculado al resentimiento de la población suní con la mayoría chií (actualmente en el gobierno liderado por Nuri al Maliki), a la que los suníes acusan de practicar una discriminación sistemática. Algunas muertes se producen cuando las fuerzas de seguridad se enfrentan a personas o grupos armados. En otros casos se trata de pura violencia confesional, dirigida contra objetivos civiles.
La tensión se disparó tras la retirada de las tropas estadounidenses, y las medidas adoptadas por el Gobierno para intentar atajarla solo han conseguido echar más leña al fuego. El ejecutivo actual, concebido desde el principio en base a identidades religiosas, no ha logrado articular, o fortalecer, la idea de una única entidad nacional. A ello hay que añadir los intentos de Al Qaeda en Irak y de otros grupos extremistas como el EIIL por hacerse fuertes en el país.
La guerra en Siria también está afectando. Los lazos entre los suníes de Irak y los de Siria son fuertes, y las tribus suníes iraquíes preciben la «opresión chií» como algo general, proveniente tanto del Gobierno iraquí como de la minoría alauí siria (el alauismo, confesión a la que pertenecen el presidente sirio, Bashar al Asad, y la clase dirigente de este país, es una rama del islam que comparte muchas prácticas y creencias con el chiísmo).
Por otro lado, a pesar del entrenamiento que recibieron de las tropas estadounidenses, las fuerzas de seguridad iraquíes no están aún preparadas para enfrentarse a los múltiples desafíos que presenta la situación actual. Los suníes, además, acusan a la policía y al ejército de velar tan solo por los intereses del Gobierno, en lugar de ser una fuerza nacional dedicada a proteger al país y a los ciudadanos.
El origen del avance actual se encuentra en diciembre de 2013, cuando militantes islamistas tomaron la ciudad de Faluya, en el centro del país, y algunas poblaciones cercanas a Ramadi. Ahora, el EIIL está aprovechando dos factores clave: el creciente descontento de la minoría suní hacia el presidente Maliki, y la cada vez mayor dimensión sectaria de la guerra en la vecina Siria. La debilidad de las autoridades estatales en el norte de ambos países hace posible que los militantes yihadistas puedan cruzar fácilmente la frontera, y no hay que olvidar que la mayoría de la población del territorio en que se mueven es de confesión suní.
En cualquier caso, la ofensiva actual no puede calificarse exactamente como un ataque sorpresa. En las últimas semanas, el EIIL ya había atacado en otras zonas de Irak, como Samarra (localidad especialmente importante para el Gobierno por su santuario chií), y el primer ataque sobre Mosul (el verdadero objetivo) se inició el pasado 6 de junio, aunque en aquella ocasión pudo ser repelido.
Los insurgentes no han encontrado apenas resistencia por parte de las fuerzas de seguridad iraquíes, aquejadas de graves problemas de corrupción, marcadas por el sectarismo en sus filas y con poco sentimiento de lealtad a un gobierno que, entre otras cosas, tarda meses en pagar los salarios.
El Gobierno iraquí cuenta con unos 930.000 soldados entrenados por EE UU, y con un personal de seguridad complementario de 270.000 efectivos, suficientes, en teoría para contener a los rebeldes del EIIL, cuyo número se calcula entre 10.000 y 15.000. Las tropas iraquíes, sin embargo, están desmoralizadas por la dureza del conflicto y por la crudeza de los ataques de los yihadistas, que incluyen atentados suicidas, decapitaciones y crucifixiones.
Por otra parte, en las áreas suníes suelen estar destacados soldados suníes, que no ven con buenos ojos tener que combatir a miembros de su misma confesión, y en cuanto a la policía, muchos de sus componentes son reclutados entre la población local, y muy vulnerables, por tanto, a la presión de sus correligionarios y de los grupos terroristas. En Mosul, unos 30.000 soldados iraquíes abandonaron sus armas y huyeron cuando fueron atacados por cerca de 800 combatientes.
En cuanto al EIIL en sí, sus militantes estarían siendo apoyados por exoficiales y exsoldados del antiguo ejército iraquí que se disolvió cuando EE UU invadió el país. Además, el grupo, reforzado con voluntarios llegados no solo de Siria sino también de otros países de la región e incluso de Europa y EE UU, parece haber adaptado sus tácticas y su mensaje para conectar mejor con la población iraquí. En Siria no ocultan sus objetivos e imponen abiertamente su radical interpretación de la ley islámica, con prohibiciones que recuerdan las prácticas de los talibanes afganos y ejecuciones en plazas públicas. En Irak parecen concentrarse más en presentarse como los protectores de la comunidad suní frente al gobierno chií de Maliki.
El Estado Islámico de Irak y el Levante surgió durante la guerra de Irak de 2003, y juró alianza a Al Qaeda en 2004. En 2006, la organización, bajo el nombre de Estado Islámico de Irak, se estableció como una coalición que englobaba a varios grupos insurgentes iraquíes (incluyendo su predecesor el Consejo de la Shura de los Muyahidines, la propia Al Qaeda en Irak y diversos clanes suníes), con el objetivo de establecer un califato islámico en las regiones suníes de Irak.
El grupo adoptó su actual denominación de Estado Islámico de Irak y el Levante en 2013, al ampliar su ámbito de operaciones a la vecina Siria, donde se ha convertido es una de las principales facciones de la guerra civil, y controla parte de las gobernaciones sirias de Idlib, Alepo y Raqqa. En abril de ese año, la organización se presentó como una fusión entre el original Estado Islámico de Irak (vinculado a Al Qaeda) y el grupo yihadista rebelde sirio conocido como Frente Al Nusra.
Al Nusra, sin embargo, rechazó la supuesta alianza, y dos meses después el propio líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, desautorizó al EIIL como rama territorial de la organización. Al Zawahiri, quien quiere una única facción yihadista combatiendo a las fuerzas del Gobierno sirio, teme que la brutalidad de los métodos del EIIL y la violencia terrorista sistemática que este grupo ejerce sobre la población local acabe deslegitimando la causa yihadista global. Por su parte, el máximo dirigente del EIIL, Abu Bakr al Baghdadi, desobedeció a Al Zawahiri y se negó a aceptar la orden de que sus actividades se limitasen al territorio iraquí.
La competencia entre Al Qaeda y el EIIL por liderar el yihadismo global puede tener como consecuencia un mayor riesgo de atentados en OccidenteLa competencia entre Al Qaeda y el EIIL por liderar el yihadismo global puede tener como consecuencia un mayor riesgo de atentados en Occidente, con fines propagandísticos. Según explica en el diario El País Fernando Reinares, investigador principal de Terrorismo Internacional en el Real Instituto Elcano y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos, «a partir de sus conquistas en Irak y Siria el EIIL ha pasado a competir con Al Qaeda por la hegemonía del yihadismo en Próximo Oriente y más allá. Es hoy el desarrollo más importante en la evolución del yihadismo global, cuyos actores están tomando partido por Al Qaeda y sus afines o por el EIIL y los suyos […]. Al Qaeda y el EIIL, en su pugna por movilizar apoyos en el seno de las poblaciones musulmanas, intentarán mostrar potencial para infligir daño a países del mundo occidental utilizando adeptos con que cuenten en los mismos».
Con sus caras a menudo cubiertas y sus omnipresentes banderas negras, los extremistas del EIIL dirigen las poblaciones que controlan como pequeños Estados, aplicando su radical interpretación de la ley islámica y organizando desde cortes de ‘justicia’ hasta escuelas, servicios urbanos básicos o incluso distribuciones de alimentos.
En Siria ejercen su poder sin contemplaciones (ejecuciones públicas, amputaciones por robos, prohibición de actividades como la música). En Irak parece existir una mayor moderación, aunque solo relativa. En ambos casos han demostrado bastante eficacia a la hora de gestionar los recursos, incluyendo campos de petróleo en Siria o plantas eléctricas en Irak.
Tras tomar el control de Mosul, el EIIL hizo públicas algunas consideraciones y normas para la población. Entre ellas:
En cuanto a sus recursos económicos, el EIIL cuenta con amplias redes de extorsión, y en febrero se hicieron con los valiosos campos de gas de Conoco, cuyo valor se calcula en cientos de miles de dólares. Tras la toma de Mosul, el Gobierno regional iraquí aseguró que el EIIL se había apoderado del equivalente a 430 millones de dólares en moneda iraquí y oro.
Considerado por la revista Time «el hombre más peligroso del mundo», y apodado por el diario Le Monde como «el nuevo Bin Laden», el líder del EIIL, Abu Bakr al Bagdadi, es una figura relativamente poco conocida, tremendamente esquiva y bastante enigmática. Estados Unidos ofrece por su cabeza una recompensa de 10 millones de dólares.
Nacido en la ciudad iraquí de Samarra en 1971, Al Bagdadi, de quien apenas existen un par de fotografías públicas, asegura ser descendiente directo del profeta Mahoma y, según una biografía citada frecuentemente por los yihadistas, procede de una familia profundamente religiosa y obtuvo un doctorado en la Universidad Islámica de Bagdad. En 2005 fue capturado por las tropas estadounidenses y pasó cuatro años como prisionero en Bucca, al sur de Irak, donde, presumiblemente, entró en contacto con combatientes de Al Qaeda.
En 2010, tras la muerte de varios de los líderes de Al Qaeda en Irak, Al Bagdadi asumió el mando de la organización integrista en el país, en un momento en que la rebelión suní estaba muy debilitada. La guerra en Siria y las políticas del Gobierno iraquí reforzaron tanto al grupo como su liderazgo.
Como señalaba hace unos días un antiguo oficial antiterrorista británico a la agencia AFP, «durante los últimos 10 años, Al Zawahiri [el líder de Al Qaeda] ha estado escondido en la frontera entre Afganistán y Pakistán y se ha limitado a publicar unos pocos comunicados y vídeos, mientras que Al Bagdadi ha capturado ciudades, ha movilizado enormes cantidades de gente, ha asesinado sin piedad a lo largo de Irak y Siria… Si fueras un tipo que busca acción, tu opción sería Al Bagdadi».
El EIIL, un grupo que está combatiendo, con éxito, a dos gobiernos y a otros grupos rebeldes, es como un imán para militantes radicales, no solo iraquíes y sirios, sino de todo el mundo, incluyendo, tal y como puede verse en los vídeos y mensajes que distribuye en Internet, chechenos, alemanes, británicos o estadounidenses.
Un líder del opositor Ejército Libre de Siria indicaba a The New York Times que los combatientes del EIIL están «mejor pagados, mejor entrenados y mejor armados que muchos soldados de los ejércitos nacionales de Siria e Irak». Según testimonios citados por ese mismo diario, muchos se unen a los yihadistas por motivos ideológicos, pero otros lo hacen tambien atraídos por los altos salarios y por la capacidad del grupo para consolidar su poder en las zonas que controla.
No es muy probable. Por un lado, la defensa de la capital, pertrechada por milicias chiíes y con una presencia del ejército mucho más sólida, no tendría nada que ver con lo ocurrido en el norte. La implicación internacional sería, además, mucho mayor, empezando por Irán.
Por otra parte, no parece que, de momento, el EIIL tenga la capacidad humana, logística y militar necesaria para capturar (y mantener) Bagdad y seguir controlando, a la vez, el resto del territorio.
Para algunos analistas, la situación que vive actualmente Irak es la consecuencia directa de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003, bajo la presidencia de George W. Bush. La desmantelación del régimen (y del ejercito) de Sadam Husein, que, aunque de forma brutal, mantenía unido el país con un férreo centralismo, no fue sustituida por un gobierno lo suficientemente integrador. El régimen dictatorial de Sadam, controlado por la minoría suní, creó durante décadas un resentimiento entre kurdos y chiíes cuya solución difícilmente podía pasar por darle, sin más, la vuelta a la tortilla. Teóricamente, la intención de Washington era crear un modelo que uniese a todas las comunidades. En la práctica supuso un Estado dominado por la mayoría chií.
La apuesta de la Administración de Barack Obama por Maliki no hizo más que empeorar la situaciónPosteriormente, la apuesta de la Administración de Barack Obama por Maliki no hizo más que empeorar las cosas, creando un país irreversiblemente dividido ahora entre suníes, chiíes y kurdos. La retirada de las tropas estadounidenses cuando aún no estaba garantizada la estabilidad política ni la seguridad acabó de derribar lo que era ya un frágil castillo de naipes. A pesar de los planes iniciales de EE UU de mantener algunas fuerzas en Irak para apoyar al ejército local, las últimas tropas estadounidenses abandonaron el país en diciembre de 2011 sin que se hubiese conseguido un acuerdo en ese sentido entre Bagdad y Washington.
De momento, el presidente de Estados Unidos ha rechazado una nueva intervención militar terrestre para contener a los yihadistas en Irak. El pasado viernes, Obama indicó claramente que no hará regresar a las tropas estadounidenses a este país, cuya situación describió como un «problema regional a largo plazo», si bien se comprometió a ayudar a las autoridades iraquíes a hacer frente a los guerrilleros, siempre que el Gobierno de Bagdad haga su trabajo: «Estados Unidos hará la parte que le corresponda, pero cualquier tipo de acción que emprendamos deberá estar acompañada por los esfuerzos de los líderes iraquíes», dijo.
No obstante, Obama dejó la puerta abierta a otras opciones militares, entre ellas la que se baraja con más fuerza: ataques aéreos selectivos. Este sábado, el secretario de Defensa de EE UU, Chuck Hagel, ordenó el envío del portaaviones George H.W. Bush al golfo Pérsico.
Las autoridades iraníes (chiíes), que han respaldado siempre al primer ministro iraquí, se apresuraron a expresar su apoyo al Gobierno de Bagdad en su lucha contra los insurgentes suníes, y han llegado a contemplar incluso una eventual (y hasta ahora, impensable) cooperación con Estados Unidos, país que pidió una respuesta «fuerte y coordinada». El presidente iraní, Hassan Rohani, señaló que su país (principal aliado del régimen sirio) no tolerará la violencia y el terror en la región.
Rohani ha negado que Irán haya enviado soldados a Irak, aunque indica que «está dispuesto a ayudar a un país amigo». Como recuerda en El Mundo Javier Espinosa, «Irán ni siquiera necesita implicar gran número de tropas en el territorio iraquí. Desde hace años Teherán apadrina toda una nebulosa de milicias como Asaib ahl Haq, Kataib Hizbulá, Kataib Sayyid al-Shuhada o las Brigadas Badr, que casi actúan como unidades afiliadas a su propio ejército».
Tras el avance de los yihadistas, las fuerzas de seguridad de la región autónoma del Kurdistán iraquí están ocupando las posiciones de las que ha huido el ejército de Bagdad, especialmente en las regiones de Nínive y Kirkuk. Se trata de una zona a la que, tras la invasión estadounidense, regresaron masivamente miles de kurdos desplazados, y en la que se han producido desde entonces continuos enfrentamientos con las autoridades centrales, tanto por cuestiones territoriales como por el control de la gran riqueza petrolera de esta región.
La situación actual supone una oportunidad única para que se produzca una mayor desmembración con respecto a Bagdad, y para que los kurdos afiancen su control político y militar en el norte. Por lo pronto, los diputados de esta comunidad boicotearon esta semana la reunión del Parlamento iraquí en la que Maliki pretendía conseguir apoyo para declarar el estado de emergencia a nivel nacional (una situación que acrecentaría notablemente su poder), y que tuvo que ser suspendida ante la falta de quórum.
Los kurdos ya han mandado al EIIL el mensaje de que no van a reaccionar como el ejército iraquí, y han reforzado sus defensas en numerosas poblaciones. Su papel, no obstante, puede suponer un importante punto de fricción en el futuro, se incline la balanza hacia donde se incline, ya que tanto los árabes iraquíes suníes como los chiíes se oponen a sus reclamaciones territoriales más allá de su enclave actual.
Esta nueva crisis ha vuelto a poner sobre la mesa la vieja idea, discutida ya durante la guerra de 2003, de que Irak se divida en tres regiones separadas, o incluso en tres naciones independientes: una chií (Bagdad y la mayor parte del sur y la frontera oriental con Irán), una suní (el oeste y algunas zonas del norte), y una kurda (también en el norte, e incluyendo las ciudades de Irbil y Kirkuk, a las que Sadam desplazó grandes cantidades de población árabe).
La opción de la división, planteada también en otros países de la región, tiene defensores y detractores. Por un lado, y contando siempre con que los extremistas del EIIL fuesen reemplazados en un futuro por un liderazgo suní civilizado, el nuevo mapa obedecería a una distribución mas homogénea de la población y supondría, en principio, menos tensiones de carácter étnico y confesional. Por otro lado, y como señalaba el diario británico The Guardian en un editorial, «un Irak dividido sería demasiado débil como para hacer frente, en el mejor de los casos, a la penetración de potencias exteriores, y, en el peor de los casos, podría convertirse en el campo de batalla de la guerra regional entre suníes y chiíes».
La clave, al final, es determinar hasta qué punto es posible un Estado integrador y aconfesional a estas alturas, con tantos muertos a la espalda en todos los bandos.
Al otro lado de la frontera septentrional iraquí, el Gobierno de Ankara ya ha celebrado reuniones de emergencia, y decide cómo rescatar a los 80 ciudadanos turcos que mantiene secuestrados el EIIL.
Turquía, con grandes intereses energéticos en Irak, es ahora especialmente sensible a posibles ataques yihadistas, una situación que le ha obligado ha cambiar su discurso en los últimos meses. En 2012, el Gobierno de Recep Tayyip Erdoğan, que apoya a los grupos opositores al régimen sirio de Bashar al Asad, calificó de «apresurada» la decisión de EE UU de incluir al Frente Al Nusra como grupo terrorista. Por entonces, a Ankara no le preocupaba especialmente la ideología de los rebeldes sirios. El pasado mes de junio, Turquía ya había colocado a Al Nusra en su propia lista de grupos terroristas.
El viernes, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, mostró su extrema preocupación por «el deterioro dramático de la situación en Irak», de donde provienen «informaciones sobre ejecuciones sumarias y extrajudiciales, y el desplazamiento masivo de medio millón adicional de personas». El sábado, la ONU calificó la crisis como una «tragedia humana» y cifró el número de desplazados internos en todo el país en alrededor de un millón de personas.
La masiva llegada al Kurdistán iraquí en los últimos días de civiles procedentes de la vecina provincia de Nínive ha abierto un nuevo frente humanitario para la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que ya tenía que afrontar la ayuda a los refugiados que siguen llegando de Siria y a los desplazados en los últimos meses de la provincia iraquí de Al Anbar, en el oeste del país.
Publicado originalmente en 20minutos
En noviembre de 1918, recién concluida la Primera Guerra Mundial, el coronel T. E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, presentó ante el Comité de Guerra británico un mapa realizado por él mismo, en el que mostraba cómo deberían trazarse las nuevas fronteras en Oriente Medio, una vez desaparecido el Imperio Otomano. El mapa, más un boceto que una propuesta detallada, reservaba un espacio para los kurdos de Irak, dividía con más o menos precisión las áreas suní y chií […]
Una selección de fotografías tomadas en Oriente Medio esta semana. Pincha en los enlaces de las localizaciones para ver las imágenes.
Gaza, Palestina, 20/3/2014: Un hombre y su hija, en un campo lleno de flores de la planta de la mostaza. Foto: Mohammed Abed / AFP
Teherán, Irán, 18/3/2014: Linternas y fuego durante la celebración del último miércoles del calendario solar persa, en el parque Pardisan de la capital iraní. La fiesta de Noruz, el Año Nuevo, es una de las más importantes en Irán. Comienza el primer día de primavera, en el momento exacto del equinocio. Foto: Vahid Salemi / AP
Diyarbakir, Turquía, 21/3/2014: Decenas de miles de kurdos se reunieron este viernes para celebrar el Noruz (año nuevo, llegada de la primavera), en un acto en el que se leyó un mensaje del encarcelado líder del PKK kurdo Abdula Ocalan. En el comunicado, Ocalan pide al Gobierno turco que establezca un marco para la celebración de conversaciones de paz, y recuerda que ha pasado ya un año desde que ordenó un alto el fuego a sus combatientes. Foto: Umit Bektas / Reuters
Dahuk, Irak, 20/3/2014: Kurdos iraquíes despliegan entre antorchas una bandera gigante de la región autonóma del Kurdistán, en Irak, durante las celebraciones de Noruz. Foto: Azad Lashkari / Reuters
Nueva York, EE UU, 20/3/2014: Un centenar de personas se concentraron el jueves en Times Square como parte de un flashmob en solidaridad con la población siria atrapada en mitad de la guerra. El acto tuvo lugar bajo una pantalla gigante en la que se proyectó la ya famosa fotografía, distribuida hace unas semanas por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, y en la que puede verse a miles de refugiados sirios esperando la distribución de alimentos y ayuda humanitaria en Yarmuk. Fotos: John Makely / NBC, UNRWA-AP.
Alepo, Siria (aviso: esta imagen puede herir la sensibilidad), 18/3/2014 : Los cuerpos de dos niños sirios, entre las ruinas de un edificio residencial bombardeado, según informó la oposición, por un helicóptero de las fuerzas gubernamentales. Foto: Khaled Khatib / AFP
Morek, Siria, 21/3/2014: Un tanque del ejército gubernamental sirio, alcanzado por un proyectil durante combates con las fuerzas de la oposición en la provincia de Hama. Foto: Badi Kklif / Reuters
Homs, Siria, 21/3/2014: Columnas de humo en la aldea situada bajo la fortaleza medieval del Crac des Chevaliers (Crac de los Caballeros), tomada por las tropas gubernamentales sirias esta semana. Foto: Khaled al-Hariri / Reuters
Altos del Golán, 19/3/2014: Soldados israelíes miran hacia Siria. Los Altos del Golán, pertenecientes a Siria, fueron ocupados por Israel durante la Guerra de los Seis Días (1967) y, de nuevo, en la Guerra de Yom Kipur (1973). En 1981, Israel los incorporó unilateralmente a su territorio. Foto: Ronen Zvulun / Reuters
Halabja, Irak, 16/3/2014: Una mujer kurdo-iraquí visita el cementerio donde están enterradas las víctimas del ataque químico ordenado por Sadam Husein hace ahora 26 años. Unos 5.000 kurdos de la ciudad de Halabja murieron en 1988, cuando el régimen de Sadam Husein usó gas nervioso contra la población. Se calcula que cerca de 182.000 civiles murieron entre 1986 y 1989 durante operaciones militares contra las zonas rurales del Kurdistán iraquí. Foto: Safin Hamed / AFP
Deir Al Asal, Cisjordania (Palestina), 19/3/2014: Funeral de Yussef Sami Shawamreh, un chico palestino de 15 años muerto por disparos de soldados israelíes. Foto: Hazem Bader / AFP
Ankara, Turquía, 21/3/2014: El Gobierno turco de Recep Tayyip Erdoğan ordenó esta semana el bloqueo de la red social Twitter en la Internet turca, una decisión precedida de tres sentencias judiciales y de una decisión de la Fiscalía, así como de las amenazas del propio primer ministro, quien había advertido su intención de «erradicar» Twitter, «diga lo que diga la comunidad internacional». Muchos usuarios, no obstante, encontraron pronto modos de burlar el bloqueo, y las caricaturas, los memes y los mensajes alusivos a la censura han sido omnipresentes durante estos días. En la imagen, miembros del Sindicato Joven Turco, durante una manifestación de protesta. Foto: Burhan Ozbilici / AP
Estambul, Turquía, 23/3/2014: Seguidores del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdoğan, durante una manifestación celebrada este domingo. Erdoğan se dirigió a la multitud y dijo que quienes le acusan de corrupción serán «machacados por su propia inmoralidad». Foto: Murad Sezer / Reuters
Ciudad de Gaza, Gaza (Palestina), 23/3/2014: Dos niños observan el desfile organizado con motivo del décimo aniversario del asesinato por Israel del líder espiritual de Hamas, el jeque Ahmed Yassin. Al acto acudieron decenas de miles de personas. Foto: Suhaib Salem / Reuters
Jerusalén, 21/3/2014: Un niño palestino reza en presencia de varios soldados israelíes durante la oración del viernes en el barrio de Ras al Amud, en Jerusalén Este. La Policía israelí ha impuesto un límite de edad a los palestinos hombres que quieran entrar los viernes en la Ciudad Vieja. Solo podrán hacerlo los mayores de 40 años. Foto: Ammar Awad / Reuters
Jerusalén, 17/3/2014: Judíos ultraortodoxos bailan en un seminario rabínico, durante las celebraciones de la fiesta de Purim. Foto: Sebastian Scheiner / AP
Jerusalén, 21/3/2014: Algunos de los cerca de 20.000 corredores que participaron este viernes en el IV Maratón Internacional de Jerusalén, a su paso por la Ciudad Vieja. Foto: Ronen Zvulun / Reuters
Guiza, Egipto, 17/3/2014: Un arqueólogo trabaja en la restauración de una momia del Antiguo Egipto, en el laboratorio del Gran Museo Egipcio. Foto: Reuters
Dubai, Emiratos Árabes Unidos, 19/3/2014: La obra In The Moonlight (a la luz de la luna), del escultor Adam Henein, en la exposición de arte contemporáneo Art Dubai, celebrada esta semana. Foto: Rowan El Shimi / Al Ahram
El Cairo, Egipto, 23/3/2014: Las aguas del Nilo presentaban esta semana un inusual color amarillo, como consecuencia de la gran presencia de limo acumulado durante la crecida del río. Foto: Bassam Al-Zoghby / Al Ahram
El partido gobernante en Turquía, Justicia y Desarrollo (AKP), obtendría el 44% de los votos (seis puntos porcentuales menos que en los últimos comicios) si se celebrasen ahora elecciones, de acuerdo con una reciente encuesta elaborada por la empresa demoscópica Sonar. El sondeo, realizado entre el 8 y el 16 de julio a un total de 3.000 personas en todo el país, es relevante porque es el primero a gran escala que se publica después de las históricas protestas ciudadanas de hace un mes, y también porque la agencia responsable es la que más se aproximó a los resultados finales de las elecciones anteriores, cuando el partido del primer ministro, Recep Tayip Erdoğan, consiguió cerca del 50% de los votos, asegurándose así un tercer mandato consecutivo.
La encuesta no pronostica ningún cambio radical en el panorama político turco. Un 44% de los votos permitiría al AKP (islamista moderado) seguir gobernando, ya que los aumentos que experimentan los partidos de la oposición no son suficientes para alcanzar la mayoría, ni siquiera en el improbable caso de que decidiesen unirse. El CHP (Partido Republicano del Pueblo, kemalista, laico y de centro-izquierda) sube solo dos puntos, hasta el 28%, y el MHP (Partido de Acción Nacionalista, considerado de extrema derecha), tres, hasta el 16%.
Sin embargo, de mantenerse este apoyo en las elecciones presidenciales previstas para dentro de un año, Erdoğan no podría ser elegido, ya que para ello necesitaría al menos un 50% de los votos. Erdoğan, a quien la ley impide aspirar a un cuarto mandato como primer ministro, espera presentarse a estos comicios, especialmente si al final consigue sacar adelante una polémica y poco popular reforma constitucional que daría amplios poderes ejecutivos a la presidencia, en un modelo semejante al estadounidense.
En este sentido, Hakan Bayrakci, director de la empresa encuestadora, recuerda en declaraciones al diario Hürriyet que la reacción de la gente durante las manifestaciones iniciadas en el parque Gezi «no era específicamente contra el AKP, sino contra el primer ministro y su postura ante las protestas».
De todos modos, y pese a la magnitud de las protestas de junio, no parece probable que hayan sido éstas la única causa de la pérdida de apoyo electoral que podría sufrir el primer ministro. La dura respuesta de Erdoğan puede haberle restado votos, pero, como explica Murat Yetkin en Hürriyet, también afianzó el apoyo al Gobierno del sector más conservador de la base electoral del AKP. Eso sin olvidar que la inmensa mayoría de los que salieron a la calle no eran precisamente votantes de Erdoğan. No se trataba de votantes defraudados, sino de gente que nunca ha votado al líder islamista, y que no tiene intención alguna de votarle en un futuro.
Por otro lado, tampoco había en las protestas una presencia mayoritaria de simpatizantes del CHP, un hecho que, mientras este partido no sea capaz de ganarse el apoyo de los descontentos, hace dudar de que la balanza se haya inclinado de forma determinante hacia del principal grupo de la oposición.
Así, la clave, según Yetkin, es necesario buscarla tambien en el aumento (pequeño pero significativo) logrado por los nacionalistas radicales del MHP, una subida que podría deberse al acuerdo alcanzado en marzo con los separatistas kurdos:
El ligero aumento de votos del MHP tiene más que ver con la iniciativa de Erdoğan de firmar la paz con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que ha estado librando una campaña armada durante los últimos 30 años, que con las protestas del parque Gezi. El MHP, a diferencia del CHP, rechaza las conversaciones de paz con el PKK. Al tratar de cerrar un acuerdo con el PKK a través de su brazo político en el Parlamento, el Partido Paz y Democracia (BDP) –con un potencial de voto cercano al 7%– Erdoğan podría estar desviando votos del MHP de cara a las tres próximas elecciones […].
En esta misma línea se expresa también el analista de la Fundación Century Omer Zarpli:
El proceso de paz con los kurdos conlleva un gran riesgo político. Hace seis meses, el gobierno [de Erdoğan] inició negociaciones con el encarcelado líder del PKK Abdulá Ocalan, con el fin de acabar con una larga guerra de tres décadas. Pero si Erdoğan parecía comprometido, lo cierto es que actualmente, aunque sigue interesado, el público se mantiene ambivalente con respecto al proceso de paz. Las negociaciones con el vilipendiado Ocalan han despertado la ira de parte de la opinión pública. Erdoğan corre el riesgo de perder al bloque nacionalista, al que ha estado cortejando desde que comenzaron las protestas para intentar consolidar la base que le apoya. […] Erdoğan ha estado postergando sus decisiones, esperando probablemente a que el último militante del PKK haya salido de Turquía para anunciar e implementar reformas políticas más profundas. Pero los acontecimientos recientes han demostrado que la paz es cada vez más frágil a medida que el proceso se estanca y el Gobierno retrasa la adopción de estas reformas […]. Y, con una posición política cada vez más incierta, mantener ese difícil equilibrio entre las preocupaciones de la opinión pública turca y las demandas de los kurdos no va a ser fácil.
Más información y fuentes:
» Support to AKP drops after Gezi rallies, say poll (Hürriyet)
» What can Erdoğan do to reverse the slide? (Murat Yetkin, en Hürriyet)
» Erdoğan Weakened, Turkey Polarized (Omer Zarpli, en The National Interest)
» Erdoğan and Turkey’s battle for stability (Matthew Islam, en Dhaka Tribune)
El partido gobernante en Turquía, Justicia y Desarrollo (AKP), obtendría el 44% de los votos (seis puntos porcentuales menos que en los últimos comicios) si se celebrasen ahora elecciones, de acuerdo con una reciente encuesta elaborada por la empresa demoscópica… Leer