Bahréin

Nombre completo: Reino de Bahréin (مملكة البحرين).

Independencia: 1971 (del Reino Unido).

Población: 1,7 millones (Banco Mundial, 2021).

Capital: Manama.

Superficie: 717 Km².

Idioma principal: Árabe.

Religión mayoritaria: Islam suní­ y chií­ (81%).

Esperanza de vida: 75 años (hombres), 77 años (mujeres) (OMS, 2020).

Moneda: 1 dinar bahrainí­ = 1.000 fils.

Economí­a: En torno al 60% de la renta nacional de Bahrein procede de las exportaciones de petróleo, la principal fuente de ingresos junto con el aluminio. La diversificación industrial implica que el petróleo no es el único producto que oferta, pero casi todos los alimentos, materias primas y productos manufacturados son importados. El paí­s es un importante centro bancario y financiero.

PNB per cápita: 22.232 dólares EE UU (Banco Mundial, 2021). Pocas personas son pobres, pero gran parte de la riqueza del paí­s está en manos de una pequeña (en su mayorí­a suní­es) minorí­a.

Desempleo: 5,5% (FMI, 2022).

Forma de gobierno: Monarquí­a hereditaria con consulta a ministros. La familia Jalifah gobierna el paí­s desde 1783.

Jefe del Estado: Sheikh Hamad bin Isa Al Jalifah (rey).

Libertades y derechos humanos: Apenas hay representación ciudadana o instituciones polí­ticas. No se consiente ni la disidencia ni las protestas. La oposición está sujeta a arrestos arbitrarios, con acusaciones de tortura y deportaciones. La mayorí­a chií­ exige una mayor representación a la clase gobernante (suní­). Las mujeres están más educadas y disfrutan de una mejor calidad de vida que en algunos paí­ses vecinos, pero no tienen derechos polí­ticos ni representación. Los medios de comunicación están sometidos a un férreo control oficial. Las principales cadenas de televisión y radio son estatales, y los periódicos siguen una línea editorial progubernamental. Según Freedom House, la legislación se utiliza para detener o encarcelar a periodistas críticos y activistas en línea. Bahréin tiene uno de los índices de penetración de Internet más altos del mundo árabe.

El informe de 2021 de Amnistía Internacional sobre Bahréin señala: «El gobierno siguió cometiendo violaciones graves de derechos humanos, entre ellas tortura y otros malos tratos y supresión de la libertad de expresión y reunión. Las investigaciones oficiales de malos tratos desembocaron en impunidad para los perpetradores. La población trabajadora migrante sufría robo de salarios y, junto con la población penitenciaria, violaciones de su derecho a la salud. El gobierno vulneró el derecho a la privacidad mediante el uso de vigilancia invasiva».

Pena de muerte: Sí­. Para casos de asesinato premeditado, complot contra el gobierno, colaboración con un paí­s enemigo, amenazar la vida del emir y desobediencia de órdenes militares durante tiempo de guerra o ley marcial. En 2021 no se tuvo noticia de nuevas condenas a muerte ni ejecuciones.

En contexto: Bahrein, cuyo nombre significa «dos mares», fue uno de los primeros Estados del Golfo en descubrir petróleo y en construir una refinería, pero nunca alcanzó los niveles de producción de Kuwait o Arabia Saudí, por lo que ha tenido que diversificar su economía. El país está gobernado por un rey suní, cuya familia ocupa los principales cargos políticos y militares. La división entre la mayoría chií y los gobernantes suníes ha provocado tensiones durante mucho tiempo en el reino, que esporádicamente han desembocado en desobediencia civil. Los líderes chiíes llevan mucho tiempo denunciando la discriminación sistemática en empleos y servicios. A principios de 2011, el gobierno recurrió al ejército saudí para aplastar las protestas de los manifestantes que exigían una mayor participación en el gobierno. A finales de 2020 Bahréin firmó un acuerdo de normalización de relaciones con Israel. Bahréin mantiene una disputa territorial con Catar.

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