alto el fuego

Israel y el movimiento islamista palestino Hamás, que controla la Franja de Gaza, anunciaron a última hora de este jueves una tregua bilateral para poner fin a once días de escalada bélica que se han saldado con cerca de 250 muertos, la inmensa mayoría en el lado palestino. Estas son, a falta de detalles sobre el contenido del pacto, las claves de un alto el fuego que ambas partes interpretan como una victoria:

¿Cuándo ha entrado en vigor la tregua, y hasta cuándo?

El alto el fuego se hizo efectivo a las 2.00 hora local de este viernes (23.00 GMT del jueves). En principio, se trata de una tregua indefinida.

¿Se está cumpliendo?

El Ejército israelí no había informado en la madrugada de este viernes de nuevas alarmas antiaéreas en las comunidades israelíes colindantes a la Franja, siendo la última notificada a la 01.51 hora local (10.51 GMT), informa Efe. Tampoco hubo bombardeos israelíes en Gaza durante la noche.

¿A qué se han comprometido?

Se da por sentado que ambas partes se han comprometido a detener las hostilidades (esencialmente, bombardeos contra Gaza por parte de Israel, y lanzamiento de cohetes contra territorio israelí por parte de Hamás). 

El Gobierno israelí, que no suele pronunciarse sobre los altos el fuego con las milicias, confirmó que se trata de un acuerdo incondicional. La oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, señaló en ese sentido que se había acordado por unanimidad «aceptar la propuesta de Egipto de un alto el fuego mutuo y sin condiciones».

El portavoz de Hamás, Hazem Qassem, aseguró por su parte que habían obtenido «garantías de los mediadores» para una tregua «mutua y simultánea».

¿Qué incluye el acuerdo?

Este jueves por la noche no se conocían aún con detalle los términos de la tregua, pero, según medios citados por Efe, estos no incluirían, pese a las exigencias de Hamás, referencias a las tensiones por el desalojo de familias palestinas en Jerusalén Este ocupado o por las incursiones en la Explanada de las Mezquitas, hechos que el pasado día 10 de mayo desencadenaron la escalada bélica, sin precedentes en los últimos siete años.

¿Quién ha mediado para lograrlo?

El Gobierno israelí aseguró que se llegó a un acuerdo a partir de una propuesta de Egipto, mediador tradicional entre las dos partes. 

Como parte de su papel como mediador, El Cairo enviará en los próximos días dos delegaciones de seguridad a Tel Aviv, en Israel, y a los territorios palestinos para vigilar y hacer seguimiento de la tregua alcanzada, según informó la agencia palestina WAFA, citada por Europa Press.

¿Qué factores han influido para conseguirlo?

La presión internacional para un alto el fuego ante el constante incremento de víctimas y de destrucción puede haber sido una de las claves. No obstante, Netanyahu ya había rechazado anteriormente dos propuestas de tregua, insistiendo en que los ataques continuarían «el tiempo que fuese necesario», hasta que Israel alcanzase todos sus objetivos (en teoría, debilitar a Hamás eliminando a miembros de su cúpula, destruyendo sus infraestructuras y limitando su capacidad de atacar a Israel). Es posible también, por tanto, que los haya conseguido ya, o que considere suficiente lo logrado, tanto en el aspecto militar como en el político.

Por otro lado, con el paso de los días se iban incrementando las protestas palestinas, no solo en Gaza y, significativamente, en Cisjordania, sino también por parte de los árabes de origen palestino que viven dentro del territorio israelí, lo que ha supuesto un punto de inflexión importante que quizá Israel ha querido atajar.

¿Cómo ha sido la presión internacional?

La presión de la comunidad internacional a Netanyahu para que declarase un alto el fuego se incrementó en las últimas horas, incluyendo una petición de su gran aliado, el presidente de EE UU, Joe Biden, para que aceptase el cese de hostilidades. En concreto, Biden pidió este miércoles al primer ministro israelí una «significativa desescalada bélica» inmediata, y el enviado especial estadounidense para Oriente Medio, Tor Wennesland, también intensificó los contactos para facilitar la tregua.

La actividad diplomática fue especialmente intensa este jueves en la región. Una delegación egipcia viajó a Ramala, en Cisjordania, para informar a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de la posible tregua, mientras el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, visitaba tanto Israel como los territorios palestinos, en medio de los esfuerzos internacionales por lograr una desescalada de la violencia.

De hecho, el anuncio del cese de las hotilidades se produjo mientras aún se celebraba una reunión de la Asamblea General de la ONU convocada para presionar a las partes.

Bombardeo israelí en Gaza el 12 de mayo de 2021. Vídeo: IDF / Wikimedia Commons

¿Cómo han reaccionado las dos partes?

Ambos consideran que han salido reforzados del conflicto. El jefe del Estado Mayor israelí, el jefe del servicio de inteligencia interior y altos mandos del Ejército «informaron a los ministros sobre los importantes logros de Israel en la operación, algunos de los cuales no tienen precedentes», según detalló un comunicado oficial recogido por Efe.

Mientras, el portavoz de Hamás, Hazem Qassem, indicó en otro comunicado que «la resistencia demuestra en todos sus pasos que es el escudo del pueblo y el más capaz de proteger los fundamentos de la causa palestina».

En una entrevista para el diario Al Mayadeen, recogida por Europa Press, uno de los líderes de Hamás, Mushir al Masry, se refirió al alto el fuego como una «declaración de derrota» por parte de Israel y una «huida del campo de batalla». Al Masry celebró «la saga de victorias» de Hamás durante este último enfrentamiento, así como «la unidad y la revolución del pueblo», que supieron «penetrar en las fortalezas enemigas, disipando sus ilusiones e imponiendo nuevas reglas».

Cohetes lanzados desde Gaza hacia Israel, interceptados por el sistema de defensa Cúpula de Hierro, el 14 de mayo de 2021. Vídeo: Lisa Canalo / Wikimedia Commons

¿Qué otras reacciones ha habido?

El presidente estadounidense, Joe Biden, prometió este jueves, tras anunciarse el alto el fuego, seguir con su «diplomacia silenciosa e incansable» con Israel y Palestina. «Creo que los palestinos e israelíes merecen igualmente vivir de forma segura y disfrutar de las mismas medidas de libertad, prosperidad y democracia. Mi Administración seguirá con su diplomacia silenciosa e incansable con ese fin», afirmó, en una alocución televisada.

El secretario general de la ONU, António Guterres, dio la bienvenida al alto el fuego, pero a la vez pidió a los líderes de las partes enfrentadas que comiencen un «serio diálogo» sobre la raíz del conflicto.

¿Cuál es el balance de víctimas?

El lanzamiento de cohetes desde Gaza, más de 4.400 desde el inicio de la escalada, fue seguido por la operación militar israelí bautizada como «Guardian de los Muertos», que ha tenido un alto coste material y humano en el bloqueado enclave costero, donde viven dos millones de palestinos.

El Ejército israelí atacó más de 800 objetivos de las milicias y sus operativos, y asegura haber matado a más de 130 milicianos.

En los once días de escalada bélica han muerto al menos 232 palestinos, entre ellos 65 menores, y otros 1.900 han resultado heridos. En Israel han muerto 12 personas, entre ellas dos menores, y más de 340 han resultado heridas.

Durante estos días también se ha extendido la violencia y los enfrentamientos civiles entre palestinos e israelíes que, más allá de la escalada bélica que podría terminar este viernes, parecen haber abierto una crisis más profunda en la región.


Publicado originalmente en 20minutos
Con información de Efe y Europa Press
Vídeos no incluidos en el original

Las claves de la tregua entre Israel y Hamás: un acuerdo con el que ambos claman victoria tras casi 250 muertos

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Un tanque destruido en Alepo, Siria, en 2012. Imagen: Scott Bobb / Voice of America (captura de vídeo)

No hace falta ser un cínico para poner en tela de juicio el éxito del alto el fuego alcanzado en Siria hace poco más de una semana. Según informó este sábado la ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización con sede en Londres, en los siete días pasados desde que entró en vigor la tregua pactada por Estados Unidos y Rusia, al menos 135 personas han muerto en zonas del país cubiertas por el cese de las hostilidades. Todos los grupos involucrados en el rompecabezas del conflicto sirio han sido acusados, en mayor o menor medida, de violar el acuerdo.

Y, sin embargo, sería injusto negar que la situación ha mejorado algo y que, si bien no es muy posible hablar aún de esperanza, sí parece sentirse un cierto respiro. En muchas áreas del país han cesado los bombardeos y la gente ha podido salir a la calle con un poco menos de miedo; el número de muertos y heridos en combates ha descendido significativamente, y la ayuda humanitaria, que sigue necesitándose de forma desesperada en las zonas sitiadas, ha podido empezar a abrirse paso, aunque sea con cuentagotas.

La tregua ha hecho posible, incluso, que se hayan vuelto a convocar tímidas manifestaciones contra el régimen de Bashar al Asad, algunas de ellas en provincias tan significativas como Daraa, al sur del país, uno de los epicentros de las protestas que en 2011 supusieron el inicio de la revolución que acabó convirtiéndose en guerra civil tras la brutal represión gubernamental, la implicación de potencias extranjeras y la entrada de los grupos yihadistas extremistas.

A continuación, un balance de esta primera semana de tregua, y un repaso a las posiciones de los diferentes grupos y países implicados en un conflicto que cumplirá cinco años el próximo mes de abril, y que se salda ya con más de 270.000 muertos (79.000 de ellos, civiles), 4,5 millones de refugiados, 8 millones de desplazados internos y 15 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria constante.

I. EL ACUERDO

Una tregua para empezar a negociar

El alto el fuego, temporal y parcial, que entró en vigor en Siria el pasado 27 de febrero fue acordado como un primer paso hacia las negociaciones de paz auspiciadas por la ONU, unas conversaciones que, tras sucesivos aplazamientos e interrupciones, habían quedado pospuestas. También supone una condición necesaria para el cumplimiento de la resolución 2254 del Consejo de Seguridad, que promueve un arreglo político a la guerra en Siria, el cese de las hostilidades y la mejora de la situación humanitaria.

La tregua fue pactada en Munich, Alemania, por Estados Unidos y Rusia. Estados Unidos encabeza, junto con Arabia Saudí, el bloque que apoya a los grupos rebeldes, un grupo en el que también se encuentra Turquía y que, en cualquier caso, dista mucho de ser un frente unido con intereses comunes. Rusia, por su parte, es, junto con Irán, el principal aliado del presidente sirio, Bashar al Asad.

El acuerdo estableció que la tregua se aplicase, durante dos semanas, a todas las partes implicadas en el conflicto que se hubiesen comprometido a aceptar sus términos. Quedaron excluidos grupos yihadistas como Estado Islámico (EI) o el Frente Al Nusra (facción de Al Qaeda), a los que se sigue combatiendo. Además, Rusia y EE UU acordaron intercambiar información y establecer una línea directa de comunicaciones.

Los puntos débiles

La parte más esperanzadora de la tregua fue su aceptación tanto por el Gobierno sirio como por  la principal agrupación de la oposición, la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN). La menos, el hecho de que uno de los puntos claves del pacto, el que exige la delimitación del territorio bajo control de EI, del Frente Al Nusra y del resto de grupos catalogados como terroristas por la ONU, sea una tarea realmente difícil. De hecho, la exclusión de la tregua de estos grupos habría reducido considerablemente, según muchos analistas, su eficacia real.

Por otro lado, tampoco ayudó a generar optimismo la ambigüedad con la que se sumaron al pacto algunos de los principales actores en el conflicto, Turquía y Arabia Saudí, en el bando anti Asad, e Irán, en el bando pro Asad. Turquía, por ejemplo, insistió en que las milicias kurdas, aliadas de EE UU, se incluyesen entre los «grupos terroristas» excluidos de la tregua y, por tanto, atacables.

Numerosos expertos mantienen que, al final, la tregua solo habrá servido para introducir algo de ayuda humanitaria y aliviar la situación extrema de muchas poblaciones, pero poco más. El propio secretario de Estado estadounidense, John Kerry, ha hablado más de «pausa» que de «alto el fuego».

Intereses estratégicos

Si bien son muchos, incluyendo la ONU, los que piensan que el alto el fuego es en sí una buena noticia, aunque solo fuese por la reducción de la violencia y la posibilidad de que entre ayuda humanitaria durante algunos días, otros han visto en el acuerdo un simple movimiento estratégico.

Así, la tregua podría dar al Ejército sirio, muy diezmado y dependiente del apoyo de grupos como Hizbulá y otras milicias chiíes, tiempo suficiente para reponerse y completar el cerco a la ciudad de Alepo, lo que supondría un paso muy importante de cara a una victoria final del régimen. Actualmente, el Ejército sirio, ayudado por los bombardeos rusos (en teoría, contra los islamistas, pero en la práctica, también contra los rebeldes), está logrando avanzar, pero tiene problemas para consolidar territorio.

En el bando rebelde, completamente agotado, también necesitan tiempo, aunque aquí los medios prorrusos hablan más de facilitar un escenario en el que, tal y como han anunciado, Arabia Saudí y otros países del Golfo (Emiratos, Kuwait) acaben enviando tropas a Siria, no solo para combatir a Estado Islámico, sino también para luchar contra Damasco. La situación se vuelve aún más paradójica si se tiene en cuenta que, hasta la fecha, tanto Arabia Saudí como otros de sus aliados en el Golfo, e incluso Turquía, han estado alimentando, directa o indirectamente, a las milicias extremistas.

II. EL BALANCE

Menos violencia

Según afirmó el pasado jueves el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, el cese de hostilidades en el país «se ha reducido de forma considerable» y, «en general», el alto el fuego se mantiene. Especialmente durante las primeras horas tras la entrada en vigor de la tregua, las operaciones militares se redujeron drásticamente, los aviones rusos se quedaron en tierra, y tampoco despegaron los temidos helicópteros gubernamentales que han venido castigando a las poblaciones rebeldes durante los últimos meses, bombas de barril incluidas.

Los combates, sin embargo, no se han detenido por completo. Como admitió el propio De Mistura, aún se sigue luchando en varios lugares, como Hama, Homs, Latakia o Damasco, si bien, en palabras del enviado de la ONU, estos «incidentes» han podido «contenerse»: «La situación podría resumirse como frágil, y el éxito no está garantizado, pero el progreso es visible para todos y especialmente para los sirios», sostuvo.

De momento, todas las partes implicadas en el conflicto han sido acusadas de violar el acuerdo. El Gobierno ruso denunció el jueves al menos 66 violaciones de la tregua por parte de las fuerzas opositoras, y la oposición, por su parte, ha denunciado más de 170 rupturas por parte del Ejército gubernamental, todas ellas en zonas controladas por los rebeldes, y no en áreas yihadistas (excluidas del acuerdo). También ha habido denuncias de más bombardeos rusos en los últimos días, de nuevo no solo contra blancos yihadistas, sino también en áreas rebeldes muy alejadas de las zonas dominadas por Estado Islámico o el Frente Al Nusra.

El resultado, según los datos proporcionados por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, es que al menos 135 personas han muerto en zonas de Siria cubiertas por el alto el fuego, una cifra que incluye a 45 combatientes de la facciones rebeldes e islamistas y a 32 civiles (entre ellos siete menores de 18 años y siete mujeres), así como a 25 miembros de las fuerzas leales al régimen sirio y 33 integrantes de las milicias Unidades de Protección del Pueblo Kurdo, el Frente al Nusra, y de otros grupos armados islamistas.

La mayoría de esas personas perdieron la vida en bombardeos aéreos y enfrentamientos entre el 27 de febrero y el 4 de marzo pasados en zonas donde se supone que rige el alto el fuego: en la provincia costera de Latakia, en Guta Occidental y Oriental, ubicadas en la periferia de Damasco, y en la provincia norteña de Alepo. También murieron en el sur de las provincias centrales de Homs y Hama, al oeste de la septentrional de Idleb y en la meridional de Deraa.

Fuera de las zonas afectadas por el acuerdo (en la provincia oriental de Al Raqa, cuya capital homónima es el principal feudo de Estado Islámico en Siria, en algunas zonas de Alepo, y en otras de la periferia de Damasco, de Hama y Homs), la cifra de fallecidos es de 552.

Este viernes, la ONG informó de 12 muertos en Siria el jueves. Es el menor número de víctimas mortales en un día registrado en los últimos 13 meses. Como indicó el director de este grupo, Rami Abdurrahman, por ahora, las violaciones del alto el fuego están siendo como «olas que sacuden la barca sin llegar a volcarla».

Más ayuda humanitaria

«Es posible que menos sirios estén muriendo por las bombas, pero aún se siguen muriendo de hambre», dijo hace unos días Henrietta McMicking, representante de The Syria Campaign, un grupo cercano a la oposición. Y es cierto que uno de los principales objetivos del alto el fuego, permitir el acceso libre de la ayuda humanitaria a la población, especialmente a la que reside en las zonas sitiadas, cuya situación es desesperada, no ha podido cumplirse hasta ahora.

En este sentido, Jan Egeland, uno de los miembros del equipo humanitario del enviado especial de la ONU, ha denunciado, por ejemplo, que el movimiento de los camiones cargados de ayuda sigue estando muy restringido por los oficiales del régimen, que continúan poniendo numerosas trabas e incluso requisando parte de los convoys.

No obstante, y a pesar de los problemas, la tregua ha permitido que, aunque de forma insuficiente e irregular, miles de civiles hayan empezado a recibir una parte de esta ayuda. Según informó la Media Luna Roja, diez camiones cargados de material humanitario (mantas, productos de limpieza, jabón, toallitas higiénicas y pañales) llegaron el lunes a Muadamiyat al Sham, una localidad sitiada por el ejército al suroeste de Damasco. Fue la primera entrega de ayuda humanitaria desde el iniciodel alto el fuego, y la ONU anunció que en los próximos cinco días pretendía entregar ayuda a 154.000 personas que viven en zonas bajo asedio (Naciones Unidas calcula que más de 480.000 sirios residen en zonas sitiadas por el ejército regular, rebeldes o extremistas de Estado Islámico o Al Qaeda). El incremento de la ayuda entregada ha sido confirmado por Washington.

Irán y Turquía

En el plano político también ha habido algunos avances, aunque escasos. Este mismo domingo, el presidente iraní, Hasan Rohani, manifestó que tanto su país como Turquía apoyan el alto el fuego y están a favor de «preservar la integridad territorial siria». Las declaraciones del mandatario iraní se produjeron tras una reunión con el primer ministro turco, Ahmed Davutoglu, quien se encontraba de visita en Irán.

Teniendo en cuenta que Turquía apoya a los rebeldes que combaten a Asad, y que Irán es uno de los principales aliados del presidente sirio, las palabras de Rohani bien podrían quedarse en nada, pero también es posible interpretarlas como una nueva señal de que el tono entre ambos países está cambiando. No en vano, el levantamiento, tras el acuerdo nuclear, de la mayoría de las sanciones económicas que pesaban sobre Irán ha abierto nuevas vías de comercio entre las dos naciones. Según Davutoglu, Turquía e Irán esperan aumentar su acuerdo comercial hasta los 30.000 millones de dólares, el triple de la cantidad actual.

Antes de su llegada a Teherán, Davutoglu reconoció que la cooperación entre ambos es necesaria para poner fin al derramamiento de sangre en Siria. En vísperas del inicio del alto el fuego, Turquía aún insistía en que la tregua no era vinculante para Ankara

Los refugiados

La idea de que el alto el fuego pueda detener el incesante flujo de refugiados desde Siria hacia los países vecinos y Europa solo se sostendría en el caso de que la tregua durase no semanas, sino, al menos, varios meses.

Durante los últimos días ha habido informaciones según las cuales miles de personas que habían escapado en febrero de la ofensiva gubernamental y rusa contra Alepo, y que permanecían atrapadas cerca de la frontera turca (más de 45.000), estarían empezando a regresar a esta ciudad, pero las organizaciones humanitarias de la zona aún hablan de miles de refugiados esperando, durmiendo en refugios improvisados, en sus coches, o incluso a cielo abierto.

El mantenimiento del alto el fuego es indispensable no solo para frenar el éxodo de refugiados hacia el exterior, sino también para permitir el retorno a sus hogares de los cerca de 8 millones de desplazados internos que existen actualmente en el país, y que han convertido a Siria en la nación con más desplazados internos del mundo.

III. LAS PERSPECTIVAS

Nuevas negociaciones

Lo que pueda ocurrir al término de estas dos semanas pactadas de alto el fuego sigue siendo una incógnita, especialmente si continúan las violaciones de la tregua, algo que ambas partes pueden poner como excusa para dar por muerto el acuerdo. En este sentido, el principal problema es la ausencia de observadores neutrales y creíbles sobre el terreno, lo que hace muy difícil poner sobre la mesa un balance objetivo desde el que continuar negociando.

En cualquier caso, el enviado especial de la ONU ya ha confirmado que se ha establecido la fecha del próximo 9 de marzo como el día para iniciar un nuevo diálogo, definido, como lo fue el primer y fallido intento de enero, como «encuentro de proximidad». Es decir, que las partes no se encontrarán directamente alrededor de una misma mesa, sino que ambas estarán en Ginebra, y De Mistura, el enviado especial de la OU para Siria, se reunirá de forma separada con cada una de ellas.

A la ronda de enero acudieron la delegación del Gobierno sirio y la formada en el seno de la Comisión Suprema para las Negociaciones. Sin embargo, ambas delegaciones entraron rápidamente en una dinámica de acusaciones mutuas. La oposición exigió al régimen de Damasco que antes de entrar en conversaciones sustantivas levantase el cerco militar sobre distintas áreas pobladas controladas por la oposición, y también el cese de bombardeos sirios y rusos sobre zonas civiles. Ni el cerco ni los bombardeos se detuvieron y, de hecho, los ataques se intensificaron, por lo que las negociaciones fracasaron y De Mistura suspendió el proceso.

Rusia y EE UU

Lo que parece más o menos claro es que la consecución del alto el fuego, por precario que sea, ha demostrado que los combatientes en Siria presentan un importante nivel de dependencia de sus apoyos internacionales, y que la colaboración entre Washington y Moscú sigue siendo esencial si se quiere albergar alguna esperanza para la resolución del conflicto.

Si, a pesar de sus diferencias (incluida, especialmente, la exigencia estadounidense de que Asad deje el poder, algo que Rusia sigue rechazando), Rusia y EE UU son capaces de consolidar una política común, a los actores sobre el terreno les irá resultando cada vez más difícil no sumarse, al tiempo que los apoyos de otros países (Arabia Saudí, Turquía, Irán) pueden empezar a mermar o, al menos, a deslegitimarse.

Por último, otro efecto de una tregua real y mantenida, al margen de que se consiga avanzar o no en las negociaciones de paz a largo plazo, puede ser conseguir al fin una mayor concentración en la lucha contra el que, al menos en teoría, es el enemigo común de todas las partes: Estado Islámico.


Publicado originalmente en 20minutos

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Una ambulancia destruida por los bombardeos, en Shijaiyah, en la Franja de Gaza, el pasado 6 de agosto. Foto: Boris Niehaus / Wikimedia Commons

Después de 51 días de ataques, 2.200 muertos (2.141 palestinos, medio millar de ellos, menores, y 69 israelíes, casi todos militares) y un territorio arrasado, Israel y Hamás han acordado este martes en El Cairo, con la mediación de Egipto, un alto el fuego «permanente» y «completo» en Gaza.

Básicamente, el acuerdo supone que Israel aliviará un poco el bloqueo en la Franja, siempre y cuando haya un cese completo de «hostilidades» por parte de Hamás. Todo lo demás se ha dejado para posteriores negociaciones, que comenzarán, en principio, dentro de un mes. Se trata de un plan muy poco ambicioso, pero parece que podrá evitar, de momento, que sigan cayendo las bombas. Los problemas de fondo, en cualquier caso, siguen ahí, en un lugar no muy diferente a donde llevan estando décadas.

Si finalmente se logra llegar hasta las negociaciones, las exigencias que van a estar sobre la mesa no dejan mucho espacio para el optimismo: Israel pedirá la completa desmilitarización de la Franja (algo prácticamente imposible, teniendo en cuenta el número de milicias que actúan por su cuenta), y Hamás pedirá el final completo del bloqueo (incluyendo la posibilidad de poner en funcionamiento un puerto y un aeropuerto), la apertura total de la frontera con Egipto, ayudas económicas internacionales y, sobre todo, la liberación de prisioneros encerrados en cárceles israelíes. En el caso bastante probable de que ninguna de las dos partes ceda, la situación volverá a ser la existente antes de esta última ofensiva, es decir, una especie de frágil «calma a cambio de calma», en la que la más mínima chispa volverá a provocar el incendio.

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Una familia celebra en su coche destruido el alto el fuego, en las calles de Ciudad de Gaza. Foto: Majdi Fathi / NurPhoto / Getty Images

En concreto, y además del alto el fuego permanente, el acuerdo alcanzado este martes estipula la apertura de los pasos fronterizos entre Gaza e Israel, pero solo para que sea posible acelerar la introducción de ayuda humanitaria y del material necesario para la reconstrucción de la Franja. También se reabrirá el paso de Rafah hacia Egipto, una frontera que estará bajo el control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). El pacto señala asimismo que los pescadores palestinos podrán faenar en un radio de seis millas en torno a sus costas (tres millas más que en la actualidad), ampliable más a adelante a doce. Según una fuente oficial israelí citada sin identificar por la edición digital del diario Yediot Aharonot, el pacto no incluye la transferencia de fondos económicos a Hamás, uno de los puntos que habían hecho fracasar las negociaciones anteriores.

En cuanto a las (previsibles) valoraciones, Israel insiste en que ha conseguido asestar un «duro golpe» a Hamás, matando a «mil milicianos» y rebajando «al 30%» su arsenal, y Hamás celebra la «victoria de la resistencia» y el «fracaso» del ejército israelí.

Poco después de que se anunciara el acuerdo, miles de gazatíes salieron a las destruidas calles de la Franja para celebrar, con disparos al aire, lo que consideraban «una derrota» de Israel. Las escenas, incluyendo las perturbadoras imágenes de niños con armas, recordaban a las que pudieron verse en estas mismas calles tras el alto el fuego que puso fin a la última operación militar israelí contra la Franja, en noviembre de 2011.

El presidente de la ANP, Mahmud Abás, quien fue el encargado de anunciar el acuerdo desde Ramala, aseguró que la tarea más urgente ahora es reconstruir Gaza. La Franja, dijo, ha sufrido «un grado de destrucción más allá de la imaginación». «Durante estos 50 días hemos hecho todos los esfuerzos posibles para suministrar a nuestro pueblo lo que necesita, pero no es suficiente. La gente en Gaza necesita mucho más. Hace falta apoyo rápido para intentar curar la herida que se ha infligido… La cuestión ahora es: ¿Qué pasa a continuación? Gaza ha sufrido tres guerras, ¿estamos esperando otra más? No podemos seguir con negociaciones confusas», añadió.

Horas después, el propio Abás se mostró dispuesto a mover él mismo la siguiente ficha y propuso al liderazgo palestino un plan unilateral que contempla un calendario para la creación de un Estado de pleno derecho con ayuda de la comunidad internacional, y sin pasar por otro proceso negociador como el que fracasó el pasado 29 de abril. Según informaron fuentes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) citadas por El País, la propuesta de Abás plantea «poner fecha al fin de la ocupación», lo que conllevaría la creación de un Estado independiente palestino sobre las fronteras previas a 1967.

Ofir Akunis, viceministro en la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ya ha respondido que «ninguna nación renuncia a su patria nativa», que «Judea y Samaria [la denominación israelí para Cisjordania] son la cuna del pueblo judío», y que retirarse equivaldría a un «suicidio nacional».

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Dos niños sujetando armas, aparentemente descargadas, durante las celebraciones por el alto el fuego, en Ciudad de Gaza. Foto: Mohammed Abed / AFP / Getty Images

Lo cierto es que el acuerdo para el alto el fuego en Gaza ha agrietado más aún la coalición gobernante israelí, seriamente tocada ya desde antes de la ofensiva. Los ministros de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, y de Economía, Naftalí Bennett, ambos de la extrema derecha nacionalista, han mostrado, como era de esperar, su total oposición. Pero también Zahava Gal-On, dirigente del partido de izquierda Meretz, ha criticado al primer ministro y a su «irresponsable gobierno» por haber «puesto en bandeja» la victoria a Hamás: «El alto el fuego llega muy tarde y sus términos demuestran que la operación Margen protector es una derrota estratégica de Netanyahu, quien se metió en ella sin objetivos y ha terminado dándole ganancias a Hamás a costa de los habitantes del sur», dijo.

Y con respecto al propio Netanyahu, ésta no ha sido, desde luego, la guerra que él tenía en mente. Según un sondeo publicado este mismo martes, solo el 38% de los israelíes apoya ahora la política del primer ministro en Gaza. De acuerdo con diferentes encuestas realizadas durante la ofensiva, en cuatro días el apoyo a Netanyahu ha bajado un 17%; en tres semanas, un 25%; y desde que comenzó la operación Margen protector, un espectacular 44%.

El analista estadounidense M. J. Rosenberg, muy crítico con el Gobierno israelí, pero también defensor declarado de la legitimidad de Israel como «Estado judío», opina que la lectura de esta encuesta es que Hamás ha salido reforzada:

La razón por la que el apoyo a Netanyahu se ha hundido no es una repulsa pública por las muertes. De eso no hay prácticamente nada. La razón es que las muertes no están funcionando. Y todo lo que Netanyahu puede hacer es seguir matando, porque no hay estrategia. Y no la hay porque Netanyahu rechaza la solución obvia: acabar con la ocupación. Los israelíes se están despertando a la realidad de que el hecho de que Hamás siga contraatacando después de siete semanas significa que la seguridad de Israel no es más que una ilusión. Y eso es una victoria increíble para Hamás. […]

Hamás ha logrado lo que no ha conseguido ningún ejército árabe, ha destrozado la ilusión de que los israelíes pueden seguir de fiesta en Tel Aviv sin tener un solo pensamiento sobre la gente que está siendo machacada unos cuantos kilómetros más allá.

Para los habitantes de Gaza empieza ahora un durísimo y tristemente familiar camino de reconstrucción y duelo. Al espeluznante número de muertos y heridos durante estas semanas hay que sumar unos 400.000 desplazados internos, o el hecho de que muchos de los miles de menores heridos sufrirán discapacidades de por vida. Alrededor de 1.500 niños palestinos han quedado huérfanos, y, según cifras de UNICEF, cerca de 3.000 menores han tenido que ser asistidos psicológicamente.

«Celebramos la victoria, pero con un peso en el corazón», decía a la agencia AFP este martes Badir Mohamed, un joven palestino de 20 años: «No nos olvidamos de la sangre de los mártires, ni de los heridos, ni de los miles de desplazados».

Mucho tienen que cambiar las cosas para que haya esperanza en la cosecha que recogerán las generaciones futuras de esta siembra de destrucción.

(Un tuit de Farah Baker, la joven palestina de 16 años cuyos mensajes desde Gaza llegaron a convertirse en uno de los símbolos de esta guerra: «Esta chica no puede creerse que va a volver a su vida normal y pacífica. ¡Estoy tan feliz!»).


Más información y fuentes:
» Alto el fuego entre Israel y Hamas tras 50 días de guerra en Gaza (AFP)
» Gaza celebrates as long-term truce goes into effect (AFP)
» Gaza truce open-ended, but puts off tough issues (AP)
» Claves del alto el fuego en Gaza (AFP)
» Gaza ceasefire: Israel and Palestinians agree to halt weeks of fighting (The Guardian)
» El presidente Abbas plantea la creación unilateral de un Estado palestino (El País)
» Support for Netanyahu plunges, poll finds (Haaretz)
» Dos mil muertos para volver al punto de partida (Guerra eterna)
» El alto al fuego en Gaza es un parche mal cosido (World Wide Blog)
» Fotos de la celebración en las calles de Gaza (Reuters)
» Fotos de la destrucción causada en Gaza por los últimos ataques israelíes (Reuters)
» Cronología de la operación ‘Margen Protector’ (Efe, 20minutos.es)

Alto el fuego en Gaza tras 2.200 muertos y con poco espacio para el optimismo

Después de 51 días de ataques, 2.200 muertos (2.141 palestinos, medio millar de ellos, menores, y 69 israelíes, casi todos militares) y un territorio arrasado, Israel y Hamás han acordado este martes en El Cairo, con la mediación de Egipto, un alto el… Leer

La casa de la familia Kware, en Gaza, tras un bombardeo israelí el 14 de julio. Foto: Muhammad Sabah / B’Tselem

Después de 18 días de bombardeos y combates que han causado más de 900 muertos, los castigados habitantes de Gaza han aprovechado este sábado la tregua (más bien pausa) humanitaria de 12 horas acordada con Israel para regresar a sus hogares, recoger algunos bienes esenciales (lo que queda de ellos) y, sobre todo, buscar a los que quedaron atrapados entre los escombros. Más de 80 cuerpos habían sido recuperados a última hora del día, pero se cree que hay más entre las ruinas de las edificios derruidos de la ciudad.

Junto a los gazatíes, los periodistas que siguen trabajando en la franja han podido acceder también a zonas a las que era demasiado peligroso entrar estos días. Lo que cuentan, y lo que muestran a través de sus fotografías, no es precisamente el resultado de «ataques selectivos»; es la destrucción total. Áreas enteras de Gaza, especialmente en el barrio de Shayahia y en Beit Hanun, han sido arrasadas por completo. Shayahia sufrió el domingo pasado una de las jornadas más sangrientas desde que comenzó la ofensiva israelí (un centenar de muertos). En Beit Hanun se encuentra la escuela-refugio de la ONU que fue atacada el jueves.


Fotos:
Shayahia, Gaza, este sábado. (Oliver Weiken / EPA)
Beit Hanun, Gaza. (Oliver Weiken / EPA)
Shayahia, Gaza, este sábado. (Kate Benyon-Tinker / BBC)
Beit Hanun, Gaza. (Oliver Weiken / EPA)
Shayahia, Gaza. (Mohammed Salem / Reuters)
Beit Hanun, Gaza. (Ana Alba)
Beit Hanun, Gaza. (Finbarr O’Reilly / Reuters)
Shayahia, Gaza. (Mohammed Salem / Reuters)


La pausa de 12 horas entró en vigor a las ocho de la mañana, tras una noche de intensos bombardeos, y después de que, horas antes, el Gabinete de Seguridad israelí hubiese alejado la posibilidad de un alto el fuego humanitario más duradero, al rechazar una propuesta de tregua presentada en El Cairo por el jefe de la diplomacia de EE UU, John Kerry, el ministro de Exteriores de Egipto, Sameh Shukri, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Hace dos días, Hamás se había mostrado favorable a un alto el fuego por razones humanitarias, pero siempre y cuando se aceptasen sus dos principales reivindicaciones: el fin del bloqueo económico y del asedio militar que Israel impone a la franja (unido a la apertura del paso de Rafah, que Egipto mantiene sellado desde hace un año), y la liberación de los palestinos presos capturados por Israel en las últimas semanas.

El Gobierno israelí exige, por su parte, que Hamás se desarme, algo que el líder del movimiento islamista, Jaled Meshal, ya ha dicho que no es posible mientras se trate de una condición unilateral.

El siguiente mapa, elaborado por la Oficina Para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, por sus siglas en inglés) muestra la situación en Gaza el pasado 23 de julio. La zona de exclusión (el área en la que es demasiado peligroso entrar, y donde se ha dado aviso de evacuación) ocupaba ya el 44% de la superficie total de la franja.


Actualización (19.15 h GMT):

El Gobierno israelí aceptó prolongar la tregua humanitaria en Gaza durante cuatro horas más, hasta la medianoche de este sábado, según informó la cadena de televisión local Canal 10. Las milicias palestinas en la franja, sin embargo, habrían rechazado esta prórroga, según indicó el portavoz de Hamás, Sami Abu Zuhri, quien insiste en que la tregua no es aceptable mientras las tropas israelíes continúen operando en Gaza- Durante el alto el fuego temporal de este sábado, Israel no detuvo los ataques contra los túneles de los milicianos. Por las informaciones que llegan desde Gaza, la tregua parece haber acabado:


Más información y fuentes:
» Israel y Hamás inician un alto el fuego humanitario de 12 horas en Gaza (Efe)
» Short Gaza truce takes hold; many bodies pulled from rubble (Reuters)
» Gazatíes buscan cádaveres bajo los escombros en barrios devastados por la ofensiva israelí (AFP)
» A Brief Cease-Fire Gives Gazans and Israelis a Chance to Take Stock (The New York Times)
» La ofensiva sobre Gaza deja más de mil muertos en 19 días (RTVE)
» Tierra quemada, tierra arrasada (Guerra Eterna)

Gaza, un doloroso respiro entre las ruinas

Después de 18 días de bombardeos y combates que han causado más de 900 muertos, los castigados habitantes de Gaza han aprovechado este sábado la tregua (más bien pausa) humanitaria de 12 horas acordada con Israel para regresar a sus hogares,… Leer

Después de ocho días de intensa violencia, Israel y las milicias palestinas de la Franja de Gaza acordaron este miércoles detener sus ataques mutuos. El alto el fuego, que estuvo en el aire tras el atentado con bomba en un autobús de Tel Aviv perpetrado horas antes (21 heridos, dos de ellos, muy graves), fue negociado con la mediación de Egipto y de EE UU, y entró en vigor a las nueve de la noche (hora local). Excepto por algunos cohetes palestinos aislados, de momento ambas partes lo están respetando. Ambas partes, también, se han declarado vencedoras.

En líneas generales, los islamistas de Hamás (gobernantes en Gaza) han salido reforzados, aunque esto depende mucho de lo que pase en los próximos días; Benyamin Netanyahu (primer ministro israelí) ha obtenido algo de crédito electoral y ha frenado los ataques contra territorio israelí; y Mahmud Abás (presidente de la Autoridad Palestina) ha quedado ninguneado. Además, se ha abierto una endeble puerta a futuras negociaciones, Egipto ha recuperado protagonismo como actor en la región, Estados Unidos ha logrado salvar los muebles dejando claro que sigue apoyando a Israel incondicionalmente, el conflicto de fondo sigue igual de enquistado que siempre, y la población, sobre todo la de Gaza, ha sufrido enormemente.

Al dolor de los muertos y heridos hay que sumar el aumento de los sentimientos militaristas y del odio en los dos lados. La violencia y el radicalismo que llevan incubándose durante generaciones se ha reforzado más aún si cabe. Una de las fotos de este miércoles muestra a un niño palestino de apenas tres años sosteniendo una pistola, durante las celebraciones por el alto el fuego. No es la única:

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Un niño sostiene un arma durante las celebraciones por el alto el fuego entre Israel y Hamás, en Ciudad de Gaza. Foto: David Degner / Getty Images

• La tregua. El acuerdo alcanzado tiene dos fases. En la primera, ambas partes se comprometen a no seguir disparando. En el caso de Israel, ello implica detener los bombardeos  «por tierra, mar y aire», así como «los ataques a individuos». En el caso de las facciones palestinas (no solo Hamás), implica «poner fin a las hostilidades, incluido el lanzamiento de cohetes y los ataques fronterizos».

La segunda fase es más complicada y, en principio, se negociará a partir de que se hayan cumplido 24 horas sin ataques. El objetivo es alcanzar una tregua más permanente y, para ello, Israel y Hamás pondrán sobre la mesa sus exigencias: Los israelíes, el cese total de los ataques con cohetes y de la entrada de armamento a la Franja; Hamás, un alivio del bloqueo a personas y mercancías impuesto por Israel desde hace más de cinco años. La negociación sobre una eventual apertura de la frontera se hará con la mediación de Egipto. En Gaza lo celebran ya como el fin del embargo, pero probablemente los israelíes no lo interpreten así. Un acuerdo será muy difícil, si es que llega a alcanzarse.

• Las víctimas. La afirmación del ejército israelí de que iba a llevar a cabo «ataques quirúrgicos» era imposible de cumplir en una zona tan densamente poblada como Gaza, algo que, obviamente, conocen los mandos israelíes, pero ante lo que no se detuvieron. Los bombardeos del ejército israelí sobre la Franja han dejado un total de 162 palestinos muertos, entre ellos, unos 40 niños. La mayoría de los fallecidos son civiles. Los cohetes palestinos, por su parte, han matado a cinco israelíes (cuatro civiles y un soldado).

• Cómo empezó. La operación israelí Pilar de la Defensa comenzó el pasado miércoles con el «asesinato selectivo» del líder militar de Hamás Ahmed Yabari, que fue alcanzado por un misil israelí cuando circulaba en coche por las calles de Gaza. El fin de semana anterior habían muerto seis palestinos y resultado heridos ocho israelíes (la mayoría, atendidos por estado de shock) y 30 palestinos, en una espiral de violencia que se desató tras la ruptura de otro (frágil) alto el fuego anterior. Israel justificó los ataques contra Gaza que siguieron al asesinato de Yabari como respuesta a la oleada de cohetes lanzados por milicianos palestinos contra su territorio en los días previos.

• Los ataques. En estos ocho días, Israel ha lanzado sobre Gaza unos 1.500 bombardeos aéreos, marítimos y terrestres. Los grupos armados de la Franja han lanzado sobre Israel un número semejante de cohetes, muchos de los cuales fueron interceptados por el sistema antimisiles israelí Iron Dome («cúpula de acero», financiado con dinero estadounidense). Aparte de más de 900 plataformas de lanzamiento de cohetes (según fuentes militares israelíes) y de otras infraestructuras militares, el ejército israelí ha destruido edificios gubernamentales y sedes de Hamás, y ha causado graves daños a espacios urbanos, viviendas e inmuebles, incluyendo instalaciones utilizadas por la prensa. Pese a que Israel movilizó a unos 70.000 reservistas, y a que destacó tropas en la frontera, la invasión terrestre no ha llegado a producirse.

Audio: Bombas israelíes explosionando durante una intervención en directo del corresponsal de la BBC en Gaza

• Hamás. Aunque las dos partes se han declarado vencedoras tras el anuncio de la tregua, es en la calles de Gaza, no en las de Israel, donde ha habido celebraciones. Y eso, a pesar de que los periodos de alto el fuego benefician más a los israelíes, que dejan de recibir cohetes y pueden seguir con su vida normal, que a los habitantes de la Franja, cuya situación sigue siendo básicamente la misma: ocupados, encerrados, aglomerados, al borde de la miseria y gobernados por una organización que presenta un negro historial de respeto a los derechos humanos.

Una de las razones del júbilo en Gaza es que, a pesar de toda su fuerza militar, Israel no ha logrado vencer, y para Hamás, no perder es una victoria. Otra es que existe una esperanza, justificada o no, de que se pueda llegar a aliviar el bloqueo.

En cualquier caso, los islamistas radicales de Hamás, que gobiernan la Franja desde que ganaron las elecciones en 2006 (en solitario tras expulsar a Al Fatah en la guerra civil de un año después), pueden haber salido reforzados. La mayoría de los expertos coinciden en señalar que su imagen de ser la única resistencia contra Israel se ha apuntalado más aún tras este último ataque israelí.

El problema es que Israel (y también EE UU, la UE, Japón, Canadá o Australia) sigue considerando a Hamás una organización terrorista, y no reconoce la legitimidad de su gobierno. Y también que Hamás, por su parte, sigue sin reconocer oficialmente al Estado de Israel y apostando por la lucha armada. No parece un buen principio para negociar. Y si las negociaciones no avanzan, a Hamás se le empezará a acabar el crédito obtenido.

Para complicar más aún el escenario, muchos milicianos de Gaza no están controlados por Hamás. Buena parte de los cohetes, por ejemplo, son lanzados por miembros de Yihad Islámica, que recibe el armamento de Irán.

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Jóvenes palestinos celebran el alto el fuego entre Hamás e Israel en las calles de Rafah, al sur de la Franja de Gaza. Foto: Said Khatib / AFP / Getty Images

• Israel. Al margen de la ventaja política que haya podido conseguir Netanyahu (en el sur de Israel, blanco de los cohetes de las milicias palestinas, viven cerca de un millón de votantes), Israel ha conseguido cumplir, en principio, sus objetivos directos: Ha mermado la infraestructura militar de Hamás, ha matado a milicianos palestinos y, sobre todo, ha logrado detener el lanzamiento de cohetes contra su territorio. El periodista Jordi Pérez Colomé explica así las alternativas que tenía antes y tiene ahora el Gobierno israelí:

Solo hay dos: una, arrasar Gaza. Aunque es el método que ha escogido el sirio Asad para su país, en Israel sería inimaginable. Dos, invadir Gaza. Las muertes de soldados israelíes y civiles palestinos harían la situación insostenible en pocos días. Ninguna alternativa sirve. Con los recursos que Netanyahu tenía, ha ganado; siempre que no vuelvan los cohetes en breve. Si vuelven, deberá optar por la invasión y si hay muchos muertos, colgarán la culpa a Hamás.

La crítica que se le hace a Israel es que esta situación no es ninguna solución. Habrá pronto otra guerra. Es verdad. Pero Israel no parece hoy dispuesto a jugar a nada más que a alargar la inestabilidad y esperar que otra generación encuentre un momento mejor para solventar la cuestión para siempre.

Por lo pronto, Israel ha anunciado ya este jueves que estudiará «una acción militar más severa» si fracasa la tregua.

• Mahmud Abás. El presidente de la Autoridad Palestina, con sede en Cisjordania (la otra parte de los territorios palestinos ocupados), ha sido, quizá, el gran perdedor político tras esta semana. Su papel en la crisis ha sido poco menos que nulo, lo que puede hacerle perder apoyos si convoca elecciones, y su talante moderado (hace poco sugirió que renunciaba a exigir el derecho al retorno de los refugiados palestinos) no es, por otro lado, suficiente para Israel. No tiene muchas salidas, y su partido, Al Fatah, puede verse perjudicado.

• Egipto. El nuevo presidente egipcio, Mohamed Mursi, se encontraba en una difícil situación. Como islamista, y por sus propias declaraciones, se le presupone un apoyo a Hamás y una actitud más beligerante contra Israel, a diferencia de la mantenida por su antecesor, el despuesto Hosni Mubarak. Pero, a la vez, ello podría haber provocado una ruptura con EE UU, cuyo respaldo, aunque sea con reservas, necesita. Finalmente se ha plegado a las exigencias de Washington y ha presionado a Hamás para que acepte las condiciones del alto el fuego, pero, al mismo tiempo, ha logrado restablecer el papel de Egipto como un importante factor en el conflicto. Israel y Egipto firmaron la paz en 1979 y, de momento, la paz se mantiene.

• Estados Unidos. El Gobierno de Obama también ha conseguido salir airoso de la crisis, a pesar de que ha recibido críticas por los dos lados (por demasiado tibio en la defensa de Israel, desde las filas republicanas más conservadoras; por abandonar a los palestinos a su suerte, desde quienes le acusan de apoyar a Israel haga este país lo que haga). De nuevo, la lectura que hace Pérez Colomé en su blog:

Es una exageración, pero la impresión es que Hillary llegó el martes por la noche, puso firmes a unos y a otros, salió en El Cairo a decir que ya estaba todo arreglado y se volvió a Washington. Su altura en las hipotéticas presidenciales de 2016 será enorme.

Lo que ha quedado claro es que, a pesar de los desencuentros entre Obama y Netanyahu durante la campaña electoral estadounidense, el primer ministro israelí puede dormir tranquilo. El apoyo de Washington a Israel y a su «derecho a defenderse», sigue siendo total, y así lo expresó la Casa Blanca desde el primer día de los ataques contra Gaza.

• La causa palestina. El ataque israelí ha devuelto visibilidad a los palestinos, cuya situación había quedado muy en segundo plano desde el inicio de las revueltas de la llamada ‘primavera árabe’, y especialmente durante estos últimos meses, en los que otros asuntos en Oriente Medio —la guerra en Siria, el cambio político en Egipto, la tensión con Irán— han copado la atención internacional. Pero, a la vez, la operación Pilar de la Defensa puede suponer un auténtico torpedo contra la intención de Palestina de, ante el punto muerto en que se encuentran las negociaciones con Israel, intentar convertirse, al menos, en Estado observador no miembro de Naciones Unidas (un estatus parecido al del Vaticano). Los palestinos van a someter la iniciativa a la Asamblea General dentro de una semana. La inestabilidad y la violencia de estos días no va a ayudarles ante países indecisos que verán la propuesta como una forma de echar más leña al fuego en la región. Y para los aliados tradicionales de Israel, lo ocurrido no hace sino corroborar que el Estado judío sigue siendo vulnerable y sigue estando amenazado. El único aspecto positivo para los palestinos puede ser el aumento del apoyo que haya podido generar su condición de víctimas, evidenciada en la desigualdad del enfrentamiento y en el gran número de muertos heridos civiles causados por Israel.


Más información y fuentes:
» Otra guerra en Gaza y casi todo sigue igual (Obamaworld)
» Israel y Hamás: Lo que se ha conseguido en esta semana (Ian Black, en The Guardian)
» ¿Quien ha ganado? (Pomegranate, The Economist)
» Mursi, el padrino de un pacto de sangre (Francisco Carrión, en El Mundo)
» Un tupido entramado político (Ana Carbajosa, en El País)
» Son los palestinos los que tienen derecho a defenderse (Seumas Milne, en The Guardian)
» Las rutas del arsenal de Hamás (Andrea Rizzi, en El País)
» Iron Dome: El techo de la cárcel (Pepe Cervera, en RTVE)
» Así es la vida bajo el gobierno de Hamás (Vice)

Leer también: Hamás, la piedra en la bota de Israel

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