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Guiza, Egipto, 1995.
Foto: Samer Mohdad, de su serie Mes Arabies.

Guiza, Egipto, 1995. Foto: Samer Mohdad, de su serie Mes Arabies.

El 6 de agosto de 2003 se ahogó en el Mar Mediterráneo, cerca de Jaffa, el joven artista y poeta palestino Hasan Hurani. En el accidente murió también su sobrino, a quien Hurani trataba de rescatar. Ninguno de los dos sabía nadar. Hurani, que tenía tan solo 29 años y residía en Estados Unidos, había regresado a casa de visita. Como la mayoría de los palestinos de Cisjordania, tenía prohibido cruzar la Línea Verde que separa Israel del territorio palestino ocupado. Tenía prohibido viajar hasta el mar. Esta vez, sin embargo, había conseguido entrar y llegar hasta la costa.

Nacido en Hebrón en 1974, Hurani había estudiado en el Colegio de Bellas Artes de Bagdad entre 1993 y 1997, y en 2001 llegó a Nueva York, donde presentó su exposición One Day, One Night (Un día, una noche) en la sede de las Naciones Unidas. Tras fijar su residencia en esta ciudad, Hurani comenzó a exhibir su obra en varios países, incluyendo, además de EE UU, su Palestina natal, Irak, Egipto y Corea del Sur.

En el año de su muerte, Hurani estaba trabajando en un libro infantil de ilustraciones, Hassan Everywhere (Hassan en todas partes), cuyo protagonista, un niño que vaga por el mundo en busca de amor, hace amistad con peces, pájaros, insectos y monstruos, cabalga sobre las olas, vuela en una bicicleta mágica y se sienta a descansar en los tejados. Hassan viaja solo, pero tiene su casa en todas partes. Hurani había completado tan solo diez de los cuarenta dibujos que había planeado realizar.

Hasan Hourani 1
Dos ilustraciones de Hasan Hourani
Dos ilustraciones de Hasan Hourani

El libro fue publicado un año después por la A.M. Qattan Foundation, una ong británica dedicada a promover el arte y la cultura palestinos. Y es aquí donde coge el testigo en esta historia la cineasta jordano-palestina Mais Darwazah.

Lo cuenta la también cineasta y periodista Sabah Haider en una entrevista a Darwazah publicada por la revista digital Reorient:

Cuando Mais Darwazah […] descubrió el libro de Hasan se sintió profundamente conmovida por sus historias, al tiempo que reflexionaba sobre su propio destino, sobre su trabajo, sobre Palestina.. Todo ello acabó inspirándola para realizar una película. Siguiendo (literalmente) los pasos de Hasan, Darwazah viajó hasta Palestina para descubrir a un «amante» (así llama ella a Hurani) al que nunca había conocido.

El resultado fue My Love Awaits Me by the Sea (Mi amor me espera junto al mar, o, en árabe transcrito, Habibi bistanani aind al bahr), un íntimo documental entre la ficción y la realidad en el que Darwazah ‘decide’ enamorarse del artista fallecido y mostrar, a través de ese amor,  su primera visita a la tierra, Palestina, de la que procede su familia. La película fue presentada hace unos días en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Toronto.

My Love Awaits Me by the Sea es una historia de amor, pero también una historia política. En la mencionada entrevista en Reorient, Mais Darwazah dice:

Cuando empecé a hacer esta película hubo una pregunta que surgió desde el principio: con todas las películas que se han hecho sobre el amor, ¿qué tiene de particular este amor en concreto? Y, al comenzar a escribir el guión, me di cuenta de que a una persona a la que no se le permite vivir en su casa, en su espacio (ya sea en la diáspora o en la propia Palestina), se le está prohibiendo también hacer muchas cosas. Moverse libremente, existir con normalidad… De modo que, para mí, este amor se fue convirtiendo en algo cada vez más entrelazado con el contexto político. […]

El hecho de que [Hurani] fuese palestino hizo que ese amor empezase a evocar muchas más metáforas en mi mente. No se trataba únicamente de una chica contando una historia de amor. Porque el amor, para mí, es todo lo que aprendemos y echamos de menos, todo lo que añoramos y no podemos tener.

El encuentro con la tierra de sus padres también supuso un reto personal, la necesidad de descubrir una Palestina más allá del ‘cliché’, más propia, donde pueden ser también protagonistas desde las naranjas de Jaffa a la belleza de Jerusalén. Darwazah, hija de palestinos, pero nacida y residente en Jordania, lo explica así:

Nos han educado con ciertos tópicos sobre Palestina, que no siempre son solo tópicos, pero que sí son las mismas cosas que todos escuchamos y sabemos ya. Tenía que encontrar nuevos temas… Quiero decir, ya basta. Mi mente estaba demasiado llena con las cosas conocidas. Tenía que encontrar mis propias preguntas.

Hay un lado positivo en el hecho de estar lejos del lugar del que procedes y al que no puedes ir. Yo soy de Nablus, pero mi padre nació en Jaffa… Cuando has sido desconectada de un espacio, tienes dos opciones. La primera es decir: «Soy de allí». Yo soy de Nablus, en términos de raíces tribales. Pero cuando fui a Nablus, ni siquiera tenía interés en ir a ver la casa de mis padres. ¿A quién le importa? Es solo una casa, piedras. Cuando fui [a Palestina] fue realmente hermoso, pero porque yo decidí elegir de dónde quiero ser en Palestina.

Es la otra opción: elegir de dónde eres. Yo tuve esa libertad, porque no tenía una conexión con la tierra. Tenía una conexión tribal que no comparto. No es que esté en contra de mi familia. Lo que no acepto es que esas relaciones estén predeterminadas por la genética. Tienes que descubrir por ti mismo quién eres y qué es lo que te gusta, así es como me han educado en casa. Cuando fui a Palestina tuve la libertad de decir que soy de este lugar o de este otro, y que estos lugares son mis lugares, porque me gustan. Fue muy liberador.

Un fotograma de ‘My Love Awaits Me by the Sea’

Más información y fuentes:
» My Love Awaits Me by the Sea (Reorient)
» Best of Toronto 2013: Mais Darwazah’s My Love Awaits Me by the Sea (Huffington Post)
» «Hassan Everywhere». Sketches and paintings by Hassan Hourani (Birzeit University)
» The exile’s return (The Guardian)
» Hasan Hourani (Wikipedia)

‘Mi amor me espera junto al mar’

El 6 de agosto de 2003 se ahogó en el Mar Mediterráneo, cerca de Jaffa, el joven artista y poeta palestino Hasan Hurani. En el accidente murió también su sobrino, a quien Hurani trataba de rescatar. Ninguno de los dos… Leer

De entre la gran cantidad de películas que la compañía cinematográfica francesa Pathé filmó entre finales del siglo XIX y principios del XX, acaba de emerger una pequeña joya: las primeras imágenes rodadas en Bursa, antigua capital del Imperio Otomano, y actualmente la cuarta ciudad más importante de Turquía. Se trata, en realidad, de dos pequeños filmes, realizados ambos en el año 1890, durante la época del sultán Abdul Hamid II. El primero describe el viaje hasta la ciudad; el segundo muestra algunos de sus lugares más célebres, incluidos los baños turcos o los jardines de Muradiye. En total, unos cinco minutos.

Según informa la agencia turca de noticias Anadolu, la película fue hallada por un investigador durante la restauración que se está llevando a cabo en el complejo de Muradiye. El responsable de la compañía que se encarga de los trabajos de rehabilitación, Mahmut Sabuncuoğlu, la pasó entonces al alcalde de la ciudad para que la hiciese pública y la compartiese «con toda Bursa y toda Turquía». Bursa, uno de los destinos turísticos más importantes de Turquía, fue capital del Imperio Otomano entre 1326 y 1365.

El archivo de Pathé, combinado desde 2004 con el catálogo de la Cinemateca Gaumont, constituye el mayor banco francés de imágenes históricas, con más de 12.000 horas de películas que abarcan hasta el año 1979.

Cinco minutos en la Turquía de 1890

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La gran sorpresa de la gala de los Oscar, la aparición de Michelle Obama por videoconferencia desde la Casa Blanca para anunciar el premio a la mejor película, no ha sentado muy bien en Irán. Los medios oficiales de este país ya estaban suficientemente molestos con el filme vencedor, Argo, al que han tachado de «distorsión de la historia». Ahora, las críticas se han disparado. La televisión estatal dijo que que la Academia de Hollywood había entregado su «Oscar más político», y acusó a Ben Affleck, director y protagonista de la película, de especializarse «en la exageración, la desproporción y la creación de escenas falsas».

Por su parte, Fars, la agencia semioficial de noticias iraní, ha estado más pendiente de otras cosas. En concreto, del cuerpo de la esposa del presidente de EE UU. Y es que, por lo visto, el vestido de Michelle Obama dejaba al descubierto demasiada piel, al menos para lo que dictan las reglas sobre la imagen de las mujeres en los medios oficiales de Irán. ¿La solución? El siempre socorrido Photoshop:

Michelle Obama en la ceremonia de los Oscar. A la izquierda, su vestido real; a la derecha, lo que vio el público iraní. Fotos: AFP / Fars

Al margen del asunto del escote de la primera dama (la censura de imágenes supuestamente ‘inmorales’ es habitual en los medios iraníes), las críticas se han centrado en la presunta intencionalidad de la aparición de la esposa del presidente. Según informa la agencia AFP, la televisión estatal iraní dijo que su participación «aumenta la especulación de que premiar esta película tenía un motivo político». Fars, afiliada a la Guardia Revolucionaria, indicó que Argo es un filme «anti-iraní», financiado por una «empresa sionista», en referencia a la producción, realizada por los estudios Warner Bros.

Argo, que obtuvo además el Oscar al mejor guión adaptado y a la mejor edición, narra cómo la CIA rescató a seis diplomáticos estadounidenses ocultos en la casa del embajador de Canadá en Teherán, durante la revolución iraní de 1979. Los otros 52 rehenes fueron retenidos durante 444 días, en una acción que provocó la ruptura de relaciones diplomáticas entre Washington y Teherán. La película no es, ni pretende serlo, un documental, sino un thriller político. Y los propios creadores han admitido que se han tomado libertades con la historia verdadera.

Dejando a un lado su calidad cinematográfica (la película es eficaz, pero también bastante convencional), Argo puede resultar polémica, en el sentido de que parece glorificar a agentes de la CIA, tiene aspectos propagandísticos y sufre de numerosas inconsistencias históricas. Pero no es una panegírico proestadounidense. «La película se inicia con la explicación de tres décadas de historia iraní, en la que desagraciadamente Estados Unidos tuvo mucho que ver», ha dicho Affleck.

El enfrentamiento, desde luego, no es nuevo. La imagen que innumerables películas de Hollywood ofrecen (cada vez menos, pero aún) de los musulmanes (estereotipados, violentos, terroristas, irracionales), tanto árabes como no árabes (una distinción demasiado sutil para muchos guionistas estadounidenses), ha sido objeto de muchas críticas, la mayoría, justificadas. Pero en el caso de Irán, en un contexto de contínua tensión con EE. UU., la hostilidad puede generarse incluso cuando se trata de hechos ocurridos hace miles de años. En 2007, por ejemplo, Hollywood provocó también la ira de los medios iraníes por la película 300, basada en un cómic de Frank Miller, y en la que se ofrece un descarnado relato de las guerras greco-persas, donde los antepasados de los iraníes no resultan muy bien parados.

La relación con Hollywood, sin embargo, parecía haberse destensado un poco el año pasado, cuando Irán ganó su primer Oscar con La separación, que obtuvo el premio a la mejor película de habla no inglesa, un momento que muchos medios iraníes calificaron de «histórico». Hasta ahora.


Actualización (26/2/2013):

Juan Cole escribe este martes en su blog, Informed Comment, una muy interesante y documentada crítica de la película, detallando sus falsedades históricas y denunciando su lado propagandístico: ‘Argo’ como orientalismo, y por qué molesta a los iraníes.

Irán, ‘Argo’ y el escote de Michelle Obama

La gran sorpresa de la gala de los Oscar, la aparición de Michelle Obama por videoconferencia desde la Casa Blanca para anunciar el premio a la mejor película, no ha sentado muy bien en Irán. Los medios oficiales de este… Leer

Codirigido en 2011 por el palestino Emad Burnat y el israelí Guy Davidi, y coproducido por Palestina, Israel y Francia, el largometraje documental 5 cámaras rotas sigue durante varios años la lucha y las protestas pacíficas de los habitantes de Bil’in, un pueblo de Cisjordania que va perdiendo tierras de cultivo debido a la construcción del muro de separación con Israel y al avance de los asentamientos de colonos israelíes en las proximidades de la localidad.

Cinco cámaras rotas

Codirigido en 2011 por el palestino Emad Burnat y el israelí Guy Davidi, y coproducido por Palestina, Israel y Francia, el largometraje documental 5 cámaras rotas sigue durante varios años la lucha y las protestas pacíficas de los habitantes de… Leer

El fotógrafo y cineasta Fred Leroy Granville, con el equipo de una de sus películas (cine mudo), a punto de desembarcar en Jaffa en 1923, durante una gira por Malta, Constantinopla, Palestina y Egipto. Fuente: mideastimage.com.

El fotógrafo y cineasta Fred Leroy Granville, con el equipo de una de sus películas (cine mudo), a punto de desembarcar en Jaffa en 1923, durante una gira por Malta, Constantinopla, Palestina y Egipto. Fuente: mideastimage.com.

En 1894, los hermanos Louis y Auguste Lumière patentaron su revolucionario y maravilloso invento: el cinematógrafo, la primera máquina capaz de rodar y proyectar películas de cine. Un año después realizaron su primera película, aquella célebre salida de los obreros de una fábrica de Lyon, y al año siguiente se embarcaron en una gira por medio mundo para rodar pequeños documentales.

En su primitiva cámara quedaron recogidas imágenes, hoy históricas, de ciudades como Bombay, Londres, Montreal, Nueva York, Buenos Aires… Uno de sus primeros destinos fue Jerusalén, perteneciente aún al Imperio Otomano, y que tenía entonces entre 20.000 y 30.000 habitantes.


Más información: Jerusalem’s early film career, por Vera Illugadóttir

Una película rodada en Jerusalén… en 1896

En 1894, los hermanos Louis y Auguste Lumière patentaron su revolucionario y maravilloso invento: el cinematógrafo, la primera máquina capaz de rodar y proyectar películas de cine. Un año después realizaron su primera película, aquella célebre salida de los obreros… Leer

Leila Hatami, en un fotograma de la película iraní ‘Nader y Simín, una separación’ (‘A Separation’, en inglés), dirigida por Asghar Farhadi

El Oscar a la mejor película de habla no inglesa conseguido por la película iraní A Separation, un drama familiar que relata la ruptura de un matrimonio en el Irán contemporáneo, es especialmente relevante, no solo porque supone un hito en la historia del cine de esta nación (nunca antes un film de Irán había logrado un Oscar, y, por muy devaluados que estén, siguen siendo los premios cinematográficos más importantes, o al menos los más famosos, del mundo), sino también porque, gracias al reconocimiento, serán muchos más los espectadores que podrán acercarse de un modo diferente a un país cuya relación con Occidente parece limitarse a fanatismos, amenazas, intransigencia, intereses petroleros y más y más tensión.

Asghar Farhadi. Foto: Manfred Werner / Wikimedia Commons

La fuerza de la cultura, de la voz de la gente y los artistas, más allá de los políticos y los gobernantes, es siempre una clave de la salud de una sociedad. Cuando las cosas van mal es, además, tremendamente necesaria.

El que mejor lo expresó, en cualquier caso, fue el propio director de la película, Asghar Farhadi, al recoger el premio en Los Ángeles. Con su habitual elegancia y sin decir una palabra más alta que otra, su breve, valiente y emocionante discurso fue un ejemplo de cómo aprovechar la oportunidad de poder dirigirse a una audiencia de millones de personas, para muchas de las cuales Irán solo es sinónimo de barbarie y de violencia:

En estos momentos, muchos iraníes en todo el mundo nos están viendo, e imagino que se sentirán muy felices. Felices no solo por este importante premio, o por una película, o por un director, sino porque en estos tiempos en los que los políticos solo hablan de guerra, intimidación y agresión, el nombre de su país se está escuchando aquí por su gloriosa cultura, una cultura rica y antigua que ha permanecido oculta bajo el pesado polvo de la política. Lleno de orgullo, ofrezco este premio a la gente de mi país, a la gente que respeta todas las culturas y civilizaciones y reniega de la hostilidad y del resentimiento.

La noticia se celebró en Irán por todo lo alto, una fiesta a la que no dudaron en sumarse también, paradójicamente, los medios oficiales. Y es que, a pesar de que cualquier cosa que venga de Estados Unidos suele ser tratada con duras críticas o con desdén por parte de la prensa gubernamental, esta vez el premio era demasiado grande como para hacerle ascos.

«El cine iraní hace historia», titulaba, por ejemplo, la agencia oficial de noticias IRNA. Lo que no decía, sin embargo, es que, aunque finalmente fue seleccionada por las autoridades para representar a Irán en los Oscar, esa misma histórica película fue retirada por el gobierno de las salas iraníes durante más de una semana, el pasado otoño, tras el apoyo expresado por Farhadi a sus colegas cineastas que permanecen encarcelados en el país.

La diplomacia del cine

El Oscar a la mejor película de habla no inglesa conseguido por la película iraní A Separation, un drama familiar que relata la ruptura de un matrimonio en el Irán contemporáneo, es especialmente relevante, no solo porque supone un hito… Leer

Doce influyentes artistas de la escena cultural cariota cuentan en el documental The Noise of Cairo (El ruido de El Cairo) su experiencia durante la reciente revolución egipcia y reflexionan sobre su papel en el aún turbulento Egipto postrevolucionario. El documental, dirigido por Heiko Lange, se acerca durante algo menos de una hora a la obra y las vidas de músicos como Ramy Essam o Shaima Shaalan, escritores como Jaled al Jamissi, grafiteros como Kaizer, bailarines como Ezzat Ismalil… Todos ellos conforman un interesante mosáico en una ciudad que, tras la feroz censura del régimen de Hosni Mubarak, está viviendo, en palabras del director del filme, un auténtico despertar artístico.

El ruido de El Cairo

Doce influyentes artistas de la escena cultural cariota cuentan en el documental The Noise of Cairo (El ruido de El Cairo) su experiencia durante la reciente revolución egipcia y reflexionan sobre su papel en el aún turbulento Egipto postrevolucionario. El… Leer

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