desnudo

Hamit Görele (1903–1980)

En una Turquía que, a juzgar por los últimos resultados electorales, presenta una cara cada vez más conservadora, el cuerpo humano al desnudo ha encontrado un hueco de excepción en el Museo Pera de Estambul, que acoge desde el pasado 25 de noviembre la exposición Bare, Naked, Nude: A Story of Modernization in Turkish Painting (Desnudo −en las tres palabras que en inglés aluden al término−: una historia de la modernización en la pintura turca).

La muestra reúne unos 150 trabajos −numerosos bocetos, dibujos y estudios académicos entre ellos− de medio centenar de artistas turcos de finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX, y su objetivo es, en palabras de los organizadores, «revelar la transformación del Imperio Otomano en la República, y cómo estas obras, creadas en secreto a principios del siglo pasado, crearon una nueva perspectiva para la época».

Nuri İyem (1915-2015)

La exposición se centra en presentar el esfuerzo de los artistas por superar la fuerte resistencia cultural existente, tanto entonces como ahora, hacia las representaciones pictóricas de desnudos, no solo por creencias religiosas asociadas al islam, y en un entorno que estaba dominado aún por bodegones, naturalezas muertas y paisajes.

Así, y según explican los organizadores, la muestra refleja también la evolución de los propios creadores, que van pasando de ser «sujetos» del sultán, a «individuos», así como «el dolor que supone la transición hacia una nueva mentalidad», y la lucha interna entre la identidad del artista como tal y su propia identidad turco-musulmana.

Otro aspecto importante es el modo en que estos desnudos contribuyen a establecer una nueva percepción del cuerpo femenino (hasta entonces relacionado casi exclusivamente con la privacidad y el aislamiento) más allá de la sexualidad, otorgando a la forma desnuda un sentido artístico más moderno y humanizado. En el contexto de la evolución del arte turco, recogiendo influencias estéticas de Occidente, y desafiando el conservadurismo imperante en la cultura islámica, el cuerpo humano ya no es solo un objeto representable, sino una forma artística en sí.

Cemal Tollu (1899-1968)

En una reseña sobre la exposición, el diario Hürriyet destaca, en su edición en inglés, cómo, poco a poco, el desnudo se va «normalizando» en el ambiente artístico de Estambul, a pesar de un contexto en el que el mero uso de personas como modelos (desnudas o vestidas, hombres o mujeres) fue objeto de una gran polémica cuando se inauguró la primera academina de bellas artes de la ciudad.

A principios del siglo XX los artistas turcos comenzaron a tener la oportunidad de trabajar con modelos masculinos en la Academia de Bellas Artes, y, más tarde, también con modelos femeninos. Algunos de ellos pudieron asimismo ir a estudiar a Europa… El cuerpo humano se fue transformando, a través de un repertorio infinito de poses, en un género pictórico más, como el paisaje, el bodegón o el autorretrato.

Al mismo tiempo, y debido a que se trata de un género que aún era asociado principalmente a la representación del cuerpo femenino, el desnudo asumió un significado simbólico no solo en términos de conservadurismo cultural frente a modernidad, sino también como evidencia del sesgo de género existente en los planteamientos artísticos. La idea, legitimada en Occidente, de que el desnudo evoca tan solo el cuerpo femenino, encontró también su reflejo en la pintura turca.

El Museo Pera, situado en el distrito homónimo de Estambul (Beyoğlu, en su denominación turca actual), y especializado en arte orientalista del siglo XIX, celebra este año el décimo aniversario de su inauguración. La exposición Bare, Naked, Nude: A Story of Modernization in Turkish Painting (Üryan, Çıplak, Nü; Türk Resminde Bir Modernleşme Öyküsü), comisariada por Ahu Antmen, permanecerá abierta al público hasta el próximo 7 de febrero.

Neset Günal (1923–2002), ‘Cuatro bellezas’

Más información y fuentes:
» Bare, Naked, Nude: A Story of Modernization in Turkish Painting (Pera Museum)
» The story of modernization in Turkish painting (Hürriyet)
» Nude painting in Turkish art scrutinized at exhibition (Daily Sabah)

El arte turco rescata sus desnudos

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La foto de sí misma publicada por Aliaa Elmahdy en octubre de 2011

«Cuando esta historia se publique, Aliaa Elmahdy habrá borrado las huellas de su antigua vida y se hallará en un lugar desconocido para nosotros, donde continuará huyendo y temiendo el día en que alguno de los hombres de su Egipto natal la localice y se plante frente a ella para llevarla de vuelta».

Así arranca el reportaje, publicado el pasado martes por la revista alemana Der Spiegel, en el que el periodista Takis Würger nos cuenta qué ha sido de la joven egipcia Aliaa Elmahdy desde que en octubre de 2011 subió a su blog una foto de sí misma desnuda, con la intención, en sus propias palabras, de lanzar «un grito contra una sociedad basada en la violencia, el racismo, el sexismo, el acoso sexual y la hipocresía». La foto era un desafío a los sectores religiosos más conservadores de su país, y también, como revela ahora, a sus propios padres. Elmahdy tenía entonces 19 años y estaba bebiendo directamente los vientos de cambio de la revolución egipcia. Estaba, también, escapando de la represión que vivía en casa.

La foto la convirtió en uno de los iconos de la revolución. Su blog recibió más de dos millones de visitas y Elmahdy, que adquirió fama mundial, contó en un principio con numerosos apoyos, tanto de particulares como de organizaciones, incluyendo campañas internacionales de solidaridad. Pero aquella imagen acabó obligándola a cambiar radicalmente de vida.

Un grupo de abogados islamistas la acusó de «violar la moral, incitar a la indecencia e insultar al islam», otros pidieron a las autoridades que le revocasen la nacionalidad egipcia. Elmahdy sufrió amenazas de muerte por parte de islamistas extremistas, e incluso un intento de secuestro y violación:

Un hombre la llamó y le dijo que había encontrado su gato. Elle fue a verle, sola, pero el hombre la estaba esperando con un amigo. El amigo cerró con llave la puerta del apartamento y el hombre intentó bajarle los pantalones, diciéndole que eso era lo que se merecía por haber publicado una foto de ella misma desnuda. Finalmente pudo escapar, después de permanecer encerrada durante toda la noche y de que le robaran la cartera y el teléfono móvil.

En marzo de 2012, la joven decidió huir. Cogió un avión rumbo a Suecia, solicitó asilo y se instaló temporalmente en una pequeña ciudad del país escandinavo, desde la que se comunica solo con las personas que conoce. «No fue fácil contactarla», explica Würger. «Mucha gente ha intentado escribirle correos electrónicos o mensajes en Facebook, pero Elmahdy ignora todos los mensajes procedentes de extraños, porque la mayoría de los extraños solo le escriben para reprenderla».

Poco después. Elmahdy se uniría al grupo radical feminista Femen, fundado en Ucrania y famoso por sus protestas a pecho descubierto, con cuyas activistas ha participado en varias aciones, incluyendo una en Rusia para denunciar la represión contra los homosexuales en este país, y otra en Estocolmo frente a la embajada egipcia.

Würger, que ha logrado entrevistarla, cuenta así cómo nació la famosa fotografía:

Sus padres le decían que una mujer decente no debe posar en fotografías, ponerse flores en el pelo, mostrar las piernas o permanecer de pie con ellas abiertas, vestir prendas ajustadas o pintarse los labios.

Tras acabar el instituto, Elmahdy fue aceptada en la Universidad Americana de El Cairo, donde estudió arte. Sus padres la recogían cada día en el campus. Cuando su madre quiso comprobar si aún conservaba la virginidad, Elmahdy cogió un cuchillo de cocina y dijo que quería irse de casa. Su padre cambió las cerraduras.

En una ocasión en que estaba sola, colocó una cámara sobre un montón de libros en su habitaicón, se pintó los labios de rojo y se desnudó. Después se puso un par de medias y se colocó una flor en el pelo. Se hizo fotos en varias poses. Explica que las tomó para sí misma, como una forma de protesta silenciosa contra sus padres. Cada detalle, la flor, la pose, las medias, alude a una regla impuesta por ellos.

Unas pocas semanas después. Elmahdy se fue del aula en mitad de una clase. Llevaba una mochila en la que había metido algunas prendas de vestir. Tomó un autobús al centro de El Cairo y caminó por la orilla del Nilo, respirando profundamente. Sabía que no iba a volver a casa. […]

[…] Era el año 2011 y el pueblo egipcio estaba rebelándose contra el dictador. Elmahdy fue a la plaza Tahrir varias veces. Allí experimentaría una liberación personal, paralela a la liberación de su país, y allí debió de pensar que ambas cosas estaban relacionadas. Ahí es donde empezaron sus problemas.

En octubre, al pasar algunas fotos desde su cámara digital a su ordenador portátil, encontró las fotos con los desnudos y eligió la más atractiva. Después la subió a su página de Facebook. Los administradores de la red social la borraron a las pocas horas, pero Elmahdy, decidida a que nadie le volviese a decir lo que tenía que hacer, subió la foto a su blog para que todo el mundo pudiese verla.

Al final del reportaje, Würger pregunta a Elmahdy si su mirada en aquella fotografía tenía algún significado. «Significa que no me avergüenzo de ser la mujer que soy», responde ella.


La versión en inglés del reportaje completo puede leerse aquí.

Aliaa Elmahdy: del desnudo revolucionario al exilio

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Iba a ser un «puente de amistad» y ha acabado siendo un socavón cultural. Hace unas semanas, el Museo Olímpico de Doha, en Catar, invitó a Grecia a participar en una de sus muestras actuales más importantes, la exposición Juegos Olímpicos: Pasado y Presente. Y Grecia, arruinada y deseando atraer a los millonarios inversores del Golfo, aceptó encantada. Las autoridades helenas enviaron dos estatuas del Museo Nacional de Atenas (un joven de la época arcáica, y una copia romana de un atleta de la época clásica), que fueron recibidas como lo que eran, las auténticas joyas de la exposición. Sin embargo, la cosa se torció.

Cuando, en vísperas de la inauguración, el ministro griego de Cultura, Costas Tzavaras, visitó la muestra, comprobó atónito que las autoridades cataríes habían ordenado cubrir parcialmente las estatuas con paños negros, ocultando los genitales de los atletas (se trataba, obviamente, de desnudos, entre otras cosas porque así es como se competía en los juegos olímpicos de la antigüedad). Los griegos dijeron que o las estatuas se exhibían como ellos las mandaron, o habría que devolverlas. Y los cataríes se las han devuelto.

Estatua de bronce encontrada en Maratón, Grecia, y conservada en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. La figura representa, probablemente, al vencedor de una carrera, y pertenece al periodo clásico (340-330 aC). Foto: Museo Arqueológico Nacional de Atenas

Una portavoz de la Autoridad de Museos de Catar indicó a Doha News que, contrariamente a lo que había informado anteriormente la agencia AFP, la retirada de las estatuas «no se ha debido a la censura» . «La decisión está basada en el hecho de que la exposición está abierta a escolares y familias, y en el deseo de ser sensibles a las necesidades y los estándares de nuestra comunidad», dijo.

Por su parte, uno de los funcionarios griegos que acompañó al ministro heleno señaló que «no queremos que este asunto empañe la exposición. Fueron muy amables. Cuando rechazaron nuestra petición, las estatuas fueron embaladas de nuevo y enviadas de vuelta a Atenas». La exposición fue inaugurada el pasado 28 de marzo (un día después de que el ministro griego anunciase que el evento iba a ser «un puente de amistad entre los dos países»), y permanecerá abierta hasta finales de junio. La estatuas regresaron a Grecia el pasado día 19.

El caso es que, según publicó The Guardian, muchas de las más de 600 piezas que incluye la exposición representan también desnudos. «No está claro por qué las autoridades de Catar se han preocupado tanto por estas dos estatuas en cuestión, unas estatuas que, además, los funcionarios de Atenas describen como especialmente hermosas», añade el diario británico. A lo mejor es por eso.

No es probable, de todos modos, que las relaciones entre ambos países se resientan demasiado por el incidente. Aparte de comprar islas griegas (el mes pasado se supo que el emir, Hamad bin Jaliga al Thani, había adquirido seis islotes de propiedad privada en el Mar Jónico), Catar también está invirtiendo, y mucho, en el país heleno. El emirato ha entrado en un concurso público para desarrollar el antiguo aeropuerto de Atenas y, en enero, anunció asimismo una participación de casi mil millones de euros en un fondo conjunto para ayudar a reflotar la industria griega, duramente golpeada por la recesión.

Afortunadamente para los griegos, las vergüenzas de sus antepasados no son las únicas que quieren cubrir los cataríes.

Estatuas desnudas

Iba a ser un «puente de amistad» y ha acabado siendo un socavón cultural. Hace unas semanas, el Museo Olímpico de Doha, en Catar, invitó a Grecia a participar en una de sus muestras actuales más importantes, la exposición Juegos… Leer

Las fotos de sí misma desnuda publicadas por Aliaa Magda Elmahdy. «Los restángulos amarillos sobre mi boca, mi mano y mi sexo hacen referencia a la censura del conocimiento, de la expresión y de la sexualidad», escribió.
Fotos: Aliaa Magda Elmahdy

En octubre del año pasado, la joven bloguera egipcia Aliaa Magda Elmahdy publicó en su blog una foto de sí misma desnuda, con la intención, en sus propias palabras, de lanzar «un grito contra una sociedad basada en la violencia, el racismo, el sexismo, el acoso sexual y la hipocresía», en un claro desafío a los sectores religiosos más conservadores de su país.

Elmahdy, que tenía entonces 19 años de edad, y que se describe a sí misma como feminista y atea, publicó también la imagen en su cuenta de Twitter, bajo la etiqueta #nudephotorevolutionary. Su blog recibió más de dos millones de visitas y muchos apoyos, tanto de particulares como de organizaciones, pero también numerosos insultos e incluso amenazas de muerte. Un grupo de abogados islamistas llegó a acusarla de «violar la moral, incitar a la indecencia e insultar al islam».

Entre los que recogieron el testigo de Elmahdy se encuentra la activista iraní residente en Estados Unidos Maryam Namazie, quien el pasado 8 de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, lanzó a través de Internet The Nude Photo Revolutionary Calendar, como muestra de apoyo a la joven egipcia. El calendario, que abarca desde abril de 2012 hasta abril de 2013, fue diseñado por Sonya JF Barnett (también activista en favor de los derechos de la mujer, y una de las fundadoras de la Marcha de las Putas en Toronto), e incluye imágenes de mujeres de distintas edades y procedencias que han decidido «posar desnudas por la libertad».

«Ante la obsesión del islamismo y de la derecha religiosa por el cuerpo femenino, y su exigencia de que nos pongamos velos y mordazas, la desnudez rompe tabúes y es una forma importante de resistencia», explica Namazie. Barnett, por su parte, ha dicho que «sentía que las mujeres necesitaban expresar su solidaridad con Aliaa. Hace falta tener muchas agallas para hacer lo que ella hizo, y las reacciones pueden ser muy hirientes. Queríamos que supiese que hay otras como ella».

El calendario completo (en pdf) puede descargarse o comprarse aquí. La campaña está presente también en Facebook y en Twitter.

Solidaridad al desnudo

En octubre del año pasado, la joven bloguera egipcia Aliaa Magda Elmahdy publicó en su blog una foto de sí misma desnuda, con la intención, en sus propias palabras, de lanzar «un grito contra una sociedad basada en la violencia, el… Leer