genocidio armenio

Una selección de fotografías tomadas en Oriente Medio esta semana. Pincha en los enlaces de las localizaciones para ver las imágenes.


Arabia Saudí, 27/4/2013: Esta semana se ha difundido el considerado como primer cartel oficial contra la violencia doméstica hacia las mujeres en Arabia Saudí. Bajo la imagen de una mujer en la que, pese al velo, son claramente visibles los efectos del maltrato, puede leerse: «Algunas cosas no pueden cubrirse. Luchando juntos contra el abuso a las mujeres». La campaña está patrocinada por la Fundación Caritativa Rey Jalid, y en ella se denuncia que «el maltrato a las mujeres en Arabia Saudí es un fenómeno mucho mayor de lo que parece», al tiempo que se anima a los saudíes a denunciar los casos que conozcan. Imagen: King Khalid Charitable Foundation


Ramadi, Irak, 26/4/2013: Militantes antigubernamentales de tribus sunníes de la provincia occidental de Anbar, durante una protesta contra el Gobierno (dominado por chiíes). Naciones Unidas advirtió esta semana de que Irak se encuentra en una encrucijada e hizo un llamamiento a la calma, después de que varios días seguidos de violencia sectaria dejaran alrededor de 200 muertos en diversos enfrentamientos, y ante el peligro de que pueda estallar una nueva guerra civil. Por su parte, el Gobierno iraquí suspendió la licencia de diez canales de televisión por satélite, entre ellos, Al Yazeera, por considerar que incitan a la violencia por la cobertura que han hecho de los recientes disturbios. Foto: Azhar Shallal / AFP


Beit Lahia, Gaza (Palestina), 28/4/2013: Israel lanzó este domingo un ataque aéreo contra objetivos de Hamas en la Franja de Gaza. El ejército israelí dijo que el ataque iba dirigido contra «almacenes de armas», y en respuesta a los cohetes disparados el sábado hacia el sur de Israel desde el territorio palestino. No se registraron víctimas. Es el segundo ataque aéreo israelí desde que a finales de noviembre entrara en vigor la tregua entre Israel y Hamas. En la imagen, niños jugando, este domingo, en un muro de la localidad de Beit Lahia, al norte de la Franja. Foto: Ali Ali / EPA


Al Safirah, Siria: El presidente de EE UU, Barack Obama, prometió el viernes una «escrupulosa investigación» para determinar si el Gobierno sirio ha usado armas químicas contra los rebeldes y dijo que, de confirmarse, las reglas del juego cambiarán. El jueves, Washington y Londres afirmaron por primera vez que el régimen sirio «probablemente» ha utilizado armas químicas, aunque añadieron que sus informes no eran suficientes para tener la certeza de que Damasco ha franqueado la «línea roja» trazada en agosto por Washington. El Gobierno sirio respondió este sábado que las acusaciones «no corresponden a la realidad y son una mentira descarada». En la imagen, tomada por un satélite en agosto de 2012, una instalación en Al Safirah, Siria, que algunas informaciones identifican como un posible depósito de armas químicas.


Alepo, Siria, 25/4/2013: Los combates entre los rebeldes sirios y las fuerzas del régimen de Al Asad han acabado derribando el histórico minarete de la Mezquita Omeya de Alepo, un recinto que ya se encontraba gravemente dañado por la guerra. Ambas partes se acusaron mutuamente. El minarete había sido construido en el siglo XI. Foto: AP


Jan Al Assal, Siria, 27/4/2012: Un combatiente del Ejército Libre Sirio inspecciona su arma. Los insurgentes atacaron este sábado una base aérea militar en el noroeste del país, al tiempo que en el sur arremetían contra una serie de posiciones y puestos del ejército, según indicaron activistas de la oposición. Los ataques se llevaron a cabo tras casi dos semanas de avances de las fuerzas del Gobierno, principalmente en los suburbios de la capital, Damasco, y en algunos sectores cerca de la frontera libanesa, en la provincia central de Homs. Foto: Abdalghne Karoof / Reuters


Raqqa, Siria, 25/4/2013: Buscando supervivientes con una linterna entre las ruinas de un edificio, tras una ataque con misiles lanzado, según activistas de la oposición, por fuerzas del Gobierno sirio. Foto: Hamid Khatib / Reuters


Beirut, Líbano, 24/4/2013: Tres chicas libanesas de origen armenio sostienen una pancarta en la que puede leerse: «Juro por la sangre derramada de mis antepasados que nunca olvidaré ni perdonaré, 24 de abril de 1915». Participan en una de las numerosas manifestaciones y vigilias con las que las comunidades armenias de todo el mundo conmemoraron este viernes el 98 aniversario de la muerte de entre 1,5 y 2 millones de armenios a manos del ejército turco durante la Primera Guerra Mundial, una masacre que sigue siendo controvertida al negarse el Gobierno de Turquía a reconocerla como genocidio. Foto: Bilal Hussein / AP.


Deir Yarir, Cisjordania (Palestina), 26/4/2013: Soldados israelíes usaron gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a cerca de 500 palestinos que se manifestaban en contra de un asentamiento de colonos judíos. La marcha de protesta fue la más numerosa de este tipo en varios años. Foto: Mohamad Torokman / Reuters


El Cairo, Egipto, 26/4/2013: Un manifestante, con una cruz y un Corán, durante una protesta en demanda de una mayor independencia del poder juducial. El presidente de Egipto, Mohamed Mursi, y el Consejo Supremo Judicial acordaron celebrar una «conferencia por la justicia» para discutir los «obstáculos» de la reforma judicial que, según denuncia la oposición, pretende entregar el control de este poder estatal a los Hermanos Musulmanes. Foto: Amr Nabil / AP


Tel Aviv, Israel, 22/4/2013: El Gobierno de Israel aprobó un acuerdo de cielos abiertos con la UE para impulsar el tráfico aéreo desde y hacia Europa, a pesar de la huelga protagonizada por los trabajadores de la principal aerolínea israelí, El Al, y de otras dos pequeñas compañías aéreas, que temen que el aumento de la competencia con las empresas extranjeras implique pérdidas de empleo en el sector. En la imagen, pasajeros afectados por la huelga en el aeropuerto internacional Ben-Gurion. Foto: Ariel Schalit / AP


El Cairo, Egipto, 28/4/2013: Manifestación en contra del ministro de Información egipcio, Salá Abdel-Maksud, acusado de haber acosado a una periodista. Abdel-Maksud fue demandado el pasado día 17 a raíz de un comentario que hizo a una periodista durante una rueda de prensa. La demanda fue presentada por «acoso verbal, minar la moral pública y hacer insinuaciones de carácter sexual». La periodista, que trabaja para el portal de noticias privado Hoqouq, cuestionó del estado de la libertad de prensa en el país, a lo que Abdel-Maksud respondió con una expresión coloquial en árabe egipcio que se traduciría como «Ven aquí y te digo dónde puedes encontrar tu libertad de prensa». Foto: Mai Shaheen / Al Ahram


Jerusalén, 28/4/2013: Un cristiano ortodoxo, durante la procesión del Domingo de Ramos en la Iglesia del Santo Sepulcro. A diferencia de la iglesia católica y de las iglesias cristianas occidentales, que celebran la Pascua el primer domingo después de la luna llena tras el equinocio de primavera, las iglesias cristianas orientales basan sus cálculos en el calendario juliano, por lo que su fecha se sitúa entre el 4 de abril y 8 de mayo. Foto: Ariel Schalit / AP


Monte Gerizim, Cisjordania (Palestina), 23/4/2013: Miembros de la secta de los samaritanos asan ovejas en un horno, durante la ceremonia tradicional que conmemora el sacrificio de la Pascua, en el Monte Gerizim, cerca de Nablus. Los samaritanos son un grupo étnico y religioso que se considera descendiente de las doce tribus de Israel. Hablan árabe o hebreo moderno. Para sus ceremonias religiosas utilizan el hebreo samaritano o el arameo samaritano. Foto: Nir Elias / Reuters


Merón, Israel, 27/4/2013: Judíos ultraortodoxos bailan en la tumba del rabino Shimon Bar Yochai durante la festividad de Lag Ba’omer. Shimon Bar Yojai vivió en Galilea durante la época romana, después de la destrucción del segundo Templo de Jerusalén (a finales del siglo I). La tradición oral judía señala que, tras haber criticado al gobernador romano, fue condenado a muerte y tuvo que exiliarse a una gruta durante 13 años, en el curso de los cuales escribió el Zohar, obra fundamental de la Cábala y de la mística judía. Hoy está considerado un «santo» por algunas comunidades judías sefardíes y cabalistas. Todos los años se organiza una peregrinación a su tumba en Merón. Foto: Menahem Kahana / AFP


Ciudad de Gaza, Gaza (Palestina), 23/4/2013: Un trabajador recoge madera en una de las pocas plantas de fabricación de carbón locales existentes en la Franja. Foto: Majdi Fathi / Demotix / Corbis


Al Minufiyah, Egipto, 24/4/2013: Un granjero cosecha trigo en un campo al norte de El Cairo. Según el Gobierno egipcio la producción de este cereal superará las previsiones este año y alcanzará las 10 millones de toneladas. Foto: Mohamed Abdel Ghany / Reuters


Bagdad, Irak, 25/4/2013: Niñas de una escuela de ballet y música, durante una actuación de fin de curso. Foto: Ahmad al-Rubaye / AFP


Singapur, 25/4/2013: La momia de Nesperennub, una de las seis momias incluidas en la exposición Los secretos de la tumba, inaugurada esta semana en el Museo de Artes y Ciencias de Singapur. La muestra incluye más de un centenar de objetos del Antiguo Egipto pertenecientes a la colección del Museo Británico. Foto: Suhaimi Abdullah


El Cairo, Egipto, 21/4/2013: Actuación durante el homenaje organizado en memoria de Abdel-Moneim Kamel, bailarín, coreógrafo y exdirector de la Ópera de El Cairo, fallecido el pasado mes de febrero. Foto: Ópera de El Cairo / Al Ahram


Teherán, Irán, 23/4/2013: Policías esperan en la grada el comienzo del partido de fútbol entre el equipo iraní Esteghlal y el catarí Al-Rayyan, en el estadio Azadi. Foto: Vahid Salemi / AP


Ciudad de Gaza, Gaza (Palestina), 23/4/2013: Niñas del coro de una escuela palestina de la Agencia de Refugiados de la ONU (UNRWA), durante su actuación en el festival Al Sununu, en el que participaron un total de 700 niños de 23 coros infantiles palestinos de Gaza, Cisjordania, Siria y Líbano, y que se retransmitió vía satélite. El concierto fue el acto final de un programa musical de tres años organizado por la Fundación Rostropovich-Vishnevskaya, con el objetivo de ayudar a los jóvenes más desfavorecidos de la región a través de la educación. Foto: Mohammed Abed / AFP.


Ashkelon, Israel, 25/4/2013: Practicando kite surfing en el Mediterráneo. Foto: Amir Cohen / Reuters


Guiza, Egipto, 26/4/2012: El sol se pone tras la Gran Pirámide. Foto: Amr Nabil / AP

Las fotos de la semana

Una selección de fotografías tomadas en Oriente Medio esta semana. Pincha en los enlaces de las localizaciones para ver las imágenes.

«Después de todo, ¿quién se acuerda hoy del genocidio armenio?» Esta terrible y famosa frase, atribuida a Adolf Hitler, resume en apenas unas palabras la impunidad que puede otorgar a las atrocidades el paso del tiempo y el abandono de la memoria. En el caso del dictador alemán, la pregunta cobraba un especial sentido trágico, por cuanto acabó materializándose en la realidad del Holocausto.

Afortunadamente, sin embargo, son muchos los que se acuerdan. No las víctimas directas, que apenas quedan ya, pero sí sus miles de descendientes y todos aquellos dispuestos a mantener vivo el recuerdo de lo que ocurrió.

El 22 de diciembre la Asamblea Nacional Francesa aprobó una ley que sanciona con un año de prisión y 45.000 euros de multa el negacionismo del genocidio armenio. El Gobierno turco respondió tachando la medida de «injusta, racista, discriminatoria y hostil hacia Turquía», suspendiendo las relaciones políticas y militares con Francia y, en una reacción que, más que a reclamar justicia, parece obedecer a esa vieja falacia de que los pecados de los demás justifican los pecados propios, acusando a los franceses de genocidio durante su ocupación colonial de Argelia.

El genocidio armenio, en un artículo publicado en ‘The New York Times’ el 15 de diciembre de 1915

Entre 1915 y 1917, en plena Primera Guerra Mundial, las autoridades del Imperio Otomano, cuyo gobierno estaba entonces en manos del partido nacionalista de los Jóvenes Turcos, organizó y ejecutó la deportación masiva y el asesinato de la población armenia residente en su territorio. El resultado fue la muerte de un número indeterminado de civiles, que se ha calculado aproximadamente entre un millón y medio y dos millones de personas. Muchos, hombres, mujeres y niños, fueron asesinados directamente. Otros miles perecieron en interminables marchas por el desierto sirio, privados de agua y de alimentos. La gran mayoría de las víctimas fueron armenios, pero también murieron asirios, caldeos, sirios y helenos pónticos.

El holocausto armenio está considerado como el primer genocidio sistemático moderno y es el segundo caso de exterminio más estudiado de la historia, después del perpetrado unas décadas después por los nazis. Según muchos estudiosos, el ‘ejemplo’ del genocidio armenio fue una referencia fundamental para los ideólogos de la ‘solución final’.

El Gobierno turco, sin embargo, lleva un siglo negando que se tratase de un genocidio. En Turquía está incluso prohibido por la ley calificar los hechos como tal. Ankara no niega que ocurriesen las muertes, pero desmiente rotundamente que fuesen consecuencia de un exterminio programado. Para el Gobierno turco, y, especialmente, para los militares de este país, las masacres fueron el resultado de las luchas interétnicas, las enfermedades y el hambre durante el confuso periodo de la Primera Guerra Mundial, una guerra en la que, según afirma Ankara, los armenios recibían además el apoyo directo de su enemigo ruso y amenazaban con quebrantar la estabilidad y la unidad del país.

Durante mucho tiempo, por otra parte, Turquía ha mantenido la tesis de que bajo las acusaciones de genocidio subyacían mecanismos de propaganda bélica, puestos en marcha principalmente por los británicos, al formar el Imperio Otomano parte de la coalición compuesta por Austria-Hungría, Alemania y Bulgaria. Algunos negacionistas turcos han llegado a hablar también de una campaña orquestada por los países cristianos occidentales (la mayoría de los armenios pertenecen a esta religión) en contra de un país de mayoría musulmana.

Pero dejando aparte al Gobierno turco y a un puñado de revisionistas, la inmensa mayoría de los estudiosos lo tienen claro: Lo que ocurrió encaja perfectamente con la definición actual de genocidio. No cabe duda de que las potencias occidentales, y especialmente el Reino Unido, con grandes intereses económicos en la zona, estaban más que interesadas en propagar la imagen de una Turquía despiadada, y, de hecho, las noticias sobre las masacres, llegadas de la mano de misioneros y de enviados estadounidenses presentes en la zona (EE UU era aún neutral en la guerra) llenaron los periódicos y escandalizaron a la opinión pública. Pero nada de eso basta para negar una realidad que confirman tanto los estudios históricos como los testimonios de los supervivientes, de sus descendientes y de testigos de la época.

La contradicción interna que la negación del genocidio armenio supone para un país como Turquía, aspirante a ingresar en la Unión Europea y, pese a sus graves problemas de derechos humanos y libertades, bastante decente en muchos otros aspectos, la exponía claramente hace unos días el periodista Robert Fisk en el diario británico The Independent:

Para cientos de miles de turcos el genocidio armenio es un hecho histórico […]. Miles de turcos profundizan en sus raíces familiares y se preguntan: ¿Por qué tenemos abuelas y bisabuelas armenias? ¿Qué es esta historia secreta que puede hacer que te metan en la cárcel simplemente por discutir en público la responsabilidad de Turquía en el genocidio? Y yo me pregunto […]: ¿Por qué un país fuerte y valiente como Turquía […], cuyos soldados fueron los únicos de la unidad de la ONU en la guerra de Corea que se negaron a que les lavaran el cerebro, no puede reconocer los terribles actos que tuvieron lugar antes de que casi todos los turcos actuales hubiesen nacido? No queda vivo ninguno de los asesinos, no puede haber juicios […]. Dentro de cuatro años, el mundo conmemorará el centenario del genocidio armenio. ¿Por qué no reconocer esta historia ahora? Los alemanes han pedido perdón mil veces a los judios, los EE UU han pedido disculpas a los nativos americanos por la limpieza étnica que realizaron en el siglo XIX, los australianos han pedido perdón a los aborígenes, los ingleses a los irlandeses, los ucranianos a los polacos por las violaciones en masa, saqueos y masacres ocurridas bajo la ocupación alemana después de 1941. ¿Qué pasa con los turcos? Muchos de ellos creen que su país debería estar a la altura de su historia, incluso de la menos gloriosa.

Es posible que las razones del Gobierno de Nicolas Sarkozy para promover la ley que acaba de aprobar la Asamblea Nacional no sean del todo desinteresadas. A fin de cuentas, en Francia residen cerca de medio millón de ciudadanos de origen armenio, y el país celebrará elecciones presidenciales en abril del año que viene. Pero su supuesto oportunismo no le resta, al menos en este caso, el valor histórico que tiene, más allá incluso de posibles controversias sobre los límites de la libertad de expresión. Porque lo que molesta a Turquía no es que el Estado castigue a quien niegue un genocidio probado invocando la libertad de expresión (ese podría ser, en todo caso, otro debate), sino que uno de los  genocidios que se considera probado sea el suyo.

El genocidio armenio está oficialmente reconocido en 20 países (Argentina, Bélgica, Canadá, Chile, Chipre, Grecia, Italia, Líbano, Lituania, Holanda, Polonia, Rusia, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Uruguay, El Vaticano, Venezuela y las propias Francia -desde 2001- y Armenia), y en 42 de los 50 Estados de EE UU (todos, menos Alabama, Mississippi, Virginia Occidental, Indiana, Iowa, Wyoming y Dakota del Sur), cuyo Congreso estudia actualmente una moción al respecto.

Otros, sin embargo, siguen sin usar oficialmente el término «genocidio». Entre ellos, el Reino Unido y, en dos casos especialmente llamativos, Alemania e Israel. Tampoco lo hace España, donde solo las comunidades de Cataluña y el País Vasco reconocen el genocidio como tal.

El pasado mes de marzo, la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso español rechazó una moción de ERC a favor de reconocer el genocidio armenio como un crimen contra la humanidad. PSOE, PP, CiU y UPN votaron en contra. La portavoz del PSOE, Isabel Pozuelo, dijo que «los problemas que tiene hoy Armenia son otros» y añadió que lo prioritario para Armenia es acometer reformas políticas para acercarse a la UE y solucionar el conflicto que mantiene por el enclave de Nagorno Karabaj con Azerbaiyán, aliado de Turquía. El diputado del PP Francisco Ricomá afirmó por su parte que el reconocimiento del genocidio armenio «no forma parte de la prioridad ideológica» de su partido y sería entrar «en el terreno de la revisión histórica».

Fustigarse por los crímenes cometidos por nuestros ancestros solo porque nacieron en el mismo lugar del mundo que nosotros es absurdo. En realidad, estamos tan (poco) unidos a Hernán Cortés como a Gengis Khan. Pero negar esos crímenes solo por el hecho de que quienes los cometieron nacieron en el mismo lugar del mundo que nosotros no solo es absurdo. Es, también, injusto. El primer paso para poder cerrar una herida es reconocer que la herida existe.

La herida armenia

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El director de cine iraní Jafar Panahi, en Granada, en 2007. Foto: Cines del Sur Granada Film Festival / Wikimedia Commons

Detenido el cineasta iraní Jafar Panahi
Nueva cita con las urnas en Irak
La sombra del genocidio armenio
Yemen: Sin solucion a la vista
Yemen: La pobreza eclipsa la belleza
Turquía se aleja de Europa
Hamás prohíbe a los hombres trabajar en las peluquerías femeninas de Gaza porque son objetivos de atentados
Facebook aborta una incursión militar israelí
Ajami, rumbo al Oscar
Un café con Ariadna
Las venas subterráneas del desierto

Lectura para el domingo

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» Nueva cita con las urnas en Irak
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Robert Fisk, en The Independent (23/10/2011)

En el otoño de 1915, un ingeniero austriaco llamado Litzmayer, que estaba ayudando a construir la línea de ferrocarril entre Constantinopla y Bagdad, vio a lo lejos lo que pensó que era un gran ejército turco desplazándose hacia Mesopotamia. Según se fue acercando la multitud, sin embargo, se dio cuenta de que era una enorme caravana de mujeres, avanzando bajo la supervisión de soldados.

Estas cerca de 40.000 mujeres eran todas armenias, habían sido separadas de sus hombres –a la mayoría de los cuales les habían cortado las gargantas los gendarmes turcos– y estaban siendo deportadas en una genocida marcha de la muerte durante la que murieron hasta 1,5 millones de armenios.

Sometidas a constantes violaciones y palizas, algunas habían ingerido veneno en el camino desde sus casas en Erzerum, Serena, Sivas, Bitlis y otras ciudades de la Armenia occidental turca. «Algunas de ellas», según registró el obispo Grigoris Balakian, contemporáneo de Litzmayer, «habían sido llevadas a un estado tal que parecían meros esqueletos envueltos en trapos, con la piel curtida, quemada por el sol, ajada por el frío y el viento. Muchas mujeres embarazadas, completamente aturdidas, dejaban a sus recién nacidos a la orilla de la carretera, como en una señal de protesta contra la humanidad y contra Dios».

Cada año aparecen nuevas pruebas de esta masiva limpieza étnica, el primer holocausto del siglo pasado, y cada año, Turquía niega haber cometido genocidio alguno. Este sábado, para horror de los millones de descendientes de los supervivientes armenios, el presidente de Armenia, Serg Sarkissian, tiene previsto acordar un protocolo con Turquía para restablecer relaciones diplomáticas que permitan nuevas concesiones comerciales y petroleras. Y planea hacerlo sin cumplir la promesa más importante que ha realizado a los armenios en el extranjero: exigir a Turquía que admita su responsabilidad en el genocidio armenio de 1915 […].

Leer el artículo completo (en inglés)

Genocidio olvidado

Robert Fisk, en The Independent