Steven Sotloff (casco oscuro), en el frente de Al Dafniya, Libia, en 2011
El periodista estadounidense Steven Sotloff ha sido asesinado por los fanáticos del grupo Estado Islámico que le secuestraron hace un año en Siria. Como ocurrió hace apenas dos semanas tras la decapitación de su compatriota y colega James Foley, también esta vez hemos conocido la noticia por un vídeo colgado en Internet. Las imágenes son similares, el ‘mensaje’ apenas cambia, el verdugo parece ser el mismo. El siguiente en la macabra lista de amenazados es el reportero británico David Cawthorne, también secuestrado.
Tras conocerse el asesinato de Sotloff, Joel Simon, director ejecutivo del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), ha emitido un comunicado en el que señala que «los periodistas saben que cubrir guerras es peligroso, y que pueden morir durante un tiroteo. Pero ser masacrado delante de una cámara por el simple hecho de ser periodista es pura barbarie. Condenamos en los términos más duros posibles el asesinato del periodista Steven Sotloff. Tanto él como James Foley fueron a Siria para contar una historia. Eran civiles, no representaban a ningún gobierno. Estos asesinatos son crímenes de guerra, y quienes los han perpetrado deben ser llevados ante la justicia».
La peor manera de rendir homenaje a un periodista es dar a sus asesinos una publicidad que no aporta nada. La mejor, recordar su trabajo. Sotloff, un periodista freelance de 31 años de edad, publicaba en varios medios, entre ellos, Time, The Christian Science Monitor,World Affairs Journal y Foreign Policy. En la web del National Journal han hecho una pequeña selección de sus artículos. El siguiente extracto pertenece a uno titulado Las quejas legítimas de los Hermanos Musulmanes. Fue publicado en World Affairs Journal durante las protestas que siguieron al golpe de Estado en Egipto.
Cuando le dije a mi amigo egipcio Ahmad Kamal que quería ir al campamento de protesta de los Hermanos Musulmanes en Ciudad Nasser se puso completamente pálido. «¡No vayas!», me suplicó. «Son fanáticos que odian a los extranjeros. Los americanos como tú corren peligro allí». Después de una hora de conversación infructuosa e interminables vasos de té azucarado, me levanté, le di la mano a Ahmad y me dirigí directamente a la guarida donde, según él, iba a ser devorado.
Pero cuando llegué a Ciudad Nasser, el cuadro que me había pintado Ahmad de extremistas barbudos armados con garrotes y empeñados en dar palizas a los egipcios laicos resultó ser tan falso como tantas otras cosas en este dividido país. Golpes de estado que se presentan como revoluciones, manifestantes pacíficos descritos como fanáticos y ciudadanos descontentos aclamados como revolucionarios han transformado Egipto en una circo donde la atracción principal es la incertidumbre de caminar hacia lo desconocido.
El periodista estadounidense Steven Sotloff ha sido asesinado por los fanáticos del grupo Estado Islámico que le secuestraron hace un año en Siria. Como ocurrió hace apenas dos semanas tras la decapitación de su compatriota y colega James Foley, también esta vez hemos… Leer
El periodista estadounidense James Foley, que permanecía secuestrado en Siria desde noviembre de 2012, ha sido asesinado (decapitado) por terroristas del grupo fanático yihadista Estado Islámico. Los asesinos colgaron en Internet un espantoso vídeo mostrando la decapitación.
Durante unas horas existió la esperanza de que el vídeo fuese falso, pero un conmovedor comunicado hecho público por la madre del periodista, Diane Foley, confirmó, finalmente, la noticia:
Nos sentimos más orgullosos que nunca de nuestro hijo Jim. Ha dado su vida intentando exponer ante el mundo el sufrimiento del pueblo sirio.
Imploramos a los secuestradores que dejen con vida a los demás rehenes. Son, igual que Jim, inocentes. No tienen ningún control sobre la política estadounidense en Irak, en Siria, o en cualquier otra parte del mundo.
Agredecemos a Jim todas las alegrías que nos ha dado. Era un extraordinario hijo, hermano, periodista y ser humano. Por favor, respeten nuestra privacidad durante estos días, mientras lloramos y celebramos a Jim.
En el vídeo publicado por los terroristas, Foley, que tenía 40 años de edad, se despide de su familia y recita un mensaje en el que acusa al Gobierno de Estados Unidos de ser «el culpable» de su ejecución por su reciente intervención en Irak, antes de ser degollado ante la cámara por un encapuchado que habla en inglés con acento británico.
La grabación comienza con el discurso de Barack Obama del pasado 7 de agosto, en el que el presidente de EE UU anunció el comienzo de los bombardeos contra el grupo Estado Islámico en el norte de Irak, para frenar el avance de los yihadistas hacia el Kurdistán y permitir la asistencia humanitaria a miles de desplazados.
Posteriormente aparece Foley pidiendo a su familia y amigos que «se levanten» contra las autoridades estadounidenses: «Desearía tener más tiempo, desearía ver a mi familia de nuevo, pero ese barco ya ha zarpado. A fin de cuentas, supongo que desearía no ser estadounidense», dice Foley, sereno, y vestido con un mono naranja en una localización desértica no especificada.
Tras la decapitación, el vídeo termina con el encapuchado amenazando de muerte a otro periodista estadounidense secuestrado, Steven Joel Sotloff, cuya vida «depende de la próxima decisión de Obama».
Los familiares de Foley aseguraron en un comunicado en enero de 2013 que un grupo desconocido de hombres armados lo había secuestrado en una zona del noroeste de Siria, el pasado 22 de noviembre. Foley, quien en ese momento trabajaba para la web estadounidense GlobalPost y para la agencia France Press, había sido retenido anteriormente por el Ejército de Libia en 2011, mientras cubría el conflicto en el país tras la caída del régimen de Muamar al Gadafi.
Foley reported from Salahedine, Aleppo which meant facing fighter jets and snipers. Those in Syria know how hard that assignment was. — Michael Weiss (@michaeldweiss) August 20, 2014
Sandra Mims Rowe, directora del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), ha hecho pública una nota en la que afirma que «el bárbaro asesinato del periodista James Foley, secuestrado en Siria durante cerca de dos años, enferma a cualquier persona decente. Foley fue hasta Siria para mostrar la difícil situación del pueblo sirio, para ser testigo de su lucha y, al hacerlo, para luchar también por la libertad de prensa. Nuestro corazón está ahora con su familia, que ha hecho todo lo posible por encontrar y liberar a Jim».
Siria lleva ya dos años siendo el lugar más peligroso del mundo para los periodistas. Según datos del propio CPJ, al menos 69 profesionales de la información han muerto allí ejerciendo su trabajo, incluyendo a los que perdieron la vida en las zonas fronterizas con Líbano y Turquía. Más de 80 periodistas han sido secuestrados en este país, aunque es difícil conocer el número exacto, ya que en muchos casos no se da publicidad a los secuestros.
El CPJ calcula que alrededor de 20 periodistas, tanto sirios como extranjeros, permanecen desaparecidos actualmente en Siria. Muchos de ellos están en manos del grupo Estado Islámico.
En ocasiones se ha criticado la importancia que dan los medios de comunicación a las muertes de periodistas, en contraste con las de otras personas (voluntarios de organizaciones humanitarias, médicos y personal sanitario, profesionales de todo tipo, simples civiles) que son también víctimas de las guerras o del terrorismo fundamentalista, y cuya identidad queda, al final, diluida en frías cifras.
Todas las muertes causadas por la violencia son igual de horribles. Pero, al margen de que es humano sentir especialmente la pérdida de un compañero, el asesinato de un periodista significa algo más que el final de una vida; significa, como dice Paul Conroy en el tuit que encabeza esta entrada, que el mundo es un poco más oscuro.
El periodista estadounidense James Foley, que permanecía secuestrado en Siria desde noviembre de 2012, ha sido asesinado (decapitado) por terroristas del grupo fanático yihadista Estado Islámico. Los asesinos colgaron en Internet un espantoso vídeo mostrando la decapitación. Durante unas horas… Leer