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«El Nilo fluyendo de noche hacia el Delta en El Cairo, como algo viviente». Fotografía tomada desde la Estación Espacial Internacional por el astronauta canadiense Chris Hadfield.

«El Nilo fluyendo de noche hacia el Delta en El Cairo, como algo viviente». Fotografía tomada desde la Estación Espacial Internacional por el astronauta canadiense Chris Hadfield.

Un capellán inglés del 8º Ejército Británico toca el violín en el frente de El Alamein, Egipto, durante un servicio religioso en agosto de 1942, la noche anterior a un ataque de la campaña del Norte de África, en la Segunda Guerra Mundial.
Foto: Bob Landry (Life).

Un capellán inglés del 8º Ejército Británico toca el violín en el frente de El Alamein, Egipto, durante un servicio religioso en agosto de 1942, la noche anterior a un ataque de la campaña del Norte de África, en la Segunda Guerra Mundial. Foto: Bob Landry / Life.

Oriente Medio de noche. Detalle de la imagen nocturna de la Tierra tomada por el satélite Suomi NPP. Foto: NASA Earth Observatory / NOAA NGDC

Una mirada sin precedentes a nuestro planeta durante la noche. Así define la NASA las impactantes imágenes de la Tierra que acaba de dar a conocer, y que conforman una panorámica completa de la «canica azul» en horario nocturno. De una calidad nunca vista hasta ahora, las imágenes, fruto de la superposición de varias fotografías de satélite realizadas con un sistema de barrido en momentos sin nubes, muestran claramente el contraste entre las telarañas de luz de las aglomeraciones urbanas y la oscuridad de las junglas, los desiertos y los grandes conjuntos montañosos.

Los datos fueron obtenidos por el satélite de la Asociación Nacional de Órbita Polar (Suomi NPP) durante nueve días de abril de 2012 y 13 días en octubre de 2012. El satélite (un proyecto conjunto de la NASA y la NOAA, la agencia estadounidense para los océanos y la atmósfera) es capaz de detectar la luz en longitudes de onda que van desde el verde al infrarrojo, y que luego filtra para diferenciar señales lumínicas como las luces de las ciudades o las llamaradas de los grandes incendios forestales. Según la agencia espacial, el satélite necesitó completar 312 órbitas para conseguir una imagen clara de cada segmento de la Tierra. El resultado fue mapeado después con imágenes de satélite ya existentes.

Imagen nocturna de la Tierra. Foto: NASA Earth Observatory / NOAA NGDC

Al acercarnos a Oriente Medio lo primero que destaca es el impresionante triángulo de luz del Delta del Nilo, derramándose como a través de un embudo hasta El Cairo, para continuar después hacia el sur, a lo largo del río, abriéndose paso por el desierto. Resulta perfectamente visible también la gran densidad urbana de la ribera levantina del Mediterráneo, que parece formar un todo sin interrupciones desde Trípoli y Beirut hasta Gaza, pasando por Tel Aviv y Jerusalén, con Ammán y Damasco a modo de satélites cercanos. Otros grandes focos de luz son los campos de gas y petróleo en toda la zona de Kuwait; las áreas metropolitanas de Estambul, Ankara y la costa egea de Turquía; Bagdad y las ciudades santas chiíes (Nayaf, Karbala) en Irak; las urbes de los emiratos del Golfo; Teherán y, al sur, Isfahan, en Irán; las estelas de La Meca, Medina y Yida en el oeste saudí, y de Riad en el centro de la península… Y, como una especie de elemento aglutinador, las imponentes sombras de los desiertos trazando aún, tantos milenios después, los límites del creciente fértil; condicionando la vida humana, empujándola hacia los ríos, los valles y los mares.

¿Fronteras? No se ve ninguna…

Mapa completo en alta resolución

Visión nocturna

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Manifestantes juegan al ajedrez mientras pasan la noche en la plaza Tahrir de El Cairo, Egipto el 1 de febrero. Foto: Patrick Baz / AFP / Getty Images

Anthony Shadid, en The New York Times (6/2/2011):

Minutos antes de la medianoche del domingo, al tiempo que una inesperada lluvia lava las somnolientas calles de El Cairo, Ahmed Abdel-Moneim camina con unos amigos cruzando el puente que se ha convertido en el pasaje hacia la capital paralela de la Plaza Tahrir, un lugar que es ya, también, una idea. «Mi vista va mucho más lejos de lo que alcanzan mis ojos», dice.

La revolución egipcia es como una carrera de ultimatums –caos y revolución, libertad y sumisión–, pero el ruedo de la Plaza Tahrir es más tranquilo por las noches. La cacofoní­a de la rebelión da paso a un rato para la poesí­a, las representaciones y la polí­tica.

Ya sea en la cantina donde se preparan bocadillos de queso, entre los voluntarios que llevan té a los guardias de las barricadas, en las farmacias atiborradas de Betadine o entre los artistas que han traí­do su estética hasta el asfalto, otro Cairo, el suyo propio, comienza cuando la ciudad duerme. El cansancio es ya agotamiento, pero nadie quiere rendirse en un momento que se siente lleno del idealismo del desafí­o.

«Aquí­ todo el mundo está despierto», dice Abdel-Moneim, mientras pasa por un control del ejército donde un soldado acaba de orinar sobre su propio tanque. «Es posible que esté exhausto, pero sé que al llegar la mañana puedo respirar el aire de la libertad. Lo que he visto aquí­ no lo he visto nunca antes en toda mi vida». O, como reza un grafiti en un tanque, «la revolución se hace en Tahrir, no durmiendo en la cama».

En un dí­a como otro cualquiera, la ciudad más grande del mundo árabe se tambaleó, y a sus 18 millones de habitantes se les unió otro millón en el campo. […]

Leer el artículo completo (en inglés)

Noche en Tahrir: de la protesta a la poesí­a

Anthony Shadid, en The New York Times