Occidente

Hosni Mubarak, durante una visita al Pentágono, en Washington, en marzo de 2000. Foto: R. D. Ward / Dept. de Defensa de EE UU

Florian Gathmann, Ulrike Putz y Severin Weiland, en Der Spiegel (11/2/2011):

Al final, el rechazo de los manifestantes democráticos a rendirse selló su destino. En las calles de Egipto, el pueblo insistí­a en que Mubarak se fuera. Occidente, sin embargo, se mantuvo al lado del lí­der hasta el final, a pesar de que el déspota habí­a convertido a su paí­s en un Estado policial y habí­a saqueado su economí­a.

Eran exactamente las seis de la tarde en El Cairo cuando la decisión se hizo pública. En una breve declaración, el vicepresidente egipcio, Omar Suleiman, anunciaba que el presidente Hosni Mubarak abandonaba su cargo, debido a la «difí­cil situación» del paí­s. El poder, añadió Suleiman, serí­a transferido inicialmente al Ejército.

La renuncia supone un triunfo para la oposición. Semanas de protestas cada vez mayores habí­an ido incrementando la presión sobre Mubarak. El presidente se dirigió a la nación en tres ocasiones, y en las tres dijo que no iba a dimitir. […]

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Occidente pierde a su tirano favorito

Florian Gathmann, Ulrike Putz y Severin Weiland, en Der Spiegel

Dos recomendables artículos sobre el vergonzoso comportamiento de Occidente, durante décadas, con los mismos dictadores árabes que están siendo ahora sacudidos por los ciudadanos: Maruja Torres en El Paí­s e Isaac Rosa, en Público. Un extracto de este último:

[…] Los Ben Ali, Mubarak y compañí­a que hoy se tambalean han sido durante años nuestros hijos de puta en la zona, siguiendo la vieja máxima de la realpolitik (ya saben: «es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta»). Sabí­amos que se enriquecí­an a costa de la miseria de sus pueblos, que encarcelaban y torturaban, pero eso eran minucias a cambio de la tranquilidad de tener controlados a esos árabes revoltosos, que ya sabemos lo que pasa cuando les dejan votar, acaban eligiendo a gobernantes que no nos dan gas barato, ni nos dejan poner cárceles secretas en su territorio, ni doblan el espinazo con tanta facilidad, y que además apoyan a los palestinos y llevan la contraria a Israel. […]

La hipocresí­a de Occidente

Maruja Torres, en El Paí­s; Isaac Rosa, en Público