La popularidad de un personaje histórico suele ser proporcional, no tanto a lo que hizo o dejó de hacer, como a lo que sabemos de él o de ella, y, a veces, el tiempo (o la suerte) premia a quienes… Leer
La popularidad de un personaje histórico suele ser proporcional, no tanto a lo que hizo o dejó de hacer, como a lo que sabemos de él o de ella, y, a veces, el tiempo (o la suerte) premia a quienes pasaron sin dejar apenas rastro. El caso de Tutankamón, el célebre faraón egipcio de la XVIII dinastía, es un buen ejemplo.
Su repentina y temprana muerte a los 19 años de edad hizo que su reinado fuera breve (apenas nueve años, entre 1336 y 1327 a. C.), y no hay constancia de que se tratase de un monarca especialmente notable o conocido en la Antigüedad. Pero cuando, en 1922, el arqueólogo británico Howard Carter descubrió su relativamente pequeña tumba, el sepulcro estaba prácticamente intacto. Sus tesoros (más de 5.000 artefactos, muchos de ellos en perfecto estado) habían permanecido a salvo de los saqueadores durante milenios, y el hallazgo no solo supuso un aporte fundamental para la comprensión de la historia y la cultura egipcias, sino que disparó el interés de la prensa y del público por todo lo relacionado con el Antiguo Egipto.
Con la apertura de su tumba, Tutankamón, cuyo mandato había significado poco más que un nuevo paso hacia el restablecimiento del orden tradicional del Egipto faraónico, por encima de la influencia de sacerdotes y generales (a veces la historia no evoluciona tanto), se convirtió en el faraón por excelencia, y su idealizada máscara dorada, en el símbolo, junto con el busto de su madrastra Nefertiti, de la belleza del país del Nilo.
Casi un siglo después de aquel extraordinario descubrimiento («Veo cosas maravillosas», exclamó Carter cuando, acompañado por su mecenas, Lord Carnavon, entró por primera vez en la tumba), y gracias a la detección mediante escáner de lo que parecen ser dos nuevas cámaras en el sepulcro, las modernas autoridades egipcias han vuelto a poner la mirada en el legendario faraón para tratar de resucitar la maltrecha industria turística del país, gravemente afectada por el actual clima de violencia e inestabilidad política.
El turismo en Egipto cayó en picado durante la revolución que, en 2011, sacó del poder al dictador Hosni Mubarak, y se mantuvo bajo mínimos durante los convulsos acontecimientos posteriores: las protestas ciudadanas contra el gobierno de Mohamed Mursi (el presidente islamista elegido en los primeros comicios democráticos), el golpe militar que le derrocó, la brutal represión que siguió al golpe, y los continuos atentados terroristas y enfrentamientos ocurridos en diversas partes del país.
Según reconoció recientemente Mustafa Waziry, director de Antigüedades de Luxor, en declaraciones al diario The New York Times, un año antes de la revolución había cada día 12.000 personas haciendo colas para visitar las atracciones turísticas del Valle de los Reyes. En 2012, apenas 300.
No obstante, los números habían empezado a remontar tímidamente a lo largo de 2014 y 2015, y la mano dura del actual presidente, el general golpista Abdel Fatah al Sisi, parecía estar empezando a tener el efecto de vender en el exterior la idea de que Egipto volvía a ser un país seguro. La tendencia, sin embargo, volvió a invertirse cuando, el 31 de octubre del año pasado, un avión comercial ruso se estrelló en el Sinaí a causa de una explosión a bordo (un atentado terrorista, según admitió posteriormente Moscú), acabando con la vida de sus 200 pasajeros.
El siniestro se producía, además, tan solo un par de meses después de que el Ejército egipcio matase «por error» a un grupo de turistas mexicanos, al confundirlos con “terroristas”.
Entre noviembre y diciembre de 2015 (meses en los que hace menos calor y, considerados, por tanto, temporada alta), visitaron Egipto tan solo un millón de turistas, un 41% menos que en 2014, y la peor cifra desde el año 2005.
¿Puede un descubrimiento arqueológico, por relevante que resulte, devolver a Egipto su principal fuente de ingresos? Evidentemente, son muchas las cosas que tienen que cambiar en el país para que pueda volver a hablarse de ‘normalidad’ en términos turísticos. Y la caótica situación de la región tampoco ayuda. Pero, a pesar de que aún no sabemos qué puede haber en esas cámaras, las autoridades egipcias están apostando fuerte por que así sea, organizando ruedas de prensa entre gran expectación, dosificando la información convenientemente y, sobre todo, aprovechando el tirón publicitario que la mera mención de nombres como Tutankamón o Nefertiti sigue teniendo, tanto entre el público como entre los especialistas.
Cuando en los años veinte del siglo pasado, poco después del hallazgo de la tumba, murieron varios de los exploradores que habían participado en el descubrimiento —algunos de ellos en extrañas circunstancias—, la prensa sensacionalista de la época y, posteriormente, el cine, alimentaron todo tipo de leyendas e historias fantásticas sobre «la maldición de Tutankamón» (la explicación de infecciones causadas por esporas en el aire viciado de la cámara era mucho menos atractiva). Ahora, Egipto espera que la maldición pueda llegar a convertirse en una auténtica bendición, al menos en lo que respecta a sus castigadas arcas. «Es como estar avanzando en mitad del océano», indicaba Mustafa Waziry, «necesitamos algo así». «Si descubrimos algo, todo va a cambiar, y [los turistas] vendrán», añadía.
Estas son las claves de lo que sabemos hasta ahora acerca de los recientes hallazgos en la tumba del conocido como «el rey niño»:
Según anunció este jueves el ministro egipcio de Antigüedades, Mamduh al Damati, una serie de estudios con escáneres no intrusivos efectuados por un equipo japonés, bajo la dirección del experto en radar Hirokatsu Watanabi, han revelado la existencia de «dos huecos o cámaras» ocultos detrás de los muros de la tumba del faraón Tutankamón (técnicamente, la tumba KV62), situada en la ciudad monumental de Luxor. «Podría ser el descubrimiento del siglo», declaró el ministro.
Al Damati explicó que los investigadores están seguros de esta hipótesis «al 90%», pero añadió que todavía son necesarios más escáneres. Según el ministro, estos nuevos espacios podrían ser tanto cámaras como corredores, y en ellos también se ha detectado material orgánico y metálico, lo que deja abierta la posibilidad de que alberguen objetos o incluso restos humanos. «Seguramente hay algo detrás de los muros norte y oeste» de la cámara funeraria, dijo Al Damati.
En concreto, detrás del muro norte se ha detectado un hueco o nicho de hasta 1,5 metros de diámetro y 2 metros de profundidad, según revela un análisis con rayos infrarrojos realizado a finales del pasado mes de noviembre. Este escaneado reveló asimismo que en la pared norte existe un hueco, quizás una puerta de acceso a la cámara oculta, que fue cubierto con material más ligero que el resto de las paredes hechas de piedra maciza.
El anuncio de esta semana es, pues, la segunda parte del proyecto adelantado en noviembre por el Gobierno egipcio, cuando el ministro de Antigüedades explicó que los primeros análisis realizados en la tumba indicaban la presencia de «un área que tiene una temperatura diferente a otras zonas del muro norte».
De momento, los investigadores manejan varias hipótesis sobre estas nuevas cámaras o corredores. Una de ellas es que se trate de recintos inacabados, cuya construcción se habría interrumpido debido a la repentina muerte del faraón. Según explica Jacinto Antón en El País, ello explicaría el reducido tamaño de la tumba KV62, y el hecho de que se encontrase tan llena de objetos.
En ese caso, los indicios de materiales metálicos y orgánicos podrían corresponder a herramientas abandonadas o a objetos ceremoniales desechados o sobrantes. Antón recuerda, en este sentido, que la pequeña tumba KV63, encontrada en 2005 muy cerca de la de Tutankamón, resultó ser un almacén o depósito de material relacionado con la momificación (incluidos ataúdes).
Otra teoría es que se trate de cámaras que quedaron separadas de la tumba principal por otros motivos, incluyendo la posibilidad de que estuviesen destinadas al sepulcro de otro personaje de la realeza, y que el conjunto fuese aprovechado para enterrar a Tutankamón, cuya tumba auténtica fuese, originalmente, otra.
Estos hallazgos confirmarían la hipótesis, divulgada desde principios de 2015 por el arqueólogo británico Nicholas Reeves, y rechazada en un principio por muchos egiptólogos, según la cual la tumba de la famosa reina Nefertiti (una de las esposas del faraón Akenatón, padre de Tutankamón) se encuentra oculta y aledaña a la del propio Tutankamón.
Reeves fundamenta su teoría en una fisura, precisamente en el muro norte, que puede observarse en una reconstrucción informática tridimensional de la tumba, y que indicaría la existencia de una puerta o acceso tapiado a otra tumba real. El arqueólogo se basa igualmente en la comparación del mapa de la tumba de Tutankamón con los de otros sepulcros, y en el resultado de escaneos láser de alta resolución practicados a la tumba, los cuales revelarían rastros de pasadizos y aberturas de puertas que parecen haber sido encaladas y sobrepintadas.
En contra de la teoría de Reeves, no obstante, hay varias circunstancias, empezando por el hecho de que la tumba está situada en el Valle de los Reyes, donde no imperaba la ideología fundada por Akenatón (un reformador religioso que convirtió al dios Atón en la única deidad oficial del Estado, en perjuicio del hasta entonces predominante culto a Amón), quien está enterrado en Amarna.
En este sentido, el exministro de Antigüedades egipcio Zahi Hawass señala, en una entrevista en El Mundo, que «Nefertiti jamás pudo ser enterrada en el Valle de los Reyes. Era creyente de Atón y en ningún caso un sacerdote de Amón le habría permitido situar allí su sepultura. Tutankamón no fue enterrado junto a su madre [madrastra] y, si hubiera sido el caso, nunca habría bloqueado el resto de la tumba. La sepultura fue construida para Ay, pero se la cedió a Tutankamón cuando éste falleció».
Hawass, en cualquier caso, no oculta su enemistad con Reeves. En 2002 el mediático exministro egipcio retiró al arqueólogo británico el permiso para excavar en Egipto, bajo acusaciones de tráfico ilegal de antigüedades. La acusación no pudo probarse, a pesar de que las investigaciones se alargaron durante cerca de tres años, y Reeves acabó siendo rehabilitado.
Al Damati, por su parte, ha apuntado en varias ocasiones que las nuevas cámaras podrían albergar también la momia de la reina Meritatón (hija de Akenatón y Nefertiti, y casada a su vez con su padre), o incluso la de la madre de Tutankamón, Kiya.
La fase actual del estudio de la tumba de Tutankamón tiene su origen en la presentación digital interactiva de las paredes del sepulcro que, utilizando imágenes de una altísima resolución, desarrolló la Fundación Factum, con sede en Madrid, para el Consejo Superior de Antigüedades de Egipto. Las imágenes, publicadas en Internet, permitieron a Reeves detectar las mencionadas anomalías o marcas en los muros.
Creada entre los años 1999 y 2000, y dirigida por el artista Adam Lowe, Factum ha colaborado con algunos de los principales museos del mundo, incluyendo el Británico, el del Louvre, el del Prado o el de Pérgamo. Desde abril 2014, una réplica de la tumba descubierta por Carter, situada junto al sepulcro original y basada en el proyecto de Factum, permite al público «revivir» la experiencia del arqueólogo. A la réplica se accede atravesando un estrecho pasillo y una antecámara, y en su interior se reproduce el ambiente que encontró el egiptólogo británico, incluyendo luces tenues, altas temperaturas y una gran humedad.
Esta reproducción, que forma parte asimismo del intento del Gobierno egipcio por recuperar el turismo, tiene capacidad para soportar más de medio millón de visitas al año, según sus autores, y puede ser asimismo una opción para reducir, o incluso detener, la afluencia de turistas a la tumba original, que, con más de 3.300 años de antigüedad, sufre el desgaste del paso del tiempo y de la presencia humana.
A fines de este mes, un equipo de especialistas de National Geographic viajará a Egipto, por invitación del ministro Al Damati, para realizar nuevas pruebas con radar, y con la intención de confirmar los resultados obtenidos por el equipo de Hirokatsu Watanabi.
Según explicó Al Damati, una de las finalidades principales del nuevo escaneo será determinar el espesor de las paredes, para decidir el siguiente paso de la investigación. No obstante, el ministro se negó a revelar cuál será ese paso: «Tendremos que esperar», dijo.
Desde el descubrimiento de su tumba en 1922, todo lo relacionado con Tutankamón se convierte en noticia, incluyendo desde descubrimientos sobre su físico, su familia o su muerte, hasta desmanes cometidos en la restauración de sus tesoros. Algunas de las más recientes:
Publicado originalmente en 20minutos
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Uno puede ‘acercarse’ tanto que dan ganas de poner la mano sobre la pantalla para tocar la piedra y sentir el tacto de la Historia. La presentación digital interactiva de la tumba de Tutankamón que, utilizando imágenes de una altísima resolución, está desarrollando la Fundación Factum para el Consejo Superior de Antigüedades de Egipto, es verdaderamente espectacular. Un avance de lo que hay hecho hasta ahora puede verse aquí.
El objetivo es que el programa pueda ser utilizado por investigadores de todo el mundo sin tener que viajar hasta el Valle de los Reyes para visitar la tumba. En un futuro, además, los científicos podrán dejar anotaciones relacionadas con las imágenes para que puedan ser consultadas por otros colegas.
Factum es una fundación con sede en España dedicada, entre otras cosas, a registrar digitalmente obras de arte con un doble objetivo: aumentar su difusión y contribuir a su preservación. Creada entre los años 1999 y 2000, y dirigida por el artista Adam Lowe, Factum ha colaborado con algunos de los principales museos del mundo, incluyendo el Británico, el del Louvre, el del Prado o el de Pérgamo.
Uno puede ‘acercarse’ tanto que dan ganas de poner la mano sobre la pantalla para tocar la piedra y sentir el tacto de la Historia. La presentación digital interactiva de la tumba de Tutankamón que, utilizando imágenes de una altísima… Leer