El fanatismo más absurdo ha vuelto a mostrar de qué horrible pasta está hecho. El activista italiano Vittorio Arrigoni, que permanecía secuestrado desde ayer por la mañana en Gaza por un grupo islamista salafista, ha sido hallado muerto esta madrugada en un apartamento de la ciudad palestina.
Los secuestradores exigían al movimiento islamista Hamás, que gobierna en la franja, la excarcelación de varios miembros de su grupo. A través de un vídeo en el que aparecía el propio Arrigoni, habían dado un ultimátum que concluía a las 16 horas de este viernes. No lo han respetado.
Embed from Getty ImagesEl activista italiano Vittorio Arrigoni, con una caja de medicamentos en octubre de 2008, tras la llegada al puerto de Ciudad de Gaza del barco humanitario ‘Dignity’, que partió desde Chipre para denunciar el bloqueo israelí a la Franja. Foto: Mahmud Hams / AFP / Getty Images
Cooperante y luchador por los derechos humanos, Arrigoni tenía 36 años y era miembro del Movimiento de Solidaridad Internacional, una ONG propalestina. Colaboraba con varios medios de comunicación italianos informando desde Gaza, adonde había llegado en 2008 coincidiendo con la operación israelí Plomo Fundido. Fue enviado especial del diario comunista Il Manifesto y tenía un un blog en el que contaba la situación en la franja. Sus escritos acabaron convirtiéndose en un libro: Restiamo umani (Sigamos siendo humanos).
Dos sospechosos han sido detenidos por el crimen, y las fuerzas de seguridad de Hamás buscan a otros dos, según informa la agencia Reuters.
El secuestro de Arrigoni ha sido el primero en la franja desde 2007, cuando el periodista de la BBC Alan Johnston permaneció cuatro meses bajo el cautiverio del grupo radical Ejército del Islam.
Alberto Arce escribe hoy en El País un emotivo perfil de esta nueva víctima del integrismo:
[…] era el primero en salir del vehículo y ponerse a levantar cascotes, sacar fotos, ayudar a los heridos, animar a los familiares, llamar por teléfono a Italia para contar lo que sucedía, compartir tabaco con todo aquel que se lo pidiese y quejarse. Quejarse siempre y en alto. Vittorio siempre se quejaba de lo que veíamos.
Vittorio y el miedo no congeniaban. Él nunca se agachaba cuando la explosión sonaba cerca. Al contrario. Gritaba. Insultaba a los que nos disparaban, se enfadaba, miraba a su alrededor y terminaba por animarnos a todos. Personalidad y carácter. Siempre con la pipa en la boca, escribiendo en su cuaderno y hablando por teléfono. Vittorio no daba discursos, reaccionaba como un palestino más, mimetizado, convertido en uno de ellos. Vittorio era un gazaui más. No necesitaba hablar árabe ni prácticamente inglés. Su idioma era el italiano y así se entendía, sonriendo, chapurreando y a gestos, con todo el mundo. Vittorio tenía la voluntad de los persistentes. La honestidad de quien estaba dispuesto a llegar hasta el final. Con principios y convicciones. Vittorio no era un aventurero.
Al contrario. Era uno de los miembros más conscientes del International Solidarity Movement (ISM). El extranjero que más tiempo ha pasado en la Franja de Gaza tratando de formar un grupo estable de activistas que participasen en la resistencia no violenta de los palestinos contra la ocupación. […]
A Vittorio no le gustaba la palabra cooperante. Su trabajo no era humanitario. Era político. Rechazaba por igual la equidistancia y la neutralidad. Vittorio era un combatiente por la paz. Por una paz justa.
Los grupos salafistas que operan en la franja de Gaza pertenecen a un movimiento integrista vinculado, según proclaman, a Al Qaeda. Su objetivo es la instauración de un emirato islámico en la franja. Hamás, movimiento también islámico, es considerado su principal rival. (Más información, aquí)
Vittorio Arrigoni es el segundo activista asesinado en Palestina en unos pocos días. El pasado día 4, el director teatral palestino (árabe-israelí) Juliano Mer-Khamis fue abatido a balazos en el campo de refugiados de Yenín, en Cisjordania, por radicales islamistas. Nacido en Israel, hijo de madre judía y padre palestino, Mer-Khamis había elegido el teatro como forma de expresión en su lucha por la paz y el entendimiento entre los pueblos.
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