El boicot de Stephen Hawking a Israel

9/5/2013 | Miguel Máiquez
Stephen Hawking, en 2007. Foto: Kim Shiflett / NASA

La decisión de Stephen Hawking de cancelar su participación en una conferencia en Jerusalén puede ser la mayor victoria conseguida hasta ahora, en términos publicitarios, por el movimiento que propugna el boicot a Israel como protesta por la situación del pueblo palestino. Tras alegar en un primer momento problemas de salud, la Universidad de Cambridge, en la que trabaja Hawking desde 1975, confirmó finalmente este miércoles, aunque de forma indirecta, que el famoso científico británico no participará en el acto académico. «Es su decisión, tomada independientemete, de respetar el boicot, en base a su conocimiento sobre Palestina, y al consejo unánime de sus propios contactos académicos allí», informó el Comité Británico para las Universidades de Palestina en su página web.

La Universidad de Cambridge confirmó que el comunicado había sido aprobado por el profesor, quien de momento no ha emitido ninguna nota pública propia.

El texto íntegro de la carta de Hawking, publicada por The Guardian, y fechada el 3 de mayo, es el siguiente:

I accepted the invitation to the Presidential Conference with the intention that this would not only allow me to express my opinion on the prospects for a peace settlement but also because it would allow me to lecture on the West Bank. However, I have received a number of emails from Palestinian academics. They are unanimous that I should respect the boycott. In view of this, I must withdraw from the conference. Had I attended, I would have stated my opinion that the policy of the present Israeli government is likely to lead to disaster.

En la conferencia, un importante acto académico y multidisciplinar que se celebrará en junio, en honor del presidente israelí, Simon Peres, tienen previsto participar personalidades de todo el mundo, incluyendo a antiguos mandatarios como Bill Clinton, Tony Blair y Mijail Gorvachov, o a artistas como Barbra Streisand. Con su decisión, Hawking se suma a una lista creciente de conocidos personajes británicos que han rechazado invitaciones del Estado israelí o apoyan públicamente el boicot a este país, entre ellos, Elvis Costello, Roger Waters, Brian Eno, Annie Lennox y Mike Leigh.

Hawking ha visitado cuatro veces Israel en el pasado. Durante la última, en 2006, dio conferencias públicas en universidades israelíes y palestinas como invitado de la embajada británica. En 2009, tras las tres semanas de ataques israelíes contra la Franja de Gaza, el célebre autor de Breve historia del tiempo calificó de «desproporcionada» la actitud de Israel, que comparó con la situación de Suráfrica durante el apartheid.

Según informa The Guardian, en las cuatro semanas que siguieron al anuncio de la participación de Hawking en la conferencia de Jerusalén, el científico fue bombardeado con mensajes en los que partidarios de la campaña de boicot académico a Israel le pedían que cambiase de opinión. Finalmente, Hawking explicó a sus amigos que había decidido hacer caso a sus colegas palestinos, quienes, como explica en su carta, le habían aconsejado unánimemente no participar en el acto.

La decisión de Hawking ha recibido un gran número de respuestas en las redes sociales, tanto positivas como negativas. Entre estas últimas no faltan las que se centran en su condición física (como es bien sabido, el científico padece desde hace décadas una enfermedad degenerativa) o las que le tachan de «antisemita». Otros, como la organización legal israelí Shurat HaDin, que representa a víctimas del terrorismo, le acusan de «hipócrita» y le sugieren que boicotee también la tecnología israelí, asegurando que el sistema informático que usa el científico para comunicarse se basa en un chip diseñado por el equipo israelí de la compañía Intel.

El boicot tampoco ha sentado bien, obviamente, a los organizadores del evento. El director de la conferencia, Israel Maimon, indicó que «el boicot académico contra Israel es, en nuestra opinión, escandaloso e impropio, sobre todo para alguien cuyo espíritu de libertad es la base de su misión humana y académica. Israel es una democracia en la que todos los individuos son libres de expresar sus opiniones, sean las que sean. La imposición de un boicot es incompatible con un diálogo abierto y democrático».

Los palestinos, como es natural, celebran la decisión de Hawking. Omar Barghouti, uno de los fundadores del movimiento pro boicot, señaló: «Creemos que esto va a reavivar entre los académicos internacionales el interés por los boicots académicos que existía durante la lucha contra el apartheid en Suráfrica». Samia al Botmeh, de la Univerisdad de Birzeit, calificó la postura de Hawking de «fantástica» y añadió que «es maravilloso que haya actuado de acuerdo con principios morales y éticos. Para nosotros, los palestinos, es muy importante saber que hay colegas de primer orden dispuestos a mostrarse solidarios con un pueblo ocupado».

En un artículo en el diario israelí Haaretz, , quien empieza calificando la decisión del astrofísico británico de «lamentable», admite, no obstante, el daño que puede hacer a Israel y, en concreto, a quienes lo gobiernan. Shalev aprovecha para criticar el rumbo que ha tomado la política israelí y advierte también del efecto contraproducente que puede tener criticar o despreciar a una figura mundialmente reconocida y respetada como Hawking:

El creciente sentimiento de Israel de estar sitiado, aislado y lleno de una justa indignación, su intolerancia hacia las críticas, su tendencia a condenar y a distanciarse de cualquiera que no comparta sus puntos de vista, su cada vez mayor desprecio por las ONG y los defensores de los derechos humanos […], internos y externos, su sensación, alimentada por políticos cínicos e ideólogos voluntariamente ciegos, de ser siempre malinterpretado y maliciosamente traicionado por el mundo entero –¡incluido Google!– son, mirando los precedentes históricos, muy malas señales.

Cuanto más gira Israel hacia la derecha, más estrecho de miras parece, cuanto más se alejan sus líderes de cualqier deseo o intento genuino de alcanzar un acuerdo con los palestinos, más se confirman, al final, las impresiones que impulsan el movimiento pro boicot. Es una reacción autoprovocada.

Más que para contener el daño, o para servir como llamada de atención, desgraciadamente, es más que probable que las reacciones a la decisión de Hawking  solo sirvan para hacer peores las cosas.

El movimiento de boicot a Israel (Boycott, Divestment and Sanctions, o BDS) propugna medidas de castigo no violentas (boicot –comercial, social, cultural y académico–, retirada de inversiones y sanciones) a este país hasta que cumpla las leyes internaciones. El movimiento exige a Israel que acabe con «la ocupación y la colonización de todos los territorios árabes», que derribe el muro de separación en Cisjordania, que reconozca, en plena igualdad, los derechos fundamentales de los ciudadanos israelíes árabe-palestinos, y que respete, proteja y promueva el derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares y propiedades, tal y como estipula la resolución 194 de Naciones Unidas.


Más información y fuentes:
» Stephen Hawking joins academic boycott of Israel (The Guardian)
» Furore deepens over Stephen Hawking’s Israel boycott (The Guardian)
» Stephen Hawking accused of hypocrisy over Israel conference boycott (The Guardian)
» Chairman furious at Stephen Hawking’s withdrawal (The Jerusalem Post)
» Stephen Hawking is now the academic boycott movement’s unlikely poster boy (Chemi Shalev, en Haaretz)
» Stephen Hawking boicotea una conferencia en Israel (Efe)
» BDS Movement


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