La histórica Antioquía, de nuevo ante el desafío de resurgir tras un terremoto devastador

18/2/2023 | Christine Shepardson
Imágenes aéreas tomadas por un dron muestran la destrucción causada por el terremoto del 6 de febrero en la ciudad turca de Antioquía. Vídeo: Euronews

Decenas de miles de personas han muerto y millones se han quedado sin hogar en el sur de Turquía y el norte de Siria tras el fuerte terremoto de 7,8 grados que sacudió la región el pasado 6 de febrero, una tragedia por la que la antigua ciudad turca de Antakya, conocida en época romana y medieval como Antioquía, ha pasado ya otras veces.

A finales del siglo IV, dos días después de que un fuerte terremoto sacudiera la zona de la actual frontera entre Turquía y Siria, el predicador cristiano Juan Crisóstomo dirigió un sermón a la atemorizada congregación de su sacudida ciudad de Antioquía, que, de forma muy parecida a los supervivientes de hoy, luchaba por comprender la destrucción. «Vuestras noches son insomnes», reconoció: «Vuestras posesiones se desgarraron más fácilmente que una tela de araña… Por poco tiempo os convertisteis en ángeles en lugar de humanos».

Como historiadora del cristianismo en el mundo romano tardío, mi investigación sobre la cristianización de Antioquía me llevó a la zona en 2006, 2008 y 2010, y ver destrozada de nuevo la región donde la gente me acogió tan generosamente me ha roto el corazón. Ayuda, sin embargo, conocer la rica historia de Antakya y la resistencia y valentía de sus gentes, que han logrado reconstruir la ciudad en otras ocasiones.

Las capas del tiempo

La ciudad ha conocido numerosos gobernantes en su larga historia y una notable diversidad religiosa. Comunidades judías, cristianas y musulmanas han considerado Antioquía su hogar desde finales de la Antigüedad hasta nuestros días.

El Nuevo Testamento relata que Antioquía es donde los seguidores de Jesús fueron llamados «cristianos» por primera vez, y que los apóstoles Pedro y Pablo se reunieron en la ciudad; los emperadores romanos solían pasar los inviernos en esta templada metrópoli; y el maestro griego del siglo IV Libanio declaró en su oratoria Sobre Antioquía que esta ciudad a orillas del río Orontes era tan hermosa que incluso los dioses preferían habitarla.

La antigua ciudad grecorromana quedó bajo control musulmán en el año 637, volvió a manos grecocristianas en el siglo X, musulmanas por un breve periodo en el siglo XI y cristianas occidentales en 1098, durante la Primera Cruzada.

Los cruzados establecieron el Principado de Antioquía, que duró hasta la llegada de los mongoles en el siglo XIII, cuando, tras algunas luchas, la ciudad pasó a ser gobernada por los mamelucos musulmanes de Egipto. En el siglo XVI pasó a formar parte del Imperio otomano y, tras la Primera Guerra Mundial, Francia supervisó la región como parte de Siria hasta que Turquía la anexionó en 1939. Desde que comenzó la guerra civil de Siria en 2011 ha acogido a innumerables refugiados.

Durante mis visitas, las capas llenas de texturas de la larga historia de la ciudad eran visibles en todas partes. La calle principal, Kurtuluş, seguía la antigua calzada romana, y la mezquita Habibi Neccar, destruida en el reciente terremoto, conmemoraba los primeros tiempos de la historia musulmana de la ciudad en un lugar que antes había sido una iglesia.

El río Orontes seguía fluyendo por la ciudad, y las casas modernas se asentaban, como antaño las viviendas romanas, al pie de la misma montaña donde los primeros ascetas cristianos se retiraban a rezar. Restos del acueducto romano y muros de piedra medievales serpenteaban por la ciudad y la ladera de la montaña.

El temblor de la Tierra

Los terremotos han marcado tanto el pasado como el presente de la ciudad, incluidos al menos dos que devastaron la ciudad romana de la misma forma que presenciamos en este mes de febrero.

En su Historia romana, de principios del siglo III, el historiador primitivo Casio Dio describió la catastrófica devastación y pérdida de vidas a causa del grave terremoto que asoló la ciudad en 115: «Toda la tierra se levantó y los edificios saltaron por los aires». El historiador paleocristiano Juan Malalas sobrevivió a otro devastador terremoto en la ciudad en 526, y describió en su Crónica el terrible incendio que agravó la insondable destrucción después de que «la superficie de la tierra hirviera y… todo cayera al suelo».

También hoy, innumerables edificios han sido arrasados, como la histórica mezquita Habibi Neccar, que ya había sido reconstruida después de que otro terremoto la destruyera en 1853. Los cruzados medievales construyeron una imponente entrada de piedra a la iglesia rupestre de la montaña asociada al apóstol Pedro, y esperamos aún saber si ha sufrido daños.

«No puedo decirte lo malo que ha sido», respondió mi amiga Hülya a mi primer mensaje de pánico el 6 de febrero. Gran parte de su familia de Antakya sobrevivió de algún modo, pero su tío y su sobrina, nuestro amigo Ercan y su joven familia, y decenas de miles de personas más de la región no tuvieron tanta suerte. «Rezad por nosotros», escribió.

Esperanza para el futuro

La historia de la ciudad, sin embargo, es una historia de transición y renacimiento, y creo que hay esperanza entre los escombros.

Malalas escribió que, en 526, «las mujeres embarazadas… dieron a luz bajo la tierra y salieron ilesas con sus hijos», haciéndose eco de la supervivencia de una niña que nació en Antakya el 6 de febrero de 2023, bajo los escombros derrumbados de su casa, y que ha sido llamada Aya, una palabra árabe que se traduce vagamente como una señal de Dios.

Mientras los vecinos buscan supervivientes entre los edificios derruidos, el mundo se apresura a prestar ayuda. Mi amigo de Knoxville, Tennessee, Yassin Terou, refugiado sirio, ha regresado a la región para ofrecer comidas a los supervivientes como parte de los esfuerzos mundiales de socorro.

Trabajadores humanitarios y voluntarios se apresuran a proporcionar atención médica, alimentos, refugio y agua potable a la región, aunque sigue siendo difícil llegar a las personas aisladas en el norte de Siria.

El alcance de la catástrofe es desgarrador, pero creo que estos ecos del pasado romano pueden ser un recordatorio esperanzador de la capacidad de recuperación de los habitantes de la ciudad, que ya se han recuperado otras veces de terremotos devastadores. Tal vez, con el apoyo del mundo, puedan hacerlo de nuevo.


Christine Shepardson es profesora y directora del Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Tennessee (EE UU)


Publicado originalmente en The Conversation bajo licencia Creative Commons el 16/2/2023
Traducción del original en inglés: Turkey’s historic city of Antakya, known in Roman and medieval times as Antioch, has been flattened by powerful earthquakes in the past – and rebuilt itself


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