Yemen

Nombre completo: República de Yemen (الجمهورية اليمنية).

Independencia: 1990 (unificación de Yemen del Norte y Yemen del Sur). El Norte (Saná) se independizó del Imperio Otomano en 1918; el Sur (Adén), del Reino Unido en 1967.

Población: 30,4 millones (Banco Mundial, 2021).

Capital: Saná.

Superficie: 536.869 Km².

Idioma principal: Árabe.

Religión mayoritaria: Islam (99,9%): Suní­es, el 53%; chií­es, el 46,9%. Otros (cristianos, judí­os e hindúes): 0,1%.

Esperanza de vida: 66 años (Banco Mundial, 2020).

Moneda: Rial yemení­.

Economí­a: Es el paí­s más pobre de Oriente Medio. Con una economí­a arcaica y devastada por la guerra, escasez de agua y apenas el 1% de la superficie irrigable, Yemen depende de los ingresos por petróleo (25% del PNB) y, fundamentalmente, de la ayuda internacional. La ganaderí­a tiene un papel importante.

PNB per cápita: 690,7 dólares EE UU (Banco Mundial, 2021).

Desempleo: 13,6% (Banco Mundial, OIT, 2021).

Forma de gobierno: República presidencialista con un cuerpo legislativo bicameral (Asamblea de Representantes –electos– y Consejo de la Shura –designados–). El presidente nombra al primer ministro. En la práctica, el sistema es unipartidista, ya que el Congreso General del Pueblo domina la vida polí­tica del paí­s. Actualmente el gobierno reconocido internacionalmente está de forma provisional en manos del Consejo de Liderazgo Presidencial, creado en 2022 en el marco de la guerra civil que comenzó en 2014.

Lí­der (2022): Rashad Al Alimi, presidente del país desde 2022, como presidente del Consejo de Liderazgo Presidencial.

Libertades y derechos humanos: El informe de 2021 de Amnistía Internacional sobre Yemen señala: «Las partes en el conflicto de Yemen siguieron cometiendo con impunidad violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. La coalición dirigida por Arabia Saudí, que apoya al gobierno yemení reconocido internacionalmente, y las fuerzas huzíes siguieron llevando a cabo ataques en los que, ilegítimamente, se mató e hirió a civiles y se destruyeron bienes civiles, incluida infraestructura de producción y distribución de alimentos. Las fuerzas del Consejo de Transición del Sur llevaron a cabo ejecuciones sumarias. Las partes en el conflicto llevaron a cabo hostigamiento, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, tortura y otros malos tratos, y juicios injustos de personas a causa de sus vínculos políticos, religiosos o profesionales, su activismo pacífico o su género. Todas las partes cometieron actos de violencia y discriminación por motivos de género. El gobierno y el Consejo de Transición del Sur emplearon violencia letal para reprimir protestas mayoritariamente pacíficas que exigían medidas para abordar el deterioro de la situación económica. Las partes en el conflicto obstaculizaron la circulación de alimentos, medicamentos, combustible y ayuda humanitaria. Las autoridades de facto huzíes impidieron la vacunación contra la COVID-19. Arabia Saudí y Bahréin captaron apoyos entre los Estados miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU contra la renovación del Grupo de Eminentes Expertos Internacionales y Regionales sobre Yemen de la ONU, con lo que forzaron el fin del único mecanismo internacional imparcial de investigación sobre Yemen. Todas las partes en el conflicto contribuyeron a la degradación medioambiental».

Pena de muerte: Sí­. Para casos de asesinato, adulterio y homosexualidad. Aunque la apostasí­a es considerada un crimen capital, aún no ha habido ejecuciones por ello. En 2021 se impusieron condenas a muerte y se llevaron a cabo ejecuciones, en algunos casos en público.

En contexto: La actual república de Yemen nació de la unión del Yemen del Norte (tradicionalista) y el del Sur (marxista). Pasó por una guerra civil en los años 90 del siglo XX y, en 2009, cientos de personas fueron asesinadas y más de un cuarto de millón, desplazadas, por los enfrentamientos entre las tropas gubernamentales y los rebeldes hutíes, de la secta minoritaria chií­ zaidi.

Desde 2014 el país está inmerso en una nueva guerra civil, que ha sido descrita como el peor conflicto humanitario actual en el mundo. La guerra se inició tras una serie de protestas hutíes contra el entonces presidente de Yemen, Abd Rabbuh Mansur Al Hadi. Al Hadi había sustituido en el cargo a Ali Abdalá Saleh, quien renunció a la presidencia en 2012 después de 33 años en el poder, tras las protestas opositoras iniciadas en el marco de la ‘primavera ‘arabe’. En enero de 2015 los rebeldes tomaron el palacio presidencial en la capital, Saná, forzando al gobierno yemení, reconocido por la comunidad internacional y apoyado por EE UU, a trasladarse a Adén. Una coalición de países árabes liderada por Arabia Saudí interviene desde entonces militarmente en favor del Gobierno de Yemen y contra los hutíes, que reciben, a su vez, apoyo de Irán. Además, el grupo Al Qaeda en la Península Arábiga continúa con sus operaciones en el sur, constituyendo una tercera facción. Al Hadi renunció a su cargo el 7 de abril de 2022, y entregó el poder al Consejo de Liderazgo Presidencial, con Rashad Al Alimi como presidente.

A finales de 2021, el número de muertes relacionadas con la guerra, como consecuencia de los combates y de la crisis humanitaria, ascendía de 377.000, según cálculos de la ONU.


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