BBC


Este recomendable documental de la BBC, emitido originalmente en marzo de 2014 bajo el título de Freedom to Broadcast Hate (Libertad para retransmitir odio), y conducido por el periodista Nour-Eddine Zorgui, explora la relativamente reciente proliferación por todo Oriente Medio de canales de televisión desde los que telepredicadores radicales se dedican de forma incansable a propagar mensajes sectarios y de odio, sunníes contra chiíes, chiíes contra sunníes.

Muchos de estos canales, prohibidos hasta hace no mucho, han alcanzado una gran popularidad en los últimos años, especialmente en Egipto e Irak. La mayoría no hacen público el origen de sus fondos ni la localización de las sedes desde las que operan.

En la versión radiofónica del documental (BBC World Service), Madawi Al-Rasheed, profesora en el Middle East Centre de la London School of Economics, recuerda una clave importante para entender el conflicto actual entre las dos principales ramas del islam, más allá del enfrentamiento político y religioso que dio lugar al cisma, tras la muerte del profeta Mahoma en el año 632:

El conflicto actual obedece a factores modernos, marcados, principalmente, por la represión que, en general, ha sufrido Oriente Medio bajo los gobiernos autoritarios. El poder autoritario polariza a la población: prohíbe la existencia de actores civiles y agentes sociales, no permite los partidos políticos y, al final, se produce un repliegue hacia la comodidad del territorio sectario. Ante la eliminación del concepto de ciudadanía, la gente se refugia en el círculo más cercano, y más cerrado, de su secta, ya sean sunníes o chiíes.

Las televisiones del odio

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Periodistas detenidos en Irán. Fotos: Reporteros Sin Fronteras

Al menos 16 periodistas han sido detenidos en Irán en los últimos días, acusados por el Ministerio de Información iraní de colaborar con medios de comunicación extranjeros en persa, a los que califica de «antirrevolucionarios». Varios más han recibido citaciones para comparecer próximamente ante los tribunales. Los arrestados trabajan para los diarios reformistas Arman, Bahar, Etemaad y Shargh, para el semanario Aseman, y para la agencia ILNA. Aunque no se puedan considerar disidentes, todos estos medios son críticos con el Gobierno e informan, entre otras cosas, de las dificultades de la economía bajo las sanciones que Occidente ha impuesto a Irán por su programa nuclear.

La oleada de detenciones ha despertado la indignación de la comunidad internacional y de organizaciones en defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras. «Irán es una de las mayores cárceles del mundo para periodistas», afirmó Reza Moini, responsable de RSF en el país.

El temor es que la censura y la represión vayan a más, ya que el próximo mes de junio se celebran elecciones presidenciales en la República Islámica. «Desde principios de año –informa Ángeles Espinosa en El País– agentes de los servicios secretos o miembros de la Guardia Revolucionaria han estado interrogando a periodistas sobre los próximos comicios, el candidato al que piensan respaldar, o su opinión sobre un reciente discurso en el que el líder supremo pidió que dejaran de pedir elecciones libres porque “desde el principio de la República Islámica, las elecciones siempre han sido libres”».

«Treinta y cuatro años después de que el fundador de la República Islámica, el ayatolá Jomeini, regresase de Francia, y en contra de sus propias promesas de respetar las libertades fundamentales, Irán es actualmente una de las mayores prisiones del mundo para periodistas, con un total de 62 informadores detenidos», indica el secretario general de Reporteros Sin Fronteras, Christophe Deloire. «El sucesor de Jomeini como líder supremo, Ali Jamenei, ha llevado más allá la guerra contra los periodistas y la demonización de la prensa extranjera y de los medios de comunicación. Los periodistas e intelectuales iraníes llevan 34 años siendo acusados de ser espías a sueldo de los gobiernos occidentales, con cargos que nunca han sido probados en juicios justos. El sistema de justicia en Irán no es más que una herramienta al servicio del líder supremo, que es quien elige a su jefe, para machacar cualquier esperanza de una mayor libertad», añade.

Según han informado medios de comunicación iraníes, las fuerzas de seguridad irrumpieron el pasado fin de semana en las oficinas de varias publicaciones con sede en Teherán. El domingo, varios periodistas fueron detenidos en cinco redadas llevadas a cabo simultáneamente, mientras que otros dos fueron detenidos el sábado. Agentes de seguridad registraron y grabaron las instalaciones. También registraron los domicilios de algunos de los periodistas. A algunos les confiscaron los teléfonos y las acreditaciones de prensa. Amnistía Internacional informa de que los profesionales detenidos el domingo han sido trasladados a un lugar desconocido, mientras que los dos detenidos el sábado habrían sido llevados a la prisión de Evín.

Las últimas detenciones, añade AI, se producen tras el regreso a prisión de Mohammad Sadiq Kaboudvand, quien el viernes fue devuelto a la cárcel de Evín, después de que en diciembre de 2012 se le hubiese concedido un permiso de salida para recibir tratamiento médico. Kaboudvand, cuyo estado de salud es precario, cumple una pena de diez años y medio que se le impuso, según la ONG, por su labor periodística y en favor de los derechos humanos. Era la primera vez que se le concedía un permiso de salida desde su detención en 2007.

El miércoles, el Ministerio de Inteligencia de Irán vinculó a varios de los periodistas detenidos con la radiotelevisión británica BBC, y aseguró que había desmantelado la mayor red relacionada con medios extranjeros para bloquear la «infiltración enemiga». Según una nota difundida por la agencia oficial iraní, IRNA, y recogida por Efe, el Ministerio  señaló que, en su «campaña contra la injerencia de los poderes amenazantes y perversos», había logrado «identificar y detener a periodistas que colaboraban con la máquina de propaganda de la BBC».

IRNA, que denomina al Gobierno británico «el viejo zorro», acusa a la BBC de haber difundido recientemente varios reportajes «controvertidos» con el fin de desprestigiar al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, y al Banco Central Iraní.

Mohammad Hosseini, ministro iraní de Cultura y Orientación Islámica, afirmó por su parte que las últimas detenciones de periodistas «no tienen nada que ver con su trabajo». Sin embargo, la semana pasada el fiscal general, Gholamhossein Mohseni Ejei, pareció advertir de las redadas al afirmar que «mañana, si cualquiera de estas personas es detenida por cometer un acto delictivo, chillaréis y gritaréis, sin tener ni idea de que esa persona era el portavoz del enemigo».


Más información y fuentes:
» Informe de Reporteros Sin Fronteras (incluye la lista completa de los periodistas detenidos y los medios para los que trabajan)
» Informe de Amnistía Internacional
» Entrevista a Reza Moini, responsable en Irán de Reporteros Sin Fronteras (Euronews)
» Irán reprime a los periodistas (Ángeles Espinosa, en El País)

Irán prepara las elecciones deteniendo periodistas

Al menos 16 periodistas han sido detenidos en Irán en los últimos días, acusados por el Ministerio de Información iraní de colaborar con medios de comunicación extranjeros en persa, a los que califica de «antirrevolucionarios». Varios más han recibido citaciones… Leer

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Palomas en la plaza Marjeh de Damasco, el pasado 7 de noviembre. Foto: Joseph Eid / AFP / Getty Images

Patria, tribu, frontera, raza, mi dios y tu dios, mi pueblo y tu pueblo, mi historia y tu historia… Son conceptos que, como pensar que la Tierra es plana, deberían pertenecer ya a una etapa anterior en el proceso evolutivo del ser humano. Pero ahí siguen. Y, en connivencia con otros mil intereses, opresiones, miedos, abusos, intolerancias, venganzas y rencores, nuestros y suyos, están, una vez más, sembrando Oriente Próximo de dolor y de cadáveres.

La distancia entre la Franja de Gaza y Damasco es de apenas 280 kilómetros. Si Felix Baumgartner hubiera realizado su famoso salto estratosférico sobre esta castigada zona del mundo, solo habría tenido que girar un poco la cabeza para ver bombas cayendo en ambos lados. Es de suponer, además, que desde allí arriba el conjunto habría resultado más absurdo aún, más sin sentido.

El número de muertos en Gaza como consecuencia de los ataques israelíes supera ya el centenar, y el 40% son niños y mujeres civiles. La brutalidad de estas cifras, unida a la polarización y al intenso debate que genera siempre el conflicto palestino israelí, ha hecho que la situación en la Franja acapare la información mundial sobre Oriente Medio. El resultado, comprensible pero evitable, es que el otro gran drama actual en la región, la guerra en Siria, ha pasado a un segundo plano. Y en Siria la situación no solo no ha mejorado, sino que sigue agravándose cada día.

Hoy era un día para hablar, tal vez, de que el ataque israelí está consiguiendo reforzar a los islamistas radicales de Hamás, debilitar aún más a la ya maltrecha Autoridad Palestina, y alejar la posibilidad de una ‘primavera’ democrática en los territorios, más allá de la ocupación. O de que el grupo Yihad Islámica ha confirmado que Irán les está suministrando cohetes que luego lanzan contra Israel. O de por qué Netanyahu y buena parte de la población israelí prefieren este status quo imperfecto y periódicamente violento a un avance real en las negociaciones; de los diferentes efectos que tienen las treguas en ambos lados (los israelíes logran vivir en paz; los palestinos siguen ocupados y encerrados); de la encrucijada del nuevo presidente egipcio ante la crisis; de las razones de la prensa occidental en el tratamiento del conflicto; de los argumentos de la resistencia no violenta

Pero mejor, sin embargo, volver a Siria, aunque solo sea por un momento. Hay una buena excusa: la ventana que, entre la esperanza y la desesperación, nos abre este artículo de Lina Sinjab (BBC), escrito desde Damasco:

Una nueva normalidad en la herida Damasco

Hoy, como muchos otros días aquí en Siria, me siento esquizofrénica.

Me despierto, me levanto de la cama e intento vivir una vida «normal».

Busco atenta el sonido de los pájaros, pero no hay forma de escucharlo… Una fuerte voz se impone sobre todo lo demás… Intento ignorarla. Una imagen aparece en mi mente: edificios derrumbados y civiles siendo rescatados de entre los escombros.

La voz se vuelve vez más fuerte y más cercana… Es un ruido al que cada vez estamos más acostumbrados aquí, el de los aviones de guerra MiG.

Cierro los ojos de nuevo, intentando bloquearlo, pero el ruido persiste. Los aviones están volando más cerca, o eso parece.

Boom… Una gran explosión… Luego otra… Las bombas caen del cielo. Y puedo oír más aviones volando sobre mí, así que habrá más explosiones pronto.

Intento no pensar en dónde pueden haber caído las bombas.

Me preparo un café y me quedo en silencio. Tengo una cierta sensación de traición. El café aquí es un lujo.

Intento desterrar las imágenes de cuerpos sin vida y de niños llorando, quiero sobrevivir.

Y me odio aún más por ello.

Hay otra explosión mientras subo las escaleras que conducen hacia la terraza, desde donde busco las huellas del fuego.

Me encuentro a mis vecinos asomados a los balcones, mirando a todas partes. Hasta esa mujer mayor que apenas puede caminar se está asomando para encontrar rastros de muerte.

Seguimos otra vez con nuestras vidas. Enciendo la televisión. Están mostrando imágenes de rebeldes ejecutando a oficiales del ejército.

El corazón se pone a latir de nuevo, me quedo muda.

Apago el televisor y pongo música. ¿¿Música?? Esfuerzos desesperados por vivir de forma normal.

Pienso en amigos que se han ido de Damasco, en momentos pasados de felicidad, de risas y de fiestas en torno a una cena.

Todo eso se ha ido. Los que se han quedado son aquellos que no han podido salir, o aquellos que desean resistir en estos tiempos, aun sabiendo que la muerte puede estar a la vuelta de la esquina.

El hecho de saber que la muerte puede llevarnos en cualquier momento nos hace apreciar nuestro tiempo juntos, disfrutar de los buenos ratos siempre que es posible.

Los lazos se han hecho más fuertes.

A pesar de nuestra evidente tristeza, nos reímos. Nos reímos como una forma de supervivencia. Bromeamos sobre la muerte. Nos reímos para mantener firmes los buenos recuerdos.

Nos cogemos de la mano, nos animamos los unos a los otros, nos decimos que estamos aquí, aguantando juntos, con fuerza.

Pero pronto volvemos a ser conscientes de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Cuando nos decimos adiós nos vamos sabiendo que alguno de nosotros puede faltar al día siguiente.

Pienso en los momentos de amor.

Aún hay amantes cogiéndose de la mano en las calles, chicos y chicas robándose momentos de pasión bajo un árbol, a la orilla de una carretea. Sonrío al pensar que hay esperanza. Todas las emociones son tan intensas en tiempos de guerra.

Seguimos adelante gracias a nuestro profundo amor a la vida y a nuestro odio a la muerte y al asesinato.

Seguimos adelante porque queremos volver a sentir el olor de las especias en el viejo zoco, el sonido de las voces de los comerciantes llamando a los clientes en el mercado cubierto; disfrutar del helado con sabor a chicle y coronado de pistachos en la famosa tienda de Bagdash; escuchar al narrador de cuentos la historia de Sherezade en el café Nufara, justo detrás de la Mezquita Omeya.

Seguimos adelante porque aún conservamos la esperanza de un mañana mejor, de una vida llena de colores, más allá del negro del humo y el rojo de la sangre. Seguimos soñando con un futuro libre de miedo.

El MiG está volando otra vez. Me saca de mis reflexiones. Me rindo y vuelvo a la desesperanza.

Los sonidos no son ecos, son reales. Las imágenes no pertenecen a una película; los cuerpos no forman parte de una escenografía, son de carne y hueso, de sangre.

El llanto de los niños que mueren es cada vez más fuerte en mis oídos.

Perdón por seguir vivos.


Artículo original (en inglés): A new normality in damaged Damascus, por Lina Sinjab

«Perdón por seguir vivos»

Patria, tribu, frontera, raza, mi dios y tu dios, mi pueblo y tu pueblo, mi historia y tu historia… Son conceptos que, como pensar que la Tierra es plana, deberían pertenecer ya a una etapa anterior en el proceso evolutivo del ser humano. Pero ahí siguen. Y, en connivencia con otros mil intereses, opresiones, miedos, abusos, intolerancias, venganzas y rencores, nuestros y suyos, están, una vez más, sembrando […]

La reelección de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos podría enfríar un poco la tensión entre Irán e Israel, ahora que, finalizada ya la campaña electoral, la Casa Blanca tiene las manos algo más libres para ignorar la presión del Gobierno israelí, empeñado en que Washington apoye un ataque contra la república islámica. Pero, en cualquier caso, ambos gobiernos, el israelí y el iraní, siguen teniendo mucho trabajo por delante si quieren mejorar tanto la imagen que tienen el uno del otro, como la que el resto del planeta tiene de ellos.

De acuerdo con los resultados de la encuesta que, a través de GlobeScan, realiza cada año la BBC entre más de 24.000 ciudadanos de 22 países, Israel mantiene en 2012 su posición como uno de los estados peor vistos del mundo. Con un 50% de respuestas negativas, Israel está al mismo nivel de Corea del Norte, y solo por delante de Pakistán y de Irán, que ocupa el último lugar.

El resultado para Israel es incluso peor que el año pasado. La mayoría de los encuestados de 17 países lo ven de forma negativa, y en solo tres, Estados Unidos, Kenia y Nigeria, la mayoría tiene una imagen positiva.

La imagen negativa de Israel es especialmente acusada en la Unión Europea, empezando por España, donde lo ven mal el 78% de los encuestados (un 8% más que el año pasado). En Francia son el 65% (un 9% más que en 2011), y en Alemania y el Reino Unido, un 69% y un 68%, respectivamente (los mismos porcentajes que en la encuesta anterior). La imagen de Israel ha empeorado también en países como Australia (65%) y Canadá (59%). En Egipto el porcentaje alcanza el 85%, un 7% más que en 2011.

El consuelo para Israel está en Estados Unidos, donde los encuestados con una mala imagen del país son el 35%, seis puntos menos que el año pasado, y el mejor resultado desde que empezó a realizarse el sondeo, en 2005.

Entre las razones citadas por los que tienen una mala imagen de Israel destaca la política exterior del país.

Con respecto a Irán, en 2012 siguió siendo el país peor visto de entre todos los participantes en el estudio. Como media, el 55% de los encuestados en los 22 países tienen una mala opinión de la república islámica, y solo el 16% una opinión positiva. Las respuestas negativas descendieron un 2% desde 2011, pero las positivas se mantuvieron igual.

En 20 de los 22 países la mayoría de los encuestados expresaron una opinión negativa de Irán. Los únicos dos donde la mayoría se decantó a favor fueron Pakistán e Indonesia. Las peores notas se encuentran, con mucho, en los países occidentales. Irán es percibido de un modo negativo por el 85% de los encuestados británicos (6 puntos más que en 2011), el 82% de los franceses, el 81% de los canadienses y el 80% de los australianos y los estadounidenses. Es España tienen una mala imagen de Irán el 78% de los encuestados.

Las principales razones de esta mala percepción son, según los encuestados, la política exterior (40%) y la forma en que el régimen iraní trata a su propio pueblo (30%).

Probablemente, todas estas cifras serían bien distintas si los responsables de ambos países hiciesen más caso a campañas como ésta:

La pésima imagen de Israel e Irán en el mundo

La reelección de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos podría enfríar un poco la tensión entre Irán e Israel, ahora que, finalizada ya la campaña electoral, la Casa Blanca tiene las manos algo más libres para ignorar la… Leer

El Museo Nacional de Irak en Bagdad, custodio en su día de obras de valor incalculable, alberga ahora innumerables vitrinas vacías, tras los saqueos que siguieron a la invasión estadounidense de 2003.

Los robos tuvieron lugar entre el 8 de abril y el 12 de abril de ese año, cuando algunos funcionarios regresaron al edificio. Fuerzas del ejército de los Estados Unidos, encabezadas por el coronel Mateo Marina Bogdanos, entraron en el recinto el 16 de abril, e iniciaron una investigación el 21 de ese mismo mes.

El resultado de la investigación indicó que, a pesar de las afirmaciones en sentido contrario, las fuerzas estadounidenses no habían saqueado el edificio y que hubo tres robos por parte de tres grupos distintos durante los cuatro días que el museo permaneció sin funcionarios.

Los tesoros perdidos de Irak

El Museo Nacional de Irak en Bagdad, custodio en su día de obras de valor incalculable, alberga ahora innumerables vitrinas vacías, tras los saqueos que siguieron a la invasión estadounidense de 2003. Los robos tuvieron lugar entre el 8 de… Leer