Una ambulancia destruida por los bombardeos, en Shijaiyah, en la Franja de Gaza, el pasado 6 de agosto. Foto: Boris Niehaus / Wikimedia Commons
Después de 51 días de ataques, 2.200 muertos (2.141 palestinos, medio millar de ellos, menores, y 69 israelíes, casi todos militares) y un territorio arrasado, Israel y Hamás han acordado este martes en El Cairo, con la mediación de Egipto, un alto el fuego «permanente» y «completo» en Gaza.
Básicamente, el acuerdo supone que Israel aliviará un poco el bloqueo en la Franja, siempre y cuando haya un cese completo de «hostilidades» por parte de Hamás. Todo lo demás se ha dejado para posteriores negociaciones, que comenzarán, en principio, dentro de un mes. Se trata de un plan muy poco ambicioso, pero parece que podrá evitar, de momento, que sigan cayendo las bombas. Los problemas de fondo, en cualquier caso, siguen ahí, en un lugar no muy diferente a donde llevan estando décadas.
Si finalmente se logra llegar hasta las negociaciones, las exigencias que van a estar sobre la mesa no dejan mucho espacio para el optimismo: Israel pedirá la completa desmilitarización de la Franja (algo prácticamente imposible, teniendo en cuenta el número de milicias que actúan por su cuenta), y Hamás pedirá el final completo del bloqueo (incluyendo la posibilidad de poner en funcionamiento un puerto y un aeropuerto), la apertura total de la frontera con Egipto, ayudas económicas internacionales y, sobre todo, la liberación de prisioneros encerrados en cárceles israelíes. En el caso bastante probable de que ninguna de las dos partes ceda, la situación volverá a ser la existente antes de esta última ofensiva, es decir, una especie de frágil «calma a cambio de calma», en la que la más mínima chispa volverá a provocar el incendio.
Una familia celebra en su coche destruido el alto el fuego, en las calles de Ciudad de Gaza. Foto: Majdi Fathi / NurPhoto / Getty Images
En concreto, y además del alto el fuego permanente, el acuerdo alcanzado este martes estipula la apertura de los pasos fronterizos entre Gaza e Israel, pero solo para que sea posible acelerar la introducción de ayuda humanitaria y del material necesario para la reconstrucción de la Franja. También se reabrirá el paso de Rafah hacia Egipto, una frontera que estará bajo el control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). El pacto señala asimismo que los pescadores palestinos podrán faenar en un radio de seis millas en torno a sus costas (tres millas más que en la actualidad), ampliable más a adelante a doce. Según una fuente oficial israelí citada sin identificar por la edición digital del diario Yediot Aharonot, el pacto no incluye la transferencia de fondos económicos a Hamás, uno de los puntos que habían hecho fracasar las negociaciones anteriores.
En cuanto a las (previsibles) valoraciones, Israel insiste en que ha conseguido asestar un «duro golpe» a Hamás, matando a «mil milicianos» y rebajando «al 30%» su arsenal, y Hamás celebra la «victoria de la resistencia» y el «fracaso» del ejército israelí.
Poco después de que se anunciara el acuerdo, miles de gazatíes salieron a las destruidas calles de la Franja para celebrar, con disparos al aire, lo que consideraban «una derrota» de Israel. Las escenas, incluyendo las perturbadoras imágenes de niños con armas, recordaban a las que pudieron verse en estas mismas calles tras el alto el fuego que puso fin a la última operación militar israelí contra la Franja, en noviembre de 2011.
El presidente de la ANP, Mahmud Abás, quien fue el encargado de anunciar el acuerdo desde Ramala, aseguró que la tarea más urgente ahora es reconstruir Gaza. La Franja, dijo, ha sufrido «un grado de destrucción más allá de la imaginación». «Durante estos 50 días hemos hecho todos los esfuerzos posibles para suministrar a nuestro pueblo lo que necesita, pero no es suficiente. La gente en Gaza necesita mucho más. Hace falta apoyo rápido para intentar curar la herida que se ha infligido… La cuestión ahora es: ¿Qué pasa a continuación? Gaza ha sufrido tres guerras, ¿estamos esperando otra más? No podemos seguir con negociaciones confusas», añadió.
Horas después, el propio Abás se mostró dispuesto a mover él mismo la siguiente ficha y propuso al liderazgo palestino un plan unilateral que contempla un calendario para la creación de un Estado de pleno derecho con ayuda de la comunidad internacional, y sin pasar por otro proceso negociador como el que fracasó el pasado 29 de abril. Según informaron fuentes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) citadas por El País, la propuesta de Abás plantea «poner fecha al fin de la ocupación», lo que conllevaría la creación de un Estado independiente palestino sobre las fronteras previas a 1967.
Ofir Akunis, viceministro en la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ya ha respondido que «ninguna nación renuncia a su patria nativa», que «Judea y Samaria [la denominación israelí para Cisjordania] son la cuna del pueblo judío», y que retirarse equivaldría a un «suicidio nacional».
Dos niños sujetando armas, aparentemente descargadas, durante las celebraciones por el alto el fuego, en Ciudad de Gaza. Foto: Mohammed Abed / AFP / Getty Images
Lo cierto es que el acuerdo para el alto el fuego en Gaza ha agrietado más aún la coalición gobernante israelí, seriamente tocada ya desde antes de la ofensiva. Los ministros de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, y de Economía, Naftalí Bennett, ambos de la extrema derecha nacionalista, han mostrado, como era de esperar, su total oposición. Pero también Zahava Gal-On, dirigente del partido de izquierda Meretz, ha criticado al primer ministro y a su «irresponsable gobierno» por haber «puesto en bandeja» la victoria a Hamás: «El alto el fuego llega muy tarde y sus términos demuestran que la operación Margen protector es una derrota estratégica de Netanyahu, quien se metió en ella sin objetivos y ha terminado dándole ganancias a Hamás a costa de los habitantes del sur», dijo.
Y con respecto al propio Netanyahu, ésta no ha sido, desde luego, la guerra que él tenía en mente. Según un sondeo publicado este mismo martes, solo el 38% de los israelíes apoya ahora la política del primer ministro en Gaza. De acuerdo con diferentes encuestas realizadas durante la ofensiva, en cuatro días el apoyo a Netanyahu ha bajado un 17%; en tres semanas, un 25%; y desde que comenzó la operación Margen protector, un espectacular 44%.
El analista estadounidense M. J. Rosenberg, muy crítico con el Gobierno israelí, pero también defensor declarado de la legitimidad de Israel como «Estado judío», opina que la lectura de esta encuesta es que Hamás ha salido reforzada:
La razón por la que el apoyo a Netanyahu se ha hundido no es una repulsa pública por las muertes. De eso no hay prácticamente nada. La razón es que las muertes no están funcionando. Y todo lo que Netanyahu puede hacer es seguir matando, porque no hay estrategia. Y no la hay porque Netanyahu rechaza la solución obvia: acabar con la ocupación. Los israelíes se están despertando a la realidad de que el hecho de que Hamás siga contraatacando después de siete semanas significa que la seguridad de Israel no es más que una ilusión. Y eso es una victoria increíble para Hamás. […]
Hamás ha logrado lo que no ha conseguido ningún ejército árabe, ha destrozado la ilusión de que los israelíes pueden seguir de fiesta en Tel Aviv sin tener un solo pensamiento sobre la gente que está siendo machacada unos cuantos kilómetros más allá.
Para los habitantes de Gaza empieza ahora un durísimo y tristemente familiar camino de reconstrucción y duelo. Al espeluznante número de muertos y heridos durante estas semanas hay que sumar unos 400.000 desplazados internos, o el hecho de que muchos de los miles de menores heridos sufrirán discapacidades de por vida. Alrededor de 1.500 niños palestinos han quedado huérfanos, y, según cifras de UNICEF, cerca de 3.000 menores han tenido que ser asistidos psicológicamente.
«Celebramos la victoria, pero con un peso en el corazón», decía a la agencia AFP este martes Badir Mohamed, un joven palestino de 20 años: «No nos olvidamos de la sangre de los mártires, ni de los heridos, ni de los miles de desplazados».
Mucho tienen que cambiar las cosas para que haya esperanza en la cosecha que recogerán las generaciones futuras de esta siembra de destrucción.
(Un tuit de Farah Baker, la joven palestina de 16 años cuyos mensajes desde Gaza llegaron a convertirse en uno de los símbolos de esta guerra: «Esta chica no puede creerse que va a volver a su vida normal y pacífica. ¡Estoy tan feliz!»).
Después de 51 días de ataques, 2.200 muertos (2.141 palestinos, medio millar de ellos, menores, y 69 israelíes, casi todos militares) y un territorio arrasado, Israel y Hamás han acordado este martes en El Cairo, con la mediación de Egipto, un alto el… Leer
Militantes armados de Hamás han ejecutado este viernes en Gaza a 18 palestinos acusados de colaborar con Israel, un día después de que el ejército de este país matara a tres comandantes del grupo islamista que gobierna la Franja, en el mayor golpe causado a los milicianos desde que se inició la ofensiva militar israelí, el pasado 8 de julio.
En las que han sido las primeras ejecuciones públicas llevadas a cabo en el enclave palestino desde la década de los noventa, siete personas fueron abatidas a tiros delante de un grupo de fieles, frente a una mezquita ubicada en una de las principales plazas de Gaza. Otras once murieron en una comisaría abandonada cerca de Ciudad de Gaza, según informaron funcionarios de seguridad de Hamás.
En la ejecución, informa Reuters, militantes con máscaras y vestidos de negro asesinaron a tiros a los sospechosos, que tenían las manos atadas y los rostros cubiertos, cuando los fieles salían de la mezquita Omar, situada en uno de los distritos más concurridos de Gaza.
«La resistencia ha comenzado con una operación llamada ‘estrangula los cuellos’, dirigida a colaboradores que ayudan a la ocupación [israelí], matan a nuestra gente y destruyen casas», dijo un sitio en Internet pro Hamas. Reuters informa asimismo de que un mensaje firmado por «Resistencia Palestina» fue colocado en una pared cerca de donde yacían los cuerpos de los supuestos colaboradores. El aviso decía:
Ellos entregaron al enemigo información sobre el paradero de combatientes, los túneles de resistencia, las bombas, las casas de los combatientes y los lugares de [lanzamiento de] cohetes, y la ocupación bombardeó estas áreas matando a varios combatientes […]. Por lo tanto, fue impuesto el fallo de la justicia revolucionaria.
Por otra parte, y aunque no ha sido confirmado por los líderes del grupo, un dirigente de Hamás afirmó este jueves desde su exilio en Turquía que el secuestro y posterior asesinato en junio de tres jóvenes israelíes fue responsabilidad de un ala del movimiento islamista, tal y como había mantenido, sin aportar prueba alguna, el Gobierno israelí. Salé al Aruri, alto cargo de Hamás en Cisjordania, se refirió a la «operación heroica» llevada a cabo por el brazo armado de Hamás, las Brigadas Ezzedin al Qassam, al raptar a «tres colonos» en Hebrón. Hamás no condenó el secuestro y asesinato de los jóvenes, pero ha negado siempre oficialmente su implicación en los hechos.
El carácter «terrorista» de Hamás (así consideran aún al grupo EE UU y la UE) es la gran excusa en la que fundamenta Israel sus crímenes contra la Franja, empezando por la despiadada ofensiva militar que ha dejado ya más de 2.000 palestinos muertos (entre ellos, casi medio millar de niños), y siguiendo por el bloqueo económico y humano que ahoga Gaza desde hace ya siete años. Es, también, la gran excusa para boicotear una y otra vez unas conversaciones de paz en las que, en el fondo, Israel no tiene el más mínimo interés.
A la hora de demonizar al adversario, todo vale: aprovechando la conmoción internacional causada por el salvaje asesinato en Siria de un periodista estadounidense a manos de fanáticos yihadistas, Netanyahu se ha apresurado a decir que Hamás y el grupo Estado Islámico son lo mismo, «ramas de un mismo árbol» (aquí enumeran siete diferencias para quien se sienta tentado a dar crédito al disparate del primer ministro israelí).
Pero reconocer la interesada hipocresía propagandista del Gobierno israelí no puede hacernos olvidar las muchas razones por las que es, no solo legítimo, sino también necesario, criticar a Hamás, sin que ello suponga restar razones a la causa palestina. Parece obvio, pero, en tiempos en los que parece que todo tiene que ser blanco o negro, no está de más recordarlo.
Hamás, ciertamente, y por muchas razones, ha recorrido un largo camino desde que aterrorizaba a los ciudadanos israelíes con mortíferos coches bomba y continuos atentados suicidas, pero aún sigue ejerciendo su poder en Gaza de un modo claramente autoritario, alejado en muchos casos del respeto más elemental a los derechos humanos, y amparándose en el estado de resistencia permanente fruto de la ocupación y el bloqueo.
Y en situaciones como la provocada ahora por la ofensiva militar israelí, estas prácticas, empezando por la aplicación sumaria de la pena de muerte, se llevan a cabo con total impunidad. Es una guerra, y en una guerra, desde el punto de vista de Hamás, la única justicia que vale es la «justicia revolucionaria». Más aún si décadas de represión y miles de muertos causados por el enemigo han creado un clima en el que la violencia, la venganza, el odio y las posturas radicales son omnipresentes.
El Centro Palestino para los Derechos Humanos en Gaza ya ha denunciado las ejecuciones: «Exigimos a la Autoridad Nacional Palestina y a la resistencia [las facciones armadas palestinas] que intervengan para detener estas ejecuciones extrajudiciales, sin importar sus razones y motivos», dijo Raji al-Surani, presidente de la organización, en un comunicado.
Al final, lo único que consiguen los milicianos islamistas con este tipo de acciones es dar argumentos a Israel frente a una opinión pública internacional (y, especialmente, estadounidense) que a menudo no entiende de matices.
Porque es verdad que la carta fundacional de Hamás, redactada hace 25 años, es un documento racista y abiertamente antisemita, en el que se afirma además que el objetivo del movimiento es «la obliteración» de Israel, se rechaza cualquier salida negociada del conflicto y se aboga por un Estado teocrático, con todo lo que ello supone de medieval, irracional y antidemocrático. Pero también lo es que, en la práctica, esa famosa carta es vista ya como poco más que un documento histórico. El líder de Hamás, Khaled Meshaal, la ha definido como «un pedazo de la historia que ya no es relevante, pero que no se puede cambiar por razones internas». Y el número dos del grupo, Mousa Abu Marzouk, ha ido más lejos aún, calificando el documento de «difunto»: «La carta no es el Corán, puede cambiarse». Muchos dirigentes islamistas (aunque es cierto que no todos) han ido entendiendo que se puede negar la legitimidad del Estado israelí sin que ello suponga querer aniquilar a sus habitantes.
A fin de cuentas, también la coalición derechista gobernante en Israel, el Likud, establece entre sus principios fundamentales, redactados en 1999, que «el río Jordán será la frontera oriental permanente del Estado de Israel», que Jerusalén es la «capital eterna y unida de Israel y solo de Israel», y que el Gobierno «rechazará siempre» cualquier propuesta palestina cuyo objetivo sea dividir esta ciudad o crear un Estado palestino independiente al oeste del río Jordán. Y tanto la literatura fundacional sionista como las declaraciones de muchos de sus líderes históricos están llenas de ejemplos que solo pueden ser calificados como racistas y claramente colonialistas.
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Dos tomas aéreas de la zona de Atatra, en el norte de la Franja de Gaza, antes y después de los bombardeos israelíes. Fotos: UNITAR-ONU
La pesadilla de las bombas ha vuelto a Gaza tras el fracaso del último alto el fuego temporal. El miércoles, fuentes militares israelíes aseguraron haber realizado 60 ataques aéreos contra la Franja, en respuesta a más de 80 cohetes disparados por militantes palestinos. Al menos 20 personas han muerto desde la reanudación de los bombardeos.
En esta nueva fase, el ejército israelí parece estar centrándose en intentar eliminar a los líderes de las milicias armadas palestinas. En las últimas 24 horas ha matado a los tres comandantes de Hamás en el sur de Gaza y a al menos cuatro miembros notables de Yihad Islámica. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien no ha tenido ningún problema en comparar a Hamás con los asesinos yihadistas del grupo Estado Islámico («son ramas del mismo árbol», dijo), insiste en que la ofensiva «no ha terminado».
No es posible predecir cuánto más va a durar aún este horror, pero lo que es seguro es que Gaza hace mucho que sobrepasó el límite de lo humanamente soportable. Estas son las cifras del conflicto hasta ahora, de acuerdo con datos recogidos por la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU y por otras ONG desde que comenzó la ofensiva israelí, el pasado 8 de julio:
Víctimas
2.030 palestinos muertos, de los cuales 1.434 son civiles. De estos, 244 son mujeres y 469 niños.
66 israelíes muertos, de los cuales 64 son soldados y 2 civiles.
Unos 400.000 desplazados internos en Gaza. De ellos, alrededor de 65.000 son desplazados de larga duración que se encuentran refugiados en escuelas de la ONU.
Entre 1.000 y 3.000 menores palestinos heridos, muchos de los cuales sufrirán discapacidades de por vida.
Unos 6.000 niños palestinos que tienen a al menos uno de sus padres con una discapacidad de por vida.
Alrededor de 1.500 niños palestinos huérfanos.
Cerca de 3.000 menores asistidos psicológicamente por equipos internacionales, según datos de UNICEF, que calcula que aún sería necesario atender a unos 373.000 más. Los niños de la Franja, según dijo este jueves la jefa de la oficina de esta agencia de la ONU en Gaza, Priscilla Ironside, están «en estado de trauma».
Infraestructuras
Unas 103.000 personas tienen sus casas destruidas o severamente dañadas.
216 escuelas en Gaza, de las cuales 141 son del Gobierno y 75 de la ONU, además de 4 jardines de infancia, han sido parcialmente dañadas por los bombardeos. Unas 25 han resultado severamente dañadas, por lo que no podrán usarse.
Dos escuelas israelíes han sido dañadas por cohetes lanzados desde Gaza.
Cohetes
Según el ministerio de Defensa Israelí, más de 3.700 cohetes han sido lanzados desde Gaza hacia Israel desde el 8 de julio.
Los siguientes mapas muestran claramente, si no la devastación humana, sí al menos toda esta destrucción física. Fueron publicadas hace un par de semanas por el Instituto de las Naciones Unidas para la Formación y la Investigación (UNITAR), y se basan en fotografías y datos obtenidos por satélite. Vienen acompañados de imágenes en las que se ven determinadas zonas de la Franja antes y después de los bombardeos. (Pinchar en los mapas para verlos grandes).
Daños en terrenos agrícolas en la Franja de Gaza. Mapa: UNITARDaños en Atatra, en el norte de la Franja de Gaza. Mapa: UNITARDaños en la zona de Jarara, Gaza. Mapa: UNITARDaños en Ciudad de Gaza. Mapa: UNITARDaños en Khuza’a y Al Qararra. Mapa: UNITARDaños en Rafah, Gaza. Mapa: UNITAR
La pesadilla de las bombas ha vuelto a Gaza tras el fracaso del último alto el fuego temporal. El miércoles, fuentes militares israelíes aseguraron haber realizado 60 ataques aéreos contra la Franja, en respuesta a más de 80 cohetes disparados por militantes… Leer
En el vídeo, artistas, músicos, activistas pro derechos humanos, cineastas, actores, escritores, profesores, periodistas, rabinos, varios premios Nobel de la Paz… Entre los más conocidos: Adolfo Pérez Esquivel, Alison Bechdel, Angela Davis, Brian Eno, Desmond Tutu, Gloria Steinem, Jonathan Demme, Kathryn Grody, Ken Loach, Mira Nair, Rigoberta Menchu, Roger Waters… Una campaña de Jewish Voice for Peace.
» Más información sobre la campaña, aquí » La lista completa de los participantes y quién es quién, aquí » Leer también: Nombres, caras, vidas
En el vídeo, artistas, músicos, activistas pro derechos humanos, cineastas, actores, escritores, profesores, periodistas, rabinos, varios premios Nobel de la Paz… Entre los más conocidos: Adolfo Pérez Esquivel, Alison Bechdel, Angela Davis, Brian Eno, Desmond Tutu, Gloria Steinem, Jonathan Demme, Kathryn Grody,… Leer
«Anoche murieron niños cuando dormían junto a sus padres en el suelo de un aula, en un refugio de la ONU en Gaza. Niños muertos mientras dormían. Es una afrenta para todos nosotros, una vergüenza universal».
Así comienza el duro comunicado hecho público este miércoles por Pierre Krähenbühl, comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), después de que al menos 19 civiles murieran y otros 90 resultaran heridos en un nuevo ataque del ejército israelí contra una escuela de esta organización en Gaza.
El ataque, que se produjo de madrugada, alcanzó de lleno la escuela Abu Al Hussein, en el campamento de refugiados de Yabalia, donde impactaron varios proyectiles de artillería. Médicos citados por la agencia palestina de noticias Maan aseguraron que la mayoría de las víctimas son niños y mujeres que se habían refugiado en las instalaciones de la agencia de la ONU. La escuela acoge a familias enteras que han tenido que evacuar sus casas en la zona por los bombardeos israelíes de las últimas tres semanas.
El ejército israelí dijo «no tener constancia» del ataque, si bien reconoció que decenas de blancos en Gaza habían sido bombardeados durante la madrugada.
Un niño palestino, en las ruinas de la la escuela Abu Al Hussein, en el campamento de refugiados de Yabalia, en Gaza, tras el ataque israelí. Foto: Mustafa Hassona / Anadolu Agency / Getty Images
Horas después, y a pesar de que las fuerzas israelíes habían anunciado una tregua humanitaria, se reanudaron los bombardeos. Esta vez alcanzaron, entre otros lugares, el principal mercado de la franja, situado en el barrio de Shajaiya. Estaba lleno de gente. Al menos 17 personas murieron y un centenar resultaron heridas por los disparos de artillería.
Los testigos afirman que los tanques siguieron disparando, pese a que en el lugar había miembros de los equipos médicos y periodistas. Entre los muertos hay un reportero palestino y un paramédico.
Este es el comunicado completo del comisionado general de la UNRWA:
Anoche murieron niños cuando dormían junto a sus padres en el suelo de un aula, en un refugio de la ONU en Gaza. Niños muertos mientras dormían. Es una afrenta para todos nosotros, una vergüenza universal. Hoy el mundo está en desgracia.
Hemos visitado el lugar y hemos reunido pruebas. Hemos analizado fragmentos, examinado los cráteres y otros daños. Nuestra valoración inicial es que fue la artillería israelí quien atacó nuestra escuela, un lugar en el que habían buscado refugio 3.300 personas. Creemos que se produjeron al menos tres impactos. Aún es muy pronto para dar una cifra confirmada de muertes, pero sabemos que ha habido muchos civiles muertos y heridos, incluidos mujeres, niños y el vigilante de la UNRWA que intentaba proteger el lugar. El ejército israelí había ordenado a estas personas que abandonasen sus casas.
Tanto la localización exacta de la Escuela Elemental de Niñas de Yabalia, como el hecho de que acogía a miles de desplazados internos, había sido comunicado al ejército israelí en 17 ocasiones, con el fin de asegurar su protección. La última fue a las nueve menos diez de la noche pasada, solo unas horas antes del fatal bombardeo.
Condeno en los más duros términos posibles esta grave violación del derecho internacional por parte de las fuerzas israelíes.
Esta es la sexta vez que es atacada una de nuestras escuelas. Nuestro personal, las personas que dirigen la respuesta humanitaria, está muriendo. Nuestros refugios están desbordados. Si continúan estos ataques, decenas de miles de personas pueden quedarse pronto en las calles de Gaza, sin comida, agua ni refugio.
Ya no podemos limitarnos a la acción humanitaria; es hora de exigir responsabilidades. Hago un llamamiento a la comunidad internacional para que tome medidas políticas que pongan fin de inmediato a esta constante carnicería.
Amnistía Internacional también ha condenado con firmeza el ataque a la escuela de la ONU:
[…] «Si los disparos han procedido de la artillería israelí, se trataría de un ataque indiscriminado y, probablemente, de un crimen de guerra. La artillería no debería utilizarse nunca contra blancos situados en áreas civiles llenas de gente, y su empleo en esas circunstancias nunca puede ser considerado como un ‘ataque quirúrgico’», dijo Philip Luther, director de Amnistía Internacional en Oriente Medio y el Norte de África.
«La cifra de muertes continúa creciendo a un ritmo alarmante, e Israel tiene la obligación de tomar todas las precauciones factibles para proteger a los civiles. Es terrible que civiles que siguieron los avisos israelíes para que abandonaran sus casas hayan muerto o hayan resultado heridos durante la noche en el teórico santuario de una escuela de Naciones Unidas», añadió.
El empleo repetido de artillería contra zonas densamente pobladas provoca que, inevitablemente, mueran y resulten heridos civiles, y causa asimismo la destrucción de edificios civiles, sea cual sea el objetivo previsto. Las fuerzas israelíes ya han usado estas tácticas temerarias anteriormente, como en la operación Plomo fundido, entre 2008 y 2009, cuando murieron unos 1400 palestinos, la mayoría de ellos, civiles. […]
De acuerdo con los últimos datos aportados por el Ministerio de Sanidad de Gaza, un total de 93 personas han muerto en la franja durante la jornada de hoy, la mayoría civiles. El número de víctimas desde el inicio de la campaña israelí asciende ya a 1.327 muertos y más de 7.000 los heridos.
Israel bombardea otra escuela de la ONU en Gaza «Anoche murieron niños cuando dormían junto a sus padres en el suelo de un aula, en un refugio de la ONU en Gaza. Niños muertos mientras dormían. Es una afrenta para todos… Leer
Los bombardeos israelíes sobra Gaza, en toda su crudeza. Ya hay más de 200.000 desplazados, un 10% de la población de la Franja. En 22 días de ofensiva el balance es de más de 1.200 palestinos y al menos 55 israelíes muertos.
Los bombardeos israelíes sobra Gaza, en toda su crudeza. Ya hay más de 200.000 desplazados, un 10% de la población de la Franja. En 22 días de ofensiva el balance es de más de 1.200 palestinos y al menos 55… Leer
La única central eléctrica existente en la franja de Gaza se ha visto obligada a suspender su actividad este martes, debido a un incendio provocado por los intensos bombardeos israelíes de las últimas horas, que alcanzaron un depósito de combustible en la planta. Antes de este cierre provisional de la central, la electricidad ya estaba restringida en la franja por el bloqueo impuesto por Israel.
Gaza, donde los cortes de energía eléctrica son constantes, tiene una demanda de unos 360 megawatios al día, y la planta eléctrica genera solo 80 megawatios diarios. Israel y Egipto suministran 120 y 22 megawatios adicionales, respectivamente, que resultan aún insuficientes. En la franja viven 1,8 millones de personas.
El principal hospital de Gaza, Al Shifa, depende de cuatro generadores para funcionar, cuyo mantenimiento es muy complicado debido al cierre de las fronteras con Israel y Egipto. Según datos oficiales, el 20% de la franja está sin electricidad, y a los lugares a donde llega, solo lo hace cuatro horas al día.
La pasada madrugada fue una de las más violentas desde que empezaron los ataques del ejército israelí, hace 22 días. Solo este martes, los bombardeos han dejado un centenar de muertos palestinos. El balance total de víctimas tras 22 días de ofensiva contra Gaza asciende ya a 1.130 muertos y al menos 6.500 heridos.
La única central eléctrica existente en la franja de Gaza se ha visto obligada a suspender su actividad este martes, debido a un incendio provocado por los intensos bombardeos israelíes de las últimas horas, que alcanzaron un depósito de combustible en la planta. Antes… Leer
Mohammad Ibrahim El-Masri, muerto en Beit Hanun, Gaza, durante un ataque israelí. Foto: humanizepalestine.com
«Mohammad Ibrahim El-Masri [en la foto] tenía 13 años de edad. Murió el 10 de julio de 2014 en Beit Hanun, Gaza, junto con su madre, Sahar El-Masri, de 40 años, y su hermana Aseel Ibrahim El-Masri. Aseel se estaba preparando para su boda, que iba a celebrarse en agosto, después del Ramadán. A Mohammad le encantaba jugar al fútbol, actuar y bailar dabke. Tenía una gran sonrisa y mucho sentido del humor. Sus amigos están muy tristes por su muerte y dicen que le echan mucho de menos».
Las cifras de víctimas en Gaza son tan abrumadoras (más de un millar de muertos, 6.000 heridos, 200.000 desplazados, 3.300 viviendas destruidas) que pueden acabar narcotizando nuestra capacidad de empatía y hacer que olvidemos, o que dejemos a un lado, la insoportable realidad de que detrás de cada uno de esos números hay una historia, una cara, una vida, que bien podrían ser las de nuestros propios hermanos o hermanas, nuestros padres, nuestros hijos, nuestros amigos, nuestros amantes o nuestros vecinos.
Para luchar contra ese olvido, varios medios empezaron a publicar, a los pocos días del comienzo de la operación israelí contra la franja, listas con los nombres y edades de los muertos y heridos causados por los ataques.
Bayan Abusneineh y Dana Saifan, dos activistas del grupo Students for Justice in Palestine (Estudiantes por la Justicia en Palestina), graduadas por la Universidad de California, han querido ir un paso más allá y han montado una web, Humanize Palestine (humanizar Palestina), que es a la vez tributo, denuncia y antídoto contra la invisibilidad.
La historia de Mohammad Ibrahim y su familia que encabeza estas líneas es una de las varias decenas que Humanize Palestine ha logrado documentar ya, incluyendo en cada caso la mayor cantidad de información disponible (nombres y edades, pero también fotos, circunstacias de la muerte, detalles sobre las familias…).
En una entrevista con el portal Electronic Intifada, Bayan Abusneineh explica que «al principio, cuando empezó todo, era necesario que la gente viera esas imágenes tan duras para que se supiera lo que estaba pasando realmente en Gaza. Pero luego empecé a pensar en los tres jóvenes colonos israelíes que fueron secuestrados. Sus caras estaban en todas partes… Normalmente, cuando mueren israelíes, nunca vemos los cuerpos. Solo vemos caras sonrientes, y eso te acerca a las víctimas».
El principal objetivo de Humanize Palestine es, añade Abusneineh, servir de «recordatorio y tributo para nuestra propia comunidad». Pero las creadoras de esta web tienen también la esperanza de que la gente de fuera de Palestina pueda «ver y entender mejor quiénes son los palestinos, cómo viven, cómo acabaron sus vidas».
Con respecto a la autenticidad de la información y las imágenes que publican, Abusneineh explica que recurren a las redes sociales (Twitter, Facebook, Tumblr) y tratan de ponerse en contacto con los familiares y amigos de las víctimas que están compartidendo fotos de sus seres queridos: «Intentamos encontrar la mayor cantidad posible de coincidiencias entre las imágenes y los nombres de las personas. Comprobamos que el nombre está en una lista de víctimas publicada por una web fiable y, si no podemos verificarla, entonces no publicamos la foto. También hacemos todo lo posible por confirmar la información con noticias publicadas en los medios de comunicación. Hay muchas imágenes e informaciones que no hemos utilizado».
La web, que ofrece, además, un correo electrónico para informar acerca de posibles errores, o de nuevas víctimas, incluye no solo civiles, sino también combatientes. Es el caso, por ejemplo, de Mustafa Abd El Hadi Abu Mur, de 20 años, y Khaled Abd El Hadi Abu Mur, de 23, en cuya reseña puede leerse que «murieron juntos en Rafah defendiendo a su nación». Tampoco se limita a las víctimas de Gaza, ya que publica también los nombres de palestinos muertos por el ejército israelí o a manos de colonos israelíes en Cisjordania.
«Hay gente muriendo cada día como consecuencia de la ocupación, y no solo durante las grandes masacres como ésta. Nuestro objetivo es continuar con el proyecto», dice Bayan Abusneineh.
Ahmad Ibrahim Shbeir
Ahmad Ibrahim Shbeir, de 24 años, murió el 22 de julio en Jan Yunis, Gaza, al ser alcanzado por un misil israelí cuando circulaba en su motocicleta. Hani Awad Sammour, de 27 años, murió también en este ataque. Muchos otros resultaron heridos.
Sha’ban Jameel Ziada, Omar Sha’ban Ziada y Bayan ‘Abdul Latif Ziada
El 20 de julio un avión de guerra israelí lanzó un misil contra una vivienda de tres pisos perteneciente a Jameel Sha’ban Ziada, en el campo de refugiados de Al Boreij, en el centro de la Ciudad de Gaza. En la casa, que fue destruida, vivían 20 personas. Murieron seis miembros de la familia y un invitado. Sus nombres son: Jameel Sha’ban Ziada (53 años), Bayan ‘Abdul Latif Ziada (39 años), Yousef Sha’ban Ziada (43 años), Omar Sha’ban Ziada (32 años), Sha’ban Jameel Ziada (12 años), Muftiya Mohammed Ziada (70 años) y Mohammed Mahmoud Al Maqadma (30 años).
Yasmeen y Hatem Al Yazji
El 21 de julio aviones de guerra israelíes bombardearon la casa de la familia Al Yazji, cerca de Jabalya. Murieron Wajdi Mahmoud ‘Ali al-Yazji, de 54 años; su esposa Safinaz Nabil Al Yazji, de 50; y sus nietos Yasmeen Nayef Al Yazji, de 4 años, y Hatem Zain Nayef Al Yazji, de 3. Otros cuatro miembros de la misma familia resultaron heridos. La casa sufrió graves daños.
Qassem Talal Hamdan
Qassem Talal Hamdan, de 23 años de edad, murió el 13 de julio en Beit Hanun, en el norte de Gaza. Estudiante de ingeniería, su sueño era «ayudar a construir y desarrollar este país».
Iman y Asem Khalil Abed Ammar
Iman Khalil Abed Ammar tenía 9 años. Murió el 20 de julio en Shayahia, Gaza, junto con sus hermanos Ibrahim, de 14 años, y Asem, de 4.
«Mohammad Ibrahim El-Masri [en la foto] tenía 13 años de edad. Murió el 10 de julio de 2014 en Beit Hanun, Gaza, junto con su madre, Sahar El-Masri, de 40 años, y su hermana Aseel Ibrahim El-Masri. Aseel se estaba preparando para su… Leer