Catar

Etadio Al Janoub, Catar
El estadio Al Janoub, en Al Wakrah, Catar, en octubre de 2019. Foto: Valdenio Vieira / PR / Wikimedia Commons

El Mundial de Fútbol 2022, que comienza este lunes, promete reforzar el estatus de Catar como principal centro deportivo en Oriente Medio y también como potencia mundial en el negocio del deporte.

La espectacular Zona Aspire (la ciudad deportiva de Doha) acoge ya regularmente a equipos y torneos internacionales, mientras que el Museo Olímpico y Deportivo 3-2-1 presenta objetos icónicos del deporte mundial.

Aunque Catar no tiene fama de ser un país deportivo, ha logrado atraer al mundo del deporte hasta su puerta, y confía en que el deporte ‒junto con el turismo‒ será un elemento clave en el futuro de su economía, dado que sus reservas de petróleo y gas no son infinitas.

Sin embargo, la elección de Catar como anfitrión del Mundial ha sido especialmente polémica. ¿A qué se debe esto? ¿Y cómo han maniobrado la FIFA y Catar para desviar las críticas?

En 2010, Catar fue el sorprendente ganador de la votación de la FIFA para organizar la Copa del Mundo de 2022, una decisión que los críticos atribuyeron a perversas influencias más allá de la propia candidatura.

Resultaba difícil entender que Catar, con temperaturas medias diurnas de más de 40℃ en verano, fuera un entorno ideal para este torneo.

Unos años más tarde, en un giro sin precedentes, la FIFA permitió a Catar trasladar el evento a su invierno, a pesar de que eso perturbaría los prestigiosos calendarios futbolísticos del hemisferio norte.

Así, a pesar de que algunos críticos pidieron que se le retirara a Catar la Copa del Mundo, este país del Golfo, diminuto, pero con una economía excepcionalmente rica gracias al petróleo y al gas, logró conservar el apoyo de la familia de la FIFA.

Presión renovada

Sin embargo, el respaldo de la FIFA a Catar no tardó en sufrir nuevas presiones, por dos motivos principales.

En primer lugar, los críticos reafirmaron su consternación por la hostilidad de la nación anfitriona hacia la homosexualidad. En 2010, la FIFA era consciente de que, para las autoridades de Catar, la homosexualidad es una afrenta al islam, pero también aceptaba que el país no iba a apartarse de sus normas culturales.

En respuesta, el entonces presidente de la FIFA, Sepp Blatter, bromeó torpemente diciendo que los aficionados al fútbol LGBTQI+ podrían «abstenerse» de realizar actividades amorosas durante su estancia en Catar.

En segundo lugar, Catar ha permitido que se explote a los trabajadores extranjeros vulnerables ‒fundamentales para la construcción de la infraestructura de la Copa del Mundo‒, con condiciones de empleo y de vida propias de la esclavitud moderna.

Aunque es difícil obtener cifras precisas, una investigación realizada en febrero de 2021 por The Guardian calculó alrededor de 6.500 muertes en el lugar de trabajo durante la década que siguió a la concesión de la Copa del Mundo a Catar. Si bien no todas las víctimas trabajaban específicamente en las instalaciones del torneo, los expertos afirman que la mayoría de los fallecidos estaban empleados en las infraestructuras de apoyo al evento.

La FIFA era muy consciente de que la construcción de los estadios dependería de la importación de trabajadores extranjeros en el marco del sistema conocido en algunos países de Oriente Medio como kafala, que permite a los empresarios ricos oprimir a los trabajadores empobrecidos.

Derechos humanos

Las reticencias de Occidente a la elección de Catar como anfitrión del Mundial han provocado, sin duda, un despertar de lo que se ha descrito como «la sensibilidad de la FIFA hacia los derechos humanos». Y destacan dos factores.

Por una parte, ante la presión concertada sobre los derechos humanos, los estatutos de la FIFA se modificaron en 2013 para declarar que la discriminación por «orientación sexual» está «estrictamente prohibida y se castiga con la suspensión o la expulsión» del fútbol.

Sin embargo, los anfitriones del Mundial de Rusia (2018) y de Catar (2022) tenían ya contratos para organizar el evento de acuerdo con sus propias leyes y costumbres, que son hostiles a la homosexualidad. La FIFA, al optar por no insistir en la cuestión de la libertad sexual con ninguno de esos dos anfitriones, estaba retrasando de hecho la aplicación de las medidas antidiscriminatorias incluidas en su estatuto modificado de 2013.

De hecho, para la Copa del Mundo de 2026 los derechos humanos serán un elemento central en el proceso de selección del país anfitrión, y los candidatos deberán «desarrollar planes detallados de derechos humanos».

En segundo lugar, ante la presión de los organismos de derechos de los trabajadores, la FIFA se comprometió a respetar los convenios de la Organización Internacional del Trabajo, ajustando así su política de derechos humanos de 2017 a los Principios Rectores de la ONU sobre las Empresas y los Derechos Humanos. Sin embargo, una vez más, se trataba de una posición nueva: los acuerdos de licitación para Rusia y Catar ya estaban firmados.

La FIFA podía haber amenazado, si hubiese querido, con retirar cualquiera de esos dos contratos. Pero no tenía interés en las consecuencias logísticas ni en las posibles repercusiones legales. En el caso de Catar, la FIFA se consoló abogando por reformas en las condiciones laborales de los trabajadores extranjeros.

De hecho, se han producido mejoras graduales, en particular el abandono del draconiano sistema de kafala.

Sin embargo, según un informe de Equidem, una organización benéfica de derechos humanos y laborales, la explotación de los trabajadores inmigrantes ha continuado, lo que significa que las reformas prometidas no se han aplicado adecuadamente.

Además, Catar ha rechazado enérgicamente las reclamaciones de los organismos de derechos humanos ‒junto con la FIFA‒ de que debe indemnizar a las familias de los trabajadores extranjeros muertos en los proyectos de infraestructura del Mundial.

Esfuerzo extraordinario

Catar ha hecho un esfuerzo extraordinario para organizar el Mundial, con un gasto estimado de 100.000 millones de dólares en infraestructuras. Las temperaturas diurnas en invierno pueden alcanzar a menudo los 30℃, por lo que los ocho estadios (siete de ellos nuevos) estarán climatizados a un mínimo de 24℃.

Para desplazar a los espectadores por los recintos, se ha creado el metro de Doha, complementado con un nuevo sistema de transporte en autobús.

Once hoteles de lujo han abierto sus puertas justo antes de la competición, y el número de habitaciones en todo Catar se ha triplicado en la última década. Sin embargo, esto será insuficiente para albergar a los casi tres millones de aficionados que se prevé que viajen a Doha.

A ello se suman los cruceros y los «minihoteles flotantes», así como las minúsculas cabinas y tiendas de campaña en la villa de los aficionados.

Catar afirma que la Copa del Mundo será neutra en cuanto a emisiones de carbono, gracias tanto a las energías renovables y a las compensaciones de carbono, como a la multiplicación por diez de los espacios verdes alrededor de Doha, con más de un millón de árboles nuevos.

Algunos expertos en clima, no obstante, han cuestionado la solidez de tales afirmaciones.

Pero la utilización de contenedores de transporte reciclados en la construcción de los estadios, así como la donación prevista de asientos temporales en varios de ellos, indican un creciente compromiso de Catar con la sostenibilidad.

Ajustes temporales

Catar ha organizado un evento mundial, pero lo ha hecho a través de un prisma local. Es el primer país musulmán que organiza una Copa del Mundo de fútbol y, por lo tanto, aporta su propia visión del mundo a la competición de la FIFA.

Es probable que dos cuestiones pongan a prueba tanto a los anfitriones como a los aficionados al fútbol.

En primer lugar, el Mundial se asocia desde hace tiempo con el consumo en público de grandes cantidades de alcohol. Y aunque el alcohol está disponible en Catar, beber en público está prohibido.

Esta postura se ha modificado para el Mundial: se venderá alcohol en los recintos de los estadios, pero no durante los partidos. Los aficionados tendrán que saciar su sed en un plazo de tres horas antes del inicio del partido y durante una hora después del mismo.

Sin embargo, la Fan Zone de Catar, con capacidad para 40.000 personas, permite la venta de alcohol desde las 18.30 h hasta la 1.00 h, por lo que es posible ver los partidos nocturnos en pantalla grande mientras se bebe una cerveza. Sin embargo, quienes beban demasiado se arriesgan a ser alojados temporalmente en «carpas de sobriedad».

En segundo lugar, Catar ha tratado de garantizar a los aficionados al fútbol de cualquier orientación sexual que estarán seguros y serán bienvenidos, aunque con la advertencia de que las demostraciones públicas de afecto ‒de cualquier tipo‒ suelen estar «mal vistas» a nivel local.

Al igual que con el alcohol, parece que Catar se acomodará temporalmente a normas diferentes. Según un informe de un sitio de noticias holandés, que dice haber visto documentos compartidos entre los organizadores del torneo y la policía catarí, las personas de la comunidad LGBTQI+ que «muestren afecto en público no serán reprendidas, detenidas ni procesadas. Podrán llevar banderas del arco iris. Las parejas del mismo sexo podrán compartir habitación de hotel».

El mundo ha venido a Catar y, al menos por un tiempo, Catar está ajustando sus normas locales. Un legado más duradero de la Copa Mundial han sido las reformas graduales en el trato a los trabajadores extranjeros. Pero la ausencia de una compensación efectiva para las familias de los trabajadores fallecidos sigue haciendo a Catar merecedor de la maldita tarjeta roja.


Daryl Adair es profesor asociado de Gestión Deportiva. Impartió clases en la Universidad Flinders de Australia del Sur (Adelaida), la Universidad de Montfort (Leicester), la Universidad de Queensland (Brisbane) y la Universidad de Canberra (ACT), antes de incorporarse a la Universidad Tecnológica de Sidney en julio de 2007. Forma parte del consejo editorial de las revistas académicas Sporting Traditions, Sport in Society, Performance Enhancement and Health, Journal of Sport History y Journal of Sport for Development.


Publicado originalmente en The Conversation bajo licencia Creative Commons el 13/10/2022
Traducción del original en inglés: Why is the Qatar FIFA World Cup so controversial?


Más información:
» Qatar, la Copa Mundial de la vergüenza (Amnistía Internacional)
» Qatar: Los abusos de derechos manchan la Copa Mundial de la FIFA (Human Rights Watch)
» Revealed: 6,500 migrant workers have died in Qatar since World Cup awarded (The Guardian)
» Simply Sportswashing?—A Perspective on the 2022 World Cup in Qatar (Middle East Research and Information Project)

El Mundial de Catar y los (no tan universales) derechos humanos

Etadio Al Janoub, Catar

El Mundial de Fútbol 2022, que comienza este lunes, promete reforzar el estatus de Catar como principal centro deportivo en Oriente Medio y también como potencia mundial en el negocio del deporte. La espectacular Zona Aspire (la ciudad deportiva de… Leer

El emir saliente de Catar, Hamad Bin Jalifa al Zani (izquierda), y su hijo, Tamim bin Hamad Al Zani. Fotos: Michał Józefaciuk, Chuck Hagel / Wikimedia Commons

El emir de Catar, el jeque Hamad Bin Jalifa al Zani, ha abdicado en su hijo y hasta ahora heredero, Tamim. La decisión, que se venía anunciando de manera extraoficial desde hace algunas semanas, ha sido confirmada finalmente este lunes, según informa la cadena de televisión catarí Al Jazeera. Tamim, de 33 años de edad, se convierte así en el jefe de Estado más joven de las monarquías absolutistas del Golfo.

La medida es inusual, en una región donde lo normal es que los monarcas mueran de viejos o sean apartados por golpes de Estado (el propio Hamad accedió al poder tras arrebatárselo, de forma incruenta, a su padre, mientras éste pasaba sus vacaciones en Suiza, en 1995). De hecho, ésta es la primera vez que un soberano abdica voluntariamente en Catar. El jeque Hamad, por otro lado, tampoco es tan mayor, ya que tiene solo 61 años (el rey de Arabia Saudí, por ejemplo, tiene 88).

Diplomáticos árabes y occidentales han indicado a la agencia Reuters que la decisión del emir obedece a su deseo de llevar a cabo una transición controlada hacia una generación más joven. Por otra parte, fuentes citadas por El País señalan que la jequesa Mozah, la segunda esposa de Hamad, ha explicado la medida aludiendo a «motivos de salud», pero sin entrar en detalles.

El ascenso al poder del jeque Tamim, cuarto hijo del hasta ahora emir, podría suponer también la destitución del primer ministro desde 2007 y exministro de Exteriores Hamad bin Jassim bin Jaber bin Mohamad Al Zani, quien mantiene una sólida influencia de Catar en el ámbito internacional.

De todos modos, sean cuales sean las razones del relevo, no parece que vaya a haber cambios significativos en la política del emirato, al menos a corto plazo.

Nacido en 1980, el nuevo emir, Tamim, es graduado por la academia militar de Sandhurst (Reino Unido), y el príncipe heredero desde el 5 de agosto de 2003. Gran aficionado a los deportes, es asimismo miembro del Comité Olímpico Internacional y ha sido uno de los principales impulsores del Mundial de Fútbol que se celebrará en Catar en 2022. «Tamim lleva políticas claves de Catar desde hace algún tiempo, y comparte los puntos de vista de su padre sobre el desarrollo político del país y la diversificación económica», señala Eman Ebed Alkadi, de la consultoría Eurasia Group, en declaraciones recogidas por Reuters.

Durante su mandato, el jeque Hamad ha convertido Catar (un país de tan solo 11.500 Km² y apenas dos millones de habitantes) en un actor clave en la región. Catar es actualmente el mayor exportador de gas natural licuado del mundo y una potencia inversora internacional. Su influencia en campos como los medios de comunicación (con la cadena Al Jazeera a la cabeza) o el deporte (la organización del Mundial de Fútbol) no ha dejado de crecer. Y, tal vez lo más importante, Catar ha sido uno de los principales defensores e impulsores de algunas de las revueltas de la llamada primavera árabe, un río revuelto del que el emirato ha salido claramente favorecido.

Es, como explica Álvaro Vargas Llosa, «un caso sumamente extraño, porque se trata de un régimen autoritario y patrimonialista, cuyo líder maneja su liliputiense país como su negocio familiar, pero que, sin embargo, ha sido una verdadera fuerza de la naturaleza en todo este proceso. Gracias a Al Jazeera, el canal semioficial catarí, la información pudo circular velozmente de un lado a otro, envalentonando a los rebeldes de distintos países y minando a los autócratas».

En Libia, el Gobierno catarí donó unos 400 millones de dólares a los rebeldes que combatían a Gadafi, movió a la Liga Árabe para que esta organización respaldara la intervención de la OTAN y hasta suministró aviones e infiltró a fuerzas especiales en el país. En Egipto, Al Jazeera (presidida por el emir Hamad bin Thamer al Zani) fue uno de los medios que más criticó a Mubarak y que más cobertura dio a las protestas durante la revolución. Y ahora, Catar es uno de los principales apoyos de la oposición (la mayoría, musulmanes suníes, al igual que los gobernantes cataríes) que lucha contra el régimen sirio de Bashar al Asad. Este apoyo, no obstante, ha sido mucho menor, si no inexistente, cuando las protestas han llegado a sus países vecinos del Golfo.

Según informa Reuters, Catar ha participado también como mediador en otras crisis políticas en Yemen, Somalia, Darfur (Sudán) y los territorios palestinos. Catar, señala la agencia, «ha consegido mantenerse en términos amistosos con un amplio espectro de países, incluyendo Estados Unidos e Irán, y cultivar alianzas con naciones de América Latina, Europa y Asia, necesitadas de sus exportaciones de gas».

La otra cara de la moneda son los derechos humanos y las libertades en el propio país. Catar tiene la mayor proporción de habitantes no nacionales del mundo, en torno al 88% de la población total, pero la legislación para patrocinar a extranjeros y que puedan convertirse en ciudadanos de pleno derecho es una de las más restrictivas, y tanto el trabajo forzoso como la trata de personas continúan siendo problemas graves, según ha denunciado la ONG Human Rights Watch. Por otra parte, el Consejo de la Shura aprobó en 2012 un nuevo proyecto de ley sobre medios de comunicación y libertad de expresión que, según HRW, puede poner en peligro la reputación de Catar como país respetuoso con la libertad de prensa. Los medios locales tienden a autocensurarse, y la ley contempla sanciones penales, incluidas penas de cárcel, por difamación.

Estas denuncias son compartidas por Amnistía Internacional, quien, en su informe sobre la situación de los derechos humanos en el mundo en 2012, señala que en Catar las mujeres sufren discriminación y violencia; se explota y se somete a abusos a los trabajadores inmigrantes, a quienes la ley no protege adecuadamente; se sigue privando arbitrariamente de su nacionalidad a centenares de personas; se impusieron penas de flagelación y se siguen dictando condenas de muerte, aunque (en ese año) no se llevaron a cabo ejecuciones.

La familia Al Zani ostenta el poder en Catar desde hace 150 años.


Más información y fuentes:
» Qatari emir to transfer power to his son (Al Jazeera)
» Qatar readies new leadership, little policy change expected (Reuters)
» El emir de Catar abdica en su hijo (El País)
» The royal couple that put Qatar on the map (The Christian Science Monitor)
» La Primavera Árabe, un año después (Álvaro Vasrgas Llosa, en La Tercera)
» Hamad al Thani (biografía en CIDOB)

Relevo generacional (y poco más) en Catar

El emir de Catar, el jeque Hamad Bin Jalifa al Zani, ha abdicado en su hijo y hasta ahora heredero, Tamim. La decisión, que se venía anunciando de manera extraoficial desde hace algunas semanas, ha sido confirmada finalmente este lunes,… Leer

Algunas llevan el cabello, las piernas y los brazos cubiertos, en consonancia con la tradición musulmana imperante en el Golfo. Otras van en camiseta y pantalones cortos, con el pelo a la vista. Todas pertenecen al equipo de baloncesto del Salwa Al Sabah, uno de los clubes participantes en la primera liga femenina de este deporte que se celebra en Kuwait. Según informa la agencia AP, en uno de sus partidos recientes aplastaron a sus rivales del club Qadsiya por 63 a 13. Al encuentro acudieron cientos de aficionados, hombres y mujeres. Además de la de baloncesto, también han arrancado en Kuwait las primeras ligas femeninas de atletismo y de tenis de mesa.


Foto: Las integrantes del equipo femenino kuwaití de baloncesto Qadsiya, escuchando a su entrenador (Gustavo Ferrari / AP)


No parece mucho, especialmente habiendo todavía hay tanto camino por recorrer en materia de igualdad, o, al menos, de no discriminación. Pero en una región donde la presencia de las mujeres en el deporte está tan estigmatizada, cuando no directamente prohibida, la puesta en marcha de estas competiciones femeninas es todo un hito. Baste recordar, por ejemplo, que hace un mes la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) canceló el tercer maratón de Gaza, debido a que las autoridades del territorio, gobernado por Hamás, habían prohibido la participación de mujeres en la carrera.

Los factores que, tímida y lentamente, están dando visibilidad y oportunidades (en definitiva, reconociendo derechos básicos) al deporte femenino en algunos países árabes son varios. Entre ellos está, necesariamente, el apoyo creciente de los gobiernos, pero también, y sobre todo, el hecho de que la población va alcanzando un mayor nivel educativo (especialmente en la región del Golfo), al tiempo que van evolucionando, o incluso erosionándose, ciertos valores tradicionales. Este desgaste no es tan rápido como en Occidente, pero, en un mundo cada vez más interconectado, también existe. El desarrollo de Internet y las redes sociales, o de la televisión por cable, por ejemplo, hacen cada vez más difícil evitar la penetración y el calado de otros modos de vivir y de pensar. Y algunas aspiraciones, como la práctica del deporte en igualdad, resultan ser universales, sin que ello suponga traicionar unas tradiciones que, aunque evolucionen, siguen estando hondamente arraigadas entre la población local, empezando por muchas de las propias deportistas.

El mejor ejemplo de este avance es, sin duda, el fútbol femenino, cada vez más consolidado en muchos países de Oriente Medio. Siria, Palestina, Catar, Irak, Egipto, Líbano, Jordania o Bahréin cuentan con selecciones nacionales, aunque carezcan aún de una infraestuctura de base, que es lo que realmente puede funcionar como motor de cambio. Y, en el Golfo, Catar y los Emiratos tienen ya sendas ligas femeninas de fútbol, un sueño que se empeñan también en mantener vivo, pese a las muchas dificultades, los seis equipos de chicas que participan en la incipiente Liga Nacional de Palestina.

Lo cierto es que la presencia de la mujer árabe en el deporte rey ha avanzado mucho desde que en 2004 las televisiones árabes retransmitieran por primera vez un partido de fútbol femenino. Fue un encuentro amistoso disputado en Dubai entre una selección de jugadoras árabes (las Arab All Stars Ladies), y el Chelsea inglés, y lo vieron en directo Jordania, los Emiratos, Egipto, Libia, Marruecos y Líbano. Aquella iniciativa partió de la princesa Haya, hermana del rey Abdallah II de Jordania, con el fin de «demostrar que la mujer árabe también está preparada para el fútbol».

Arabia Saudí, por su parte, permitió por primera vez en Londres 2012 (presionada por el Comité Olímpico Internacional) la participación de dos mujeres atletas en unos Juegos. A la cita olímpica acudieron asimismo seleccionadas de Catar. Las autoridades de Arabia Saudí, donde las mujeres tienen prohibido practicar en público la mayoría de los deportes, anunciaron además, el mes pasado, que permitirán competiciones femeninas en escuelas privadas, siempre que estén regidas por la ley islámica.

Actualmente, las mujeres saudíes no pueden dejarse ver corriendo en pantalones de deporte, ni pueden registrarse en clubes deportivos o participar en competiciones. Tampoco pueden tomar parte en pruebas nacionales de clasificación, lo que les impide homologar marcas para poder competir internacionalmente. Solo el mayor centro universitario saudí (la Universidad Princesa Nora Bint Abdul Rahman) tiene instalaciones deportivas para las estudiantes (unas piscina, una pista de tenis y un gimnasio).

Otras veces no es la práctica del deporte en sí, sino las condiciones en que las mujeres tienen que (o simplemente desean) practicar el deporte lo que acaba en situaciones de discriminación. Así, en 2011 la selección femenina de fútbol de Irán tuvo que decir adiós a su anhelo de participar en los Juegos de Londres por culpa de su atuendo. El combinado iraní, que nunca ha llegado a disputar la Copa del Mundo o los Juegos Olímpicos en la categoría femenina, sumó dos derrotas automáticas en la fase de clasificación por su negativa a jugar sin el hiyab, ya que el reglamento de la FIFA prohíbe expresamente que «jugadores u oficiales muestren mensajes o lemas políticos, religiosos, comerciales o personales, en cualquier forma o idioma, ni en el equipamiento deportivo ni en su cuerpo». En la memoria queda aquella famosa foto de las jugadoras iraníes llorando desconsoladas al ser descalificadas.

El caso saudí y el iraní son extremos, pero en otros países más moderados las dificultades con las que se enfrentan las mujeres (y los hombres) a la hora de practicar deporte de un modo más o menos profesional son también de carácter económico. Dejando a un lado los ricos Estados del Golfo, la situación económica entre la mayoría de los países de Oriente Medio no es precisamente de desahogo, y la promoción del deporte no suele estar entre las prioridades cuando hay que cubrir necesidades más básicas.

En unas declaraciones realizadas en 2011 a la página web de la FIFA, la presidenta de la Comisión de Fútbol Femenino de la Asociación de Fútbol de Jordania, Rana Husseini, señalaba que «la lucha por el reconocimiento no ha terminado, pero el desafío se ha convertido más en una cuestión de recursos: El desarrollo futbolístico exige un buen presupuesto y es un reto encontrar el respaldo económico necesario para cumplir con las obligaciones financieras. No quiero decir con esto que las barreras culturales ya no existan. Está claro que todavía hay personas que piensan que las mujeres no deben jugar al fútbol, ni practicar ningún deporte de contacto, pero conseguir apoyo económico y patrocinadores también puede ayudar a superar estas barreras y estimular la práctica deportiva en general y, en un sentido social más amplio, es responsabilidad de todos continuar promoviendo los derechos de la mujer y transferirlos a todos los ámbitos, incluido el deporte».

Desde principios de marzo y hasta mediados de junio, la Ciudad Cultural de Katara, en Catar, acoge la exposición Hey’Ya, Las mujeres árabes y el deporte. La muestra se gestó durante los Juegos Árabes de Doha, en 2011. Comisionadas por la Autoridad de Museos de Catar, la fotógrafa Brigitte Lacombe y su hermana Marian, cineasta y documentalista, montaron un estudio en la villa olímpica, donde trabajaron con atletas femeninas durante diez días. Después se embarcaron en un viaje por 20 países árabes, desde el Golfo al Norte de África, fotografiando y grabando vídeos de hasta 70 mujeres deportistas, desde aficionadas y principantes hasta competidoras olímpicas, jóvenes y experimentadas. Una de las retratadas, Mariam Hussein, resume en solo una frase el poder potencial que tiene el deporte para una nueva generación cada vez menos conformista: «El baloncesto me ayuda a pensar que puedo ser lo que yo quiera ser».


Más información y fuentes:
» Kuwait launches sports clubs for women (AP)
» Gaza: UNRWA cancela tercer maratón por prohibirse participación de mujeres (ONU)
» El fútbol femenino llega a la TV árabe (As)
» Saudis allow some girls’ schools to offer sports (AP)
» Hijab ban driving women away from soccer (Reuters)
» El largo camino de la aceptación (FIFA)

El deporte femenino se abre paso en el mundo árabe

Algunas llevan el cabello, las piernas y los brazos cubiertos, en consonancia con la tradición musulmana imperante en el Golfo. Otras van en camiseta y pantalones cortos, con el pelo a la vista. Todas pertenecen al equipo de baloncesto del… Leer

Iba a ser un «puente de amistad» y ha acabado siendo un socavón cultural. Hace unas semanas, el Museo Olímpico de Doha, en Catar, invitó a Grecia a participar en una de sus muestras actuales más importantes, la exposición Juegos Olímpicos: Pasado y Presente. Y Grecia, arruinada y deseando atraer a los millonarios inversores del Golfo, aceptó encantada. Las autoridades helenas enviaron dos estatuas del Museo Nacional de Atenas (un joven de la época arcáica, y una copia romana de un atleta de la época clásica), que fueron recibidas como lo que eran, las auténticas joyas de la exposición. Sin embargo, la cosa se torció.

Cuando, en vísperas de la inauguración, el ministro griego de Cultura, Costas Tzavaras, visitó la muestra, comprobó atónito que las autoridades cataríes habían ordenado cubrir parcialmente las estatuas con paños negros, ocultando los genitales de los atletas (se trataba, obviamente, de desnudos, entre otras cosas porque así es como se competía en los juegos olímpicos de la antigüedad). Los griegos dijeron que o las estatuas se exhibían como ellos las mandaron, o habría que devolverlas. Y los cataríes se las han devuelto.

Estatua de bronce encontrada en Maratón, Grecia, y conservada en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. La figura representa, probablemente, al vencedor de una carrera, y pertenece al periodo clásico (340-330 aC). Foto: Museo Arqueológico Nacional de Atenas

Una portavoz de la Autoridad de Museos de Catar indicó a Doha News que, contrariamente a lo que había informado anteriormente la agencia AFP, la retirada de las estatuas «no se ha debido a la censura» . «La decisión está basada en el hecho de que la exposición está abierta a escolares y familias, y en el deseo de ser sensibles a las necesidades y los estándares de nuestra comunidad», dijo.

Por su parte, uno de los funcionarios griegos que acompañó al ministro heleno señaló que «no queremos que este asunto empañe la exposición. Fueron muy amables. Cuando rechazaron nuestra petición, las estatuas fueron embaladas de nuevo y enviadas de vuelta a Atenas». La exposición fue inaugurada el pasado 28 de marzo (un día después de que el ministro griego anunciase que el evento iba a ser «un puente de amistad entre los dos países»), y permanecerá abierta hasta finales de junio. La estatuas regresaron a Grecia el pasado día 19.

El caso es que, según publicó The Guardian, muchas de las más de 600 piezas que incluye la exposición representan también desnudos. «No está claro por qué las autoridades de Catar se han preocupado tanto por estas dos estatuas en cuestión, unas estatuas que, además, los funcionarios de Atenas describen como especialmente hermosas», añade el diario británico. A lo mejor es por eso.

No es probable, de todos modos, que las relaciones entre ambos países se resientan demasiado por el incidente. Aparte de comprar islas griegas (el mes pasado se supo que el emir, Hamad bin Jaliga al Thani, había adquirido seis islotes de propiedad privada en el Mar Jónico), Catar también está invirtiendo, y mucho, en el país heleno. El emirato ha entrado en un concurso público para desarrollar el antiguo aeropuerto de Atenas y, en enero, anunció asimismo una participación de casi mil millones de euros en un fondo conjunto para ayudar a reflotar la industria griega, duramente golpeada por la recesión.

Afortunadamente para los griegos, las vergüenzas de sus antepasados no son las únicas que quieren cubrir los cataríes.

Estatuas desnudas

Iba a ser un «puente de amistad» y ha acabado siendo un socavón cultural. Hace unas semanas, el Museo Olímpico de Doha, en Catar, invitó a Grecia a participar en una de sus muestras actuales más importantes, la exposición Juegos… Leer

Foto: Al Arabiya

Ya sabíamos que, aparte de no servir para mucho, las cumbres de la Liga Árabe no son precisamente un ejemplo de dinamismo. Pero, por si necesitábamos una prueba gráfica, aquí tenemos esta imagen de la delegación egipcia al completo, con el presidente Mursi a la cabeza, sesteando sin rubor (¿meditando?) durante la sesión inaugural celebrada este martes en Doha, Catar. Y eso que, por una vez, algún titular sí que ha dado el encuentro: la Liga ha reconocido el derecho de los países miembros a armar a la oposición siria, que, además, ha participado con escaño propio en la cumbre.

Las apasionantes cumbres de la Liga Árabe

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«La euforia de la Primavera Árabe ha dado paso al complicado desafío de crear democracias en las que se respeten los derechos humanos. La voluntad de los nuevos gobiernos de respetar los derechos humanos determinará si estos levantamientos dieron lugar a una verdadera democracia o simplemente generaron nuevas formas de autoritarismo. […] La creación de un estado en el que se respeten los derechos humanos puede ser una labor minuciosa que exige desarrollar instituciones eficaces para la gestión de gobierno, establecer tribunales independientes, crear una policía profesional y resistirse a la tentación de las mayorías de prescindir de los derechos humanos y el estado de derecho. Sin embargo, la dificultad para establecer una democracia no justifica que se intente volver al antiguo régimen. […] Las incertidumbres de la libertad no son una razón para volver a la previsibilidad impuesta del régimen autoritario. […] El camino por recorrer puede ser traicionero, pero la alternativa es condenar a países enteros a un sombrío futuro de opresión».

Portada del Informe Mundial 2013 de Human Rights Watch
Portada del Informe Mundial 2013 de Human Rights Watch

Son palabras del director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, en la presentación, hace un par de semanas, del Informe Anual 2013 de esta organización, con datos correspondientes a 2012.

Como cada año (y van ya 23), la ONG hace un extensivo repaso, Estado por Estado, de la situación de los derechos humanos en el mundo. Y, como cada año, los países de Oriente Medio, pese a haber experimentado algunos pocos avances, no salen precisamente bien parados.

«La tensión entre el gobierno de la mayoría y el respeto por los derechos humanos constituye quizá el reto más importante para los nuevos gobiernos», indica Roth. «Es natural que los líderes de Oriente Medio estén ansiosos por ejercer este nuevo respaldo electoral, pero tienen el deber de gobernar sin sacrificar las libertades fundamentales ni los derechos de las minorías, las mujeres y otros grupos en riesgo», añade.

Este es, con algo de retraso, un breve resumen del diagnóstico de la región elaborado por Human Rights Watch. Para más información (la mayoría, en inglés) sobre cada país, pinchar en el enlace correspondiente.

Arabia Saudí

En 2012 aumentaron las detenciones y los juicios a disidentes pacíficos en Arabia Saudí, y el Gobierno respondió con la fuerza a las manifestaciones de los ciudadanos. Las autoridades continuaron reprimiendo, o dejando sin protección, los derechos de las mujeres y las niñas, así como los de los trabajadores extranjeros. Además, y como en años anteriores, «miles de personas» sufrieron juicios injustos o fueron detenidas de forma arbitraria, entre ellos al menos media docena de defensores de los derechos humanos y otros varios que exigían reformas políticas de forma pacífica.

Entre enero y septiembre de 2012, Arabia Saudí ejecutó a al menos a 69 personas, en su mayoría por asesinato o delitos de drogas, pero también, en al menos un caso, por «brujería».

El Gobierno saudí no tolera el culto público de religiones distintas del islam y discrimina de manera sistemática a las minorías musulmanas chiíes e ismailíes.

Bahréin

La Comisión Independiente, nombrada por el rey Hamad bin Isa Al  Jalifa para investigar la respuesta del Gobierno de Bahréin a las manifestaciones en favor de la democracia de febrero y marzo de 2011, publicó sus conclusiones a finales de noviembre de 2011. La Comisión concluyó que la policía se había excedido en su uso de la fuerza contra manifestantes pacíficos, y también que había habido detenciones arbitrarias, maltrato, torturas, y falta de juicios justos.

Algunos funcionarios de seguridad de bajo rango fueron investigados en relación con las denuncias de tortura, pero el Gobierno no aplicó plenamente las recomendaciones más importantes de la Comisión, incluyendo la liberación de los líderes de las protestas condenados por ejercer su derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica, o la investigación de los funcionarios responsables de los abusos.

Catar

La población de Catar creció en 2012 un 5% debido, principalmente, a la afluencia de mano de obra extranjera para cubrir las demandas del sector de la construcción. Catar tiene la mayor proporción de habitantes no nacionales del mundo, en torno al 88% de la población total. Aún así, la legislación para patrocinar a extranjeros y que puedan convertirse en ciudadanos de pleno derecho es una de las más restrictivas, y tanto el trabajo forzoso como la trata de personas continúan siendo, según HRW, «problemas graves».

A pesar de la puesta en marcha de grandes proyectos como la preparación de Catar para ser sede del Mundial de Fútbol en 2022 (proyectos que requerirán miles de trabajadores), el Gobierno no ha abordado estas deficiencias legales.

Por otra parte, el pasado mes de junio el Consejo de la Shura aprobó un nuevo proyecto de ley sobre medios de comunicación y libertad de expresión que, según denuncia HRW, puede poner en peligro la reputación de Catar como país respetuoso con la libertad de prensa. Los medios locales tienden a autocensurarse, y la ley contempla sanciones penales, incluidas penas de cárcel, por difamación.

Egipto

En 2012 Egipto celebró elecciones democráticas parlamentarias y presidenciales, y puso fin a 31 años de gobierno mediante leyes de emergencia. Sin embargo, HRW denuncia que siguió existiendo abuso e impunidad policiales, así como restricciones a las libertades de expresión, asociación y religión. También permanecieron vigentes muchas limitaciones a los derechos de las mujeres y los trabajadores.

La policía siguió usando la tortura en las comisarías y los lugares de detención, sobre todo durante las investigaciones de casos penales normales, pero también en algunos casos políticos. Se denunciaron asimismo casos de torturas a manifestantes detenidos en El Cairo en agosto y noviembre.

La tortura produjo al menos 11 casos de muertes durante la custodia policial. La policía también se excedió en el uso de la fuerza, tanto en el control de las manifestaciones como en su labor habitual. Se produjeron asimismo torturas a manos de las fuerzas armadas.

HRW afirma que en Egipto aún no ha habido un auténtico proceso judicial para que rindan cuentas los responsables los crímenes cometidos durante el régimen de Mubarak, y que tampoco se han exigido responsabilidades reales por la violencia ejercida durante el levantamiento de enero de 2011, que se saldó con 846 muertos.

En 2012 los fiscales militares continuaron enjuiciando a civiles ante tribunales militares, incluso después de que Mohamed Mursi asumiera la presidencia.

El acoso sexual sistemático a las mujeres en espacios públicos continuó sin que el Gobierno intentara realmente intervenir o detenerlo.

Emiratos Árabes Unidos

La situación de los derechos humanos en los Emiratos Árabes Unidos empeoró en 2012. Las autoridades detuvieron arbitrariamente y expulsaron del país a activistas de la sociedad civil, e intimidaron a sus abogados. También hubo problemas en el trato a los trabajadores inmigrantes, incluyendo falta de seguridad en los lugares de trabajo, retención de documentos de viaje, bajos salarios o directamente impagos de sueldo, a pesar de existir un sistema de pago electrónico obligatorio desde 2009.

En cuanto a la libertad de expresión, el Gobierno intensificó su intento de silenciar a los críticos con la élite gobernante. Las autoridades detuvieron sin cargos a 61 defensores de los derechos humanos y activistas, con el pretexto de que trataban de dañar la seguridad nacional.

Irak

La situación de los derechos humanos en Irak sigue siendo precaria, sobre todo en lo que se refiere a periodistas, activistas y mujeres y niñas. Las fuerzas de seguridad continuaron deteniendo arbitrariamente y, en algunos casos, torturando, y se celebraron juicios sin las necesarias garantías legales.

El Ministerio de Justicia informó de un número récord de ejecuciones en 2012, pero proporcionó poca información sobre la identidad de los ejecutados. Mientras, las fuerzas de seguridad continuaron respondiendo de forma intimidatoria a protestas pacíficas, así como acosando a periodistas y medios de comunicación críticos con el Gobierno.

Por otro lado, el Parlamento iraquí aprobó una ley que penaliza la trata de personas, pero aún tiene que aplicarla efectivamente. Y en la región autónoma del Kurdistán, el Gobierno regional sigue sin adoptar medidas para aplicar la ley aprobada en 2011 que prohíbe la mutilación genital femenina.

Todo ello, en un clima de violencia continua, con cientos de civiles y policías muertos en atentados y asesinatos selectivos.

Irán

En 2012, las autoridades iraníes prohibieron a los candidatos de la oposición participar en las elecciones parlamentarias, e importantes dirigentes opositores permanecieron bajo arresto domiciliario, situación en la que algunos llevan ya más de un año y medio.

Las ejecuciones, en especial por delitos relacionados con drogas, continuaron siendo numerosas (más de 600, solo por detrás de China, según Amnistía Internacional), y el Gobierno hostigó y persiguió a activistas, abogados, defensores de los derechos humanos, estudiantes y, especialmente, periodistas, al tiempo que anunció planes para aumentar su control sobre el uso de Internet.

Varias universidades prohibieron a las mujeres matricularse en determinadas carreras, incluyendo ciencias e ingeniería, y establecieron cupos que limitan el número de mujeres en algunos cursos.

Israel y Palestina

HRW indica que en 2012 continuaron las graves violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional, tanto en Israel como en Gaza y Cisjordania.

La organización recuerda el «nuevo conflicto armado entre Israel y Hamás», que, entre el 14 y el 21 de noviembre, incluyó «ataques ilegales contra civiles por ambas partes». Al menos 103 civiles palestinos y cuatro civiles israelíes murieron durante el conflicto, que concluyó con un alto el fuego negociado con la ayuda de Egipto y Estados Unidos.

Las fuerzas israelíes mataron a al menos cuatro civiles palestinos frente a la costa de Gaza y en la zona de exclusión de la Franja, junto a la valla fronteriza. Las autoridades israelíes destruyeron casas y otras propiedades recurriendo a «prácticas discriminatorias», desplazando por la fuerza a residentes palestinos de Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este, y a beduinos ciudadanos de Israel. En Cisjordania, colonos israelíes hirieron a al menos 150 palestinos. El Gobierno israelí continuó imponiendo severas restricciones al derecho de libre circulación de los palestinos, autorizando asentamientos ilegales en los territorios ocupados y deteniendo arbitrariamente a ciudadanos palestinos, incluyendo manifestantes pacíficos. HRW denuncia asimismo que Israel, «en connivencia con Egipto», siguió impidiendo la reconstrucción de la devastada economía de Gaza mediante el bloqueo de prácticamente todas las exportaciones de la Franja. Israel también sigue prohibiendo a los residentes de Gaza viajar a Cisjordania, y el uso israelí de la fuerza letal contra los palestinos cerca de la frontera priva a estos últimos del acceso al 35% de las tierras agrícolas de Gaza y al 85% de sus aguas de pesca.

Por su parte, las autoridades de Hamás llevaron a cabo en Gaza seis ejecuciones en 2012 (en algunos casos tras juicios injustos), y otros siete fueron ejecutados sin juicio durante los ataques israelíes de noviembre, acusados de colaboracionismo. El Gobierno de Gaza negó frecuentemente a los detenidos el acceso a sus abogados, y las fuerzas de seguridad llevaron a cabo arrestos arbitrarios y torturas. Además, las autoridades suprimen continuamente la disidencia política y los derechos de libre asociación y de reunión pacífica. Grupos armados palestinos en Gaza lanzaron más de 1.400 cohetes que impactaron en Israel a partir de noviembre de 2012. La gran mayoría de estos cohetes fueron lanzados indiscriminadamente hacia zonas pobladas. Mientras, en Cisjordania, los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina golpearon a manifestantes pacíficos y hostigaron a periodistas y activistas en Internet. También hubo detenciones arbitrarias.

Jordania

A lo largo de 2012, las autoridades jordanas recurrieron cada vez con más frecuencia a la fuerza, a las detenciones arbitrarias y a las «acusaciones politizadas», como respuesta a las continuas manifestaciones ciudadanas para pedir reformas políticas y económicas.

En octubre fue nombrado el quinto primer ministro desde que en enero de 2011 dieron comienzo las protestas. El rey Abdulá II convocó elecciones parlamentarias anticipadas, que se celebraron en enero de 2013 bajo una polémica ley electoral que, según la oposición, favorece a los candidatos leales al régimen.

Por otra parte, en agosto el Parlamento aprobó una enmienda a la ley de pasaportes por la que se eliminó el consentimiento obligatorio del marido para que una mujer pueda obtener este documento. No obstante, HRW señala que el código de estatus personal sigue siendo discriminatorio: los matrimonios entre mujeres musulmanas y hombres no musulmanes no son reconocidos y, según señala la ONG, una madre no musulmana puede perder sus derechos de custodia al cumplir el niño los siete años de edad.

Kuwait

Al margen de la crisis política e institucional que vivió Kuwait durante todo el año pasado, y que desembocó en las boicoteadas elecciones de diciembre, el Gobierno kuwaití ha seguido excluyendo de la plena ciudadanía a miles de personas apátridas (conocidos como bidun), a pesar del largo tiempo que llevan residiendo en el país, donde en muchos casos han echado ya raíces. Muchas protestas de estos bidun fueron dispersadas violentamente.

Asimismo, las autoridades procesaron penalmente a individuos por expresar opiniones políticas, incluyendo comentarios en Internet, a pesar de que lo hicieron de manera pacífica. Como dato positivo, los tribunales emitieron dos sentencias históricas por las que se acababa con la discriminación, sancionada legalmente hasta entonces, de las mujeres en los sectores judicial y de la educación.

Líbano

En 2012 se estancaron importantes reformas en Líbano. Proyectos de ley que prevén acabar con la tortura, mejorar el tratamiento de los trabajadores domésticos inmigrantes y proteger a las mujeres contra la violencia de género siguieron paralizados en el Parlamento.

Las mujeres sufren discriminación en las leyes sobre el estatuto personal, y los grupos más vulnerables, así como lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, denunciaron haber sido maltratados por miembros de las fuerzas de seguridad durante detenciones y bajo custodia.

Las autoridades libanesas y las organizaciones humanitarias han prestado asistencia a la afluencia de refugiados sirios que huyen de la guerra en el país vecino, pero las necesidades van en aumento. Y aproximadamente 300.000 refugiados palestinos en el Líbano viven en pésimas condiciones sociales y económicas.

Omán

Las autoridades de Omán restringieron en 2012 el derecho a la libertad de expresión mediante leyes que castigan penalmente la supuesta difamación. Más de 30 activistas en favor de reformas políticas fueron condenados a entre 12 y 18 meses de prisión, y se impusieron elevadas multas bajo la acusación de «difamación del sultán». El Gobierno restringió asimismo las libertades de asociación y de reunión, tanto en la legislación como en la práctica.

Tras las grandes manifestaciones populares de principios de 2011, y siguiendo un decreto del sultán Qabus bin Said, desde finales de ese año el Consejo de la Shura, la mayoría de cuyos miembros son elegidos, ejerce facultades legislativas y de control, aunque de forma limitada.

Por otra parte, y a pesar de que el artículo 17 de la Ley Orgánica de Omán prohíbe la discriminación por motivos de género, y de que las autoridades han hecho esfuerzos para asegurar que las mujeres estén visiblemente representadas en los más altos niveles del Gobierno y la sociedad, la interpretación que hacen los jueces del derecho de familia se traduce a menudo en una discriminación contra la mujer en materia de divorcio, custodia de los hijos, herencia, y tutela legal.

Siria

Human Rights Watch constata que el levantamiento de Siria se volvió cada vez más sangriento en 2012, a medida que la represión del Gobierno contra las protestas callejeras acabó convirtiéndose en un conflicto armado. Las fuerzas gubernamentales y las milicias progubernamentales conocidas como shabiha torturaron a detenidos y cometieron ejecuciones extrajudiciales en las zonas bajo su control.

Algunas fuerzas de la oposición también cometieron abusos graves como como secuestros, detenciones arbitrarias, malos tratos y torturas, así como ejecuciones extrajudiciales o sumarias de miembros de las fuerzas de seguridad, partidarios del Gobierno y personas identificadas como shabeha.

Según fuentes de la oposición, en el momento de redactarse el informe habían muerto ya 34.346 civiles en el conflicto.

HRW denuncia que las fuerzas de seguridad han llevado a cabo varias grandes operaciones militares en pueblos y ciudades conflictivas de todo el país, dando lugar a asesinatos en masa, y que han sometido a decenas de miles de personas a detenciones arbitrarias, detenciones ilegales, desapariciones forzadas, malos tratos y torturas, recurriendo a una extensa red de centros de detención en toda Siria. Muchos de los detenidos eran hombres jóvenes de entre 20 y 30 años, pero también había niños, mujeres y ancianos.

La expansión e intensificación de la lucha han provocado una situación humanitaria desesperada con cientos de miles de desplazados internos o que buscan asilo en países vecinos. Irak, Jordania, Líbano y Turquía prácticamente abrieron sus fronteras a más de 341.000 refugiados de la vecina Siria. Sin embargo, en violación del derecho de los sirios a buscar asilo, entre mediados y fines de agosto, Irak y Turquía comenzaron a denegar el acceso a sus territorios a decenas de miles de personas, ya fuera fijando un límite al número y perfiles de  personas que dejaban cruzar al día, o cerrando completamente los pasos fronterizos y permitiendo solo entradas esporádicas de grupos muy limitados.

Los sirios varados como consecuencia de estos límites quedaron en condiciones de pobreza y ante el riesgo de sufrir ataques aéreos y de artillería de las fuerzas gubernamentales. Los cuatro países denegaron a los sirios un estatus legal seguro y, después de julio, Jordania y el Gobierno central iraquí obligaron a todos los recién llegados a vivir en campamentos cerrados.

Turquía

El Gobierno islamista turco del partido Justicia y Desarrollo logró el crecimiento económico en 2012 y trató de ejercer un papel de liderazgo regional, pero, según HRW, no tomó medidas contundentes para hacer frente a un empeoramiento de los derechos humanos y a un creciente déficit democrático.

Los fiscales y los tribunales continuaron recurriendo a las leyes antiterroristas para enjuiciar y prolongar el encarcelamiento de miles de activistas políticos kurdos, defensores de los derechos humanos, estudiantes, periodistas y sindicalistas. La libertad de expresión de los medios de comunicación se mantuvo restringida, y hubo muchos casos de juicios injustos, así como periodistas detenidos.

En marzo, el Parlamento aprobó una ley para establecer una institución nacional de derechos humanos, y en junio, un defensor del pueblo para examinar las quejas contra funcionarios públicos de todos los niveles. No obstante, grupos de defensa de los derechos humanos criticaron el control gubernamental de los nombramientos.

En cuanto al conflicto kurdo, la violencia aumentó significativamente en 2012 con respecto a años anteriores, con cientos de muertes, tanto de soldados gubernamentales como del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Miembros del PKK secuestraron a personal de seguridad y a civiles, incluidos políticos locales, parlamentarios y maestros. HRW señala que la falta de una solución para la cuestión kurda sigue siendo el mayor obstáculo para el progreso de los derechos humanos en Turquía.

Yemen

El frágil gobierno de transición que sucedió al presidente Ali Abdullah Saleh en 2012 se enfrenta a múltiples desafíos para poner fin a violaciones de derechos humanos en Yemen, como detenciones arbitrarias, ataques a la libertad de expresión y de reunión, o la existencia de niños soldado.

HRW reconoce que ha disminuido la lucha relacionada con la agitación política, pero recuerda que los enfrentamientos sectarios en el norte del país continuaron en 2012, así como los combates entre el Gobierno y la rama yemení de Al Qaeda, en el sur.

Además, el país se enfrenta a una crisis humanitaria cada vez mayor: casi la mitad de la población carece de alimentos suficientes. Saleh abandonó el cargo en febrero de 2012, en virtud de un acuerdo negociado por el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y respaldado en su mayoría por el Consejo de Seguridad de la ONU, los Estados Unidos y la Unión Europea.

Como parte del acuerdo, el Parlamento de Yemen concedió inmunidad a Saleh ante los crímenes políticos cometidos durante sus 33 años de gobierno. La ley de inmunidad, señala HRW, viola las obligaciones jurídicas internacionales de Yemen para perseguir graves violaciones de los derechos humanos, incluidos los ataques de las fuerzas del orden y los grupos progubernamentales, que causaron al menos 270 muertos durante las manifestaciones.

Otro mal año para los derechos humanos

Portada del Informe Mundial 2013 de Human Rights Watch

«La euforia de la Primavera Árabe ha dado paso al complicado desafío de crear democracias en las que se respeten los derechos humanos. La voluntad de los nuevos gobiernos de respetar los derechos humanos determinará si estos levantamientos dieron lugar… Leer

Influyentes y con un gran poder, seis hombres manejan muchos de los hilos en Oriente Medio, y esperan seguir haciéndolo en el nuevo escenario político que surja tras las revueltas en la región.

Así al menos lo explica Blake Hounshell en un artículo publicado en Foreign Policy, en el que analiza los perfiles, la trayectoria y la influencia del príncipe Nayef bin Abdul Aziz, ministro del Interior de Arabia Saudí desde 1975, y que ha dirigido desde entonces la lucha del reino contra el terrorismo y contra otras formas de disidencia más pacíficas; el jeque Issa Qassim, principal clérigo chií de Bahréin y clave en la actual ‘guerra fría’ entre las dos principales ramas del islam en Oriente Medio; Mustafá Mohamed Abdel Jalil, uno de los cargos más importantes que desertó del gobierno de Gadafi en Libia, y que encabeza ahora el Consejo de Transición Nacional, el grupo que asegura estar a cargo de la dirección política de la rebelión libia; el general yemení Alí Muhsin al Ahmar, familiar y, hasta ahora, estrecho colaborador del presidente Saleh, que ha anunciado su apoyo al movimiento de protestas en el país; Yusuf al Qaradaui, uno de los predicadores islámicos más prominentes del mundo árabe, y que lleva tiempo utilizando su prestigio para apoyar a los Hermanos Musulmanes de Egipto desde Catar; y Sami Enan, el jefe de las Fuerzas Armadas egipcias que, según los expertos, es quien cuenta con el respeto de las tropas y, sobre todo, de los estadounidenses, pese a que, en teoría, es el ministro de Defensa, el mariscal Mohamed Husein Tantaui, quien dirige el Consejo Militar Supremo.

» Leer el artículo en Foreign Policy

Seis viejas caras para un nuevo orden

Influyentes y con un gran poder, seis hombres manejan muchos de los hilos en Oriente Medio, y esperan seguir haciéndolo en el nuevo escenario político que surja tras las revueltas en la región. Así al menos lo explica Blake Hounshell… Leer

Estudio principal de Al Jazeera en Doha, Catar.
Foto: Wittylama / Wikimedia Commons

El canal de televisión catarí Al Jazeera se ha convertido en el principal referente informativo de las revueltas populares que están sacudiendo actualmente los países de Oriente Medio y el Magreb. Millones de personas (y no sólo del mundo árabe) están siguiendo los acontecimientos a través de esta cadena de noticias 24 horas, gracias a su emisión por satélite y en Internet.

Sin duda, redes sociales como Facebook o Twitter están teniendo un gran efecto en las revueltas (aunque tal vez no tanto como se cree), pero probablemente sea Al Jazeera la que esté jugando el principal papel en lo que respecta al efecto contagio.

En un extenso y completo artículo publicado este miércoles por Reuters, Regan E. Doherty (corresponsal de la agencia en Catar) analiza la cadena por dentro y plantea preguntas fundamentales sobre su independencia, su influencia y sus planes de futuro. Un extracto:

En la redacción, el ambiente está cargado de energí­a. Los periodistas están como petrificados frente a los monitores que muestran en vivo imágenes de El Cairo, donde cientos de miles de manifestantes están a punto de sacar del poder a otro hombre fuerte, y donde, también, los equipos de Al Jazeera se han estado enfrentando a repetidas detenciones y acoso policial. Las cintas se apilan en una esquina, con las etiquetas garabateadas en árabe.

«Esta es nuestra historia», dice un periodista de Al Jazeera que pide no ser identificado, ya que no ha sido autorizado para hablar con los medios. «Esta es la historia que está enseñando a todos los pesimistas y negativos del mundo lo que somos capaces de hacer. Nosotros tomamos la iniciativa y todos los demás nos siguieron, la CNN, Christiane Amanpour… A pesar de todo el acoso, de que nos roban las cintas y de que golpean a nuestra gente. Si estás en Estados Unidos y quieres saber lo que ocurre en Egipto, ves Al Jazeera».

En las últimas semanas se ha hablado mucho del poder de Al Jazeera, el canal de televisión catarí­ lanzado hace 15 años en este paí­s del Golfo Pérsico por el emir Sheij Hamad bin Jalifa al-Thani, con el objetivo de ofrecer la clase de noticias independientes que los canales estatales de la zona llevaban tanto tiempo ignorando. […]

Leer el artículo completo (en inglés)

El impacto de Al Jazeera

El canal de televisión catarí Al Jazeera se ha convertido en el principal referente informativo de las revueltas populares que están sacudiendo actualmente los países de Oriente Medio y el Magreb. Millones de personas (y no sólo del mundo árabe)… Leer

[…] Aunque la libertad de prensa está garantizada hasta cierto punto en la Constitución de Catar, en junio el Consejo de Asesores recomendó duras sanciones para periodistas radicados en Catar que escriban en contra del emir, la seguridad nacional, la religión y la Constitución.

La semana pasada el Gabinete de Estado hizo un llamamiento para aprobar una nueva ley de prensa y publicaciones, con el fin de «estar al ritmo de las exigencias de los tiempos cambiantes», destacando la importancia de abrir la comunicación entre periodistas y funcionarios del Gobierno.

Sin embargo, por ahora, la libertad de prensa en Catar –a pesar de Al Jazeera– sigue siendo un objetivo por el que hay que esforzarse.

En Qatar Living, Xena, que trabaja en prensa escrita, dice:

Llegué aquí­ en los inicios del periódico, todo el mundo era optimista acerca de estar en un paí­s nuevo con posibilidades nuevas. La atmósfera era eléctrica. Pero pronto llegan los problemas. No puedes imprimir nada vagamente opuesto a las posturas del gobierno, solamente puedes imprimir comunicados de prensa, y no se te permite cambiarlos, mal escritos o no. Tratar de conseguir entrevistas con la gente es como tratar de llegar al presidente de EE UU –imposible–. Llamada tras llamada, listas de preguntas, aprobación de preguntas, esperar a ver la historia antes de que vaya a imprenta y después cambiar o retractarse de las declaraciones….

En Here, There and Everywhere ‘Truthful Stranger’ escribe el siguiente comentario sobre la fórmula tí­pica de un periódico en Catar:

Siempre tienes la presencia de la maldad (siempre hay una pandilla de asiáticos a la que deportar por hacer algo atroz como robar o vender licor) en la página 1, parte inferior, que cubre la Maldad En Nuestro Medio. Después, el adulador artículo sobre HH que acaba de pronunciarse concisamente sobre La Necesidad de Entendimento Mutuo y Educación En Todo el Mundo (página 2); algunas cifras falsas acerca de cómo ha aumentado la propiedad Pearl y otras inversiones (páginas 3 a 5); tonterías de cómo el país es seguro para las inversiones (página 6); el efusivo editoral acerca de cómo las mejores sociedades en el mundo son grandiosas porque están respetando los valores islámicos (páginas 6 a 8); Qatar Airways gana un premio por las mejores toallas calientes para vuelos (página 9), y una nueva orden para 500 aviones Airbus (¡gracias a la rentabilidad estratégica de la aerolínea!). Y, no olvidemos: El Golfo Escapa de Bajón Económico por cuarta semana seguida (página 10 al infinito).


Shabina S. Khatri es una periodista ‘freelance’ estadounidense en Doha, Catar.


Publicado originalmente en Global Voices bajo licencia Creative Commons el 13/11/2009
Traducción del original en inglés: Qatar: No one is above the law – really?
Traducido por Gabriela Garcí­a Calderón Orbe

Ser periodista en Catar

Por Shabina Khatir.- Aunque la libertad de prensa está garantizada hasta cierto punto en la Constitución de Catar, en junio el Consejo de Asesores recomendó duras sanciones para periodistas radicados en Catar que escriban en contra del emir, la seguridad nacional, la religión y la Constitución. La semana pasada el Gabinete de Estado hizo un llamamiento para aprobar una nueva ley de prensa y publicaciones […]