OMS

Desde principios de este mes se han registrado 21 casos confirmados de personas afectadas por un nuevo coronavirus, cuyo brote parece estar en un centro sanitario del este de Arabia Saudí (concretamente en la localidad de Hofuf, en cuyo hospital se han detectado la mayoría de los últimos casos). El virus fue identificado el año pasado, y desde entonces han sido confirmados unos 40 casos en todo el mundo, con una veintena de fallecidos. La mayoría de las muertes (15) han ocurrido en Arabia Saudí, pero también ha habido víctimas mortales, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Francia, Alemania, Jordania, Catar y el Reino Unido.

Un coronavirus, visto a través de un microscopio electrónico. Imagen: British Health Protection Agency

El virus, denominado NCoV (novel coronavirus), no es el famoso SARS (síndrome respiratorio agudo severo, por sus siglas en inglés), el coronavirus que en 2003 mató a 775 personas, pero pertenece a la misma familia. Se desconoce aún su origen, aunque algunos científicos apuntan a que podría estar relacionado con murciélagos existentes en cuevas de la Península Arábiga donde la gente recoge agua. Sí se sabe que se desarrolla como una neumonía grave en muchos de los afectados, mientras que en otros provoca tan solo un resfriado. Casi todos los fallecidos hasta ahora son hombres mayores que padecían también otras enfermedades de tipo respiratorio.

El pasado día 13, la OMS advirtió por primera vez del riesgo de contagio entre personas: «La mayor preocupación es el hecho de que se hayan visto diferentes agrupaciones de casos en distintos países, lo que aumenta la evidencia de que cuando hay un estrecho contacto entre personas el coronavirus puede contagiarse», señaló. Este miércoles, la OMS confirmó los primeros casos de infección en dos trabajadores sanitarios en Arabia Saudí que estuvieron en contacto con enfermos.

Atendiendo al número de casos confirmados, la mortalidad es muy alta (superior al 50%), pero hay que tener en cuenta que el número total de contagiados será, seguro, mayor, ya que de los que han sufrido tan solo un catarro no se tiene registro.

En declaraciones al diario El País, el experto en coronavirus Luis Enjuanes, del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, afirma que «es una situación rara», porque «no es normal que este tipo de patógenos empiecen a propagarse desde un territorio tan poco poblado» como la Península Arábiga. «No sabemos de dónde viene, y tampoco el patrón de la transmisión es claro», añade.

Otra incógnita es por qué se ha acelerado ahora el ritmo de contagios. Enjuanes indica, en este sentido, que «todos estábamos pendientes de la gran peregrinación a La Meca del año pasado, cuando se juntaron 14 millones de personas, y en cambio no pasó nada».

Ha habido, también, cierta polémica en torno al descubrimiento del virus. Según informó en enero la revista Nature, el médico que lo identificó, el virólogo egipcio Ali Mohamed Zaki, mandó las primeras muestras a Holanda a espaldas de las autoridades saudíes, lo que causó malestar en el Ministerio de Salud del país árabe.

El virus fue identificado por Zaki en junio de 2012, en un paciente que falleció en un hospital de la ciudad saudí de Yeda, donde trabajaba entonces el médico egipcio. Posteriormente, en septiembre, la OMS lanzó la primera alerta internacional al confirmarse la infección en el Reino Unido de un hombre catarí que había estado recientemente en Arabia Saudí.

El doctor Zaki indicó hace unos días que, aunque existe el riesgo de epidemia, ésta no tiene por qué darse en su forma más letal: «Parece que va paso a paso y que cada vez se transmite con mayor facilidad», dijo, añadiendo, no obstante, que «ahora tenemos el virus antes de que ocurra la epidemia, y tenemos también las herramientas necesarias para diagnosticarlo».

Los coronavirus causan infecciones respiratorias en humanos y animales. Los afectados tienen fiebre, tos y dificultades para respirar. Además de neumonía, en algunos casos pueden provocar fallos en el riñón. Aún no se sabe cuál es el mejor tratamiento, ni existe una vacuna preventiva. Los pacientes con síntomas severos necesitan atención médica intensiva para poder respirar.


Más información y fuentes:
» Información y actualizaciones de la OMS sobre el nuevo coronavirus
» La OMS advierte del contagio del nuevo coronavirus (El País)
» Coronavirus epidemic awaits, not certain to be severe – discoverer (Reuters)
» New respiratory virus spreading in Saudi Arabia (entrevista en ABC Radio Australia)
» New SARS-like virus poses medical mystery (CNN)
» Tensions linger over discovery of coronavirus (Nature)
» Lo que debemos saber sobre el nuevo coronavirus (BBC)
» Coronavirus: what is it and how easily can it spread? (The Guardian)

Lo que sabemos del virus de Arabia Saudí

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Los líderes mundiales de las principales agencias de la ONU grabaron hace unos días este vídeo con un llamamiento desesperado a detener la guerra en Siria. Sus palabras están dirigidas tanto a las partes implicadas en el conflicto como a la comunidad internacional y, en concreto, a cualquier gobierno que pueda tener alguna influencia en la crisis. Es un mensaje firme, contundente y emotivo. Lo más probable es que sirva de poco, o de nada, pero es moralmente necesario.

En el vídeo, Anthony Lake (UNICEF –infancia–), António Guterres (ACNUR –refugiados–), Valerie Amos (OCHA –asuntos humanitarios–), Ertharin Cousin (PMA –alimentos–) y Margaret Chan (OMS –salud–) hablan alto, claro y con una sola voz: «Basta, ya basta», repiten. Y una advertencia: si el número de niños y familias que necesitan ayuda humanitaria sigue creciendo cada semana al vertiginoso ritmo actual, las agencias de la ONU no podrán seguir garantizando el mantenimiento de sus operaciones con los fondos de que disponen.

Por primera vez, Naciones Unidas tendrá que plantearse el cierre de programas dentro de Siria, en áreas tan esenciales como la salud, la protección de la infancia o la educación. Y si eso ocurre, la situación, que ya es dramática, puede volverse un auténtico infierno. La interrupción de estos programas afectaría a decenas de miles de refugiados en Jordania, Irak, Líbano y Turquía, y también a programas de vacunación, al funcionamiento de centros de salud, a la escolarización… Según UNICEF, solo un 6% de los niños de Alepo están escolarizados ahora. Hace dos años eran el 85%.

La novedad del llamamiento es que no se centra en una petición de fondos a gran escala, por más que estos sea necesarios. Esta vez, los líderes de la ONU van directos a las causas de la tragedia, y no solo a sus consecuencias. Los fondos para hacer frente a los efectos del conflicto son importantes, pero lo esencial es parar la guerra, y hacerlo cuanto antes:

Tras más de dos años de conflicto y más de 70.000 muertes, incluidas las de miles de niños; a pesar de que más de 5 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, incluidos más de un millón de refugiados que viven en los países vecinos, sometidos a una intensa presión; a pesar de que tantas familias han sido separadas, y tantas comunidades, destruidas; a pesar de que escuelas y hospitales han sido destrozados, y los sistemas de agua desmantelados; a pesar de todo eso, parece que todavía no existe un sentimiento de urgencia lo bastante grande entre los gobiernos y las partes que podrían poner fin a la crueldad y a la carnicería en Siria.

Llamamiento desesperado de la ONU sobre Siria

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