Palestina

Foto: Tanya Habjouqa, de su serie ‘Occupied Pleasures’

Recuperar el humor y la alegría presentes en las vidas de los palestinos, su sentido lúdico y su capacidad de divertirse a pesar de los tremendos obstáculos. Eso es lo que se ha propuesto la fotógrafa Tanya Habjouqa, y así lo refleja en su serie Occupied Pleasures: «Quiero que la gente mire a estas personas más allá del completo estereotipo al que han sido reducidas, que las miren, y se rían, y piensen», dice.

Foto: Tanya Habjouqa, de su serie ‘Occupied Pleasures’
Foto: Tanya Habjouqa, de su serie ‘Occupied Pleasures’
Foto: Tanya Habjouqa, de su serie ‘Occupied Pleasures’
Foto: Tanya Habjouqa, de su serie ‘Occupied Pleasures’
Foto: Tanya Habjouqa, de su serie ‘Occupied Pleasures’

Habjouqa, nacida en Jordania y criada en Estados Unidos, comenzó esta serie de fotografías cuando vivía en Jerusalén Este con su marido, un abogado palestino especializado en derechos humanos. Tras recibir una beca de la Fundación Magnum a principios de 2013, Habjouqa pudo dedicarse por entero al proyecto, que concluyó el pasado mes de octubre.

En la presentación de la serie en su página web, Habjouqa escribe: «Más de cuatro millones de palestinos viven en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, donde la situación política invade constantemente los momentos más mundanos. La movilidad está restringida y la amenaza de la violencia es frecuente. Esto da lugar a un gran deseo por los placeres más pequeños, y a un afilado sentido del humor sobre las situaciones absurdas que produce una ocupación que dura ya 47 años».


Fuente y más fotos:
» A Side of Palestinian Life That Doesn’t Usually Make It Into the News (Slate)
» Occupied Pleasures (web de Tanya Habjouqa)
» Tanya Habjouqa en Facebook

La Palestina que no sale en las noticias

Recuperar el humor y la alegría presentes en las vidas de los palestinos, su sentido lúdico y su capacidad de divertirse a pesar de los tremendos obstáculos. Eso es lo que se ha propuesto la fotógrafa Tanya Habjouqa, y así… Leer

Los apuñalamientos presuntamente cometidos por palestinos que han causado dos muertos y dos heridos, y las protestas, han disparado la tensión en Israel y Cisjordania en las últimas horas. Una mujer falleció y otras dos personas sufrieron heridas en uno de estos ataques, perpetrado al parecer por un palestino que resultó herido de gravedad en el bloque de asentamientos judíos de Gush Etzión, en Cisjordania, horas después de que un soldado israelí fuera apuñalado en una estación de tren de Tel Aviv y que terminó muriendo a causa de las lesiones, informa Efe.

¿El germen de una nueva intifada?

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Los miembros del Tribunal Russell sobre Palestina, durante una de las sesiones. Foto: Russell Tribunal on Palestine

El guionista escocés Paul Laverty, habitual colaborador del cineasta Ken Loach y autor, entre otros muchos, del guión de la película The Wind That Shakes The Barley (El viento que agita la cebada), ganadora de la Palma de Oro en Cannes en 2005, participó recientemente como miembro del Jurado en el Tribunal Russell sobre Palestina, un foro en el que se escucharon testimonios de expertos y testigos sobre la situación en Gaza tras los 51 días de ataques israelíes que sufrió la Franja este verano.

Sobre lo escuchado en esta sesión de emergencia, celebrada en Bruselas el pasado 24 de septiembre, Laverty escribió una extensa carta pública (reproducida a continuación), dirigida al presidente de Estados Unidos, Barack Obama; al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, y al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.


Estimados Presidente de los Estados Unidos de América, Sr. Barack Obama, Primer Ministro de Israel, Sr. Benjamin Netanyahu, y Sr. José Manuel Durão Barroso, Presidente de la Comisión Europea, por algún extraño giro del destino, ya que yo me dedico a escribir guiones de cine, formé parte de  la Sesión de Emergencia del Tribunal Russell sobre Palestina, celebrada en Bruselas el pasado 24 de Septiembre de 2014. Siento que es mi deber escribirles para hacerles saber lo que nos contaron los testigos presenciales que estuvimos escuchando.

Existe una larga tradición de testigos que denuncian lo que han presenciado ante personas que ostentan el poder.  Bartolomé de Las Casas y el Padre Montesinos (este último murió asesinado) fueron dos curas radicales del siglo XVI que relataron lo que habían visto con sus propios ojos ante  los reyes Isabel y Fernando de España: las masacres y abusos cometidos contra los Indios, en lo que ahora se conoce como Latinoamérica. Las suyas fueron las primeras voces de conciencia que se levantaron contra el Imperio y hoy en día, quinientos años más tarde, las declaraciones del padre Bartolomé aún pueden leerse. ¿Sentirían ellos en su corazón que su gesto era ingenuo?

En la sesión de emergencia sobre Palestina, pude escuchar el relato de testigos presenciales junto al resto de los miembros del jurado, que incluye a personas como Roger Waters (perteneciente a Pink Floyd), Vandana Shiva o el prestigioso pensador sobre el medio ambiente, Ronald Kasrils, un antiguo combatiente por la libertad de Sudáfrica (Presidente Obama, usted disfrutaría de sus historias sobre cómo consiguió escapar de asesinos a sueldo en Londres). El Sr. Kasrils se convertiría con el tiempo en Ministro de los Servicios de Inteligencia en su país, lo que demuestra que en ocasiones puede llegarse a transformar el poder político.

También tuve la suerte de conocer a alguno de los abogados más importantes a nivel mundial, como Michael Mansfield, que en la investigación de Hillsborough representa a las maravillosas familias de Liverpool; o John Dugard, un respetado jurista que llegó a integrar la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas; así como Richard Falk, ex-Relator Especial para Naciones Unidas de los Territorios Ocupados, a quien me referiré más adelante. Estoy seguro de que también les resultarán familiares el resto de los miembros del jurado: el premiado novelista del Cairo, Ahdaf Soueif, cuyos apasionantes relatos de la revolución y contra-revolución en Egipto nos han fascinado a tantos de nosotros; mi colega y también cineasta Ken Loach; Miguel Ángel Estrella (encarcelado y torturado por la dictadura militar uruguaya en 1977, y liberado en 1980), pianista de música clásica y Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO; y la defensora de los derechos humanos y activista contra la tortura en su país, Túnez, Radhia Nasraoui, que vive hoy bajo amenazas de muerte.

Pero, permítanme unos preliminares. ¿Por qué les estoy escribiendo?

Por una razón muy sencilla: ustedes tres tienen la capacidad y la responsabilidad de cambiar las vidas de los 1,8 millones habitantes de Gaza. Ustedes tres  pueden comenzar el largo proceso que permita rescatar el imperio de la ley del ridículo.

En cuanto al Tribunal Russell, añadiré unos cuantos datos. Como ya saben, la primera regla en política es averiguar el origen del dinero y así se descubre la verdadera naturaleza de cualquier institución. Pues bien, esta sesión de emergencia se ha improvisado apresuradamente gracias a los esfuerzos de varias ONG, organizaciones locales, sindicatos, fundaciones y grupos religiosos a quienes no les sobra el dinero. Es decir, que esta iniciativa cívica haya tenido lugar se debe al esfuerzo de docenas de voluntarios.

En segundo término, hay que añadir que el Tribunal Russell no pretende conducir un proceso judicial. Tal y como expresó el profesor Richard Falk, «es un lugar para decir verdades». No se busca descubrir y demostrar la verdad, como se debe hacer en un juicio criminal, sino documentar los testimonios de testigos presenciales, muchos de los cuales son ya de dominio público, para, mediante la ayuda de expertos legales, enmarcar los hechos en el contexto de la ley internacional y sacar conclusiones. Es posible que puedan llegar a manejarse algunos datos inexactos, pero en su conjunto, los testimonios que hemos escuchado tienen la fiabilidad que les otorga ser las experiencias vividas en primera persona por los propios testigos.

Y si, claro,  el gobierno israelí fue invitado a participar, pero declinó presentar ningún testimonio.

En lo que se refiere a Gaza, el punto de partida y hecho esencial, en términos de ley internacional, como bien dijo el Sr. Michael Mansfield, es que se trata de un territorio ocupado ilegalmente, y como consecuencia, su población tiene exactamente el mismo y legítimo derecho a oponerse a la ocupación israelí, que el que tuvo la Resistencia Francesa a oponerse a la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

¿Acaso no es éste un detalle determinante que parece habérsele escapado a prácticamente todos los reporteros y presentadores de noticias cuando contextualizan las historias en referencia al conflicto en Gaza? Qué eficaz ha resultado la combinación de tergiversar las noticias, bailarle el agua a los poderosos y hacer periodismo mediocre (salvo algunas valientes excepciones) para defender ciertos intereses y crear un «sentido común» falseado. Tim Llewellyn, verterano reportero en Oriente Medio para la BBC, que conoce la Corporación como la palma de su mano, dijo recientemente en una reunión en Londres que a cualquier persona que ose cuestionar el discurso dominante le «mandan castigado a su habitación».

Y sí, el Tribunal acepta que el ataque indiscriminado contra la población israelí con misiles lanzados por combatientes de la resistencia, que provocaron la muerte de 7 personas, es un crimen contra la ley internacional.

Entonces, ¿por qué molestarse en crear el Tribunal?

Mientras escuchaba cómo algunas de las mentes más brillantes del mundo del Derecho interpretaban estatutos y daban opiniones legales, no podía evitar imaginarme historias de ciencia ficción en realidades paralelas. Sí, la ley internacional y las obligaciones legales existen, pero son tan poco tangibles como la neblina matutina para los ciudadanos de Gaza.

Presidente Obama, su país veta investigaciones y procesamientos a través del Consejo de Seguridad. Sr. Netanyahu, cuando los miembros de las Naciones Unidas llegan a algún consenso o resolución, su país lo ignora o descarta, como sucedió, por ejemplo, con la decisión de la Corte Internacional de Justicia (que ganó por mayoría de 14-1), que condenaba la muralla que recorría los Territorios Ocupados Palestinos. Y Sr. Barroso, ¿no le parece una vergüenza presionar al presidente palestino Mahmoud Abbas, amenazándole con frenar las ayudas a Palestina, para que no ratifique la Corte Penal Internacional, lo que le daría acceso a poder iniciar procedimientos legales?

La triste verdad es que la Ley Internacional existe sobre el papel, pero tan sólo se aplica cuando les conviene a los poderosos. Y así, esta enorme distancia entre lo plasmado sobre el papel y la realidad, esta Gran Hipocresía, se hace obvia para todos los pobres, marginados e iracundos del mundo. Y les corresponde a ellos crear un Tribunal del Pueblo ad hoc, sin financiación, para intentar lanzar un pequeño puente de esperanza que cruce el gigantesco hueco que hay entre la existencia de la ley y la aplicación de la misma.

Es por eso que tuvimos la Sesión de Emergencia del Tribunal Russell en Bruselas, el único foro público en el que se ha prestado atención a esta herida abierta, como ya hizo Bertrand Russell hace muchos años, cuando creó el primer Tribunal sobre Vietnam y en cuya iniciativa nos inspiramos. El 13 de noviembre de 1966 Bertrand Russell escribió: «que este Tribunal impida el crimen del silencio».

Cuando entramos en el Albert Hall, en el centro de Bruselas, estaba esperándonos ya  una silenciosa y digna multitud de unas 500 personas, dispuesta a escuchar los testimonios. Y, Sr. Netanyahu, no había en dicha multitud señal alguna de racistas o antisemitas. Los allí reunidos eran una amplia representación de la población local, desde jóvenes estudiantes hasta ancianos y ancianas ya jubilados, horrorizados y escandalizados por las imágenes que habían visto  en la televisión a lo largo del verano. Un público que se habría conmovido igualmente al ver las imágenes del documental, el más horrible que he visto jamás, de Alan Resnais, y escrito por Jean Cayrol (superviviente de un campo de concentración), llamado «Noche y Niebla» y filmado en Auschwitz en 1955. Se lo recomiendo a todo el mundo.

Aquella mañana, en esos primeros momentos de tensión, mientras me sentía como un impostor en una situación que superaba con creces mi competencia (¿alguna vez se sienten así ustedes, hombres poderosos?), me vino a la mente un personaje histórico que hace poco tuve la suerte de descubrir. Me gustaría presentárselo a ustedes: se llamaba Adomnán. Fue el noveno Abad de Iona, una famosa isla en la costa Oeste de Escocia, donde San Columba construyó su primer monasterio. Mientras miraba al público, me imaginé a 500 Adomnanes. Adomnán fue un hombre que sentía gran compasión por los inocentes en tiempos de guerra. Le horrorizaba en particular el sufrimiento de mujeres y niños. Así que en el año 697 convocó un sínodo con los grandes pensadores del Derecho de la época. Sí, mil trescientos diecisiete años antes de que la noción del estado nación si quiera existiese. Reunió a   91 hombres, entre reyes, obispos, líderes y abades – un verdadero compendio de los hombres más poderosos de la época – y milagrosamente les convenció para que viajaran hasta un lugar llamado Birr, en lo que es ahora el Condado Offaly en Irlanda. Y en el año 697,  hace ya  1.317 años, no solo consiguieron formular la «Lex Innocentium», una serie de normas que protegían en periodo de guerra a mujeres, niños y personas del clero que no poseían armas,  sino que también consiguieron que estos 91 hombres garantizasen la ley y establecieran multas y penalizaciones para aquellos que no la cumplieran. Estos líderes acordaron que dichas leyes serían vinculantes en sus territorios. En otras palabras, crearon una ley internacional vinculante para proteger a los inocentes. Un excelente y magnífico ejemplo de organización y decencia que parece haberse perdido en la historia.

Mientras nos dirigíamos a nuestros asientos en ese 24 de Septiembre de 2014, en pleno centro de la civilizada Europa, a pocos pasos de las oficinas centrales de la Comisión Europea, me pregunté si a Adomnán le habría costado tanto implementar la Lex Innocentum hace 1.317 años, como nos cuesta a nosotros hoy implementar el Tratado de Ginebra.

Antes de hablar de los testigos a los que estuvimos escuchando, me gustaría hacer referencia a los que no pudimos escuchar. A dos de los tres testigos que tenían que venir de Gaza no les permitieron salir y viajar hasta Bruselas para dar su testimonio. ¿Sería eso por intervención de Israel, de Egipto, o quizás una colaboración entre ambos? El primero es Raji Sourani, el respetado activista de derechos humanos, ganador del Premio de Derechos Humanos Robert F. Kennedy, antiguo prisionero de conciencia, entre otras muchas cosas y co-fundador del Centro de los Derechos Humanos en Gaza. El segundo es Ashraf Mashharawi, un galardonado cineasta palestino, que vive y trabaja en Gaza. De hecho el único testigo que fue capaz de asistir pudo hacerlo gracias a su doble nacionalidad ya que utilizó su segundo pasaporte.

Tuve la oportunidad de hablar con Raji Sourani hace varios años, y lo que me dijo se me quedó grabado.. Me contó que los encargados de vigilar los productos que entraban y salían de Gaza en los puestos de control estaban impidiendo, a propósito, la entrada de productos químicos suficientes como para que el agua tuviera un nivel de pureza aceptable. «Nos están envenenando lentamente», me dijo. Me pregunto qué podría habernos contado Raji esta vez. Hay testimonios que pueden resultar muy perturbadores.

En el año 697 no había conductores de ambulancias. Ojalá que los lectores de este texto hubiesen podido escuchar el testimonio del doctor Mohammed Abou Araab, un cirujano palestino que vive en Noruega y que fue como voluntario a Gaza durante la crisis. Nos contó las vivencias de su colega Mohammad, quien a pesar de ir con uniforme médico y conduciendo  una ambulancia reconocible como tal, fue asesinado de un disparo el 25 de julio. Por casualidad, coincidí después con el doctor Mohammed en el aeropuerto, al marchar de Bruselas. Este hombre, discreto y tranquilo, me estuvo contando sobre los agotadores turnos de dieciocho horas, sobre sus intentos desesperados de salvar las vidas de innumerables pacientes salvajemente mutilados. Su relato incluía los heroicos intentos de los sanitarios palestinos, que arriesgan sus vidas y que, a pesar de la escasez de medicinas y materiales, son capaces de improvisar con imaginación la forma de aliviar el sufrimiento de sus agonizantes pacientes.

Mads Gilbert, un cirujano noruego, también prestó un testimonio inquietante. Este hombre, de presencia eléctrica, y capaz de aportar datos cuidadosamente recopilados, habló sobre sus pacientes y nos mostró fotos de los mismos. Yo me preguntaba cómo puede un hombre mantener la calma en medio de tantos cuerpos destrozados, tantas vidas que dependen de sus decisiones instantáneas. Ninguna imagen o enlace de video hubiera estado a la altura del testimonio de este hombre que había tenido que sacarle metralla del cuello a un niño. 83 sanitarios fueron heridos y 21 murieron. 17 de los 32 hospitales sufrieron daños y 6 tuvieron que ser cerrados. Y además de todo esto, Gaza tuvo que lidiar con 10.000 bajas de guerra. Pero las estadísticas nunca están a la altura de las vivencias concretas.

El cirujano nos enseñó la fotografía de un niño enterrado hasta el cuello, atrapado entre dos columnas de cemento, que milagrosamente fue rescatado con vida. O la foto de un doble amputado, o la de un niño en carne viva, sin piel, imágenes que eran casi imposibles de soportar. Vi como uno de los miembros del jurado lloraba mientras Mads Gilbert explicaba su trabajo. Roger Waters comentó más tarde que había sido como descender al infierno. Ken Loach le preguntó a Gilbert si había visto u oído algo que demostrara que miembros de la resistencia estuvieran utilizando esos edificios de atención médica para lanzar ataques; él afirmó no tener ninguna sospecha al respecto. Y de haberla tenido, nos dijo, él y el resto de los sanitarios les habrían exigido que se fueran. ¿Podrían ser los ataques a paramédicos, ambulancias identificadas como tales, hospitales o edificios de atención médica un accidente en mitad del caos? Él descartó tal posibilidad, debido a la intensidad y la envergadura de los mismos. De hecho se preguntaba cómo era posible que fueran accidentales, cuando el propio ejército israelí se jactaba de tener una puntería certera en el 90% de sus ataques. Primer Ministro Netanyahu ¿podría clarificar esto?

Mads Gilbert nos mostró también una carta que él y sus compañeros cirujanos escribieron a Ban Ki Moon, Secretario General de las Naciones Unidas, en pleno apogeo de los bombardeos, suplicando que se crease un corredor de seguridad entre los hospitales y la frontera, para trasladar a los miles de pacientes a los que no podían tratar. Nunca recibieron respuesta. Debería darle vergüenza Sr. Ban Ki Moon.

El único palestino que vive en Gaza y que consiguió llegar hasta Bruselas -gracias a su pasaporte holandés- fue un premiado periodista (ganador del premio Martha Gellhorn del 2009), Mohammed Omer, quien nos habló de las ejecuciones rápidas de civiles a manos de israelíes, incluyendo la de un hombre de 64 años. Escuchamos más testimonios sobre civiles hebreo-parlantes siendo seleccionados para ser ejecutados en el momento.

Pero me gustaría llamar la atención sobre el testimonio de un hombre en particular, Eran Efrati. Eran es un ex-sargento del ejército israelí. Él fue uno de los primeros en sacar a la luz el uso de fósforo blanco en la operación Plomo Fundido de 2008. Ha reunido numerosos testimonios que narran cómo francotiradores pertenecientes al ejército israelí ejecutaban civiles. Me encontré con Eran durante un descanso y le pregunté cuál sería el  coste para él  de estar prestando testimonio. Eran viene de una familia de militares de Israel, quienes han rechazado todo contacto con él; la única relación que ha logrado mantener es con un hermano que vive fuera del país. Me quedé preocupado por su seguridad personal viviendo en Israel y por lo que le pueda pasar en el futuro. Un hombre valiente. En cambio a ustedes, Presidente Obama, Presidente Barroso, mantenerse firmes en los principios que dicen defender,  solo les podría acarrear consecuencias políticas.

Las pruebas presentadas por el ex-coronel del ejército irlandés Desmond Travers, un experto militar, fueron apabullantes. Habló de 700 toneladas de artillería descargadas, 14 veces más que en el ataque anterior, la operación Plomo Fundido. Subrayó que los bombardeos masivos contenían, entre quién sabe qué otras cosas, uranio empobrecido, y relató los daños que tales acciones causaron en zonas habitadas. La toxicidad, además, será un legado que perdurará durante años. Desmond nos recordó la tragedia de Faluja, Irak, donde los bebés hoy en día, diez años después del conflicto, aún nacen con terribles malformaciones. Con respecto a las 700 toneladas de artillería mencionadas por el Coronel Travers, Paul Mason, el respetado periodista de las noticias de Channel 4 (cuyos maravillosos reportajes en vivo tanto impacto generaron), nos presentó una pequeña bolsa de plástico con metralla de proyectiles de tanques. En su opinión, estos proyectiles utilizados en lugares altamente poblados eran los que habían causado el daño más terrible entre la población civil. Estos fragmentos, pesados y afilados al tacto, eran exactamente iguales a los que Mads Gilbert había extraído del cuello del niño en la foto que nos enseñó. En su testimonio escrito, Paul Mason afirmó que «muchos de los ataques con misiles no son sino una ejecución extrajudicial de civiles no-combatientes».

El joven periodista alemán Martin Lejeune, que vivió en una casa junto con otros 72 civiles sin hogar, nos presentó imágenes que demostraban la devastación total de las infraestructuras de Gaza. Según su estimación, aproximadamente un 70% de la capacidad industrial de Gaza había sido destruida, incluyendo la única central eléctrica, la mayor mezquita y el canal de televisión más popular. También las zonas agrícolas habían sido diezmadas, así como buena parte del ganado vacuno, cuyos dueños insistían en que no tenían opinión alguna respecto a Hamas. El número de personas que perdieron sus casas se eleva a cientos de miles; las imágenes de video que mostraban la devastación masiva dejaron la sala en completo silencio.

Primer Ministro Netanyahu, permita que le haga una pregunta directa. Con uno de los ejércitos más sofisticados del mundo, con cámaras en vehículos aéreos no tripulados que captan imágenes de cada metro cuadrado en Gaza (como nos contó Paul Mason), ¿nos puede decir si realmente pretendían bombardear la única fábrica de caramelos que hay en Gaza? ¿O fue quizás un acto de máxima crueldad hacia los niños que habitan esta prisión al aire libre?

Lo anterior me lleva al testimonio presentado por Ivan Karakashian, coordinador de Defensa Internacional de Los Niños – Palestina. Según estima, el número de niños muertos asciende al menos a 490, y no puedo ahora ni recordar el número de niños heridos. Fue especialmente impactante escuchar cómo adolescentes eran utilizados como escudos humanos por el ejército. A un joven (vimos su entrevista grabada) le forzaron a desnudarse, le interrogaron, le azotaron con alambre de púas y luego le obligaron a quedarse con los soldados durante cinco días para servir como escudo humano. Por supuesto estaba totalmente traumatizado. Pero lo que más me impresionó fue darme cuenta de que en este momento, un niño de apenas ocho años en Gaza ha vivido ya cuatro guerras. Tengo un hijo de siete, no me puedo ni  imaginar cómo estará un niño después de semejantes traumas. Las cifras eran abrumadoras, ya no recuerdo el número de niños huérfanos. Ivan Karakashian sostuvo que unos 370.000 niños requieren hoy cuidados psicológicos. ¿Cuántas delicadas conexiones cerebrales en esas pequeñas mentes han sido destrozadas? ¿Cuántas pesadillas que no se irán  hasta la llegada de la luz de la mañana? ¿Cuántos sollozos puede contener un pecho? ¿Y qué va a sembrar esto en las generaciones  futuras? Si tan solo uno de cada cien niños crece lleno de odio y desesperación, ¿de qué será capaz en el futuro?

Me abruma el recuerdo del testimonio del periodista independiente canadiense David Sheen, quien actualmente vive en Israel. Quizás fue el más aterrador de todos. David Sheen presentó numerosos ejemplos en los que en las redes sociales isarelíes se llamaba al asesinato de todos los palestinos. A todos nos da vergüenza ajena cuando vemos a esos cretinos anónimos que utilizan Internet para vomitar su odio, pero ¿qué ocurre en su país, primer ministro Netanyahu, cuando políticos consagrados y líderes religiosos piden el asesinato en masa? Escuchamos por ejemplo citas terribles del ya difunto rabino Ovadia Yosef, de quien no se puede decir que sea un personaje marginal cuando 800.000 personas asistieron a su funeral. Asimismo, conocimos el célebre artículo publicado en julio de 2014 por la parlamentaria israelí Ayelet Shaked, en el que se citaba a Uri Elitzur, su antiguo consejero, Sr. Netanyahu, quien escribió: «lo realmente aterrador es darse cuenta de que la población palestina en su totalidad es el enemigo», por lo que se debía avanzar en la destrucción de «sus ancianos, sus mujeres, sus ciudades y sus pueblos, sus propiedades y sus infraestructuras», así como de «las madres de los terroristas», «como también deberían serlo las casas donde crecieron las serpientes». Esta joven legisladora es una experimentada política en el partido de la Casa Judía que forma parte de su coalición de gobierno.

Pero lo que resulta aún más escalofriante es la carta pública dirigida a usted, Primer Ministro Netanyahu, el 1 de agosto de 2014 escrita por el vice-presidente del Parlamento, el Sr. Moshe Feiglin, perteneciente a su propio partido, Likud. En esta se afirma: «lo que es necesario en este momento es internalizar el hecho de que Oslo se ha acabado, que éste es nuestro país, exclusivamente nuestro país, incluyendo Gaza. No hay dos estados, y no hay dos pueblos. Solo hay un estado para un pueblo». En un apartado llamado «definiendo las tareas», pide que se «conquiste la franja de Gaza en su totalidad, y se aniquilen todas las fuerzas armadas y sus simpatizantes». Dado que los combatientes tienen un amplio apoyo público y que Hamas ganó las elecciones, esto significaría muerte a gran escala.

Otro de sus llamamientos era para «convertir Gaza en Jaffa, una próspera ciudad Israelí con un limitado número de civiles hostiles».

Y hay mucho más ejemplos que se encuentran con facilidad en Internet.

Testigos expertos nos explicaron que dichos llamamientos, de acuerdo a la ley internacional,  equivalen a la incitación al genocidio. Esto no es mera demagogia. Muchos de los testigos estaban genuinamente preocupados con la posibilidad del genocidio «en el próximo enfrentamiento». Paul Mason declaró haber sido testigo de este «discurso del genocidio» en ambas comunidades, pero está claro cuál de las dos tiene la capacidad militar y logística para poder llevarlo a cabo.

Por favor, presten atención, el genocidio es una posibilidad en el horizonte. Genocidio. Me acuerdo del testimonio presentado por el doctor Paul Behrens, un experto en genocidio que enseña en la universidad de Edimburgo. Dijo algo muy importante. El genocidio se confunde a menudo con las masacres a gran escala como fueron el Holocausto, o la tragedia Armenia. Pero según la Convención sobre El Genocidio de 1948, el genocidio no se cifra en una cantidad numérica. Se comete genocidio cuando «se inflige sobre un grupo de personas condiciones de vida diseñadas para causar su destrucción física en su totalidad o en parte».

En esta línea, Michael Mansfield, defendió que la «mens rea», o intención de destrucción, se podía deducir a partir de la intensidad y del patrón de los ataques, y que el caso de Gaza merecía al menos una investigación en tal sentido. Aunque finalmente no se incluyeran estas apreciaciones en las conclusiones del Tribunal, sí han recogido una advertencia: «se reconoce que en una situación en la que se cometen crímenes contra la humanidad con tanta impunidad, y en la que se incita al genocidio de manera tan pública y directa en toda la sociedad, se puede concebir que tanto el estado como ciertos individuos, podrían elegir aprovecharse de estas condiciones para perpetrar un crimen de genocidio».

Primer Ministro Netanyahu, hemos visto claras incitaciones al genocidio, pero ¿nos puede decir si alguno de sus colegas está realmente planeando un genocidio? Si su vicepresidente parlamentario puede proponer lo que dice en público, ¿qué se plantean sus colegas en privado? ¿Por qué no respeta usted la Convención sobre el Genocidio de 1948 y procesan al vicepresidente del Knesset, el Sr. Moshe Feiglin?

Hablemos ahora del Sr. Richard Falk. Richard Falk es, entre otras muchas cosas, profesor emérito de Derecho Internacional en Princeton. Entre 2008 y 2014, el Sr. Falk fue Relator Especial de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos en la Palestina Ocupada. En otras palabras, fue dotado con la autoridad de la comunidad internacional por su institución más preeminente, la ONU  para uno de los conflictos más largos e importantes. Cuando el Sr. Falk llegó a Israel en mayo del 2008 para llevar a cabo su importante misión, obviamente no se esperaba un recibimiento por todo lo alto. Pero ni siquiera la persona más cínica del mundo podía imaginar lo que sucedió. En cuanto aterrizó, el Sr. Richard Falk, Relator Especial sobre Derechos Humanos de Naciones Unidas, fue arrestado, pasó la noche en una celda con otros prisioneros y fue deportado a la mañana siguiente. Me dijo que la orden había venido directamente del Ministro de Asuntos Exteriores israelí, porque no estaban de acuerdo con su nombramiento. Cuanta debe ser la confianza del gobierno israelí de que quien mueve los hilos pague sus facturas y proteja sus espaldas.

Cuando Occidente sermonea sobre la barbarie en este mundo caótico, y la importancia del respeto  al Derecho, recordemos al Sr. Richard Falk y este envenenado ejemplo de gran impunidad.

Presidente Obama, el Sr. John Dugard, otro respetado profesor de Derecho y antiguo Relator Especial de las Naciones Unidas, nos contó al Tribunal que  Estados Unidos «abastece a Israel con los tanques, los aviones caza, helicópteros y sistemas de misiles más modernos, además de financiar el sistema de defensa Israelí Cúpula de Hierro. Desde 2008 hasta 2018  Estados Unidos va a proveer a Israel con 30 mil millones de dólares en armamento militar», lo que viene a ser unos 8,5 millones de dólares al día. Dadas estas circunstancias y tras haber examinado con cuidado el Derecho internacional, el Sr, Dugard se pregunta si Estados Unidos no será cómplice de crímenes de guerra. Y concluye «sin duda Estados Unidos tiene que justificar sus acciones».

Presidente Obama, debe ser usted consciente de que la gente no es estúpida y que su apoyo incondicional a Israel socava cualquier declaración pública que haga.

Presidente Barroso, ¿cómo puede defender sanciones contra Rusia,y al mismo tiempo prestar su total cooperación en asuntos de comercio al Estado de Israel? Tampoco olvidamos su contribución a enterrar el informe Goldstone sobre abusos pasados.

Permítanme acabar con mi viejo amigo Adomnán, el noveno abad de Iona. Y lo haré citando mi parte favorita de la Lex Innocentium, de hace 1.317 años: «será la misma multa la que pague una persona por cometer el crimen, que la que pague un individuo por no utilizar todas sus fuerzas para proteger a la víctima».

El noveno abad de Iona no simpatizaba mucho con el espectador pasivo, y sospecho que no veía mucha diferencia entre infractor y colaborador.


Carta en castellano publicada originalmnente en eldiario.es bajo licencia Creative Commons el 24/10/2014
Traducción del inglés de Marta Suárez, con la colaboración de Marco Aparicio

Gaza: «Contra el crimen del silencio»

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Los niños disfrutan del mar y del sol en las playas de Ciudad de Gaza, después de casi dos meses de guerra.

Gaza, hoy

Los niños disfrutan del mar y del sol en las playas de Ciudad de Gaza, después de casi dos meses de guerra.

Una ambulancia destruida por los bombardeos, en Shijaiyah, en la Franja de Gaza, el pasado 6 de agosto. Foto: Boris Niehaus / Wikimedia Commons

Después de 51 días de ataques, 2.200 muertos (2.141 palestinos, medio millar de ellos, menores, y 69 israelíes, casi todos militares) y un territorio arrasado, Israel y Hamás han acordado este martes en El Cairo, con la mediación de Egipto, un alto el fuego «permanente» y «completo» en Gaza.

Básicamente, el acuerdo supone que Israel aliviará un poco el bloqueo en la Franja, siempre y cuando haya un cese completo de «hostilidades» por parte de Hamás. Todo lo demás se ha dejado para posteriores negociaciones, que comenzarán, en principio, dentro de un mes. Se trata de un plan muy poco ambicioso, pero parece que podrá evitar, de momento, que sigan cayendo las bombas. Los problemas de fondo, en cualquier caso, siguen ahí, en un lugar no muy diferente a donde llevan estando décadas.

Si finalmente se logra llegar hasta las negociaciones, las exigencias que van a estar sobre la mesa no dejan mucho espacio para el optimismo: Israel pedirá la completa desmilitarización de la Franja (algo prácticamente imposible, teniendo en cuenta el número de milicias que actúan por su cuenta), y Hamás pedirá el final completo del bloqueo (incluyendo la posibilidad de poner en funcionamiento un puerto y un aeropuerto), la apertura total de la frontera con Egipto, ayudas económicas internacionales y, sobre todo, la liberación de prisioneros encerrados en cárceles israelíes. En el caso bastante probable de que ninguna de las dos partes ceda, la situación volverá a ser la existente antes de esta última ofensiva, es decir, una especie de frágil «calma a cambio de calma», en la que la más mínima chispa volverá a provocar el incendio.

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Una familia celebra en su coche destruido el alto el fuego, en las calles de Ciudad de Gaza. Foto: Majdi Fathi / NurPhoto / Getty Images

En concreto, y además del alto el fuego permanente, el acuerdo alcanzado este martes estipula la apertura de los pasos fronterizos entre Gaza e Israel, pero solo para que sea posible acelerar la introducción de ayuda humanitaria y del material necesario para la reconstrucción de la Franja. También se reabrirá el paso de Rafah hacia Egipto, una frontera que estará bajo el control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). El pacto señala asimismo que los pescadores palestinos podrán faenar en un radio de seis millas en torno a sus costas (tres millas más que en la actualidad), ampliable más a adelante a doce. Según una fuente oficial israelí citada sin identificar por la edición digital del diario Yediot Aharonot, el pacto no incluye la transferencia de fondos económicos a Hamás, uno de los puntos que habían hecho fracasar las negociaciones anteriores.

En cuanto a las (previsibles) valoraciones, Israel insiste en que ha conseguido asestar un «duro golpe» a Hamás, matando a «mil milicianos» y rebajando «al 30%» su arsenal, y Hamás celebra la «victoria de la resistencia» y el «fracaso» del ejército israelí.

Poco después de que se anunciara el acuerdo, miles de gazatíes salieron a las destruidas calles de la Franja para celebrar, con disparos al aire, lo que consideraban «una derrota» de Israel. Las escenas, incluyendo las perturbadoras imágenes de niños con armas, recordaban a las que pudieron verse en estas mismas calles tras el alto el fuego que puso fin a la última operación militar israelí contra la Franja, en noviembre de 2011.

El presidente de la ANP, Mahmud Abás, quien fue el encargado de anunciar el acuerdo desde Ramala, aseguró que la tarea más urgente ahora es reconstruir Gaza. La Franja, dijo, ha sufrido «un grado de destrucción más allá de la imaginación». «Durante estos 50 días hemos hecho todos los esfuerzos posibles para suministrar a nuestro pueblo lo que necesita, pero no es suficiente. La gente en Gaza necesita mucho más. Hace falta apoyo rápido para intentar curar la herida que se ha infligido… La cuestión ahora es: ¿Qué pasa a continuación? Gaza ha sufrido tres guerras, ¿estamos esperando otra más? No podemos seguir con negociaciones confusas», añadió.

Horas después, el propio Abás se mostró dispuesto a mover él mismo la siguiente ficha y propuso al liderazgo palestino un plan unilateral que contempla un calendario para la creación de un Estado de pleno derecho con ayuda de la comunidad internacional, y sin pasar por otro proceso negociador como el que fracasó el pasado 29 de abril. Según informaron fuentes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) citadas por El País, la propuesta de Abás plantea «poner fecha al fin de la ocupación», lo que conllevaría la creación de un Estado independiente palestino sobre las fronteras previas a 1967.

Ofir Akunis, viceministro en la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ya ha respondido que «ninguna nación renuncia a su patria nativa», que «Judea y Samaria [la denominación israelí para Cisjordania] son la cuna del pueblo judío», y que retirarse equivaldría a un «suicidio nacional».

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Dos niños sujetando armas, aparentemente descargadas, durante las celebraciones por el alto el fuego, en Ciudad de Gaza. Foto: Mohammed Abed / AFP / Getty Images

Lo cierto es que el acuerdo para el alto el fuego en Gaza ha agrietado más aún la coalición gobernante israelí, seriamente tocada ya desde antes de la ofensiva. Los ministros de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, y de Economía, Naftalí Bennett, ambos de la extrema derecha nacionalista, han mostrado, como era de esperar, su total oposición. Pero también Zahava Gal-On, dirigente del partido de izquierda Meretz, ha criticado al primer ministro y a su «irresponsable gobierno» por haber «puesto en bandeja» la victoria a Hamás: «El alto el fuego llega muy tarde y sus términos demuestran que la operación Margen protector es una derrota estratégica de Netanyahu, quien se metió en ella sin objetivos y ha terminado dándole ganancias a Hamás a costa de los habitantes del sur», dijo.

Y con respecto al propio Netanyahu, ésta no ha sido, desde luego, la guerra que él tenía en mente. Según un sondeo publicado este mismo martes, solo el 38% de los israelíes apoya ahora la política del primer ministro en Gaza. De acuerdo con diferentes encuestas realizadas durante la ofensiva, en cuatro días el apoyo a Netanyahu ha bajado un 17%; en tres semanas, un 25%; y desde que comenzó la operación Margen protector, un espectacular 44%.

El analista estadounidense M. J. Rosenberg, muy crítico con el Gobierno israelí, pero también defensor declarado de la legitimidad de Israel como «Estado judío», opina que la lectura de esta encuesta es que Hamás ha salido reforzada:

La razón por la que el apoyo a Netanyahu se ha hundido no es una repulsa pública por las muertes. De eso no hay prácticamente nada. La razón es que las muertes no están funcionando. Y todo lo que Netanyahu puede hacer es seguir matando, porque no hay estrategia. Y no la hay porque Netanyahu rechaza la solución obvia: acabar con la ocupación. Los israelíes se están despertando a la realidad de que el hecho de que Hamás siga contraatacando después de siete semanas significa que la seguridad de Israel no es más que una ilusión. Y eso es una victoria increíble para Hamás. […]

Hamás ha logrado lo que no ha conseguido ningún ejército árabe, ha destrozado la ilusión de que los israelíes pueden seguir de fiesta en Tel Aviv sin tener un solo pensamiento sobre la gente que está siendo machacada unos cuantos kilómetros más allá.

Para los habitantes de Gaza empieza ahora un durísimo y tristemente familiar camino de reconstrucción y duelo. Al espeluznante número de muertos y heridos durante estas semanas hay que sumar unos 400.000 desplazados internos, o el hecho de que muchos de los miles de menores heridos sufrirán discapacidades de por vida. Alrededor de 1.500 niños palestinos han quedado huérfanos, y, según cifras de UNICEF, cerca de 3.000 menores han tenido que ser asistidos psicológicamente.

«Celebramos la victoria, pero con un peso en el corazón», decía a la agencia AFP este martes Badir Mohamed, un joven palestino de 20 años: «No nos olvidamos de la sangre de los mártires, ni de los heridos, ni de los miles de desplazados».

Mucho tienen que cambiar las cosas para que haya esperanza en la cosecha que recogerán las generaciones futuras de esta siembra de destrucción.

(Un tuit de Farah Baker, la joven palestina de 16 años cuyos mensajes desde Gaza llegaron a convertirse en uno de los símbolos de esta guerra: «Esta chica no puede creerse que va a volver a su vida normal y pacífica. ¡Estoy tan feliz!»).


Más información y fuentes:
» Alto el fuego entre Israel y Hamas tras 50 días de guerra en Gaza (AFP)
» Gaza celebrates as long-term truce goes into effect (AFP)
» Gaza truce open-ended, but puts off tough issues (AP)
» Claves del alto el fuego en Gaza (AFP)
» Gaza ceasefire: Israel and Palestinians agree to halt weeks of fighting (The Guardian)
» El presidente Abbas plantea la creación unilateral de un Estado palestino (El País)
» Support for Netanyahu plunges, poll finds (Haaretz)
» Dos mil muertos para volver al punto de partida (Guerra eterna)
» El alto al fuego en Gaza es un parche mal cosido (World Wide Blog)
» Fotos de la celebración en las calles de Gaza (Reuters)
» Fotos de la destrucción causada en Gaza por los últimos ataques israelíes (Reuters)
» Cronología de la operación ‘Margen Protector’ (Efe, 20minutos.es)

Alto el fuego en Gaza tras 2.200 muertos y con poco espacio para el optimismo

Después de 51 días de ataques, 2.200 muertos (2.141 palestinos, medio millar de ellos, menores, y 69 israelíes, casi todos militares) y un territorio arrasado, Israel y Hamás han acordado este martes en El Cairo, con la mediación de Egipto, un alto el… Leer

Un total de 327 judíos supervivientes del Holocausto nazi y descendientes de supervivientes han firmado una carta en la que condenan «la masacre de palestinos en Gaza» y piden un «boicot completo» a Israel. La carta, patrocinada por la Red Internacional de Judíos Antisionistas, ha sido publicada como un anuncio publicitario en la edición de este sábado del diario The New York Times. 

La carta publicada este sábado por los supervivientes y descendientes de supervivientes del Holocausto (arriba), y el anuncio publicado anteriormente por Elie Wiesel (debajo). Ampliar

Los firmantes (40 de ellos supervivientes y el resto hijos, nietos, bisnietos y parientes directos de supervivientes) explican que su condena ha sido provocada por otro anuncio publicado hace unos días por el escritor de origen húngaro Elie Wiesel, superviviente también del Holocausto y galardonado en 1986 con el Nobel de la Paz. En su texto, Wiesel comparaba a Hamás con los nazis y acusaba al grupo islamista gobernante en la Franja de estar «sacrificando niños». «Los judíos –decía el anuncio– rechazaron el sacrificio de niños hace 3.500 años. Ahora le toca a Hamás».

El anuncio de Wiesel fue publicado por, entre otros, los diarios estadounidenses The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal, y por el británico The Guardian. El londinese The Times lo rechazó.

Éste es, traducido al castellano, el texto completo de la respuesta publicada hoy:

Como judíos supervivientes y descendientes de supervivientes y víctimas del genocidio nazi, condenamos inequívocamente la masacre de palestinos en Gaza y la actual ocupación y colonización de los territorios históricos de Palestina. Condenamos también a Estados Unidos por financiar a Israel para que pueda llevar a cabo los ataques, y a los Estados occidentales en general por usar su fuerza diplomática para proteger a Israel de las condenas. El genocidio comienza por el silencio del mundo.

Estamos alarmados por la deshumanización racista de los palestinos en la sociedad israelí, que ha alcanzado niveles extremos. En las páginas de The Times of Israel y The Jerusalem Post, políticos y analistas han abogado abiertamente por el genocidio de los palestinos, e israelíes derechistas están adoptando insignias neonazis.

Asimismo estamos indignados por el abuso de nuestra historia con el que Elie Wiesel ha tratado de justificar lo injustificable: los esfuerzos israelíes por destruir Gaza y el asesinato de más de 2.000 palestinos, incluyendo a centenares de niños. Nada puede justificar los bombardeos a refugios de la ONU, casas particulares, hospitales y universidades. Nada puede justificar la privación a la gente de electricidad y agua.

Debemos alzar nuestra voz colectiva y usar nuestro poder colectivo para poner fin a cualquier forma de racismo, incluyendo el actual genocidio del pueblo palestino. Pedimos el final inmediato del estado de sitio y el bloqueo a Gaza. Pedimos un boicot completo, económico, cultural y académico, a Israel. «Nunca más» debe significar nunca más para nadie.

Supervivientes del Holocausto condenan «la masacre» de Gaza y piden el bloqueo a Israel

Un total de 327 judíos supervivientes del Holocausto nazi y descendientes de supervivientes han firmado una carta en la que condenan «la masacre de palestinos en Gaza» y piden un «boicot completo» a Israel. La carta, patrocinada por la Red Internacional de… Leer

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Mapa: Walid Khalidi

El punto azul, al noreste de Jaffa, muestra la primera colonia sionista establecida en Palestina, en 1878, de acuerdo con el libro Before Their Diaspora – A photographic history of the Palestinians, 1876-1948, de Walid Khalidi, donde fue publicado originalmente el mapa. Los puntos rojos corresponden a las aldeas y ciudades de población árabe palestina; los puntos negros son las localidades con poblaciones mixtas. El tamaño de los puntos no es proporcional al número de habitantes (los grandes indican ciudades; los pequeños, pueblos y aldeas). Las fronteras son las del Mandato Británico establecido en 1922.

Fuente: Institute for Palestine Studies.


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La primera colonia sionista en Palestina, en 1878

La primera colonia sionista en Palestina, en 1878

El punto azul, al noreste de Jaffa, muestra la primera colonia sionista establecida en Palestina, en 1878, de acuerdo con el libro Before Their Diaspora – A photographic history of the Palestinians, 1876-1948, de Walid Khalidi, donde fue publicado originalmente el mapa. Los puntos… Leer

Militantes armados de Hamás han ejecutado este viernes en Gaza a 18 palestinos acusados ​​de colaborar con Israel, un día después de que el ejército de este país matara a tres comandantes del grupo islamista que gobierna la Franja, en el mayor golpe causado a los milicianos desde que se inició la ofensiva militar israelí, el pasado 8 de julio.


Foto: Militantes de Hamás, junto a sospechosos de colaborar con Israel, antes de ejecutarlos en Ciudad de Gaza, este viernes (Reuters)


En las que han sido las primeras ejecuciones públicas llevadas a cabo en el enclave palestino desde la década de los noventa, siete personas fueron abatidas a tiros delante de un grupo de fieles, frente a una mezquita ubicada en una de las principales plazas de Gaza. Otras once murieron en una comisaría abandonada cerca de Ciudad de Gaza, según informaron funcionarios de seguridad de Hamás.

En la ejecución, informa Reuters, militantes con máscaras y vestidos de negro asesinaron a tiros a los sospechosos, que tenían las manos atadas y los rostros cubiertos, cuando los fieles salían de la mezquita Omar, situada en uno de los distritos más concurridos de Gaza.

«La resistencia ha comenzado con una operación llamada ‘estrangula los cuellos’, dirigida a colaboradores que ayudan a la ocupación [israelí], matan a nuestra gente y destruyen casas», dijo un sitio en Internet pro Hamas. Reuters informa asimismo de que un mensaje firmado por «Resistencia Palestina» fue colocado en una pared cerca de donde yacían los cuerpos de los supuestos colaboradores. El aviso decía:

Ellos entregaron al enemigo información sobre el paradero de combatientes, los túneles de resistencia, las bombas, las casas de los combatientes y los lugares de [lanzamiento de] cohetes, y la ocupación bombardeó estas áreas matando a varios combatientes […]. Por lo tanto, fue impuesto el fallo de la justicia revolucionaria.

Por otra parte, y aunque no ha sido confirmado por los líderes del grupo, un dirigente de Hamás afirmó este jueves desde su exilio en Turquía que el secuestro y posterior asesinato en junio de tres jóvenes israelíes fue responsabilidad de un ala del movimiento islamista, tal y como había mantenido, sin aportar prueba alguna, el Gobierno israelí. Salé al Aruri, alto cargo de Hamás en Cisjordania, se refirió a la «operación heroica» llevada a cabo por el brazo armado de Hamás, las Brigadas Ezzedin al Qassam, al raptar a «tres colonos» en Hebrón. Hamás no condenó el secuestro y asesinato de los jóvenes, pero ha negado siempre oficialmente su implicación en los hechos.

El carácter «terrorista» de Hamás (así consideran aún al grupo EE UU y la UE) es la gran excusa en la que fundamenta Israel sus crímenes contra la Franja, empezando por la despiadada ofensiva militar que ha dejado ya más de 2.000 palestinos muertos (entre ellos, casi medio millar de niños), y siguiendo por el bloqueo económico y humano que ahoga Gaza desde hace ya siete años. Es, también, la gran excusa para boicotear una y otra vez unas conversaciones de paz en las que, en el fondo, Israel no tiene el más mínimo interés.

A la hora de demonizar al adversario, todo vale: aprovechando la conmoción internacional causada por el salvaje asesinato en Siria de un periodista estadounidense a manos de fanáticos yihadistas, Netanyahu se ha apresurado a decir que Hamás y el grupo Estado Islámico son lo mismo, «ramas de un mismo árbol» (aquí enumeran siete diferencias para quien se sienta tentado a dar crédito al disparate del primer ministro israelí).

Pero reconocer la interesada hipocresía propagandista del Gobierno israelí no puede hacernos olvidar las muchas razones por las que es, no solo legítimo, sino también necesario, criticar a Hamás, sin que ello suponga restar razones a la causa palestina. Parece obvio, pero, en tiempos en los que parece que todo tiene que ser blanco o negro, no está de más recordarlo.

Hamás, ciertamente, y por muchas razones, ha recorrido un largo camino desde que aterrorizaba a los ciudadanos israelíes con mortíferos coches bomba y continuos atentados suicidas, pero aún sigue ejerciendo su poder en Gaza de un modo claramente autoritario, alejado en muchos casos del respeto más elemental a los derechos humanos, y amparándose en el estado de resistencia permanente fruto de la ocupación y el bloqueo.

Y en situaciones como la provocada ahora por la ofensiva militar israelí, estas prácticas, empezando por la aplicación sumaria de la pena de muerte, se llevan a cabo con total impunidad. Es una guerra, y en una guerra, desde el punto de vista de Hamás, la única justicia que vale es la «justicia revolucionaria». Más aún si décadas de represión y miles de muertos causados por el enemigo han creado un clima en el que la violencia, la venganza, el odio y las posturas radicales son omnipresentes.

El Centro Palestino para los Derechos Humanos en Gaza ya ha denunciado las ejecuciones: «Exigimos a la Autoridad Nacional Palestina y a la resistencia [las facciones armadas palestinas] que intervengan para detener estas ejecuciones extrajudiciales, sin importar sus razones y motivos», dijo Raji al-Surani, presidente de la organización, en un comunicado.

Al final, lo único que consiguen los milicianos islamistas con este tipo de acciones es dar argumentos a Israel frente a una opinión pública internacional (y, especialmente, estadounidense) que a menudo no entiende de matices.

Porque es verdad que la carta fundacional de Hamás, redactada hace 25 años, es un documento racista y abiertamente antisemita, en el que se afirma además que el objetivo del movimiento es «la obliteración» de Israel, se rechaza cualquier salida negociada del conflicto y se aboga por un Estado teocrático, con todo lo que ello supone de medieval, irracional y antidemocrático. Pero también lo es que, en la práctica, esa famosa carta es vista ya como poco más que un documento histórico. El líder de Hamás, Khaled Meshaal, la ha definido como «un pedazo de la historia que ya no es relevante, pero que no se puede cambiar por razones internas». Y el número dos del grupo, Mousa Abu Marzouk, ha ido más lejos aún, calificando el documento de «difunto»: «La carta no es el Corán, puede cambiarse». Muchos dirigentes islamistas (aunque es cierto que no todos) han ido entendiendo que se puede negar la legitimidad del Estado israelí sin que ello suponga querer aniquilar a sus habitantes.

A fin de cuentas, también la coalición derechista gobernante en Israel, el Likud, establece entre sus principios fundamentales, redactados en 1999, que «el río Jordán será la frontera oriental permanente del Estado de Israel», que Jerusalén es la «capital eterna y unida de Israel y solo de Israel», y que el Gobierno «rechazará siempre» cualquier propuesta palestina cuyo objetivo sea dividir esta ciudad o crear un Estado palestino independiente al oeste del río Jordán. Y tanto la literatura fundacional sionista como las declaraciones de muchos de sus líderes históricos están llenas de ejemplos que solo pueden ser calificados como racistas y claramente colonialistas.


Leer también:
» Hamás y el ataque a Gaza
» Hamás, la piedra en la bota de Israel
» La vida bajo el gobierno de Hamás

La «justicia revolucionaria» de Hamás

Militantes armados de Hamás han ejecutado este viernes en Gaza a 18 palestinos acusados ​​de colaborar con Israel, un día después de que el ejército de este país matara a tres comandantes del grupo islamista que gobierna la Franja, en el mayor golpe causado a… Leer

Dos tomas aéreas de la zona de Atatra, en el norte de la Franja de Gaza, antes y después de los bombardeos israelíes. Fotos: UNITAR-ONU

La pesadilla de las bombas ha vuelto a Gaza tras el fracaso del último alto el fuego temporal. El miércoles, fuentes militares israelíes aseguraron haber realizado 60 ataques aéreos contra la Franja, en respuesta a más de 80 cohetes disparados por militantes palestinos. Al menos 20 personas han muerto desde la reanudación de los bombardeos.

En esta nueva fase, el ejército israelí parece estar centrándose en intentar eliminar a los líderes de las milicias armadas palestinas. En las últimas 24 horas ha matado a los tres comandantes de Hamás en el sur de Gaza y a al menos cuatro miembros notables de Yihad Islámica. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien no ha tenido ningún problema en comparar a Hamás con los asesinos yihadistas del grupo Estado Islámico («son ramas del mismo árbol», dijo), insiste en que la ofensiva «no ha terminado».

No es posible predecir cuánto más va a durar aún este horror, pero lo que es seguro es que Gaza hace mucho que sobrepasó el límite de lo humanamente soportable. Estas son las cifras del conflicto hasta ahora, de acuerdo con datos recogidos por la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU y por otras ONG desde que comenzó la ofensiva israelí, el pasado 8 de julio:

Víctimas

  • 2.030 palestinos muertos, de los cuales 1.434 son civiles. De estos, 244 son mujeres y 469 niños.
  • 66 israelíes muertos, de los cuales 64 son soldados y 2 civiles.
  • Unos 400.000 desplazados internos en Gaza. De ellos, alrededor de 65.000 son desplazados de larga duración que se encuentran refugiados en escuelas de la ONU.
  • Entre 1.000 y 3.000 menores palestinos heridos, muchos de los cuales sufrirán discapacidades de por vida.
  • Unos 6.000 niños palestinos que tienen a al menos uno de sus padres con una discapacidad de por vida.
  • Alrededor de 1.500 niños palestinos huérfanos.
  • Cerca de 3.000 menores asistidos psicológicamente por equipos internacionales, según datos de UNICEF, que calcula que aún sería necesario atender a unos 373.000 más. Los niños de la Franja, según dijo este jueves la jefa de la oficina de esta agencia de la ONU en Gaza, Priscilla Ironside, están «en estado de trauma».

Infraestructuras

  • Unas 103.000 personas tienen sus casas destruidas o severamente dañadas.
  • 216 escuelas en Gaza, de las cuales 141 son del Gobierno y 75 de la ONU, además de 4 jardines de infancia, han sido parcialmente dañadas por los bombardeos. Unas 25 han resultado severamente dañadas, por lo que no podrán usarse.
  • Dos escuelas israelíes han sido dañadas por cohetes lanzados desde Gaza.

Cohetes

  • Según el ministerio de Defensa Israelí, más de 3.700 cohetes han sido lanzados desde Gaza hacia Israel desde el 8 de julio.

Los siguientes mapas muestran claramente, si no la devastación humana, sí al menos toda esta destrucción física. Fueron publicadas hace un par de semanas por el Instituto de las Naciones Unidas para la Formación y la Investigación (UNITAR), y se basan en fotografías y datos obtenidos por satélite. Vienen acompañados de imágenes en las que se ven determinadas zonas de la Franja antes y después de los bombardeos. (Pinchar en los mapas para verlos grandes).

Daños en terrenos agrícolas en la Franja de Gaza. Mapa: UNITAR
Daños en Atatra, en el norte de la Franja de Gaza. Mapa: UNITAR
Daños en la zona de Jarara, Gaza. Mapa: UNITAR
Daños en Ciudad de Gaza. Mapa: UNITAR
Daños en Khuza’a y Al Qararra. Mapa: UNITAR
Daños en Rafah, Gaza. Mapa: UNITAR

Más información y fuentes:
» OCHA: Gaza crisis

» Impact of the 2014 Conflict in the Gaza Strip – UNOSAT Satellite Derived Geospatial Analysis (UNITAR)
» UNITAR: Maps of Gaza
» El conflicto palestino-israelí en Gaza, en cifras (Europa Press)
» Unicef reporta 469 niños muertos por los ataques israelíes en Gaza (Efe)
» Netanyahu afirma que la campaña en Gaza «no ha terminado» (BBC)
» Israel centra sus ataques en eliminar la cúpula militar de Hamás (El País)
» Graphics roundup: Gaza death and damage (Lisa Waananen Jones)

La destrucción de Gaza

La pesadilla de las bombas ha vuelto a Gaza tras el fracaso del último alto el fuego temporal. El miércoles, fuentes militares israelíes aseguraron haber realizado 60 ataques aéreos contra la Franja, en respuesta a más de 80 cohetes disparados por militantes… Leer

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