«Una expresión de polvo y basura». Con estas palabras se refirió el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, a los miles de manifestantes que, desde hace una semana, cuestionan su victoria en las urnas con multitudinarias protestas en la calle. Más tarde, el mandatario ultraconservador suavizaría su mensaje, pero el eslogan ya estaba servido. La intención despectiva original se ha convertido casi en un grito de guerra. Pancartas, periódicos de la oposición y blogs y foros sociales en Internet ya unen la «revolución del polvo» al color verde que representa a los partidarios del candidato reformista, Husein Musavi. La llamada «marea verde» ha acabado alimentándose del polvo de las calles de Teherán.
Las protestas de los partidarios de Musavi, que niegan el proclamado triunfo de Ahmadineyad, no han cesado desde entonces, pese a la dura respuesta del Gobierno. Al menos siete personas murieron el pasado lunes y otras 10 este sábado en el episodio más violento hasta ahora. Además, un atentado suicida acabó con la vida de otras dos cerca del mausoleo del ayatolá Jomeini.
Este domingo por la mañana, Ahmadineyad volvió a cargar contra la prensa extranjera y contra algunos países occidentales, a los que pide que dejen de «interferir en la política interna» del país. Al menos un periodista ha sido expulsado y hay varios arrestados.
Y el domingo por la noche los acontecimientos dieron un giro inesperado al admitir el Consejo de Guardianes, encargado de validar los resultados electorales, que había habido irregularidades en los comicios, horas después de acceder a realizar un recuento del 10% de los votos.
Ello, en cualquier caso, no significa aún una anulación de las elecciones (el Consejo tiene aún unos días para decidir), y, de momento, las espadas siguen en alto. Ninguna de las partes está dispuesta a ceder.
De lo que acabe ocurriendo finalmente depende el futuro de una nación de más de 65 millones de habitantes que es clave no sólo en el precario equilibrio de fuerzas de Oriente Medio, sino también en lo que respecta a la estabilidad internacional.
Éstas son, en 15 preguntas y respuestas, las claves de la crisis:
1. ¿Qué originó las protestas?
A los gritos de «éste no es mi voto» y «abajo el Gobierno golpista», miles de personas salieron el pasado sábado a las calles de Teherán para pedir la anulación de los comicios presidenciales iraníes celebrados el día anterior, en los que el presidente Mahmud Ahmadineyad resultó reelegido por amplia mayoría (63%).
Los partidarios del candidato reformista, Mir Husein Musavi, denunciaron fraude y, desde entonces, miles de personas se han manifestado para pedir la anulación de los comicios.
2. ¿Por qué hubo sospechas de fraude?E?
Normalmente, los resultados de las elecciones se han anunciado siempre provincia a provincia. Esta vez, sin embargo, y según informó la BBC, se hizo en bloques de millones de votos, con porcentajes totales. La consecuencia es que Ahmadineyad parece haber ganado tanto en el campo como en las ciudades, cuando en realidad tiene más apoyo rural que urbano; y que habría vencido también en zonas con minorías regionales, feudo tradicional de los reformistas.
Por otro lado, no hubo sondeos previos lo suficientemente fiables, y el recuento fue, además, excepcionalmente rápido, teniendo en cuenta que la participación en los comicios fue masiva (75%). Las autoridades no dieron ninguna explicación al respecto.
Más de una semana después de los comicios, el Consejo de Guardianes ha admitido que en 50 ciudades votaron más electores de los inscritos en el censo.
3. Aún así, ¿pudo haber ganado Ahmadineyad?
Todas estas irregularidades no significan, en teoría, que la victoria se hubiese decantado del lado de Musavi. Ahmadineyad tiene mucho apoyo en Irán, sobre todo entre los sectores más pobres de la población.
La mayoría de los analistas occidentales, más que negar su victoria, la cuestionan -esperaban que fuese necesaria una segunda ronda- y abogan por un recuento de votos.
4. ¿Qué estaba en juego en estas elecciones?
Mucho, tanto para los iraníes como para el resto del mundo. La victoria de Ahmadineyad implica, dentro del país, un continuismo reforzado de la política conservadora y de puño de hierro en que se está mostrando la revolución islámica en manos del actual presidente.
En el exterior, frustra una nueva era potencialmente más constructiva en las relaciones entre Irán y Occidente. Es decir: más tensión por el programa nuclear, más cizaña en el conflicto de Oriente Medio (en contra de Israel y a favor de grupos como Hizbulá), más presión contra los suníes en Irak…
La «mano tendida al diálogo» del presidente de EE UU, Barack Obama, podría quedarse tendida bastante tiempo aún.
5. ¿Cómo han sido las protestas hasta ahora?
La misma noche de las elecciones comenzaron las denuncias de fraude por parte de la oposición y, al día siguiente, miles de personas salieron a la calle, produciéndose los primeros desalojos violentos por parte de la policía.
El domingo 14, la oposición reclamó oficialmente y el lunes se produjo la primera gran manifestación en Teherán. Fue entonces cuando militantes de la milicia islámica Basij abrieron fuego y se produjeron al menos siete muertos.
Las marchas se repitieron durante el resto de la semana, y el viernes, Musavi reapareció ante sus seguidores durante la multitudinaria jornada de duelo en honor de los muertos del lunes.
El sábado, una nueva marcha en el centro de Teherán fue disuelta por la policía antidisturbios con cañones de agua y gases lacrimógenos. Los enfrentamientos dejaron al menos 10 muertos.
Pero las protestas no se han limitado a la calle. Muchos iraníes opositores al Gobierno usan Internet para mostrar al mundo lo que está pasando en el país. Portales como Twitter, YouTube o Facebook, así como numerosos blogs, son las principales plataformas usadas por los seguidores de Musavi.
El miércoles, varios jugadores de la selección nacional iraní portaron brazaletes verdes durante un partido de clasificación para el Mundial 2010.
6. ¿Qué novedades hay con respecto a otras protestas?
En la revista online Open Democracy, Nazenin Ansari, analista del influyente diario iraní Kayhan, señala varios factores clave, de entre los que destacan los siguientes:
- Esta vez, los manifestantes forman un espectro muy amplio de la sociedad iraní. En las calles están marchando juntos estudiantes, activistas por los derechos de la mujer, grupos pertenecientes a minorías étnicas, sindicalistas, asociaciones de profesores…
- El Estado está presionando no sólo a la sociedad civil, sino también a figuras que son, o han sido, parte del sistema. Entre ellas, el propio Musavi o el ex presidente Hashemi Rafsanyani.
- La presencia de informadores de medios extranjeros durante las protestas, y el gran eco de éstas a través de los nuevos medios de comunicación en Internet.
- A diferencia de otras ocasiones, cuando las protestas han pasado más desapercibidas en Occidente, la política beligerante de Ahmadineyad y, sobre todo, la amenaza nuclear que supone Irán, han llevado la crisis actual a un primer plano informativo internacional que supone más presión para el Gobierno.
7. ¿Cómo ha reaccionado el Gobierno?
Políticamente, negando tajantemente las acusaciones de fraude, y en la calle, con mano dura.
Ahmadineyad mantiene que los comicios fueron «justos» y ha minimizado las protestas, tachándolas de «poco importantes», de «expresión de polvo y basura», y de propias de hooligans de fútbol. Ha acusado a la prensa occidental de proyectar «una imagen errónea de Irán» y de injerir en los asuntos internos del país, con el fin de atacar a la revolución islámica y a una «una democracia que no sigue sus intereses». El pueblo iraní, ha dicho, «está más unido que nunca».
Desde el jueves, los corresponsales extranjeros sufren restricciones para informar desde Irán (se les prohíbe acceder a las manifestaciones) y a algunos no se les ha renovado el visado o han recibido directamente orden de expulsión. Al menos 30 periodistas iraníes y un canadiense han sido arrestados, según Reporteros Sin Fronteras.
El Gobierno ha reducido la banda ancha de Internet y censura las webs de los opositores. También ha anunciado medidas legales contra los que «generen tensión» en sus sitios de Internet.
8. ¿Qué ha dicho el líder supremo?
El líder supremo de la República Islámica, el ayatolá Ali Jamenei, ha respaldado la victoria de Ahmadineyad y ha instado a los demás candidatos a aceptar los resultados.
Pese a que en un primer momento llegó a ordenar que se investigasen las denuncias de fraude, este viernes acabó con toda esperanza de llegar a una solución dialogada, al amenazar con más represión si siguen las manifestaciones: «Si hay un baño de sangre, los responsables serán los líderes de las protestas», dijo. «Aceptar el desafío de la calle es desafiar la democracia», añadió.
9. ¿Cómo funciona el Gobierno iraní?
El líder supremo del país es el líder político y también religioso del Estado. Es designado de por vida. Nombra al jefe de las Fuerzas Armadas, a los jefes del poder judicial y a los de la radio y la televisión. Le elige una asamblea de 86 clérigos de entre una lista de candidatos presentada por el Consejo de Guardianes de la Revolución.
El Consejo de Guardianes está formado por seis clérigos (designados por el líder supremo) y seis juristas (designados por el jefe del poder judicial). Valora la adhesión a los principios de la República de los candidatos en las elecciones (puede vetarles, y lo ha hecho ya en varias ocasiones), tiene poder para echar atrás nuevas leyes y es el encargado de examinar las quejas electorales, por lo que su papel es clave en la crisis actual.
El presidente (actualmente, Mahmud Ahmadineyad) es elegido por el pueblo para un mandato de cuatro años (dos mandatos como máximo). Redacta leyes, elige a los diputados y dirige la política exterior.
10. ¿Cómo ha emergido Musavi como líder?
Las claves de su éxito están en el apoyo recibido por muchos de los representantes del Estado, deseosos de acabar con el mandato de Ahmadineyad, así como en el respaldo de destacadas figuras reformistas como el ex presidente Mohamed Jatami o el ex jefe del Estado Rafsanyani, y de buena parte de la clase media urbana.
11. ¿Cómo está organizada la oposición?
Musavi no está representado por ningún partido, pero tiene el respaldo de las tres organizaciones reformistas principales. Los grupos reformistas están muy bien organizados y son muy populares entre los estudiantes y los jóvenes en general.
12. ¿Cómo ha reaccionado Estados Unidos?
El presidente de EE UU, Barack Obama, dijo el lunes que deben ser los iraníes los que decidan quiénes serán sus líderes y se mostró «preocupado» por las revueltas, añadiendo que «es importante que la elección de los votantes sea respetada».
Este viernes, Obama advirtió al Gobierno iraní que el mundo está «observando su comportamiento», si bien subrayó que la crisis actual «no es un asunto de Estados Unidos u Occidente contra Irán, sino del pueblo iraní».
13. ¿Y Europa?
Al igual que Estados Unidos, con cautela y mucha diplomacia. Sin llegar a cuestionar el triunfo de Ahmadineyad, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE indicaron este viernes que «el resultado de las elecciones debe reflejar las aspiraciones y opciones del pueblo de Irán».
14. ¿Qué puede ocurrir ahora?
En principio, todo depende del Consejo de Guardianes, que ha admitido ya que hubo irregularidades en las elecciones (en 50 ciudades votaron más electores de los inscritos en el censo, lo que supone unos tres millones de votantes), y ha accedido a realizar un recuento del 10% de los votos, elegidos al azar.
El veredicto final estaba previsto que se diese a conocer el próximo miércoles, aunque, teniendo en cuenta que un vuelco electoral supondría enfrentarse tanto a Ahmadineyad como al líder supremo, es poco probable que los Guardianes anulen directamente los resultados, por lo que existen muchas posibilidades de que las protestas continúen. Ello significaría una polarización cada vez mayor de la ya existente en la sociedad iraní.
Musavi, por su parte, ha prometido continuar la campaña de protestas hasta que se cumplan sus exigencias, pero está también determinado a evitar cualquier tipo de confrontación que permita al Gobierno acusarle de provocador. Y las autoridades, informa la BBC, también parecen querer evitar un enfrentamiento con más muertos.
Si la situación continuase estancada, Musavi tendrá que encontrar nuevas formas, menos «callejeras», de intensificar su campaña, pese al riesgo de perder fuerza. El riesgo para el Gobierno es que la protesta se extienda a cada vez más ciudades.
Por otro lado, el líder supremo podría decidir por su cuenta una solución de compromiso, argumentando que el país, o el Islam, se encuentra amenazado. Para muchos analistas es precisamente en Alí Jamenei, más incluso que en Ahmadineyad, donde reside la clave de esta crisis.
15. ¿Quién es quién en la crisis?
Alí Jamenei. Muy cercano al ayatolá Jomeini, fundador de la república Islámica de Irán, Jamenei (69 años) fue uno de los hombres clave en la revolución. Presidió el país entre 1981 y 1989, cuando fue designado líder supremo. Es ultraconservador.
Mahmud Ahmadineyad. Presidente desde 2005 (el primero no religioso), tiene 52 años y se ha convertido en el azote de EE UU e Israel, manteniendo, además, una postura combativa respecto al programa nuclear. En el interior, línea dura y ultraconservadora. Muy polémico por sus declaraciones en contra de los judíos («Israel es un tumor que debería ser borrado del mapa», «el holocausto es un mito») y los homosexuales («nosotros no tenemos homosexuales como en su país; nosotros no tenemos de eso»), le apoyan los sectores más pobres y religiosos.
Mir Husein Musavi. El líder reformista no es tan radical como Ahmadineyad, pero eso no significa que sea un liberal según los parámetros de Occidente. En cualquier caso, ha logrado convertirse en la cara del movimiento de protesta contra el régimen. Procedente del seno de la Revolución (fue primer ministro en los años ochenta, en plena guerra contra Irak), pero enfrentado al actual líder supremo, había estado 20 años retirado de la vida política hasta que decidió presentarse a las elecciones.
El movimiento reformista. Nació a finales de los años noventa para apoyar la candidatura de Mohamed Jatami, abogando por más libertad de expresión y menos control económico del Estado.
Los clérigos. Son los auténticos dominadores de la sociedad iraní. Ejercen un gran control sobre el líder supremo y manejan el sistema judicial.
Las milicias Basij. Es un grupo islámico de voluntarios armados (unos 90.000 hombres y mujeres con capacidad de movilizar a cerca de un millón), creado por Jomeini. Forma parte del Ejército y depende del Consejo de Guardianes. Tienen competencia para arrestar, y suelen ser convocados en momentos de crisis para disolver manifestaciones. Su importancia ha aumentado desde que Ahmadineyad llegó al poder.
Irán, en síntesis
La República Islámica de Irán, heredera de la antigua Persia y de una de las culturas más ricas y antiguas del mundo, está situada en Asia (Oriente Medio). Limita con Armenia, Azerbaiyán y Turkmenistán, en el norte; con Turquía e Irak, en el oeste; con Pakistán y Afganistán, en el este, y con el golfo Pérsico y el golfo de Omán en el sur. Estos son sus datos básicos:
- Superficie: 1.648.000 kilómetros cuadrados.
- Población: 65 millones de habitantes (2007), con un crecimiento anual del 3% desde hace más de veinte años.
- Capital: Teherán (10 millones de habitantes).
- Idioma: El oficial es el farsi (persa).
- Religión: El 98,8% son musulmanes chiíes.
- Ejército: Unos 520.000 hombres en las fuerzas regulares, aunque se calcula que el total puede llegar a los dos millones.
- Economía: El petróleo es la principal fuente de riqueza. Irán es el cuarto exportador de crudo del mundo y el segundo de la OPEP. El PIB es de 852.600 millones de dólares (2007) y el PIB por habitante de 12.300 dólares (2007). La deuda exterior total ascendió a 16.940 millones de dólares en el mismo periodo, la inflación estaba en el 16% (2007).
- Esperanza de vida: 70 años.
- Educación: El 76% de la población está alfabetizada.
- Situación de la mujer: El conservadurismo de la teocracia iraní dificulta la igualdad entre mujeres y hombres, por lo que éstas se ven privadas de muchos derechos. Se ha denunciado, asimismo, la persecución de muchas activistas, especialmente en los últimos años. No obstante, en Irán hay un número mucho mayor de mujeres profesionales que en otros países de la región. Hay algunas diputadas, pero ninguna en puestos de poder político.
- Situación de los homosexuales: La homosexualidad es ilegal y puede llegar a castigarse con la pena de muerte.
- Historia reciente: El triunfo de la Revolución Islámica en 1979, dirigida por el ayatolá Jomeini, acabó con la cruel dictadura del sha, pero sumió al país en un oscurantismo del que sólo empezó a salir tras la muerte del líder espiritual, en 1989, y después de una devastadora guerra con el Irak de Sadam Husein. A Jomeini le sucedió Rafsanyani, quien, siempre dentro del sistema, logró cierta apertura. El también moderado Mohamed Jatami reemplazó a Rafsanyani en 1997 y puso en marcha un programa de reformas que fue obstaculizado por los sectores más conservadores. En 2005 ganó las elecciones el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad.
- Relaciones con EE UU: En 2002 Irán fue incluido, junto con Irak y Corea del Norte, en el «eje del mal» del entonces presidente estadounidense George W. Bush. La elección de Ahmadineyad tensó más aún la relación entre ambos países. La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca abrió la posibilidad de que se reestablezca un diálogo.
Publicado originalmente en 20minutos
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