Debió de ser un ultimátum retórico, porque apenas dos horas después de que el primer ministro turco, Recep Tayip Erdoğan, dijera este sábado ante miles de sus seguidores que la policía «vaciaría el parque Gezi» si los manifestantes no se… Leer
Debió de ser un ultimátum retórico, porque apenas dos horas después de que el primer ministro turco, Recep Tayip Erdoğan, dijera este sábado ante miles de sus seguidores que la policía «vaciaría el parque Gezi» si los manifestantes no se habían ido este domingo, las fuerzas de seguridad entraron sin contemplaciones tanto en el parque como en la adyacente plaza Taksim, y expulsaron a los concentrados con toda la violencia de sus cañones de agua y sus gases lacrimógenos. Erdoğan ya había advertido que los antidisturbios «sabrían como desalojar» el parque. Lo que no está tan claro es que sepa él cómo acabar con la crisis.
Las imágenes que llegan desde Estambul, después de las cargas policiales y los enfrentamientos con manifestantes sucedidos a lo largo de todo el día (ha habido decenas de heridos), no hablan precisamente de una vuelta a la «normalidad». Por un lado, la desolación del parque Gezi vacío y arrasado, con las tiendas de campaña destrozadas o envueltas en llamas (las grúas de la policía se han llevado por delante todo lo que han encontrado a su paso); por otro, las calles tomadas por tanquetas policiales y miles de personas que, bien entrada la noche, seguían allí. En este vídeo puede verse una gran columna humana avanzando desde la parte asiática de la ciudad hacia la parte europea:
La jornada de este sábado ha sido especialmente violenta. Durante el desalojo de Taksim, algunos manifestantes intentaron refugiarse en hoteles cercanos a la plaza. En el hotel Divan se vivieron escenas de pánico cuando la policía accedió al establecimiento: «A pesar de la presencia de niños y clientes, los antidisturbios no dudaron en cargar en el interior, empleando incluso gas lacrimógeno», informa eldiario.es. Puede verse en este vídeo:
Así contaba en directo el periodista español Lluís Miquel Hurtado lo que estaba pasando en otro hotel:
Nada más conocerse el desalojo de Taksim, han comenzado protestas en otras ciudades. Las más numerosas han tenido lugar en la capital, Ankara, con una gran cacerolada, y en la tercera ciudad del país, Esmirna, pero también ha habido manifestaciones en Adana, Eskisehir, Samsun, Antalya… En Ankara, miles de personas han comenzado a concentrarse desde este sábado en el parque Kuguilu, que empieza a convertirse en un nuevo símbolo de las protestas.
En Estambul, entre tanto, los manifestantes de la plaza Taksim y del parque Gezi han anunciado una manifestación masiva para este domingo. «A quienes preguntan qué vamos a hacer les decimos con claridad que no vamos a abandonar el parque Gezi, que se ha convertido en un símbolo», manifestó en un comunicado la Plataforma de Solidaridad de la plaza Taksim.
«La pregunta es cómo vamos a quedarnos y los pasos que se den de ahora en adelante serán decididos por aquellos que han hecho grandes sacrificios por este lugar», agrega la nota, recogida en la edición digital del diario turco Hürriyet. La protesta se llevará a cabo a la misma hora y a pocos kilómetros de otra gran manifestación convocada por Erdoğan.
Y para el lunes, una de las principales agrupaciones sindicales de Turquía, la Confederación de Sindicatos Públicos (KESK), ha convocado una huelga general.
Tras el desalojo de este sábado, a Erdoğan le va a resultar muy difícil encontrar un camino para hacer valer sus argumentos, incluido el de la legitimidad democrática. Porque la principal cuestión no es quién tiene razón aquí (a pesar de las imágenes que muestran manifestaciones masivas contra el Gobierno, es cierto que el país está dividido, que se trata de un movimiento muy urbano y que una gran parte de la población turca sigue apoyando al primer ministro), sino de cómo se trata y se escucha a los que no piensan como tú, de cómo se incorpora en el debate político a las voces disidentes, de una manera constructiva.
Un ejemplo: El ministro turco para la Unión Europea, Egemen Bağış (uno de los que más ha criticado la cobertura de las protestas que están haciendo los medios de comunicación extranjeros), dijo este sábado en una entrevista en televisión que «la policía actuará contra cualquiera que trate de entrar en la plaza Taksim, y le tratará como a un terrorista».
Erdoğan ha logrado, al menos de momento, acabar con el centro físico de las protestas. Lo que no parece haber entendido es que el verdadero centro de las protestas es él.
Más información y fuentes:
» Cargas policiales en el desalojo de miles de manifestantes turcos de Taksim y el parque Gezi (20minutos.es)
» Police clear Istanbul’s Gezi Park after Erdoğan warning (BBC)
» La Policía desaloja Taksim dos horas después del ultimátum de Erdoğan (eldiario.es)
» Gezi Park protesters call for mass demonstration on Sunday (Hürriyet)
» Police use tear gas against crowd who tries to cross the Bosphorus Bridge (Hürriyet)
» La policía arrasa Gezi (El País, fotogalería)
» Taksim, centro neurálgico de dos semanas de protestas contra el Gobierno de Erdoğan (20minutos.es, cronología)
» Everyone who enters Taksim Square will be treated as a terrorist: Turkish EU Minister (Hürriyet)
» Turkish union federation to call general strike after police raid (Reuters)
Leer también:
» Turquía, los árboles y el bosque
» El estallido contra Erdoğan: un poco de análisis
» Despertar ciudadano y violencia policial en Turquía
Debió de ser un ultimátum retórico, porque apenas dos horas después de que el primer ministro turco, Recep Tayip Erdoğan, dijera este sábado ante miles de sus seguidores que la policía «vaciaría el parque Gezi» si los manifestantes no se… Leer
Cientos de policías antidisturbios entraron este martes a la plaza Taksim de Estambul, disparando cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a un pequeño número de manifestantes que se manifestaban contra los planes de reconstruir un parque en la zona. La policía retiró las pancartas de los manifestantes que habían colgado de un edificio que daba a la plaza.
Cientos de policías antidisturbios entraron este martes a la plaza Taksim de Estambul, disparando cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a un pequeño número de manifestantes que se manifestaban contra los planes de reconstruir un parque en la… Leer
«Por menos de quince árboles se han perdido tres vidas». «Hay que poner fin de inmediato a manifestaciones que han derivado en vandalismo». «Los así llamados periodistas, artistas y políticos están provocando las protestas». «Piden la retirada de la policía, pero éste no es un lugar donde puedes hacer de todo». «La policía está cumpliendo con su deber contra quienes atacan. Es un baluarte contra los terroristas, los anarquistas y los vándalos».
Foto: Manifestantes portando una gran bandera de Turquía recorren las calles de Estambul, en el tercer día de protestas contra el Gobierno de Erdoğan (Tolga Bozoglu / EPA)
Son algunas de las frases pronunciadas este jueves ante miles de sus seguidores por el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdoğan, nada más regresar a Estambul tras su gira oficial por el Magreb. Antes, desde Túnez, Erdoğan había dejado claro que el proyecto de reurbanización de la plaza Taksim, la medida que inició las primeras protestas hace ya diez días, seguirá adelante. «Quienes se preocupan por el medio ambiente deben saber que [algunos participantes en las manifestaciones] están condenados por terrorismo», dijo.
Erdoğan no se entera (o más bien no quiere darse por enterado) de lo que está pasando. Su reacción, como era previsible, es la típica del poder en estos casos: tomar la parte por el todo. Minimizar lo general, el fondo, y centrarse en lo que, a estas alturas, es ya, o bien casi anecdótico (los árboles), o bien no representativo (la violencia). Extender a todos los descontentos la imagen negativa que provocan algunos de ellos. Desvirtuar el lenguaje, ignorar la palabra «ciudadano», utilizar la palabra «anarquista» como sinónimo de «violento», hacer un uso frívolo e irresponsable de la palabra «terrorista». Reconducir el debate para acabar anulándolo. Identificar la disensión con el caos, el movimiento con el descontrol, la autoridad con la verdad, el sistema propio con el único posible.
Miles de personas se han vuelto a concentrar este jueves en la plaza Taksim de Estambul, el epicentro de la mayor oleada de protestas en Turquía en una década, y a la que desde el pasado sábado no accede la policía. Los manifestantes han levantado en la plaza grandes barricadas con piedras, coches destrozados y verjas para evitar la entrada de furgones policiales. Han organizado también un sistema de recogida de basuras, una biblioteca popular, un ambulatorio y un servicio gratuito de reparto de comida y bebida. Equipos de voluntarios recogen la basura y ayudan a mantener la limpieza del parque.
Desgraciadamente, hay violencia, sí. Policial (la primera) y también de determinados grupos de manifestantes. Ya han muerto tres personas (dos jóvenes que participaban en las protestas y un policía), y hay miles de heridos. Y aunque el centro de Estambul se mantuvo tranquilo este jueves, con un ambiente principalmente festivo, se registraron choques en Sultangazi, un barrio muy humilde en la periferia europea de la ciudad, donde la policía dispersó con un blindado, cañones de agua a presión y gas lacrimógeno a un centenar de manifestantes que intentaron levantar una barricada para cortar el tráfico de una avenida.
Pero pretender reducir a «violencia» este estallido ciudadano es demasiado tosco, demasiado simple y demasiado ciego, cuando no directamente malintencionado.
Foto: Manifestantes en Ankara tratan de protegerse de un cañón de agua disparado por la policía (Umit Bektas / Reuters)
Con razón o sin ella (de eso se trata, de debatir, de poner los problemas y las posibles alternativas sobre la mesa), lo que están reflejando muchos de los ciudadanos que han salido a la calle no es tan solo su rechazo al «autoritarismo» de Erdoğan, por muy arrogante que, en efecto, sea su política. Y no se trata tampoco, únicamente, de la fractura endémica turca entre laicismo e islamismo, aunque eso también exista.
Buena parte de las protestas tienen su origen en la deriva neoliberal que ha adoptado el Gobierno turco, en la privatización de espacios públicos y comunes, en una desigualdad social que, pese a la buena marcha general de la economía turca, ha aumentado considerablemente en los últimos años (Olga Rodríguez recuerda que en 2011, siendo Turquía la economía que más rápidamente crecía de Europa, el 20% más rico gozaba de aproximadamente la mitad de la riqueza del país, mientras que el 20% más pobre solo tenía el 6%); un cóctel explosivo al que han prendido mecha, tras el arranque en el parque Gezi, la violencia de la policía, el efecto contagio en las redes sociales y, especialmente, la torpe y nada conciliadora reacción del Gobierno, incluyendo, además, sintomáticos casos de censura.
Foto: Masiva manifestación en Estambul en el tercer día de protestas contra Erdoğan (Tolga Bozoglu / EPA)
Una de las características más interesantes de los manifestantes concentrados en el parque Gezi es su diversidad, aunque todos compartan su oposición al gobierno de Erdoğan. Así lo refleja en su crónica de este jueves Juan Luis Sánchez, que está cubriendo las protestas de Estambul para eldiario.es:
Laicos, marxistas, anarquistas, musulmanes comunistas, kurdos, feministas, kemalistas, alevíes. Treintañeros con jersey anudado en el pecho, jóvenes a la norma europea, adolescentes con el pelo al cero, maridos con cicatrices, señoras con varices. Perlas, pañuelos, chaqueta y camisa, escotes, boinas, melenas, gomina. Camisetas de fútbol. Y un parque para unirlos a todos.
«Aquí hay gente escuchando y respetando cosas que hace un mes habrían sido motivo de bronca», dice Mehmet Cem echando un vistazo por la plaza Taksim, que da entrada al parque Gezi. «Tengo amigos que en una semana ya ha cambiado su opinión por ejemplo de los kurdos», asegura. «Nunca habían oído nada de ellos si no era en los medios de comunicación… Ahora que los han escuchado en el parque, se fían más de los kurdos que de los medios», ironiza este licenciado en sociología que confiesa que duerme poco, pendiente siempre en las redes sociales de la revuelta en diferentes partes de Turquía. […]
Hablando con Emine el significado político de Gezi Parki adquiere otro matiz: no se trata de que el parque sea un símbolo porque ha sido la excusa para que la gente dijera «basta ya», es que el parque es lo que ha permitido algo impensable para muchos turcos: la unión y convivencia de grupos sociales totalmente diferentes en un espacio común. «La mayoría de las capas sociales que están protestando no son las capas sociales que usan parques vecinales; pero es el parque lo que permite que esas capas se relacionen por fin».
Las etiquetas son fáciles de poner, pero también pueden ser muy reduccionistas. Establecer paralelismos con las revoluciones ocurridas en otros países de Oriente Medio es tentador (por la proximidad geográfica, por las consecuencias regionales, por la ignorancia de constreñir las naciones de mayoría musulmana en una única realidad). Pero lo que está ocurriendo ahora en Turquía, algo que, de momento, es esencialmente urbano, tiene más que ver con las explosiones de protesta ciudadana en Occidente que con la llamada «primavera árabe», no solo porque Turquía no sea una dictadura, y por más que existan notables diferencias con movimientos como, por ejemplo, el 15-M español.
Embed from Getty ImagesBiblioteca popular con libros donados, instalada en el parque Gezi junto a la plaza Taksim de Estambul. Foto: Aris Messinis / AFP / Getty Images
En relación a estas diferencias, Ángel Calleja explica en 20minutos.es que «entre los manifestantes turcos, además de una enorme variedad de clases sociales, tendencias ideológicas y grupos étnicos, también hay militantes y miembros de los partidos de la oposición, mientras que en España, los dirigentes del PSOE e IU que intentaron acercarse al kilómetro 0 de Madrid no lo consiguieron». Por otra parte, añade, «en esta ocasión el enemigo señalado no es el sistema, entendido como la democracia imperfecta que denunció la Acampada Sol, sino el partido del Gobierno».
Hay más semejanzas, no obstante, entre Taksim y Sol que entre Taksim y Tahrir.
En cualquier caso, los análisis de estos días, tanto los que ven en las protestas un levantamiento contra el autoritarismo y el islamismo, como los que las consideran una lucha contra el neoliberalismo y el sistema, revelan que no es fácil simplificar lo que está pasando, y que tal vez sea, al final, una mezcla de todos esos factores.
La realidad siempre es compleja, pero lo importante es que los árboles, aunque sean «menos de quince», no impidan ver el bosque.
Más información y fuentes:
» Erdoğan exige que las protestas antigubernamentales cesen de inmediato (Efe)
» Turquía: Por algo más que un parque y una litrona (Olga Rodríguez, en eldiario.es)
» Un parque para unirlos a todos (Juan Luis Sánchez, en eldiario.es)
» La privatización de los comunes que encendió la Primavera Turca (Bernardo Gutiérrez, en eldiario.es)
» ‘Çapulcu’: los indignados turcos que reivindican sus libertades (Ángel Calleja, en 20minutos.es)
» El partido en el poder mantiene su apoyo en los feudos islamistas (José Miguel Calatayud, en El País)
» As Turkey’s economy booms, deep inequality persists (Reuters)
» Blog en directo sobre las protestas en Turquía (Al Jazeera)
Periodistas españoles informando en Twitter desde Estambul:
@JoseMCalatayud
@llmhurtado
@juanlusanchez
@mikelayestaran
Leer también: El estallido contra Erdoğan: un poco de análisis
Más fotos de las protestas: Hürriyet, showdiscontent, 20minutos.es, El País, Demotix, NBC, Time
«Por menos de quince árboles se han perdido tres vidas». «Hay que poner fin de inmediato a manifestaciones que han derivado en vandalismo». «Los así llamados periodistas, artistas y políticos están provocando las protestas». «Piden la retirada de la policía,… Leer
Empezó hace una semana con una sentada contra la destrucción de un parque en el centro de Estambul y ahora es ya, a causa, sobre todo, de la violenta respuesta policial, una protesta ciudadana masiva contra el gobierno del islamista Recep Tayyip Erdoğan, sin precedentes en los once años que lleva el mandatario en el poder.
Las manifestaciones en Turquía han continuado este domingo por tercer día consecutivo, con nuevos enfrentamientos entre manifestantes y policía en Ankara y Estambul. La policía ha vuelto a reprimir con gases lacrimógenos y cañones de agua al millar de manifestantes que intentaban acercarse a la sede del Gobierno turco, y ha intentado desalojar por la fuerza a las cerca de 10.000 personas que estaban concentradas en una céntrica plaza de la capital. En Estambul la situación parecía algo más tranquila que en los días anteriores, con miles de activistas reunidos en la céntrica plaza Taksim y el cercano parque Gezi, pero la tensión comenzó a subir de nuevo a media tarde y por la noche.
Erdoğan ha reconocido que «ha habido errores» en la actuación policial y ha ordenado al Ministerio del Interior investigar los abusos (Amnistía Internacional denuncia que ha habido al menos dos muertos durante las manifestaciones). No obstante, el primer ministro rechaza las acusaciones de autoritarismo y asegura que no se doblegará ante las protestas: «No tengo nada más que decir si llaman dictador a alguien que es un servidor del pueblo», señaló.
«Todo el mundo debería saber que Turquía es un país en el que existe un sistema parlamentario. Todo método diferente a las elecciones es antidemocrático. No quiero decir que el Ejecutivo no tenga que rendir cuentas ni que pueda hacer lo que quiera, pero, igual que una mayoría no puede presionar a una minoría, tampoco puede una minoría imponer su voluntad a una mayoría», añadió.
Erdoğan cargó asimismo contra la redes sociales, responsables en buena parte de la extensión de las protestas (#occupygezi, #occupy taksim, #direngeziparki, #genelgrevedavet): «Hay un problema que se llama Twitter. Allí se difunden mentiras absolutas», dijo. Y también: «Esa cosa que llaman redes sociales no es más que una fuente de problemas para la sociedad actual».
Éstas son algunas claves de lo que esta ocurriendo, recogidas en la web:
Francisco Veiga, en Eurasian Hub:
[…] The first thing that seems clear is that the Turkish government scored an own goal- i.e., a large part of the damage received has been self-inflicted by the Turkish government itself. The rigidity of Prime Minister Erdoğan and police brutality magnified the importance of what happened. Television images showing the police firing generous amounts of pepper spray against demonstrators were particularly unfortunate, now that it is being discussed the use of sarin gas in Syria by forces loyal to Bashar al Assad. In addition, Erdoğan’s threat of calling his supporters against the demonstrators was a poor public relations move. It was one thing to mobilize AKP followers six or seven years ago, when the Turkish Islamist government seemed under the menace of the military and the judges. But now things have changed, and to appeal to the absolute majority in parliament to justify violent actions or social rupture is an irresponsible move that is little appreciated in western democracies. […]
[…] It is still too early to glimpse what is the role being played by the major powers in this situation. But, at the moment, it seems evident that a large part of the Turkish population has not been won over by the current Turkish model that, after the rift with the European Union, presents itself as non-European. In fact, the Erdoğan government has not managed to redefine a coherent alternative. Turkey is, as of today, a regional power half-way to nowhere, involved in an endless war that it cannot control, in partnership with Saudi Arabia and Qatar, and heading towards confrontation with long-time, useful allies and friends. […]
[…] Erdoğan might be an unsympathetic figure, but he is not a bad politician. He is getting ready to launch a media counterattack that, with the support of prestigious, intelligent party notables such as president Gül, might calm the situation down. However, if he does not take notice and rewrite his own discourse, discontentment will surface again, because «the other Turkey» is as real and tangible as the one giving electoral support to the AKP. […]
Juan Carlos Sanz, en El País:
[…] No hay primavera turca -se trata de un Estado miembro de la OTAN y candidato a la UE- ni indignación por la marcha de la economía -que sigue creciendo pese a la crisis global-, sino malestar social contra el sesgo autoritario del primer ministro Recep Tayyip Erdoğan, en el poder desde hace más de una década. […]
[…] El descontento afloró de forma espontánea ante un Gobierno que impone su mayoría hegemónica (50% de los votos en las legislativas de 2011) y da la espalda a las quejas medioambientales y culturales de los ciudadanos.
Frente a la gestión pragmática que marcó los primeros años del Gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas en turco) para el acercamiento a la Unión Europea, la deriva autoritaria de una formación de conservadores religiosos que aspiraban a ser el equivalente musulmán a la democracia cristiana parece haber conducido a la Turquía de Erdoğan más hacia la Rusia de Vladímir Putin que a la Alemania de Angela Merkel. […]
[…] Tras la reciente legislación que restringe la publicidad y la venta de alcohol, el estallido de la protesta ciudadana en la plaza de ha hecho emerger un movimiento inédito de rechazo al AKP, que se había beneficiado hasta ahora de la debilidad de los partidos de oposición laicos y nacionalistas.
Dorian Jones, en Eurasianet:
Having tripled the size of its economy over the past decade, Turkey is invariably held up as an economic success story. But behind this outward tale of success lies a much darker backstory, one featuring a deepening income gap and crimped workers’ rights.
In 2012, the Ministry of Family and Social Rights revealed that nearly 40 percent of Turkey’s population of over 75.6 million lives at or below the monthly minimum wage of 773 liras, or about $415.19. A further 6.4 percent live below the designated hunger line of 430 liras ($237.95).
At the same time, 63 percent of the country’s bank deposits belong to a mere one-half of a percent of all account holders, according to Turkey’s financial watchdog, the Banking Regulation and Supervision Agency.
Such disparity is causing concern even among government supporters. «There is [a] big social gap between rich and poor. Poverty is getting deep[er] everyday,» warned Akif Emre, an influential columnist for the pro-government newspaper Yeni Safak.
Many members of the country’s labor unions say they are reaping the consequences. «Prices are going up every day, the cost of living is becoming very expensive and workers are in no position to demand extra pay,» claimed the United Metal Workers Union’s international relations head, Eyüp Özer.
«So, what they have to do is work longer and longer hours,» Özer said. «It is not even considered overtime anymore.» […]
Íñigo Sáenz de Ugarte, en Guerra Eterna:
[…] En el fondo, laten sentimientos de furia y rechazo a un Gobierno imbatible desde hace una década en el Parlamento, habituado a contar con el 50% de los votos y con una oposición débil e incapaz de hacer mella en el partido en el poder. No es un régimen de partido único, pero la falta de alternancia y los en general buenos resultados económicos han convertido a Erdoğan en un político que tiende a creer que es el líder vitalicio de Turquía.
Los jóvenes de Estambul y de otras ciudades denuncian la islamización silenciosa de la vida cotidiana. Esa oposición latente es menor en el interior del país, aunque relevante en las grandes ciudades. […]
[…] Resulta difícil de creer que esta movilización pueda poner en peligro el poder de los islamistas. Erdoğan continúa siendo el político más popular y el crecimiento está asegurado en la economía. Pero con el poder casi absoluto viene con frecuencia la arrogancia, despreciar a la gente que se atreve a salir a la calle y responder a cualquier provocación con la máxima violencia permisible.
Lluís Miquel Hurtado, en El Mundo:
Tras un fin de semana con Turquía empantanada, el lunes es una prueba de evaluación de la furia ciudadana. «Es época de exámenes. Los universitarios irán corriendo a acabar los suyos en el menor tiempo posible y volverán a Taksim para proteger el parque Gezi», aseguraba Kivanç a Elmundo.es en la madrugada del lunes. A esa hora, un grupo de manifestantes se retiraba de las barricadas: «Vamos a descansar para tomar el próximo relevo».
Durante la noche del domingo el ‘hashtag’ #genelgrevedavet (Invitación a la Huelga General) coronaba la lista de ‘trending topics’ turcos en Twitter. En Turquía, un país en el que las huelgas generales no están permitidas, un hecho así supondría un desafío ciudadano sin precedentes en la historia. Quieran o no, con el centro de Estambul inhabilitado para el transporte, el lunes será más difícil de lo habitual llegar al trabajo.
En Ankara, la capital del país, no están las cosas más tranquilas. Las virulentas cargas del domingo, que dejaron decenas de heridos, han enfurecido a los manifestantes. Kizilay, la plaza central de la ciudad, fue campo de batalla hasta altas horas de la noche. Sus fatales consecuencias tampoco hacen presagiar que, en el tuétano de la República de Turquía, las cosas vuelvan a su cauce con la vuelta a la semana laboral. […]
Tim Arango, en The New York Times:
[…] In full public view, a long struggle over urban spaces is erupting as a broader fight over Turkish identity, where difficult issues of religion, social class and politics intersect. And while most here acknowledge that every Turkish ruling class has sought to put its stamp on Istanbul, there is a growing sense that none has done so as insistently as the current government, led by Mr. Erdoğan’s Islamist-rooted Justice and Development Party, despite growing resistance. […]
[…] The swiftly changing physical landscape of Istanbul symbolizes the competing themes that undergird modern Turkey — Islam versus secularism, rural versus urban. They highlight a booming economy and a self-confidence expressed by the religiously conservative ruling elite that belies the post-empire gloom that permeates the novels of Istanbul by Orhan Pamuk, Turkey’s Nobel laureate and most famous writer.
Mr. Erdoğan’s decade-long rule has dramatically reshaped Turkey’s culture by establishing civilian control of the military. It has broken down rules of the old secular order that now permit the wide public expression of religion, seen in the proliferation of women wearing head scarves, by the conservative masses who make up the prime minister’s constituency. His rule has also nurtured a pious capitalist class, whose members have moved in large numbers from rural Anatolia to cities like Istanbul, deepening class divisions.
The old secular elite, who consider themselves the inheritors of the legacy of Mustafa Kemal Ataturk, modern Turkey’s secular founder, have chafed under these transformations. So, too, have liberals, who do not label themselves Kemalists and are tolerant of public displays of religion. But they object to Mr. Erdoğan’s leadership style, which they describe as dictatorial, and are put off by many of the development projects on the grounds of bad taste, a view imbued with a sense of social elitism.
For many, it has also created a sense of resentment and loss — for longtime residents, urban intellectuals and many members of the underclasses who are being pushed from their homes so that upscale housing complexes and shopping malls can be built.
And there is much more on the drawing board that evokes greater ambitions and controversies: the world’s largest airport, the country’s biggest mosque, and a proposed canal that would split Istanbul’s European side and is so audacious that even the project’s most vocal supporter, Mr. Erdoğan, has called it «crazy.» Ground has already been broken on a third bridge over the Bosporus, named for a contentious Ottoman sultan who was accused of massacring Alevi Muslims, a large minority in Turkey. […]
Ariel Ben Solomon, en The Jerusalem Post:
[…] Efrat Aviv, a researcher at the Begin-Sadat Center for Strategic Studies and a lecturer in the department of Middle East studies at Bar-Ilan University, who closely follows the Turkish media, told The Jerusalem Post that it is difficult to find out what is going on because Turkey does not have a freedom of the press and its media are not broadcasting much about the protests. In addition, she said, one of her contacts inside the country said that on Saturday, Facebook and Twitter were shut down for a few hours.
Aviv sees the outburst as a result of a building tension that blew up because of a number of factors that have been irritating a large segment of the population, and not only secular Turks, but also some religious people and Erdoğan voters.
The jailing of generals and political activists, the limitations on alcohol and smoking, the failure to act in Syria, which has created a major refugee problem in Turkey, police brutality, and upset over the peace process with the Kurds were already on the minds of much of the public when the police overreacted at the park, causing masses to turn out in protest, after what might have been a non-event if not for the police action.
However, perhaps it was just a matter of time before an event like this caused things to boil over.
«Erdoğan is not Mubarak,» said Aviv, adding that she does not see this like an Arab uprising. Perhaps the protesters got some inspiration about the power of the people from the uprisings, but Turkey is a democracy, not a perfect one, but definitely on a completely different level than the Arab states, she said. […]
Gregory Gillette, en The Arabist:
[…] Turkey’s myriad of political, social, religious, ethnic and indeed athletic factions have never been so united in recent history, as evidenced by the hundreds of groups represented today. They are finding a deep sense of strength in the peace between what was formerly a series of divisions continually simmering below a thin veil of national unity. They are working together as well to ensure theirs is seen as a peaceful movement, preventing demonstrators from responding violently to police – for now. […]
Fotos de las protestas, aquí.
Empezó hace una semana con una sentada contra la destrucción de un parque en el centro de Estambul y ahora es ya, a causa, sobre todo, de la violenta respuesta policial, una protesta ciudadana masiva contra el gobierno del islamista… Leer
Una selección de fotografías tomadas en Oriente Medio esta semana. Pincha en los enlaces de las localizaciones para ver las imágenes.
Ramala, Cisjordania (Palestina), 21/2/2013: Un joven palestino lanza una piedra a soldados israelíes cerca de la prisión israelí de Ofer, durante las protestas en solidaridad con 11 prisioneros palestinos en cárceles israelíes que se mantenían esta semana en huelga de hambre. Este domingo, unos 3.000 palestinos en cárceles israelíes se unieron a la huelga de hambre, en protesta por la muerte, el sábado, de Arafat Jaradat, un joven compatriota que se encontraba preso en un centro de detención israelí. La muerte de Jaradat, cuyas circunstancias aún no han sido aclaradas oficialmente, pero que autoridades palestinas han relacionado con torturas, ha inflamado las protestas y ha originado manifestaciones y disturbios por toda Cisjordania. Foto: Darren Whiteside / Reuters
Bagdad, Irak, 21/2/2013: Un preso liberado iraquí se reencuentra con sus hijas, en las afueras de la prisión de Al Rusafa, cerca de la capital iraquí. El Gobierno de Irak liberó este jueves a unos 200 prisioneros, en un intento de aplacar las crecientes manifestaciones de protesta de la comunidad suní contra el ejecutivo del primer ministro Nuri Al Maliki (chií). Foto: Thaier al-Sudani / Reuters
Damasco, Siria, 21/2/2013: Tres hombres llevan a uno de los heridos en la gran explosión causada por un coche bomba en el centro de Damasco, este jueves. Al menos 56 personas murieron y más de 200 resultaron heridas en la capital siria, por la explosión de un coche bomba en un control militar situado en una autopista muy transitada, cerca de la sede del partido gubernamental Baaz y de la Embajada de Rusia. Una quincena de los fallecidos eran miembros de las fuerzas de seguridad; el resto, civiles, incluyendo, según la televisión oficial, estudiantes de una escuela cercana. En otro atentado perpetrado en el barrio de Barza, también con un coche bomba, murieron otras ocho personas (tres civiles y cinco miembros de las fuerzas de seguridad). Foto: Sana
El Cairo, Egipto, 22/2/2013: Un manifestante salta sobre un coche de la policía durante una protesta contra el Gobierno. El presidente egipcio, Mohamed Mursi, anunció que modificará las fechas de las próximas elecciones legislativas, cuyo inicio estaba previsto para el 27 de abril, en respuesta a las peticiones de los legisladores cristianos, y para que no coincidan con la celebración de la Pascua copta. Foto: Mohamed Abd El Ghany / Reuters
Alepo, Siria, 20/2/2013: Un misil impactó el miércoles en una zona residencial de barrio de Al Myassar, causando grandes destrozos. En la foto 1, una familia es rescatada de una de las casas destruidas; en la foto 2, una niña llora al ver su casa en ruinas, tras volver del colegio. Fotos: Hamid Khatib / Reuters, Mauricio Morales / Getty Images
Mafraq, Jordania, 19/2/2013: Refugiados sirios cruzan con sus pertenencias la frontera entre Siria y Jordania. La ONU informó este martes de que al ritmo al que avanza el éxodo de sirios para buscar refugio en los países fronterizos, dentro de tan solo cuatro meses éstos llegarán a 1,1 millones, repartidos principalmente en el Líbano, Jordania, Turquía e Irak. Foto: Abu Ghosh / Zuma Press
Antioquía, Turquía, 24/2/2013: El fotógrafo francés Olivier Voisin, de 38 años de edad, falleció en la noche del sábado al domingo en un hospital de Antioquía, Turquía, debido a las heridas sufridas tras la explosión de un obús el pasado jueves. Voisin resultó herido de gravedad en la cabeza y en un brazo tras la explosión de un obús, mientras seguía a un grupo de la oposición siria en la región de Idlib, en el noroeste de Siria, para Reporteros sin Fronteras. En la imagen (de archivo), Voisin, en Siria. Foto: Edouard Elias / Haytham Pictures
Muharreq, Bahréin, 22/2/2013: Una niña, con una bandera nacional durante una manifestación en contra del Gobierno. Foto: Mohammed Al Shaikh / AFP
Daih, Bahréin, 22/2/2013: Dos trabajadores inmigrantes asiáticos se refugian en el bajo de una casa durante enfrentamientos entre manifestantes y policías. Un joven de 20 años murió como consecuencia de las heridas que sufrió durante los disturbios. Foto: Hasan Jamali / AP
Sana, Yemen, 19/2/2013: Bomberos tratan de extinguir un fuego en el lugar donde se estrelló un avión militar, en un barrio residencial de la capital del país, cerca de la céntrica plaza Al Taguir. El accidente causó la muerte de al menos 12 personas. Foto: Khaled Abdullah / Reuters
Rafah, Gaza, 19/2/2013: Un palestino trabaja en el interior de uno de los túneles de contrabando que fueron inundados esta semana por las fuerzas de seguridad egipcias, en la frontera entre Gaza y Egipto. Foto: Ibraheem Abu Mustafa / Reuters
Port Said, Egipto, 21/2/2013: Varios hombres observan fotografías de fallecidos, en un campamento de protesta instalado frente a la sede del Gobierno provincial, durante el quinto día de huelga general en la ciudad. Foto: Nasser Nasser / AP
Alepo, Siria, 20/2/2013: Un grupo de rebeldes ve en la televisión de una escuela el partido de fútbol de la Liga de Campeones entre el Barcelona y el Milan. Foto: Muzaffar Salman / Reuters
Jerusalén, 22/2/2013: Un grupo de niños, durante la celebración de la fiesta judía de Purim, en la que se conmemora el milagro relatado en el Libro de Ester, por el que los judíos se salvaron de ser aniquilados bajo el mandato del rey persa Asuero, identificado por algunos historiadores como Jerjes I, alrededor del año 450 a. C.
Hebrón, Cisjordania (Palestina), 24/2/2013. Palestinos miran desde el balcón de su casa a varios colonos israelíes disfrazados que participan en un desfile, durante la celebración de la fiesta judía de Purim. Foto: Menahem Kahana / AFP
Manama, Bahréin, 23/2/2013: La coreógrafa Albina Belova (derecha), con miembros de la compañía siria de teatro y danza Enana, durante el ensayo de la obra Ibn Battuta, en el Teatro Nacional de Bahréin. En la representación, dirigida por Nader Salah Eldin, y que gira en torno al concepto del viaje, participan compañías y artistas procedentes de Bahréin, Egipto, Siria, Palestina, Líbano, Alemania, Hungría, Polonia, Francia, Macedonia y Rusia. Foto: Ati Metwaly / Al Ahram
Alejandría, Egipto, 18/2/2013: Una niña pequeña entrena en un gimnasio de la ciudad. Foto: Asmaa Waguih / Reuters
Una selección de fotografías tomadas en Oriente Medio esta semana. Pincha en los enlaces de las localizaciones para ver las imágenes.
Damasco, Siria, 30/1/2013: Militantes del Ejército Libre Sirio tratan de ponerse a cubierto al estallar un proyectil durante un combate en el barrio de Ain Tarma. Foto: Goran Tomasevic / Reuters. (La imagen pertenece a una dramática secuencia de fotografías, que puede verse aquí, comentada por el propio fotógrafo).
El Cairo, Egipto, 25/1 al 1/2, 2013. Foto 1: Un manifestante con una máscara antigas transporta a un chico herido durante disturbios en la plaza Tahrir el viernes 25, en el segundo aniversario de la revolución. Foto 2: Dos manifestantes se refugian en un armario cerca de Tahrir, también el día 25. Foto 3: Un policía antidisturbios golpea a un manifestante contra el presidente Mursi, cerca del puente Qasr Al Nil, que conduce a Tahrir, el día 28. Foto 4: Varios manifestantes frente al palacio presidencial, donde se produjeron nuevos disturbios en la noche del viernes día 1. Fotos: Khalil Hamra / AP; Shawn Baldwi / Corbis; Amr Abdallah / Reuters; Asmaa Waguih / Reuters
Jerusalén Este, 30/1/2013: Una familia palestina come en un restaurante de hamburguesas junto a un judío ortodoxo que lleva varios kits con máscaras antigas. Los paquetes de emergencia fueron distribuidos en un centro comercial de la zona de Pizgat Ze’ev, el mismo día en que la fuerza aérea israelí atacó objetivos en territorio sirio. Foto: Jim Hollander / EPA
Alepo, Siria, 29/1/2013: Decenas de cadáveres fueron hallados el martes por la mañana abandonados en la orilla de un río canalizado en el barrio de Bustan al Qasar, al suroeste de la ciudad. Los cuerpos presentaban impactos de bala en la cabeza y las manos atadas a la espalda, lo que hace pensar que fueron víctimas de una ejecución colectiva, la mayor de la que se ha tenido noticia en los cerca de dos años que dura ya la guerra civil en el país. Foto: Thomas Rassloff / EPA
Ankara, Turquía, 1/2/2013: Un atentado suicida delante de la embajada de EE UU dejó el viernes dos muertos —el kamikaze y un agente de seguridad turco— y varios heridos. La explosión causó destrozos en edificios de las inmediaciones, pero no dañó el interior de la embajada. La policía turca identificó al autor del ataque como Ecevit Sanli, miembro del Partido Revolucionario de Liberación del Pueblo, organización de extrema izquierda considerada terrorista por Washington y Bruselas. En la imagen, un agente de seguridad llega al lugar del atentado minutos después de la explosión. Foto: Yavuz Ozden / AP
Berlín, Alemania, 30/1/2013. Activistas de Amnistía Internacional protestan con máscaras de Nefertiti por la visita del presidente egipcio, Mohamed Mursi, a la capital alemana. Mursi se reunió el miércoles con la canciller alemana, Angela Merkel, quien prometió apoyo económico a Egipto, y exigió a cambio la estabilización del país y garantías de respeto al Estado de Derecho y a los derechos humanos, subrayando la necesidad de que sea garantizada la libertad religiosa. El presidente egipcio, por su parte, se comprometió, además, a no instaurar un Estado «militar ni teocrático». Egipto actuará «al lado de la comunidad internacional», aseguró. Foto: Markus Schreiber / AP
Tabuk, Arabia Saudí, 30/1/2013: Un equipo de rescate ayuda a varias personas a cruzar una zona inundada tras las fuertes lluvias caídas esta semana. Más de 600 familias tuvieron que ser evacuadas como consecuencia de las inundaciones. Foto: Mohamed Alhwaity / Reuters
Tabuk, Arabia Saudí, 1/2/2013: Las intensas lluvias de mediados de esta semana dieron paso a una gran nevada en la zona de Tabuk (noroeste de Arabia Saudí), que presentaba este viernes el inusual espectáculo de la nieve en pleno desierto. Foto: Mohamed Alhwaity / Reuters
Irán, 28/1/2013: La Agencia Espacial de Irán aseguró esta semana que había logrado lanzar con éxito al espacio un cohete de fabricación iraní, en el que viajaba un mono que regresó vivo a la Tierra. Según informó la televisión estatal iraní Press TV, el lanzamiento supuso un hito para el programa espacial de la República Islámica y un paso previo para el posible envío de una nave tripulada por humanos al espacio. Sin embargo, la comparación de las fotografías supuestamente tomadas al animal antes (izq.) y después (dcha.) del lanzamiento (distinto color de pelo, el lunar en la frente) levantó las sospechas de que no se tratase del mismo mono, con lo que se dudó de que se hubiese lanzado el animal, o de que éste hubiese sobrevivido, o incluso de que hubiese habido lanzamiento. Finalmente, el sábado, las autoridades iraníes señalaron que la segunda fotografía pertenecía, efectivamente, a otro mono de un proyecto similar anterior, y que se había distribuido «por error». Fotomontaje: The Times
Daih, Bahréin, 28/1/2013: Cientos de manifestantes se enfrentaron a la policía en los alrededores de la capital de Bahréin tras el funeral (en la imagen) de un menor de ocho años que podría haber muerto asfixiado por gases lacrimógenos, según denunciaron activistas. Las fuerzas de seguridad dispararon gases y persiguieron a los manifestantes en las aldeas de Sanabis, Daih y Jid Hafs, en las inmediaciones de Manama. Varias personas resultaron heridas o fueron detenidas mientras los manifestantes intentaban acceder a la plaza Lulu (perla) de la capital, el epicentro de las revueltas que estallaron hace casi dos años en el país a favor de reformas democráticas. Previamente, miles de personas habían asistido al funeral de Qasim Habib Marzuq, el niño que murió el 19 de enero en el hospital tras haber sufrido problemas respiratorios como consecuencia de la inhalación de gases en su hogar durante las protestas. Foto: Mazen Mahdi / EPA
Ciudad de Gaza, Gaza (Palestina), 31/1/2013: Una mujer, en la casa donde murieron tres niños de una misma familia en un incendio. Se cree que el fuego fue causado por un fallo eléctrico. Foto: Ashraf Amra / APA
Mafraq, Jordania, 29/1/2013: Un grupo de refugiados sirios construye una cocina temporal, en el campo de refugiados de Zaatari. La organización Save the Children advirtió la semana pasada de que en solo 24 horas Jordania había recibido a más de 10.000 nuevos refugiados sirios, de los cuales 3.500 se alojaron en el campamento de Zaatari, que acoge ya a unas 50.000 personas. La ONG indicó que hasta cinco autobuses llegaban cada hora al campamento con personas que huyen de Siria a causa del recrudecimiento del conflicto entre las fuerzas leales al presidente, Bashar al Asad, y los rebeldes opositores. Foto: Jeff J. Mitchell / Getty Images
Jaar, Yemen, 1/2/2013: Dos chicos caminan entre las ruinas de un edificio bombardeado el año pasado durante un ataque aéreo contra presuntos miembros de Al Qaeda. Foto: Khaled Abdullah / Reuters
Katara, Doha, Emiratos Árabes Unidos, 27/1/2013: El portero de la selección de los Emiratos cae al suelo durante el partido por el tercer puesto ante Australia, en el Mundial de Fútbol-Playa. Foto: Fadi Al-Assaad / Reuters
Teherán, Irán, 29/1/2013: Jóvenes zoroastrianos iraníes encienden una hoguera durante la fiesta de Sadé, que conmemora la creación del fuego. Tras el triunfo de la revolución islámica en 1979, muchos zoroastrianos emigraron a Estados Unidos y las autoridades iraníes presionaron fuertemente a los seguidores de esta religión minoritaria para que no celebrasen sus festivales. Actualmente quedan unos 20.000 zoroastrianos en Irán, en comparación con los 300.000 que había en la década de los 70. Los zoroastrianos forman una pequeña parte de la población no islámica de Irán, que incluye 150.000 cristianos y 15.000 judíos. Foto: Vahid Salemi / AP
Jerusalén, 30/1/2013: Varios judíos ultraortodoxos esperan el tren en un andén. Foto: Sebastian Scheiner / AP
El Cairo, Egipto, enero 2013: La compañía de danza y teatro Fursan Al Sharq Lil Turath (Caballeros del Oriente para el Patrimonio), dirigida por Karima Bedeir, durante un momento de la representación de la obra Su nombre es Naasa, en la Ópera de El Cairo. Foto: Sherif Sonbol / Al Ahram
La policía carga contra los manifestantes en Ciudad de Kuwait, el pasado domingo. Foto: Yasser Al-Zayyat / AFP / Getty Images
Un centenar de manifestantes y once agentes resultaron heridos el domingo cuando la policía antidisturbios de Kuwait se enfrentó a decenas de miles de opositores. Al menos quince personas fueron detenidas. De acuerdo con varios testigos citados por la agencia Reuters, los policías rodearon a los manifestantes, golpearon con porras, dispararon balas de caucho y lanzaron gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para impedir que llegaran hasta la sede del Gobierno. Fue, según los convocantes, la mayor manifestación contra el Gobierno en la historia reciente del emirato.
El origen inmediato de las protestas se encuentra en el cambio de la ley electoral anunciado por el Gobierno un día antes, a propuesta del emir, el jeque Sabah al Ahmad al Sabah. El Gobierno convocó asimismo elecciones anticipadas, que se celebrarán el próximo 1 de diciembre. Serán las segundas elecciones legislativas este año, y las quintas desde 2006 en el emirato, que, pese a contar con uno de los parlamentos en teoría más democráticos de la región, está sacudido por repetidas crisis entre el poder ejecutivo y el legislativo.
La ley electoral actual, adoptada en 2006 después de las manifestaciones organizadas por la oposición, divide el país en cinco circunscripciones, cada una de las cuales elige a diez diputados. Cada elector puede votar a un máximo de cuatro candidatos. La enmienda propuesta por el Gobierno quiere reducir a uno o dos el número de candidatos que puede elegir cada persona. El emir sostiene que con ello se pretende «proteger la unidad nacional», ya que la división establecida ahora contribuye a separar Kuwait según criterios religiosos y tribales. La oposición, sin embargo, ha calificado la enmienda como «declaración de guerra», y asegura que el objetivo del Ejecutivo es desvirtuar el poder del Parlamento, porque la nueva ley electoral beneficia a los candidatos gubernamentales.
En 2011, Kuwait vivió una crisis política que se agudizó en noviembre de ese año al irrumpir miles de manifestantes en la asamblea parlamentaria, después de que la policía emplease la fuerza para dispersar una marcha que exigía la renuncia del entonces primer ministro, Naser Mohamed al Ahmed al Sabah, acusado de corrupción. El Gobierno dimitió, se disolvió el Parlamento y, el pasado mes de febrero, se celebraron elecciones legislativas. La oposición, encabezada por los islamistas, ganó la mayoría de escaños en la Asamblea Nacional.
Desde entonces, los parlamentarios intensificaron sus esfuerzos para obligar a los ministros (el gabinete está controlado por la familia gobernante) a rendir cuentas por acusaciones de corrupción y mala administración. Finalmente, el Tribunal Constitucional invalidó los comicios y ordenó la restitución del parlamento anterior (de 2009, más afín al Gobierno). Pero después de meses de estancamiento e inactividad, el pasado 7 de octubre el emir volvió a disolver la Asamblea.
En un principio, la disolución de la cámara fue bien recibida por la oposición, pero ahora, tras el anuncio de la nueva ley electoral, la mayoría de los partidos opositores y unos 50 diputados han decidido boicotear las elecciones. Los jefes de las tribus beduinas (más de la mitad de la población autóctona de Kuwait, estimada en torno a 1,2 millones de personas), también han llamado al boicot. El Gobierno tiene en su contra a un grupo heterogéneo de opositores, que incluye desde salafistas (islamistas radicales) hasta nacionalistas y grupos chiíes y liberales.
Kuwait fue, en 1962, la primera monarquía del Golfo Pérsico en tener un parlamento electo. La dinastía de los Al Sabah reina en el emirato desde hace más de 250 años.
Un vídeo de la manifestación del domingo:
Más información:
» Kuwait: Las luchas intestinas de la Familia Real (Aish)
» In Kuwait, Political Crises Mask Economic Facts (Al Hayat, traducido al inglés en Al Monitor)
» #Kuwait: This is big change in the #Gulf (Egyptian Chronicles)
Un centenar de manifestantes y once agentes resultaron heridos el domingo cuando la policía antidisturbios de Kuwait se enfrentó a decenas de miles de opositores. Al menos quince personas fueron detenidas. De acuerdo con varios testigos citados por la agencia Reuters, los policías rodearon a los manifestantes, golpearon con porras, dispararon balas de caucho y lanzaron gases lacrimógenos y granadas aturdidoras […]
La foto que encabeza esta entrada fue tomada este verano en una plaza de Teherán. Es gente disfrutando de una obra de teatro en la calle, riéndose, pasándoselo bien, asombrándose. Pertenece a un blog llamado Teheran Live (La vida en Teherán) y he dado con ella por pura casualidad, después de dejarme los ojos durante horas buscando imágenes de Oriente Medio para la entrada de las fotos de la semana, cuyo elemento central no fuese la violencia, la guerra, la desesperación, la miseria, la opresión, o el fanatismo.
No es tarea fácil. Una simple búsqueda en Google enfocada en acontecimientos culturales, lúdicos o deportivos en Oriente Medio da como resultado un auténtico erial, al menos si la búsqueda se hace en inglés, en castellano o en francés. Debe de ser que la gente allí no va al cine, ni al fútbol, ni a la playa, que no escucha música ni lee libros. Tal vez porque están demasiado ocupados todo el día profiriendo insultos contra Occidente, quemando banderas de EE UU, poniendo bombas, amenazando de muerte a escritores y asaltando embajadas.
El resultado inevitable de este sesgo informativo (el mismo que sufre África y, en muchos casos, Latinoamérica o el sudeste asiático…) es la incomprensión. El ‘otro’ deja de ser alguien como yo. El ‘otro’ es un alien.
Los medios son negocios (no hay que firmar ningún juramento hipocrático para fundar un periódico) y, como tales, eligen los contenidos con los que creen que van a tener más éxito, mezclados, en el mejor de los casos, con lo que creen que es más importante. No es una afirmación cínica; es experiencia y pura observación. La mayoría de las veces ni siquiera existe ‘mala intención’. Es simple inercia, o simple falta de medios. Y la consecuencia, salvo loables excepciones, es que los contenidos se multiplican, se clonan, rebotan de unos a otros y, al final, la realidad (sea lo que sea ésta) se comprime, se simplifica y se empaqueta para que podamos consumirla. Este blog, por supuesto, incluido. En el caso de las fotos, además, con excusa: Las imágenes de la violencia son buenas, son grandes fotos con una enorme potencia visual e informativa, fotos espectaculares tomadas por grandes profesionales.
En el periodismo la actualidad manda, es verdad. No se trata de silenciar o minusvalorar las protestas que están ocurriendo a causa, entre otras cosas, del vídeo contra Mahoma, o de las viñetas satíricas de Charlie Hebdo. Existen, son importantes, y hay que contarlas. Como existen las diferencias culturales y existe el fundamentalismo religioso.
Tampoco se trata, obviamente, de mirar para otro lado ante el sufrimiento de tantos seres humanos, víctimas de la guerra, de la ocupación, de la intolerancia, del atropello a los derechos humanos, de estados policiales o de la falta de los recursos más elementales… El horror de Siria hay que contarlo, como hay que mostrar la tragedia de los palestinos, el dolor de las víctimas del terrorismo o la desesperanza de los refugiados. Es la única arma contra el olvido.
Y mucho menos se trata de dar una apariencia interesada de normalidad, como esas fotos que resaltaban la felicidad de los iraquíes tras la ‘liberación’ estadounidense.
De lo que se trata, creo, es de intentar buscar algo de equilibrio. Porque hay millones de musulmanes y son relativamente pocos los que están protestando por el famoso vídeo. Porque la mayoría de las manifestaciones no son violentas. Porque hablamos de la ira que recorre todo Oriente Medio y solo vemos imágenes de, por ejemplo, Pakistán. Porque apenas se informa de las protestas laicas que, como en Europa, siguen recorriendo las calles de Jordania o de Irak, en demanda de más justicia social y de mejoras económicas. O porque relevamos a un segundo plano una de las grandes historias de la semana: Las milicias fundamentalistas expulsadas de Bengasi por la población, harta de integrismos.
Hace 20 años, el patético vídeo contra Mahoma no habría sido más que el burdo entretenimiento de un puñado de paletos en torno a un reproductor de VHS, sin mayores consecuencias. Hoy es un fenómeno mundial. La globalización y la revolución digital nos facilita mucho la vida a los periodistas. A cambio, me temo, nos toca estar a la altura, o por lo menos intentarlo.
En fin, para compensar, unas cuantas fotos, encontradas aquí y aquí, del ‘otro’ Oriente Medio, el del día a día:
La foto que encabeza esta entrada fue tomada este verano en una plaza de Teherán. Es gente disfrutando de una obra de teatro en la calle, riéndose, pasándoselo bien, asombrándose. Pertenece a un blog llamado Teheran Live (La vida en… Leer
Décadas de resentimiento acumulado contra la política estadounidense en la región, más libertad para manifestarse al haberse diluido el control estatal, descontento social, miseria sin expectativas de futuro… y un grotesco vídeo contra Mahoma como excusa infalible: Es el cóctel perfecto para que el integrismo islamista, que se había mantenido más o menos en segundo plano durante las revoluciones que derrocaron a los dictadores en países como Túnez o Egipto, haya asomado finalmente la cabeza; la caña ideal con la que intentar pescar los peces del apoyo popular en el río revuelto de la ‘primavera árabe’; la gasolina con que avivar la siempre caliente llama del antiamericanismo en el mundo islámico.
El resultado: Asaltos a embajadas, manifestaciones en cerca de 30 países y al menos 17 muertos ya desde que el pasado martes (aniversario de los atentados del 11-S) estallaran los disturbios, tras la divulgación de un vídeo grabado en EE UU en el que, entre otras cosas, se describe a Mahoma como bastardo, simplón, mujeriego, extorsionador, sanguinario, esclavizador de niños, egocéntrico y pederasta.
Las acciones más violentas están alentadas por minorías fundamentalistas, y los asaltos a las embajadas y otros intereses occidentales los han llevado a cabo, sobre todo, grupos relativamente pequeños, hooligans incluidos. Pero a las manifestaciones de protesta sí se han sumado amplios sectores de la población para los que el famoso vídeo no es más que el último capítulo en lo que se percibe como una larga historia de agravios por parte de Occidente en general, y de Estados Unidos en particular.
Es posible que Los versos satánicos de Salman Rushdie, las caricaturas de Mahoma o la quema de coranes estén solo en la lista negra de los religiosos más fanáticos, pero la invasión de Irak, el interesado apoyo a tiranos como Mubarak o Ben Ali, y el respaldo incondicional a Israel en detrimento de los palestinos, están en la lista negra de la mayoría. Y los tibios intentos de acercamiento llevados a cabo por Obama no parecen haber sido suficientes para lavar una imagen perjudicada durante tanto tiempo por sus antecesores en el cargo.
Resulta por tanto imposible simplificar las causas de esta nueva oleada de protestas, y atribuirla exclusivamente a un tosco vídeo de apenas 14 minutos y factura patética, por más que haya sido ese el detonante, en una sociedad donde los límites de la libertad de expresión no tienen nada que ver con los parámetros occidentales cuando está la religión por medio. Y tampoco se trata únicamente de la consecuencia directa de la caída de regímenes dictatoriales que mantenían a raya a los islamistas: En 2005, las viñetas satíricas sobre Mahoma provocaron manifestaciones masivas que fueron permitidas por gobiernos que presumían de aplastar el islamismo con mano de hierro, y hubo medio centenar de muertos.
Al vídeo y a la debilidad de los nuevos regímenes hay que sumar no solo el contexto de rencor hacia Occidente, sino también, y especialmente, la lucha por el poder que ha desatado la llamada «primavera árabe», una batalla en la que se enfrentan, sobre todo, islamistas moderados e islamistas integristas.
Estas son, en 20 preguntas y respuestas, las claves de lo que ha pasado hasta ahora:
EL VÍDEO
1. ¿Qué muestra ‘La inocencia de los musulmanes’?
«Tengo más de 120 años. En mi vida nunca he conocido a un matón asesino como Mahoma. Mata a hombres. Captura a mujeres y niños. Roba las caravanas. Rompe acuerdos y tratados. Vende niños como esclavos después de que él y sus hombres los hayan usado». Así describe una anciana al principal profeta del islam en el vídeo La inocencia de los musulmanes (Innocence of Muslims, en el original inglés), el supuesto tráiler de una película posiblemente inexistente.
El vídeo, colgado en YouTube, dura algo menos de 14 minutos. Grabado en Estados Unidos, presenta a Mahoma como un personaje pervertido, violento e interesado, y describe al islam como una religión destructiva y absurda. La produccion es extremadamente burda (desde el vestuario al guión, pasando por los escenarios o las interpretaciones), y en algunos pasajes se han doblado los diálogos originales con voces diferentes.
2. ¿Cuándo, cómo y para qué se hizo?
Aunque los detalles de la producción del vídeo siguen sin estar del todo claros, al parecer la cinta se rodó en California en torno al mes de julio del año pasado. Según informaron varios medios estadounidenses, citando a un activista fundamentalista cristiano, Steve Klein, que habría participado en la producción, el supuesto motivo era reunir a hipotéticos «terroristas musulmanes» en un cine de Los Ángeles con el cebo de que se iba a proyectar un film sobre Osama bin Laden, «para que supieran la verdad». De hecho, la ‘película’ fue titulada primero como Guerreros del desierto y después como La inocencia de Bin Laden.
El proyecto se empezó a gestar en el verano de 2009, cuando la página web BackStage publicó el anuncio de una productora llamada «DW» en el que se pedía actores para el rodaje de Guerreros del desierto (Desert Warriors). El film, producido y dirigido por un tal «Sam Bacile»,se presentaba como «una película de aventuras en el desierto de Arabia».
Los actores protagonistas y el equipo que participó en el rodaje (unas 80 personas) difundieron hace unos días un comunicado en el que sostienen que fueron «embaucados» sobre el propósito de la película: «Nos hemos quedado de piedra al conocer que han reescrito drásticamente el guión y al darnos cuenta de las mentiras que nos dijeron a quienes participamos». Aseguran que todas las referencias a Mahoma las introdujeron los autores del film a posteriori con un doblaje de mala calidad.
3. ¿Cómo ha acabado divulgándose?
El vídeo fue subido el pasado mes de julio a YouTube, y apenas tuvo visitas hasta que, en septiembre, fue subtitulado al árabe y empezó a propagarse por Twitter. En apenas unos días llegó a los canales de televisión árabes (especialmente a las cadenas integristas egipcias), y atrajo la atención de líderes musulmanes y de grupos islamistas, que denunciaron el contenido de la cinta y lo tacharon de blasfemo y ofensivo, al tiempo que exigían a las autoridades estadounidenses que retirasen el vídeo y persiguiesen a los responsables.
4. ¿Quién produjo el vídeo?
En un principio se informó de que el responsable del vídeo, el llamado «Sam Bacile», era un «agente inmobiliario» de California con orígenes judíos y conexiones con grupos coptos, pero los sindicatos de Hollywood y la asociación inmobiliaria del estado lo desmintieron, indicando que en sus registros no aparecía ningún agente llamado así. El pasado jueves, la agencia AP reveló que «Sam Bacile» es en realidad Nakoula Basseley Nakoula, un cristiano copto de 55 años de edad, residente en un suburbio de Los Ángeles y que entre 2010 y 2011 cumplió una pena de 21 meses de prisión por fraude bancario (años antes ya había estado en la cárcel por asuntos de drogas).
Nakoula Basseley, que no tenía permitido el acceso a Internet, fue interrogado el viernes por agentes federales según informó este sábado la cadena CBS. La Oficina del Alguacil de Los Ángeles, en colaboración con el FBI, está investigando la posible violación de su libertad condicional, en caso de que hubiera accedido a la red, precisamente para subir el polémico tráiler. Nakoula salió de la cárcel en junio de 2011 y el rodaje empezó un mes después.
5. ¿Quién lo promocionó?
El vídeo habría sido promocionado
6. ¿Qué ha dicho la iglesia copta?
Los representantes de la comunidad copta en Egipto (la principal minoría cristiana del país, cerca del 10% de la población total) han condenado el vídeo desde el primer momento. En EE UU, el obispo de la Diócesis Ortodoxa Copta de Los Ángeles indicó que «nuestra enseñanza cristiana es respetar a las personas de toda fe». Los coptos egipcios han sido víctimas de numerosos ataques en los últimos meses, que han causado decenas de muertos.
7. ¿Qué ha dicho del vídeo el Gobierno de EE UU?
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, calificó el vídeo de «repugnante y reprensible». «Parece tener el cínico propósito de denigrar una gran religión y generar odio», dijo. «Dejadme dejar muy claro, y espero que sea obvio, que el Gobierno de Estados Unidos no tuvo absolutamente nada que ver con este vídeo. Rechazamos totalmente su contenido y su mensaje. Sin embargo, no hay justificación, ninguna, para responder al vídeo con violencia. Condenamos la violencia que se ha generado en los términos más duros».
8. ¿Lo va a retirar Google de YouTube?
Google decidió este sábado mantener en Internet el polémico vídeo, pese a una solicitud de la Casa Blanca de que lo retirase de YouTube. La Casa Blanca ha confirmado que pidió a YouTube, propiedad de Google, que revisase el vídeo, y que lo retirase de la plataforma en caso de que éste viole las condiciones de uso de la web, pero Google ha determinado que el vídeo no viola sus políticas sobre la utilización de la red.
«Trabajamos duro para crear una comunidad que todos puedan disfrutar y que también permita a la gente expresar sus distintas opiniones. Esto puede ser un desafío porque lo que es aceptable en un país puede ofender en otro», explicó YouTube en un comunicado. «Este vídeo, ampliamente disponible en la web, cumple claramente con nuestras normas y por lo tanto permanecerá en YouTube. Sin embargo, hemos restringido el acceso a él en India e Indonesia, donde es ilegal, así como en Libia y Egipto, debido a las situaciones muy sensiblesen estos países», añadió.
El vídeo tampoco puede verse en Afganistán, cuyo Gobierno ha prohibido la recepción de YouTube desde el pasado miércoles.
Mapa interactivo de las protestas en el mundo
LOS DISTURBIOS
9. ¿Cuándo y dónde comenzaron?
Las primeras protestas empezaron el pasado martes por la tarde en El Cairo, cuando cientos de manifestantes asaltaron el recinto de la embajada estadounidense y arrancaron la bandera, reemplazándola por una enseña negra que llevaba bordada la shahada (la profesión de fe musulmana): «No hay más que un Dios y Mahoma es su profeta». La protesta fue disuelta por la policía.
Horas después, sobre las 10 de la noche, se inició otra concentración en Libia, frente al consulado estadounidense en Bengasi. Entre los manifestantes había un grupo armado con morteros y granadas. Se produjo entonces un ataque al edificio y combates entre los asaltantes y las fuerzas de seguridad que protegían el consulado. En la confusa batalla, que duró casi doce horas, murieron el embajador estadounidense, Christopher Stevens, y otros tres ciudadanos de EE UU, militares de élite.
10. ¿Fue planeado el ataque de Bengasi?
Aún no se sabe con certeza, pero el gobierno libio, que pidió disculpas a Washington por no haber podido contener el ataque, asegura que fue un asalto terrorista planeado con precisión, y que el grupo armado se sirvió de los manifestantes para enmascarar su objetivo de atacar a EE UU en el aniversario del 11-S. En un principio, las autoridades libias indicaron que detrás del asalto podrían estar partidarios del depuesto y asesinado líder libio Muammar al Gadafi, así como miembros de Al Qaeda en Libia, pero posteriormente negaron la presencia de la red terrorista en el país.
Libia calificó el ataque de «cobarde, criminal y terrorista», e insistió en que se trata de un hecho «aislado» que no «afecta a la relación del país con los socios europeos y americanos». Varias personas han sido detenidas ya en relación con los hechos.
11. ¿Cómo y por dónde se extendieron las protestas?
El jueves, un grupo de manifestantes yemeníes irrumpió en la Embajada de EE UU en la capital del país, Saná. Las fuerzas de seguridad abrieron fuego, con el resultado de un muerto y más de 20 heridos. Ese mismo día se reanudaron los disturbios en Egipto, en los alrededores de la legación estadounidense. Hubo al menos 224 heridos.
Las protestas se extendieron el viernes (día sagrado del islam) por todo el mundo musulmán, desde Marruecos hasta Indonesia. Muchas de las marchas de repulsa, que se celebraron en casi una treintena de países, comenzaron tras las plegarias de la oración. Al menos dos personas murieron y 29 resultaron heridas en Túnez, donde las fuerzas de seguridad emplearon munición real y gases lacrimógenos. En Trípoli (Líbano) hubo un muerto y varios heridos. Cuatro manifestantes fueron detenidos tras protestas en Jerusalén, y miles de personas protestaron pacíficamente en la ciudad de Gaza. Tres soldados colombianos de la ONU resultaron heridos en el Sinaí egipcio, y un grupo de manifestantes irrumpió en la embajada de Alemania en Sudán. Las manifestaciones, algunas de las cuales degeneraron en disturbios y enfrentanientos con la policía,se sucedieron también en Irán, India, Pakistán, Afganistán, Bangladesh, Turquía, Nigeria…
El agregado de Interior en la Embajada española en Túnez, el comandante de la Guardia Civil F. G. I., resultó herido el viernes al verse envuelto en un tumulto en las calles de la capital del país, y recibir un golpe de un arma de un policía, así como el impacto de un tapón de un arma de fogueo.
Este domingo, un centenar de personas fueron detenidas durante una protesta islamista frente a la embajada de EE UU en París.
12. ¿Qué grupos integristas están detrás?
Principalmente, las redes salafistas. El salafismo es una corriente ultraconservadora del islam, tradicionalmente apática con respecto a la vida política, muy atomizada (hay multitud de predicadores, cada uno con sus propios seguidores), y que ha crecido, sobre todo, en los suburbios de las grandes ciudades y entre los sectores más humildes de la población. Los salafistas abogan por una interpretación literal del islam y defienden la imitación del modo de vida de Mahoma hasta en los más mínimos detalles, en un intento de recuperar la pureza de la religión (el término salaf, que en árabe significa «predecesor» o «ancestro», designa a los compañeros del profeta y las tres primeras generaciones que le sucedieron).
Una corriente del salafismo, denominada popularmente salafismo yihadista, rechaza limitar la acción religiosa a la predicación y hace de la ‘guerra santa’ el centro de su actividad. Los salafistas de esta tendencia defienden el combate armado con el fin de liberar los países musulmanes de toda ocupación extranjera. También se oponen a la mayor parte de los regímenes de los países musulmanes, que juzgan como impíos, y pretenden instaurar estados «verdaderamente islámicos».
Los salafistas, históricamente reprimidos, han ido propagando su discurso en los últimos años a través de cadenas de televisión privadas, muchas de ellas de origen saudí.La ‘primavera árabe’ les ha abierto ahora espacio en la política y la sociedad islámicas.
En Túnez, donde varios partidos safistas intentan competir con Ennahda, el partido islamista tradicional, grupos salafistas han protagonizado numerosos incidentes violentos, incluyendo ataques contra canales de televisión o acontecimientos culturales considerados impíos, según informó El País. En Libia han destruido varios santuarios sufíes, y en Egipto, el único país donde el salafismo tiene una representación institucional importante (el partido Al Nur logró el segundo puesto en las elecciones, tras los Hermanos Musulmanes), sus concentraciones suelen ser pacíficas, pero algunos simpatizantes salafistas han perpetrado actos violentos, sobre todo contra la minoría cristiana copta.
13. ¿Y Al Qaeda?
Aunque por el momento no está confirmada la participación directa de militantes de Al Qaeda en los asaltos a las embajadass, la red terrorista no ha querido perder la oportunidad de aprovechar la crisis. Así, la rama de Al Qaeda en Yemen exhortó este sábado a los musulmanes a intensificar sus protestas y asesinar a diplomáticos estadounidenses en los países de Oriente Medio: «Quien se encuentre con un embajador o emisario de Estados Unidos debería seguir el ejemplo de los descendientes (libios) de Omar al-Mukhtar, que mataron al embajador estadounidense», indicó en un comunicado publicado en Internet. «Dejen que la acción contra las embajadas sea un paso hacia la liberación de los países musulmanes de la hegemonía estadounidense», agregó.
Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP, por sus siglas en inglés), integrada en su mayoría por militantes de Yemen y Arabia Saudí, es considerada por Washington como la rama más peligrosa de la red fundada por Osama bin Laden.
LAS REACCIONES
14. ¿Cómo ha reaccionado el gobierno islamista egipcio?
En contraste con la condena contundente del gobierno libio, la primera reacción del recién elegido presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi, tras el asalto de El Cairo, fue condenar el vídeo pero guardar silencio con respecto a las acciones violentas (unas acciones que sí rechazaron los Hermanos Musulmanes, al menos en sus comunicados en inglés). Mursi no condenó claramente los ataques hasta el viernes, cuando, después de que Obama dijese que Egipto «no es un enemigo, pero tampoco un aliado», afirmó que se trataba de hechos «absolutamente inaceptables».
15. ¿Cómo ha reaccionado Obama?
El presidente de EE UU aseguró el viernes que «la justicia llegará para aquellos que dañen a estadounidenses», tras reconocer que ha visto «imágenes muy duras» de las protestas ante embajadas de su país. «Estados Unidos nunca se retirará del mundo», dijo Obama. «Nunca dejaremos de trabajar por la dignidad y la libertad que cada persona merece, sin importar su credo», agregó.
Por su parte, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, instó a los gobiernos en el mundo musulmán a controlar las revueltas, al señalar que «los países de la primavera árabe no han cambiado la tiranía de un dictador por la tiranía de una multitud violenta». «La gente responsable y los líderes responsables en estos países tienen que hacer todo lo que puedan para restaurar la seguridady traer a la justicia a aquellos que están detrás de estos actos violentos», indicó.
EE UU ha enviado dos buques de guerra a Libia y medio centenar de marines, para reforzar la seguridad de las instalaciones diplomáticas en el país.
16. ¿Cómo reaccionó Mitt Romney?
El candidato republicano a la presidencia de EE UU (las elecciones se celebrarán el próximo mes de noviembre) aprovechó el ataque al consulado estadounidense de Bengasi para criticar a su rival.
En un primer comunicado, Mitt Romney calificó de «vergonzoso» que «la primera reacción del gobierno de Obama no fuera condenar los ataques contra nuestras misiones diplomáticas sino simpatizar con quienes realizaron los ataques», en referencia a una nota de la embajada estadounidense en El Cairo, en la que se condenaba el vídeo contra Mahoma.
Las palabras del aspirante a la Casa Blanca fueron emitidas antes de que se supiera que habían muerto el embajador Stevens y otros tres estadounidenses. Preguntado después sobre si no se había precipitado al emitir el comunicado cuando aún no se conocían todos los datos, ni tampoco el posterior distanciamiento de la Casa Blanca de la reacción de su embajada cairota, Romney lo negó, insistiendo en que precisamente ello «demuestra la falta de un discurso claro del gobierno de Obama».
17. ¿Cómo ha reaccionado España?
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha ordenado reforzar la seguridad de las embajadas españolas en los países árabes. Las medidas incluyen contactar con los españoles residentes en estos países y preparar planes para una eventual evacuación. En los países de más riesgo las embajadas cuentan con un equipo de geos para protegerse.
Exteriores ha pedido a los españoles que viajen a países árabes que cumplan escrupulosamente las recomendaciones que figuran en su página web y que se inscriban en el consulado nada más llegar.
Con respecto al ataque de Bengasi, el Gobierno hizo público un comunicado en el que expresaba «su más rotunda condena» y trasladaba «un mensaje profundo y sentido de solidaridad y apoyo al Gobierno de Estados Unidos y al pueblo norteamericano en estos trágicos momentos de dolor, así como a los familiares de las víctimas».
LAS CONSECUENCIAS
18. ¿Qué efecto pueden tener las protestas en la ‘primavera árabe’?
Las protestas han puesto de manifiesto el poder de convocatoria del islamismo radical en unas sociedades donde la democracia se está abriendo paso de manera muy incipiente aún, y ello supone un desafío importante para los gobiernos islamistas teóricamente moderados surgidos de las elecciones en Egipto y Túnez, necesitados del apoyo de Occidente, pero temerosos a la vez de perder respaldo popular.
En Libia la situación tampoco es fácil. El gobierno está formado por un ejecutivo de transición que cuenta con el favor de estadounidenses y europeos, pero los grupos radicales islamistas, salidos de la clandestinidad durante la revolución, tras años de represión por el régimen de Gadafi, son fuertes. Además, como destaca en The New Yorker el periodista especializado en los conflictos actuales de Oriente Medio John Lee Anderson, en Libia sigue habiendo una multitud de milicias armadas y todavía no se ha implantado un auténtico estado de derecho.
De hecho, es en países como Libia y Yemen, en los que la soberanía de los gobiernos y el control territorial está aún lejos de alcanzarse, donde existe el mayor riesgode que las protestas conduzcan a un caos mayor.
En cuanto a Siria, la oleada de protestas puede acrecentar el miedo a que las facciones integristas (en muchos casos, formadas por combatientes extranjeros) que están incrustadas en la oposición al régimen brutal de Bashar al Asad acaben cobrando cada vez más protagonismo en la sangrienta guerra civil que está devastando al país. En Irak, mientras tanto, está por ver si la crisis actual será aprovechada por los grupos terroristas (Al Qaeda incluida) para mantener la reciente escalada de atentados.
Pocos analistas dudaban, en cualquier caso, de que la ‘primavera árabe’ supondría un auge del islamismo, en unas sociedades donde las alternativas laicas, liberales o progresistas están mucho menos arraigadas entre la población. La cuestión es si, siguiendo el ejemplo de Turquía, logrará imponerse un islamismo vertebrado en el funcionamiento democrático. Y el problema, como recuerda el periodista Íñigo Sáenz de Ugarte, es que muchas de las milicias integristas armadas que ahora están ganando terreno se han alimentado en las guerras de Siria y Libia con dinero de países como Arabia Saudí o Catar (donde el absolutismo y la teocracia no parecen ser un inconveniente para Occidente), y ahora no es fácil desactivarlas.
19. ¿Qué efecto han tenido en Estados Unidos?
Las protestas y ataques contra EE UU en los países islámicos han dado un giro a la campaña electoral para la presidencia, que ha pasado a centrarse estos días en una lucha por ver cuál de los dos candidatos defiende mejor los intereses estadounidenses en el mundo.
Obama, una de cuyas principales bazas para la reelección es, precisamente, su gestión en política internacional, se enfrenta ahora al reto de dar una respuesta lo suficientemente rápida a los ataques, especialmente al que causó la muerte del embajador y de otros tres ciudadanos estadounidenses, con el añadido de tener que defender su apoyo a la ‘primavera árabe’ y su apuesta por el diálogo con los gobiernos islámicos.
En cuanto a Romney, el candidato republicano, a la baja en los sondeos, ha moderado el tono de sus críticas y trata de recuperarse de sus desafortunadas declaraciones iniciales, que solo han sido secundadas por los comentaristas más conservadores (el grueso de su partido ha respaldado al Gobierno).
LOS ANTECEDENTES
20. ¿Qué otros casos similares ha habido en los últimos años?
El vídeo contra Mahoma es el último de una larga serie de casos que, originados en Occidente, han provocado la ira en el mundo musulmán:
Publicado originalmente en 20minutos
Décadas de resentimiento acumulado contra la política estadounidense en la región, más libertad para manifestarse al haberse diluido el control estatal, descontento social, miseria sin expectativas de futuro… y un grotesco vídeo contra Mahoma como excusa infalible: Es el cóctel perfecto para que el integrismo islamista, que se había mantenido más o menos en segundo plano durante las revoluciones que derrocaron a los dictadores en países como Túnez o Egipto, haya asomado finalmente la cabeza; […]
Manifestantes en Hebrón lanzan zapatos contra una foto del primer ministro palestino, Salam Fayad. Foto: Hazem Bader / AFP / Getty Images
La llamada ‘primavera árabe’ (un término demasiado florido para seguir aplicándolo a situaciones tan poco luminosas como las que se viven en Bahréin, Yemen, o, especialmente, Siria) se enfrenta en Palestina a la doble tarea de tener que hacer frente no solo al gobierno, sino también al ocupante israelí. De hecho, la ocupación y sus desastrosas consecuencias económicas sigue siendo, en buena parte, la excusa perfecta de los gobernantes palestinos, una excusa ciertamente justificada, pero no suficiente. Gobernar un territorio ocupado y, como en Gaza, bloqueado, no es tarea fácil, pero hacerlo con honestidad, con la mayor eficacia posible, sin corrupción y con un mínimo de unidad es, al menos, exigible.
Y en esa exigencia están, desde hace algo más de una semana, los miles de palestinos que se han echado a las calles en Cisjordania (en Hebrón, Jenín, Nablús y en la capital, Ramala) para protestar por el alto coste de la vida (alimentos, gasolina) y contra la política del primer ministro, Salam Fayad, principal responsable de la agenda económica en los territorios, y a quien culpan del hundimiento financiero y del aumento de los precios. El propio Fayad ha llegado a decir que está dispuesto a dimitir si ello ayuda a mejorar la situación.
Pero la situación no es fácil que mejore con la mera dimisión del primer ministro, ya que la mayor parte del problema se debe, además de al estrangulamiento causado por Israel, a la caída en picado de las donaciones internacionales como consecuencia de la crisis financiera, algo devastador en una economía tan absolutamente dependiente de la ayuda exterior como la palestina. El año pasado, los donantes internacionales (Europa, Estados Unidos y los países árabes del Golfo, principalmente) prometieron 1.000 millones de dólares a la ANP, pero sólo aportaron 800 millones. El 50% de los 4.000 millones de dólares del presupuesto de la ANP, una cantidad imposible de cubrir sin las donaciones, se destina a pagar los sueldos de sus 150.000 empleados públicos y de su personal de seguridad.
Así que, de momento, la cosa solo se aliviará, a corto plazo al menos, si los países árabes vuelven a abrir el grifo y si llegan finalmente los 200 millones de dólares aprobados por el presidente estadounidense, Barack Obama, una ayuda que sigue congelada por el Congreso de EE UU.
Mientras, las arcas de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que afrontra la peor crisis financiera en sus 18 años de existencia, están cada vez más vacías. La deuda externa es enorme, no hay liquidez bastante para pagar los sueldos de los funcionarios, el déficit presupuestario es de 1.100 millones de dólares, y la previsión de crecimiento del PIB se ha quedado en la mitad del 9% alcanzado en 2010.
Ante este panorama, el gobierno de Fayad, un economista que cuenta con el visto bueno de Occidente, antiguo gestor del Fondo Monetario Internacional, y partidario de políticas de austeridad, subió impuestos y aprobó recortes. El alza general de los precios y, en especial, de la gasolina, cuyo proveedor exclusivo en los territorios ocupados es Israel, ha sido el detonante de las protestas (con violencia, en algunos casos) entre una población cuyos sueldos son ya demasiado bajos como para ver reducido más aún su poder adquisitivo. Hace un año, por ejemplo, una bolsa de 25 kilos de arroz costaba 70 shekels (unos 13 euros); hoy cuesta 110 shekels (casi 22 euros).
Y de fondo, las luchas internas en el seno del propio gobierno palestino, cuya reciente remodelación no parece haber servido de mucho. Fayad, que era ministro de Finanzas hasta que fue nombrado primer ministro, es un independiente, alejado del núcleo duro de Fatah, el partido gobernante en Cisjordania, y mal visto por los islamistas de Hamas, que gobiernan en Gaza. Así, en lo que podría interpretarse como un intento de ganar puntos políticos, el presidente de la ANP, Mahmud Abas, de Fatah, se ha apresurado a bautizar las protestas como «la primavera árabe palestina». «Las demandas son adecuadas y justas», ha dicho. Como señala en El País Ana Carbajosa, «si termina por prender la ira en los territorios palestinos, se convertiría en la primera primavera árabe presuntamente instigada y bendecida por sus gobernantes». Por lo pronto, Fayad ya ha anunciado una serie de medidas para tratar de calmar la ola de protestas, incluyendo una marcha atrás en el aumento del 5% en el precio de los combustibles.
Sea contra el propio gobierno palestino, contra el ocupante israelí o contra ambos, lo cierto es que razones para la indignación no faltan: La tasa de desempleo en Cisjordania y Gaza se situó en el 26% en 2011, y uno de cada dos palestinos está clasificado como pobre, según un informe publicado recientemente por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. En Gaza, por separado, la situación es peor aún: Según la Organización Internacional del Trabajo, la tasa de paro juvenil alcanzó en la Franja el 51% en 2011, y el 80% de las familias dependen de la ayuda internacional.
El domingo, un joven de 20 años, Mohamed Abu Nada, murió tras quemarse a lo bonzo en protesta por las condiciones en que vive su familia en Gaza.
Más información:
» Palestinians voice anger as prices rocket, wages stagnate (Jillian Kestler-D’Amour, en The Electronic Intifada)
» Los ‘indignados’ palestinos (Sal Emergui, en El Mundo)
» Una semana de protestas pone al primer ministro palestino contra las cuerdas (Ana Carbajosa, en El País)
» «Así no podemos vivir» (Ana Carbajosa, en El País)
» Spreading Palestinian Protests Focus on Leaders (Isabel Kershner, en The New York Times)
» Anti-Fayyad protests spread across West Bank (Al-Akhbar)
» Protests force Palestinian PM to declare emergency economic package (Harriet Sherwood, en The Guardian)
Leer también: El callejón con pocas salidas del nuevo gobierno palestino
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