El profesor Yossi Leshem, un zoólogo israelí de la Universidad de Tel Aviv, tiene la cabeza llena de pájaros, pero en el buen sentido. En colaboración con el palestino Imad Atrash, director de la Sociedad Palestina de la Vida Silvestre, lleva quince años entregado a la protección de las aves migratorias que cada año cruzan Oriente Próximo, y, de paso, a la creación de lazos de cooperación en la región, más allá de la política, de las divisiones territoriales, de los controles militares y de las guerras. «No soy ningún ingenuo, ya sé que no vas a hacer la paz con unos pájaros, pero creo que la ciencia también puede aportar algo», dice Leshem en un reportaje de Ivan Semeniuk publicado este lunes por el diario canadiense The Globe And Mail. «La naturaleza no entiende de fronteras», sentencia Atrash.
En el año 2000, Leshem y Atrash lograron reunir a escolares israelíes, palestinos y jordanos en un proyecto educativo en torno al anillado y al seguimiento de las aves migratorias amenazadas a su paso por este convulso punto de encuentro entre tres continentes. «Los padres nos decían que estábamos locos», dice Atrash. Cuando, después de la segunda intifada, resultó prácticamente imposible cruzar las fronteras, la pareja se centró en educar a los granjeros árabes para que no matasen lechuzas (asociadas tradicionalmente con la mala suerte), y para que permitiesen que estas aves anidaran en cajas-nido construidas a lo largo del Valle del Jordán. Las lechuzas se convertían así en una forma natural (y libre de compuestos químicos) de controlar plagas de roedores devastadoras para la agricultura.
Actualmente, Leshem y Atrash son socios en un proyecto que ha recibido 524.000 euros de la Unión Europea, y cuyo objetivo es establecer zonas específicas de protección y sistemas de control científico para las aves en Cisjordania. La idea, reforzada con la futura construcción de hasta siete estaciones ecológicas y de observación de aves en Israel, no se limita a la protección de la fauna. De tener éxito, sus impulsores confían en que ayude a atraer turistas y también a disminuir el riesgo de enfermedades transmitidas por las aves.
En un contexto donde el día a día está marcado por la violencia, la represión y la precariedad económica, los problemas medioambientales quedan sistemáticamente relegados a un segundo plano, cuando no completamente ignorados. A veces, sin embargo, abordar asuntos aparentemente menores ayuda a allanar el camino para la resolución de los asuntos más graves, y abre puertas a un mayor entendimiento.
Atrash afirma que no pierde la esperanza de que la paz llegará algún día. «Y cuando llegue», dice, «será un futuro mejor, no solo para la gente, sino también para la naturaleza».
Más información y fuentes:
» Birds without borders: Diplomacy takes wing in the Middle East (The Globe And Mail)
» Yossi Leshem (página personal en la web de la Universidad de Tel Aviv)
» Birds As Peacemakers: 15 Years Of Regional Cooperation In The Middle East (pdf)
» Birding Israel
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