Soldados israelíes inspeccionan las mochilas de escolares en Tel Rumeida, Hebrón (Cisjordania), en 2012. Foto: Friends123 / Wikimedia Commons
«Hay motivos razonables para concluir que la actual ocupación israelí del territorio palestino es ilegal según el derecho internacional, debido a su permanencia y a las acciones emprendidas por Israel para anexionar partes del territorio, tanto de facto como de jure. Las acciones de Israel que tienen por objeto crear hechos irreversibles sobre el terreno y ampliar su control sobre el territorio son tanto reflejos como impulsores de su ocupación permanente».
Así encabeza las conclusiones de su primer informe la Comisión Internacional Independiente de Investigación de Naciones Unidas sobre el Territorio Palestino Ocupado, incluida Jerusalén Oriental, e Israel1. «Al seguir ocupando el territorio palestino por la fuerza, Israel incurre en responsabilidades internacionales y sigue violando los derechos de los palestinos, individualmente y como pueblo», añade la Comisión, uno de cuyos objetivos es hacer llegar la situación a la Corte Internacional de Justicia.
El informe, presentado este jueves, recuerda que, según el derecho internacional humanitario, la ocupación de territorio en tiempo de guerra es una situación temporal y no priva a la potencia ocupada de su condición de Estado ni de su soberanía.
En una comparecencia ante los medios este mismo jueves, la presidenta de la Comisión, Navi Pillay, antigua Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, fue más allá y aseguró que «declaraciones recientes del secretario general [de la ONU, António Guterres] y de numerosos Estados miembros han indicado claramente que cualquier intento de anexión unilateral del territorio de un Estado por otro Estado es una violación del derecho internacional y es nulo y sin efecto».
«La semana pasada, 143 Estados miembros, incluido Israel, votaron a favor de una resolución de la Asamblea General que reafirma esto», añadió Pillay, en referencia a la votación del pasado 12 septiembre en la que la Asamblea General rechazó la anexión por parte de Rusia de cuatro territorios ucranianos, con solo cinco votos en contra —Corea del Norte, Siria, Nicaragua, Bielorrusia y la propia Rusia—. Pillay agregó que para que este principio fundamental de la Carta de la ONU «tenga sentido», debe «aplicarse universalmente», incluyendo en el caso del territorios palestino ocupado.
Asegurarse un «control permanente»
En el informe, de 28 páginas, la Comisión revisa políticas y acciones empleadas por Israel para mantener la ocupación y anexionarse partes del territorio palestino ocupado. Entre esas acciones, el documento destaca que Israel ha sostenido y hecho avanzar su «empresa de asentamientos», e incluye declaraciones de funcionarios israelíes que reafirman la intención de mantener un control permanente sobre el territorio, en violación del derecho internacional.
«Al ignorar el derecho internacional, estableciendo o facilitando el establecimiento de asentamientos, y al transferir directa o indirectamente a civiles israelíes a estos asentamientos, los sucesivos gobiernos de Israel han establecido hechos sobre el terreno para garantizar el control permanente de Israel en Cisjordania», afirmó Pillay.
Según el informe, Israel continúa violando los derechos de los palestinos, tanto individualmente como en conjunto, ya que expropia tierras y recursos naturales, unas acciones que requieren confiscación, demolición y desplazamiento de los residentes.
«Hay mucho daño silencioso y trauma psicológico, que puede no ser evidente de inmediato, como resultado de la erosión de los derechos económicos, sociales y culturales», advierte el Comisionado Miloon Kothari, en declaraciones recogidas en la web de noticias de la ONU. «Estos procesos debilitantes tienen graves consecuencias a corto y largo plazo y deben abordarse con urgencia», agrega.
Impacto en los niños
La Comisión ha analizado los impactos de las políticas de ocupación y anexión específicamente en las mujeres y los niños. Con respecto a estos últimos, indica que «el ambiente coercitivo tiene un impacto especialmente severo en los niños palestinos, quienes experimentan una presencia militar constante, frecuentes enfrentamientos y actos de violencia, restricciones de movimiento y demolición de viviendas y destrucción de infraestructura y propiedades».
«Desde principios de 2022, un total de 20 niños han sido asesinados en Cisjordania y actualmente hay 56 órdenes de demolición pendientes contra escuelas en Cisjordania, incluida Jerusalén Este. Desde 1967, miles de niños han sido desplazados y trasladados a la fuerza como resultado de la demolición de 28.000 viviendas palestinas», añade.
El informe destaca además que este «ambiente coercitivo» que obliga a los palestinos a abandonar sus hogares «ha fragmentado a la sociedad palestina y obstaculizado el derecho a la autodeterminación».
Con respecto al uso de la tierra, el informe señala: «La tierra es un recurso natural clave, parte integral de la identidad y la economía palestinas. Actualmente, los palestinos pueden construir en menos del 1 por ciento de la tierra en el Área C77 debido a las políticas de planificación israelíes y a la expropiación de más de 2 millones de dunams [unas 200.000 hectáreas] de tierra por parte de Israel desde 1967. Israel ha expropiado tierras en Cisjordania por una variedad de de fines, incluidos la construcción de asentamientos, zonas industriales, tierras agrícolas y de pastoreo para colonos y carreteras, en contravención del derecho internacional».
«Crimen de guerra»
En el apartado dedicado a las consecuencias de la ocupación en lo referente a los derechos humanos, el informe detalla que «Israel ha creado y mantiene un entorno complejo de coerción, que incluye la demolición de viviendas y la destrucción de bienes, el uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad, el encarcelamiento masivo, la violencia de los colonos, la circulación restringida a través de puestos de control y en carreteras, y limitaciones en el acceso a medios de subsistencia, necesidades básicas, servicios y asistencia humanitaria».
El informe concluye diciendo que algunas de las políticas y acciones del gobierno israelí pueden constituir «elementos» de crímenes bajo el derecho penal internacional, incluido «el crimen de guerra» de transferir parte de su propia población civil al territorio ocupado.
«Las acciones de los gobiernos israelíes revisadas en nuestro informe constituyen un régimen ilegal de ocupación y anexión que debe abordarse», señala Chris Sidoti, otro de los comisionados, en declaraciones recogidas asimismo en la web de noticias de la ONU.
Sidoti agrega que el sistema internacional y los Estados individuales deben actuar y cumplir con sus obligaciones en virtud del derecho internacional. «Eso debe comenzar en esta sesión de la Asamblea General con una remisión a la Corte Internacional de Justicia», recalca.
«Antisemitismo»
La misión diplomática de Israel ante Naciones Unidas criticó rápidamente el informe este mismo jueves, denunciando que el documento no menciona el «conflicto de mayo de 2021», a Hamás, o «actos de terrorismo». (El informe se enmarca en la investigación independiente abierta para dilucidar si Israel cometió abusos de los derechos humanos en Cisjordania y la Franja de Gaza tras los once días de guerra entre Israel y Hamás en mayo de 2021).
La misión israelí aludió también los «comentarios flagrantemente antisemitas de un miembro de la Comisión», en referencia a las declaraciones de Kothari, según informa AP. «Los comisionados que hicieron comentarios antisemitas y que se involucraron de manera proactiva en el activismo contra Israel, tanto antes como después de su nombramiento, no tienen legitimidad ni credibilidad para abordar el tema en cuestión», dijo la misión israelí en un comunicado. «Son parte de la agenda antiisraelí que lamentablemente todavía existe en las Naciones Unidas», añadió.
Por su parte, el primer ministro de Israel, Yair Lapid, calificó también este viernes como «antisemita» el informe. «Precisamente porque yo no era primer ministro cuando se llevó a cabo la operación ‘Guardián de las Murallas’ me siento obligado a enfatizar que el informe de la ONU es parcial, falso y flagrantemente subjetivo», señaló Lapid en un mensaje en Twitter recogido por Europa Press. «No todas las críticas contra Israel incurren en el antisemitismo, pero este informe sí ha sido escrito por antisemitas», añadió.
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Una niña lleva una garrafa de agua donada por una ONG apoyada por la Unión Europea, en la gobernación yemení de Al Hudayda, en julio de 2019. Foto: Peter Biro / Dirección General de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la UE
Después de casi siete años de conflicto bélico, Yemen se encuentra «al borde de la catástrofe absoluta», según han advertido este lunes las agencias de Naciones Unidas responsables de la ayuda humanitaria. El número de personas que necesitan asistencia alimentaria en el país alcanza ya los 17,4 millones, y cada vez más población se enfrenta al hambre en niveles de emergencia.
La situación, además, irá a peor: en su última Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC) para Yemen, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) pronostican que el número de yemeníes que no podrán satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas llegará a la cifra récord de 19 millones de personas entre junio y diciembre de 2022.
Además, las agencias prevén que otras 1,6 millones de personas en el país entrarán en niveles de emergencia por hambre, elevando el total a 7,3 millones para fines de año.
El informe IPC publicado este lunes muestra asimismo un alto nivel persistente de malnutrición aguda entre los menores de cinco años. En todo Yemen, 2,2 millones de niños están gravemente desnutridos, incluidos casi medio millón que padecen desnutrición aguda grave, una condición que pone en peligro la vida. Y alrededor de 1,3 millones de madres embarazadas o lactantes están gravemente desnutridas.
«El nuevo análisis del IPC confirma el deterioro de la seguridad alimentaria en Yemen, y la conclusión rotunda es que debemos actuar ahora», señala el coordinador humanitario de Naciones Unidas para Yemen, David Gressly, en el comunicado que acompaña a la presentación del informe. «Necesitamos mantener una respuesta humanitaria integrada para millones de personas, y eso incluye apoyo alimentario y nutricional, agua potable, atención básica de la salud, protección y otras necesidades», añade.
«Es necesaria la paz para poner fin a este declive, pero también podemos lograr progresos ahora. Las partes en conflicto deben levantar todas las restricciones al comercio y a la inversión de los productos básicos no sancionados. Esto ayudará a bajar los precios de los alimentos y a activar la economía, y brindará a la gente la dignidad de un trabajo y un camino para alejarse de la dependencia de la ayuda», afirma Gressly.
Las agencias de la ONU destacan que el conflicto sigue siendo la principal causa del hambre en Yemen. La crisis económica impulsada por la guerra y la depreciación de la moneda yemení llevaron en 2021 los precios a sus niveles más altos desde 2015, algo que podría verse agravado por la guerra en Ucrania, ya que Yemen depende de la importación de alimentos, y un 30% del trigo que consume proviene del país europeo.
«Muchos hogares en Yemen no tienen cubiertas sus necesidades básicas de comida debido a una serie de factores», explica el director general de la FAO, Qu Dongyu. «La FAO trabaja directamente con agricultores sobre el terreno para impulsar su resiliencia a través de una combinación de apoyo de emergencia y a largo plazo», añade.
«Niveles catastróficos de hambre»
Las agencias de la ONU califican de «extremadamente preocupante» su proyección del número de personas que sufrirán «niveles catastróficos de hambre» en Yemen (la Fase 5 de la clasificación IPC: condiciones de hambruna), que pasará de las 31.000 actuales a 161.000 (cinco veces más) durante la segunda mitad de 2022.
«Estas cifras desgarradoras confirman que estamos en plena cuenta atrás para la catástrofe en Yemen, y que casi no tenemos tiempo para evitarla», advierte el director ejecutivo del PMA, David Beasley. «A menos que recibamos nuevos fondos sustanciales de inmediato, el hambre y la hambruna masivas continuarán, pero si actuamos ahora, todavía existe la posibilidad de evitar un desastre inminente y salvar a millones», indica.
El PMA se vio obligado a reducir las raciones de alimentos para ocho millones de personas a principios de año debido a la escasez de fondos. Tras estas reducciones, los hogares reciben apenas la mitad de la cesta de alimentos mínima diaria estándar del PMA. Cinco millones de personas en riesgo inmediato de caer en condiciones de hambruna han seguido recibiendo una ración de alimentos completa.
Mientras, la desnutrición aguda entre niños pequeños y madres en Yemen ha ido en aumento. Entre las gobernaciones más afectadas, de acuerdo con el informe, se encuentran Hajjah, Al Hudayda y Taizz. Las agencias de la ONU recuerdan que los niños con desnutrición aguda severa corren el riesgo de morir si no reciben asistencia de alimentación terapéutica.
«Cada vez más niños se acuestan con hambre en Yemen», afirma en la presentación del informe la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell. «Esto los pone en un mayor riesgo de deterioro físico y cognitivo, e incluso de muerte. La difícil situación de los niños en Yemen ya no puede pasarse por alto. Hay vidas en juego», advierte.
Yemen, concluyen las agencias de la ONU, está sufriendo «una de las peores crisis alimentarias del mundo». «A menudo los padres no pueden llevar a sus hijos a los centros de tratamiento, porque no pueden pagar el transporte o sus propios gastos», añaden.
Una guerra devastadora
El conflicto actual en Yemen, que ha entrado ya en su séptimo año, enfrenta al Gobierno de Abdo Rabbu Mansur Hadi, reconocido internacionalmente y apoyado por una coalición internacional que lidera Arabia Saudí, con los rebeldes hutíes, respaldados por Irán. Además de la capital, Saná, los hutíes controlan otras zonas del norte y el oeste del país.
Según denuncia Amnistía Internacional (AI) en su último informe sobre el país, referido a 2020, todas las partes involucradas en el conflicto siguieron cometiendo con impunidad violaciones del derecho internacional humanitario y abusos contra los derechos humanos.
La coalición dirigida por Arabia Saudí y las fuerzas hutíes siguieron llevando a cabo «ataques en los que se mató e hirió a civiles y se destruyeron bienes civiles de manera ilegítima», y «todas las partes en el conflicto llevaron a cabo detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, hostigamiento, tortura y otros malos tratos, y juicios injustos de personas a las que perseguían únicamente por sus vínculos políticos, religiosos o profesionales, o por su activismo pacífico», señala AI.
Además, añade AI, las partes en el conflicto «obstaculizaron la circulación de productos de los que dependían vidas humanas, como alimentos, medicinas y combustible, y las fuerzas hutíes continuaron imponiendo restricciones arbitrarias a los organismos de ayuda humanitaria».
El brote de la pandemia de COVID-19 ejerció una presión adicional sobre un sistema de atención de la salud ya mermado, que solo tenía en funcionamiento el 50% de sus hospitales e instalaciones sanitarias en comparación con 2016.
Ahondando en las advertencias realizadas por las agencias de la ONU, AI indica asimismo que la disminución del 50% del fondo de respuesta humanitaria con respecto a 2019 agravó aún más los efectos de la pandemia en lo que quedaba del sistema de salud, aumentó la inseguridad alimentaria y limitó el acceso a agua apta para el consumo, saneamiento y servicios de salud pública.
Después de casi siete años de conflicto bélico, Yemen se encuentra «al borde de la catástrofe absoluta», según han advertido este lunes las agencias de Naciones Unidas responsables de la ayuda humanitaria. El número de personas que necesitan asistencia alimentaria… Leer
Edificios destruidos por las bombas en la ciudad siria de Alepo, en marzo de 2013. Foto: Foreign and Commonwealth Office / Wikimedia Commons
El 15 de marzo de 2011, hace ahora cuatro años, cientos de personas salieron a la calle en la localidad siria de Daraa para exigir la liberación de una quincena de estudiantes que habían sido detenidos por realizar pintadas en contra del régimen dictatorial del presidente Bashar al Asad. En plena efervescencia de la llamada ‘primavera árabe’, la protesta fue la mecha que prendió la llama. Las manifestaciones exigiendo democracia y el fin de la corrupción política y de los abusos a los derechos humanos pronto se extendieron por todo el país.
El Gobierno respondió con arrestos masivos, tortura de prisioneros, brutalidad policial, más censura, y, también, algunas concesiones políticas menores. Pero las protestas siguieron creciendo, y el cambio parecía posible. Tal vez más a la manera violenta de Libia que a la manera más o menos ‘pacífica’ de Túnez o Egipto, pero inevitable.
Cuatro años después, sin embargo, la guerra civil que estalló tras
aquellas primeras protestas continúa, Al Asad sigue en el poder, y el
nivel de destrucción del país hace ya tiempo que rebasó los límites de
lo imaginable.
La compleja realidad étnica, social y religiosa de Siria, los
intereses y apoyos internacionales, y la entrada en el tablero del
yihadismo fundamentalista, entre otros factores, han estancado un
conflicto cuyas cifras es difícil no calificar de escalofriantes: más de
210.000 muertos, casi cuatro millones de refugiados,
cerca del 80% de la población viviendo en la pobreza… Más todo el
sufrimiento que es imposible cuantificar en datos: familias destrozadas,
daños psicológicos, sueños rotos, niños traumatizados. El país está
arrasado desde todos los puntos de vista (humano, económico y cultural),
las violaciones de los derechos humanos (tanto por las fuerzas del
régimen como por grupos de la oposición) son continuas, el frágil tejido
social que la mano de hierro de la dictadura había preservado unido
durante décadas está hecho trizas, y las perspectivas de que la
pesadilla acabe pronto son, siendo optimistas, escasas.
De momento, el principal ganador en el conflicto no es otro que el presidente sirio. La expansión de los integristas de Estado Islámico
en Siria e Irak ha alterado por completo la balanza. Para los países
occidentales y muchos países árabes que antes exigían su renuncia
inmediata, el enemigo número uno no es ya Al Asad, sino el terror
yihadista. Y en este contexto, Al Asad, cuyo ejército sigue masacrando a
la población (indiscriminadas bombas de barril incluidas), pero está también en primera línea de combate contra los fundamentalistas, se ha convertido en una pieza clave.
Nadie lo reconoce abiertamente, pero, tanto en Estados Unidos como en
Europa, cada vez son más las señales que indican una aceptación de
facto de la permanencia de Al Asad en la presidencia, como primer paso
hacia una futura coalición de unidad nacional que pueda incluir tanto al
presidente como a la oposición antiyihadista. La propia oposición en el
exilio ya no condiciona el diálogo a la renuncia del dirigente sirio,
aunque aún confía en que el presidente acabe abandonando el poder.
De «carnicero» a objetivo secundario
En la UE, la hasta ahora posición casi unánime en contra de Al Asad
empieza a diluirse, y pocos dirigentes le califican ya, como hicera en
su día el primer ministro francés, Manuel Valls,
de «carnicero». «Al margen de Francia, Gran Bretaña y Dinamarca, que
rechazan cualquier papel de Al Asad en el futuro de Siria, muchos países
europeos piensan que después de cuatro años, esta posición resulta ya
insostenible», afirma un diplomático europeo, en declaraciones recogidas por la agencia AFP.
Quien probablemente ha descrito mejor el nuevo escenario es, no obstante, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry,
quien declaró recientemente que el presidente sirio «ha perdido toda
legitimidad, pero no tenemos otra prioridad más importante que
desestabilizar y derrotar a Daesh [acrónimo en árabe del grupo Estado
Islámico]».
El apoyo de Occidente a los autócratas de la región, moneda común
hasta el estallido de la ‘primavera árabe’, se ha alimentado siempre de
dos grandes excusas: garantizar el suministro de petróleo (obviando la
evidencia de que los productores necesitan al consumidor tanto como los
consumidores al productor), y frenar a los islamistas (obviando la
evidencia de que el islamismo florece en contextos de represión,
desigualdad y miseria). La segunda excusa vuelve a imponerse en Siria, y
Al Asad parece ser ahora el «mal menor».
Muchos analistas consideran que la situación actual podría haberse
evitado si la comunidad internacional hubiese intervenido eficazmente y
desde un principio en favor de los rebeldes, y, en concreto, de la
«oposición moderada» que llevó las riendas de la lucha en los primeros
meses del conflicto. Pero el apoyo de países como Rusia, China e Irán al régimen de Al Asad, unido a los temores de que las armas acabasen en manos de la oposición yihadista, lo hizo imposible.
Las amenazas de EE UU de bombardear al régimen
que siguieron a las denuncias por el uso de gases contra la población
se quedaron en nada tras el acuerdo alcanzado con Rusia para la
destrucción del arsenal químico sirio. Y la presión diplomática y a
través de sanciones económicas más duras que, como alternativa a una
nueva intervención militar en la región, podría haberse ejercido de no
ser por los vetos de Rusia y China, parece hoy inviable y, para muchos
expertos, incluso contraproducente.
La realidad sobre el terreno es que los aviones de la coalicion
internacional liderada por EE UU están bombardeando a los, hoy por hoy,
mayores enemigos del régimen sirio.
Un país devastado: las cifras
La guerra en Siria es una de las mayores crisis desde la II Guerra
Mundial. Los siguientes datos corresponden a los cálculos realizados por
las diferentes agencias de la ONU y organizaciones no gubernamentales
que trabajan en el país, así como a un informe recién publicado por el Centro Sirio de Investigación Política, con el respaldo de Naciones Unidas.
Entre 210.000 y 220.000 muertos. De ellos, se calcula que cerca de
64.000 eran civiles; más de 44.000, soldados del régimen; 31.300,
milicianos leales al Gobierno; 17.000, funcionarios gubernamentales;
unos 35.000, combatientes rebeldes; 2.400, opositores desertores del
ejército; y más de 22.600, combatientes yihadistas.
Más de 840.000 heridos.
3,8 millones de refugiados, repartidos, principalmente, entre
Turquía (más de 1,7 millones), Líbano (1,2 millones), Jordania (622.000,
incluyendo los 100.000 acogidos en el campo de refugiados de Za’atari,
el segundo mayor del mundo, tras el de Dadaab, en Kenia), el Kurdistán
iraquí (250.000) y Egipto (136.000). La mitad ellos son niños.
7,6 millones de desplazados internos, en territorio sirio.
Más de 4,8 millones de sirios viven en lugares sitiados o de muy difícil acceso.
Más de 12,2 millones dependen de ayuda humanitaria de emergencia
para sobrevivir (el presupuesto de la ayuda humanitaria necesaria para
2015 se calcula en 8.000 millones de dólares, de los que a día de hoy se
ha cubierto solo un 2%).
La esperanza de vida se ha reducido de 75,9 años en 2010 a 55,7 años a finales de 2014 (un 27%).
5,6 millones de niños necesitan ayuda, un 31% más que hace un año.
De estos menores, unos dos millones viven sitiados en zonas a las que la
ayuda humanitaria no puede acceder por los combates.
2,6 millones de niños no pueden acudir a la escuela (muchas están
destruidas o los padres tienen miedo de que vayan por temor a los
ataques).
Las pérdidas económicas totales se calculan en unos 200.000 milllones de dólares.
El 80% de la población vive ahora en niveles de pobreza; el 30%, en
pobreza extrema, con dificultades para satisfacer sus necesidades
básicas de alimentos.
Casi tres millones de sirios han perdido sus puestos de trabajo, lo
que implica que unos 12 millones han perdido su fuente principal de
ingresos. El desempleo ha aumentado del 14,9% en 2011 al 57,7% en 2014.
El 83% de la luz eléctrica se ha apagado,
según una investigación realizada por el académico Xi Li, de la
Universidad de Wuhan (China), en la que compara imágenes de satélite
captadas entre marzo de 2011 y febrero de 2015. En Damasco, la capital,
se han extinguido el 33% de las luces, mientras que en las ciudades más
afectadas por la guerra, como Alepo, Idlib y Raqa, la cifra alcanza el
97%:
Imágenes de satélite muestran la extinción de luces en Siria a causa de la guerra, entre marzo de 2011 (izquierda) y febrero de 2015 (derecha). Fuente: #withSyria / Wuhan University
Según un informe, publicado por Médicos por los Derechos Humanos, 610 personas dedicadas a tareas médicas han muerto en Siria desde 2011, a raíz de 233 ataques a 183 instalaciones médicas.
La guerra ha provocado la destrucción total, o dañado seriamente, al menos 290 sitios del patrimonio cultural sirio, incluyendo importantes monumentos históricos e innumerables objetos artísticos, según un informe del Instituto para la Formación y la Investigación de Naciones Unidas, UNITAR, publicado a finales del año pasado.
El origen
La falta de libertades y el férreo control policial ejercido por el Gobierno sirio sobre una población que había vivido bajo una ley de emergencia desde que el partido Baaz llegó al poder en 1963, fueron los principales detonantes de las protestas iniciadas en 2011, en el marco de la llamada ‘primavera árabe’.
El país, de mayoría sunní, pero gobernado desde 1971 por la minoría alauí (una rama del chiísmo), representada ahora por el presidente Bashar Al Asad (quien sucedió a su padre a su muerte en 2000), vivió desde el 15 de marzo de 2011 las protestas antigubernamentales más graves de su historia reciente, desde la revuelta sunní de los Hermanos Musulmanes en 1982 en Hama, en la que murieron 20.000 de ellos.
Ante las críticas de la comunidad internacional, el régimen atribuyó a «grupos terroristas» el origen de las revueltas, al tiempo que aseguró ser objeto de un complot extranjero por su apoyo a grupos opuestos a EE UU, en referencia a la milicia chií libanesa Hizbulá, al palestino Hamás y a sus vínculos con Irán. La represión le ha supuesto a Siria sanciones por parte de organismos internacionales y la suspensión de la Liga Árabe en noviembre de 2011.
La situación se agravó a comienzos de febrero de 2012 a raíz del asedio a Homs, bombardeada desde el aire en ataques que dejaron centenares de muertos, y, después, en agosto, con las matanzas de Hula, Tremseh y Daraya, donde la oposición denunció el asesinato de más de 300 personas en cinco días, la mayoría civiles.
En noviembre de 2012 las fuerzas rebeldes crearon en Doha (Catar) la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria (CNFROS), que ha sido reconocida por EE UU, Francia, la Liga Árabe y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), entre otros países y organismos, como único representante del pueblo sirio.
Hasta ahora, las mediaciones de los enviados especiales de la ONU, primero Kofi Annan, quien dimitió ante la imposibilidad de imponer su plan de paz; después el argelino Ladjar Brahimi, que también renunció, y ahora el italiano Staffan de Mistura, no han conseguido detener la represión ni que prospere una resolución para una intervención militar.
Fragmentación y radicalización
En mayo de 2013 el conflicto se extendió al Líbano, después de que la milicia Hizbulá, aliada de Damasco, interviniera al lado del Ejército para combatir a los rebeldes en la ciudad de Quseir, un enclave estratégico para la oposición debido a su ubicación en la ruta que conecta el norte del Líbano, de mayoría sunní, con Homs, lo que permitía el abastecimiento de armas.
Desde entonces, la guerra ha evolucionado hacia una creciente fragmentación de las fuerzas participantes, marcada por la irrupción de varios grupos yihadistas, especialmente Estado Islámico (EI), que han aprovechado la revolución para reforzarse y ampliar su territorio de operaciones. Estos grupos armados extremistas defienden postulados ideológicos muy alejados de los objetivos iniciales de los revolucionarios, y cuentan con la oposición de una gran parte de la población, debido a su violencia. En septiembre de 2014, EE UU y naciones aliadas, incluyendo varios países árabes, iniciaron una ofensiva de ataques aéreos contra las posiciones de EI.
Mientras, el Ejército Sirio Libre, que durante meses constituyó la base de la rebelión respaldada por Occidente, y que logró incluso algunas victorias contra el régimen, es ahora una alianza de pequeños grupos sin apenas recursos, y tanto los gobiernos de la región como la comunidad internacional han ido tomado posiciones, respaldando con financiación, armas o ayuda no letal a alguno o a varios de los grupos que participan en los combates, complicando más aún la situación.
Actualmente, la comunidad internacional está centrada en la lucha contra Estado Islámico, lo que ha rebajado la presión contra el presidente, Bashar al Asad, quien ha visto reafirmada su retórica de lucha antiterrorista para justificar su represión.
Las fuerzas del régimen
El bando gubernamental está compuesto, principalmente, por las Fuerzas Armadas (el ejército regular) y las Fuerzas de Defensa Nacional (surgidas en 2012 al unirse los Comités Populares y otros grupos armados pro Asad, y que operan bajo el mando de comandantes regionales coordinados desde Damasco). Ambas están controladas por el presidente.
En el lado del régimen combaten asimismo varias milicias y brigadas progubernamentales que, especialmente en algunas zonas del país, como el noroeste, han ido cobrando cada vez más peso. Entre ellas destacan los Batallones Baaz (considerados el brazo armado del partido, y con una gran presencia en Alepo), y el grupo Resistencia Siria (de tendencia marxista-leninista, y dominado por la minoría alauí, a la que pertenecen tanto el presidente como la clase política dominante siria).
Uno de los principales aliados políticos y militares de Al Asad es el partido-milicia chií libanés Hizbulá, cuyos combatientes han sido determinantes en algunas de las victorias más significativas conseguidas por el régimen. El Partido Alauí Democrático, una formación también libanesa, respalda asimismo al presidente sirio, así como numerosas brigadas iraquíes de mayoría chií que combaten en distintas partes del país.
El Gobierno de Al Asad sigue contando con el respaldo diplomático de Rusia, China, Irán, Irak, Venezuela y Corea del Norte.
Islamistas y yihadistas
El denominado originalmente Estado Islámico de Irak y Levante (ISIL), que cambió su nombre por el de Estado Islámico (EI) en junio de 2014, comenzó sus operaciones en territorio sirio en abril de 2013; el Frente al Nusra, considerado la rama de Al Qaeda en Siria, se constituyó en enero de 2012.
El ISIL tuvo su origen en el grupo Estado Islámico de Irak y se creó en octubre de 2006 a partir de la unión de varias organizaciones radicales durante la ocupación estadounidense del territorio iraquí. Ambos combatían con los mismos objetivos, hasta que en junio de 2013 estallaron sus diferencias cuando el líder de Al Qaeda, Ayman Al Zawahiri, designó al Frente al Nusra como la única facción de su grupo en Siria y pidió al ISIL limitar sus acciones únicamente al territorio iraquí, al tiempo que se desvinculaba de él. Ello provocó tensión entre ambos grupos, una situación que empeoró debido a los conflictos entre el ISIL y el resto de organizaciones islamistas opositoras, entre ellas, el Frente Islámico Sirio (FIS), la mayor alianza rebelde, que incluye varias brigadas de combatientes islamistas.
Pese a ser uno de los últimos grupos armados en irrumpir en el conflicto, el peso adquirido por Estado Islámico en Irak, la extrema violencia de sus prácticas (miles de civiles y de prisioneros asesinados a sangre fría, decapitaciones y crucifixiones, rehenes occidentales ejecutados, violaciones, mujeres esclavizadas y homosexuales degollados, persecución brutal de minorías religiosas, destrucción vandálica de patrimonio histórico….), su maquinaria publicitaria (mediantes vídeos y a través, sobre todo, de las redes sociales), y su capacidad para atraer a miles de combatientes extranjeros (cientos de europeos incluidos) han puesto a Estado Islámico en el foco de todas las miradas en la región y el mundo. La formación, relacionada pero no vinculada ya con Al Qaeda –que ha rechazado los métodos del grupo–, ha conseguido importantes avances en Irak y Siria, provocando una intervención militar internacional, principalmente en forma de ataques aéreos, para intentar frenar su expansión.
A pesar de compartir muchos conceptos ideológicos, Estado Islámico (autoproclamado «califato» desde el año pasado), se ha enfrentado, además de al Gobierno sirio, a otras formaciones yihadistas que se encontraban previamente en el país, como el mencionado Frente al Nusra y el Grupo Jorasán (parte también de la red de Al Qaeda y que se coordina con su rama en Siria).
Otro grupo importante es Jund al Aqsa, una escisión del Frente al Nusra formado sobre todo por desertores de otras milicias islamistas. Está integrado en la llamada Alianza Muhayirin ua Ansar, de la que también forman parte los grupúsculos salafistas Liuaa al Umma, la Brigada Omar y la Brigada Haq.
La oposición moderada
La mayoría de las fuerzas no islamistas, o moderadas, de oposición al régimen de Bashar al Asad están actualmente integradas en la Coalición Nacional de Siria (CNFROS), constituida el 11 de noviembre de 2012 tras un acuerdo alcanzado en Catar con el objetivo de aglutinar a todos los grupos de oposición y acabar con sus diferencias. Desde el pasado 5 de enero de 2015 está liderada por Jaled Joya.
El grupo más importante dentro de la CNFROS, y su embrión, es el Consejo Nacional Sirio (CNS), que nació en agosto de 2011 como un movimiento en el exilio con el propósito de coordinar la revuelta. El CNS está dirigido por el veterano opositor izquierdista y de confesión cristiana George Sabra.
CNFROS y CNS han participado en distintas reuniones en el exilio (en El Cairo y Estambul, principalmente) para preparar una «hoja de ruta» para la etapa transitoria, así como para mantener la lucha y respaldar al rebelde Ejército Libre de Siria (ELS), que opera en el interior, hasta la caída del régimen sirio.
El ELS fue creado en Turquía el 4 de octubre de 2011 por un grupo de desertores y pocos meses después trasladaron su base al interior del país para dirigir sus operaciones sobre el terreno. Cuando comenzaron a operar los grupos yihadistas, el ELS y el FIS centraron sus ataques sobre los fundamentalistas. Según el Ejército Libre de Siria, unos 50.000 combatientes de distintas facciones se enfrentan actualmente sobre el terreno a los yihadistas que, se calcula, cuentan con 7.000 milicianos.
Los kurdos
Dentro de Siria combate también contra los yihadistas el Partido de la Unión Democrática (PYD), una de las principales formaciones políticas de la oposición kurdo-siria, que representa al 9% de la población del país y que opera mediante su brazo armado, las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo, con el objetivo último de instaurar un estado autónomo.
Las Unidades de Protección han adoptado una posición defensiva para proteger a la población kurda, y se han acabado convirtiendo en uno de los los actores clave en la lucha contra los avances de Estado Islámico en el noreste de Siria. Cuentan con la ayuda de los peshmerga, las fuerzas de seguridad del Kurdistán iraquí, que también combaten a los yihadistas en el país vecino, así como con el respaldo aéreo de la coalición internacional que lidera EE UU.
El mapa de la guerra
Desde que comenzó la guerra, las zonas que dominan los diferentes bandos han ido cambiando con frecuencia, en un conflicto que se caracteriza por combates muy intensos y ganancias pequeñas de terreno.
Actualmente, el régimen controla en torno al 40% del territorio, principalmente en la parte oriental del país, e incluyendo la capital (salvo algunos distritos cercanos donde se sigue combatiendo) y las grandes ciudades, excepto Raqa y la mitad de Alepo. En total, el 60% de la población se encuentra en zonas dominadas por el Gobierno.
Las fuerzas de la oposición no islamista, por su parte, controlan aún bastante territorio en el noroeste del país, parte de Alepo y zonas al sur de la capital y junto a los Altos del Golán, mientras que los yihadistas de Estado Islámico dominan el norte y el noreste, en un territorio conectado con la zona de Irak bajo su control, y con centro en la ciudad de Raqa.
La guerra civil siria, en marzo de 2015. En rosa, las zonas controladas por el régimen de Bashar al Asad; en verde, las zonas controladas por la oposición; en gris, la zona controlada por Estado Islámico (una gran parte, desierto deshabitado); en amarillo, las zonas controladas por fuerzas kurdas. Mapa: Wikipedia Commons. Ampliar
Los principales escenarios bélicos continúan siendo las ciudades:
Damasco. La capital y sus alrededores siguen siendo una de las zonas clave en la guerra. Mediante estrategias basadas en asedios y en bombardeos aéreos intensivos, el régimen ha logrado negociar treguas con varios grupos armados, pero los rebeldes continúan atacando, especialmente desde distritos situados al sur y al este de la ciudad. Las luchas internas entre los diferentes grupos armados de la oposición también han aumentado en los últimos meses.
Alepo. Los combates estallaron en la, junto con Damasco, ciudad más grande de Siria en julio de 2012, cuando los rebeldes consiguieron tomar numerosos distritos de la entonces capital económica del país. La ofensiva, sin embargo, se estancó y comenzó entonces una guerra de desgaste en la que la línea del frente va cambiando continuamente. Una gran parte de la ciudad ha sido destruida por los combates y por los bombardeos, y los habitantes sufren escasez de suministro de agua y cortes de luz constantes. De los dos millones de personas que vivían al inicio del conflicto en el este de la ciudad, hoy apenas quedan 300.000. Desde finales de 2013, los ataques con barriles bomba por parte del régimen de Bashar al Asad han causado miles de muertos y mutilados, y han provocado un daño devastador en infraestructuras y viviendas. De los alrededor de 2.500 médicos que trabajaban en Alepo al inicio del conflicto, menos de un centenar siguen en los hospitales que todavía operan en la ciudad, según un informe de Médicos sin Fronteras.
Kobani. Esta estratégica ciudad, situada en la frontera con Turquía y habitada por población kurda, se ha convertido en uno de los símbolos de la resistencia contra Estado Islámico. Asediada por los yihadistas desde julio de 2014, los milicianos kurdos, apoyados por ataques aéreos estadounidenses, lograron finalmente retomar su control a finales del pasado mes de enero, tras meses de intensos combates que dejaron al menos 1.600 muertos. El 80% de la ciudad había sido destruido, y más de 200.000 personas habían huido como refugiados a Turquía.
Homs. La tercera ciudad más grande del país, considerada la «capital de la revolución», fue recuperada por el Gobierno el pasado mes de mayo, tras tres años de resistencia y fuertes combates. Fue en Homs donde estallaron las primeras protestas masivas contra el régimen de Al Asad, y donde miles de residentes participaron, en abril de 2011, en manifestaciones que fueron reprimidas brutalmente por las fuerzas de seguridad. Desde entonces gran parte de la ciudad fue cayendo bajo el control de las fuerzas de oposición, pero el ejército fue recuperando la mayoría de los distritos con una estrategia basada en combates calle por calle, bombardeos y bloqueos de la ayuda humanitaria. La toma de Homs, ubicada entre Alepo y Damasco, cerca del Líbano, y principal vía de comunicación entre la capital y el oeste del país, fue fundamental para el régimen.
Yarmuk. El campamento de refugiados de Yarmuk, situado a tan solo 8 kilómetros de Damasco, dentro de los límites de la capital, se construyó en 1957 para acoger a los refugiados palestinos tras la ocupación israelí. Comenzó ocupando un área de 2,1 Km2 para dar cabida a los refugiados (unos 150.000 palestinos en la actualidad) que fueron construyendo mezquitas, escuelas y otros lugares públicos en lo que es considerado ya como un distrito más de la ciudad. Tras el estallido de la guerra civil, sin embargo, miles de sirios comenzaron a llegar al campamento, y la zona se convirtió en el escenario de intensos combates entre los rebeldes del Ejército Libre de Siria y sus aliados palestinos (Liwa al-Asifa) por un lado, y una facción del Frente Popular para la Liberación de Palestina apoyada por las fuerzas del Gobierno sirio, por otro. El Ejército sirio sitió el campamento, lo que se tradujo en una situación desesperada para miles de personas, que reciben ayuda internacional con cuentagotas y viven, según la ONU, en una situación de «privación completa». El pasado día 6, la ONU pudo al fin reactivar el reparto de alimentos, tras tres meses de bloqueo en los que no pudo entregar ayuda humanitaria a los cientos de familias que viven allí.
Las armas químicas
En 2011, el presidente de EE UU, Barack Obama, trazó lo que denominó una «línea roja», cuyo traspaso motivaría la intervención militar estadounidense en el conflicto: el uso de armas químicas contra la población. Tras producirse varias denuncias, en las que el régimen de Al Asad fue acusado de utilizar gas sarín, el 21 de agosto de 2013 cerca de medio millar de personas murieron y miles resultaron heridas en el distrito de Goutha, cercano a Damasco, víctimas de gases químicos. La oposición, así como Estados Unidos y algunos de sus aliados occidentales, atribuyeron el ataque al las fuerzas del Gobierno sirio. El régimen de Al Asad, por su parte, culpó a los rebeldes.
Las amenazas de ataque por parte de Washington y Londres que siguieron a lo ocurrido en Goutha acabaron siendo neutralizadas finalmente por la firma de un pacto entre EE UU y Rusia para la destrucción de todo el arsenal químico sirio, calculado en más de 1.000 toneladas. El acuerdo, marcado por los continuos retrasos, pero algunas de cuyas fases ya se han completado, especificaba que ambos países llevarían a cabo una evaluación conjunta del tipo y cantidad de armas químicas que posee Siria; que la eliminación del arsenal químico debería realizarse «lo antes posible» y «de forma segura»; y que la destrucción de todas las armas químicas debería haberse completado a mediados de 2014, con el apoyo logístico de Naciones Unidas.
Estados Unidos anunció el pasado mes de agosto que había completado en alta mar la neutralización del arsenal químico entregado por Siria hasta la fecha. Obama declaró, no obstante, que Damasco aún debía «cumplir su compromiso de destruir las restantes plantas de fabricación de armas químicas declaradas», y que sigue habiendo «graves dudas», debido a las «omisiones y discrepancias» en la declaración siria sobre su arsenal químico, así como por las acusaciones de que ha seguido usando este tipo de armamento.
A pesar de las críticas de EE UU y de otros países, como el Reino Unido, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) ha declarado que la respuesta del régimen sirio está siendo «satisfactoria», y Rusia destaca la «buena voluntad» del Gobierno de Al Asad.
«Un peligroso punto de inflexión»
La crisis de los refugiados sirios ha desbordado por completo la capacidad de respuesta de los gobiernos de la región y de los organismos internacionales. En Líbano y Jordania, el crecimiento de la población experimentado en el espacio de estos pocos años ha alcanzado niveles para los que estos países no preveían estar preparados hasta dentro de varias décadas. Un tercio de la población actual del Líbano es palestina o siria. Jordania se enfrenta a un desafío similar. Y Turquía se ha convertido ya en el país que más refugiados acoge del mundo. Hay que sumar, además, otros dos millones de desplazados internos en Irak en 2014, y las cerca de 220.000 personas que han buscado refugio en otros países.
El alto comisionado de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), António Guterres, explicó hace unos días ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que el continuo crecimiento en el número de desplazados «es asombroso» y que, al mismo tiempo, la naturaleza misma de la crisis está cambiando: «A medida que aumenta el nivel de desesperación y se va reduciendo el espacio de protección disponible, nos acercamos a un peligroso punto de inflexión».
Tras pasar años en el exilio, los recursos de los refugiados hace tiempo que se han agotado, y sus condiciones de vida se están deteriorando drásticamente. Más de la mitad de los refugiados sirios en Líbano habitan en viviendas inseguras, casi un tercio ya el año pasado. Y una encuesta realizada a 40.000 familias sirias en Jordania reveló que dos tercios de éstas están viviendo por debajo de la línea absoluta de pobreza. «Los llamamientos humanitarios se encuentran sistemáticamente faltos de fondos», denunció Guterres.
El flujo de refugiados ha supuesto un enorme impacto para las economías y las sociedades, sobre todo en Líbano, Jordania y el norte de Irak, desbordando los servicios sociales, las infraestructuras y los recursos gubernamentales. Y a medida que los países de acogida se enfrentan a crecientes riesgos de seguridad, como consecuencia de la expansión regional del conflicto, y no reciben la ayuda necesaria para responder a esta avalancha, los sirios lo tienen cada vez más difícil para alcanzar su propia seguridad.
El número mensual de registros en ACNUR en Líbano ha caído en cerca de un 80% con respecto a principios de 2014, y el número de los que entran en Jordania se ha reducido también sustancialmente. Un número relevante de refugiados sigue cruzando la frontera hacia Turquía, cuyo gobierno ha gastado ya alrededor de 6.000 millones de dólares en asistencia directa a los refugiados sirios.
El drama se ha extendido también hasta el Mediterráneo: miles de familias sirias que han huido de la guerra se ven forzadas a arriesgar de nuevo sus vidas en precarias embarcaciones, buscando protección en Europa. Desde principios de 2015, unas 370 personas han muerto tratando de cruzar el mar. Es decir, un muerto ahogado por cada veinte que consiguen llegar.
Cronología del conflicto
Los principales acontecimientos de estos cuatros años de guerra, en una cronología elaborada por la agencia Efe:
2011
15 de marzo. Primeras protestas en la provincia sureña de Deraa bajo el lema «Una Siria sin tiranía».
20 de marzo. Violentos enfrentamientos en Deraa, epicentro de la revuelta.
30 de marzo. Bashar al Asad se dirige por primera vez a la nación y denuncia una conspiración.
29 de julio. Formación del Ejército Libre Sirio (ELS).
18 de agosto. EE UU anuncia sanciones a las que se suma por primera vez la UE.
23 de agosto. La oposición política crea el Consejo Nacional Sirio (CNS).
4 de octubre. Rusia y China vetan una resolución de la ONU contra el régimen sirio.
12 de noviembre: La Liga Árabe expulsa a Siria.
2012
23 de enero. Comienza a actuar el Frente al Nusra, filial siria de Al Qaeda.
3-4 de febrero. Un bombardeo en Homs provoca 300 muertos. Segundo veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad.
6 de febrero. EE UU cierra su embajada en Damasco.
10 de marzo. Kofi Annan, nombrado mediador de la ONU. Renunciará en agosto.
7 de mayo. Elecciones legislativas, boicoteadas por la oposición.
24 de mayo. El nuevo parlamento inaugura sus reuniones, con mayoría absoluta del partido Baaz, de Al Asad.
29 de mayo. Los países occidentales expulsan a los embajadores sirios por la matanza de Hula.
18 de julio. Mueren en un atentado el ministro de Defensa, Daud Abdelá Rayiha, su viceministro y cuñado de Al Asad, general Asef Shaukat, y el jefe de Seguridad Hisham Ijtiar.
19 de julio. Los rebeldes lanzan una ofensiva para tomar Alepo, y controlan parte de la ciudad. Tercer veto de Rusia y China en el Consejo Seguridad.
6 de agosto. El primer ministro, Riad Hiyab, se convierte en el desertor más importante del régimen de Damasco.
17 de agosto. El diplomático argelino Lajdar Brahimi, nuevo mediador de la ONU.
11 de noviembre. Grupos opositores se unen en la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria (CNFROS).
12 de noviembre. La Liga Árabe reconoce a la CNFROS como representante de la oposición siria.
3 diciembre. La ONU retira a su personal «no esencial» de Siria.
2013
7 de marzo. La ciudad de Raqa se convierte en la primera capital provincial en caer en manos de los rebeldes.
8 de abril. El grupo yihadista Estado Islámico de Irak anuncia que comienza a actuar en Siria.
9 de abril. Raqa pasa a estar bajo control del ahora denominado grupo Estado Islámico de Irak y del Levante.
4 de junio. La ONU constata el uso de armas químicas, pero no sabe quien las usó, según su informe.
13 de junio. Obama autoriza el envío de armas a la oposición.
21 de agosto. La oposición denuncia 1.300 muertos por los efectos de armas químicas en la periferia de Damasco.
24 de agosto: Médicos Sin Fronteras afirma que en tres hospitales de Damasco fueron atendidos unos 3.600 pacientes con síntomas de estar afectados por productos neurotóxicos, de los que 355 murieron.
27 de agosto. Obama considera que «debe haber una respuesta adecuada» al régimen por el posible uso de armas químicas.
5 de septiembre. El primer ministro británico, David Cameron, denuncia que, por pruebas realizadas en el Reino Unido, se utilizó gas sarín en el ataque de agosto en las afueras de Damasco.
13 de septiembre. Siria se adhiere a la Convención Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
14 de septiembre. El acuerdo entre Rusia y EE UU para el desmantelamiento del arsenal químico sirio aleja la posibilidad de una intervención militar.
1 de octubre. Los inspectores de la ONU y de la OPAQ, que tienen como misión verificar el desmantelamiento del arsenal del régimen de Damasco, llegan a Siria.
6 de octubre. Los expertos comienzan a destruir el arsenal químico.
23 de noviembre. Estado Islámico de Irak y del Levante y el Frente al Nusra arrebatan al régimen el mayor campo de petrĺeo de Siria en Deir al Zur.
2014
22 de enero. El Gobierno sirio y la oposición se sientan por primera vez en la mesa de negociaciones en la primera ronda de la conferencia de paz de Ginebra 2.
31 de enero. Culmina la primera ronda de negociaciones de Ginebra 2, sin grandes avances.
6 de febrero. La ONU anuncia un acuerdo entre el Gobierno y los rebeldes para evacuar a los civiles del casco viejo de la ciudad de Homs.
7 de febrero. Comienza la evacuación de civiles del asediado casco antiguo de la ciudad de Homs.
10 de febrero. Inicio de la segunda ronda de Ginebra 2.
15 febrero. Acaba la segunda ronda de negociaciones en Ginebra, sin acuerdo para volver a reunirse.
17 de marzo. El Parlamento sirio aprueba la nueva Ley Electoral, que permite por primera vez en décadas que se presenten varios candidatos a los comicios.
4 de mayo. Rebeldes y régimen sirio firman un acuerdo para un repliegue insurgente del casco viejo de Homs. Cinco días después, termina la retirada.
13 de mayo. Brahimi renuncia ante la falta de progresos y la convocatoria de elecciones.
3 de junio. Al Asad es reelegido en los comicios como presidente.
29 de junio. Estado Islámico (EI) proclama un califato que se extiende desde la provincia siria de Alepo hasta la iraquí de Diyala.
10 de julio. El diplomático sueco-italiano Staffan de Mistura es designado nuevo enviado especial de la ONU para Siria.
16 de septiembre. EI inicia una ofensiva contra el enclave kurdo sirio de Kobani.
23 de septiembre. EE UU y los países aliados (Arabia Saudí, Baréin, Emiratos Árabes Unidos y Jordania) inician ataques aéreos contra posiciones de EI.
1 de octubre. Aviones de la coalición internacional bombardean los alrededores de Kobani, enclave kurdo fronterizo con Turquía, en un intento de impedir la expansión de EI.
16 de octubre. La ONU confirma que más de 200.00 personas han muerto desde el inicio de la guerra en Siria.
30 de octubre. De Mistura presenta ante la ONU su propuesta para un alto el fuego en Alepo.
2015
26 de enero. Los kurdos expulsan a EI y recuperan el control de Kobani.
12 de marzo. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) denuncia que los 3,9 millones de refugiados que ha provocado hasta el momento el conflicto en Siria se enfrentan a «un futuro aún más sombrío» a falta de más ayuda internacional y de perspectivas de una solución política. «Esta es la peor crisis humanitaria de nuestra era», afirma.
El 15 de marzo de 2011, hace ahora cuatro años, cientos de personas salieron a la calle en la localidad siria de Daraa para exigir la liberación de una quincena de estudiantes que habían sido detenidos por realizar pintadas en contra del régimen dictatorial del presidente Bashar al Asad. En plena efervescencia de la llamada ‘primavera árabe’, la protesta fue la mecha que prendió la llama. Las manifestaciones exigiendo democracia y el fin de la corrupción […]
Miembros de una familia de refugiados sirios, en su casa alquilada en la localidad de Abbasieh, en el sur del Líbano. Foto: B. Hansford / UNHCR
El Consejo de Seguridad de la ONU tuvo oportunidad de escuchar este jueves detalles y cifras sobre la cada vez más alarmante situación de los 3,8 millones de personas que Naciones Unidas identifica ya como refugiados por la guerra en Siria: «El continuo crecimiento en el número de desplazados es asombroso. Pero, al mismo tiempo, la naturaleza misma de la crisis está cambiando. A medida que aumenta el nivel de desesperación y se va reduciendo el espacio de protección disponible, nos acercamos a un peligroso punto de inflexión», dijo ante este organismo el alto comisionado de la ONU para los Refugiados, António Guterres.
Por su parte, la subsecretaria general adjunta de la ONU para Asuntos Humanitarios, Kyung-wha Kang, lamentó la falta de fondos internacionales para atender esta crisis, y recordó que, al cierre del año pasado, el plan para dar repuesta al drama humano creado por el conflicto sirio solo había recibido un 48% de la financiación requerida. «Pedimos a los miembros de este consejo que muestren liderazgo para terminar la guerra bárbara y brutal en Siria», dijo. «Nos estamos quedando sin palabras para describir las terribles consecuencias humanitarias».
Éste es, traducido al castellano, el texto completo leído por Guterres ante el Consejo de Seguridad:
Señor presidente, excelencias, damas y caballeros:
Al informar a este Consejo en 2013 afirmé que la guerra en Siria no solo había desatado la peor crisis humanitaria de nuestro tiempo, sino que suponía, además, una terrible amenaza para la estabilidad regional y para la paz y la seguridad globales.
Esta es la realidad a la que nos enfrentamos hoy.
Irak ha sufrido el mayor y más aterrador desbordamiento de su historia reciente causado por un conflicto en un país vecino. Líbano se encuentra en un estado casi permanente de alerta por razones de seguridad, y en los últimos meses ha habido amenazas cada vez mayores incluso en Jordania. Según diversas informaciones, al menos 20.000 combatientes extranjeros de unos 50 países han viajado a Siria e Irak desde 2011, una cifra que casi se duplicó a lo largo del año pasado.
Y, mientras, la crisis de los refugiados sirios ha desbordado por completo la actual capacidad de respuesta, con un total de 3,8 millones de refugiados registrados en los países vecinos.
En Líbano y Jordania, el crecimiento de la población experimentado en el espacio de estos pocos años ha alcanzado niveles para los que estos países no preveían estar preparados hasta dentro de varias décadas. Un tercio de la población actual del Líbano es palestina o siria. Jordania se enfrenta a un desafío similar. Y Turquía se ha convertido ya en el país que más refugiados acoge del mundo.
Hay que sumar, además, otros dos millones de desplazados internos en Irak en 2014, y las cerca de 220.000 personas que han buscado refugio en otros países.
El continuo crecimiento en el número de desplazados es asombroso. Pero, al mismo tiempo, la naturaleza misma de la crisis está cambiando. A medida que aumenta el nivel de desesperación y se va reduciendo el espacio de protección disponible, nos acercamos a un peligroso punto de inflexión.
Tras pasar años en el exilio, los recursos de los refugiados hace tiempo que se han agotado, y sus condiciones de vida se están deteriorando drásticamente. He conocido familias de clase media con hijos que sobreviven a duras penas en las calles mientras rezan para poder superar el invierno. Más de la mitad de los refugiados sirios en Líbano habitan en viviendas inseguras, casi un tercio ya el año pasado. Y una encuesta realizada a 40.000 familias sirias en Jordania reveló que dos tercios de éstas están viviendo por debajo de la línea absoluta de pobreza. Un padre de cuatro hijos comparaba su vida como refugiado a estar atrapado en arenas movedizas. Cada vez que te mueves, te hundes un poco más. Los llamamientos humanitarios se encuentran sistemáticamente faltos de fondos. Simplemente, no hay suficiente asistencia para los refugiados sirios.
Al mismo tiempo, las comunidades de acogida se encuentran completamente sobrecargadas. El flujo de refugiados ha supuesto un enorme impacto para las economías y las sociedades, sobre todo en Líbano, Jordania y el norte de Irak, desbordando los servicios sociales, las infraestructuras y los recursos gubernamentales. La ayuda internacional está muy lejos de poder seguir el ritmo que marca la magnitud de estas necesidades.
Y a medida que los países de acogida se enfrentan a crecientes riesgos de seguridad, como consecuencia de la expansión regional del conflicto, y no reciben la ayuda necesaria para responder al flujo de refugiados, los sirios lo tienen cada vez más difícil para alcanzar su propia seguridad. El número mensual de registros en ACNUR en Líbano ha caído en cerca de un 80% con respecto a principios de 2014, y el número de los que entran en Jordania se ha reducido también sustancialmente.
Es importante subrayar asimismo que un número relevante de refugiados sigue cruzando la frontera hacia Turquía. El Gobierno turco ha gastado ya alrededor de 6.000 millones de dólares en asistencia directa a los refugiados sirios. En una histórica decisión, adoptada el año pasado, Turquía aprobó un decreto temporal de protección que permite a los sirios acceder al mercado de trabajo, así como obtener educación y sanidad gratuitas.
Pero en el contexto global que estoy describiendo, no puede sorprendernos que la creciente desesperación este forzando a más y más refugiados sirios a desplazarse cada vez más lejos. Lo ilustra la dramática situación en el Mediterráneo, donde los sirios constituyeron un tercio de las 220.000 personas que llegaron a Europa en bote el año pasado.
Excelencias,
La situación de los refugiados, cada vez más prolongada y más desesperada, amenaza con convertir a dos millones de sirios menores de 18 años en una generación perdida. Y muchos de los más de 100.000 niños refugiados nacidos en el exilio podrían enfrentarse al peligro de no ser reconocidos por ningún estado. Si no actuamos de manera apropiada, la crisis que se está gestando puede tener enormes consecuencias en el futuro, no solo en Siria, sino en toda la región.
A medida que se reducen los recursos, abandonar a los refugiados a la desesperación les expone a un sufrimiento aún mayor, a la explotación y a peligrosos abusos. Y dejar que los países de acogida se hagan cargo de la situación sin ayuda puede dar lugar a una grave desestabilización regional, y a más preocupaciones de seguridad en otras partes del mundo.
Debería ser obvio que para poder prevenir esto y preservar los espacios de protección en la región, tanto los refugiados como los países de acogida necesitan una ayuda internacional masiva. El Plan Regional de Resistencia para los Refugiados (o 3RP) aspira a coordinar los esfuerzos humanitarios y a largo plazo de los gobiernos de acogida con más de 200 socios de Naciones Unidas y de organizaciones no gubernamentales. Sus programas están diseñados para que sean financiados no solo por presupuestos humanitarios, sino también, cada vez más, por partidas dedicadas a la cooperación para el desarrollo.
Tengo la esperanza de que la próxima Conferencia Kuwait III desempeñará un papel determinante en la estabilización de los países que acogen a refugiados. Más allá de las prioridades humanitarias inmediatas, es esencial que los actores implicados en el desarrollo financien los pilares del plan 3RP y aporten fondos a los planes de los gobiernos de acogida. Países como Líbano y Jordania necesitan mucha más asistencia financiera, no solo para las comunidades locales de acogida a refugiados, sino también a través presupuestos gubernamentales de ayuda para necesarias inversiones estructurales en sistemas de salud, educación, agua, electricidad y otras infraestructuras públicas que están fallando debido a esta gran presión.
Como se discutió ampliamente durante la Conferencia de Berlín, la situación en Siria ilustra hasta qué punto son peligrosamente inadecuadas las actuales políticas de cooperación, en un tiempo de múltiples conflictos. Para hacer frente a esto, donantes bilaterales y multilaterales, así como instituciones financieras internacionales, deberían revisar sus criterios y prioridades. Es absurdo, por ejemplo, que ni Líbano ni Jordania tengan acceso a las subvenciones del Banco Mundial porque son considerados países de ingresos medios.
Excelencias,
Como Alto Comisionado para los Refugiados, me rompe el corazón ver cómo familias sirias que han huido de una guerra horrible se ven forzadas a arriesgar de nuevo sus vidas en precarias embarcaciones, buscando protección en Europa. Desde principios de 2015, unas 370 personas han muerto tratando de cruzar el Mediterráneo. Es decir, un muerto ahogado por cada veinte que consiguen llegar. Pero la operación italiana Mare Nostrum se dio por finalizada, y la iniciativa Tritón de la UE es limitada, tanto en poderes como en recursos. Europa debe incrementar su capacidad para salvar vidas con una robusta operación de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central. De no ser así, miles, incluidos muchos, muchos sirios, perecerán.
Pero lo primero que hay que hacer para reducir el número de personas que se embarcan es habilitar nuevas vías legales para los sirios que buscan protección en terceros países. Varios países cuentan con programas de asentamiento y admisión humanitaria, pero las necesidades exceden con mucho el espacio disponible. Creemos que una décima parte de los refugiados sirios necesitan ser realojados para que su falta de protección encuentre una respuesta adecuada. Políticas flexibles de visados, extensión de reunificaciones familiares, becas escolares y sistemas privados de patrocinio deben complementar estas medidas. Siguiendo el ejemplo de países como Alemania o Suecia, otros estados de Europa y de la región del Golfo deberían considerar la opción de ofrecer un acceso legal con más oportunidades, aliviando así parte de la presión que sufren los vecinos de Siria, y ofreciendo a los refugiados un modo alternativo de alcanzar la seguridad.
Sin estas alternativas, el número de personas que se aventura en el mar seguirá creciendo. Y no solo se enfrentan a serias violaciones de los derechos humanos por parte de los traficantes y contrabandistas. Ahora estamos viendo también grupos armados que amenazan con entrar en el negocio del tráfico de personas con el objetivo de sembrar terror.
Esto debería recordarnos que proteger a los refugiados significa asimismo enfrentarse al racismo y a la xenofobia. En el actual clima de pánico creciente, me preocupa profundamente que se mezcle la situación de los refugiados con problemas de seguridad, y que éstos tengan que sufrir hostilidad en lugares donde pensaron que estarían seguros. En numerosos debates públicos, los refugiados son los chivos expiatorios de todos los problemas, desde el terrorismo hasta las dificultades económicas, y acaban siendo percibidos como amenazas para el modo de vida de las comunidades que les acogen. Lo que es necesario recordar es que los refugiados no son la amenaza; son ellos los amenazados.
Los sirios constituyen actualmente la mayor población de refugiados bajo el mandato del ACNUR. A medida que su número sigue creciendo, y que su situación se hace cada vez más vulnerable, las graves repercusiones que ello tiene para toda la región no son más que un recordatorio de lo obvio: la urgente necesidad de que la comunidad internacional reúna a todos los actores clave para acabar con el conflicto. En esta guerra no hay vencedores; todos salen perdiendo. Pero el mayor precio lo están pagando los refugiados y el resto de víctimas inocentes que permanecen en el país.
El Consejo de Seguridad de la ONU tuvo oportunidad de escuchar este jueves detalles y cifras sobre la cada vez más alarmante situación de los 3,8 millones de personas que Naciones Unidas identifica ya como refugiados por la guerra en Siria:… Leer
Una selección de fotografías tomadas en Oriente Medio esta semana. Pincha en los enlaces de las localizaciones para ver las imágenes.
Bait Hanun, Gaza (Palestina), 30/1/2015: Una niña descansa sobre un colchón en las ruinas de su casa, destruida durante los ataques israelíes del pasado verano. Este martes, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) anunció que se veía obligada a suspender sus ayudas para la restauración de viviendas y el pago de alquileres en Gaza, alegando que los donantes han incumplido sus compromisos financieros. «En octubre se prometieron 5.400 millones de dólares en la conferencia de El Cairo. Ninguna de estas ayudas ha llegado a Gaza. Es doloroso e inaceptable», indicó el organismo a través de un comunicado. Foto: Mohammed Abed / AFP
Ammán, Jordania, 2/2/2015: Vigilia en memoria de los rehenes japoneses Haruna Yukawa y Kenji Goto, asesinados por el grupo Estado Islámico. Los yihadistas anunciaron la «ejecución» de Yukawa el 25 de enero, y la del periodista Kenji Goto (a través de un vídeo donde se muestra su decapitación), el pasado sábado. Foto: Khalil Mazraawi / AFP
Ammán, Jordania, 6/2/2015: Manifestación contra Estado Islámico tras la muerte del piloto jordano Muaz Al Kasasbeh, brutalmente asesinado (quemado vivo) por los militantes del grupo Estado Islámico que le mantenían prisionero desde el 24 de diciembre. Las autoridades jordanas respondieron ejecutando este miércoles a la militante de Al Qaeda Sayida al Rishawi y a otro preso acusado de terrorismo. EI había pedido la excarcelación de Al Rishawi, condenada a muerte en Jordania después un intento de atentado fallido en Ammán en 2005, a cambio de la liberación del periodista japonés Kenji Goto, decapitado el pasado sábado, y de perdonarle la vida a Kasasbeh. Foto: Khalil Mazraawi / AFP
Jordania, 5/2/2015: Una bomba con versos del Corán, en un avión de la Real Fuerza Aérea de Jordania a punto de despegar para atacar posiciones del grupo Estado Islámico en la ciudad siria de Raqqa. Jordania llevó a cabo esta semana varios ataques contra el grupo yihadista, en respuesta al asesinato del piloto jordano Muaz Al Kasasbeh. Foto: Reuters / Petra News Agency
Saná, Yemen, 7/2/2015: Miles de seguidores del grupo rebelde de los hutíes, durante una manifestación en el principal estadio de la capital del Yemen. El movimiento de los hutíes formalizó este viernes su golpe de Estado, al emitir una declaración que estipula la disolución del Parlamento y la formación de un Consejo Presidencial para administrar la próxima etapa interina, de un máximo de dos años. El Consejo tendrá cinco miembros, y su objetivo es salir de la actual crisis política, agravada por la dimisión del presidente Abd Rabu Mansur Hadi hace dos semanas. Foto: Khaled Abdullah / Reuters
Sinyar, Irak, 2/2/2015. Las autoridades iraquíes anunciaron este sábado el hallazgo de una fosa común con 23 cadáveres de miembros de la minoría yazidí, entre ellos niños y mujeres, ejecutados por los yihadistas de Estado Islámico en la provincia de Nínive, en el norte del país. La fosa fue descubierta en las afueras de la aldea de Berdaya, próxima a la zona de Zemar. Las fuerzas de seguridad han hallado en las últimas semanas varias sepulturas clandestinas en áreas que fueron liberadas de la ocupación yihadista. El pasado lunes, al menos 30 cadáveres de ciudadanos yazidíes fueron localizados en una fosa común (foto) situada al suroeste del distrito de Sinyar, en Nínive, donde habían sido enterrados. Foto: Safin Hamed / AFP
El Cairo, Egipto, 4/2/2015: Un tribunal egipcio condenó este miércoles a cadena perpetua al activista y bloguero Ahmed Duma, una figura destacada en la revuelta que acabó con el gobierno de Hosni Mubarak en 2011, y a otros 229 activistas, acusados de «causar disturbios e incitar a la violencia». En principio, deberán cumplir al menos 25 años en prisión. Otras 39 personas fueron condenas a diez años de cárcel, mientras que un tribunal de menores se hizo cargo de otros 25 acusados en esta misma causa, relativa a los disturbios causados frente a la sede del Consejo de Ministros en El Cairo en diciembre de 2011, en los que se registraron víctimas mortales. En la imagen, Ahmed Duma (izquierda), durante el juicio. Foto: Reuters – Al Youm Al Saabi Newspaper
Kobane, Siria, 30/1/2015: Un francotirador kurdo observa las ruinas de la ciudad, recuperada por las tropas kurdas el pasado 26 de enero. Las celebraciones por el triunfo de las milicias kurdas sobre los yihadistas del grupo Estado Islámico en Kobane se vieron empañadas al llegar las primeras pruebas de la desolación en que se encuentra la localidad, completamente arrasada tras cuatro meses de asedio. Miles de familias han tenido que ser desplazadas a varios campos de refugiados al otro lado de la frontera con Turquía. Foto: Bulent Kilic / AFP
Ras a-Ain, Siria, 30/1/2015: Una combatiente de las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG, por sus siglas en kurdo), tras recibir su licencia militar. Aunque se considera que las YPG son el brazo armado del Partido de la Unión democrática (PYD), la principal agrupación política opositora kurda en Siria, la milicia ha intentado definirse como una organización apolítica y de varias etnias que defiende a todas las comunidades religiosas. Foto: Rodi Said / Reuters
Damasco, Siria, 5/2/2015: Una niña herida recibe asistencia médica en un hospital de campaña, tras al menos 20 ataques aéreos que, según activistas de la oposición, lanzaron las fuerzas leales al presidente sirio, Bashar Al Asad, contra el barrio de Douma y otras zonas del noreste de la capital del país. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó de al menos 12 muertos y más de 100 heridos. Otras fuentes elevan la cifra de fallecidos a en torno a 60. Foto: Mohammed Badra / Reuters
Alepo, Siria, 4/2/2015: Helicópteros del ejército sirio dejaron caer el jueves dos bombas de barril sobre una plaza llena de gente en una localidad cercana a Alepo, causando la muerte de al menos 25 civiles, según informaron activistas de la oposición. Los ataques de las fuerzas gubernamentales se produjeron horas después de que los rebeldes bombardearan Damasco, causando nueve muertos. En la imagen, varios rebeldes sirios corren por una calle de Alepo, junto a edificios destrozados por la guerra. Foto: Fadi al-Halabi / AFP
Sanliurfa, Turquía, 2/2/2015: Una refugiada siria, sentada junto a su tienda en un campo de refugiados de la ONU. Unos 380.000 refugiados sirios, los más vulnerables, que residen en países próximos a Siria como Jordania, Líbano y Turquía, necesitan ser realojados urgentemente en otros estados, según afirmó este miércoles Amnistía Internacional. La ONG indicó que entre esos desplazados hay supervivientes de torturas y violaciones, así como enfermos y menores que han perdido a sus familias, y que tan solo una fracción mínima de ellos han sido reasentados hasta ahora. Foto: Bulent Kilic / AFP
Nayaf, Irak, 1/2/2015: Combatientes chiíes, enrolados en el ejército iraquí para combatir al grupo Estado Islámico, durante un entrenamiento en el desierto, al sur de Bagdad. Los ejercicios incluyen saltos a través de fuego y maniobras cuerpo a tierra en la arena. Foto: Alaa Al-Marjani / Reuters
Nai Saleh, Cisjordania (Palestina), 6/2/2015: Una mujer palestina se protege el rostro del gas lacrimógeno disparado por el ejército israelí, durante enfrentamientos ocurridos tras una manifestación de protesta contra la expansión de asentamientos judíos en tierras palestinas. Foto: Abbas Momani / AFP
Bolu, Turquía, febrero de 2015: Militares de un comando turco construyen un iglú durante las maniobras de invierno del ejército, en la zona de la sierra Köroğlu, una cordillera ubicada en el norte-noroeste del país, al norte de Ankara. Foto: Anadolu Agency
Dubai, Emiratos Árabes Unidos, 2/2/2015: Un obrero descansa tras trabajar en la carga de un barco. Foto: Dan Kitwood
El Cairo, Egipto, 2/2/2015: Un momento de la representación de la obra Qasem Amin, La emancipación de las mujeres, por la Compañía de Danza y Teatro Modernos de Egipto, bajo la dirección del coreógrafo Walid Aouni. La obra se representó por primera vez en 2010, con el título de Las mujeres de Qasem Amin. Foto: Bassam Al-Zoghby / Al Ahram
El Cairo, Egipto, 5/2/1975: El pasado día 3 se cumplieron 40 años de la muerte de Um Kulzum, probablemente las más popular e influyente cantante de la historia no solo en su Egipto natal, sino en todo el mundo árabe. En la imagen, rescatada esta semana por el diario egipcio Al Ahram, un momento de su funeral, al que se calcula que asistieron cerca de cuatro millones de personas.
Rahat, Israel, 2/2/2015: Una bandada de estorninos, durante la puesta de sol en el desierto del Neguev. Foto: Menahem Kahana / AFP
Ashdod, Israel, 4/2/2015: Uno de los cerca de 40 surfistas que han participado esta semana en una competición celebrada en las playas del Mediterráneo. Foto: Oded Balilty / AP
Dos tomas aéreas de la zona de Atatra, en el norte de la Franja de Gaza, antes y después de los bombardeos israelíes. Fotos: UNITAR-ONU
La pesadilla de las bombas ha vuelto a Gaza tras el fracaso del último alto el fuego temporal. El miércoles, fuentes militares israelíes aseguraron haber realizado 60 ataques aéreos contra la Franja, en respuesta a más de 80 cohetes disparados por militantes palestinos. Al menos 20 personas han muerto desde la reanudación de los bombardeos.
En esta nueva fase, el ejército israelí parece estar centrándose en intentar eliminar a los líderes de las milicias armadas palestinas. En las últimas 24 horas ha matado a los tres comandantes de Hamás en el sur de Gaza y a al menos cuatro miembros notables de Yihad Islámica. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien no ha tenido ningún problema en comparar a Hamás con los asesinos yihadistas del grupo Estado Islámico («son ramas del mismo árbol», dijo), insiste en que la ofensiva «no ha terminado».
No es posible predecir cuánto más va a durar aún este horror, pero lo que es seguro es que Gaza hace mucho que sobrepasó el límite de lo humanamente soportable. Estas son las cifras del conflicto hasta ahora, de acuerdo con datos recogidos por la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU y por otras ONG desde que comenzó la ofensiva israelí, el pasado 8 de julio:
Víctimas
2.030 palestinos muertos, de los cuales 1.434 son civiles. De estos, 244 son mujeres y 469 niños.
66 israelíes muertos, de los cuales 64 son soldados y 2 civiles.
Unos 400.000 desplazados internos en Gaza. De ellos, alrededor de 65.000 son desplazados de larga duración que se encuentran refugiados en escuelas de la ONU.
Entre 1.000 y 3.000 menores palestinos heridos, muchos de los cuales sufrirán discapacidades de por vida.
Unos 6.000 niños palestinos que tienen a al menos uno de sus padres con una discapacidad de por vida.
Alrededor de 1.500 niños palestinos huérfanos.
Cerca de 3.000 menores asistidos psicológicamente por equipos internacionales, según datos de UNICEF, que calcula que aún sería necesario atender a unos 373.000 más. Los niños de la Franja, según dijo este jueves la jefa de la oficina de esta agencia de la ONU en Gaza, Priscilla Ironside, están «en estado de trauma».
Infraestructuras
Unas 103.000 personas tienen sus casas destruidas o severamente dañadas.
216 escuelas en Gaza, de las cuales 141 son del Gobierno y 75 de la ONU, además de 4 jardines de infancia, han sido parcialmente dañadas por los bombardeos. Unas 25 han resultado severamente dañadas, por lo que no podrán usarse.
Dos escuelas israelíes han sido dañadas por cohetes lanzados desde Gaza.
Cohetes
Según el ministerio de Defensa Israelí, más de 3.700 cohetes han sido lanzados desde Gaza hacia Israel desde el 8 de julio.
Los siguientes mapas muestran claramente, si no la devastación humana, sí al menos toda esta destrucción física. Fueron publicadas hace un par de semanas por el Instituto de las Naciones Unidas para la Formación y la Investigación (UNITAR), y se basan en fotografías y datos obtenidos por satélite. Vienen acompañados de imágenes en las que se ven determinadas zonas de la Franja antes y después de los bombardeos. (Pinchar en los mapas para verlos grandes).
Daños en terrenos agrícolas en la Franja de Gaza. Mapa: UNITARDaños en Atatra, en el norte de la Franja de Gaza. Mapa: UNITARDaños en la zona de Jarara, Gaza. Mapa: UNITARDaños en Ciudad de Gaza. Mapa: UNITARDaños en Khuza’a y Al Qararra. Mapa: UNITARDaños en Rafah, Gaza. Mapa: UNITAR
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Cerca de 1,2 millones de personas han abandonado sus hogares en Irak este año, según cálculos de la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR). Desde principios de agosto, unas 200.000 de ellas, la mayoría pertenecientes a la minoría yazidí, se han establecido en la región del Kurdistán iraquí, después de que la ciudad de Sinjar y las áreas vecinas fueran tomadas por el grupo yihadista Estado Islámico. Al menos 11.000 yazidíes se han refugiado en la vecina Siria, y unos 300 cruzan cada día la frontera en la localidad de Peshkabour.
El siguiente mapa, elaborado por la agencia Reuters con información de Naciones Unidas, refleja la distribución de los desplazados internos en Irak por gobernaciones (provincias). Un tercio del total proceden de la región de Anbar. El mapa recoge asimismo, a fecha del 15 de agosto, las ciudades controladas por Estado Islámico, las que permanecen en disputa y aquellas en las que ha habido combates recientes. También muestra los lugares donde están llegando los yazidíes a Siria y los campos de refugiados establecidos en el Kurdistán iraquí.
ACNUR, en colaboración con la Unión Europea, lanzó este miércoles una operación especial de ayuda para entregar suministros a más de medio millón de personas desplazadas por los combates en el norte de Irak.
La operación se inició con entregas aéreas de tiendas de campaña y otros bienes en Arbil, y continuará con un convoy terrestre desde Turquía y Jordania. Habrá también envíos marítimos desde Dubai a través de Irán durante los próximos diez días.
Este envío inicial de ayuda, al que contribuyen también, entre otros donantes, Estados Unidos y Arabia Saudí, incluye 3.300 tiendas de campaña y 20.000 sábanas de plástico, así como 18.500 sets de cocina y 16.500 garrafas.
Cerca de 1,2 millones de personas han abandonado sus hogares en Irak este año, según cálculos de la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR). Desde principios de agosto, unas 200.000 de ellas, la mayoría pertenecientes a la minoría yazidí, se… Leer
«Anoche murieron niños cuando dormían junto a sus padres en el suelo de un aula, en un refugio de la ONU en Gaza. Niños muertos mientras dormían. Es una afrenta para todos nosotros, una vergüenza universal».
Así comienza el duro comunicado hecho público este miércoles por Pierre Krähenbühl, comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), después de que al menos 19 civiles murieran y otros 90 resultaran heridos en un nuevo ataque del ejército israelí contra una escuela de esta organización en Gaza.
El ataque, que se produjo de madrugada, alcanzó de lleno la escuela Abu Al Hussein, en el campamento de refugiados de Yabalia, donde impactaron varios proyectiles de artillería. Médicos citados por la agencia palestina de noticias Maan aseguraron que la mayoría de las víctimas son niños y mujeres que se habían refugiado en las instalaciones de la agencia de la ONU. La escuela acoge a familias enteras que han tenido que evacuar sus casas en la zona por los bombardeos israelíes de las últimas tres semanas.
El ejército israelí dijo «no tener constancia» del ataque, si bien reconoció que decenas de blancos en Gaza habían sido bombardeados durante la madrugada.
Un niño palestino, en las ruinas de la la escuela Abu Al Hussein, en el campamento de refugiados de Yabalia, en Gaza, tras el ataque israelí. Foto: Mustafa Hassona / Anadolu Agency / Getty Images
Horas después, y a pesar de que las fuerzas israelíes habían anunciado una tregua humanitaria, se reanudaron los bombardeos. Esta vez alcanzaron, entre otros lugares, el principal mercado de la franja, situado en el barrio de Shajaiya. Estaba lleno de gente. Al menos 17 personas murieron y un centenar resultaron heridas por los disparos de artillería.
Los testigos afirman que los tanques siguieron disparando, pese a que en el lugar había miembros de los equipos médicos y periodistas. Entre los muertos hay un reportero palestino y un paramédico.
Este es el comunicado completo del comisionado general de la UNRWA:
Anoche murieron niños cuando dormían junto a sus padres en el suelo de un aula, en un refugio de la ONU en Gaza. Niños muertos mientras dormían. Es una afrenta para todos nosotros, una vergüenza universal. Hoy el mundo está en desgracia.
Hemos visitado el lugar y hemos reunido pruebas. Hemos analizado fragmentos, examinado los cráteres y otros daños. Nuestra valoración inicial es que fue la artillería israelí quien atacó nuestra escuela, un lugar en el que habían buscado refugio 3.300 personas. Creemos que se produjeron al menos tres impactos. Aún es muy pronto para dar una cifra confirmada de muertes, pero sabemos que ha habido muchos civiles muertos y heridos, incluidos mujeres, niños y el vigilante de la UNRWA que intentaba proteger el lugar. El ejército israelí había ordenado a estas personas que abandonasen sus casas.
Tanto la localización exacta de la Escuela Elemental de Niñas de Yabalia, como el hecho de que acogía a miles de desplazados internos, había sido comunicado al ejército israelí en 17 ocasiones, con el fin de asegurar su protección. La última fue a las nueve menos diez de la noche pasada, solo unas horas antes del fatal bombardeo.
Condeno en los más duros términos posibles esta grave violación del derecho internacional por parte de las fuerzas israelíes.
Esta es la sexta vez que es atacada una de nuestras escuelas. Nuestro personal, las personas que dirigen la respuesta humanitaria, está muriendo. Nuestros refugios están desbordados. Si continúan estos ataques, decenas de miles de personas pueden quedarse pronto en las calles de Gaza, sin comida, agua ni refugio.
Ya no podemos limitarnos a la acción humanitaria; es hora de exigir responsabilidades. Hago un llamamiento a la comunidad internacional para que tome medidas políticas que pongan fin de inmediato a esta constante carnicería.
Amnistía Internacional también ha condenado con firmeza el ataque a la escuela de la ONU:
[…] «Si los disparos han procedido de la artillería israelí, se trataría de un ataque indiscriminado y, probablemente, de un crimen de guerra. La artillería no debería utilizarse nunca contra blancos situados en áreas civiles llenas de gente, y su empleo en esas circunstancias nunca puede ser considerado como un ‘ataque quirúrgico’», dijo Philip Luther, director de Amnistía Internacional en Oriente Medio y el Norte de África.
«La cifra de muertes continúa creciendo a un ritmo alarmante, e Israel tiene la obligación de tomar todas las precauciones factibles para proteger a los civiles. Es terrible que civiles que siguieron los avisos israelíes para que abandonaran sus casas hayan muerto o hayan resultado heridos durante la noche en el teórico santuario de una escuela de Naciones Unidas», añadió.
El empleo repetido de artillería contra zonas densamente pobladas provoca que, inevitablemente, mueran y resulten heridos civiles, y causa asimismo la destrucción de edificios civiles, sea cual sea el objetivo previsto. Las fuerzas israelíes ya han usado estas tácticas temerarias anteriormente, como en la operación Plomo fundido, entre 2008 y 2009, cuando murieron unos 1400 palestinos, la mayoría de ellos, civiles. […]
De acuerdo con los últimos datos aportados por el Ministerio de Sanidad de Gaza, un total de 93 personas han muerto en la franja durante la jornada de hoy, la mayoría civiles. El número de víctimas desde el inicio de la campaña israelí asciende ya a 1.327 muertos y más de 7.000 los heridos.
Israel bombardea otra escuela de la ONU en Gaza «Anoche murieron niños cuando dormían junto a sus padres en el suelo de un aula, en un refugio de la ONU en Gaza. Niños muertos mientras dormían. Es una afrenta para todos… Leer
Un obús (tal vez varios) impactó este jueves en una de las escuelas de Gaza que administra la UNRWA (la agencia de Naciones Unidas que asiste a los refugiados palestinos), causando al menos 15 muertos y unos 200 heridos. Muchas de las víctimas son niños y mujeres civiles. También han muerto trabajadores de la ONU. La escuela, situada en Beit Hanun, al norte de la franja, era utilizada como refugio por muchas familias palestinas que han tenido que abandonar sus hogares en las últimas semanas debido al ataque israelí. En un contexto donde la cifra de muertos desde que se inició la operación militar contra Gaza se acerca ya a las 800 personas (el 20%, niños), donde miles de familias lo han perdido todo y no saben ya ni a dónde huir, las imágenes de hoy son especialmente difíciles de digerir.
Heridos en el ataque a una escuela de la UNRWA en Beit Hanun, Gaza. Foto: Majdi Fathi / NurPhoto / Getty Images
Las autoridades palestinas en la franja han culpado desde el principio a un tanque israelí. Naciones Unidas ha indicado que no puede determinar aún la fuente de los disparos. Israel, hasta el momento, no ha confirmado ni desmentido nada oficialmente, pero nada más conocerse el suceso se apresuró a sugerir que la escuela había sido alcanzada por un cohete de Hamás cuya trayectoria se habría quedado corta (Beit Hanun está muy cerca de la frontera con Israel, en el norte de la franja). El comandante de la división que entró en Gaza hace siete días, Michael Edelestein, reconocío que todavía no estaban seguros de lo que había ocurrido, pero añadió que «nunca bombardearíamos un sitio así».
Sin embargo, a última hora de la tarde, el ejército israelí daba pistas en Twitter de que es más que probable que el ataque haya procedido de uno de sus tanques, aunque indique que habría sido «en respuesta» a disparos de Hamás:
La serie completa de tuits dice así: «En los últimos días, Hamás ha disparado cohetes desde el área de Beit Hanun donde está situado el refugio de la UNRWA. Anoche le dijimos a la Cruz Roja que evacuase a los civiles del refugio entre las 10 am y las 2 pm. La UNRWA y la Cruz Roja recibieron el mensaje. Hamás impidió que los civiles fuesen evacuados durante el tiempo que les dimos. Hoy, Hamás ha continuado disparando desde Beit Hanun. El IDF [ejército israelí] respondió apuntando al lugar de donde procedían los disparos».
Este comunicado se contradice, en cualquier caso, con la versión del intento de evacuación dada por la ONU. Según la UNRWA, «el Ejército de Israel había recibido las coordenadas exactas de la localización del refugio» para evitar su bombardeo y, a lo largo del día, la agencia de la ONU había intentado, sin éxito, acordar con los militares una forma en que los civiles pudieran evacuar el centro, situado en una zona cada vez más peligrosa, a medida que se iban acercando los combates:
Los refugiados no recibieron aviso alguno de que el edificio iba a ser atacado de forma inminente. Uno de los proyectiles estalló en el patio central, lleno de gente en esos momentos. La escuela y la zona colindante fue alcanzada, al parecer, por varios obuses.
«El patio de la escuela quedó cubierto de charcos de sangre y libros diseminados. Había una gran quemadura en el suelo, en el lugar donde estalló el proyectil», contaba un testigo a la agencia AP. En el hospital Kamal Adwan, donde fueron trasladados algunos de los heridos, un sobreviviente decía a un periodista de Al Jazeera: «Estábamos en la escuela porque nos habían dicho que era un lugar seguro. Allí no había un solo combatiente, ningún disparo salió de allí. ¿Por qué disparan a una escuela? ¿Por qué? ¿Puede alguien explicármelo? ¿Puede alguien explicarme esto? ¿Qué culpa tiene una escuela?».
Muertos israelíes y palestinos desde que comenzó la operación contra Gaza. Gráfico: The Economist
El colegio bombardeado es uno de los cerca de 100 centros que la ONU ha habilitado como refugio para los más de 100.000 desplazados por la operación militar israelí en Gaza. Acogía a alrededor de un millar de personas. La ONU había decidido vaciar la escuela por los duros bombardeos israelíes, por tierra y aire, de los últimos días.
Israel ha acusado reiteradamente a Hamás de utilizar algunas de estas escuelas operadas por la ONU como lugar de lanzamiento de cohetes, algo que la UNRWA niega. Lo que sí ha admitido, y condenado, la UNRWA es haber encontrado cohetes en algunas de sus escuelas vacías.
El de hoy no es el primer ataque que sufre una instalación de la ONU en Gaza desde que comenzó la ofensiva terrestre israelí. El lunes fue alcanzada una escuela en la que se refugiaban cerca de 300 personas, y el martes por la mañana, otra en Dair Al Balah donde hay acogidos 1.500 refugiados. En este último ataque se registraron al menos cinco heridos.
Miles de personas (unas 10.000, según la agencia palestina Maan) se manifestaron este jueves por la noche en Ramala, Cisjordania, contra la intervención israelí en Gaza. Los manifestantes, convocados a través de las redes sociales, partieron del campo de refugiados de Al Amari en dirección al paso de Qalandia, tomado por las fuerzas israelíes. La protesta derivó en enfrentamientos con soldados israelíes, quienes utilizaron fuego real, pelotas de goma y gases lacrimógenos para tratar de dispersar a los palestinos. Los choques han dejado al menos dos muertos y más de un centenar de heridos, de los cuales unos 60 presentaban heridas de bala.
Un obús (tal vez varios) impactó este jueves en una de las escuelas de Gaza que administra la UNRWA (la agencia de Naciones Unidas que asiste a los refugiados palestinos), causando al menos 15 muertos y unos 200 heridos. Muchas… Leer
Desplazados forzosos en el mundo, entre 1993 y 2013. Gráfico: UNHCR
Por primera vez desde que acabó la Segunda Guerra Mundial, el número de refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos en todo el mundo ha sobrepasado los 50 millones, según refleja un informe hecho público este viernes por la Agencia para los Refugiados de la ONU (ACNUR), con motivo del Día Internacional del Refugiado.
Concretamente, el informe, que se realiza cada año utilizando datos de gobiernos, organizaciones no gubernamentales y la propia agencia de Naciones Unidas, indica que al menos 51,2 millones de personas habían sido desplazadas de forma forzosa al final del año 2013, lo que supone 6 millones más que en 2012, cuando la cifra fue de 45,2 millones.
Este espectacular incremento se debe, fundamentalmente, a la guerra en Siria. Según indica ACNUR, a finales del año pasado el conflicto había convertido en refugiados a 2,5 millones de personas, y había provocado 6,5 millones de desplazados internos.
Los otros grandes focos de desplazados forzosos se encuentran en África, en especial en la República Centroafricana y en Sudán del Sur.
«Lo que estamos viendo aquí es el coste inmenso de no acabar con las guerras, o de no ser capaces de resolver o prevenir los conflictos», indicó el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU, António Guterres. «Actualmente, la paz presenta un déficit peligroso. Las agencias humanitarias pueden ayudar como paliativos, pero resulta vital encontrar soluciones políticas. Sin ellas continuarán los alarmantes niveles de conflicto y el sufrimiento masivo que reflejan estas cifras», añadió.
Principales países de procedencia de los refugiados a finales de 2013. Gráfico: UNHCR
ACNUR recuerda asimismo que esta inmensa cantidad de personas necesitadas conlleva graves implicaciones tanto en los presupuestos que los gobiernos destinan a cooperación internacional, como en la cada vez menor capacidad que los países en primera línea de las zonas de crisis tienen para absorber y acoger a los desplazados.
La mayoría de los refugiados que se encuentran actualmente bajo la protección de Naciones Unidas son originarios de Afganistán, Siria y Somalia, y juntos suponen más de la mitad de la población refugiada mundial.
Por primera vez desde que acabó la Segunda Guerra Mundial, el número de refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos en todo el mundo ha sobrepasado los 50 millones, según refleja un informe hecho público este viernes por la Agencia… Leer