Después de 18 días de bombardeos y combates que han causado más de 900 muertos, los castigados habitantes de Gaza han aprovechado este sábado la tregua (más bien pausa) humanitaria de 12 horas acordada con Israel para regresar a sus hogares,… Leer
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Después de 18 días de bombardeos y combates que han causado más de 900 muertos, los castigados habitantes de Gaza han aprovechado este sábado la tregua (más bien pausa) humanitaria de 12 horas acordada con Israel para regresar a sus hogares, recoger algunos bienes esenciales (lo que queda de ellos) y, sobre todo, buscar a los que quedaron atrapados entre los escombros. Más de 80 cuerpos habían sido recuperados a última hora del día, pero se cree que hay más entre las ruinas de las edificios derruidos de la ciudad.
Junto a los gazatíes, los periodistas que siguen trabajando en la franja han podido acceder también a zonas a las que era demasiado peligroso entrar estos días. Lo que cuentan, y lo que muestran a través de sus fotografías, no es precisamente el resultado de «ataques selectivos»; es la destrucción total. Áreas enteras de Gaza, especialmente en el barrio de Shayahia y en Beit Hanun, han sido arrasadas por completo. Shayahia sufrió el domingo pasado una de las jornadas más sangrientas desde que comenzó la ofensiva israelí (un centenar de muertos). En Beit Hanun se encuentra la escuela-refugio de la ONU que fue atacada el jueves.
Fotos:
Shayahia, Gaza, este sábado. (Oliver Weiken / EPA)
Beit Hanun, Gaza. (Oliver Weiken / EPA)
Shayahia, Gaza, este sábado. (Kate Benyon-Tinker / BBC)
Beit Hanun, Gaza. (Oliver Weiken / EPA)
Shayahia, Gaza. (Mohammed Salem / Reuters)
Beit Hanun, Gaza. (Ana Alba)
Beit Hanun, Gaza. (Finbarr O’Reilly / Reuters)
Shayahia, Gaza. (Mohammed Salem / Reuters)
La pausa de 12 horas entró en vigor a las ocho de la mañana, tras una noche de intensos bombardeos, y después de que, horas antes, el Gabinete de Seguridad israelí hubiese alejado la posibilidad de un alto el fuego humanitario más duradero, al rechazar una propuesta de tregua presentada en El Cairo por el jefe de la diplomacia de EE UU, John Kerry, el ministro de Exteriores de Egipto, Sameh Shukri, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Hace dos días, Hamás se había mostrado favorable a un alto el fuego por razones humanitarias, pero siempre y cuando se aceptasen sus dos principales reivindicaciones: el fin del bloqueo económico y del asedio militar que Israel impone a la franja (unido a la apertura del paso de Rafah, que Egipto mantiene sellado desde hace un año), y la liberación de los palestinos presos capturados por Israel en las últimas semanas.
El Gobierno israelí exige, por su parte, que Hamás se desarme, algo que el líder del movimiento islamista, Jaled Meshal, ya ha dicho que no es posible mientras se trate de una condición unilateral.
El siguiente mapa, elaborado por la Oficina Para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, por sus siglas en inglés) muestra la situación en Gaza el pasado 23 de julio. La zona de exclusión (el área en la que es demasiado peligroso entrar, y donde se ha dado aviso de evacuación) ocupaba ya el 44% de la superficie total de la franja.
Actualización (19.15 h GMT):
El Gobierno israelí aceptó prolongar la tregua humanitaria en Gaza durante cuatro horas más, hasta la medianoche de este sábado, según informó la cadena de televisión local Canal 10. Las milicias palestinas en la franja, sin embargo, habrían rechazado esta prórroga, según indicó el portavoz de Hamás, Sami Abu Zuhri, quien insiste en que la tregua no es aceptable mientras las tropas israelíes continúen operando en Gaza- Durante el alto el fuego temporal de este sábado, Israel no detuvo los ataques contra los túneles de los milicianos. Por las informaciones que llegan desde Gaza, la tregua parece haber acabado:
Más información y fuentes:
» Israel y Hamás inician un alto el fuego humanitario de 12 horas en Gaza (Efe)
» Short Gaza truce takes hold; many bodies pulled from rubble (Reuters)
» Gazatíes buscan cádaveres bajo los escombros en barrios devastados por la ofensiva israelí (AFP)
» A Brief Cease-Fire Gives Gazans and Israelis a Chance to Take Stock (The New York Times)
» La ofensiva sobre Gaza deja más de mil muertos en 19 días (RTVE)
» Tierra quemada, tierra arrasada (Guerra Eterna)
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Un obús (tal vez varios) impactó este jueves en una de las escuelas de Gaza que administra la UNRWA (la agencia de Naciones Unidas que asiste a los refugiados palestinos), causando al menos 15 muertos y unos 200 heridos. Muchas de las víctimas son niños y mujeres civiles. También han muerto trabajadores de la ONU. La escuela, situada en Beit Hanun, al norte de la franja, era utilizada como refugio por muchas familias palestinas que han tenido que abandonar sus hogares en las últimas semanas debido al ataque israelí. En un contexto donde la cifra de muertos desde que se inició la operación militar contra Gaza se acerca ya a las 800 personas (el 20%, niños), donde miles de familias lo han perdido todo y no saben ya ni a dónde huir, las imágenes de hoy son especialmente difíciles de digerir.
Embed from Getty ImagesHeridos en el ataque a una escuela de la UNRWA en Beit Hanun, Gaza. Foto: Majdi Fathi / NurPhoto / Getty Images
Las autoridades palestinas en la franja han culpado desde el principio a un tanque israelí. Naciones Unidas ha indicado que no puede determinar aún la fuente de los disparos. Israel, hasta el momento, no ha confirmado ni desmentido nada oficialmente, pero nada más conocerse el suceso se apresuró a sugerir que la escuela había sido alcanzada por un cohete de Hamás cuya trayectoria se habría quedado corta (Beit Hanun está muy cerca de la frontera con Israel, en el norte de la franja). El comandante de la división que entró en Gaza hace siete días, Michael Edelestein, reconocío que todavía no estaban seguros de lo que había ocurrido, pero añadió que «nunca bombardearíamos un sitio así».
Sin embargo, a última hora de la tarde, el ejército israelí daba pistas en Twitter de que es más que probable que el ataque haya procedido de uno de sus tanques, aunque indique que habría sido «en respuesta» a disparos de Hamás:
La serie completa de tuits dice así: «En los últimos días, Hamás ha disparado cohetes desde el área de Beit Hanun donde está situado el refugio de la UNRWA. Anoche le dijimos a la Cruz Roja que evacuase a los civiles del refugio entre las 10 am y las 2 pm. La UNRWA y la Cruz Roja recibieron el mensaje. Hamás impidió que los civiles fuesen evacuados durante el tiempo que les dimos. Hoy, Hamás ha continuado disparando desde Beit Hanun. El IDF [ejército israelí] respondió apuntando al lugar de donde procedían los disparos».
Este comunicado se contradice, en cualquier caso, con la versión del intento de evacuación dada por la ONU. Según la UNRWA, «el Ejército de Israel había recibido las coordenadas exactas de la localización del refugio» para evitar su bombardeo y, a lo largo del día, la agencia de la ONU había intentado, sin éxito, acordar con los militares una forma en que los civiles pudieran evacuar el centro, situado en una zona cada vez más peligrosa, a medida que se iban acercando los combates:
Los refugiados no recibieron aviso alguno de que el edificio iba a ser atacado de forma inminente. Uno de los proyectiles estalló en el patio central, lleno de gente en esos momentos. La escuela y la zona colindante fue alcanzada, al parecer, por varios obuses.
«El patio de la escuela quedó cubierto de charcos de sangre y libros diseminados. Había una gran quemadura en el suelo, en el lugar donde estalló el proyectil», contaba un testigo a la agencia AP. En el hospital Kamal Adwan, donde fueron trasladados algunos de los heridos, un sobreviviente decía a un periodista de Al Jazeera: «Estábamos en la escuela porque nos habían dicho que era un lugar seguro. Allí no había un solo combatiente, ningún disparo salió de allí. ¿Por qué disparan a una escuela? ¿Por qué? ¿Puede alguien explicármelo? ¿Puede alguien explicarme esto? ¿Qué culpa tiene una escuela?».
El colegio bombardeado es uno de los cerca de 100 centros que la ONU ha habilitado como refugio para los más de 100.000 desplazados por la operación militar israelí en Gaza. Acogía a alrededor de un millar de personas. La ONU había decidido vaciar la escuela por los duros bombardeos israelíes, por tierra y aire, de los últimos días.
Israel ha acusado reiteradamente a Hamás de utilizar algunas de estas escuelas operadas por la ONU como lugar de lanzamiento de cohetes, algo que la UNRWA niega. Lo que sí ha admitido, y condenado, la UNRWA es haber encontrado cohetes en algunas de sus escuelas vacías.
El de hoy no es el primer ataque que sufre una instalación de la ONU en Gaza desde que comenzó la ofensiva terrestre israelí. El lunes fue alcanzada una escuela en la que se refugiaban cerca de 300 personas, y el martes por la mañana, otra en Dair Al Balah donde hay acogidos 1.500 refugiados. En este último ataque se registraron al menos cinco heridos.
Miles de personas (unas 10.000, según la agencia palestina Maan) se manifestaron este jueves por la noche en Ramala, Cisjordania, contra la intervención israelí en Gaza. Los manifestantes, convocados a través de las redes sociales, partieron del campo de refugiados de Al Amari en dirección al paso de Qalandia, tomado por las fuerzas israelíes. La protesta derivó en enfrentamientos con soldados israelíes, quienes utilizaron fuego real, pelotas de goma y gases lacrimógenos para tratar de dispersar a los palestinos. Los choques han dejado al menos dos muertos y más de un centenar de heridos, de los cuales unos 60 presentaban heridas de bala.
Más información y fuentes:
» Shelling of Gaza school kills at least 15; toll nears 800 (Reuters)
» Gaza: How Many More Deaths Will It Take? (The New Yorker)
» Blasts Kill 16 Seeking Haven at Gaza School (The New York Times)
» Israeli strike on Gaza school kills 15 and leaves 200 wounded (The Guardian)
» Matanza en un centro de la ONU en Gaza (El País)
» Un ataque sobre una escuela de la ONU en Gaza causa al menos 17 muertos y 200 heridos (RTVE)
» UN school in Gaza caught in cross-fire; 15 killed (AP)
» Al menos 17 muertos en bombardeo israelí a escuela de la ONU (Efe)
Y aquí, una lista de periodistas informando en Twitter desde Gaza.
Un obús (tal vez varios) impactó este jueves en una de las escuelas de Gaza que administra la UNRWA (la agencia de Naciones Unidas que asiste a los refugiados palestinos), causando al menos 15 muertos y unos 200 heridos. Muchas… Leer
Hace apenas una semana, cuando el número de muertos en Gaza no había llegado aún a los 200, una web israelí publicó un reportaje sobre la «Sala de Guerra Hasbará» de la Universidad de Herzliya, un lugar donde 400 estudiantes voluntarios están librando una batalla propagandística en Internet [Hasbará, «explicación, esclarecimiento», es un término utilizado por el Estado de Israel y por grupos independientes para describir sus esfuerzos por explicar las políticas del Gobierno israelí y fomentar la imagen de Israel en el mundo]. Trabajan en 30 idiomas, y su objetivo es contrarrestar el sentimiento «antiisraelí» en las redes sociales.
En Internet, por supuesto, estos guerreros electrónicos israelíes parecen gente corriente que simplemente está expresando opiniones personales. Pero la ‘operación Herzliya’ es, en realidad, el último proyecto de un programa de propaganda gubernamental (documentado por Electronic Intifada aquí, aquí, aquí y aquí) que tiene una historia un tanto accidentada. El año pasado, el jefe del programa, Daniel Seaman, fue retirado del cargo tras publicar en Facebook un comentario que provocó una protesta oficial del Gobierno japonés. Decía así:
Estoy harto de los japoneses y de los grupos pacifistas y de derechos humanos de todo el mundo, con sus santurronas conmemoraciones anuales en recuerdo de las víctimas de Hiroshima y Nagasaki. Hiroshima y Nagasaki fueron la consecuencia de una agresión japonesa. Se cosecha lo que se siembra.
Y en otra entrada, Seaman preguntaba:
¿Significa el comienzo del ayuno del Ramadán que los musulmanes van a dejar de comerse los unos a los otros durante el día?
Varios cientos de propagandistas trabajando en sus ordenadores pueden parecer muchos, pero, diluidos entre los millones de usuarios de redes sociales en todo el mundo, sus esfuerzos apenas están haciendo mella. Desde un punto de vista israelí, se diría que estos propagandistas están empleando su tiempo de un modo bastante poco efectivo, tal vez porque no saben muy bien cómo responder a la avalancha de críticas.
Un ejemplo: este domingo, alguien entró en Wikipedia desde una dirección IP del Gobierno israelí y alteró el artículo sobre el sistema de defensa Cúpula de Hierro. Ésta es una de las frases originales:
Uri Misgav ha expresado en Haaretz la opinión de que los creadores del sistema Cúpula de Hierro han logrado una maravilla tecnológica que ha salvado muchas vidas, pero también una brillante invención que, en un sentido estratégico, causa daño, ya que permite a los israelíes inflar su victimismo a la vez que continúan viviendo sus vidas con relativa comodidad.
La contribución del Gobierno israelí fue insertar las palabras «el periódico de extrema izquierda» antes de «Haaretz».
Otra de las frases en la entrada original de Wikipedia empieza así:
Misgav escribe más adelante que la Cúpula de Hierro no va a devolver la calma a los residentes del sur de Israel, ni a los sitiados residentes de la franja de Gaza, y que los israelíes necesitan esforzarse con valentía y generosidad para conseguir una solución sistemática…
El Gobierno israelí borró las palabras «ni a los sitiados residentes de la franja de Gaza».
Quienquiera que fuese el que realizó estos cambios no tiene ni idea de cómo funcionan las redes sociales. Intentar manipular subrepticiamente las entradas de Wikipedia es algo peligroso; lo más seguro es que se note, como ocurrió en este caso. De hecho, ahora hay una cuenta en Twitter (@israeledits) desde la que se informa automáticamente de cualquier cambio realizado en Wikipedia desde direcciones IP pertenecientes al Gobierno israelí.
En guerras anteriores, Israel podía confiar en que obtendría una cobertura favorable por parte de los medios de comunicación occidentales, especialmente, de los estadounidenses. Esto sigue siendo así en EE UU, pero hay señales de que las cosas están empezando a cambiar. Una de las razones es que la diversidad de los medios en Internet ha diluido el impacto de los medios tradicionales y, en cierta medida, les está obligando a revisar sus viejas prácticas.
Pero si bien es cierto que muchas de las dificultades con que se encuentra la propaganda israelí pueden ser atribuidas a la cambiante naturaleza de los medios, el problema de fondo está en que el mensaje en sí es inherentemente débil. Las acciones militares contra Gaza dan una imagen mucho más devastadora que cualquier ataque procedente de Hamás.
El «derecho de Israel a defenderse» (un derecho que, aparentemente, no tienen los palestinos) suena especialmente hueco ante la enorme desproporción existente en el número de bajas de ambas partes.
Del mismo modo, el discurso de que los israelíes viven bajo el terror de los poco eficaces ataques con cohetes –sirenas, refugios, etc.– no resulta muy convincente cuando estamos viendo fotografías de israelíes sentados en sofás al aire libre, viendo los fuegos artificiales cerca de la frontera con Gaza. Usuarios de Twitter han publicado asimismo fotos de israelíes, supuestamente sitiados, disfrutando del sol en las abarrotadas playas de Tel Aviv.
Y luego están los famosos túneles de Gaza –una respuesta natural a las acciones de Israel en los últimos años–, que parecen conmocionar a los propagandistas israelíes, pero que no causan demasiada impresión a la mayoría del resto del mundo. Anoche, en la televisión británica, un portavoz israelí denunciaba que todo el cemento necesario para construir esos túneles podía haberse utilizado en construir casas, escuelas, hospitales, etc. La ironía de semejante declaración, en un día en que Israel siguió demoliendo casas, e incluso un hospital, pareció escapársele.
Las redes sociales están influyendo en la guerra de Gaza de dos maneras importantes: por un lado, están cuestionando tanto el discurso israelí como el de los medios tradicionales que lo regurgitan automáticamente. Los oficiales israelíes están acostumbrados a avanzar por un camino de rosas, especialmente en los medios estadounidenses, donde pueden realizar la más absurda de las declaraciones sin que nadie les cuestione seriamente. Así, Netanyahu puede seguir haciendo en la televisión estadounidense sus repugnantes comentarios sobre «telegénicos muertos» palestinos, pero inmediatamente será confrontado en Twitter con las preguntas que su entrevistador debería haberle hecho.
Tomemos el caso de Ayman Mohyeldin, el reportero de la cadena de televisión NBC que, junto con otros periodistas, fue testigo de la muerte de cuatro niños que estaban jugando al fútbol en una playa de Ciudad de Gaza. Mohyeldin publicó algunos tuits muy fuertes sobre lo que había visto. Glenn Greenwald cuenta lo que pasó después:
A pesar de este impactante ejemplo de periodismo de primera mano, o tal vez por ello, Mohyeldin no apareció por ninguna parte en la emisión de anoche del programa de la NBC ‘Nightly News’, presentado por Brian Williams. Como señaló Jordan Chariton, de Media Bistro, en su lugar, y curiosamente, la NBC emitió un ‘reportaje’ realizado por Richard Engel, quien se encontraba en Tel Aviv, y que había llegado allí aproximadamente una hora antes. Chariton escribe que «la decisión de que fuese Engel el encargado de contar la historia, y no Mohyeldin, enfadó a algunos miembros de la redacción de NBC News».
De hecho, muchos empleados de la NBC, incluyendo algunas de las estrellas de la cadena, se mostraron primero confundidos y luego indignados por el cambio. Lo que no sabían, de lo que no se ha informado hasta ahora, es que Mohyeldin fue apartado completamente de su trabajo en Gaza por uno de los altos ejecutivos de la NBC, David Verdi, quien le ordenó abandonar la franja inmediatamente.
El caso de Mohyeldin ilustra una de las dificultades a las que se enfrentan los grandes medios de comunicación favorables a Israel. Apaciguar a la opinión pública israelí solía ser la opción más segura, pero ahora las redes sociales les están forzando a prestar mucha más atención a las demandas de una audiencia más amplia. La tormenta que provocó en Internet la repentina decisión de hacer salir a Mohyeldin de Gaza hizo que la NBC reconsiderara su postura y le permitiese finalmente volver a la franja.
El segundo gran efecto de las redes sociales en la cobertura de Gaza es que los periodistas de los grandes medios están tuiteando y produciendo reportajes en toda regla sobre el terreno. Esto supone un gran cambio. Como indica Paul Mason, de Channel 4:
Durante la operación Plomo Fundido, en 2009, había muchos menos medios grandes allí [en Gaza], y muchos de ellos no tuiteaban. Actualmente, a muchos periodistas se les pide que tuiteen como parte de su trabajo. Pero no es lo mismo tuitear que realizar un reportaje tradicional.
Un reportaje pasa por un proceso de edición. Las partes que no coinciden con la política editorial del medio pueden suprimirse; los hechos tienen que se comprobados y contrastados con otros hechos y otras versiones. El mismo equipo que elabora el reportaje (productor, reportero, cámaras, traductores) supone ya un primer filtro. Pero en Gaza no hay filtros y, además, ahora tuitean también los cámaras y los periodistas que no aparecen en pantalla. Y en lo que respecta a los periódicos, ahora hay varios periodistas tuiteando al mismo tiempo, en lugar de pasar todos por la máquina editorial para convertirse en un único producto final
Y aquí está la clave: las noticias, instantáneas y sin filtrar, son contrastadas por la mente colectiva creada por las mismas redes sociales. El proceso de edición es el propio medio…
Es verdad que, por más que pongas a una docena de periodistas con Twitter sobre el terreno, los procesos y políticas editoriales seguirán aplicándose al pulido (algunos dirán «censurado», o «ideologizado») reportaje final. Pero la información en bruto seguirá ahí, y cualquier intento de añadir matices ideológicos, o políticamente correctos, a los hechos, va ser mucho más fácil de detectar.
Es probable que el Gobierno israelí se esté arrepintiendo de haber permitido la entrada de tantos periodistas extranjeros en Gaza. Tal vez sea esa una de las razones por las que el ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, quiere ahora prohibir que Al Jazeera siga operando en Israel, una iniciativa que, según se ha informado, Lieberman justificó diciendo que la prohibición no sería muy diferente de cuando el Reino Unido se negó a permitir la publicación del diario nazi Der Sturmer, o de cuando Estados Unidos prohibió las emisiones de un canal de televisión de Al Qaeda.
Los usuarios de Twitter se apresuraron a responder comparando a Lieberman con el nuevo dictador egipcio, el general Al Sisi, quien ya ha vetado a Al Jazeera en este país.
Brian Whitaker, responsable de la web Al Bab, es periodista, antiguo jefe de la sección de Oriente Medio en The Guardian, y autor del libro Arabs Without God: Atheism and Freedom of Belief in the Middle East.
Publicado originalmente en Al Bab bajo licencia Creative Commons el 22/7/2014
Traducción del original en inglés: Losing the plot. How Israel’s media offensive has come unstuck
Como complemento al artículo, esta interesante conversación en la radio pública estadounidense, NPR, con Anne Barnard, corresponsal de The New York Times en Gaza, y Peter Bouckaert, de Human Rights Watch: Tuitear desde una zona de conflicto, ¿favorece o perjudica el trabajo periodístico?:
Por Brian Whitaker.- Hace apenas una semana, cuando el número de muertos en Gaza no había llegado aún a los 200, una web israelí publicó un reportaje sobre la «Sala de Guerra Hasbará» de la Universidad de Herzliya, un lugar donde 400 estudiantes voluntarios están librando una batalla propagandística en Internet [Hasbará, «explicación, esclarecimiento», es un término utilizado por el Estado de Israel y por grupos independientes para describir sus esfuerzos por explicar las políticas del Gobierno israelí […]
«La paz perpetua no es un concepto vacío, sino una idea práctica que, mediante soluciones graduales, se va acercando poco a poco hacia su realización final». La frase, del filósofo alemán Immanuel Kant, encabeza, más como un deseo que como una realidad, la sección que la página web Global Security dedica a registrar las guerras activas en el mundo. Se trata de un control que realizan de manera exhaustiva numerosos sitios en Internet (Wars in the World, ConflictMap, Global Conflict Tracker, Armed Conflict Database…). Ninguno de ellos tiene problemas por escasez de contenido.
A pesar de que actualmente no existe ninguna guerra activa declarada de forma oficial entre Estados diferentes, al menos 13 países sufren ahora mismo conflictos armados. Otros muchos padecen desde hace años e incluso décadas situaciones de grave violencia (la causada por el narcotráfico en México, por ejemplo, con decenas de miles de muertos), o realidades bélicas no resueltas aún y calificadas, según el momento, como conflictos de «alta» o «baja» intensidad (la guerra en Colombia, ahora en un frágil proceso de paz).
No obstante, el número de muertos en el mundo como consecuencia directa de las guerras tiende a ser cada vez menor, si nos remontamos lo suficientemente atrás y, especialmente, desde el final de la Guerra Fría. Entre 1950 y 2007 la media fue de 148.000 muertos al año en combates (sin contar las víctimas civiles); entre 2008 y 2012 esta cifra bajó a 28.000. Aún así, en 2013, y según datos del International Institute for Strategic Studies, los conflictos armados causaron en todo el planeta un total de 112.900 muertes (civiles incluidos), alrededor de 3.600 más que el año anterior. Los fallecidos por conflictos armados suponen alrededor del 10% del total de muertes violentas, una categoría que incluye homicidios y suicidios.
Ucrania y Gaza, seguidas de cerca por Irak, están acaparando en las últimas semanas la atención informativa, pero la guerra sigue siendo el día a día de millones de personas en otras partes del mundo cuyo olvido por parte de los medios de comunicación es poco menos que permanente. Son las guerras (Nigeria, República Centroafricana, Congo, Sudán del Sur…) a las que solo nos asomamos en ocasiones extremas, o cuando afectan a ciudadanos o intereses occidentales. Y eso sin contar otras situaciones de violencia estructural y continua que ejercen tantos Estados contra sus ciudadanos, y que no son consideradas técnicamente como «guerras».
Estos son los principales conflictos armados activos en este momento:
» El conflicto. La crisis actual es el desenlace de una tensión que fue en aumento desde que el 30 de junio se confirmó que habían sido asesinados tres jóvenes israelíes secuestrados semanas antes en Cisjordania, y cuya búsqueda dejó a su vez seis palestinos muertos, 118 heridos y 471 detenidos. Sin pruebas concluyentes, el Gobierno israelí de Benjamin Netanyahu acusó del secuestro a Hamás, que negó estar implicada. La situación se agravó cuando dos días después ultranacionalistas judíos se vengaron quemando vivo a un joven palestino en Jerusalén. El hostigamiento de Israel a la estructura de Hamás durante la búsqueda de los estudiantes israelíes acabó traduciéndose en el lanzamiento de cohetes desde Gaza contra territorio israelí, lo que llevó al Gobierno de Netanyahu a desencadenar una nueva ofensiva contra la franja, iniciada el pasado día 7. De fondo, el fracaso de las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes, que Israel dio por concluidas tras el pacto de reconciliación alcanzado por Hamás (gobernante en Gaza y considerada un grupo terrorista por Israel y muchos países occidentales) y Al Fatah (gobernante en Cisjordania y a cargo de la Autoridad Nacional Palestina). Israel, respaldado por EE UU, justifica el ataque en su «derecho a defenderse». Hamás, en su resistencia ante la ocupación y la agresión israelíes.
» Qué está pasado ahora. Después de diez días de intensos bombardeos sobre Gaza y de centenares de cohetes lanzados desde la franja contra Israel (la mayoría sin alcanzar sus blancos o interceptados por el sistema de defensa aérea israelí), Israel inició el jueves una ofensiva terrestre, con el objetivo de destruir los arsenales de cohetes de los milicianos palestinos y los túneles a través de los cuáles realizan éstos incursiones en Israel. Antes, fracasó un intento de alto el fuego propuesto por Egipto. Hamás pone como condiciones el fin del bloqueo (económico y humano) israelí a la franja y la liberación de presos detenidos en cárceles israelíes. Este domingo, Israel accedió a respetar una tregua humanitaria de dos horas al día, tal como había solicitado Hamás, aunque solo en un barrio que ha sido bombardeado por tierra y aire repetidamente, provocando el éxodo de miles de personas, que no saben ya dónde refugiarse.
» Las víctimas. En los 13 días transcurridos desde que se inició la llamada operación Margen Protector han muerto, según cifras oficiales de las autoridades de Gaza, más de 400 palestinos (96 de ellos solo este domingo, la jornada más sangrienta desde el principio de la ofensiva). La mayoría son civiles, y muchos de ellos, niños. Además, desde que comenzó la invasión terrestre, el número de desplazados internos en la franja se ha duplicado, superando ya los 50.000 y desbordando las previsiones de la ONU. En el lado israelí murieron este domingo 13 soldados. Hasta ahora habían fallecido cinco militares y dos civiles israelíes.
Embed from Getty ImagesBombas israelíes sobre Gaza, el 7 de julio. Foto: Said Khatib / AFP / Getty Images
» El conflicto. A mediados de junio, los yihadistas extremistas suníes del EIIL (Estado Islámico de Irak y el Levante, ISIS, por sus siglas en inglés) se hicieron con el control de Mosul, la tercera ciudad más grande de Irak y la más importante de su zona norte, y, en una espectacular ofensiva, empezaron a avanzar hacia Bagdad y los santuarios chiíes de Kerbala y Nayaf, ante la desbandada del ejército regular iraquí. El avance del EIIL, un grupo escindido de Al Qaeda y cuyos métodos son más brutales aún que los de esta organización, provocó la huida de cientos de miles de personas, principalmente hacia el Kurdistán iraquí. La ofensiva se producía después de que los yihadistas se hubieran hecho con buena parte del nordeste de Siria, y con el objetivo de establecer un estado islámico entre los dos países. La violencia sectaria entre suníes y chiíes ha sido una constante en Irak desde la invasión liderada por EE UU que derrocó a Sadam Husein en 2003. El punto máximo se alcanzó durante la guerra civil de 2006-2007, y la tensión volvió a recrudecerse en 2013 debido al resentimiento de la población suní con la mayoría chií (actualmente en el gobierno liderado por Nuri al Maliki), a la que los suníes acusan de practicar una discriminación sistemática. La guerra en Siria también está afectando. Los lazos entre los suníes de Irak y los de Siria son fuertes, y las tribus suníes iraquíes preciben la «opresión chií» como algo general, proveniente tanto del Gobierno iraquí como de la minoría alauí siria (el alauismo, confesión a la que pertenece el presidente sirio, Bashar al Asad, es una rama del islam que comparte prácticas con el chiísmo).
» Qué esta pasando ahora. A finales de junio, y coincidiendo con el inicio del Ramadán, el mes sagrado musulmán, el EIIL, rebautizado como «Estado Islámico», anunció la instauración de un «califato» en el territorio que controla, y por encima de las actuales fronteras. Unos días después, el líder del grupo y autoproclamado «califa», el hasta entonces esquivo Abu Bakr al Bagdadi, realizó su primera aparición pública. Desde entonces, los extremistas han ido imponiendo su interpretación radical de la ley islámica, especialmente en Mosul. Este viernes dieron un ultimátum a los cada vez menos cristianos que quedan en la ciudad, amenazándoles de muerte si no se convierten o pagan un impuesto especial. Miles de cristianos han huido ya hacia la vecina región del Kurdistán iraquí. Y en el resto de Irak, la violencia continúa: este sábado estallaron varios coches bomba en Bagdad, causando la muerte de al menos 26 personas.
» Las víctimas. Desde la invasión de Irak liderada por EE UU en 2003 han muerto en Irak por causas violentas unas 193.000 personas, incluyendo combatientes y civiles. En 2012 hubo casi 4.600 muertos, en 2013 la cifra se disparó hasta los 9.500, y en lo que llevamos de 2014 van ya más de 7.800. El alto comisario de Naciones Unidas para los Refugiados, Antonio Guterres, informó de que 600.000 iraquíes han sido desplazados a causa de la ofensiva de los militantes suníes. Se suman a otro medio millón de desplazados este año, cuando el grupo yihadista se hizo con el control de varias ciudades en el oeste del país.
» El conflicto. La guerra civil en Siria, que ha entrado ya en su cuarto año, tiene su origen en las protestas contra el régimen del presidente Bashar al Asad que, con el trasfondo de la llamada ‘Primavera árabe’, se iniciaron en marzo de 2011. El Gobierno reprimió con dureza a los manifestantes y lo que había empezado como una protesta pacífica se acabó convirtiendo en una rebelión armada. Los grupos de la oposición, que se han ido formando a lo largo del conflicto, abarcan desde rebeldes de ideología más moderada hasta militantes islámicos extremistas, e incluyen, principalmente, al Ejército Libre Sirio y al Frente Islámico, respectivamente. Operan, también, muchos grupos fuera de control, y en la parte este del país se han ido haciendo fuertes los yihadistas del denominado ahora Estado Islámico. Hasta el momento, y más allá de autorizar la destrucción de armas químicas en Siria, la comunidad internacional no ha intervenido directamente. El régimen de Asad cuenta con el apoyo de Rusia e Irán, mientras que EE UU, Turquía, Arabia Saudí y Catar transfieren armas a los rebeldes. En general, los países occidentales respaldan a la oposición moderada siria.
» Qué está pasando ahora. El 7 de mayo, la ciudad de Homs, uno de los bastiones rebeldes, fue entregada a las tropas gubernamentales bajo una tregua, tras cerca de tres años de brutal asedio gubernamental. El 3 de junio se celebraron elecciones presidenciales en las regiones controladas por el Gobierno. Asad ganó los comicios con el 88,7% de los votos, entre denuncias de fraude y de «farsa» por parte de la oposición. El 14 de junio, las fuerzas gubernamentales se hicieron con el control del pueblo fronterizo de Kasab, recapturando así todos los territorios perdidos previamente en la ofensiva rebelde de Latakia. Por su parte, los rebeldes capturaron Tall al-Gomo, cerca de Nawa, en la Gobernación de Daraa, y volvieron a entrar en la región de Qalamun. Durante su ofensiva en Irak, los yihadistas del EIIL se apoderaron de armas pesadas y equipo del ejercito iraquí, que han empezado a trasladar a Siria. Actualmente, el Gobierno sirio controla entre el 30% y el 40% del territorio del país, y al 60% de la población.
» Las víctimas. La guerra civil en Siria ha dejado hasta el momento más de 150.000 muertos, de los cuales 51.212 son víctimas civiles. El número de refugiados supera ya los tres millones. Ciudades enteras están completamente devastadas y el daño causado al patrimonio histórico y cultural es inmenso. El 40% de la población vive en una situación de crisis. Se han usado armas químicas en repetidas ocasiones, y ambos bandos han sido acusados desde diversas organizaciones y gobiernos de cometer crímenes de guerra y graves violaciones de los derechos humanos. Se trata del conflicto más brutal de los surgidos a raíz de la ‘Primavera árabe’, y de una de las peores guerras del siglo XXI.
» El conflicto. En Yemen se superponen actualmente cuatro conflictos: el que enfrenta al Gobierno con la guerrilla huthi en el norte del país; las revueltas en la región de Adén, motivadas por el escaso desarrollo del antiguo Yemen del Sur; las protestas cívicas de la ‘Primavera árabe’ (que, tras la firma de un acuerdo, forzaron la salida del presidente Alí Abdullah Saleh, después de 33 años en el poder), y la presencia de los grupos armados yihadistas asociados a Al Qaeda. Uno de estos grupos, Ansar al Sharía tomó a mediados de 2011 el control de una parte del sur del país, y llegó a declarar la instauración de un emirato islámico en la provincia petrolera de Shabua. Restablecida la estabilidad gubernamental en el país tras la crisis provocada por la salida de Saleh, desde febrero de 2012 el nuevo gobierno redobló su ofensiva contra las bases de Al Qaeda, causando centenares de muertos en el sur, a la vez que se produjo un incremento en la actividad terrorista de este grupo. Yemen es, después de Pakistán, el país donde EE UU realiza más ataques con drones (aparatos aéreos teledirigidos, no tripulados).
» Qué está pasando ahora. Esta semana se han recrudecido los enfrentamientos entre rebeldes chiíes y miembros de tribus islamistas del norte del país. Los rebeldes huthi, pertenecientes a una secta chií, han estado combatiendo contra rivales suníes islamistas de una de las tribus más grandes de Yemen (respaldada por una unidad local del ejército), en la provincia de Jouf.
» Las víctimas. Durante los 10 meses de 2011 que duraron las protestas contra Saleh hubo al menos 746 muertos en enfrentamientos entre leales al presidente y fuerzas de seguridad y los opositores. Por otra parte, en las ciudades bajo control de Al Qaeda se ha impuesto un interpretación estricta de la ley islámica, con detenciones arbitrarias y ejecuciones, lo que ha provocado grandes desplazamientos de población civil. Cientos de personas han muerto en atentados terroristas: los más graves: el 21 de mayo de 2012 en la capital, Saná (83 muertos), el 4 de agosto en Abyan (33 muertos), y el 5 de diciembre de 2013 de nuevo en Saná (68 muertos). Los combates en el norte, entre tanto, han dejado más de un centenar de muertos solo en este mes de julio.
» El conflicto. El final del régimen comunista impuesto por la invasión soviética de los años ochenta dejó un país en guerra civil entre las diferentes facciones de muyahidines. Al amparo de Pakistán, surgió entonces el movimiento fundamentalista islámico talibán, que acabó haciéndose con el poder. La negativa talibán a entregar a Osama Bin Laden tras los atentados del 11-S motivó una intervención internacional liderada por EE UU que depuso al régimen integrista. En 2004 Hamid Karzai fue elegido presidente, con el reto de extender el poder del Gobierno más allá de la capital, Kabul, con la ayuda de una fuerza internacional integrada por 48 países. La espiral de violencia, sin embargo, no cesó. El deterioro de la seguridad fue el argumento que esgrimió a finales de 2009 el presidente estadounidense, Barack Obama, para relanzar la implicación internacional en el conflicto afgano. Obama estableció también 2011 como el año del inicio de la retirada de tropas, que antes de 2014 deberían haber completado el repliegue. La progresiva retirada del contingente internacional se vio acompañada de una escalada de violencia del movimiento talibán. El alto nivel de corrupción y la lucha contra el narcotráfico son los otros dos grandes desafíos en un país donde los factores étnicos y de alianzas juegan asimismo un papel fundamental.
» Qué está pasando ahora. El pasado 5 de abril se celebraron elecciones presidenciales, resultando ganador Abdullah Abdullah (exministro de Asuntos Exteriores). Sin embargo, fue necesaria una segunda vuelta frente a Ashraf Ghani, celebrada en junio y cuyos resultados están aún por determinar. En mayo, los talibanes lanzaron una nueva ofensiva contra las fuerzas internacionales, incluyendo un atentado contra el ministerio de Justicia de Jalalabad. El 15 de julio un atentado con coche bomba causó 89 muertos y 80 heridos en el distrito de Orgun.
» Las víctimas. Hasta el pasado 17 de julio, y desde la invasión de 2001, se han registrado 3.460 muertes militares de la coalición en Afganistán. Más de 23.500 soldados de la coalición internacional han resultado heridos. Respecto a la población civil, varias fuentes cifran en aproximadamente 20.000 los muertos por acciones de violencia entre los años 2001 y 2013.Y en cuanto a las fuerzas de seguridad afganas, se han contabilizado 13.729 muertos y otros 16.511 heridos entre finales de 2001 y principios de 2014, incluyendo tanto a miembros del ejercito como de la policía.
» El conflicto. Aparte de la disputa que mantiene por el estado de Cachemira, que actualmente pertenece a la India pero que los paquistaníes reclaman como propio, Pakistán sufre desde hace cerca de una década un conflicto en el noroeste del país, que enfrenta al ejército gubernamental con grupos armados religiosos, movimientos locales y elementos de la delincuencia organizada, apoyados por grupos terroristas y contingentes de muyahidines. El conflicto estalló cuando las tensiones provocadas por la búsqueda de miembros de Al Qaeda por parte del ejército paquistaní derivaron en enfrentamientos con combatientes de la región de Waziristán. Mientras, los lazos con EE UU se debilitaron por una serie de incidentes en 2011, entre los que destaca la muerte de Bin Laden en una operación de comandos de EE UU en el norte del país. Pese a ello, el difícil aliado de Washington en la llamada «guerra contra el terrorismo», un aliado cuyo aparato de seguridad está acusado de seguir ofreciendo apoyo encubierto a facciones talibanes, juega un papel clave en el proceso de paz en Afganistán.
» Qué está pasando ahora. El ejército intenta desde 2005 eliminar a los guerrilleros de las Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA, en inglés), en el noroeste de Pakistán, pero ahora concentra la ofensiva en Waziristán del Norte, donde los grupos insurgentes operan libremente desde que huyeron del fronterizo Afganistán tras la ocupación de EE UU en 2001. El 15 de junio comenzó una nueva campaña militar, motivada en parte por un atentado contra el aeropuerto internacional de Karachi, que mató a 18 personas. Por otra parte, el goteo de muertes causadas por drones de Estados Unidos sigue siendo constante, con cientos de blancos alcanzados desde 2004. Este mismo sábado, misiles lanzados desde un drone estadounidense causaron la muerte de ocho militantes talibanes en la frontera con Afganistán.
» Las víctimas. El conflicto en el noroeste de Pakistan ha causado más de dos millones de desplazados internos, la mayoría de los cuales padecían ya situaciones de extrema pobreza. Al menos 500.000 personas han tenido que abandonar sus hogares en la región de Waziristán del Norte, desde que el ejército inició una ofensiva actual contra de grupos rebeldes. Y en cuanto a los muertos en el conflicto, las cifras incluyen unos 5.000 soldados y 28.000 combatientes entre 2003 y 2014, así como más de 20.000 civiles. Además, cientos de personas (entre 200 y más de 800, según las fuentes) han muerto por ataques de drones estadounidenses.
» El conflicto. Ucrania, el país más poderoso, después de Rusia, surgido de la desintegración de la Unión Soviética, fue escenario desde noviembre del año pasado de protestas ciudadanas por el rechazo de las autoridades a firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea. Tras ser depuesto el presidente Víktor Yanukóvich por la presión popular, y después de tomar el mando un gobierno provisional, tropas rusas entraron en la provincia de Crimea, asegurando defender los intereses de los rusos que residen allí. El 11 de marzo, Crimea y la ciudad de Sebastopol declararon unilateralmente su independencia de Ucrania y proclamaron la República de Crimea, reconocida solo por Rusia, que promulgó la anexión del territorio. La tensión fue en aumento a partir del pasado mes de abril, con la ocupación por parte de grupos prorrusos de sedes de la administración regional de ciudades del este de Ucrania –incluidas Donetsk, Jarkov y Lugansk–, con la intención (siguiendo el ejemplo crimeo) de anexionarse a Rusia.
» Qué está pasando ahora. Tras el periodo de relativa calma que siguió a la retirada de los insurgentes del norte de Donetsk, el conflicto se ha reavivado desde principios de julio. El día 14 ocurrieron intensos combates en los alrededores de Rozkishnie (Lugansk), el 16 las tropas ucranianas se replegaron a sus posiciones y el día 17 las milicias de la región de Donetsk tomaron la localidad fronteriza de Marinivka. Ese mismo día se estrelló un avión comercial de Malaysia Airlines, con 295 pasajeros a bordo, en la localidad de Grabovo, en la región de Donetsk, una zona que se disputan las tropas gubernamentales y los rebeldes. Según han confirmado los servicios de Inteligencia de EE UU, el avión fue derribado por un misil. Las autoridades ucranianas culparon a las milicias prorrusas, y las autoridades de las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk culparon a Ucrania. El Servicio de Seguridad de Ucrania difundió este domingo en Internet la grabación de una supuesta conversación telefónica entre dos jefes de las milicias prorrusas que, de ser cierta, incriminaría a los separatistas y también a Moscú en la ocultación de pruebas del derribo. El suceso ha reactivado un conflicto que parecía estancado en un punto de no retorno.
» Las víctimas. Según el Ministerio de Sanidad de Ucrania, a fecha del 11 de junio, 225 personas habían muerto desde el inicio de la contraofensiva gubernamental. Entre 15.000 y 20.000 refugiados llegaron a Sviatohirsk provenientes de Sloviansk tras la intensificación del bombardeo en la ciudad por parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania a finales de mayo. Según fuentes rusas, 70.000 refugiados han cruzado la frontera hacia Rusia desde el inicio de los combates. La ONU publicó en mayo un informe en el que observaba un «deterioro alarmante» de los derechos humanos en el territorio controlado por insurgentes, con casos de asesinatos selectivos, tortura y secuestros. Rusia condenó el informe, afirmando que ignoraba los abusos cometidos por el gobierno ucraniano.
» El conflicto. La República Centroafricana vive una gravísima crisis desde finales de 2012, cuando cuatro facciones rebeldes musulmanas agrupadas en la formación Séléka se levantaron en armas al considerar que el entonces presidente François Bozizé no había respetado los acuerdos de paz de 2007. Estos acuerdos preveían la integración de combatientes rebeldes en el Ejército centroafricano, la liberación de prisioneros políticos y el pago a los milicianos sublevados que optaran por el desarme. Los países de la región enviaron entonces una fuerza multinacional para defender la capital, Bangui, del avance de los insurgentess, que llegaron a estar a sólo 160 kilómetros de la ciudad. Las negociaciones entre el Gobierno y los líderes de Séléka llevadas a cabo en enero de 2013 finalizaron con la firma de un nuevo acuerdo de paz, pero los rebeldes perpetraron un golpe de Estado en marzo de ese año que depuso a Bozizé y situó al frente del país al líder de Séléka, Michel Djotodia. Djotodia solo se mantuvo en el cargo hasta enero de 2014, fecha en que presentó su dimisión ante la oleada de violencia desatada en el país, que provocó centenares de muertos. Los milicianos de Séléka atacaron sobre todo barrios y aldeas de mayoría cristiana; los grupos de autodefensa, enclaves musulmanes. No obstante, la violencia interconfesional es un fenómeno reciente en el país, donde los diferentes grupos religiosos habían convivido hasta ahora en relativa armonía, a pesar de las históricas quejas de la minoría musulmana del norte, que se ha sentido abandonada por los sucesivos gobiernos cristianos. Ambos grupos están utilizando el discurso religioso con fines políticos, pero resulta difícil obviar los intereses económicos y la corrupción generados en la lucha por el control del tráfico de diamantes y de madera.
» Qué está pasando ahora. El pasado mes de febrero, el secretario general de la ONU pidió al Consejo de Seguridad el despliegue de 3.000 soldados internacionales para reforzar a los 6.000 militares de la Unión Africana y 2.000 franceses que se encuentran ya en el país con el fin de mantener la paz y proteger a los civiles. En junio, medio centenar de personas murieron en la ciudad de Bambari durante un nuevo rebrote de violencia, y en agresiones coordinadas por grupos armados como las milicias cristianas anti-Balaka o los exrebeldes musulmanes Séléka.
» Las víctimas. A finales de 2013, las organizaciones humanitarias sobre el terreno y testigos, que responsabilizaban principalmente a los exrebeldes, denunciaban ejecuciones extrajudiciales, torturas, ataques indiscriminados a civiles, agresiones sexuales a mujeres y niñas, pueblos arrasados, infraestructuras destruidas, viviendas y cosechas incendiadas, hospitales saturados, escuelas saqueadas… La falta de seguridad, además, hacía que ni Naciones Unidas ni las agencias internacionales pudiesen acceder a los lugares más remotos en los que se precisaba ayuda. Aproximadamente un 70% de los niños en edad escolar no podían acudir a clase. Muchos desplazados (hay cerca de un millón en total) han buscado refugio en el campo, en la selva o en misiones religiosas, donde, según ha alertado el Comité Internacional de la Cruz Roja, las condiciones son muy precarias, sin acceso a agua potable o a comida, y sin las necesarias medidas de higiene, por lo que se teme la propagación de enfermedades como la malaria.
» El conflicto. En julio de 2011, poco después de proclamarse la independencia de Sudán del Sur, el líder del Movimiento Popular de Liberación de Sudán, ala política del Ejército Popular de Liberación de Sudán, Salva Kiir, juró como primer presidente de la nueva república. El primer año de independencia estuvo protagonizado de nuevo por los conflictos fronterizos con el gobierno de Sudán, y también por las luchas tribales en el interior del país. Además, en enero de 2012 el conflicto petrolífero entre ambos países provocó que Sudán del Sur parase la producción de petróleo al no alcanzar un acuerdo sobre la tarifa de tránsito del crudo a través de su vecino del norte, de momento la única vía de exportación con la que cuenta. En diciembre de 2013 el régimen de Kiir frustró un intento de golpe de Estado, tras enfrentamientos con militares disidentes que en cuatro días provocaron más de 500 muertos, principalmente en la capital y el estado de Jonglei. Desde entonces se han sucedido los combates, causando miles de fallecidos y situando al país al borde de la guerra civil.
» Qué está pasando ahora. Pese a que a principios de mayo el presidente Kiir y el líder de los rebeldes, Riek Machar, firmaron un acuerdo para el cese de las hostilidades, la situación de violencia continúa. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas advirtió este miércoles de que está dispuesto a considerar «medidas adecuadas» contra las partes en conflicto, en caso de que no pongan fin a la violencia y negocien un Gobierno de transición. Tanto la ONU como la UE ya han impuesto sanciones a los líderes militares de ambos bandos. El Consejo de Seguridad se ha mostrado «alarmado» por informaciones según las cuales las dos partes están reclutando milicianos y haciéndose con armas, lo que viola los acuerdos de paz.
» Las víctimas. Se calcula que en 2011 alrededor de 1.000 personas murieron en los enfrentamientos entre las comunidades Murle y Lou Nuer. En cuanto al conflicto fronterizo con Jartum, el número de desplazados asciende ya a 150.000, según cifras de ACNUR de junio de 2012. Los campos de refugiados sursudaneses, que carecen de recursos para alimentar y trasladar a los desplazados lejos de las zonas fronterizas de conflicto, están saturados. Según datos facilitados por Oxfam, desde que se iniciaron los combates entre las tropas gubernamentales y las fuerzas rebeldes el pasado año, más de un millón de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y se encuentran desplazadas dentro del país, y más de 350.000 han huido a países vecinos. Muchas han tenido que atravesar el río Nilo para llegar hasta Uganda, dejando atrás todas sus posesiones y poniendo en peligro sus vidas.A mediados del pasado mes de mayo se confirmó un brote de cólera que hizo saltar las alarmas ante una posible emergencia sanitaria, que se sumaría a la creciente y dramática crisis alimentaria. Tan sólo el 15% de la población tiene acceso a letrinas sanitarias seguras e higiénicas, y el 30% no tiene acceso a agua limpia.
» El conflicto. La inestabilidad de Mali, un país con estratégicos yacimientos de uranio, se hizo cada vez más patente a partir de 2007, cuando Amadou Tounami Touré revalidó su liderazgo en las elecciones presidenciales. Al tiempo que grupos rebeldes hostigaban a la población y se producían secuestros, e incluso asesinatos, de occidentales, el Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad (MNLA), una escisión de la antigua guerrilla tuareg, se levantó en armas para reivindicar la autodeterminación del norte del país. Las autoridades de Bamako acusaban al MNLA de estar apoyado por Al Qaeda en Magreb Islámico (AQMI), por el grupo islamista radical Ansar al Din, por excombatientes de las fuerzas del difunto coronel libio Muamar al Gadafi y por traficantes. De hecho, el estallido de la revolución tuareg, de la que, en parte, se ‘apropiaron’ los islamistas, se produjo al abrigo de la guerra en Libia, y de las armas y mercenarios que salieron de este país. En marzo de 2012, decenas de militares se sublevaron, y el amotinamiento acabó convirtiéndose en un golpe de Estado. El 1 de abril, el presidente dimitió, como parte del acuerdo alcanzado con la Junta militar para volver al orden constitucional, pero en enero de 2013 la crisis se agravó ante el avance de los grupos radicales islámicos, lo que provocó la intervención militar de Francia. En junio de 2013 el Gobierno y los rebeldes firmaron un primer alto el fuego, y en agosto Ibrahim Bubakar Keita ganó las elecciones presidenciales. Los enfrentamientos y los atentados, sin embargo, continúan.
» Qué está pasando ahora. Tras el nuevo alto el fuego alcanzado en mayo, este miércoles comenzaron en Argelia las conversaciones de paz entre el Gobierno y los rebeldes tuareg. En vísperas de la negociación, ambos bandos intercambiaron prisioneros. Un total de 45 soldados malienses fueron recibidos por el primer ministro Moussa Mara en el aeropuerto de Bamako, y dos autobuses llegaron al aeropuerto desde el centro de la ciudad con 41 tuaregs que habían estado detenidos en la capital.
» Las víctimas. Más de un millar de soldados y combatientes han muerto en los diferentes conflictos entre Gobierno, tropas extranjeras, grupos tuareg y grupos islamistas. En mayo de 2012, Amnistía Internacional publicó un informe en el que aseguraba que Mali estaba sufriendo la peor situación desde 1960 en lo que respecta a los derechos humanos, a la vez que denunciaba los abusos cometidos por los fundamentalistas islámicos en las zonas que controlaban, y la utilización de niños soldado. Human Rights Watch denunció asimismo violaciones de los derechos humanos y asesinatos de civiles por parte del ejército gubernamental. Y en abril del año pasado, Médicos sin Fronteras informó de que unos 70.000 refugiados malienses continuaban en condiciones precarias en el desierto de Mauritania, con escasas esperanzas de regresar a su país de origen por las tensiones étnicas en el norte de Mali. Por otra parte, grupos islamistas dañaron o destruyeron importantes monumentos históricos durante el conflicto, especialmente en Timbuktu.
» El conflicto. Somalia vive sin un Gobierno estable central desde que en 1991 fue derrocado el dictador Mohamed Barre (el Ejecutivo actual tiene carácter transitorio), y en medio de luchas entre los clanes, liderados por los «señores de la guerra» que se han disputado el control de las regiones desde entonces. Aunque a comienzos de los noventa el país fue escenario de una guerra civil, con el tiempo los distintos dominios se consolidaron, si bien los enfrentamientos entre clanes por disputas territoriales continuaron. En 2006 se creó una alianza entre varios «señores de la guerra», con el fin de contrarrestar el creciente poder de las «cortes islámicas». Los «señores de la guerra» acusaban a las «cortes islámicas» de estar apoyadas por Al Qaeda. Los combates entre ambas partes se saldaron, en menos de tres meses, con más de 350 muertos. Frente al apoyo militar que Etiopía dio al presidente Yusuf Ahmed, Eritrea envió armas a las «cortes islámicas». Los combates entre milicianos islamistas y fuerzas gubernamentales y etíopes no cesaron, a pesar de los diversos anuncios de alto el fuego y de las efímeras treguas, y causaron miles de muertos. La violencia alcanzó en 2009 a tres ministros, que murieron junto a otras 12 personas en un atentado en Mogadiscio.
» Qué está pasando ahora. En 2004 diferentes facciones llegaron a un acuerdo para conformar un Gobierno de transición y unificar el país, y en 2012 se aprobó una nueva Constitución provisional. Pero, a pesar de los avances políticos logrados en los últimos años, Somalia sigue inmersa en el conflicto armado. El Palacio Presidencial de Mogadiscio, sede del Gobierno transitorio, sufrió a principios de julio un fuerte ataque (8 muertos), el segundo en este año, que fue reivindicado por la milicia islamista Al Shabab. Este grupo, que anunció en febrero de 2012 su unión formal a Al Qaeda, lucha para instaurar un estado islámico de tipo wahabí en Somalia, y comete asimismo numerosos actos terroristas en Kenia.
» Las víctimas. Desde 1991, el conflicto somalí ha causado más de 400.000 muertos (3.150 en 2013). En 2012, la Agencia para los Refugiados de la ONU informó de que más de un millón de somalíes habían huido ya hacia los países vecinos, y de que la mayoría citaban la inseguridad y la escasez alimentaria como principales motivos de su huida. Además, más de 1,3 millones de somalíes se encontraban desplazados internamente en el país. En total, un tercio de la población de Somalia, estimada en 7,5 millones de personas, se encuentra desplazada forzosamente.
» El conflicto. La permanencia en las provincias fronterizas congoleñas de las milicias hutus de Ruanda, huidas de su país tras perpetrar el genocidio de los tutsis en 1994, ha constituido el principal factor de desestabilización en la historia más reciente de la República Democrática del Congo (RDC). La presencia de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR, hutus) motivó que Ruanda (gobernada desde entonces por tutsis) invadiera dos veces la RDC, en 1996 y 1998, desencadenando sendas guerras. Por su parte, la minoría tutsi congoleña alega vivir bajo la amenaza de un nuevo genocidio de la mano de las milicias hutus ruandesas. Para defenderlos, el general disidente congolés Laurent Nkunda, de etnia tutsi, se hizo con una fuerza de 3.000 hombres, supuestamente apoyados por Ruanda, y, a finales de 2007, se plantó a las puertas de Goma. Solo la intervención de la Misión de la ONU les impidió tomar la ciudad (Naciones Unidas tiene casi 17.000 cascos azules en la RDC, su mayor despliegue en el mundo). Apenas seis años después del fin de una cruel guerra civil en la que habían muerto más de cinco millones de personas, el país volvía a estar sacudido por la violencia. Aunque el Gobierno firmó en enero de 2008 un acuerdo de cese de las hostilidades, los enfrentamientos entre el Ejército y las milicias de Nkunda se reanudaron en octubre de ese año. Nkunda, acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad, fue finalmente arrestado en Ruanda en enero de 2009. La parte oriental de la RDC es una zona muy rica en diamantes, oro y otros recursos naturales, como el coltán, que han sido, al mismo tiempo, parte importante en el origen de la guerra y fuente de financiación para los combatientes.
» Qué está pasando ahora. El fin de décadas de conflicto armado en el este de la República Democrática del Congo parece estar más cerca, después de los logros políticos y militares conseguidos en 2013, incluyendo el aumento de la cooperación regional y la disolución del grupo militar rebelde Movimiento 23 de Marzo, que opera fundamentalmente en la provincia de Kivu del Norte.
» Las víctimas. Más de 2,7 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares en el país, muchas de ellas de varios sitios en pocos meses, y más de 398.000 viven en 31 campos de desplazados y dependen exclusivamente de la ayuda humanitaria. Según explica la ONG Oxfam, las comunidades de Kivu del Norte y Sur aún se enfrentan a asesinatos, violaciones, secuestros, torturas y extorsiones económicas a manos de muchos grupos armados que todavía controlan gran parte de la región. Las fuerzas de seguridad del Gobierno también han llevado a cabo abusos contra la población civil. Las familias viven destrozadas por la continua tensión de vivir bajo la violencia y la explotación, con niños que no pueden asistir a la escuela, una escasez de alimentos generalizada y la consiguiente desnutrición, una atención sanitaria inadecuada y la falta de instalaciones de agua potable y saneamiento.
» El conflicto. Desde octubre de 2010 Nigeria es escenario de una serie de brutales atentados, en su mayoría perpetrados por el grupo radical islamista Boko Haram. Boko Haram, cuyo nombre significa «La educación no islámica es pecado», es una secta que lucha por imponer la ley islámica en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y cristiana en el sur. La secta inició su campaña violenta en 2009 cuando su fundador, Mohamed Yusuf, murió en un intento de fuga mientras se encontraba bajo custodia policial. Boko Haram fue el grupo responsable del atentado del 26 de agosto de 2011 contra la sede de la ONU en Abuya ( 24 muertos), y del perpetrado el 25 diciembre de ese mismo año, cuando murieron al menos 44 personas en cinco ataques contra templos cristianos en los que se celebraban los servicios religiosos de Navidad. Los últimos incidentes protagonizados por el grupo datan del pasado 15 de abril, cuando cerca de 200 niñas fueron secuestradas en una escuela-residencia en Chibok, al noroeste, horas después de que en Abuya, murieran otras 75 personas por un atentado con bomba en una estación de autobuses. Un total de 44 de las escolares secuestradas lograron escapar, y el 5 de mayo el líder del grupo, Abubakar Shekau, reivindicó en un vídeo la autoría del secuestro. Por otra parte, Nigeria sufre asimismo el llamado Conflicto del Delta del Niger, que surgió por las tensiones entre las empresas petróleras internacionales y los pueblos locales en la década de los noventa, especialmente con los pueblos ogoni y ijaw. La competencia por la riqueza petrolera ha alimentado la violencia entre los innumerables grupos étnicos, lo que ha llevado a la militarización completa del área, a la formación de milicias tribales y al aumento de efectivos de las fuerzas armadas y la policía nigerianas.
» Qué está pasando ahora. La semana pasada, al menos 45 personas murieron en un ataque de Boko Haram a la población de Damboa, en el norte de Nigeria. Los terroristas asediaron la población durante la noche, disparando contra sus habitantes y lanzando explosivos a sus viviendas. Según testigos citados por Efe, las calles quedaron «sembradas de cadáveres».
» Las víctimas. El pasado mes de marzo, un informe de Amnistía Internacional denunciaba que el incremento de los ataques de Boko Haram, así como las represalias incontroladas de las fuerzas de seguridad, habían provocado la muerte de al menos 1.500 personas al noreste Nigeria (más de la mitad, civiles) en los tres primeros meses del año. Según diversas fuentes, el grupo islamista ha matado ya a más de 3.000 personas desde que inició su campaña violenta. En el Conflicto del Delta del Níger han muerto desde 2004 entre 4.000 y 5.000 personas.
Con documentación de 20minutos.es, Efe, Reuters, Wikipedia, Oxfam, International Institute for Strategic Studies, Iraq Body Count, The New York Times, El Mundo, El País, RTVE, BBC, entre otras fuentes.
Publicado originalmente en 20minutos
«La paz perpetua no es un concepto vacío, sino una idea práctica que, mediante soluciones graduales, se va acercando poco a poco hacia su realización final». La frase, del filósofo alemán Immanuel Kant, encabeza, más como un deseo que como una realidad, la sección que la página web Global Security dedica a registrar las guerras activas en el mundo. Se trata de un control que realizan de manera exhaustiva numerosos sitios en […]
Cuatro niños palestinos murieron este miércoles en un ataque de la Marina israelí contra una playa de la ciudad de Gaza en la que se encontraban jugando con otro grupo de doce compañeros, que resultaron heridos. Los cuerpos de los niños quedaron sin vida sobre la arena después de que uno de los barcos que imponen el bloqueo marítimo al que Israel somete a la franja abriera fuego (por dos veces) contra la playa. Eran alrededor de las cuatro de la tarde.
Algo después, y tras una petición del coordinador especial de Naciones Unidas para Oriente Próximo, Robert Serry, el Gobierno israelí accedió a interrumpir los bombardeos durante varias horas para permitir el reparto de ayuda humanitaria a la población de Gaza. En principio, este alto el fuego, que no necesitaría de ningún gesto por parte de Hamás, durará seis horas, a partir de las diez de la mañana de este jueves, hora local. La evolución de la tregua dependería de si Hamás y las milicias palestinas se suman a ella o no. Hamás, de momento, mantiene sus condiciones mínimas para aceptar un alto el fuego: el fin del bloqueo de la franja y la liberación de presos.
Embed from Getty ImagesFamiliares de los niños muertos en el ataque de la Marina israelí, durante el funeral, en Ciudad de Gaza. Foto: Mohammed Abed / AFP / Getty Images
Con la muerte de los cuatro niños de hoy, son ya 43 los menores palestinos fallecidos desde que el pasado 8 de julio Israel lanzó su actual ofensiva militar contra Gaza. Hasta el momento han muerto ya más de 200 palestinos, más de un 75% de ellos civiles, y cerca de 1.500 han resultado heridos. Según datos del ministerio de Sanidad de Gaza, entre las víctimas mortales también hay 24 mujeres y una decena de hombres de avanzada edad.
Los niños muertos este martes pertenecen todos a la familia Bakr, y eran hijos de pescadores de la zona. Se trata de Ahed Atef Bakr (10 años), Zakaria Ahed Bakr (10 años), Mohamed Ramez Bakr (11 años), e Ismael Mohamed Bakr (9 años).
Aquí, una muy dura entrevista de Jon Snow, del canal de televisión británico Chanel 4, al portavoz del Gobierno israelí, Mark Regev:
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Israel mata a cuatro niños en una playa Cuatro niños palestinos murieron este miércoles en un ataque de la Marina israelí contra una playa de la ciudad de Gaza en la que se encontraban jugando con otro grupo de doce compañeros,… Leer
Cohetes lanzados desde Gaza hacia Israel, este 15 de julio. Foto: Thomas Coex / AFP / Getty Images
La violencia ha vuelto a desatarse con intensidad este martes entre Israel y los milicianos de Gaza, después del fracaso del alto el fuego propuesto por Egipto, una tregua que habría supuesto, en teoría, el cese de las hostilidades a partir de las nueve de la mañana. La propuesta contemplaba el fin de los ataques en las doce horas siguientes a su entrada en vigor y, después, en un plazo de 48 horas, negociaciones en El Cairo entre Hamás y el Gobierno de Israel.
La oferta fue aceptada en un principio por el Gobierno de Netanyahu, pero las milicias armadas de Gaza la rechazaron. Desde Hamás se emitieron mensajes contradictorios. El grupo islámico que gobierna en la franja no llegó a dar el sí y, al final, el rechazo era ya un hecho. Seis horas después de haber respondido afirmativamente a la propuesta egipcia, Israel reanudó los bombardeos sobre Gaza (Netanyahu ya había amenazado con intensificar los ataques si Hamás no aceptaba), en respuesta al disparo de hasta 70 cohetes desde la franja.
Los cohetes palestinos han causado este martes el primer muerto israelí, un civil que llevaba comida a los soldados del puesto fronterizo de Erez. En Gaza han muerto ya cerca de 200 personas, la mayoría civiles y muchos de ellos, niños. Hay, además, más de 1.400 heridos, miles de ciudadanos desplazados y refugiados en escuelas y centros comunitarios, y cientos de viviendas e infraestructuras arrasadas. Aquí hay una lista, con edades, nombres y apellidos, de los muertos en la franja desde que comenzó la operación Borde Protector, hace ocho días.
En el caso de que Hamás se hubiese inclinado por aceptar la propuesta egipcia, el grupo islámico habría necesitado más tiempo para tratar de convencer a la quincena de milicias armadas que operan en Gaza, muchas de las cuales tienen capacidad para seguir lanzando cohetes, como lo están demostrando ahora (más de 140 disparados este martes, según el ejército israelí). Pero no era muy probable que Hamás fuese a aceptar una iniciativa pactada sin su participación, y en la que no se le hace ninguna concesión explícita. El plan egipcio se limita a proponer una apertura de pasos fronterizos «cuando la situación sea estable», y deja las demás cuestiones, incluyendo las relativas a la seguridad, para que sean discutidas por ambas partes.
Hamás exige, como mínimo, y además del fin del bloqueo israelí a la franja, la liberación de los presos detenidos durante la búsqueda de los tres jóvenes israelíes secuestrados en junio y la apertura permanente de la frontera con Egipto. Sería una sorpresa que el gobierno egipcio del mariscal Al Sisi aceptase este último punto. Estamos hablando del mismo gobierno que ha perseguido implacablemente a los Hermanos Musulmanes desde que los militares arrebataron el poder al presidente Mohamed Mursi (quien sí simpatizaba con Hamás) en un golpe de Estado. El problema es que, de momento, Egipto parece ser el único mediador posible entre unas partes que no negocian de forma directa, puesto que no se reconocen mutuamente.
Para Netanyahu, el rechazo de la tregua por parte de Hamás supone, en sus propias palabras, una «legitimización ante la comunidad internacional» para continuar con los ataques a Gaza. El primer ministro israelí no estaba dispuesto a conceder más tiempo al grupo islamista, ante una situación de la que podría salir reforzado si, como era previsible, el alto el fuego era rechazado en la franja. Aún así, Netanyahu tuvo que enfrentarse a la presión de buena parte de la población israelí (según un sondeo de una televisión local, un 53% se opone a un alto el fuego en Gaza), y a la oposición frontal del ala más derechista de su coalición de gobierno: este martes, Netanyahu destituyó a su viceministro de Defensa, Danny Danon, tras unas declaraciones en las que éste criticaba duramente la decisión de aceptar la tregua.
El fracaso del alto el fuego puede dar, por otra parte, algo de protagonismo al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, quien no ha tenido hasta ahora la más mínima influencia en la crisis. Este miércoles está previsto que viaje a El Cairo para reunirse con Al Sisi y tratar de impulsar un nuevo intento de negociación.
En la franja, entre tanto, la situación es cada vez más desesperada.
El siguiente vídeo, del canal en inglés de Al Jazeera, muestra la vida diaria de una familia en Gaza:
Y aquí, cómo se está viviendo la crisis en Cisjordania:
Mientras, el ejército israelí continúa con su campaña de lavado de imagen en las redes sociales, insistiendo en la tesis del «derecho a defenderse» (los palestinos no se defienden, se limitan a llevar a cabo «acciones terroristas» y a «sacrificar a su propia gente»). Este martes publicaban en Twitter una foto en la que puede verse la ciudad de París bombardeada y el mensaje «¿Qué harías tú?». La imagen, sin embargo, ha resultado ser un arma de doble filo:
(«¿Qué harías tú si el ejército israelí estuviera bombardeando tu ciudad?»)
Más información y fuentes:
» Israel, Palestinians battle as Egyptian-proposed Gaza ceasefire collapses (Reuters)
» Fin del alto el fuego: Israel reanuda los bombardeos por el disparo de cohetes de Hamás (20minutos.es, agencias)
» Fallece el primer ciudadano israelí durante la operación “Margen Protector” (Efe)
» La historia del alto el fuego que nunca existió (Íñigo Sáenz de Ugarte, en Guerra eterna)
» Qué implica el fin del alto al fuego en Gaza en seis puntos (Jordi Pérez Colomé, en World Wide Blog)
» Netanyahu destituye al viceministro de Defensa por criticar al Ejecutivo (Efe)
» Egipto, el mediador estéril (Isabel Monzón, en El País)
» Israel showed restraint in Gaza before attacking? You must be kidding (Amira Hass, en Haaretz)
» Life in the Gaza Strip (BBC)
Leer también:
» La agonía de Gaza: las claves del ataque israelí y de la lucha por la supervivencia en la franja
» «Me iré sin mis libros»: una carta desde Gaza
La violencia ha vuelto a desatarse con intensidad este martes entre Israel y los milicianos de Gaza, después del fracaso del alto el fuego propuesto por Egipto, una tregua que habría supuesto, en teoría, el cese de las hostilidades a partir de las nueve de la mañana. La propuesta contemplaba el fin de los ataques en las doce horas siguientes a su entrada en vigor y, después, en un plazo de 48 horas, negociaciones en El Cairo entre Hamás y el […]
«Han bombardeado casas con familias completas, y las familias aquí no son como en España, aquí son por lo menos de ocho o diez miembros… Es una locura, un genocidio, un acto criminal… Por la noche no hay luz, hay oscuridad absoluta acompañada de ambiente de guerra. La gente está en casa, no sale…». Así describía Ahmad Yacoub, secretario de la Asociación de Escritores Palestinos, a 20minutos.es el infierno en que se ha convertido la franja de Gaza desde que, hace ya casi una semana, comenzaron los bombardeos israelíes.
El balance de víctimas, tras un total de 1.320 ataques, habla por sí mismo: hasta este domingo, al menos 165 palestinos muertos y cerca de 700 heridos. Tres de cada cuatro fallecidos son civiles, y más de una veintena, niños. Dos terceras partes de los heridos son mujeres y menores de edad. Las cifras son de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).
Desde la franja los milicianos de Hamás (la organización islamista que gobierna en Gaza) y de otras facciones palestinas continúan lanzando cohetes contra Israel (en torno a 800 desde el martes, según el Ejército israelí), pero ni su capacidad ni su eficacia son comparables con el poder de la maquinaria de guerra israelí, que dispone, además, de un sofisticado sistema defensivo antiaéreo (Iron Dome, Cúpula de Hierro), capaz de interceptar una buena parte de los proyectiles. De momento, los cohetes palestinos han herido de diversa consideración a una docena de israelíes (dos graves, diez leves, y tres de ellos, militares).
Fotos:
» Funeral en el campo de refugiados de Jan Yunis (sur de la franja de Gaza) por siete miembros de una misma familia palestina, muertos en un ataque israelí. (Efe)
» Un grupo de palestinos traslada el cuerpo del niño de tres años Mohammed Mnassrah, fallecido en los bombardeos israelíes, durante su funeral en el campo de refugiados de Al Maghazi, en la franja de Gaza. (Efe)
» Una mujer palestina abraza a su hijo en su casa semidestruida tras un ataque israelí en Gaza. (AFP)
Todo parece indicar que la violencia no va a detenerse pronto. Israel realiza ya incursiones terrestres (los bombardeos no están consiguiendo el objetivo de neutralizar los lanzamientos de cohetes), y el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha dejado claro que su gobierno contempla «todas las opciones». También ha hecho oídos sordos a las ofertas de mediación realizadas por Estados Unidos, aunque sabe que, de todos modos, cuenta con el respaldo prácticamente incondicional del presidente Barack Obama. Washington ha hecho un llamamiento al cese de los ataques por ambas partes, pero insiste en que Israel tiene «derecho a defenderse».
Este derecho a la defensa es, una vez más, el principal argumento israelí a la hora de justificar el ataque. En este sentido, el Ejército israelí afirma que solo ataca las viviendas de miembros de Hamás implicados en ataques a Israel, blancos que denomina «objetivos terroristas», e incluso denuncia el uso de civiles palestinos como «escudos humanos». En ocasiones, también avisa por teléfono (minutos antes) a las familias de las casas que van a ser bombardeadas. Pero, dejando a un lado el hecho de que se trataría de intentos de ejecuciones sin juicio, la muerte de familiares, víctimas inocentes y civiles en general, es difícilmente evitable. Gaza es una de las regiones más densamente pobladas del mundo.
Embed from Getty ImagesUna familia palestina huye de su casa en Gaza, en plena noche. Foto: Mohammed Abed / AFP / Getty Images
En cuanto a Hamás, y a pesar del alto precio que está pagando, tampoco parece muy dispuesta a detener sus ataques. La resistencia tiene un efecto propagandístico importante, y los islamistas no pueden permitirse ceder ante Israel, más aún cuando parece que tienen un importante respaldo social y de otros movimientos. El nivel de violencia infligido por Israel y la importancia que da la población a la cuestión de los prisioneros, de los que Hamás se ha constituido siempre en portavoz, y cuya liberación es ahora una de las condiciones para el alto el fuego, fomentan este apoyo.
Estas son las claves de la última gran crisis entre israelíes y palestinos, un nuevo callejón de difícil salida que en apenas una semana ha relegado en los medios no solo a la ya de por sí olvidada guerra en Siria, sino incluso a los yihadistas de Irak y su «califato» fundamentalista; las claves, también, del territorio que, con dos tercios de su población viviendo por debajo del nivel de pobreza y dependiendo de la ayuda humanitaria, más la está sufriendo.
La crisis actual es el desenlace de una tensión que no ha hecho más que crecer desde que el pasado día 30 se confirmó que habían sido asesinados tres jóvenes israelíes secuestrados semanas antes en Cisjordania, y cuya búsqueda dejó a su vez seis palestinos muertos, 118 heridos y 471 detenidos.
El Gobierno de Netanyahu acusó a Hamás del secuestro, aunque hasta ahora no ha presentado pruebas que lo demuestren. Hamás, por su parte, negó estar implicada. La crisis se agravó cuando dos días después ultranacionalistas judíos se vengaron quemando vivo a un joven palestino en Jerusalén, y cuando, en esa misma semana, se publicó un vídeo en el que se ve cómo policías israelíes apalean brutalmente a un chico palestino.
Durante las tres semanas que pasaron desde que se produjo el secuestro de los estudiantes israelíes hasta que se anunció el hallazgo de sus cadáveres, el ejército israelí golpeó duramente la estructura de Hamás en Cisjordania. En ese tiempo no hubo más que unos pocos lanzamientos de cohetes, que además no fueron reivindicados. Pero la eliminación de siete combatientes del movimiento islamista en un ataque israelí realizado con drones en Gaza, el 7 de julio, fue interpretada como un acto de agresión que rompía el alto el fuego negociado con Israel en noviembre de 2012 (el compromiso establecía que ninguna de las partes se implicaría en una operación militar contra la otra). Hamás y su rama militar, las brigadas Ezzedine Al-Qassam, pasaron a la acción y el lanzamiento de cohetes se intensificó.
Los ataques con cohetes desde Gaza permitieron al gobierno de Netanyahu desencadenar una nueva ofensiva contra la franja y, de paso, satisfacer las exigencias de una parte de la población israelí y del ala más derechista de su coalición de gobierno, que reclamaban un duro «castigo» por el asesinato de los tres jóvenes, algo con respecto a lo que el primer ministro había expresado contención en un primer momento.
Entre tanto, al reivindicar los lanzamientos, Hamás, criticada por algunos sectores por su reciente reconciliación con Al Fatah (el partido que gobierna la Autoridad Nacional Palestina, en Cisjordania), intenta reengancharse al alcance popular que tienen otras organizaciones islamistas, o incluso nacionalistas y miembros de la OLP, como las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, de Al Fatah, o el Frente Popular y Democrático de Liberación de Palestina, grupos que también lanzan cohetes.
Para Hamás es también muy importante seguir siendo el principal portavoz de los presos en cárceles israelíes. Ahora mismo, su principal exigencia es que Israel vuelva a liberar a 56 palestinos que habían sido puestos en libertad en el canje de prisioneros de 2011, y que fueron vueltos a detener por fuerzas israelíes en Cisjordania durante la búsqueda de los estudiantes secuestrados.
En ambas partes existe asimismo un fondo político que es necesario tener también en cuenta para comprender lo que está pasando. Lo más importante es, tal vez, que esta nueva crisis se produce en un contexto en el que las negociaciones de paz han fracasado. Tras el pacto de unidad firmado finalmente por Al Fatah y Hamás el pasado 23 de abril, Netanyahu dio por terminado el diálogo con los palestinos, y un par de meses después, en junio, autorizó la construcción de centenares de centenares de nuevas viviendas en asentamientos situados en Cisjordania, en territorio ocupado.
Algunos analistas han interpretado el acoso llevado a cabo contra Hamás tras el secuestro de los jóvenes israelíes como un intento de dinamitar la frágil reconciliación palestina. El pasado jueves, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, se dirigió a Hamás a través de la televisión palestina: «¿Qué vais a lograr lanzando cohetes? Es mejor luchar con sabiduría y con la política», afirmó. Era la primera vez que Abás criticaba abierta y públicamente a los milicianos islamistas.
Por otro lado, el ataque a Gaza ha estado marcado por la división existente en la coalición derechista que gobierna Israel: la operación militar estuvo precedida por un largo pulso entre Netanyahu, y los elementos más ultras de su Ejecutivo, encabezados por el ministro de Exteriores, el xenófobo y partidario de arrasar Palestina («no dejar piedra sobre piedra») Avigdor Lieberman. Sin llegar a romper la coalición de Gobierno, el partido de Lieberman llegó a ‘separarse’ del Likud de Netanyahu por entender que no estaba aplicando suficiente «mano dura» contra Hamás. Poco después, el Gabinete de seguridad israelí pasaba de la «contención» a los ataques actuales.
Con respecto a Hamás, la organización se encuentra en una situación de debilidad (lo que le habría llevado a pactar con Al Fatah), y necesita volver a ser percibida como el principal representante de la resistencia palestina. La destrucción por parte del nuevo gobierno egipcio de los túneles que unían la franja con el Sinaí ha privado a los residentes de Gaza de un suministro básico de bienes. Y, a pesar del pacto con Al Fatah, aún no ha llegado a Gaza ninguna ayuda económica desde la ANP. Los 50.000 funcionarios de la franja llevan meses sin cobrar sus salarios.
Además, el grupo islamista ha perdido últimamente apoyos cruciales. Irán y Siria, sus aliados tradicionales, han cortado el grifo de las ayudas como consecuencia de la decisión de Hamás de apoyar a los rebeldes que luchan contra el régimen del presidente sirio, Bashar Al Asad.
Y en cuanto a la división interna en el seno de Hamás, es cierto que hubo fuertes divergencias ante el acuerdo de reconciliación con Al Fatah, pero ahora mismo parece haber consenso sobre cómo operar y sobre la necesidad de responder a Israel.
Desde que, el pasado lunes, se inició la denominada operación Borde Protector (Protective Edge), y hasta este domingo, las Fuerzas Armadas israelíes han alcanzado unos 1.320 objetivos en Gaza, en ataques lanzados tanto desde el aire como desde los buques de guerra que bloquean los accesos marítimos a la franja. Las bombas han caído no solo en presuntos objetivos de milicianos de Hamás, sino también en viviendas, mezquitas, clínicas sanitarias y hasta en un centro de atención a discapacitados. Los milicianos, por su parte, han lanzado contra Israel en torno a 800 cohetes, según el último parte militar israelí.
Este domingo, soldados israelíes permanecieron en territorio gazatí bajo el paraguas de helicópteros artillados y de barcos de guerra, y destruyeron lanzaderas de cohetes. En la operación, la primera que el Ejército reconoce haber realizado por tierra dentro de la franja, resultaron heridos de forma leve cuatro soldados israelíes. Israel tiene movilizados a 20.000 reservistas en la zona, y 40.000 en todo el país.
La última oleada de bombardeos israelíes causó la noche del sábado la muerte de 18 palestinos, cuando un avión atacó una mezquita y una vivienda adyacente, según informó el portavoz de los servicios de emergencia en la franja. Otros tres palestinos murieron en el sur de Gaza en ataques aéreos contra posiciones islamistas en la ciudad de Rafah. Con estas últimas víctimas, el recuento de muertos en el lado palestino ascendería ya a 165, la mayoría civiles, y los heridos, a un millar.
Embed from Getty ImagesFuneral en el campo de refugiados de Jan Yunis (sur de la franja de Gaza) por siete miembros de una misma familia palestina muertos en un ataque israelí. Foto: Thomas Coex / AFP
Los severos bombardeos nocturnos en Gaza siguieron al lanzamiento de cohetes por las milicias palestinas contra Tel Aviv y otras ciudades del centro de Israel, en un ataque que el brazo armado del movimiento islamista Hamás anunció previamente por televisión, informando del uso de un nuevo cohete de largo alcance, el J80. Los proyectiles fueron derribados en vuelo por el sistema Cúpula de Hierro, que en cinco días ha neutralizado 147 de los que se dirigían a centros urbanos israelíes. Los cohetes palestinos han causado, además del cierre de comercios y colegios, y de la alarma entre la población, una docena de heridos de diversa consideración (dos de ellos, graves).
La actual es la tercera operación militar que dirige el Gobierno de Netanyahu contra Gaza. Las dos anteriores se llevaron a cabo en 2012: en la primera, bautizada como Eco de Vuelta, murieron 24 palestinos; en la segunda, Pilar de la Defensa, 158. La ofensiva más devastadora hasta ahora, no obstante, fue la llamada Plomo Fundido, lanzada entre finales de 2008 y principios de 2009, con Ehud Olmert como primer ministro y Ehud Barak como ministro de Defensa. Causó más de 1.300 muertos (en su mayoría civiles) y 5.000 heridos. En las dos últimas operaciones no llegó a haber incursión militar terrestre en la franja (sí la hubo en Plomo Fundido), aunque en Pilar de la Defensa el ejército israelí llegó a movilizar a unos 75.000 reservistas.
Hasta el momento, y más allá de declaraciones y de llamamientos a un genérico alto el fuego, la reacción (efectiva) de la comunidad internacional brilla por su ausencia. EE UU se ha ofrecido como mediador y presiona para que cesen los ataques «de ambos bandos», pero tiene las manos atadas por su compromiso de apoyo a Israel. Los europeos se han limitado a pedir el fin de las hostilidades y a condenar la violencia, pero la posibilidad de sanciones no se vislumbra en la agenda.
En cuanto al mundo árabe, el nuevo presidente egipcio, el mariscal Abdul Fatah al Sisi, parece haber optado por ganar tiempo y, a diferencia de sus predecesores Hosni Mubarak y Mohamed Mursi, por no implicarse personalmente. No obstante, Egipto, junto con otros países, como Catar, estaría elaborando un borrador para un posible alto el fuego. Las condiciones incluidas en el documento pasarían por el fin del bloqueo israelí a la franja (impuesto en 2007) o por que el perímetro que Israel mantiene como zona de seguridad en torno a Gaza se reduzca. Esta semana, Egipto abrió el paso fronterizo con el territorio palestino para facilitar la asistencia a heridos.
Hablar en términos de guerra convencional del conflicto entre israelíes y palestinos –especialmente entre Israel y Gaza, o entre Israel y Hamás, como prefiere denominarlo el Gobierno israelí– supone obviar la espectacular diferencia en el número de víctimas, el hecho de que una de las partes ejerce una ocupación sobre la otra, y la evidente desproporción militar existente entre ambos bandos.
En esta última crisis los milicianos de Gaza están disparando cohetes de mayor alcance, y han demostrado que pueden hacer daño y que no es fácil neutralizarlos, pero realmente poco es lo que pueden hacer frente a la tecnología punta armamentística, los cazas, los misiles de última generación y los sofisticados sistemas de defensa de Israel, un país en constante pie de guerra donde el servicio militar (obligatorio) ocupa buena parte de las vidas de sus ciudadanos, y que dispone además de decenas de miles de reservistas, por no hablar del apoyo, por acción u omisión, de las principales potencias occidentales. Siguen siendo piedras contra tanques.
Este contraste no se limita, en cualquier caso, a la faceta puramente militar. Las condiciones de vida de las poblaciones en ambos bandos están separadas por un auténtico abismo.
Israel, con una población de 8,1 millones de habitantes y una superficie de 22.1452 Km² (incluyendo los territorios anexionados de Jerusalén Este y los Altos del Golán), tiene una renta per cápita de 34.875 dólares y una esperanza de vida de 81,1 años. La tasa de paro en 2012 fue del 6,9%, y en 2013 ocupó el puesto 16 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU.
En los escasos 360 Km² de Gaza viven 1,7 millones de personas, de las que 1,1 millones son refugiados. Aproximadamente 500.000 de ellos habitan en los ocho campos que administra la UNWRA. Cerca de dos tercios de la población de la franja vive por debajo del nivel de pobreza y depende de la ayuda humanitaria. La renta per cápita es de 2.900 dólares (la información disponible incluye Cisjordania, donde la renta es mayor), y la esperanza de vida, de 74 años. El paro alcanzó en 2010 al 45% de la población activa (una cifra sin precedentes), según datos de Naciones Unidas. Palestina (incluyendo también Cisjordania) ocupó en 2013 el puesto 110 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU.
Desde el bloqueo impuesto por Israel en 2007, cuando Hamás se hizo con el control de Gaza tras expulsar a Al Fatah, después de haber ganado las elecciones un año antes, los habitantes de la franja no pueden entrar ni salir de la franja con libertad. El bloqueo tiene, además, un enorme coste económico. Israel no permite a Gaza tener su propio aeropuerto ni puertos comerciales; todo el comercio exterior se lleva a cabo a través de puertos israelíes. A los pescadores de Gaza, por ejemplo, solo se les permite faenar hasta un máximo de 9,6 Km de la costa (menos de un tercio del área estipulada en los Acuerdos de Oslo). Y los túneles de contrabando que comunican la franja con Egipto, por los que pasaban suministros esenciales, han sido destruidos en su mayoría por el Gobierno egipcio.
La precariedad es especialmente grave en el apartado de la salud. Según informa Al Jazeera, el Ministerio de Sanidad de Gaza dispone tan solo de 192 tipos de medicinas (el 40% de las consideradas esenciales), e Israel ha restringido, «por razones de seguridad», los permisos que concede a pacientes para que puedan ser tratados en hospitales israelíes cuando no existe un tratamiento adecuado disponible en la franja. Naciones Unidas calcula que para el año 2020 Gaza necesitará unos mil médicos y dos mil enfermeros y enfermeras más de los que hay actualmente.
Las condiciones sanitarias también son muy deficientes. El acuífero costero que proporciona agua a la población está altamente contaminado, y la ONU ha advertido de que para el año 2016 podría quedar completamente inutilizable. Mientras, muchas casas solo disponen de agua corriente en periodos de entre seis y ocho horas (el 25% de forma diaria, el 40% un día sí y otro no, el 20% cada tres días y el 15% cada cuatro). El 80% de la población compra agua para beber, lo que puede suponer hasta un tercio de los ingresos.
Otro gran problema son los constantes cortes de electricidad. La franja tiene una demanda de unos 360 megawatios al día, pero la única planta eléctrica existente genera solo 80 megawatios diarios. Israel y Egipto suministran 120 y 22 megawatios adicionales, respectivamente, que resultan aún insuficientes. El principal hospital de Gaza, Al Shifa, depende de cuatro generadores para funcionar, cuyo mantenimiento es complicado debido al cierre de las fronteras con Israel y Egipto.
Y en cuanto a la educación, antes de la Segunda Intifada, que comenzó en 2000, los estudiantes de Gaza que deseaban estudiar en el extranjero podían viajar a través del aeropuerto israelí de Ben Gurion, la frontera entre Cisjordania y Jordania, la frontera de Rafah con Egipto, o el Aeropuerto Internacional de Gaza. Hoy solo les queda el paso de Rafah, que suele estar cerrado. Según datos de la Autoridad Nacional Palestina, citados también por Al Jazeera, más de 2.700 estudiantes de Gaza, de todos los niveles educativos, están esperando para poder estudiar en el extranjero.
La brecha es muy grande también en el aspecto sociológico, donde las nuevas generaciones parecen cada vez más irreconciliables. Si bien existen en Israel (principalmente en las zonas más urbanas, como Tel Aviv) muchos ciudadanos que simpatizan con la causa palestina, o que apoyan, al menos, una solución pacífica al conflicto, así como organizaciones que trabajan muy activamente en defensa de los derechos humanos y por el fin de la ocupación, las encuestas no dejan lugar para demasiadas esperanzas a corto o medio plazo.
El 60% de los israelíes apoyaría, en general, «un acuerdo que estableciera un Estado palestino al lado de uno israelí», pero el rechazo es del 58% cuando en la pregunta se especifican las concesiones. Y en el lado palestino, un 60% cree aún que el objetivo final de las negociaciones debe ser «reclamar la Palestina histórica desde el río al mar».
El 60% de los israelíes apoyaría, en general, «un acuerdo que estableciera un Estado palestino al lado de uno israelí», pero el rechazo es del 58% cuando en la pregunta se especifican las concesiones. Y en el lado palestino, un 60% cree aún que el objetivo final de las negociaciones debe ser «reclamar la Palestina histórica desde el río al mar».
Publicado originalmente en 20minutos
«Han bombardeado casas con familias completas, y las familias aquí no son como en España, aquí son por lo menos de ocho o diez miembros… Es una locura, un genocidio, un acto criminal… Por la noche no hay luz, hay oscuridad absoluta acompañada de ambiente de guerra. La gente está en casa, no sale…». Así describía Ahmad Yacoub, secretario de la Asociación de Escritores Palestinos, a 20minutos.es el infierno en que se ha convertido la franja de Gaza desde que, hace ya casi una semana […]
Una carta escrita desde Gaza por la joven palestina Manal Miqdad, publicada este jueves en su página de Facebook, y traducida aquí de la versión en inglés realizada por Yasmine Haj a partir del texto original en árabe:
La situación es peor de lo que uno pueda imaginarse, esto no tiene nada que ver ni con el valor ni con la capacidad de resistir y recuperarse. La noche pasada fue una de las más violentas desde que empezó la guerra en Gaza. Y esta vez, en contra de mi costumbre, no lloré. Tal vez el continuo estruendo que escuchaba me impidió reaccionar.
Por la mañana, después del último ataque de la fuerza aérea de la ocupación sionista, reuní fuerzas y empecé a recoger mis cosas: el carnet de identidad, los certificados de la escuela y la universidad, regalos, lo que queda de las cartas que envió mi tío desde las cárceles israelíes, el móvil, el portátil…
Me quedé un buen rato mirando mi biblioteca personal. Solo puedo conservar una pequeña parte; no resulta fácil cargar con todos esos libros cuando estás huyendo. Decidí apartar los libros autografiados. Me sentía asfixiada. No quería perder mi biblioteca por segunda vez. Ya la perdí durante la primera guerra.
Por un momento me sentí aplastada. Pero, ¿por qué preocuparme por todas esas pequeñas cosas que quizá no podré salvar, sabiendo que la muerte va a venir más rápidamente hacia mí de lo que pueda ir yo hacia ellas?
Y la muerte siempre se ha dado prisa en llegar, sin ser invitada… Me iré con ella, desprovista de todo, sin mis recuerdos, sin mis papeles, sin mis libros, sin mis seres queridos, sin mis amigos ni mis regalos, sin mis sueños. Me iré con ella, ligera y sola.
PD. A los amigos a los que he prestado libros, no os preocupéis por devolverlos cuando muera, pero, por favor, cuidad de ellos. Y a mi primo, si mi biblioteca sobrevive y no se convierte en un rehén de guerra, es toda tuya.
Manal Miqdad, Gaza
*Entrada actualizada el 19/7/2014
Una carta escrita desde Gaza por la joven palestina Manal Miqdad, publicada este jueves en su página de Facebook, y traducida aquí de la versión en inglés realizada por Yasmine Haj a partir del texto original en árabe: La situación es peor de lo… Leer
Siete civiles palestinos (tres mujeres y cuatro menores) murieron en los ataques registrados esta madrugada al impactar tres misiles israelíes en sus casas en la ciudad de Jan Yunis, en el sur de Gaza. La operacion militar israelí contra la Franja, que ha entrado en su tercera jornada, ha dejado ya al menos 74 muertos y más de 400 heridos palestinos, según fuentes sanitarias locales.
Más información:
Análisis y opinión:
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Siete civiles palestinos (tres mujeres y cuatro menores) murieron en los ataques registrados esta madrugada al impactar tres misiles israelíes en sus casas en la ciudad de Jan Yunis, en el sur de Gaza. La operacion militar israelí contra la… Leer
El diario Le Monde publica este miércoles una interesante entrevista de Hélène Sallon a Jean-François Legrain, historiador del Instituto de Investigaciones y Estudios sobre el Mundo Árabe y Musulmán, en la que este experto ofrece algunas claves sobre el último ataque israelí contra Gaza (ya hay cerca de 40 muertos), y sobre la situación en que se encuentra el grupo islámico Hamás, que gobierna la franja desde 2006. Estos son algunos extractos, traducidos del original en francés:
Sobre los ataques con cohetes contra territorio israelí:
Yo no creo que los mandos [de Hamás] ordenaran el secuestro de los tres jóvenes israelíes en Cisjordania. De hecho, han desmentido esta versión israelí. Durante las tres semanas que pasaron desde que se produjo el secuestro hasta que se encontraron los cadáveres, el ejército israelí golpeó la estructura de Hamás en Cisjordania, y en este periodo no hubo más que unos pocos lanzamientos (no reivindicados) de cohetes desde Gaza. Hamás no quería subir su apuesta. Pero, al final, consideró que no podía dejar sin respuesta los ataques israelíes.
La eliminación de siete combatientes del movimiento en un ataque israelí realizado con drones en la franja de Gaza, el 7 de julio, fue interpretada como un acto de agresión que rompía el alto el fuego negociado con Israel, con la mediación egipcia, en noviembre de 2012. El compromiso adoptado establecía que ninguna de las partes se implicaría en una operación militar contra la otra. Hamás y su rama militar, las brigadas Ezzedine Al-Qassam, entendieron entonces que debían responder. Y lo han hecho en la tradición de las prácticas de la segunda intifada (2002-2005), cuando, tras un asesinato teledirigido o un bombardeo mortal, Hamás respondía con un atentado suicida. Por otra parte, al reivindicar los lanzamientos de cohetes, Hamás se está asociando al alcance que tienen otras organizaciones islamistas, o incluso nacionalistas y miembros de la OLP, como las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, de Al Fatah, o el Frente Popular y Democrático de Liberación de Palestina, grupos que también lanzan cohetes.
Sobre la división interna en Hamás:
Hasta donde podemos saber, no existe división con respecto a lo que está ocurriendo ahora mismo, a pesar de que se mantiene una negociación interna entre las diversas tendencias del grupo. Hubo fuertes divergencias ante el acuerdo de reconciliación firmado en abril con Al Fatah, el partido del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, pero ahora mismo hay consenso sobre cómo operar y sobre la necesidad de responder ante ciertos niveles de violencia. La evolución de esta respuesta dependerá de la política que adopte Israel.
Sobre la relación de Hamás con otros movimientos en Gaza:
Yihad Islámica es un factor muy importante. En 2012, este grupo lanzó tantos cohetes como Hamás, o incluso más. No está sujeto a Hamás, pero, dentro de su propia lógica, comparte compromisos con ella. Se trata de un movimiento próximo a Irán, aunque, en el marco de las negociaciones actuales con Estados Unidos sobre su programa nuclear, Irán no tiene ningún interés en implicarse y jugar la carta de la violencia.
Existe una especie de competencia militar entre los dos movimientos, pero no la hay en el resto de las cuestiones. Sí es cierto que Yihad siempre ha rechazado formar parte del proceso de Oslo, y que, a diferencia de Hamás, tampoco ha participado en las elecciones de la Autoridad Palestina. En realidad, Yihad nunca se ha visto a sí misma como una gran red de asociaciones, sino como un movimiento de vanguardia, formado por pequeños grupos. Es necesario subrayar asimismo que las organizaciones nacionalistas, incluyendo algunas que reivindican su pertenencia a Al Fatah, también están participando en los lanzamientos de cohetes.
Sobre la posibilidad de una tercera intifida:
No lo creo. No hubo levantamiento en diciembre de 2008 (operación Plomo fundido) ni en noviembre de 2012 (operación Pilar de la defensa). Los enfrentamientos recientes han estado muy limitados geográficamente, y en el resto de los territorios ha habido muy poca movilización. Desde este punto de vista, la suerte de la franja de Gaza parece muy desconectada del resto de Palestina, incluyendo a la opinión pública, cada vez más prisionera de sus localismos.
Sobre lo que hará Hamás ahora:
No es muy probable que Hamás modere su tono. Es verdad que hay algo de farol en sus amenazas, pero aún tiene la capacidad de asestar golpes, como lo ha demostrado con sus lanzamientos contra Tel Aviv o Jerusalén. Sin embargo, ¿posee realmente misiles sofisticados capaces de acertar con precisión un blanco lejano? Aseguran que sí desde hace varios años, pero nunca los han usado […].
Hamás no puede permitirse ceder ante Israel, más aún cuando parece que tiene el apoyo de la población y de otros movimientos. El nivel de violencia infligido por Israel y la importancia que da la población a la cuestión de los prisioneros palestinos, de los que Hamás se ha constituido siempre en portavoz, fomentan este apoyo, a pesar del precio que se paga.
Sobre la reacción internacional:
[…] Una vez más, estamos observando una ausencia total de intervención exterior, que sería el único modo de detener esta espiral. Los estadounidenses y los europeos se limitan a hacer simples declaraciones. Y, a diferencia de sus predecesores Hosni Mubarak y Mohamed Mursi, el nuevo presidente de Egipto, el mariscal Abdul Fatah al Sisi, parece haber decidido ganar tiempo y no implicarse. Los rumores sobre su posible mediación han sido desmentidos desde el lado palestino. Y el presidente Mahmud Abás no puede hacer nada, si es que realmente quiere hacer algo. No tiene ninguna capacidad de maniobra. Es una de las viejas contradicciones de la política israelí: deslegitima a la Autoridad Palestina al mismo tiempo que la necesita de un modo imperativo.
Fuente: « Le Hamas ne cédera pas face à Israël » (Le Monde)
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Actualización
El ejército israelí ha atacado cerca de 400 objetivos desde el inicio de su actual ofensiva sobre la franja de Gaza, según informa este miércoles el diario Haaretz. En las operaciones han muerto al menos 38 personas, incluidos 30 civiles, de los que seis eran niños, según fuentes de los servicios de emergencia palestinos citadas por la agencia Reuters. Unas 230 personas han resultado heridas.
Mientras, los cohetes lanzados por milicianos palestinos desde Gaza ha alcanzado Zikron Yaakov, una localidad a 115 kilómetros de la franja. Tel Aviv también ha sido objeto de un ataque este miércoles, con al menos cinco cohetes M75.
El diario Le Monde publica este miércoles una interesante entrevista de Hélène Sallon a Jean-François Legrain, historiador del Instituto de Investigaciones y Estudios sobre el Mundo Árabe y Musulmán, en la que este experto ofrece algunas claves sobre el último ataque… Leer