Era una visita histórica, la primera de un dirigente egipcio a Irán desde que, tras la revolución islámica de 1979, ambos países rompieron relaciones diplomáticas. Para las autoridades iraníes suponía, además, un teórico balón de oxígeno ante los intentos de aislamiento internacional que sufren, entre otras cosas, por su programa nuclear. Sin embargo, la presencia en Teherán del recién elegido presidente egipcio, Mohamed Mursi, en el marco de la cumbre de los Países No Alineados, salió rana.
En su esperado discurso, Mursi (islamista, suní) arremetió con dureza contra el régimen sirio (alauí, una rama del islam más próxima al chiísmo), un régimen que tiene en Irán (principal potencia chií) a su principal aliado. Hasta ese momento Mursi no había tomado partido de forma explícita por ninguna de las partes involucradas en la guerra civil siria.
El discurso del presidente egipcio provocó que la delegación de Damasco se levantase y abandonase la sala. Los que no se levantaron fueron los traductores iraníes: En su versión, retransmitida a través de la televisión y la radio oficiales, no dudaron en ‘reinterpretar’, sobre la marcha y sin que les temblase el pulso, las palabras de Mursi, cambiando convenientemente «Siria» por «Bahréin». En Bahréin, a fin de cuentas, son los chiíes quienes protagonizan las protestas contra el régimen despótico, e Irán apoya desde el principio la revuelta, en el contexto de su enfrentamiento geopolítico con los países suníes de la región, y especialmente con Arabia Saudí.
Así, cuando Mursi dijo: «La revolución en Egipto es la piedra angular de la primavera árabe, que comenzó días antes en Túnez, fue seguida después por Libia y Yemen, y ahora, por la revolución en Siria contra su régimen opresivo», el traductor prefirió: «La revolución en Egipto es la piedra angular del despertar islámico, que comenzó días antes en Túnez, fue seguida después por Libia y Yemen, y ahora, por la revolución en Bahréin contra su régimen opresivo» [las cursivas son nuestras].
Según transcribe Hassan Hassan en Twitter, a partir de una información de Al Jazeera sobre el escándalo, la cosa no se quedó ahí: La frase de Mursi «los palestinos y los sirios están luchando por la libertad» fue traducida como «los palestinos y los bahreiníes…»; «el veto ha paralizado las manos del Consejo de Seguridad de la ONU para resolver la crisis en Siria» se convirtió por arte de magia en «el veto ha paralizado las manos del Consejo de Seguridad de la ONU para resolver las demandas populares», y «declaramos nuestra solidaridad con el pueblo sirio contra la injusticia y la represión» pasó a ser «declaramos nuestra solidaridad con el pueblo sirio contra la conspiración».
Lo que probablemente se preguntaron muchos telespectadores iraníes es por qué, ante semejante discurso, la delegación siria decidió abandonar la sala…
La ‘distorsión’ se aplicó también con un celo encomiable a otro discurso que el secretario general de la ONU pronunció en esta misma cumbre. Ban Ki-moon criticó a Israel por sus constantes amenazas de lanzar un ataque preventivo contra las instalaciones nucleares de Irán, pero también exigió transparencia al régimen iraní y que cumpla plenamente con las resoluciones aprobadas por el Consejo de Seguridad. Además, lamentó los comentarios de algunos líderes iraníes que han negado en repetidas ocasiones el Holocausto y han expresado su deseo de «borrar del mapa» a Israel. La televisión oficial iraní, sin embargo, optó por editar y, una vez más, ‘reinterpretar’ las palabras del secretario general de la ONU, bajo el siguiente titular: «La ONU censura las amenazas de Occidente contra el programa nuclear de Irán».
El discurso original de Ban Ki-moon puede leerse aquí; el reportaje de Press TV (la cadena en inglés de la televisión oficial iraní), y una comparación de ambas versiones, aquí.
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