En el infierno de Alepo

3/10/2016 | Miguel Máiquez
Edificios destrozados por las bombas en Alepo, Siria, en marzo de 2013. Foto: Basma / Foreign and Commonwealth Office

La vida en Alepo ha sido una pesadilla prácticamente desde que estalló la guerra civil en Siria, hace ya más de cinco años. Pero desde el pasado 22 de septiembre, cuando, tras el fracaso de un nuevo intento de alto el fuego, comenzó la actual ofensiva del ejército de Asad y sus aliados (la aviación rusa, Hizbulá, la Guardia Revolucionaria iraní y otras milicias chiíes), la ciudad es lo más parecido al infierno que uno pueda imaginarse.

Las desgarradoras imágenes de víctimas, muchas de ellas, niños, enterradas bajo los escombros, o de enormes áreas urbanas completamente arrasadas, hablan por sí solas. Según la ONU, en poco más de una semana han muerto ya cerca de 400 civiles. Los bombardeos en la sitiada parte este de la ciudad, la controlada aún por los rebeldes, son constantes. El viernes pasado, las bombas destrozaron el mayor hospital de la zona. Apenas quedan médicos, apenas queda comida.

El vicesecretario general de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Stephen O’Brien, ya ha dicho que el sistema sanitario en la ciudad «está a punto de hundirse por completo, con pacientes que no reciben medicamentos ni siquiera para tratar las enfermedades más comunes». «La situación no es ya difícil. Va mucho más allá. La gente está atrapada bajo los escombros y no podemos llegar a ellos por la intensidad de los bombardeos», decía hace unos días un enfermero a la agencia Reuters.

En el siguiente audio (de unos cinco minutos de duración, en inglés), Scott Simon, presentador del programa Weekend Edition Saturday, en la radio nacional pública estadounidense NPR, habla sobre cómo es el día a día en la ciudad sitiada con la corresponsal del diario Financial Times Erika Solomon, quien ha estado informando desde desde allí.

Algunos extractos del testimonio de Solomon:

He intentado alejarme de los bombardeos, que, como sabemos, están siendo absolutamente horribles, para averiguar también cómo hace la gente para seguir adelante cada día en Alepo. Y es increíble cuando te cuentan cómo, desde el momento en que se levantan, tienen que calcular cuánto tiempo les queda para conseguir agua o comida, algo que en este momento no están recibiendo como consecuencia del sitio que se ha impuesto sobre las áreas controladas por los rebeldes. […] Los bombardeos normalmente no paran hasta las cuatro o las seis de la madrugada, luego tienes un respiro hasta más o menos las diez de la mañana. Así que te quedan unas cuatro horas de sueño, y luego empiezas el día buscando medicinas, comida, agua…

[…] La mayoría de la gente come pasta, o latas que almacenaron cuando se supo que iba a comenzar el estado de sitio. Algunos se abastecen de verduras que han ido plantando… Pero, aparte de berenjenas, que, aparentemente, crecen bien en entornos urbanos, lo único verde que puedes encontrar más o menos fácilmente es perejil y menta, e incluso eso se está acabando… He hablado con mucha gente que ha reducido sus comidas a dos al día, y cada vez hay más que tan solo hacen una comida diaria, o ni eso.

[…] Se te parte el corazón cuando alguien te cuenta que ha tenido que compartir un trozo de pan con sus vecinos, que se le acercan diciendo «lo siento mucho, pero es que llevamos dos días sin comer». […] La gente está perdiendo la esperanza. Aparte de las bombas que caen del cielo, tienen que luchar cada día para poder alimentar a sus hijos, a sí mismos…

[…] Según la Organización Mundial de la Salud ya solo quedan unos 35 médicos en Alepo. Lo más urgente ahora es el material. Hacen falta generadores… Cuando empezaron a caer las bombas la semana pasada, por ejemplo, los aparatos de oxígeno dejaron de repente de funcionar… Los médicos cuentan que tienen que decidir constantemente quién va a vivir y quién no, elegir entre una persona de 70 años que necesita tratamiento especial, o un niño de tres años que tiene toda la vida por delante…

[…] Hay también un cierto nivel de cinismo que, a veces, es difícil asumir como periodista. Para cada vez más gente todo es una conspiración, todo parece planeado especialmente contra ellos. Pero es que, obviamente, hay mucho resentimiento por todo lo que están sufriendo, y existe esa sensación de que el mundo les ha abandonado. Y eso puede tener consecuencias, sobre todo cuando muchas veces el efecto es redirigir las simpatías hacia los grupos yihadistas que controlan el norte del país.

El pasado 27 de septiembre, Reuters distribuyó nuevas imágenes aéreas, captadas por un drone, de la zona este de Alepo. No hacen falta comentarios:


Más información y fuentes:
» Aleppo Daily Life In Failed Ceasefire: Scarce Supplies, Information Apps As Lifelines (NPR)
» Syria conflict: Aleppo bombing shuts largest hospital (BBC)
» Unite to stop carnage, save lives in Syria, says U.N. aid chief (Reuters)


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