Yemen

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Supuestos militantes de Al Qaeda conducen por las calles de Shabwa, en el sur de Yemen, el 3 de abril de 2012. Foto: AFP / Getty Images

A principios de 2011, y aprovechando que las autoridades y el ejército estaban ocupados en la brutal represión de las primeras protestas contra el gobierno de Ali Abdullah Saleh, un grupo fundamentalista islámico afiliado a Al Qaeda en la Península Arábiga, Ansar al Sharia, tomó el control de la provincia de Abyan, en el sur de Yemen. Durante unos diez meses, hasta junio de 2012, y según un informe recién publicado por Amnistía Internacional, la zona se convirtió en un auténtico reino del terror.

Con el pretexto de «mantener el orden», y para hacer cumplir sus normas sociales y religiosas, los armados militantes de Ansar al Sharia sometieron a la población a lo que Amnistía califica como una «horrible» violación de los derechos humanos, que incluyó desde matanzas, torturas y confesiones forzosas hasta castigos como amputaciones, flagelaciones y crucifixiones para delitos como el espionaje o el robo.

El informe, de 57 páginas y titulado Conflicto en Yemen: La hora más oscura de Abyan, es el resultado de una investigación llevada a cabo por una delegación de Amnistía Internacional, que visitó esta gobernación en los pasados meses de junio y julio, y entrevistó a residentes, activistas, periodistas, testigos, víctimas y familiares de víctimas. Un joven de la localidad de Ja’ar cuenta su caso:

Me acusaron de robar. Me golpearon repetidamente. Me torturaron con descargas eléctricas… Vertieron agua en mi pecho y me pusieron un alambre alrededor de la mano… Cinco días después, me dieron una inyección y me dormí. Cuando desperté, mi mano ya no estaba allí.

Otro hombre, Saleh Ahmed Saleh al Jamli, fue declarado culpable de colocar en dos vehículos de comandantes de Ansar al Sharia dispositivos electrónicos que permitieron a aviones no tripulados de EE UU (drones) asesinar a líderes del grupo fundamentalista. Condenado por un «tribunal religioso», Saleh al Jamli fue ejecutado en público, y su cuerpo crucificado permaneció en una calle principal durante varios días.

Tras tomar el control en el sur de Yemen, Ansar al Sharia dividió la zona en «emiratos» y estableció comités de gobierno, cuyos castigos fueron documentados en vídeos. Amnistía logró recuperar algunas de estas imágenes y las presenta en un vídeo que acompaña al informe. En una de las escenas más duras, varias personas pasean la cabeza de una mujer decapitada tras haber sido acusada de brujería.

El informe destaca asimismo la presión y persecución que sufrieron mujeres y niñas, con la imposición de severos códigos de vestimenta y una estricta separación por sexos en escuelas y lugares de trabajo. Según explicó una maestra, Ansar al Sharia colocó a un miembro femenino de la organización en todos los colegios para supervisar que se cumplían las reglas.

También el Gobierno

Las acusaciones de Amnistía Internacional se dirigen asimismo al Gobierno yemení. Según la organización, decenas de civiles no involucrados en el conflicto, incluidos niños, murieron o resultaron heridos como consecuencia de los «devastadores» ataques aéreos y de artillería y mortero llevados a cabo por las fuerzas gubernamentales, y que afectaron a barrios residenciales. «Creemos que ocurrieron abusos horrendos a los derechos humanos y violaciones de la ley humanitaria internacional por ambas partes», indica la autora del informe, Celina Nasser.

Nada más caer Abyan bajo el control de Ansar al Sharia, el ejército yemení lanzó varios ataques, que culminaron en una gran ofensiva el pasado 12 de mayo. Para finales de junio las tropas gubernamentales habían conseguido expulsar al grupo fundamentalista de Abyan y sus alrededores. La combinación letal de combates y abusos a los derechos humanos se tradujo en alrededor de 250.000 desplazados.

Philip Luther, director de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África, indicó que «la tragedia de Abyan va a marcar a Yemen durante décadas, a menos que los responsables sean llevados ante la justicia y que las víctimas reciban compensaciones».

El ejemplo talibán

Ansar al Sharia («seguidores, o partidarios, de la ley islámica») fue formada por la facción de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) como respuesta a un cada vez mayor movimiento opositor al Gobierno que no comulgaba, sin embargo, con la estrategia de los grupos fundamentalistas, centrada en derrocar al régimen de forma violenta y en establecer un estado islámico basado en su particular interpretación extremista y literal de la sharia.

Según informó la BBC, el pasado mes de abril webs ‘jihadistas’ publicaron una entrevista con el líder religioso de AQPA, Adel al Abbab, en la que éste afirmaba que el objetivo de Ansar al Sharia era atraer gente a la causa de la ley islámica en áreas controladas por la propia AQPA o por sus grupos aliados. Ansar al Sharia asegura que proporcionaba servicios públicos a los habitantes de las zonas que controlaba, y que les ayudaba a solucionar sus «problemas diarios».

El grupo mantiene que reproduce el modelo de ley islámica desarrollado por los talibanes en Afganistán, y que la razón de su «éxito» entre los locales y miembros de tribus de algunas zonas reside en que su estrategia se basa en «la acción popular», en lugar de en el control por parte de una «élite». Muchos de sus militantes han experimentado la vida en un «estado islámico», bien en el Afganistán de mediados de los años noventa, bien entre los grupos ‘jihadistas’ que surgieron en Irak tras la invasión estadounidense de 2003.


Más información y fuentes:
» El conflicto de Abyan, una catástrofe para los derechos humanos (Amnistía Internacional)
» Perfil de Ansar al Sharia (BBC)

Al Qaeda en Yemen: el corazón de las tinieblas

A principios de 2011, y aprovechando que las autoridades y el ejército estaban ocupados en la brutal represión de las primeras protestas contra el gobierno de Ali Abdullah Saleh, un grupo fundamentalista islámico afiliado a Al Qaeda en la Península Arábiga, Ansar al Sharia, tomó el control de la provincia de Abyan, en el sur de Yemen. Durante unos diez meses, hasta junio de 2012, y según un informe recién publicado por Amnistía Internacional, la zona se convirtió en un auténtico reino del terror. […]

Protesta en Duraz, Bahréin, por el vídeo contra Mahoma ‘La inocencia de los musulmanes’. Foto: Mohamed CJ / Wikimedia Commons

Décadas de resentimiento acumulado contra la política estadounidense en la región, más libertad para manifestarse al haberse diluido el control estatal, descontento social, miseria sin expectativas de futuro… y un grotesco vídeo contra Mahoma como excusa infalible: Es el cóctel perfecto para que el integrismo islamista, que se había mantenido más o menos en segundo plano durante las revoluciones que derrocaron a los dictadores en países como Túnez o Egipto, haya asomado finalmente la cabeza; la caña ideal con la que intentar pescar los peces del apoyo popular en el río revuelto de la ‘primavera árabe’; la gasolina con que avivar la siempre caliente llama del antiamericanismo en el mundo islámico.

El resultado: Asaltos a embajadas, manifestaciones en cerca de 30 países y al menos 17 muertos ya desde que el pasado martes (aniversario de los atentados del 11-S) estallaran los disturbios, tras la divulgación de un vídeo grabado en EE UU en el que, entre otras cosas, se describe a Mahoma como bastardo, simplón, mujeriego, extorsionador, sanguinario, esclavizador de niños, egocéntrico y pederasta.

Las acciones más violentas están alentadas por minorías fundamentalistas, y los asaltos a las embajadas y otros intereses occidentales los han llevado a cabo, sobre todo, grupos relativamente pequeños, hooligans incluidos. Pero a las manifestaciones de protesta sí se han sumado amplios sectores de la población para los que el famoso vídeo no es más que el último capítulo en lo que se percibe como una larga historia de agravios por parte de Occidente en general, y de Estados Unidos en particular.

Es posible que Los versos satánicos de Salman Rushdie, las caricaturas de Mahoma o la quema de coranes estén solo en la lista negra de los religiosos más fanáticos, pero la invasión de Irak, el interesado apoyo a tiranos como Mubarak o Ben Ali, y el respaldo incondicional a Israel en detrimento de los palestinos, están en la lista negra de la mayoría. Y los tibios intentos de acercamiento llevados a cabo por Obama no parecen haber sido suficientes para lavar una imagen perjudicada durante tanto tiempo por sus antecesores en el cargo.

Resulta por tanto imposible simplificar las causas de esta nueva oleada de protestas, y atribuirla exclusivamente a un tosco vídeo de apenas 14 minutos y factura patética, por más que haya sido ese el detonante, en una sociedad donde los límites de la libertad de expresión no tienen nada que ver con los parámetros occidentales cuando está la religión por medio. Y tampoco se trata únicamente de la consecuencia directa de la caída de regímenes dictatoriales que mantenían a raya a los islamistas: En 2005, las viñetas satíricas sobre Mahoma provocaron manifestaciones masivas que fueron permitidas por gobiernos que presumían de aplastar el islamismo con mano de hierro, y hubo medio centenar de muertos.

Al vídeo y a la debilidad de los nuevos regímenes hay que sumar no solo el contexto de rencor hacia Occidente, sino también, y especialmente, la lucha por el poder que ha desatado la llamada «primavera árabe», una batalla en la que se enfrentan, sobre todo, islamistas moderados e islamistas integristas.

Estas son, en 20 preguntas y respuestas, las claves de lo que ha pasado hasta ahora:

EL VÍDEO

1. ¿Qué muestra ‘La inocencia de los musulmanes’?

«Tengo más de 120 años. En mi vida nunca he conocido a un matón asesino como Mahoma. Mata a hombres. Captura a mujeres y niños. Roba las caravanas. Rompe acuerdos y tratados. Vende niños como esclavos después de que él y sus hombres los hayan usado». Así describe una anciana al principal profeta del islam en el vídeo La inocencia de los musulmanes (Innocence of Muslims, en el original inglés), el supuesto tráiler de una película posiblemente inexistente.

El vídeo, colgado en YouTube, dura algo menos de 14 minutos. Grabado en Estados Unidos, presenta a Mahoma como un personaje pervertido, violento e interesado, y describe al islam como una religión destructiva y absurda. La produccion es extremadamente burda (desde el vestuario al guión, pasando por los escenarios o las interpretaciones), y en algunos pasajes se han doblado los diálogos originales con voces diferentes.

2. ¿Cuándo, cómo y para qué se hizo?

Aunque los detalles de la producción del vídeo siguen sin estar del todo claros, al parecer la cinta se rodó en California en torno al mes de julio del año pasado. Según informaron varios medios estadounidenses, citando a un activista fundamentalista cristiano, Steve Klein, que habría participado en la producción, el supuesto motivo era reunir a hipotéticos «terroristas musulmanes» en un cine de Los Ángeles con el cebo de que se iba a proyectar un film sobre Osama bin Laden, «para que supieran la verdad». De hecho, la ‘película’ fue titulada primero como Guerreros del desierto y después como La inocencia de Bin Laden.

El proyecto se empezó a gestar en el verano de 2009, cuando la página web BackStage publicó el anuncio de una productora llamada «DW» en el que se pedía actores para el rodaje de Guerreros del desierto (Desert Warriors). El film, producido y dirigido por un tal «Sam Bacile»,se presentaba como «una película de aventuras en el desierto de Arabia».

Los actores protagonistas y el equipo que participó en el rodaje (unas 80 personas) difundieron hace unos días un comunicado en el que sostienen que fueron «embaucados» sobre el propósito de la película: «Nos hemos quedado de piedra al conocer que han reescrito drásticamente el guión y al darnos cuenta de las mentiras que nos dijeron a quienes participamos». Aseguran que todas las referencias a Mahoma las introdujeron los autores del film a posteriori con un doblaje de mala calidad.

3. ¿Cómo ha acabado divulgándose?

El vídeo fue subido el pasado mes de julio a YouTube, y apenas tuvo visitas hasta que, en septiembre, fue subtitulado al árabe y empezó a propagarse por Twitter. En apenas unos días llegó a los canales de televisión árabes (especialmente a las cadenas integristas egipcias), y atrajo la atención de líderes musulmanes y de grupos islamistas, que denunciaron el contenido de la cinta y lo tacharon de blasfemo y ofensivo, al tiempo que exigían a las autoridades estadounidenses que retirasen el vídeo y persiguiesen a los responsables.

4. ¿Quién produjo el vídeo?

En un principio se informó de que el responsable del vídeo, el llamado «Sam Bacile», era un «agente inmobiliario» de California con orígenes judíos y conexiones con grupos coptos, pero los sindicatos de Hollywood y la asociación inmobiliaria del estado lo desmintieron, indicando que en sus registros no aparecía ningún agente llamado así. El pasado jueves, la agencia AP reveló que «Sam Bacile» es en realidad Nakoula Basseley Nakoula, un cristiano copto de 55 años de edad, residente en un suburbio de Los Ángeles y que entre 2010 y 2011 cumplió una pena de 21 meses de prisión por fraude bancario (años antes ya había estado en la cárcel por asuntos de drogas).

Nakoula Basseley, que no tenía permitido el acceso a Internet, fue interrogado el viernes por agentes federales según informó este sábado la cadena CBS. La Oficina del Alguacil de Los Ángeles, en colaboración con el FBI, está investigando la posible violación de su libertad condicional, en caso de que hubiera accedido a la red, precisamente para subir el polémico tráiler. Nakoula salió de la cárcel en junio de 2011 y el rodaje empezó un mes después.

5. ¿Quién lo promocionó?

El vídeo habría sido promocionado y posiblemente, también traducido al árabe–  por Morris Sadek, un egipcio copto conocido en Estados Unidos por su activismo anti islamista, y para quien las imágenes muestran la represión a la que se enfrentan los coptos en Egipto. El pastor Terry Jones, de Florida, famoso por haber amenazado hace dos años con quemar coranes en su iglesia, también se hizo eco del vídeo, y lo recomendó a sus seguidores.

6. ¿Qué ha dicho la iglesia copta?

Los representantes de la comunidad copta en Egipto (la principal minoría cristiana del país, cerca del 10% de la población total) han condenado el vídeo desde el primer momento. En EE UU, el obispo de la Diócesis Ortodoxa Copta de Los Ángeles indicó que «nuestra enseñanza cristiana es respetar a las personas de toda fe». Los coptos egipcios han sido víctimas de numerosos ataques en los últimos meses, que han causado decenas de muertos.

7. ¿Qué ha dicho del vídeo el Gobierno de EE UU?

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, calificó el vídeo de «repugnante y reprensible». «Parece tener el cínico propósito de denigrar una gran religión y generar odio», dijo. «Dejadme dejar muy claro, y espero que sea obvio, que el Gobierno de Estados Unidos no tuvo absolutamente nada que ver con este vídeo. Rechazamos totalmente su contenido y su mensaje. Sin embargo, no hay justificación, ninguna, para responder al vídeo con violencia. Condenamos la violencia que se ha generado en los términos más duros».

8. ¿Lo va a retirar Google de YouTube?

Google decidió este sábado mantener en Internet el polémico vídeo, pese a una solicitud de la Casa Blanca de que lo retirase de YouTube. La Casa Blanca ha confirmado que pidió a YouTube, propiedad de Google, que revisase el vídeo, y que lo retirase de la plataforma en caso de que éste viole las condiciones de uso de la web, pero Google ha determinado que el vídeo no viola sus políticas sobre la utilización de la red.

«Trabajamos duro para crear una comunidad que todos puedan disfrutar y que también permita a la gente expresar sus distintas opiniones. Esto puede ser un desafío porque lo que es aceptable en un país puede ofender en otro», explicó YouTube en un comunicado. «Este vídeo, ampliamente disponible en la web, cumple claramente con nuestras normas y por lo tanto permanecerá en YouTube. Sin embargo, hemos restringido el acceso a él en India e Indonesia, donde es ilegal, así como en Libia y Egipto, debido a las situaciones muy sensiblesen estos países», añadió.

El vídeo tampoco puede verse en Afganistán, cuyo Gobierno ha prohibido la recepción de YouTube desde el pasado miércoles.

Mapa interactivo de las protestas en el mundo

LOS DISTURBIOS

9. ¿Cuándo y dónde comenzaron?

Las primeras protestas empezaron el pasado martes por la tarde en El Cairo, cuando cientos de manifestantes asaltaron el recinto de la embajada estadounidense y arrancaron la bandera, reemplazándola por una enseña negra que llevaba bordada la shahada (la profesión de fe musulmana): «No hay más que un Dios y Mahoma es su profeta». La protesta fue disuelta por la policía.

Horas después, sobre las 10 de la noche, se inició otra concentración en Libia, frente al consulado estadounidense en Bengasi. Entre los manifestantes había un grupo armado con morteros y granadas. Se produjo entonces un ataque al edificio y combates entre los asaltantes y las fuerzas de seguridad que protegían el consulado. En la confusa batalla, que duró casi doce horas, murieron el embajador estadounidense, Christopher Stevens, y otros tres ciudadanos de EE UU, militares de élite.

10. ¿Fue planeado el ataque de Bengasi?

Aún no se sabe con certeza, pero el gobierno libio, que pidió disculpas a Washington por no haber podido contener el ataque, asegura que fue un asalto terrorista planeado con precisión, y que el grupo armado se sirvió de los manifestantes para enmascarar su objetivo de atacar a EE UU en el aniversario del 11-S. En un principio, las autoridades libias indicaron que detrás del asalto podrían estar partidarios del depuesto y asesinado líder libio Muammar al Gadafi, así como miembros de Al Qaeda en Libia, pero posteriormente negaron la presencia de la red terrorista en el país.

Libia calificó el ataque de «cobarde, criminal y terrorista», e insistió en que se trata de un hecho «aislado» que no «afecta a la relación del país con los socios europeos y americanos». Varias personas han sido detenidas ya en relación con los hechos.

11. ¿Cómo y por dónde se extendieron las protestas?

El jueves, un grupo de manifestantes yemeníes irrumpió en la Embajada de EE UU en la capital del país, Saná. Las fuerzas de seguridad abrieron fuego, con el resultado de un muerto y más de 20 heridos. Ese mismo día se reanudaron los disturbios en Egipto, en los alrededores de la legación estadounidense. Hubo al menos 224 heridos.

Las protestas se extendieron el viernes (día sagrado del islam) por todo el mundo musulmán, desde Marruecos hasta Indonesia. Muchas de las marchas de repulsa, que se celebraron en casi una treintena de países, comenzaron tras las plegarias de la oración. Al menos dos personas murieron y 29 resultaron heridas en Túnez, donde las fuerzas de seguridad emplearon munición real y gases lacrimógenos. En Trípoli (Líbano) hubo un muerto y varios heridos. Cuatro manifestantes fueron detenidos tras protestas en Jerusalén, y miles de personas protestaron pacíficamente en la ciudad de Gaza. Tres soldados colombianos de la ONU resultaron heridos en el Sinaí egipcio, y un grupo de manifestantes irrumpió en la embajada de Alemania en Sudán. Las manifestaciones, algunas de las cuales degeneraron en disturbios y enfrentanientos con la policía,se sucedieron también en Irán, India, Pakistán, Afganistán, Bangladesh, Turquía, Nigeria…

El agregado de Interior en la Embajada española en Túnez, el comandante de la Guardia Civil F. G. I., resultó herido el viernes al verse envuelto en un tumulto en las calles de la capital del país, y recibir un golpe de un arma de un policía, así como el impacto de un tapón de un arma de fogueo.

Este domingo, un centenar de personas fueron detenidas durante una protesta islamista frente a la embajada de EE UU en París.

12. ¿Qué grupos integristas están detrás?

Principalmente, las redes salafistas. El salafismo es una corriente ultraconservadora del islam, tradicionalmente apática con respecto a la vida política, muy atomizada (hay multitud de predicadores, cada uno con sus propios seguidores), y que ha crecido, sobre todo, en los suburbios de las grandes ciudades y entre los sectores más humildes de la población. Los salafistas abogan por una interpretación literal del islam y defienden la imitación del modo de vida de Mahoma hasta en los más mínimos detalles, en un intento de recuperar la pureza de la religión (el término salaf, que en árabe significa «predecesor» o «ancestro», designa a los compañeros del profeta y las tres primeras generaciones que le sucedieron).

Una corriente del salafismo, denominada popularmente salafismo yihadista, rechaza limitar la acción religiosa a la predicación y hace de la ‘guerra santa’ el centro de su actividad. Los salafistas de esta tendencia defienden el combate armado con el fin de liberar los países musulmanes de toda ocupación extranjera. También se oponen a la mayor parte de los regímenes de los países musulmanes, que juzgan como impíos, y pretenden instaurar estados «verdaderamente islámicos».

Los salafistas, históricamente reprimidos, han ido propagando su discurso en los últimos años a través de cadenas de televisión privadas, muchas de ellas de origen saudí.La ‘primavera árabe’ les ha abierto ahora espacio en la política y la sociedad islámicas.

En Túnez, donde varios partidos safistas intentan competir con Ennahda, el partido islamista tradicional, grupos salafistas han protagonizado numerosos incidentes violentos, incluyendo ataques contra canales de televisión o acontecimientos culturales considerados impíos, según informó El País. En Libia han destruido varios santuarios sufíes, y en Egipto, el único país donde el salafismo tiene una representación institucional importante (el partido Al Nur logró el segundo puesto en las elecciones, tras los Hermanos Musulmanes), sus concentraciones suelen ser pacíficas, pero algunos simpatizantes salafistas han perpetrado actos violentos, sobre todo contra la minoría cristiana copta.

13. ¿Y Al Qaeda?

Aunque por el momento no está confirmada la participación directa de militantes de Al Qaeda en los asaltos a las embajadass, la red terrorista no ha querido perder la oportunidad de aprovechar la crisis. Así, la rama de Al Qaeda en Yemen exhortó este sábado a los musulmanes a intensificar sus protestas y asesinar a diplomáticos estadounidenses en los países de Oriente Medio: «Quien se encuentre con un embajador o emisario de Estados Unidos debería seguir el ejemplo de los descendientes (libios) de Omar al-Mukhtar, que mataron al embajador estadounidense», indicó en un comunicado publicado en Internet. «Dejen que la acción contra las embajadas sea un paso hacia la liberación de los países musulmanes de la hegemonía estadounidense», agregó.

Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP, por sus siglas en inglés), integrada en su mayoría por militantes de Yemen y Arabia Saudí, es considerada por Washington como la rama más peligrosa de la red fundada por Osama bin Laden.

LAS REACCIONES

14. ¿Cómo ha reaccionado el gobierno islamista egipcio?

En contraste con la condena contundente del gobierno libio, la primera reacción del recién elegido presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi, tras el asalto de El Cairo, fue condenar el vídeo pero guardar silencio con respecto a las acciones violentas (unas acciones que sí rechazaron los Hermanos Musulmanes, al menos en sus comunicados en inglés). Mursi no condenó claramente los ataques hasta el viernes, cuando, después de que Obama dijese que Egipto «no es un enemigo, pero tampoco un aliado», afirmó que se trataba de hechos «absolutamente inaceptables».

15. ¿Cómo ha reaccionado Obama?

El presidente de EE UU aseguró el viernes que «la justicia llegará para aquellos que dañen a estadounidenses», tras reconocer que ha visto «imágenes muy duras» de las protestas ante embajadas de su país. «Estados Unidos nunca se retirará del mundo», dijo Obama. «Nunca dejaremos de trabajar por la dignidad y la libertad que cada persona merece, sin importar su credo», agregó.

Por su parte, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, instó a los gobiernos en el mundo musulmán a controlar las revueltas, al señalar que «los países de la primavera árabe no han cambiado la tiranía de un dictador por la tiranía de una multitud violenta». «La gente responsable y los líderes responsables en estos países tienen que hacer todo lo que puedan para restaurar la seguridady traer a la justicia a aquellos que están detrás de estos actos violentos», indicó.

EE UU ha enviado dos buques de guerra a Libia y medio centenar de marines, para reforzar la seguridad de las instalaciones diplomáticas en el país.

16. ¿Cómo reaccionó Mitt Romney?

El candidato republicano a la presidencia de EE UU (las elecciones se celebrarán el próximo mes de noviembre) aprovechó el ataque al consulado estadounidense de Bengasi para criticar a su rival.

En un primer comunicado, Mitt Romney calificó de «vergonzoso» que «la primera reacción del gobierno de Obama no fuera condenar los ataques contra nuestras misiones diplomáticas sino simpatizar con quienes realizaron los ataques», en referencia a una nota de la embajada estadounidense en El Cairo, en la que se condenaba el vídeo contra Mahoma.

Las palabras del aspirante a la Casa Blanca fueron emitidas antes de que se supiera que habían muerto el embajador Stevens y otros tres estadounidenses. Preguntado después sobre si no se había precipitado al emitir el comunicado cuando aún no se conocían todos los datos, ni tampoco el posterior distanciamiento de la Casa Blanca de la reacción de su embajada cairota, Romney lo negó, insistiendo en que precisamente ello «demuestra la falta de un discurso claro del gobierno de Obama».

17. ¿Cómo ha reaccionado España?

El Ministerio de Asuntos Exteriores ha ordenado reforzar la seguridad de las embajadas españolas en los países árabes. Las medidas incluyen contactar con los españoles residentes en estos países y preparar planes para una eventual evacuación. En los países de más riesgo las embajadas cuentan con un equipo de geos para protegerse.

Exteriores ha pedido a los españoles que viajen a países árabes que cumplan escrupulosamente las recomendaciones que figuran en su página web y que se inscriban en el consulado nada más llegar.

Con respecto al ataque de Bengasi, el Gobierno hizo público un comunicado en el que expresaba «su más rotunda condena» y trasladaba «un mensaje profundo y sentido de solidaridad y apoyo al Gobierno de Estados Unidos y al pueblo norteamericano en estos trágicos momentos de dolor, así como a los familiares de las víctimas».

LAS CONSECUENCIAS

18. ¿Qué efecto pueden tener las protestas en la ‘primavera árabe’?

Las protestas han puesto de manifiesto el poder de convocatoria del islamismo radical en unas sociedades donde la democracia se está abriendo paso de manera muy incipiente aún, y ello supone un desafío importante para los gobiernos islamistas teóricamente moderados surgidos de las elecciones en Egipto y Túnez, necesitados del apoyo de Occidente, pero temerosos a la vez de perder respaldo popular.

En Libia la situación tampoco es fácil. El gobierno está formado por un ejecutivo de transición que cuenta con el favor de estadounidenses y europeos, pero los grupos radicales islamistas, salidos de la clandestinidad durante la revolución, tras años de represión por el régimen de Gadafi, son fuertes. Además, como destaca en The New Yorker el periodista especializado en los conflictos actuales de Oriente Medio John Lee Anderson, en Libia sigue habiendo una multitud de milicias armadas y todavía no se ha implantado un auténtico estado de derecho.

De hecho, es en países como Libia y Yemen, en los que la soberanía de los gobiernos y el control territorial está aún lejos de alcanzarse, donde existe el mayor riesgode que las protestas conduzcan a un caos mayor.

En cuanto a Siria, la oleada de protestas puede acrecentar el miedo a que las facciones integristas (en muchos casos, formadas por combatientes extranjeros) que están incrustadas en la oposición al régimen brutal de Bashar al Asad acaben cobrando cada vez más protagonismo en la sangrienta guerra civil que está devastando al país. En Irak, mientras tanto, está por ver si la crisis actual será aprovechada por los grupos terroristas (Al Qaeda incluida) para mantener la reciente escalada de atentados.

Pocos analistas dudaban, en cualquier caso, de que la ‘primavera árabe’ supondría un auge del islamismo, en unas sociedades donde las alternativas laicas, liberales o progresistas están mucho menos arraigadas entre la población. La cuestión es si, siguiendo el ejemplo de Turquía, logrará imponerse un islamismo vertebrado en el funcionamiento democrático. Y el problema, como recuerda el periodista Íñigo Sáenz de Ugarte, es que muchas de las milicias integristas armadas que ahora están ganando terreno se han alimentado en las guerras de Siria y Libia con dinero de países como Arabia Saudí o Catar (donde el absolutismo y la teocracia no parecen ser un inconveniente para Occidente), y ahora no es fácil desactivarlas.

19. ¿Qué efecto han tenido en Estados Unidos?

Las protestas y ataques contra EE UU en los países islámicos han dado un giro a la campaña electoral para la presidencia, que ha pasado a centrarse estos días en una lucha por ver cuál de los dos candidatos defiende mejor los intereses estadounidenses en el mundo.

Obama, una de cuyas principales bazas para la reelección es, precisamente, su gestión en política internacional, se enfrenta ahora al reto de dar una respuesta lo suficientemente rápida a los ataques, especialmente al que causó la muerte del embajador y de otros tres ciudadanos estadounidenses, con el añadido de tener que defender su apoyo a la ‘primavera árabe’ y su apuesta por el diálogo con los gobiernos islámicos.

En cuanto a Romney, el candidato republicano, a la baja en los sondeos, ha moderado el tono de sus críticas y trata de recuperarse de sus desafortunadas declaraciones iniciales, que solo han sido secundadas por los comentaristas más conservadores (el grueso de su partido ha respaldado al Gobierno).

LOS ANTECEDENTES

20. ¿Qué otros casos similares ha habido en los últimos años?

El vídeo contra Mahoma es el último de una larga serie de casos que, originados en Occidente, han provocado la ira en el mundo musulmán:

  • A finales de 1988 el escritor angloindio Salman Rushdie publicó Los versos satánicos, un libro donde utilizó sus conocimientos como estudioso del islam y en el que hacía una interpretación particular de esta religión. La obra fue calificada de «blasfema» en un edicto emitido por el ayatolá iraní Jomeini, en el que se llamaba a la ejecución del autor, al que acusaba de apostasía.
  • Los libros La rabia y el orgullo, que la periodista italiana Oriana Fallaci publicó en 2002 tras el 11-S, y en el que comparaba a los «hijos de Alá» con las ratas, y La fuerza de la razón, escrito por la misma autora en 2004, originaron también fuertes reacciones de protesta. El Movimiento contra el Racismo y por la Amistad entre los Pueblos llevó a Fallaci ante los tribunales.
  • En 2004, el documental Sumisión, que denunciaba la situación de la mujer en el mundo islámico, le costó la vida su autor, el director de cine holandés Theo Van Gogh, quien fue apuñalado por un joven marroquí.
  • En 2005, el diario conservador danés Jyllands Postem publicó doce caricaturas de Mahoma en las que éste aparecía con un turbante convertido en bomba, lo que originó una oleada de ataques contra varias embajadas danesas en los países islámicos, que se extendieron a Occidente al menos durante dos años, así como la muerte de 48 personas en todo el mundo en manifestaciones y asaltos a sedes diplomáticas.
  • En septiembre de 2006 el discurso sobre el islam que pronunció el papa Benedicto XVI en la universidad alemana de Ratisbona provocó reacciones violentas en el mundo musulmán, como el asesinato de una monja italiana en Mogadiscio, la quema de iglesias o el secuestro el 3 de octubre de ese año de un avión de las líneas aéreas turcas que cubría el trayecto entre Tirana y Estambul.
  • En diciembre de 2008 el nivel de alarma terrorista alcanzó su punto más alto en Holanda cuando el diputado ultraderechista de ese país Geert Wilders produjo una película contra el Corán, en la que alertaba contra los peligros del islam, y que fue emitida por Internet.
  • En abril de 2010 fueron los responsables de la web Revolutionmuslim.com quienes arremetieron contra los creadores de la controvertida serie de televisión animada South Park por emplear a Mahoma en uno de sus últimos episodios.
  • En 2011 dos pastores de una iglesia de Florida, Terry Jones y Wayne Sapp, protagonizaron otro incidente al emitir un video en el que se quemaba un Corán. Como consecuencia, numerosos civiles y funcionarios de Naciones Unidas perdieron la vida en Afganistán víctimas de varios ataques.
  • En junio de 2012 estalló una serie protestas en Túnez en represalia a una exposición de arte considerada ofensiva para el islam, que se saldaron con un muerto, más de un centenar de heridos y 160 detenidos, por lo que las autoridades tunecinas decretaron el toque de queda.

Publicado originalmente en 20minutos

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El hasta ahora presidente de Yemen, Alí Abdalá Saleh, concluyó este lunes más de tres décadas de mandato con el traspaso oficial del poder a su sucesor, Abdo Rabu Mansur Hadi, quien destacó los «duros desafíos» a los que se enfrenta.

En una ceremonia que duró una media hora, celebrada en el Palacio Presidencial de Saná, Saleh entregó a Hadi una bandera yemení: «Entrego la libertad, la seguridad, el pueblo y el país a unas manos seguras», afirmó Saleh, de 69 años, en un discurso en el que se comprometió a apoyar al nuevo presidente en su misión, que calificó de «inmensa».

Saleh deja el poder, 33 años después

El hasta ahora presidente de Yemen, Alí Abdalá Saleh, concluyó este lunes más de tres décadas de mandato con el traspaso oficial del poder a su sucesor, Abdo Rabu Mansur Hadi, quien destacó los «duros desafíos» a los que se enfrenta…. Leer

Ali Abdalá Saleh. Foto: Helene C. Stikkel / Wikimedia Commons

El Gobierno de Estados Unidos ha desmentido que, como señalaron varios medios hace unos días, haya tomado ya una decisión sobre la solicitud del presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, de viajar al país para recibir tratamiento médico: «Pese a los informes que indican lo contrario, Estados Unidos sigue considerando la petición del presidente Saleh de entrar en el país con el único objetivo de buscar tratamiento médico», afirmó el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Mark Toner.

Sin embargo, el pasado fin de semana, Saleh habló con los periodistas y les dijo lo siguiente:

Voy a ir a Estados Unidos. No para seguir un tratamiento, porque me encuentro bien, sino para no ser el centro de atención, para alejarme de las cámaras y permitir al gobierno de unidad que prepare las elecciones adecuadamente.

Es decir, Saleh dice que no necesita tratamiento médico, y Washington sostiene que, en todo caso, solo le concedería un visado para que se sometiese a un tratamiento médico. Cualquiera con dos dedos de frente puede deducir la conclusión: Saleh no debería poder viajar a Estados Unidos.

¿Qué es lo que está considerando Obama entonces? Probablemente, la mejor manera de salir airoso de una situación en la que será criticado, decida lo que decida. Si le deja entrar, estará dando cobijo a un autócrata responsable de la muerte de centenares de manifestantes, y alimentando de paso las quejas de la oposición yemení, que desea que el mandatario sea juzgado (y condenado) en Yemen. Pero si no le deja, Washington podría estar perdiendo una buena oportunidad para aliviar la tensión en Yemen antes de las elecciones presidenciales, previstas para febrero. Según publicó el New York Times, el debate en el seno del Gobierno estadounidense está siendo «intenso». Saleh es, para entendernos, un típico caso de patata caliente.

Buscando referencias y antecedentes, estos días algunos expertos se han remontado incluso a los tiempos de Jomeini. En 1979, el gobierno demócrata de Jimmy Carter permitió que el sha fuera a curarse a Estados Unidos, lo que contribuyó a acabar de abrir las puertas a la revolución islámica. Días más tarde comenzó la larga crisis de la toma de rehenes en la embajada estadounidense en Teherán.

Que los dictadores abandonen el país cuando están a punto de perder el poder resulta siempre sospechoso, por no decir inquietante. Porque lo mismo ya no vuelven. Pero, a la vez, ¿cuántas muertes se habrían evitado en Libia si Gadafi, por poner un ejemplo, hubiera recibido asilo en algún país, en el caso de que hubiese querido irse? Es verdad que existen mil razones para desconfiar de la eficacia de la justicia internacional. Pero también lo es que la muerte de Gadafi (asesinado salvajemente sin proceso alguno) no fue precisamente un acto de justicia.

En el caso de Saleh, por otro lado, su salida puede tener un aspecto positivo. El Parlamento yemení está intentando conseguir la impunidad para el presidente, como parte de los acuerdos de transición. Pero si finalmente lo logra, esa impunidad tendría poco valor fuera del territorio yemení.

La patata caliente de Saleh

El Gobierno de Estados Unidos ha desmentido que, como señalaron varios medios hace unos días, haya tomado ya una decisión sobre la solicitud del presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, de viajar al país para recibir tratamiento médico: «Pese a los… Leer

Marc Lynch, en Foreign Policy (19/9/2911):

El largo periodo de estancamiento en Yemen dio ayer un giro sangriento, tan horrible como totalmente predecible. Las fuerzas del régimen abrieron fuego contra los tenaces y pacíficos manifestantes en la Plaza del Cambio, en Saná, matando a decenas de ellos e inundando los hospitales de heridos. Internet se llenó de vídeos espantosos que parecían proceder de Libia o Siria. La crisis de violencia que muchos hemos estado avisando que sucedería si dejábamos de lado este país, […] ha llegado ya. La masacre de Saná debería ser una señal muy clara de que el actual ‘status quo’ en Yemen no es estable ni sostenible, y de que el fracaso en encontrar una solución política asegura el derramamiento de sangre y una escalada de la crisis humanitaria. Ahora es el momento de presionar para que se produzca una transición política inmediata, una que no puede incluir la inmunidad para los hombres de Saleh. […]

Leer el artículo completo (en inglés)

El precio de ignorar a Yemen

Marc Lynch, en Foreign Policy

Apenas un par de días después de anunciar «elecciones anticipadas» (no dijo ni cuándo ni cómo), y cuando algunos pensaban ya que a la tercera iría la vencida, el presidente de Yemen, Ali Abdalah Saleh, ha vuelto este domingo a negarse a firmar el acuerdo que le permitiría dejar el cargo a cambio de inmunidad. El acuerdo, alcanzado el pasado 24 de abril, está diseñado por el Consejo de Cooperación del Golfo y tiene el apoyo tanto de EE UU como de la UE.

Hace un mes, parecía que Saleh iba a ser el siguiente tirano en caer como resultado de las revueltas populares en el mundo árabe, tras Ben Ali en Túnez y Mubarak en Egipto.

La solución estaba muy lejos de ser ideal, ya que permitía al presidente dejar el poder sin tener que rendir cuentas por la represión y las violaciones de los derechos humanos cometidas por su gobierno contra manifestantes y opositores durante estos últimos meses (hay contabilizados cerca de 200 muertos). Pero muchos la veían como un mal menor que podría devolver a Yemen un poco de estabilidad tras cuatro meses de protestas; el principio, aunque imperfecto, de una transición. Hoy, sin embargo, la realidad se parece más a la antesala de una guerra civil (otra más) en el país más pobre del mundo árabe.

De momento, las monarquías del Golfo han anunciado «la suspensión» de su mediación en la crisis tras el nuevo rechazo de Saleh a firmar el acuerdo. El presidente, entre tanto, insiste en sus argumentos y afirma que el plan es una «operación golpista» y que sólo lo aceptó «por la presión» de EE UU y la UE.

Para evitar sorpresas, hombres armados simpatizantes de Saleh mantuvieron cercada durante varias horas este domingo la Embajada de los Emiratos Árabes Unidos en Saná, donde estaban reunidos embajadores de Estados Unidos, Europa y el Consejo de Cooperación del Golfo para intentar que el mandatario yemení firmara de una vez.

Su presencia en las calles aumentó la tensión y el riesgo de enfrentamientos con las miles de personas que volvieron manifestarse este domingo en la capital del país para exigir la renuncia del presidente.

Ali Abdalah Saleh lleva 33 años en el poder.

El presidente de Yemen vuelve a negarse a dejar el poder

Apenas un par de días después de anunciar «elecciones anticipadas» (no dijo ni cuándo ni cómo), y cuando algunos pensaban ya que a la tercera iría la vencida, el presidente de Yemen, Ali Abdalah Saleh, ha vuelto este domingo a… Leer

Basha Ammar reúne en el vídeo Yemen: un día en el corazón de la revolución testimos y experiencias de manifestantes en la llamada Plaza del Cambio, en Saná, Yemen, tras un ataque de las fuerzas especiales de seguridad el pasado 11 de marzo.

Yemen: la revolución, a pie de calle

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Después de 32 años en el poder, y tras cerca de tres meses de revuelta popular, el presidente de Yemen, Ali Abdalah Saleh, ha aceptado dejar su puesto en un plazo de 30 días, a cambio de obtener la inmunidad, no sólo para él, sino también para sus altos cargos.

Ali Abdalah Saleh. Foto: Kremlin / Wikimedia Commons

El plan fue propuesto el pasado jueves por sus vecinos del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Bahréin, Kuwait y Omán) y, de momento, ha sido aceptado por la oposición, aunque sólo en parte, ya que los partidos contrarios al régimen no están dispuestos a formar el gobierno de unidad nacional que iría incluido en el paquete. En una primera fase, el poder pasaría al actual vicepresidente del país.

De salir adelante la propuesta, Saleh (68 años de edad) sería el tercer mandatario en caer como consecuencia de las actuales revueltas en el mundo árabe. Aunque en circunstancias bastante diferentes, seguiría los pasos de Ben Ali en Túnez y de Hosni Mubarak en Egipto.

Las protestas en Yemen han dejado más de un centenar de muertos, y han sido escenario de múltiples violaciones de los derechos humanos.

El presidente ha estado muy presionado internacionalmente en las últimas semanas, especialmente por parte de Estados Unidos y de Arabia Saudí, que, preocupados por un posible avance de Al Qaeda ante la situación de caos reinante en el país, pedían a Saleh una «transición pacífica» .

El pasado 22 de marzo, Saleh ya había anunciado su disposición a entregar el poder antes de que termine este año, pero la oposición exigía su salida inmediata.

Si finalmente obtuviese la inmunidad que contempla el plan, se cumplirían los temores de las organizaciones de derechos humanos, que ya alertaron hace unos días del peligro de que el abandono del poder por parte de Saleh significase la impunidad para los responsables de los presuntos crímenes perpetrados por el régimen. Las violaciones de los derechos humanos se han venido produciendo en el país, no sólo desde que empezaron las protestas, sino en todo este último año.

En este sentido, Amnistía Internacional ha exigido que se haga justicia y que se investiguen todos y cada uno de los homicidios ocurridos. La organización publicó recientemente un detallado informe, Moment of Truth for Yemen (El momento de la verdad para Yemen), en el que documenta la represión de las protestas llevada a cabo por el régimen yemení.

Sólo le supera Gadafi

Saleh, que desde 1978 había sido presidente de la República Árabe de Yemen (Yemen del Norte), se convirtió en 1990 en el máximo mandatario del Yemen reunificado. Es, después del libio Muammar al Gadafi, el líder de un país árabe que ha permanecido más tiempo en el poder.

Nueve años después, en 1999, fue el primer presidente de Yemen elegido por sufragio universal. Las elecciones, sin embargo, fueron de todo menos limpias. Saleh ganó con el 96% de los votos y, además, el prin­ci­pal par­tido de la opo­si­ción, el Par­tido Socia­lista de Yemen del Sur, no pudo pre­sen­tar un can­di­dato a los comi­cios. El Par­la­mento, domi­nado por el Gobierno, impi­dió pre­sen­tarse a otros 28 candidatos.

En 2001, un refe­rén­dum exten­dió su man­dato pre­si­den­cial a siete años. La siguiente elec­ción pre­si­den­cial tuvo lugar en sep­tiem­bre de 2006, y Saleh fue reelegido presidente, en unos comi­cios que la oposición volvió a tachar de fraudulentos.

Saleh fue uno de los líderes árabes que apoyó la invasión de Kuwait por parte del Irak de Sadam Husein, en 1990. Tras la derrota de Irak en la Guerra del Golfo se produjo la expulsión en masa del emirato de ciudadanos yemeníes.

Al Qaeda y guerra civil

Después del 11-S, sin embargo, el mandatario estrechó su colaboración con EE UU, maltrecha desde hacía un año a causa del atentado islamista contra un destructor estadounidense en Adén, antigua capital del sur, en el que murieron 17 marines.

Cientos de integristas han sido detenidos desde entonces por las fuerzas de seguridad de Yemen, país considerado como uno de los grandes feudos de Al Qaeda, y donde se han seguido registrando atentados.

Por otra parte, a mediados de 2004 estallaron los enfrentamientos entre el ejército yemení y los rebeldes chiíes de la provincia de Saada, en el norte, en un conflicto en el que han fallecido cientos de personas y decenas de miles se han visto obligadas a abandonar sus casas, especialmente desde agosto de 2009, cuando se intensificaron los ataques de los militares. La ofensiva culminó con un alto el fuego firmado por ambos bandos en febrero de 2010, y en diciembre de ese mismo año fueron liberados medio millar de los 1.500 insurgentes presos.

El pasado 1 de enero el Parlamento aprobó cambios provisionales que permitían a Saleh optar a un tercer mandato, algo prohibido por la Constitución, pero la presión de la oposición le obligó a declarar ante el Parlamento el 2 de febrero que paralizaba la reforma legal que le habilitaría como candidato en 2013, al tiempo que negaba sus supuestas aspiraciones a que su hijo Ahmed le sucediera en el cargo.


» Con información de la agencia Efe
» Un interesante cable de la embajada de EE UU en Saná, la capital de Yemen, publicado pro Wikileaks. Relata un encuentro entre Ali Abdalah Saleh y el general estadounidense David Petraeus

Saleh, el tercero en caer, pero con inmunidad

Después de 32 años en el poder, y tras cerca de tres meses de revuelta popular, el presidente de Yemen, Ali Abdalah Saleh, ha aceptado dejar su puesto en un plazo de 30 días, a cambio de obtener la inmunidad,… Leer

Decenas de miles de personas han tomado este viernes las calles de la capital de Yemen, Saná, en una jornada de oración pública y protestas masivas contra el Gobierno.

Protesta masiva en Yemen

Decenas de miles de personas han tomado este viernes las calles de la capital de Yemen, Saná, en una jornada de oración pública y protestas masivas contra el Gobierno.

Desde la capital de Yemen, Saná, el fotógrafo Karim Ben Khelifa ha realizado para Newsweek un impresionante trabajo en el que, mediante un cuidado tratamiento posterior de las imágenes, todas de formato cuadrado, muestra de una manera poco convencional y cargada de intensidad las protestas que están sacudiendo el país.

Enlaces para ver las fotos:

Saná, Yemen: un álbum para la revolución

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