Andrew Lee Butters, en Time (4/2/2011):
Al tiempo que los ojos de todo el mundo árabe están fascinados por el alzamiento democrático en Egipto, activistas de países como Jordania, Yemen o Siria han empezado a organizar protestas contra sus propios regímenes autoritarios. En Facebook, páginas como «The Syrian Revolution» han convocado un día de protestas para este viernes, con manifestaciones frente al Parlamento, en Damasco, la capital del país, así como en embajadas sirias en diversas partes del mundo. Pero, a diferencia de Egipto, e incluso de Yemen o de Jordania, es difícil que los manifestantes sirios consigan alcanzar la suficiente importancia como para llegar a amenazar al régimen del presidente Bashar al Asad. La razón es sencilla: A diferencia de Egipto, de Yemen y de Jordania, Siria no es un aliado de Estados Unidos.
Y no es porque el antiamericanismo sea uno de los motores de las actuales revueltas en el mundo árabe. La ira de los manifestantes egipcios se dirige al presidente Hosni Mubarak. EE UU e Israel apenas están siendo mencionados. Pero la amistad con Estados Unidos supone para Mubarak una serie de inconvenientes de los que el Gobierno sirio, sin embargo, no tiene que preocuparse. […]
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