En un recomendable artículo publicado el pasado día 15 en El País, la profesora de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid Luz Gómez García analiza los principales elementos que conforman las actuales revueltas populares en Oriente Medio y el Magreb, y lo hace a través de siete claves fundamentales: los poderosos símbolos de la protesta (zapatos contra dictadores), la juventud, las redes (no sólo Internet, también la familia o los vecinos), la televisión de masas (el incuestionable papel de la cadena por satélite en árabe Al Jazira), la referencia constante de Palestina, la alargada sombra del ejército y la oportunidad de cambio que supone para los países de las dos orillas del Mediterráneo (no sólo para los árabes, sino también para Europa).
Un par de extractos:
[…] ¿Dormidos? Los árabes comenzaron el siglo XXI con una segunda Intifada en Palestina y una movilización masiva contra la invasión de Irak y la aquiescencia de sus regímenes; protagonizaron luchas de carácter socioeconómico (alzamientos bereberes en Argelia, huelgas del textil en Egipto, revueltas mineras en Túnez); negaron toda legitimidad a las soluciones yihadistas (Occidente contribuyó: no había mejor revulsivo que el binladismo con que se quiso empaquetar a todo musulmán); y se reinventaron la participación ciudadana a base de espacios públicos no patrimonialistas, con asociaciones cívicas y ONG a la cabeza. […]
[…] Pero el despertar aún es tibio, es un frágil comienzo. En cualquier caso, obliga a un cambio de paradigma tanto a los árabes como al llamado Occidente. Los árabes habrán de aparcar el paradigma del orientalismo defensivo («Vosotros me menoscabáis») y cambiarlo por una actitud protagonista y positiva. Y Occidente habrá de olvidarse del orientalismo ofensivo, el prístino («Vosotros sois inferiores»), y de supeditar el mundo árabe a sus intereses económicos y securitarios.
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