Menores en el patíbulo, una historia real

Cuando tenía 17 años, Behnoud Shojaee hirió gravemente a otro chico que había insultado a su madre fallecida. El joven agredido murió y, en 2006, Behnoud fue declarado culpable de asesinato y condenado a la horca. Su historia, y la historia del abogado que le defendió, Mohammad Mostafaei, un activista que ha dedicado su carrera a salvar las vidas de los menores condenados a muerte en Irán, la han rescatado el diario británico The Guardian y Amnistía Internacional en un corto de animación (el vídeo sobre estas líneas), producido por Sherbet y que, en su sencillez, resulta estremecedor.

Irán continúa siendo el único país del mundo en el que, oficialmente, se condena a muerte y ejecuta a jóvenes que cometieron sus crímenes cuando aún no habían cumplido los 18 años de edad, algo estrictamente prohibido por la legislación internacional. Según denuncia Amnistía Internacional, tres menores fueron ejecutados en este país el año pasado, y en los últimos tres años han sido sentenciados a la pena capital un total de 145.

La mayoría de los menores ejecutados en Irán fueron condenados por asesinato, si bien algunas sentencias de muerte se imponen por delitos relacionados con las drogas.

Según explica Amnistía Internacional, cuando Teherán ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño, el Consejo de Guardianes (órgano encargado de revisar todas las leyes) consideró que ciertos artículos contravenían el derecho islámico, por lo que no podían aplicarse en Irán.

El Consejo no incluyó en su lista el artículo 37, según el cual ningún niño será «sometido a torturas ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes». Dicho artículo dispone, además, que «no se impondrá la pena capital ni la de prisión perpetua sin posibilidad de excarcelación por delitos cometidos por menores de 18 años de edad».


Más información:
» Informe sobre la pena de muerte en 2011 (Amnistía Internacional)
» Las primavera árabe lleva a un aumento de las ejecuciones en Oriente Medio (The Guardian)


2 comentarios en «Menores en el patíbulo, una historia real»

  1. Irán es una teocracia y aplica la sharia, que no reconoce la legislación de los hombres, por eso no atienden lo requerido por la legislación internacional. Ese es el modelo de la concepción chiíta de la política. La concepción sunita tiene variedades como la de Arabia Saudita y la que quieren imponer los grupos radicales. Todos se inspiran en el Corán y la tradición del profeta Mahoma. El terrorismo islámico es una expresión de su repudio a los valores occidentales y judíos, como sucedió con la matanza de Toulouse. En cuanto ellos nos hacen la guerra en nuestras propias narices, seguimos sin comprender lo que está sucediendo. Los invito a visitar el blog Profecias en cumplimiento en http://www.alertaapocalipsisendesarrollo.blogspot.com y sumarse a la cruzada internacional contra el radicalismo islámico o terrorismo islámico.

    • Gracias por tu comentario, Emmanuel, aunque no estoy de acuerdo con algunas de las cosas que dices. Es cierto, en líneas generales, lo que señalas de Irán y de Arabia Saudí, pero no comparto esa distinción que haces a continuación entre “ellos” y “nosotros”. ¿Quiénes son “ellos”? ¿Los terroristas islámicos? ¿Todos los musulmanes o solo los “radicales”? ¿Mi vecino musulmán? ¿Y quiénes somos nosotros? ¿Los cristianos y los judíos? ¿Los ateos? ¿El asesino fundamentalista cristiano de Noruega? Porque yo, que soy occidental, que he crecido en la tradición cristiana y que no soy musulmán, te aseguro que puedo comprender mejor a un musulmán moderado que a un fundamentalista cristiano de EE UU, por poner un ejemplo… Eso sin contar con que lo que llamas “valores occidentales y judíos” no tiene, en mi opinión, mucho sentido. Depende de qué occidentales y depende de qué judíos, ¿no? ¿Y desde cuándo es el judaísmo menos “oriental” que el islamismo? Aparte de que la historia de “occidente” con el pueblo judío no es precisamente ejemplar, creo que yo… Y aparte de que el laicismo es también un valor occidental, como lo es el cristianismo o incluso el ateísmo, y de que la defensa de los derechos humanos y el respeto a los demás no son valores universales en Occidente, ni exclusivos de esa parte del mundo. En fin, la distinción me parece simplista y peligrosa, y creo que, entre otras cosas, puede dar lugar a confundir una parte (los radicales, sean éstos musulmanes, cristianos, judíos, nacionalistas o nihilistas, me da igual) con el todo (la mayoría de la gente, que vive y deja vivir a los demás en paz, sean cuales sean sus creencias). “Ellos”, “el otro”…

      Por otro lado, el Corán, como la Biblia, es, como sabes, un libro histórico y fruto de su tiempo, en el que hay de todo, incluyendo, como la Biblia, una apuesta por la justicia, la compasión, el amor y la solidaridad como motores del mundo, algo que creo que puede ser aprovechable (como la Biblia) se tenga o no se tenga fé. Creo que es más correcto, pues, hablar de “interpretación radical” que de “inspiración”. En todas partes cuecen habas, y fanáticos y mesianismos los hay, desgraciadamente, en todos los colectivos, sobre todo si se basan en “revelaciones divinas”. No tengo que recordarte las masacres y las barbaridades que hay escritas en el Antiguo Testamento, o las monstruosidades que se han cometido a lo largo de la historia en nombre de la fé cristiana. La misma palabra “cruzada” ya me resulta bastante ofensiva de por sí. Y eso dejando a un lado el disparate que, en mi opinión, supone el mero hecho de matar, morir, aterrorizar o invadir en nombre de un sistema irracional de creencias, sean estas las que sean. Estarás de acuerdo conmigo, en cualquier caso, en que el ejemplo de un cristiano que dedica su vida a ayudar a los demás no queda invalidado por las brutalidades que hizo la Inquisición en nombre de esa misma fé. Pues con el islam, el judaísmo o, qué sé yo, el anarquismo, lo mismo.

      Escribes en tu blog que “el Corán es un libro que emana odio hacia judíos y cristianos”. No es cierto. El Corán no solo reconoce a los profetas judíos y cristianos, sino que establece un respeto especial por las llamadas “gentes del Libro”. Puedes acusar al Corán de machista, de retrógrado, de homófobo o de simplista en muchos de sus pasajes (como a la Biblia, como a tantas obras de su tiempo, analizadas desde nuestra perspectiva actual), pero en ninguna parte promueve el Corán la intolerancia, y mucho menos el derramamiento de sangre, en nombre de la religión. La sura 109 y la aleya 2:228, por ejemplo, establecen la libertad de conciencia y el principio de la coexistencia entre las religiones.

      Dicho esto, estoy obviamente en contra de cualquier violación de los derechos humanos, incluyendo, por supuesto, los tristemente abundantes casos que se dan en las teocracias y dictaduras islámicas. De no ser así, no habría publicado esta entrada ni muchas otras. El concepto mismo de teocracia ya es una barbaridad. Y, aunque el debate es muy complejo, opino que muchos valores son universales, independientemente de las diferencias culturales, o del respeto a las “tradiciones”. En fin, disculpa que me haya alargado tantísimo en la respuesta, y gracias de nuevo por pasarte por aquí.

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