Una mirada sin precedentes a nuestro planeta durante la noche. Así define la NASA las impactantes imágenes de la Tierra que acaba de dar a conocer, y que conforman una panorámica completa de la «canica azul» en horario nocturno. De una calidad nunca vista hasta ahora, las imágenes, fruto de la superposición de varias fotografías de satélite realizadas con un sistema de barrido en momentos sin nubes, muestran claramente el contraste entre las telarañas de luz de las aglomeraciones urbanas y la oscuridad de las junglas, los desiertos y los grandes conjuntos montañosos.
Los datos fueron obtenidos por el satélite de la Asociación Nacional de Órbita Polar (Suomi NPP) durante nueve días de abril de 2012 y 13 días en octubre de 2012. El satélite (un proyecto conjunto de la NASA y la NOAA, la agencia estadounidense para los océanos y la atmósfera) es capaz de detectar la luz en longitudes de onda que van desde el verde al infrarrojo, y que luego filtra para diferenciar señales lumínicas como las luces de las ciudades o las llamaradas de los grandes incendios forestales. Según la agencia espacial, el satélite necesitó completar 312 órbitas para conseguir una imagen clara de cada segmento de la Tierra. El resultado fue mapeado después con imágenes de satélite ya existentes.
Al acercarnos a Oriente Medio lo primero que destaca es el impresionante triángulo de luz del Delta del Nilo, derramándose como a través de un embudo hasta El Cairo, para continuar después hacia el sur, a lo largo del río, abriéndose paso por el desierto. Resulta perfectamente visible también la gran densidad urbana de la ribera levantina del Mediterráneo, que parece formar un todo sin interrupciones desde Trípoli y Beirut hasta Gaza, pasando por Tel Aviv y Jerusalén, con Ammán y Damasco a modo de satélites cercanos. Otros grandes focos de luz son los campos de gas y petróleo en toda la zona de Kuwait; las áreas metropolitanas de Estambul, Ankara y la costa egea de Turquía; Bagdad y las ciudades santas chiíes (Nayaf, Karbala) en Irak; las urbes de los emiratos del Golfo; Teherán y, al sur, Isfahan, en Irán; las estelas de La Meca, Medina y Yida en el oeste saudí, y de Riad en el centro de la península… Y, como una especie de elemento aglutinador, las imponentes sombras de los desiertos trazando aún, tantos milenios después, los límites del creciente fértil; condicionando la vida humana, empujándola hacia los ríos, los valles y los mares.
¿Fronteras? No se ve ninguna…
Mapa completo en alta resolución
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