Mohammed Salama, un ciudadano con doble nacionalidad, saudí y estadounidense, fue detenido el pasado 30 de abril en su domicilio de Riad, la capital de Arabia Saudí. El arresto se produjo después de que Salama publicase en su cuenta personal de Twitter una serie de mensajes en los que criticaba algunas interpretaciones (hadiz) de las enseñanzas del profeta Mahoma. Salama sigue arrestado, sin que se hayan presentado aún cargos contra él. Su caso lo ha denunciado este miércoles la ONG de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
«Ni Salama ni su familia han sido informados de cuáles son las acusaciones en su contra», señala Joe Stork, subdirector para Oriente Medio de HRW, en un comunicado. Stork exige la liberación inmediata del detenido y añade: «Nadie debe languidecer en prisión sin cargos, y menos aún por expresar una opinión pacífica».
La legislación saudí establece en un máximo de seis meses el tiempo que una persona puede permanecer detenida sin cargos. Salama cumplió esos seis meses el 30 de octubre. Según la familia, el Ministerio Público dijo en septiembre que la investigación del caso no había concluido aún.
En sus mensajes en Twitter, publicados el pasado mes de marzo, Salama comentaba y cuestionaba en conversaciones online algunas de las interpretaciones tradicionales de los hadiz. Decía, por ejemplo, que «el propio Profeta cuestionó el Corán», o que «[tener] pensamientos sobre el suicidio es normal, porque el mismo Profeta también llegó a contemplarlo». Salana subió asimismo un vídeo a YouTube, en el que criticaba las opiniones políticas de un clérigo. Algunos usuarios anónimos pidieron su arresto e incluso su ejecución.
El caso de Salama no es el único. Human Rights Watch recuerda que otro ciudadano saudí, Hamza Kashgari, de 23 años de edad, ha estado bajo custodia policial desde el pasado 12 de febrero por haber publicado una serie de mensajes en Twitter sobre religión considerados apóstatas por las autoridades religiosas del gobierno.
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