La decisión del rey Abdalá de Arabia Saudí de admitir por primera vez a mujeres en el Consejo de la Shura tiene una importante significación simbólica, pero, a efectos prácticos, es bastante irrelevante. Aunque pueda parecerse a un parlamento, el Consejo de la Shura no es un órgano ejecutivo con poder real, sino una institución meramente consultiva que se limita a asesorar sobre nuevas leyes. Sus integrantes, además, son nombrados por el propio rey, con lo que no es probable que las mujeres designadas (un total de 30, la quinta parte del nuevo Consejo) tengan un perfil especialmente reivindicativo o reformista. La medida, en cualquier caso, ha sido suficiente para que los clérigos conservadores del país hayan puesto el grito en el cielo.
Para entender mejor el funcionamiento de los órganos de poder saudíes es importante recordar que el rey y su familia detentan un poder prácticamente absoluto, solo limitado por la ley islámica (sharia). Existe un Consejo de Ministros para dirigir las políticas gubernamentales y desarrollar las actividades burocráticas, pero sus miembros son elegidos por el monarca y responden ante éste. La mayor parte de los ministerios y de los altos cargos del Gobierno están ocupados por miembros de la familia real.
En Arabia Saudí no hay partidos políticos reconocidos legalmente, las elecciones son solo locales y, aunque la independencia de la administración de justicia está protegida por la ley, el rey actúa como corte de apelación y tiene la potestad de otorgar el perdón. En el último Índice de Democracia de la revista The Economist, correspondiente al año 2011, el país figura como el séptimo régimen más autoritario del mundo, solo por detrás de Guinea Ecuatorial, Birmania, Uzbekistán, Turkmenistán, Chad y Corea del Norte.
En este contexto, el Consejo de la Shura difícilmente puede ser considerado como un parlamento real y democrático del que emanan leyes, ni sus componentes, hombres o mujeres, como la representación de la voluntad del pueblo. La propia admisión de estas 30 consejeras es más una especie de concesión que el reconocimiento de un derecho. El rey, además, ha impuesto límites: la cuota femenina no puede exceder el 20%. Y entre las designadas hay dos miembros de la familia real: las princesas Sara, hija del rey Faisal (1964-1975), y Modi, hija del rey Jalid (1975-1982).
Las nuevas integrantes del Consejo entrarán a la sala principal por un acceso diferente al de los hombres, se sentarán separadas de éstos por una barrera y deberán llevar el velo que deja solo los ojos al descubierto (niqab), con lo que no será sencillo identificarlas.
Aún así, la medida ha sido valorada como positiva por quienes ven en este gesto un nuevo signo del tímido avance del papel de la mujer en la sociedad saudí que estaría impulsando en los últimos tiempos el monarca, un anciano que este año cumplirá 90 años. En 2011, Abdalá anunció, por ejemplo, que las mujeres podrán votar y ser elegidas para ejercer cargos en los próximos comicios municipales de 2015, y hace unos años, en 2009, autorizó por primera vez que hombres y mujeres compartiesen las aulas de una universidad. Hay quien argumenta incluso que al establecerse una cuota del 20% de mujeres en la Shura se asegura una presencia femenina mucho mayor que la que habría resultado de un proceso electoral, en un país tan conservador como Arabia Saudí.
Una de las nuevas miembros del Consejo, Thuraya al Arrayed, dijo a la BBC que su presencia en la Shura puede «ayudar a cambiar la opinión de los saudíes sobre las mujeres». «Es una ocasión histórica, y me siento honrada de formar parte de ella. Si funciona, si resulta ser positiva, contribuirá a modificar actitudes preocupantes sobre la participación de las mujeres. No estoy hablando tan solo del Consejo de la Shura, sino de dar más poder a las mujeres, y de incrementar su participación en los asuntos generales del país», añadió.
El decreto concerniente al nuevo Consejo fue anunciado el 11 de enero, pero las ‘diputadas’ no fueron investidas hasta el pasado día 19. «El lugar que ocupáis no es el de alguien que ha recibido un honor, sino el de alguien a quien se le ha encargado una responsabilidad, como representante de una parte de la sociedad», dijo el rey a las nuevas integrantes de la Shura, durante la ceremonia de toma de posesión.
De momento, la parte de la sociedad a la que se supone que representan no puede conducir y necesita el permiso de un «guardián» masculino para poder trabajar, viajar al extranjero, divorciarse, ingresar en un hospital público o abrir una cuenta bancaria.
Más información y fuentes:
» Saudi king grants women seats on advisory council (AP)
» Saudi king swears in first women members of advisory council (Reuters)
» Saudi Arabia’s king appoints women to Shura Council (BBC)
» Des Saoudiennes à l’Assemblée : «Une avancée significative mais symbolique» (France 24)
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