«Mi intención no es trasladar mi inspiración religiosa al espectador. Mis sentimientos religiosos revelan, en mi trabajo, mis sentimientos más profundos, pero se trata de algo muy personal. Me encanta que los espectadores admiren mi obra, y espero que la vean como un ejemplo de arte contemporáneo. Lo que intento mostrar es que mi inspiración artística es parte de la rica herencia del dorado tesoro cultural de Oriente Medio».
La cita es de Azra Aghighi Bakhshayeshi, una artista iraní (Qom, 1968) que, según explica ella misma en la página web de la galería Kashya Hilderbrand, donde puede verse una muestra de su trabajo, es actualmente la única mujer dedicada profesionalmente al arte de la caligrafía en su país: «Existen más de 1.500 mujeres caligrafistas en Irán, pero, por desgracia, soy la única que se dedica profesionalmente a este arte. No digo que mi trabajo sea único, pero sí puedo decir que soy la primera mujer en mi país que utiliza la caligrafía conceptual como una forma de arte».
Su obra tiene más que ver con sentir que con comprender: «Lo que pretendo es que los espectadores vean, no que lean las letras. Esta escritura es como un susurro en mi mente, sin mucho significado, como una meditación. A veces pueden ser poesías, otras veces oraciones o una simple conversación. No pretendo transmitir espiritualidad. Hablar solo un idioma crea una barrera con el espectador que no habla ese idioma. Yo espero llegar a un público más amplio, y que mi arte pueda ser un mensaje universal».
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