Cuarenta ahorcados en dos semanas

17/1/2014 | Miguel Máiquez
Cartel contra la pena de muerte durante un evento en Francia en 2007. Foto: Kilobug / Wikimedia Commons

Irán parece haberse propuesto batir este año un siniestro récord. Desde que empezó 2014, es decir, en poco más de quince días, las autoridades de este país han llevado a cabo un total de 40 ejecuciones, 33 de ellas tan solo en la última semana, según ha denunciado este jueves Amnistía Internacional. La ONG asegura que 21 de estas muertes han sido reconocidas oficialmente, mientras que en las 19 restantes la información procede de fuentes fiables. Al menos una de estas ejecuciones, ocurrida el 14 de enero en una localidad de la provincia de Markazi, al norte del país, se realizó de forma pública. La víctima fue un hombre condenado por asesinato. El método para aplicar la pena capital en Irán es la muerte por ahorcamiento. En el caso de las ejecuciones públicas se suele usar una grúa desde la que se cuelga al condenado, en frente de la multitud.

Hassiba Hadj Sahraoui, vicedirector de Amnístía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África, ha calificado el repunte de las ejecuciones en Irán de «alarmante». «Los intentos de las autoridades iraníes por cambiar su imagen ante el mundo pierden todo el sentido si el número de ejecuciones sigue incrementándose de este modo», dijo.

La mayoría de los ejecutados en Irán son condenados por delitos relacionados con las drogas. Amnistía recuerda, en este sentido, que, de acuerdo con el consenso internacional, los delitos de naturaleza no letal no deberían entrar en el conjunto de aquellos crímenes más graves a los que se aplica la pena de muerte.

La ONG destaca, además, que la Ley iraní no contempla el derecho a una apelación justa en el caso de los delitos de drogas, en contra de lo estipulado por las leyes internacionales: «En Irán, los delitos relacionados con las drogas se juzgan en Tribunales Revolucionarios en los que, de forma rutinaria, no se aplican los estándares internacionales de un juicio justo. La realidad es que la gente está siendo cruelmente condenada a muerte en juicios que, además, son injustos, y eso es inaceptable», indica Sahraoui.

Amnistía Internacional, que se opone a la pena capital en todos los casos, sin excepción, aprovecha para remarcar que la pena de muerte es «un castigo inhumano y degradante, y una violación del derecho que tiene todo ser humano a la vida».

Es todo eso y algo más: inútil.


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