Al Qaeda en Yemen: el corazón de las tinieblas

5/12/2012 | Miguel Máiquez
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Supuestos militantes de Al Qaeda conducen por las calles de Shabwa, en el sur de Yemen, el 3 de abril de 2012. Foto: AFP / Getty Images

A principios de 2011, y aprovechando que las autoridades y el ejército estaban ocupados en la brutal represión de las primeras protestas contra el gobierno de Ali Abdullah Saleh, un grupo fundamentalista islámico afiliado a Al Qaeda en la Península Arábiga, Ansar al Sharia, tomó el control de la provincia de Abyan, en el sur de Yemen. Durante unos diez meses, hasta junio de 2012, y según un informe recién publicado por Amnistía Internacional, la zona se convirtió en un auténtico reino del terror.

Con el pretexto de «mantener el orden», y para hacer cumplir sus normas sociales y religiosas, los armados militantes de Ansar al Sharia sometieron a la población a lo que Amnistía califica como una «horrible» violación de los derechos humanos, que incluyó desde matanzas, torturas y confesiones forzosas hasta castigos como amputaciones, flagelaciones y crucifixiones para delitos como el espionaje o el robo.

El informe, de 57 páginas y titulado Conflicto en Yemen: La hora más oscura de Abyan, es el resultado de una investigación llevada a cabo por una delegación de Amnistía Internacional, que visitó esta gobernación en los pasados meses de junio y julio, y entrevistó a residentes, activistas, periodistas, testigos, víctimas y familiares de víctimas. Un joven de la localidad de Ja’ar cuenta su caso:

Me acusaron de robar. Me golpearon repetidamente. Me torturaron con descargas eléctricas… Vertieron agua en mi pecho y me pusieron un alambre alrededor de la mano… Cinco días después, me dieron una inyección y me dormí. Cuando desperté, mi mano ya no estaba allí.

Otro hombre, Saleh Ahmed Saleh al Jamli, fue declarado culpable de colocar en dos vehículos de comandantes de Ansar al Sharia dispositivos electrónicos que permitieron a aviones no tripulados de EE UU (drones) asesinar a líderes del grupo fundamentalista. Condenado por un «tribunal religioso», Saleh al Jamli fue ejecutado en público, y su cuerpo crucificado permaneció en una calle principal durante varios días.

Tras tomar el control en el sur de Yemen, Ansar al Sharia dividió la zona en «emiratos» y estableció comités de gobierno, cuyos castigos fueron documentados en vídeos. Amnistía logró recuperar algunas de estas imágenes y las presenta en un vídeo que acompaña al informe. En una de las escenas más duras, varias personas pasean la cabeza de una mujer decapitada tras haber sido acusada de brujería.

El informe destaca asimismo la presión y persecución que sufrieron mujeres y niñas, con la imposición de severos códigos de vestimenta y una estricta separación por sexos en escuelas y lugares de trabajo. Según explicó una maestra, Ansar al Sharia colocó a un miembro femenino de la organización en todos los colegios para supervisar que se cumplían las reglas.

También el Gobierno

Las acusaciones de Amnistía Internacional se dirigen asimismo al Gobierno yemení. Según la organización, decenas de civiles no involucrados en el conflicto, incluidos niños, murieron o resultaron heridos como consecuencia de los «devastadores» ataques aéreos y de artillería y mortero llevados a cabo por las fuerzas gubernamentales, y que afectaron a barrios residenciales. «Creemos que ocurrieron abusos horrendos a los derechos humanos y violaciones de la ley humanitaria internacional por ambas partes», indica la autora del informe, Celina Nasser.

Nada más caer Abyan bajo el control de Ansar al Sharia, el ejército yemení lanzó varios ataques, que culminaron en una gran ofensiva el pasado 12 de mayo. Para finales de junio las tropas gubernamentales habían conseguido expulsar al grupo fundamentalista de Abyan y sus alrededores. La combinación letal de combates y abusos a los derechos humanos se tradujo en alrededor de 250.000 desplazados.

Philip Luther, director de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África, indicó que «la tragedia de Abyan va a marcar a Yemen durante décadas, a menos que los responsables sean llevados ante la justicia y que las víctimas reciban compensaciones».

El ejemplo talibán

Ansar al Sharia («seguidores, o partidarios, de la ley islámica») fue formada por la facción de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) como respuesta a un cada vez mayor movimiento opositor al Gobierno que no comulgaba, sin embargo, con la estrategia de los grupos fundamentalistas, centrada en derrocar al régimen de forma violenta y en establecer un estado islámico basado en su particular interpretación extremista y literal de la sharia.

Según informó la BBC, el pasado mes de abril webs ‘jihadistas’ publicaron una entrevista con el líder religioso de AQPA, Adel al Abbab, en la que éste afirmaba que el objetivo de Ansar al Sharia era atraer gente a la causa de la ley islámica en áreas controladas por la propia AQPA o por sus grupos aliados. Ansar al Sharia asegura que proporcionaba servicios públicos a los habitantes de las zonas que controlaba, y que les ayudaba a solucionar sus «problemas diarios».

El grupo mantiene que reproduce el modelo de ley islámica desarrollado por los talibanes en Afganistán, y que la razón de su «éxito» entre los locales y miembros de tribus de algunas zonas reside en que su estrategia se basa en «la acción popular», en lugar de en el control por parte de una «élite». Muchos de sus militantes han experimentado la vida en un «estado islámico», bien en el Afganistán de mediados de los años noventa, bien entre los grupos ‘jihadistas’ que surgieron en Irak tras la invasión estadounidense de 2003.


Más información y fuentes:
» El conflicto de Abyan, una catástrofe para los derechos humanos (Amnistía Internacional)
» Perfil de Ansar al Sharia (BBC)