Si el clérigo aleman Georg Braun hubiese nacido cuatro siglos después, o si alguien le hubiera proporcionado una máquina del tiempo, es muy probable que nada de nuestra época le hubiese fascinado tanto como Internet. Las infinitas posibilidades que ofrece la Red a quienes quieran asomarse al mundo sin salir de casa le habrían dejado con la boca abierta. Toda la Tierra a un simple clic. O, como él mismo intentó crear hace 450 años, el planeta en un gran libro, un atlas-ventana no solo de mapas, sino también de imágenes, que ocupó buena parte de la vida de este canónigo de la catedral de Colonia, en una era extasiada por los descubrimientos, pero sin fotografías con las que alimentar la imaginación.
El Civitates Orbis Terrarum fue, como explica Wikipedia (ese otro gran atlas del conocimiento humano), un proyecto concebido como un complemento al atlas del mundo Theatrum Orbis Terrarum, elaborado por el geógrafo y cartógrafo flamenco Abraham Ortelius en el año 1570. A lo largo de sus sucesivas ediciones, el Civitates llegó a convertirse en la más completa colección de vistas panorámicas, planos y comentarios textuales de ciudades (543 ilustraciones en total) publicada en la Edad Moderna.
Braun fue el principal impulsor y el coordinador general de la obra, en cuya elaboración participó un amplísimo equipo formado por dibujantes, informantes y colaboradores de todo tipo. Los dibujos originales fueron realizados por varios autores, entre los que destaca Joris Hoefnagel (conocido también como Georg Hoefnagel o Hufnagel), artista flamenco que recorrió numerosos países para componer sus vistas. El grabador Franz Hogenberg fue el encargado de realizar la mayor parte de las planchas para la estampación.
Los textos en latín que acompañan a las imágenes, la mayoría redactados por el propio Braun, son de carácter descriptivo y aluden a la historia, la geografía y los aspectos sociales y económicos de cada ciudad. Braun se encargó también de adquirir los mapas que servirían de fuente a los grabados y de contratar a los artistas.
La obra se publicó en seis volúmenes, que aparecieron en los años 1572, 1575, 1581, 1588, 1598 y 1617. Braun, que murió octogenario en 1622, fue el único miembro del equipo original que llegó a ver publicado el sexto y último tomo. Después, el Civitates sería reimpreso y reeditado en numerosas ocasiones en varios países, y actualmente, como en ese viaje en el tiempo que no pudo hacer el canónigo alemán, pero a la inversa, podemos encontrar la mayor parte en Internet. La Universidad de Sevilla, por ejemplo, tiene digitalizados en alta resolución los libros primero, cuarto y quinto. Y en la web Historic Cities, un proyecto de la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Biblioteca Nacional y Universitaria Judía, podemos ver hasta 330 ilustraciones de ciudades incluidas en los seis tomos. Algunas imágenes ya han sido añadidas incluso a Google Earth.
Los siguientes extractos pertenecen a un interesante artículo sobre el Civitates Orbis Terrarum publicado en la revista digital Pax Celtíbera:
Por primera vez, esa especie de reciente aparición, el lector, se encontraba frente a un intento de presentarle de manera sistemática la mayor parte de las ciudades del mundo conocido por los europeos. Estas aparecían tratadas de manera realista, fiel, y no de modo fantasioso o imaginario, y para ello se recurría a un moderno estilo pictórico que hacía uso de las reglas de la perspectiva, recurriendo a una combinación de planos en dos dimensiones, de representaciones tridimensionales y de perspectivas a vista de pájaro. […]
[…] Los dos atlas, tanto el de Ortelius como el de Braun & Hogenberg, respondían a un creciente interés de los europeos por la naturaleza del mundo, si bien el Civitates sería diseñado bajo premisas mucho más populares que el Theatrum, a causa sin duda de la novedad y riesgo editorial que representaba una colección de vistas de ciudades frente al concepto ya establecido, y del que ya existían precedentes famosos, de un atlas del mundo. Este interés por tal tipo de obras puede explicarse tanto por la presencia de una ascendente clase media de cada vez mayor poder adquisitivo como por la creciente asequibilidad de los libros impresos.
Por otra parte, a finales del siglo XVI comenzaba a surgir, o tal vez mejor dicho, a resurgir, un género literario, el de la ‘literatura de viajes’, de enorme atractivo para un público que, alentado por descubrimientos y exploraciones, deseaba ‘viajar’ sin abandonar la comodidad de su hogar. […] Como escribiría Braun en su prefacio al libro tercero: «Qué podría ser más agradable que la lectura de estos libros y la observación de la forma de la Tierra desde la comodidad del propio hogar, ajeno a todo peligro… adornados con el esplendor de ciudades y fortalezas y, mediante la contemplación de estas figuras y la lectura de los textos que las acompañan, adquirir conocimientos que sólo podrían conseguirse, de manera parcial, con el sufrimiento de largas y penosas travesías».
La gran mayoría de las ciudades que conforman el Civitates son, obviamente, europeas (entre ellas, muchas españolas, grandes y pequeñas), pero los autores hicieron un gran esfuerzo por que la obra, teniendo en cuenta las limitaciones de la época, fuera lo más universal posible. Así, y según van avanzando las sucesivas ediciones, vamos viendo también reflejadas las principales urbes de Asia, África y América.
Entre las ciudades de Oriente Medio incluidas se encuentran Adén, Alejandría, Damasco, El Cairo, Estambul, Gallípoli y Ormuz. En el año en que se publicó el primer volumen (1572), todas ellas estaban sometidas al dominio del Imperio Otomano, recién expandido por Solimán el Magnífico.
La lámina correspondiente a Adén (en el encabezamiento de esta entrada), por ejemplo, viene acompañada del siguiente texto:
Adén, famoso centro de comercio en la Arabia Feliz [Península Arábiga], donde se juntan comerciantes de la India, Etiopía y Persia. Adén es una ciudad magnífica, bien fortificada gracias a su localización y su construcción, protegida por murallas y altas montañas, en cuyas cumbres flamean antorchas que muestran a los marinos el puerto. Antiguamente fue una península, pero debido a la actividad humana, ahora está completamente rodeada de agua.
Y en su comentario sobre la ciudad, situada en el actual Yemen, Braun añade:
Todos los que viajan a La Meca vienen aquí, y tan pronto como un barco entra en el puerto, llegan los soldados del sultán y les interrogan para saber de dónde han venido, qué bienes llevan consigo y cuánto tiempo han estado navegando, y luego les confiscan el mástil, las velas y similares. Esto lo hacen para que los barcos no puedan partir sin pagar el peaje.
Imágenes: The Hebrew University of Jerusalen & The Jewish National & University Library
Más información y fuentes:
» Civitates orbis terrarum (Wikipedia)
» Georg Braun (Wikipedia)
» Civitates orbis terrarum (Historic Cities)
» Historia de la cartografía. Civitates Orbis Terrarum (Pax celtíbera)
» City atlas by Braun and Hogenberg (Sanderus Antiquariaat)
» Antique map of Aden (Sanderus Antiquariaat)
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