Muchos medios estadounidenses, en televisión y en Internet, comenzaron el jueves sus informaciones sobre la crisis de Gaza con los tres muertos israelíes. Después, y no siempre, los muertos palestinos, que en ese momento sumaban ya más de una decena.
Lo mismo ocurrió en los resúmenes de algunas agencias. Este breve boletín de la estadounidense Associated Press con las noticias más importantes del día arranca con Obama y el huracán Sandy, y luego pasa a la crisis de Gaza. Se informa de la muerte de los israelíes y de que Israel continúa lanzando ataques contra la Franja «en represalia» por los cohetes de Hamás, pero no se mencionan los palestinos fallecidos:
Según fue avanzando el día, las informaciones fueron siendo más equitativas, al menos en los titulares de las ediciones digitales.
Si esencialmente entendemos la noticia como hecho novedoso, la muerte de ciudadanos israelíes por cohetes de milicianos palestinos es, en efecto, más novedoso. A pesar de los continuos lanzamientos de cohetes sobre territorio israelí, rara vez se producen víctimas, y menos aún víctimas mortales. El hecho de que algunos cohetes hayan llegado hasta Tel Aviv también es nuevo, es noticia. Y, obviamente, cada muerto, sea de donde sea, es una tragedia.
Pero si, además, entendemos la información como un intento de reflejar lo que pasa del modo más ecuánime posible, entonces es necesario reflejar que se trata de un enfrentamiento desigual, es necesario contar cómo sufren unos y otros, cómo responden unos y otros. Solo este jueves murieron más palestinos que israelíes han muerto en los últimos tres años.
El International Herald Tribune (edición global de The New York Times) optaba este viernes en sus primeras ediciones impresas por dar una foto de cada parte en la primera página. En el texto, sin embargo, mantiene el criterio de los israelíes primero:


En Los Angeles Times (primera página), el orden es el mismo:


Y también en el británico The Times (a la derecha), que además ocupa la práctica totalidad de la columna dedicada a la noticia con información sobre los cohetes de Hamás y la situación en Tel Aviv y otras ciuades israelíes. Las víctimas palestinas reciben, exactamente, cinco líneas, en el quinto párrafo.
Volviendo a EE UU, el titular y el subtítulo de The Philadelphia Inquirer son exclusivamente para Tel Aviv y las víctimas israelíes. En el texto, los muertos palestinos aparecen cuatro párrafos más abajo de los israelíes:

The Miami Herald informa de las víctimas en los pies de foto. La imagen principal es para los israelíes, la secundaria, para los palestinos:

Uno de los casos más llamativos es el del canadiense The Globe and Mail, uno de los grandes diarios de referencia del país. El periódico, generalmente equilibrado, bien informado, y poco sospechoso de partidismo, no hace sin embargo ni una sola mención en toda su información de primera página a los muertos palestinos. Ni en el titular, ni en el texto, ni en los sumarios. Toda la pieza está dedicada a la crisis desde el punto de vista israelí:

Entre los diarios estadounidenses que sí colocan en primer lugar al mayor número de muertos palestinos se encuentran la edición principal de The New York Times (al final de la columna de primera página; los israelíes, ya en páginas interiores), The Wall Street Journal y The Washington Post (siguiente imagen):

El San Francisco Chronicle y el Chicago Tribune apenas dedican al tema unas pocas líneas en sus primeras páginas, y The Boston Globe y USA Today optan por grandes fotografías, sin mencionar número de víctimas en portada.
Leer también:
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La cantidad no tiene por qué ser el criterio de la relevancia… Y además, esos medios están en su derecho de considerar a Israel como parte de su mundo, y siempre se informa desde el ‘nosotros’, ¿no?
Te estaba esperando… 🙂
La cantidad no tiene por qué ser el criterio de la relevancia, es cierto, y muchas veces no lo es en absoluto. Por eso dudé tanto antes de publicar esta entrada, y por eso intenté explicar primero que entiendo el concepto de noticia (bueno, ¡eso espero!)… En realidad, habría sido más fácil hablar solo de los medios que ni siquiera mencionaban los muertos palestinos, y no meterme en el jardín lleno de trampas de lo que es más ‘importante’ y lo que es menos.
Pero al final pensé que, en este caso, sí es un criterio muy válido, y por muchas razones. Y que, además, más allá de que sea ‘justo’ o ‘injusto’, la relevancia probablemente está, precisamente y sobre todo, en la cantidad.
¿Están en su derecho? Obviamente. Eso no lo discuto, como no discuto tampoco el derecho de los panfletos a existir. También estoy en mi derecho yo al tratar de exponer que, al menos esta vez, no informaron de un modo equilibrado.
Y creo que esto no tiene nada que ver con la cercanía del ‘nosotros’, a menos que te refieras a esa vieja afirmación de que todos los grandes medios de EE UU están “controlados por los lobbies judíos” (por los lobbies judíos ultranacionalistas proisraelíes y antipalestinos, concretamente), una afirmación que no comparto. Sería, en todo caso, un ‘nosotros’ más ideológico que geográfico, cultural o histórico. ¿O acaso los muchos israelíes (y judíos) que ven las cosas de otra manera, más desde la perspectiva de ‘ellos’, son menos ‘nosotros’?
Un abrazo.
Mencionaste solo un criterio de noticiabilidad: la novedad. Y si nos atenemos a él, las informaciones de los medios occidentales eran irreprochables, pues como tú bien adviertes, además de que raras veces se produzcan víctimas mortales en el lado israelí “el hecho de que algunos cohetes hayan llegado hasta Tel Aviv es nuevo”.
A continuación te refieres al tratamiento de las informaciones para pedir más ecuanimidad. Aparte de que no sea cierto que los medios tengan derecho a hacer propaganda, es precisamente aquí donde tus argumentos y ejemplos me han parecido endebles. En primer lugar, no parece que sea importante insistir en que el enfrentamiento es desigual. Eso es una obviedad. Si se dice que Hamas ha lanzado 500 cohetes sobre Israel y que solo ha matado a 3 personas es evidente el poderío militar de uno de los dos bandos.
En segundo lugar, para denunciar la manipulación de los medios creo que se necesitan ejemplos más convincentes que la información del International Herald Tribune, cuya único reproche que le haces es que en el texto se mencionan primero a las víctimas israelíes. Eso tiene que ver con el lugar desde el que se informa. Y no, no me refiero a que los medios estadounidenses formen parte de ‘lobbies’ sionistas. Es más simple que eso. Un medio periodístico se debe a su comunidad (ciudadana, pero también política y cultural, no solo geográfica). El periodismo es una institución más de defensa de unos valores compartidos. En este caso, no debería haber duda sobre quién representa nuestros valores, nuestro mundo, aquello a lo que también nosotros damos importancia porque de ellos depende la convivencia y la supervivencia. Y si de algo pecan aquí los periódicos americanos es de tibieza: ”Representatives of Hamas, which Israel and the United States consider a terrorist organization”, decía el Washington Post con tal pulcritud objetivista que dan ganas de preguntarle: ¿Y ustedes qué opinan?
Esa es la razón que explica que el nosotros desde el que se mira el mundo sea Israel. Aunque a veces los nuestros no tengan razón. Para lo bueno y para lo malo esa es nuestra perspectiva: sus víctimas y sus crímenes son nuestros.
Por eso cada vez que el conflicto adquiere tintes trágicos, las calles de nuestras ciudades se llenan de manifestantes que claman contra la guerra. Y como uno siempre protesta contra aquello que le concierne y, sobre todo, contra aquello que entiende porque habla el mismo lenguaje, ayer en Londres los nuestros se plantaron ante las embajadas de Israel, y solo ante ellas, para denunciar la ofensiva militar. Y no me parece que eso sea una falta de ecuanimidad. Es como debe ser.
PS. Incluso si alguna pega se le puede poner a la información de Los Angeles Times es una ligera falta de equilibrio. ¿Así que el niño palestino “just had learned to say Mama”? En cuanto a las fotografías del Miami Herald, tú hubieras hecho exactamente lo mismo. Por una sencilla razón: la de la familia israelí en el refugio es mejor.
Un abrazo, Miguel. Estás haciendo un gran trabajo con estos recortes.
Gracias, Quique. Estos recortes ganan mucho cada vez que tú comentas. Es un lujo. Y sabes que lo digo de verdad, aunque a veces no estemos de acuerdo (o precisamente por eso).
Es, qué te voy a decir, un debate de mil horas, de mil matices y de mil caminos secundarios, ninguno de los cuales es blanco o negro. Y la frustración de no poder estar delante de un café contigo, charlando tranquilamente, casi me ha quitado las ganas de responder… Pero, en fin, solo un par de cosas.
Dices: “En este caso, no debería haber duda sobre quién representa nuestros valores, nuestro mundo, aquello a lo que también nosotros damos importancia porque de ellos depende la convivencia y la supervivencia”.
Esa es la clave. Desgraciadamente, sí la hay, sí hay duda. No porque mi mundo (o nuestro mundo) lo represente Hamás, claro que no, sino porque tampoco lo representa Israel. O este Israel, al menos.
¿Qué valores son esos? ¿El antibelicismo? ¿La laicidad? ¿El apoyo a la autodeterminación de los pueblos? ¿El rechazo a ocupar tierras ajenas? ¿La no discriminación (real) por raza o religión? ¿La desnuclearización? ¿La acogida de inmigrantes, vengan de donde vengan?
Israel tiene muchos valores que comparto, y muchos otros que no.
Y justificar las “desviaciones” que existen en Israel con respecto a ‘nuestros valores’ en la famosa necesidad de “autodefensa” y de “supervivencia” chirría bastante en una situación como ésta, me parece. (Seumas Milne lo explica mejor que yo).
Aparte de que “nuestros valores” -¿los occidentales?- son un saco demasiado grande como para tomarlo como referencia. La democracia y el capitalismo son valores occidentales, pero también el socialismo, y el fascismo, y el anarquismo, y el neoliberalismo. ¿Quién representa mejor nuestros valores, los jeques autoritarios y megacapitalistas del Golfo o los socialistas sionistas de los kibbutzs? ¿Los islamistas moderados y prooccidentales de Turquía o los colonos ultraortodoxos de Cisjordania?
Siempre se habla de Israel como “la única democracia” de la región. Ponemos a Israel como ejemplo, como miembro de nuestro equipo. Israel es como una especie de Estado europeo que ha quedado algo descolocado en el mapa. A fin de cuentas, está en Eurovisión y juega la Euroliga de baloncesto, ¿no? Es, como rezaba ese desafortunado anuncio publicitario, “la civilización frente a los salvajes”.
Me parece un enfoque demasiado simplista, bastante eurocéntrico y, en algunos casos (no, obviamente, en el tuyo), incluso racista: Los israelíes se parecen a nosotros. Visten como nosotros, usan bikini en la playa, salen de copas por Tel Aviv, escriben libros que nos gustan. Han convertido el desierto en un vergel y no esclavizan a sus mujeres.
Nunca he sido anti-israelí, así, en general, ni lo soy ahora. Durante años creí en la solución de los dos Estados. Luego pensé que, a falta de la siempre tentadora solución ácrata de “ningún Estado” (¿te imaginas? No se me ocurre un sitio mejor en el mundo 🙂 ), lo racional, lo humano (también lo utópico), era un solo Estado verdaderamente democrático. Convivencia, esas cosas… También he pasado por fases en las que me han parecido una barbaridad los meros conceptos de “Estado judío” o “Estado árabe” (¡¿para eso hicimos la Revolución Francesa?!), pero supongo que sería mucho pedir a los israelíes que, en atención a esos valores que supuestamente compartimos, asumiesen que la tierra en que viven no es suya ni de nadie, sino de todos los que estén dispuestos a compartirla en paz, árabes o judíos, con los mismos derechos. Y que no me hablen de la “bomba demográfica” árabe, o del problema de que vuelvan los refugiados… Haber elegido otro sitio para montar un Estado. La democracia, es lo que tiene. Y en cuanto a “derechos históricos”, entrar en eso es entrar en un laberinto sin salida posible.
Bueno, el caso es que ahora no tengo ni idea. Pero tal vez va siendo hora ya de renunciar (ambos) a cosas “irrenunciables” y de empezar a ser prácticos, en la dirección que sea. Pienso en cualquiera de los padres y madres de Gaza con los hijos muertos, o en el miedo de vivir diariamente temiendo que un cohete caiga sobre tu familia, y lo primero que me sale es: Qué diparate, ya está bien, nada merece esto.
PD. De acuerdo en lo de Los Angeles Times., pero no en lo del Miami Herald: Yo habría seguido buscando hasta encontrar, como mínimo, dos fotos igual de buenas. Y luego ya veríamos 🙂
En cuanto al IHT, en cualquier otro contexto un reproche así habría sido, desde luego, cogérsela con papel de fumar.
Y sí, yo sigo reivindicando esa “pulcritud objetivista”. Lo que opina el Washington Post está unas páginas después, en el editorial. Como debe ser, ¿no?
PD2. La única cosa peor que un grupo terrorista es un Estado terrorista.
En el Candela se estaría mejor, eso seguro, Miguel, pero aplaudo que hayas vencido la pereza, porque lo que escribes es interesante y necesario, al menos para mí. Por no dejarte con el café a medias, añadiré dos cosas.
1. En los PDs vuelves a dejarte llevar por la pasión, como debe ser, y rozas la falta de ecuanimidad que tanto reclamas a los medios. Matizo, porque es verdad que en el matiz está la verdad: suscribo el PD2, pero se me ocurre que en este conflicto no está claro. Hamas es algo más que un grupo terrorista, es casi un Estado. Y además, como estoy seguro de que no quieres insinuar que Israel sea un Estado terrorista, no comentaré eso (y si es que sí, me avisas).
2. Creo que la clave está en los bikinis de la playa. Se parecen a nosotros. Efectivamente. Estoy de acuerdo, pero no del todo en el sentido que tú dices. Tú lo dices como si en realidad esa apariencia fuera una ilusión: Se comportan como nosotros, pero no lo son, no nos dejemos engañar. Yo, en cambio, lo pienso como una aspiración. Y esa es su grandeza. Y lo que los diferencia de sus vecinos.
3. No, no soy racista. Soy cristiano. Pero también eurocentrista. No creo que haya razas inferiores, pero sí creo que los valores cambian según la cultura y, por lo tanto, según las épocas históricas. (Incluso a veces pienso que también según las circunstancias económicas, pero eso lo dejamos para otro café). Lo que quiero decir es que el valor que le da a las cosas un griego de la Atenas clásica es diferente al que le damos nosotros. Y creo que la humanidad progresa, es decir, cada siglo ha sido mejor que el anterior.
Por lo tanto, no es exacto que la democracia sea tan occidental como el fascismo. En el camino hay grandes avances y retrocesos, pero estos últimos son siempre paréntesis, porque se deben a fenómenos que, desde dentro, atentan contra esos valores que una vez descubiertos ya son irrenunciables. ‘Nosotros’ los tenemos: el respeto a la dignidad de cada persona. No hace falta que te los enumere.
4. Nunca he visto a la población israelí celebrar la muerte. Ayer el cuerpo de un presunto espía palestino fue arrastrado por las calles de Gaza entre los vítores del público. Hablas del dudoso derecho a la propiedad de la tierra, de la retrógrada idea de un ‘estado judío’. Estoy de acuerdo. Pero aquí entra el bikini. La diferencia que yo veo es, sí, la ilusión del bikini. Estamos pidiendo que dos comunidades que pertenecen a otro mundo, a otra época, a otra cultura, se comporten como ‘nosotros’. Si quieres ser de los nuestros, no maltrates a la mujer; o separa la ley de la religión, etc. Y mientras unos miran hacia atrás con orgullo, otros se ponen un bikini. Esa aceptación del conflicto interior, ese desgarro asumido entre lo que son y lo que les haría mejores, es lo que hace que los israelíes se parezcan tanto a nosotros.
PD. Un placer este café.
Te aviso, pues: Me temo que sí era eso, precisamente, lo que quería insinuar. Creo que Israel es un Estado terrorista. O, más correctamente, que lo es el actual gobierno israelí.
Los “asesinatos selectivos” son terrorismo. Los bombardeos de estos días sobre Gaza, como las bombas en autobuses de Tel Aviv, son terrorismo. Y, en un sentido más amplio, también es terrorismo el bloqueo a la Franja, el asalto a barcos en aguas internacionales, el muro de separación o el mantenimiento en los territorios ocupados de un régimen que a mí me cuesta mucho no calificar de puro apartheid.
En cualquier caso, no es, desgraciadamente, el único. Irán, Siria, Estados Unidos, Cuba o China, por citar solo unos pocos, también son Estados terroristas. Y no incluyo a todos los que aplican la pena de muerte para que no me digas que me dejo llevar por la pasión.
Podemos, si quieres, suavizar (o afinar) la terminología: Tal vez no sean Estados terroristas en sí, pero practican el terrorismo.
Eso, aparte de que si estás en guerra con un Estado, ese Estado siempre te llamará “terrorista”, a menos que seas un Estado también tú.
Con respecto a todo lo demás, lo primero que deduzco son dos cosas: Una, que ha llegado la hora de pasar del café a las cervezas. Y dos, que probablemente nos llevaría un rato, pero al final llegaríamos a un territorio común donde ambos nos sentiríamos lo suficientemente cómodos, amistad aparte, y eurocentrismo incluido.
PD. Lo peor es que mi infancia-adolescencia no habría sido lo mismo sin esto, esto, o incluso esto…